15
—Es... es como se ve en las películas... —comentó Taehyung de forma risueña mientras sentía la arena bajo sus pies descalzos.
—¿Quieres entrar al agua? —preguntó el mayor con un sugerente movimiento de cejas.
—¿Qué? ¿Ahora?
—Pues claro, aunque te advierto que a estas horas está helada... —Jungkook no esperó a que Taehyung respondiera algo, se sacó el polo y se bajó los pantalones—. Vamos...
Se encaminó hasta la orilla y se adentró al agua, cuando la misma le llegó hasta la cintura le fue suficiente para sumergirse y nadar un poco, alejándose más.
—¡¿Qué esperas, Taehyung?! ¡Ven!
El pelinegro se despojó de sus ropas, quedando sólo en interiores. Cuando llegó a la orilla, la fría agua hizo contacto con sus pies, provocándole un ligero escalofrío.
—Mierda... si está helada... —caminó despacio, adentrándose cada vez más, aunque el agua estuviera a muy baja temperatura, se sentía excelente, era algo nuevo para él. Detuvo sus pasos cuando el nivel del agua llegó poco más arriba de su abdomen.
—¡¿Qué pasa?!
—¡Estás muy lejos! ¡Ven tú! ¡No pienso avanzar más! —dijo el menor negando con la cabeza.
—¡No te va a pasar nada, estoy aquí! ¡Ven! —Taehyung volvió a negar.
—¡No sé nadar, imbécil! ¡Y no pienso dar un paso más!
Jungkook bufó pero de todas formas nadó de vuelta, hasta donde se encontraba el pelinegro.
—No estaba tan lejos de todas formas...
—No me apetece morir ahogado, gracias.
—Gallina —se burló el mayor.
—No soy gallina, simplemente no sé nadar... idiota.
—Mañana te enseñaré —comentó el azabache, luego se dió la vuelta, quedando de espaldas al menor—. Sujetáte, nos llevaré de vuelta a donde estaba.
—¿Por qué no simplemente nos quedamos aquí?
—Allá es mejor, anda, sujetáte.
—No quiero.
—Venga, Taehyung.
—No, aquí está bien...
—Ok... intenta convencerme, dame un incentivo para quedarme aquí y no avanzar más —dijo el mayor dándose vuelta nuevamente, clavando su intensa mirada gris en los oscuros ojos del pelinegro.
Esta vez, el escalofrío que recorrió el cuerpo de Taehyung, no fue producto de la temperatura del agua.
El mayor alternaba su mirada entre los ojos del menor y sus labios, ligeramente separados. Taehyung pasó su lengua por ellos, lentamente, entendió perfectamente lo que quería el azabache.
—Nos podemos quedar aquí... —comentó en voz baja. Llevó sus manos hasta los hombros del mayor y se aferró a ellos. Acercó tanto sus rostros que la distancia llegó a su fin cuando sus labios se unieron en un beso lento. Uno que Jungkook no dudó en dominar, haciéndolo más pasional, robándole el aliento al de cabello negro, haciéndole ahogar un suspiro con cada ligera mordida.
Taehyung llevó sus manos hasta la cabellera azabache, dejando que sus dedos se perdieran en esta, Jungkook por otro lado, descendió por la espalda del menor hasta tocar su bien formado trasero y apretujarlo a voluntad, ganándose un par de gemidos en respuesta, por parte del pelinegro.
Taehyung temblaba como hoja, y ya en aquel punto no era capaz de decir si era a causa de la temperatura del agua o de Jungkook. Se atrevería a apostar por la segunda opción.
—¿Quieres... volver a la casa? —preguntó el mayor en medio del beso, Taehyung asintió, muy concentrado en la lengua del contrario como para hacer algún comentario.
Jungkook le levantó un poco, Taehyung entendió sus intenciones y con sus piernas rodeó la cintura del mayor, quien empezó a caminar hacia la orilla. Se separaban un par de segundos para tomar aire pero luego volvían a unir sus labios.
Se separaron al salir completamente del agua, para recoger las ropas que habían dejado tiradas, y en silencio volvieron a la casa.
—Espérame aquí, iré por unas toallas —avisó Jungkook para acto seguido perderse por un pasillo contiguo a la sala de estar.
Taehyung caminó hasta los muebles y dejó su ropa sobre uno de estos, sacó su móvil del bolsillo de su chaqueta para mirar la hora pero al encender la pantalla se percató de cuatro llamadas perdidas de su amigo.
Marcó su número y puso el altavoz.
—¿A quién llamas? —preguntó Jungkook tendiendole una toalla al menor.
—Seokjin... —la llamada fue contestada al sexto timbrazo.
—¿Tae-Taehyung?
—Jin... disculpa que no respondí tus llamadas, estoy con Jungkook, no quería irme sin decirte pero te desapareciste en el club...
—Descuida no hay pr-problema... yo mmm...
—¿Estás bien? Te oyes raro —el ceño de Taehyung se fruncía más a cada segundo, a diferencia de Jungkook quien había empezado a sonreír pícaro.
—¡No te preocupes Taehyung, él está perfectamente! —otra voz intervino en la conversación haciendo que Taehyung abriera los ojos como platos y Jungkook soltara una gran carcajada.
—¿Qué? ¿Con quién estás?
—¡Idiota! ... Esto... No Taehyung... yo... ¡Hablamos luego! —colgó.
—Me colgó... —comentó el menor dándole una incrédula mirada al móvil para luego lanzarlo al mueble. Jungkook seguía riendo.
—Está con Namjoon.
—¿Qué? ¿Cómo lo sabes?
—Esa era su voz, la reconocería en cualquier situación —respondió el mayor con simpleza.
—Son las cuatro de la mañana, Jungkook ¿Qué mierda estaría haciendo Seokjin con Namjoon a estas horas?
—Quizás... algo como esto...
El azabache se acercó a Taehyung y le arrebató la toalla de las manos, lanzandola lejos.
Para cuando su cerebro fue capaz de reaccionar, ya se encontraba en el sofá, sentado a gatas sobre el regazo de Jungkook.
—Espera... ahh...
El menor no pudo articular alguna oración coherente, el azabache ya se encontraba mordisqueando y lamiendo uno de sus pezones y atendiendo al otro con sus dedos.
—Deberíamos seguirle los pasos a nuestros amigos...
—No sería mala idea... —respondió Taehyung en voz baja. Instintivamente ya había empezado a mover sus caderas creando una pequeña fricción de la cual disfrutaban tanto el como el azabache.
—Vayamos al cuarto...
•••••
—¡Despierta bello durmiente! —Taehyung abrió los ojos despacio y gruñó a causa de toda la luz que de lleno le pegó en el rostro, Jungkook había corrido las cortinas que cubrían el ventanal de la habitación, que prácticamente ocupaba toda la pared frontal.
—Es domingo... ¿No sabes dormir hasta tarde como la gente normal? —habló el menor arrastrando las palabras aún somnoliento.
—No vamos a desperdiciar el día durmiendo, dije que te enseñaría a nadar ¿Recuerdas? —Jungkook tomó una bandeja de la mesita de noche y la colocó frente al menor—. Toma tu desayuno.
Consistía en un zumo de naranja, un tazón de frutas, tostadas y algo que parecía ser dip de atún.
—No me imaginé que siquiera supieras hacer pan tostado...
—No soy tan inútil en ese tipo de cosas como piensas.
Luego del desayuno ambos jóvenes se pasaron, literalmente, el día entero en la playa.
Jungkook era un gran nadador y para Taehyung no representó un gran problema lograr aprender.
Mucho más allá de sus expectativas, no había pasado un mal rato junto al mayor, descubrió que le había subestimado en muchos sentidos y quizás hasta malinterpretado.
Taehyung tomó asiento bajo una palmera, mientras observaba como Jungkook se perdía entre el manto salado de color azul.
Taehyung se sorprendió así mismo teniendo el pensamiento exactamente igual al que había tenido días atrás.
Estar con Jungkook no está tan mal...
Se estaba volviendo loco, no había más explicación. Se supone que debía odiar al mayor, sólo le había traído problemas a su vida y en pocas palabras le había convertido en una especie de prostituto.
Pero justo en ese momento, más que en ningún otro, no podía y menos después de aquella faceta que había estado mostrando el mayor desde la noche anterior.
Suspiró con frustración, deseando que el tiempo pasara volando, lo más rápido posible, para poder sacar al azabache de su vida de una vez por todas.
Nunca le había gustado aquella sensación de confusión. No le gustaba estár contrariado.
Y Jungkook provocaba justamente eso. Le hacía sentir confundido.
•••••
El tiempo no espera a nadie. Poco a poco los días se fueron transformando en semanas.
Ya habían pasado un mes y casi tres semanas desde que Taehyung había accedido a firmar aquel contrato.
En aquel lapso de tiempo, la presencia de Jungkook se había convertido en algo cotidiano y también aquella espinita en su pecho que a veces no le dejaba dormir.
Ya se había establecido como barman en el club de Bogum, hermano de Jungkook y había logrado entablar una buena amistad con el sujeto.
En tan sólo un mes, su vida había dado muchas vueltas, los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina, pronto acabaría el semestre. Pronto acabarían muchas cosas.
El pelinegro le dió una mordida a su sándwich, y con aburrimiento observó la hora en su reloj, aún faltaba media hora para su próxima clase.
En la cafetería había poca gente, lo equivalente a poco ruido. Podría esperar tranquilo y comer en calma hasta que llegara la hora de volver al salón pertinente.
—Hola —su castaño amigo le saludo para tomar asiento en frente suyo.
—Hola... pensé que anoche estarías en el club, no te vi.
—Oh... Bueno, Namjoon volvió y me invitó a cenar... olvidé mencionartelo, perdona.
El pelinegro detuvo el camino del resto de su sándwich hasta su boca, lo devolvió al plato y apuntó acusadoramente a su amigo con el dedo índice.
—Tú... vas a contarme todo con lujo de detalles, hace un mes te liaste con Namjoon y yo ni enterado, aún sigo enojado por eso, ¿No se suponía que estaba de viaje?
—Pues si... un par de semanas después de que... nos líaramos como dices, tuvo viajar a Estados Unidos... pero volvió hace unos días.
—Eres más peligroso de lo que pensaba Seokjin... quien te viera con esa carita de ángel...
—Quien te escuchara hablando pensaría mal de mí... Ven a dormir a mi departamento esta noche, esta vez te contaré todo correctamente... amenos de que ya tengas planes con Jungkook y no puedas... —el pelinegro negó con la cabeza.
—Jungkook ha estado muy ocupado en la empresa estos días, dudo que lo vea esta noche...
—Bien, entonces te espero en mi departamento —respondió el castaño.
•••••
Jungkook frunció el ceño mientras leía unos papeles. Las acciones de una empresa el la cual tanto su padre como él eran socios habían bajado, y eso representaría pérdidas.
La puerta siendo abierta de forma brusca interrumpió su lectura.
—No respondiste mis llamadas —dijo en tono de reproche una joven muy bella de largo cabello oscuro.
—Buenos días para ti también, Hani... Por si no lo has notado, estoy muy ocupado, ve con tus niñerías a otra parte —no se molestó en prestarle más atención a la chica, volvió la vista a los papeles que sostenía, ignorandola.
Jungkook conocía a Hani desde hace años, era una de las hijas de un amigo de su padre. Estaba de más decir que ya la conocía lo suficiente como para acostarse con ella, en varias ocasiones.
—¿Niñerías? ¡¿Esto es una niñería?! —la pelinegra avanzó hasta el escritorio del azabache y con fuerza depositó algo sobre él.
Jungkook observó lo que era. Frunció el ceño, era una prueba de embarazo casera, con dos rayas rojas.
—¿Qué significa esto, Hani? —preguntó el mayor con la mandíbula tensa, poniéndose de pie.
—¿Tú que crees? Vas a ser padre... Tú fuiste el último hombre con el que estuve hace casi dos meses.
—No querida, yo usé protección... ve a buscarte a otro para que se cargue tus errores.
—Los condones se rompen, Jungkook ¿Estabas lo suficientemente sobrio para recordarlo?
—Claro que lo estaba, no soy estúpido, recuerdo todo perfectamente.
—No me interesa lo que creas... ¿Qué haremos al respecto?
—¿Haremos? Eso suena a mucha gente querida... Yo no pienso hacer nada, y ni creas que me haré cargo de ese niño, puedo apostar mi vida a que no es mío ¿Qué? ¿Me viste la cara de imbécil y pensaste que sería fácil de engañar? Puedes abortarlo o darlo en adopción, haz lo que quieras, pero que sea sin involucrarme... —el azabache volvió a su asiento, ahora se encontraba visiblemente tenso, sin poder disimular su molestia—. Ahora largo, estoy ocupado.
—Esto no se va a quedar así... —esta vez la joven mostró una arrogante y malévola sonrisa—. Sabes lo persuasiva que puedo llegar a ser...
—Inténtalo querida, y desearás no haberme conocido —respondió el azabache.
—Nos vemos luego, Kookie —la pelinegra salió de la oficina. En cuanto la puerta fue cerrada el azabache lanzó los papeles con rabia.
—¡Maldición!
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