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10

Taehyung gimió cuando los dientes del mayor tomaron la morena piel de su cuello y tiraron de ésta con un poco de rudeza.

Se había negado rotundamente a la petición del azabache sobre ir a la mansión de éste, pero no había podido evitar caer en la situación en la cual se encontraba en ese preciso momento. Sentado a gatas sobre el regazo del mayor, con las manos enterradas en sus hebras de color marrón mientras éste devoraba su piel a voluntad, dejando múltiples marcas a su paso.

—Jung... Jungkook... suficiente, debo... ir-irme... —habló Taehyung con voz nerviosa y excitada, sin embargo, no hizo ni el más vago intento por apartar al azabache o alejarse—. Tengo mucho trabajo... Por... hacer.

—Ya te dije que puedo pagar para que hagan ese reporte por ti, dulzura —dijo Jungkook con voz más profunda de lo normal, abandonando el cuello del pelinegro para poder verle a la cara, el aludido negó varias veces con la cabeza.

—Ya te dije que no... No tendré otra deuda contigo...

—No deberás nada, no es un préstamo, sólo quiero ayudar—replicó el azabache.

—No quiero tu ayuda, Jungkook —Taehyung volvió a negar, esta vez separándose del mayor y poniéndose de pie con dificultad, acomodando su ropa e intentando, sin éxito, disimular el temblor en sus piernas—. Es en serio, se supone que ahora debería estár en mi departamento intentando salvar mi asignatura... te agradecería que no me contactaras hasta el sábado...

—Estás siendo muy extremista, bombón, ok, no quieres que pague para que realicen el trabajo por ti, entonces yo mismo te ayudaré... recuerdo que cuando estaba en la universidad me tocó hacer algunas asignaciones como esa, no será un problema para mi —el mayor se puso de pie—. Ya terminé con los asuntos que tenía pendientes para hoy, podemos irnos ahora mismo.

Empezó a caminar con intenciones de dirigirse hacia la puerta, pero las pequeñas manos del pelinegro pasándose sobre su pecho le detuvieron.

—Wow, wow, alto ahí... No vendrás a mi departamento —Jungkook tomó las manos de Taehyung entre las suyas y las apartó de si, pasándolo de largo e ignorando sus palabras.

—No te he pedido permiso, dulzura —habló en tono tranquilo y continuó caminando.

A Taehyung no le quedó más remedio que seguir al mayor quien ya había salido de la oficina.

•••••

—Bonito departamento —comentó Jungkook, observando el lugar con detenimiento.

La verdad era que el departamento del pelinegro estaba bastante bien, lujos no le faltaban. La decoración era minimalista pero moderna, todo en colores neutros.

—Gracias, supongo... esto... ¿quieres algo de tomar? —preguntó Taehyung, prestandole más atención de la debida al azabache, no sabía por qué pero tenerlo en su departamento le ponía nervioso de alguna manera, pues este estaba, de una forma u otra, invadiendo su espacio.

—Pues ya que lo preguntas, si —respondió el mayor tomando asiento en el mueble en forma de L que ocupaba el centro de la sala—. Me encantaría tomarte a ti, en cuatro, justo ahora... ¿Pero no es una opción, cierto?

—No seas pesado, imbécil —Taehyung no pudo detener el rubor que se instaló en su rostro luego de escuchar las palabras del azabache, así que sólo desvió la mirada y se aclaró la garganta—. Deberíamos empezar a trabajar de una vez, hay mucho por hacer.

—Lo que tu digas, pequeño —respondió Jungkook—. ¿Por dónde empezamos?

Taehyung guió al mayor hasta su habitación, pues en la misma tenía un ordenador de escritorio, además de que trabajarían más cómodos. Y así lo hicieron, por lo menos durante las tres horas siguientes. Por supuesto, con pequeñas pausas ocasionadas por comentarios subidos de tono por parte del azabache e improperios por parte del pelinegro.

Lograron avanzar considerablemente, y en el transcurso del tiempo Taehyung descubrió algunos datos sobre el azabache, pues aparte de trabajar en el reporte, habían instalado una conversación. Descubrió que los colores favoritos de Jungkook eran el azul, el rojo en tonos oscuros y el negro, también que tenía una muy buena relación con su abuela y que odiaba los postres. La verdad, habían mantenido una charla muy amena, para sorpresa del pelinegro.

—¿Ella es tu madre? —preguntó Jungkook, tomando un retrato que descansaba sobre la mesilla de noche, en cual se apreciaba a una bella mujer de abundante cabellera negra, ojos risueños y labios delgados. Taehyung sólo se limitó a asentir—. Una mujer muy hermosa.

—Si, lo era... ¿Cuántas páginas llevamos hasta ahora? —preguntó el pelinegro rápidamente cambiando de tema, Jungkook no se molestó en indagar más y dejó el retrato en su lugar, para volver a la portátil en la cual estaba redactando la información para el informe—. Hasta ahora solamente sobre el origen de la neurociencia tenemos dieciséis páginas...

—Bien... Sólo faltan ciento cincuenta y cuatro páginas más... —comentó Taehyung luciendo más derrotado que otra cosa, observó las ventanas y notó que ya había oscurecido, miró la hora en la pantalla del ordenador, siete y treinta y ocho de la noche.

—No empieces a desesperarte ¿quieres d... —las palabras de Jungkook se vieron interrumpidas por el sonido del timbre, que resonó desde la sala.

—Mierda... _murmuró Taehyung poniéndose de pie—. Olvidé que Seokjin vendría a ayudarme... vuelvo en un minuto —Taehyung salió de la habitación dejando sólo al azabache.

Dirigió sus pasos por el pasillo hasta la puerta y en efecto, cuando abrió la misma se encontró con su castaño amigo al otro lado.

—No respondiste mis mensajes... ni llamadas, supuse que estabas muy centrado trabajando —dijo el castaño ingresando al departamento.

—Lo siento... dejé mi móvil en silencio... y si, he estado trabajando en el informe.

—Bien, no tendrás que hacerlo sólo, me quedaré a dormir si hace falta y no me iré hasta que terminemos, ¿Has avanzado mucho?

Pregunto el castaño mientras recorría el ya tan conocido camino hacia la habitación del pelinegro, pero este le detuvo sujetandole del brazo.

—Esto... Jin, no estoy solo...

—¿Con quién estás?

—Conmigo —interrumpió el mayor caminado por el pasillo hacia los dos chicos.

—Tú... te conozco... —dijo Seokjin entrecerrando los ojos, para luego abrirlos con sorpresa y finalmente hacer una mueca de enojo—. ¡Eres el tipo de club! ¡El imbécil de Jeon Jungkook! ¿que haces aquí? ¡deja en paz a mi amigo, hijo de puta! ¡¿No es suficiente con todo lo que le has hecho ya?! ¡debería darte vergüenza mald...

—¡Seokjin! —Taehyung le detuvo justo antes de que empezara a avanzar hacia el azabache —Detente... Jungkook me está ayudando con el reporte, por favor cálmate.

—Un placer conocerte, Seokjin —dijo el mayor con voz calmada—. Comprendo tu enojo, Taehyung es tu mejor amigo y por tanto le defiendes... Pero mi relación con Taehyung no es un tema para el momento, lo primordial es que pueda tener listo su informe, no tenemos tiempo que perder, ¿Te nos unes o seguirás insultandome?

Seokjin le miró con la boca abierta, alternando su mirada entre él y el pelinegro, quien sólo se encogió de hombros. El azabache giró sobre sus talones y volvió a la habitación, segundos después los menores le siguieron.

Continuaron trabajando, Taehyung ahora se encontraba algo incómodo, sin saber cómo sobrellevar la situación, Seokjin permanecía con el ceño fruncido, evidentemente tenso y Jungkook... Pues simplemente no podía evitar divertirse con la situación, las reacciones del castaño y la incomodidad del pelinegro le parecían graciosas.

El celular del mayor empezó a sonar, llamando la atención de los tres. Lo tomó y observó la pantalla. Era Namjoon.

—Hola Kim... —dijo el azabache cuando contestó la llamada.

—Hola Jeon, ya hablé con mi hermano, estará dispuesto a recibir a tu novio, mañana a las diez en punto, deben ser puntuales, él está muy ocupado y no tendrá otro momento para recibirle que no sea ese.

—Está bien, gracias Kim, esto le será de mucha ayuda a Taehyung.

—No hay de qué —respondió el hombre del otro lado de la línea riendo un poco—. Me agrada ese chico, todo el que pueda insultarte de la forma en que el lo hizo puede considerarse mi amigo.

—Bastardo —dijo el azabache poniendo los ojos en blanco, escuchó la estruendosa risa de su amigo al otro lado de la línea, y colgó—. Era Namjoon.

—¿Qué te dijo? —preguntó Taehyung.

—Su hermano podrá recibirte mañana a las diez.

—¡¿En serio?! ¡Genial! —el menor sonrió como alguien que acababa de ganar la lotería.

—¿Quién es Namjoon? —preguntó Seokjin entrando en la conversación.

—Kim Namjoon, es el hermano menor de Kim Hongjoong —respondió Taehyung emocionado. Seokjin abrió los ojos sorprendido.

—¿Eh? ¿Kim Hongjoong ? ¡¿El famoso neurocirujano?!

—Ese mismo —respondió Taehyung.

—¿Puedo ir con ustedes? —preguntó el castaño. Taehyung instintivamente miró a Jungkook.

—Claro que puedes, no le veo problema —respondió el azabache, tanto Taehyung como Seokjin sonrieron como niños en una juguetería.

—¡Gracias, Jungkook! —dijo Taehyung, Jungkook se sorprendió por un momento, era la primera vez que veía al menor sonreír de manera sincera, y a decir verdad, la vista le gustaba, por alguna razón su pecho se sintió cálido.

Taehyung inmediatamente borró su sonrisa y se aclaró la garganta ¿Qué había sido eso? ¡¿Por qué demonios se había portado tan dulce?! Rápidamente cambió el tema de conversación y volvieron a trabajar. Y así permanecieron por un par de horas más.

Hasta que Jungkook tuvo que irse. Después de eso tanto el castaño como el pelinegro se quedaron hasta altas horas de la noche.

•••••

Faltaba poco más de media hora para las diez. Ambos amigos se encontraban frente al departamento del pelinegro, esperando por Jungkook, éste le había enviando un mensaje a Taehyung diciendo que le pasaría a buscar en compañía de Namjoon.

—Sólo te diré que aunque trate de llevar la fiesta en paz no significa que no esté enojado con ese imbécil de Jeon... Sigo pensando que es un hijo de puta y que no es justo lo que te está haciendo —habló Seokjin. Taehyung suspiró y se cruzó de brazos.

—Lo sé Jin... Pero lo hecho, hecho está... Sólo me queda esperar a que pase el tiempo y atenerme a las consecuencias de lo que yo mismo acepté.

—Ayer te veías muy a gusto con él... —comentó el castaño.

—No te imagines cosas, Seokjin, sólo estaba siendo cordial... jamás me la pasaría bien con ese idiota, sólo lo soporto por obligación y los sabes.

—Lo sé... perdona.

La plática de ambos chicos se vió interrumpida por un auto en color negro que se estacionó frente a ellos. El segundo par de amigos bajó del mismo, ambos sumamente atractivos en trajes elegantes.

Taehyung no pudo evitar reparar en lo malditamente apuesto que era Jungkook, aunque segundos después, envió aquel pensamiento a lo más profundo de su mente.

—Buenos días —saludó el mayor.

—Hola... —respondieron ambos menores.

—Me alegra volver a verte, Taehyung —dijo Namjoon.

—Lo mismo digo —respondió Taehyung, y notó la mirada que el hombre puso sobre su amigo—. Ah... este es mi mejor amigo, Seokjin —le presentó el pelinegro rápidamente.

—Es un placer... Kim Namjoon —se presentó el rubio, tendiendo una mano hacia el castaño.

—Kim Seokjin —respondió aceptando la mano del rubio, quien se llevó la suya hasta los labios para depositar un pequeño beso sobre sus nudillos.

El rostro del castaño se tornó asquerosamente rojo, y Namjoon sonrió satisfecho.

Pero que belleza... pensó.

—Bien... —interrumpió Jungkook—. ¿Nos vamos ya?

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