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6

El pelinegro llegó a su departamento y sin perder tiempo, mientras caminaba hacia el cuarto de baño, una a una se despojó de todas sus prendas, se metió a la regadera, debajo del chorro de agua fría y dejó que esta resbalase por todo su cuerpo.

Quien sabe cuánto tiempo transcurrió, una hora o quizás dos, no lo sabe ni le interesa. Salió del baño más pálido de lo normal, con las la puntas de sus dedos tan arrugadas como pasas y temblando como hoja.

Se colocó una playera y así se lanzó a la cama, buscó su móvil para ver la hora, las tres y veintiocho, también unas tres llamadas perdidas de su amigo, las ignoró.

Hecho un ovillo en el centro de la cama cerró sus ojos. Quizá dormir un par de horas no le haría mal, su cabeza dolía, sus pies dolían. Luego de caminar sin rumbo durante toda la mañana finalmente decidió volver a su departamento, sin siquiera molestarse en tomar un taxi.

Luego de unos quince minutos quedó totalmente dormido, se sentía bien esa falsa sensación de paz, aunque por más dormido que estuviera, aquella pesadez no abandonó su pecho.

•••••

El sonido de su móvil, un insistente pitido que resonaba desde algún lugar de la habitación, trajo su consciente de vuelta al funcionamiento. Sin abrir los ojos extendió su brazo hasta la mesita de noche y alcanzó el aparato, en la pantalla se podía ver el contacto de su amigo. Eran las seis y cuarenta y ocho de la tarde.

Se enderezó sobre el colchón y contestó la llamada.

—Hola —contestó el pelinegro.

—¿Taehyung? ¿Cómo estás? ¿Qué ocurrió? Te estuve llamando pero no contestabas me la pasé preocupado por ti ¿Está todo bien? —dijo un preocupado Seokjin al otro lado de la línea.

—No tienes que preocuparte, Jin, todo está bien...

—¿Seguro? ¿Quién era el señor de esta mañana?

—Era... —el pelinegro dudó un poco antes de responder—. Mi padre, tiene algunos problemas y le estoy ayudando...

—¿Tú padre? Nunca lo habías mencionado antes ¿Estás en tu departamento? Puedo ir y...

—No —le interrumpió el pelinegro—. Ahora mismo estoy de salida, necesito resolver unos asuntos...

—Oh... entiendo —respondió el castaño claramente extrañado.

—Nos vemos mañana en la universidad —dicho esto, colgó sin esperar respuesta del castaño.

Se puso de pie y fue hasta su closet, miró la infinidad de ropa que poseía, porque eso sí, le encantaba la moda, cuando se inspiraba podía crear estilos geniales, pero justo en esos momentos, no tenía ánimos de vestirse, jamás le había dado tanto pesar prepararse para alguna ocasión, estaba empezando a sentir un nudo en su estómago que se hacía más grande a cada minuto que pasaba.

Se vistió con unos pantalones negros que se ajustaban muy bien a sus piernas, una camisa de cuello redondo en color negro y unos zapatos de vestir del mismo color.

Se miró al espejo, no se molestó en arreglarse más, tampoco valía la pena, peinó un poco su desordenado cabello con las manos. Tomó su cartera y el móvil, los metió en los bolsillos del pantalón y salió de la habitación, no sin antes tomar una gabardina en color cobalto, y que bien que lo hizo, cuando salió del departamento, la brisa fría chocó contra su rostro.

Tomó un taxi, y luego de informarle al conductor cual era su destino, suspiró por millonésima en lo que iba del día, preparándose mentalmente para lo que venía, miró por la ventanilla, el sol ya se había ocultado y el azul del cielo había sido reemplazado por un gris que empezaba a teñirse de oscuridad y a vestirse con una que otra estrella.

•••••

Al llegar al edificio Taehyung no se sorprendió al no encontrar tantas personas como en la mañana, ya eran pasadas de las siete, el flujo de personas ya estaba bastante reducido.

No se molestó en detenerse en la recepción, fue directamente al ascensor, ya sabía el camino que debía recorrer.

Cuando estuvo frente a la oficina del azabache, no pudo evitar el martillear de su corazón, sentía que se le iba a salir por la boca. Respiró profundo y dio un par de toques a la puerta, la cual abrió luego de escuchar un "adelante" del otro lado.

Abrió la puerta e ingresó a la habitación vestido de falsa confianza.

—No perdamos tiempo y acabemos con esto —dijo el pelinegro en tono seco mientras se despojaba de su gabardina—. ¿Dónde firmo?

—Wow, calma tigre —dijo Jungkook burlón, se puso de pie y rodeó el escritorio—. Me gusta que seas impaciente pero ten un poco de calma —intentó sujetar el mentón del pelinegro pero este apartó su mano con un manotazo.

—No me jodas, Jungkook... No estoy para perder el tiempo.

—Bien —el azabache se giró y tomó un folder de color azul que descansaba sobre el escritorio—. Ten, tómate tu tiempo para leer —dijo al tiempo que también le pasaba un bolígrafo.

Taehyung abrió el folder y leyó los primeros párrafos de la primera página, luego ojeó las siguientes de manera superficial. Con cada línea que leía su garganta se secaba, su corazón se aceleraba y el vacío en su estómago crecía.

Básicamente lo que decían aquellos papeles era que de forma legal el aceptaba una relación del tipo "físico" con el azabache durante un periodo de tres meses, dentro del cual debía cumplir con las demandas que al mencionado le diera la gana, iniciando desde el día en que aquel contrato fuera firmado, ósea, desde esa noche.

Taehyung dejó los papeles a un lado, cerró los ojos y masajeó sus sienes.

—Tengo una duda...

—Dime —pidió el azabache, sentándose a orillas del escritorio con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.

—Pues... Estudio en la universidad y no me gustaría que interfirieras con mis estudios...

—No te preocupes por eso dulzura, no afectaré tu rutina universitaria —comentó el azabache.

—Bien... —Taehyung se puso de pie, tomó los papeles y los puso sobre el escritorio, al lado del rubio. Buscó la última página y se inclinó para poder colocar su firma sobre el papel, una vez hecho se enderezó—. Listo... espero que cumplas con tu parte —dijo el pelinegro en tono seco.

—A diferencia de lo que piensas, dulzura... —Jungkook se giró y tomó el bolígrafo que sostenía el menor, y al igual que este colocó su firma sobre la hoja de papel—. Yo soy un hombre de palabra, siempre cumplo con lo que digo.

Luego de escuchar aquellas palabras, Taehyung no supo que ocurrió después, para el pelinegro todo pasó muy rápido, ahora era el quien se encontraba contra el escritorio, el azabache le sujetaba la cintura con fuerza, pero no demasiada y había encontrado la forma de colocarse entre sus piernas.

—Jung... —el pelinegro se vio interrumpido por unos labios que se posaron sobre los suyos, literalmente se quedó tieso, bajo el control del mayor, pero algo en su cerebro hizo click y su primera reacción fue intentar alejar al otro—. Espera... detente... —empujó al azabache y rompió el beso, lo miró con el ceño fruncido y la respiración agitada.

—Es demasiado tarde para negarte, pequeño, ya has firmado —Jungkook tenía razón, y Taehyung se maldijo así mismo y a su padre internamente.

El mayor volvió a tomar los labios del pelinegro en un segundo beso, en esta ocasión Taehyung simplemente se dejó hacer, dejó sus manos quietas aferradas a la camisa del azabache.

Jungkook intensificó el beso, aventurado su lengua dentro de la boca del pelinegro, quien se dejaba dominar. Antes de separarse mordió el labio inferior del menor lo que ocasionó que soltara un pequeño gemido, a lo que Jungkook respondió con una sonrisa ladina. Taehyung sintió como el calor subía a su rostro, lo último que había querido era gemir, pero su cuerpo le había traicionado.

—Te ves menos gruñón y antipático cuando te sonrojas —dijo Jungkook burlón.

—No estoy sonrojado, bastardo.

—Ajá, lo que tu digas... —el azabache se alejó—. Vamos por una copa, esto hay que celebrarlo, y no me salgas con que tienes trabajo, ya investigue tu horario y hoy no tienes turno en el bar de Bogum.

—Eres un maldito fastidioso —se quejó el pelinegro.

—Tienes razón —dijo Jungkook acercándose a él y sujetándole el mentón para que le viera a los ojos—. Un maldito que va a fastidiarte como no tienes idea por los próximos tres meses —le guiñó un ojo y se alejó caminando hacia la puerta—. Vamos lindura, la noche es joven.

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