37
Taehyung despertó con un punzante dolor de cabeza. Se incorporó en la cama y observó a la habitación, los rayos del sol se filtraban por las persianas. El pelinegro miró a su alrededor, encontrando a su castaño amigo, dormido sobre el pequeño sofá de la habitación.
—Jin... Seokjin... —llamó el pelinegro, el aludido despertó despacio, parpadeando varias veces y luego estirando su cuerpo, quejándose del leve dolor que aquejaba sus músculos, después de pasar toda la noche en un pequeño mueble.
—¿Cómo te sientes? —fue lo primero que salió de la boca del castaño.
—¿Por qué no viniste a la cama? ¿O te quedaste en la otra habitación? No tenías que haberte quedado en el sofá... —habló Taehyung con tono de reproche.
—Estoy bien... no te preocupes —dijo Seokjin mientras se ponía de pie y se acercaba a la cama para sentarse a orillas de esta—. Por favor dime ¿Cómo te sientes? ¿Tú hombro duele?
—Estoy bien... el doctor dijo que sólo usaría el cabestrillo por un par de semanas...
—Bien... ¿Puedes decirme que mierda fue lo que pasó? Me enteré que Hani perdió al bebé.
—Si —Taehyung suspiró con pesar—. Se apareció en la casa de Jungkook e intentó matarme...
—Oh... ¡¿QUE INTENTÓ QUÉ?!
—No grites... Me duele la cabeza... —dijo Taehyung presionando su frente—. Se puso furiosa cuando me encontró a mí en lugar de Jungkook, terminamos fuera de la habitación justo al final de las escaleras, me empujó, yo perdí el equilibrio... no supe como reaccionar, ella tropezó y terminó rodando conmigo.
—Esa maldita loca... ¿Cómo pudo hacer algo así? Terminó perdiendo a su propio hijo...
—Yo tampoco me imagino como pudo haber hecho algo así... Pero jamás llegaremos a comprender totalmente la mente humana... es como una caja de sorpresas... ¿Sabes que pasó con Jungkook luego de que se fuera del hospital? —preguntó esta vez cambiando el tema, por lo que en realidad estaba interesado.
—Se fue con Namjoon... Pero tampoco he sabido nada de él desde anoche.
Taehyung frunció el ceño y suspirando salió de la cama.
—¿A dónde vas?
—A tomar un baño, necesito salir y encontrarme con Jungkook...
—Deberías quedarte a descansar... —expresó Seokjin con evidente preocupación.
—Agradezco tu preocupación Jin, pero estoy bien y créeme que lo menos que necesito ahora es descansar... —el pelinegro ignorando las quejas de su amigo se metió al cuarto de baño.
Se detuvo frente al espejo por un momento. Su nariz ya no estaba tan enrojecida y la hinchazón había bajado casi por completo.
Para cuando salió del cuarto de baño, su amigo ya no estaba, lo único diferente en la habitación era una bandeja en la cómoda con un vaso de jugo de naranja y unas pastillas, también había una nota.
"Para tu dolor de cabeza. Por favor toma las cosas con calma, no hagas ninguna estupidez y llama si me necesitas, vendré corriendo."
Sonrió ligeramente al leer las palabras de su castaño amigo. Se tomó un par de pastillas y con más dificultad de lo normal alcanzó a vestirse utilizando sólo una mano.
El silencio de su habitación le sirvió para pensar. Los recuerdos del día anterior le golpearon de lleno. Hani apareciendo de la nada, ambos cayendo por las escaleras, el dolor físico, el miedo que inundó todo su ser al ver a la pelinegra sangrando e inconsciente, después Jungkook, el beso... el camión de carga... Jungkook caminado hacia él.
Había sido demasiado en tan poco tiempo. Su corazón se oprimía con cada latido, hasta respirar era dificultoso. Aún sentía un gran sentimiento de culpa, no con Hani, por ella sólo era capaz de sentir lástima, sentía culpa por el bebé, que no había hecho más que presentarse en el momento equivocado, en el vientre equivocado, también sentía culpa por Jungkook.
Ahora que estaba más calmado podía ver las cosas con más claridad y se sentía un estúpido, un imbécil estúpido.
No pudo hacer más que dejarse llevar por las emociones y salir corriendo. Vaya idiota.
Salió del departamento, con un propósito en mente. Encontrar al azabache.
Miró a ambos lados de la calle, esperando ver a algún taxi, pero alguien pronunciando su nombre a sus espaldas llamó su atención. Se giró y su ceño se frunció al encontrarse frente a frente con su padre.
—Señor Kim... —dijo Taehyung secamente.
—Taehyung... hijo... ¿Estás bien? ¿Qué te ocurrió? —preguntó el mayor, con preocupación. La angustia era evidente en su mirada.
—Esto no es nada que a usted le interese ¿Qué quiere? Tengo prisa —habló el pelinegro, intentando ignorar el pesar que expresaba el hombre.
—Yo... he estado aquí esperando desde temprano... esperaba que nosotros pudiéramos tener una plática...
—¿Platicar? ¿Usted y yo? —el menor negó repetidamente con la cabeza—. Creo que ya es un poco tarde para eso... ¿No querrás pedirme dinero o si?
—¡Cielos Taehyung! Por supuesto que no... Yo sólo quiero... solo un poco, dejar de ser un extraño para ti... solo un poco al menos... —Taehyung vió como los ojos del contrario brillaban, un brillo muy doloroso por cierto.
—No te imaginas cuanto tiempo estuve... esperando a que dijeras esas palabras... Pero ahora, no sé... Creo que me acostumbré a no tener familia —el pelinegro habló con el semblante entristecido.
—Hijo...
—No soy tu hijo... ya no desde que mamá y Min murieron... —Taehyung mantuvo un bajo tono de voz, aunque era más que evidente que se moría por gritar—. Me lo dejaste muy en claro con cada insulto, con cada golpe, cada desprecio...
—Lo sé... ¡Lo sé perfectamente! Y no... no sabes cuanto me arrepiento...
—Se arrepiente... bien por usted... por mi part... —Taehyung observó como un taxi se aproximaba, la verdad no quería seguir hablando con el mayor, aun no estaba listo para enfrentar su pasado de esa forma, no desaprovechó el momento para evadir el asunto—. No quiero seguir hablando de esto ahora, como le dije antes tengo prisa.
—Taehyung...
—¡Taxi! —Taehyung se apresuró a meterse dentro del auto en cuanto éste se estacionó frente a él, dejando al mayor con la palabra en la boca, éste sólo se limitó a observar como el auto se perdía en la calle entre los demás.
Taehyung por su parte luego de darle la dirección al chofer, dejó caer todo su peso en el asiento y suspiró sonoramente, hasta se permitió reír. Su situación era tan patética que daba risa.
Pero aquella risa amarga no tardó en convertirse en pequeños sollozos. Los mismos no tardaron más de dos minutos en desaparecer, junto a las lágrimas que había dejado salir, rápidamente las limpió con el dorso de su mano libre.
—Patético... —suspiró con pesar.
•••••
—Creo que le interesará ver esto, señor... —dijo Chung Ha tomando asiento frente al escritorio de su jefe, poniendo un sobre encima de la superficie.
—Me imagino que has estado haciendo tu trabajo... —comentó el azabache, tomado el sobre y chequeando su interior, eran unas fotografías.
—En efecto, la seguí hasta un hospital psiquiátrico... aún desconozco los motivos por el cual fue al mismo... Pero lo descubriré —comentó la joven. Jungkook observó las fotografías corroborando las palabras de Chung Ha.
—¿Hospital psiquiátrico? —preguntó el azabache con el ceño fruncido, más para sí mismo que para la joven frente a él—. Eso ya no importa... Creo que ya no será necesario de todas formas.
—¿A qué se refiere, señor?
—Hani perdió al bebé, así que creo que con eso termina nuestra relación, por decirlo así...
—Oh...
—De todas formas, te lo agradezco —dijo sin más el azabache.
—No agradezca, sabe que usted puede contar conmigo para lo que sea, señor —la joven se puso de pie—. ¿Necesita algo más, señor?
—No, Chung Ha, puedes retirarte —después de esas palabras, la joven abandonó la oficina dejándole sólo.
Observó nuevamente las fotografías. ¿Por qué Hani estaría en un lugar así?
Sacudió la interrogante de su cabeza, la verdad es que la pelinegra ya no importaba, después de todo lo ocurrido no quería mantener ningún tipo de relación con ella, ya le había causado suficientes problemas.
Continuó perdido en sus pensamientos, hasta que unos toques en su puerta le trajeron de vuelta a la realidad.
—Adelante... —la puerta se abrió dándole paso a Taehyung, Jungkook inmediatamente se levantó y salió de detrás del escritorio, para acercarse al pelinegro.
—¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando —habló el azabache en tono de reproche—. Ven, toma asiento.
Jungkook le guió a los sofás individuales que se encontraban en una esquina de la oficina.
—Estoy bien... No quiero descansar... tenía que venir a verte.
—¿Ocurrió algo? —preguntó el azabache poniéndose de cuclillas frente al menor.
—Solo necesitaba decir... perdón —Jungkook le miró con el ceño fruncido, expresando una silenciosa interrogante—. Perdón, por haber sido un idiota, perdón por no haberte escuchado primero... —la voz del menor no tardó en quebrarse—. Perdón por todo lo que dije... por mi culpa tu... casi... —el pelinegro se vió interrumpido por una mano acariciando su mejilla con delicadeza.
—No te disculpes por nada... Los dos hemos sido un par de idiotas —Taehyung sólo cerró los ojos e inclinó el rostro hacia la mano del mayor, buscando aquella caricia—. En muy poco tiempo te haz metido tan profundo en mi corazón... Tu voz se ha hecho tan indispensable de escuchar... No quiero tus disculpas Taehyung... quiero otra cosa —el pelinegro abrió los ojos, enfocando su enrojecida y cristalizada vista en la mirada gris del contrario.
—¿Qué cosa?
—Otra oportunidad... empezar desde cero, sin prisas ni obligaciones... solo te quiero a ti, a mi lado... ¿Puedes concederme eso? —el azabache devolvió la mirada suplicante.
Taehyung asintió repetidas veces, inclinado su rostro hacia abajo, buscando que sus labios se unieran con los contrarios.
Jungkook tomó el rostro del pelinegro entre sus manos, y le besó con suma delicadeza, como si aquel chico fuese de cristal.
Se besaron largo y tendido, despacio, ignorando el oxígeno que a cada segundo empezaba a tornarse más necesario.
Se besaron con aquel sentimiento tan apabullante y aterrador, que había puesto sus vidas patas arriba... el amor.
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