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Taehyung tomó la margarita que el barman le había ofrecido, Jungkook hizo lo mismo con su vaso de Vodka.
—Salud... —dijo el azabache para tomar un trago de aquel líquido ambarino que sostenía.
Por otro lado Taehyung terminó el contenido de su copa en menos de tres segundos.
—Bien, nos tomamos un trago, he cumplido mi parte del trato —dijo el pelinegro poniéndose de pie—. Buenas noches, señor.
—¿Podrías dejar de ser tan amargado? —preguntó Jungkook, sujetandolo de la muñeca y obligándole a darse la vuelta—. Vas a envejecer prematuramente.
—¿Qué más quieres? Ese fue el trato ¿Por qué no me dejas en paz? — le reclamó el menor.
—Aún me debes una disculpa por lo del restaurante —dijo el azabache alzando una ceja. Taehyung suspiró y volvió a tomar asiento al lado del azabache, entrelazó sus manos sobre la barra y volvió a suspirar, está vez luciendo cansado.
—Mira... No me caen bien los tipos como tú, son una patada en el hígado... y lo que te hice estuvo bien, a mi parecer —comentó el menor, mirando al azabache con ojos entrecerrados—. Y no me arrepiento de haberlo hecho, los tipos como tú merecen que les pongan en su sitio... ahora bien... Me disculpo. Perdón por haberte arrojado el vino a la cara —permaneció mirando al mayor, en espera de alguna respuesta.
—No te perdono —dijo finalmente el azabache.
—¡Eres un hijo de...!
—¡Taehyung! —las palabras del pelinegro se vieron interrumpidas por cierto castaño que se acercó hasta donde estaba—. Bogum me dijo que ya acabó tu turno ¿Quieres vol...? Oh... lo siento ¿interrumpo? —preguntó Seokjin al percatarse de la presencia del azabache al lado de su amigo.
—Claro que no —dijo el menor poniéndose de pie—. Ya me iba de todas formas —tomó la muñeca de su amigo y empezó a caminar alejándose de la barra.
—¡Hasta la próxima ocasión, lindura!
Escuchó la voz del azabache a sus espaldas y bufó con molestia.
—¿Quién era ese tipo? —preguntó Seokjin.
—El imbécil que hizo que me despidieran en el restaurante —contestó el pelinegro entre dientes.
—Oh, ya veo.... Espera ¡¿QUÉ?!
•••••
—No dijiste que era tan atractivo... —comentó el castaño haciendo un pequeño puchero.
—No es para tanto...
—¿Qué no es para tanto? ¡Pero si está buenísimo!
—¡Seokjin! ¡No seas ridículo! ¡Sólo es un hijo de puta que ahora me hará la vida imposible en el club!
—¡No me grites, las personas nos miran raro! —Taehyung miró a su alrededor y en efecto, sus gritos habían llamado la atención.
Como de costumbre ambos jóvenes caminaban hasta la Universidad, ya que sus respectivos departamentos quedaban bastante cerca.
—Ok, admito que si es muy atractivo, el muy imbécil está como quiere... pero su personalidad de mierda opaca toda su belleza.
—Si es como tú dices entonces te doy la razón.
Llegaron a las puertas de entrada del campus, pero se vieron detenidos por una voz, muy familiar para uno de ellos.
—¡Taehyung! —el nombrado se dio la vuelta y se encontró con un rostro que creyó no vería en mucho tiempo.
—¿Quién es ese señor? —preguntó Seokjin.
—Jin... adelantate por favor, yo te alcanzaré en un rato —dijo el pelinegro sin apartar la vista de hombre a unos cuantos pasos de el.
—Pero Tae...
—Vete por favor —volvió a pedir el pelinegro, el castaño asintió y se dio la vuelta para irse. Taehyung caminó hasta el señor que le esperaba. Lo miró de pies a cabeza. Su cabello ahora estaba más encanecido, habían más arrugas en su rostro y sus ojos... Cielos, se veían tan cansados y faltos de vida.
—Tiempo sin verlo, señor Kim —dijo el menor sin expresión alguna en su rostro.
—Te ves bien, hijo —comentó el mayor, con una pequeña sonrisa nerviosa.
—Wow, ¿Sigo siendo su hijo? Pensaba que sus hijos habían muerto —soltó el pelinegro con sarcasmo.
—Lo siento Taehyung... Todo lo que ha pasado...
—Vaya al grano, señor Kim —pidió el pelinegro con desdén—. No tengo todo el día, estoy ocupado.
—Necesito tu ayuda...
—¿Qué?
—Le debo dinero a una empresa... me están amenazando, ya no me queda más tiempo, si no pago ellos...
—¿Después de tanto vienes a buscarme para pedirme dinero? Que bajo has caído Min Jae —dijo Taehyung sin poder disimular su desprecio y a la vez algo de dolor.
—No entiendes... ¡Yo jamás te hubiera buscado para algo como esto! —dijo el mayor con ojos cristalizados—. Pero también te han amenazado a ti... Saben que eres mi hijo... yo no soportaría la culpa si algo te pasara...
—Un ser como tú no es capaz de sentir culpa Min Jae... —Taehyung suspiró, se frotó el rostro con ambas manos en señal de frustración—. ¿A quién le debes? ¿Qué empresa?
—Al Grupo Jeon... el h-hijo del presidente f-fue quien llevó a cabo la compra de mi empresa, Jeon Jungkook.
—¿Jeon? He oído hablar de ellos... —el pelinegro volvió a suspirar—. Bien, veré que puedo hacer...
—Gracias hi...
El pelinegro no espero a que su padre terminara de hablar, se dio la vuelta y empezó a caminar a paso rápido, alejándose del mayor.
Se adentró por los pasillos de la Universidad y se sentó al pie de las escaleras, se permitió respirar profundo un par de veces. Sacó su móvil del bolsillo y buscó entre sus contactos.
—Seokjin, necesito un favor... No ha pasado nada... escucha, no podré asistir a clases, inventa alguna excusa... si, no te preocupes, estoy bien, te contaré todo en otro momento... gracias.
Terminó la llamada y se puso de pie, salió del campus y tomó un taxi, debía resolver las cosas lo más pronto posible, mientras más rápido mejor.
•••••
Entró al edificio observando todo a su alrededor. La arquitectura era preciosa, pisos de baldosas blancas, columnas del acero más brillante que había visto en su vida, muebles de piel grises y grandes ventanales y paredes de cristal. Cada centímetro de aquel edificio gritaba "Dinero".
—Buenos días —dijo Taehyung.
—Buenos días ¿En qué puedo ayudarle? —preguntó la recepcionista detrás del escritorio de cristal y madera pulida.
—Vengo a ver al Señor Jeon Jungkook.
—¿Tiene una reunión programada?
—No señorita ¿Podría decirle que el hijo de Kim Min Jae quiere verlo? Él entenderá.
—¿Cuál es su nombre?
—Kim Taehyung.
—Deme un minuto —mientras la chica hablaba por teléfono, Taehyung volvió a admirar el vestíbulo. De repente se sintió fuera de lugar, mujeres y hombres com trajes caros iban y venían. Por otro lado, él con jeans rotos, una playera blanca y camisa a cuadros negros. No podía estar más desentonado.
—Señor Kim —llamó la chica.
—¿Si?
—El señor Jeon lo recibirá... Su oficina está en el piso diecinueve.
—Gracias.
El pelinegro tomó el ascensor y llegó al piso indicado por la joven, en el cual fue recibido por otra secretaria quien lo dejó pasar a la oficina del tal Jungkook.
Sin vacilaciones el joven entró a la oficina decidido y confiado.
—Seré directo, quiero acabar con esto lo más pronto posible ¿Cuánto debe mi padre?
—También es un placer volver a verte, Taehyung.
Si no hubiera tenido el mentón pegado al rostro, se le hubiese caído de la impresión. Frente a él, detrás de un gran escritorio se encontraba el sexy-arrogante-hijodeputa-delrestaurante. Debía ser una broma.
—¡¿Tú eres Jeon Jungkook?!
—Encantado —respondió el azabache con una sonrisa burlona.
—Esto no me puede estár pasando...
—Dijiste que estás aquí por tu padre ¿no? —el pelinegro suspiró, intentando calmarse.
—Mira... No quiero más problemas, en serio... deja a mi padre en paz, yo pagaré por él... ¿de cuanto estamos hablando?
—Oh no lindura, no estamos hablando de cantidad —negó el mayor con la cabeza.
—¿Qué? Dime cuanto dinero es, haré lo posible por saldarlo todo.
—No quiero tu dinero, Taehyung —está vez el azabache habló con rostro serio, pero la diversión brillaba en sus ojos.
—¿Qué mierda quieres sino? —preguntó el pelinegro entre dientes, apretando los puños.
—Pues, a ti y a tu bonito culo en mi cama —respondió el mayor con simpleza.
—¿Qué?
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