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14

Taehyung mordía su labio inferior para evitar que una estruendosa risa escapara de lo más profundo de su ser.

El maestro miraba su trabajo con el ceño fruncido, el hombre estaba enojado, se le notaba a lenguas. El de mechas verdes no podía sentir más satisfacción en ese momento.

Aún no lograba superar la cara que había puesto el hombre cuando vió la entrevista que Taehyung le había hecho al mismísimo Kim Hongjoong, casi se le caía la quijada y Taehyung no podía estar más contento.

El profesor Do creyó que lograría fastidiar al menor, pero Taehyung logró superarle por mucho.

—Bien... Hizo un buen trabajo, señor Kim —habló el señor de mala gana—. Podrá seguir en mi clase... eso sí, otro error y no habrá segundas oportunidades.

—Por supuesto, profesor Do —dijo Taehyung sin disimular su sonrisa triunfal y haciendo una pequeña reverencia. Caminó hasta su asiento habitual, justo al lado de su castaño amigo quien tenía una sonrisa pegada en el rostro tan resplandeciente como la suya.

—¡Sabía que lo lograrías! —dijo Seokjin emocionado y en voz moderada en cuanto el pelinegro tomó asiento al lado suyo.

—¡¿Viste la cara de pendejo que tenía?!

—¡Obvio! Le has fastidiado el día, Taehyung —ambos rieron por lo bajo, pero tuvieron que cortar la conversación en ese punto. El profesor, ahora de mal humor, llamó la atención de todos para iniciar a impartir el tema pertinente para ese día.

Taehyung intentó prestar atención, y durante la primera media hora lo logró, pero luego le fue imposible. Las palabras que salían de la boca del maestro le entraban por un oído y le salían por el otro.

El vibrar de su móvil dentro de su bolsillo le llamó la atención, lo tomó y observó la pantalla. Un mensaje de Jungkook, no dudó en abrirlo.

Bastardo:

[Me imagino que todo salió bien. ]

[Imaginas bien, debiste ver la cara de idiota que puso el maestro cuando leyó la entrevista con Hongjoong ¡Fue épico! ]

Bastardo:

[Te dije que todo saldría bien, dulzura.]

[No vale que digas eso ahora, en parte fue por tu culpa, imbécil]

Bastardo:

[No te enfades, te llevaré a un lugar... Nos iremos en cuanto termine tu turno en el club de mi hermano esta noche. ]

[ ¿Y acaso he dicho que quiero ir a quien sabe donde contigo? No puedes decidir sin consultarme ]

Bastardo:

[De todas formas no puedes negarte, pequeño, nunca olvides ese detalle ;) ]

[ ¿A dónde iremos? ]

Bastardo:

[Así me gusta, buen chico. ]

[ No seas pesado, baboso ]

Taehyung no pudo evitar poner los ojos en blanco al leer los mensajes del mayor ni tampoco la pequeña y discreta sonrisa que apareció en sus labios.

Justo ahora estaba teniendo el chat más largo con Jungkook desde que le había conocido, y no le disgustaba o enfadaba. Debía admitir que aquella conversación con el mayor estaba mucho más interesante que lo que estaba diciendo el maestro.

Bastardo:

[Ok, ok... No puedo decirte, es secreto... ]

[ No confío en ti... ]

Bastardo:

[ Me ofendes... No tienes necesidad de ser desconfiado... te va a gustar, eso te lo aseguro ;) ]

[ ¿No vas a decirme cierto? ]

Bastardo:

[ No ]

[ Bien, como quieras... Ahora déjame en paz, se supone que le debo prestar atención a la clase. ]

Bastardo:

[ Nos vemos esta noche, dulzura ]

Taehyung observó la pantalla, sin embargo no se molestó en contestar el último mensaje que le había enviado el de cabellera azabache y tampoco se molestó en desaparecer la pequeña sonrisa que se había instalado en sus labios. Si lo pensaba de cierta forma, estár con Jungkook no era tan malo... ¡¿Qué estaba pensando?!

Sacudió la cabeza y guardó el móvil de vuelta a su bolsillo.

Era verdad que no odiaba al mayor, por alguna razón no podía hacerlo, aunque no quisiera debía aceptar que en algunas ocasiones estando con el azabache, sin ropa y dentro de cuatro paredes para ser más precisos, se había sentido bastante bien. Eso no significaba que le odiara, claro, no le simpatizaba ni le soportaba, pero tampoco lo odiaba.

Y al pensar en lo que le había dicho, sólo llenaba su pecho de curiosidad y expectación, había aprendido un par de cosas sobre Jungkook, y una era que, no era alguien predecible, para nada.

Aquella pequeña sonrisa, a simple vista insignificante, volvió a aparecer en su rostro.

Seokjin, quien había visto toda la situación, desde que el pelinegro recibió el primer mensaje, sólo se limitó a observar las reacciones, para nada usuales, de su mejor amigo.

Sabía que este, aunque no lo admitiera, le pasaba algo con el mayor. Claro que lo sabía, no era ciego ni estúpido.

Pero ya eso sería algo que sólo el tiempo confirmaría.

•••••

La noche transcurrió sin contratiempos, Taehyung acudió a su nuevo trabajo en compañía de Seokjin, quien permaneció junto al pelinegro.

Las cosas en el club no fueron diferentes de otro día. Gran flujo de clientes, buena música y un gran ambiente.

Dieron las dos de la mañana y con eso el turno de Taehyung llegó a su fin. En el cuarto de los empleados cambió su uniforme que consistía en una camisa blanca y unos ajustados pantalones negros, a una camiseta gris, jeans rotos, chaqueta negra y botas del mismo color.

Volvió al área de la barra pero no encontró rastro de nadie, había perdido de vista a su castaño amigo desde poco menos de una hora y Jungkook le había dicho que le recogería al termino de su turno, pero ni su sombra hacia acto de presencia.

Decidió salir del local, de todas formas ya no tenía nada que hacer y sin la presencia de Seokjin o Bogum no le apetecía permanecer allí.

En cuanto salió la brisa fría de la madrugada le golpeó en el rostro. Que suerte que traía su chaqueta.

Se dedicó a observar a los autos que transitaban y a las personas que entraban y salían del club. Hasta que un Mercedes en color blanco con cristales polarizados aparcó en frente suyo. Era Jungkook.

El pelinegro rodeó el automóvil y se subió al asiento del copiloto. Observó al mayor más tiempo del apropiado. Llevaba un pantalón gris deportivo y un polo en color negro de mangas largas, que se ajustaba asquerosamente bien a sus músculos. ¿Cómo era posible que alguien se vieran tan bien en un atuendo tan simple?

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó Jungkook rompiendo el silencio al mismo tiempo que ponía el auto en marcha.

—¿A dónde iremos? —preguntó de vuelta el menor, volviendo su vista al frente, con el ceño ligeramente fruncido.

—No comas ansias, pequeño —dijo el mayor con una media sonrisa—. Lo sabrás cuando lleguemos.

Por más preguntas que hizo Taehyung, no logró sacarle ni una sola pista al mayor, así que terminó rindiendose.

Instalaron una pequeña conversación, mientras cada vez más se alejaban de la ciudad, hasta el punto de que poco tiempo después esta quedó atrás.

Luego de un rato, los ojos de Taehyung se abrieron con sorpresa y sus labios formaron una perfecta O cuando ante sus ojos apareció el hermoso paisaje marítimo. El inmenso mar que parecía no tener fin, con la luna sobre el, brillando intensamente.

—¡La playa! —exclamó el menor genuinamente emocionado.

—¿Ves pequeño? Te dije que te gustaría —comentó el azabache.

Jungkook siguió conduciendo hasta una zona muy alejada, donde se ubicaba una bonita casa de playa, muy moderna, de dos niveles.

El mayor estacionó el auto frente a la entrada. Tomó un bulto del asiento trasero y salió del auto, Taehyung hizo lo mismo.

—Y... ¿Qué tal? ¿Acerté? —preguntó Jungkook. Taehyung asintió energéticamente viendo todo a su alrededor.

—Pues si... Yo nunca había estado en una playa antes...

—Me alegra ser el primero en traerte.

—Desde que te conocí te has dedicado a ser el primero en todo... —Taehyung analizó sus palabras muy tarde, automáticamente sus mejillas se tiñeron de rojo—. Bueno... eh... lo que quiero decir es... ¿Por qué no vamos adentro? Me gustaría ver el mar por lo menos un rato también...

—Claro... —fue lo único que dijo el azabache, sin disimular su sonrisa

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