11
—Wow... Ese profesor tuyo es un hijo de puta —dijo Hongjoong, frunciendo el ceño ligeramente. El pequeño grupo se encontraba en el consultorio del mayor de los hermanos, tomándose unos minutos libres.
—El tipo es un pesado y además me odia, aunque no sé porqué... —respondió Taehyung.
—No será el último créeme... a lo largo de mis años en la universidad me encontré con varios maestros así...
—Son una patada en el culo... —bromeó Taehyung, a lo que el mayor rió.
La pequeña entrevista había transcurrido de manera satisfactoria. Hongjoong era un hombre increíblemente carismático e inteligente y a Taehyung le cayó bien al instante.
El pelinegro había logrado conseguir muy buena información de primera mano y el resultado final había quedado bastante bien. Estaba realmente contento.
—¿En qué carrera están ustedes? —preguntó Hongjoong dirigiéndose a los dos menores—. Me imagino que están en la Facultad de Ciencias.
—Pues no, estoy en la de Psicología —respondió Taehyung
—Y yo de Pedagogía —continuó Seokjin—. Nos graduamos en un par de años.
—Oh ya veo... ¿Y cómo se conocieron ustedes? —esta vez la pregunta fue para el resto de los mayores. El rostro de Taehyung palideció al instante y a Namjoon se le escapó una pequeña risa. Jungkook se aclaró la garganta.
—Son amigos de mi hermano... esto... Y Taehyung empezó a trabajar en su club desde hace unos días...
Hongjoong estuvo a punto de comentar algo, pero se vió detenido por una enfermera que había entrado a la habitación para informarle que ya debía asistir a la cita que tenía programada. El pelinegro se disculpó y el resto se despidió para abandonar la habitación.
—Eh... Yo tengo que volver a la universidad... —comentó el castaño cuando se vieron fuera del edificio del hospital—. Tengo dos clases esta tarde... ¿Vienes Taehyung o...? —aunque coincidían en algunas asignaturas, los horarios del castaño y el pelinegro no eran los mismos.
—Los miércoles sólo tomas una clase a las cinco de la tarde —dijo Jungkook mirando al de mechitas verdes—. Aún faltan horas, quédate a tomar el desayuno conmigo —las palabras del mayor sonaron a muchas cosas, menos a una petición.
—Hasta te sabes los horarios... —murmuró Seokjin, en voz muy baja y con cierto fastidio.
—Yo puedo llevarte —intervino Namjoon observando al castaño—. La universidad me queda de paso, no sería un problema darte un aventón.
—Oh no... Yo... No quiero molestar... —habló el menor, con un ligero color rosa en sus mejillas.
—No será molestia —dijo Jungkook—. Namjoon frecuenta mucho esa zona debido a su trabajo, Taehyung te alcanzará más tarde.
Sin más Jungkook tomó a Taehyung del brazo y empezó a caminar en dirección contraria a los otros dos.
Seokjin lo miró con los ojos bien abiertos, con un "¡No me dejes!" en su desesperada mirada. El pelinegro sólo se encogió de hombros y articuló un ligero "Lo siento".
Namjoon se aclaró la garganta, llamando la atención del menor.
—¿Cuándo debes entrar a tu primera clase? —preguntó el rubio.
—Al medio día... —respondió el castaño en voz baja. Namjoon miró su reloj, las diez y cincuenta y uno de la mañana.
—Aún falta una hora para eso... ¿Ya desayunaste?
—Eh... No... bueno si... quiero decir, de verdad no hace falta, no quiero molestar...
—No es una molestia, Seokjin —el castaño tragó en seco, al escuchar su nombre ser pronunciado de forma tan elegante y ¿sexy?—. Yo no lo he hecho y necesito cafeína para empezar mi día... Conozco un café muy cerca de la universidad, podemos ir allí.
—Mm... si, conozco el lugar, voy con Taehyung muy a menudo.
—Genial —sonrió el rubio, y el castaño se sonrojó al instante.
Ay mierda... que sonrisa tan linda... pensó Seokjin.
•••••
—Esta noche puedes volver a mi casa y seguir trabajando allí, en mi despacho está todo lo que puedas llegar a necesitar —dijo Jungkook luego de darle un trago a su café amargo.
—No hace falta, no pienso volver a arriesgarme a llegar tarde a la universidad nuevamente —dijo el pelinegro negando repetidas veces con la cabeza.
—No lo harás, no tienes de qué preocuparte.
—No, te pedí que no molestaras hasta el sábado... —el pelinegro tomó su zumo de naranja y le dió un par de sorbos desviando su mirada de la del azabache.
—Quiero follarte de nuevo y no me apetece esperar hasta el sábado —ante esto el pelinegro se atragantó con el jugo.
—¡¿Puedes... puedes dejar de decir esas cosas?! —soltó el pelinegro con el rostro rojo.
—¿Qué? Es la verdad... además, no te la pasaste tan mal la última vez, te recuerdo que te di la opción de irte... tu decidiste quedarte, en parte el haber llegado tarde ayer también fue tu culpa —replicó el azabache.
Taehyung no pudo rebatir su argumento, tenía toda la razón. Jungkook le había dado la oportunidad de irse aquella noche, pero el y su estúpida calentura decidieron quedarse.
—Eso ya no importa...
—Pasaré por ti a la universidad, llama cuando salgas de clases —dijo el mayor con cierto tono autoritario. Taehyung lo miró con el ceño fruncido, no podía negarse y eso sólo aumentaba sus ganas de golpear al azabache.
—Ok...
—Bien, así me gusta —dijo Jungkook sonriendo—. Otra cosa... anoche hablé con tu padre —esta vez su rostro, al igual que él del menor, se tornó serio.
—¿Qué quería?
—Le dije que ya no debía preocuparse por la deuda, que tu ya habías pagado —Taehyung no dijo nada, sólo posó su mirada en sus manos entrelazadas por encima de la mesa—. ¿Por qué haces esto si odias a tu padre, Taehyung?
—Eso no te incumbe —respondió el menor con más rudeza de la necesaria.
—Solo te hice una pregunta, no tienes que responder de esa forma —dijo Jungkook en el mismo tono que había usado el pelinegro.
—No me gusta hablar de mi padre, Jungkook... No me gusta hablar de mi familia en general... lo único que debe preocuparte es que yo cumpla con el contrato.
—Bien, tienes razón pequeño —dijo Jungkook inclinando su rostro para acercarse más al menor—. Entonces... cumple con el contrato y ven a mi casa esta noche para que pueda follarte contra el escritorio de mi despacho.
—Voy al baño... —el pelinegro se levantó rápidamente de su silla, rojo hasta las orejas, no le dió tiempo al mayor de decir nada, salió disparado hasta los baños del local.
Jungkook sonrió complacido. La verdad que aquel chico le gustaba demasiado. A veces tan rebelde y luego tan tímido, como ahora. Había estado con muchos chicos y chicas, pero ninguno como Taehyung, no le llegaban a los talones.
Aquel pelinegro era la primera persona con la que quería algo más que divertirse una noche. El menor le gustaba, demasiado. Se había encaprichado con él, lo admitía ¿Pero cómo no hacerlo? Le había lanzado una copa de vino al rostro en frente de sus clientes, le había insultado... luego se había comportado de aquella forma tan tímida y sumisa. Era como un gatito arisco, uno que se atrevía a retarlo. Tenía claro que Taehyung no le soportaba, de no ser por el contrato no podría tenerle consigo en esos momentos, y justamente eso sólo aumentaba su interés. Sus amantes anteriores se le habían ofrecido en bandeja de plata, ellos habían ido por él, en este caso él, había tenido que ir por Taehyung.
Los tres meses siguientes, serían muy interesantes y entretenidos, sobre todo excitantes. Y si qué se encargaría de disfrutarlos al máximo.
Oh... por supuesto que lo haría.
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