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O2; PECADO

PECADO

La noche había refrescado un poco, por lo que Jimin llevaba una chaqueta roja
—ya que sabía que la castaña luego tendría frío—, camisa blanca, la cual tiene los primeros tres botones desabrochados dejando un poco a la vista su pecho, un pantalón del mismo color y su cabello rubio está rizado, llevándose suspiros de las personas que lo veían llegar.
Mientras que Goeun llevaba un vestido rosa que tenía algunas flores, en los antebrazos sus mangas se abrían, y le llegaba arriba de las rodillas. Su cabello suelto y ondulado, decidió ponerse un poco de rímel, delinearse y pintar sus labios de rosado.
Su mejor amigo no pudo evitar admirarla por unos pequeños segundos, causando que sus mejillas ardieran, aunque ella también lo admiraba pero sin ser vista.

Al llegar donde era la fiesta de un idol amigo de Jimin, el cual también estaba de vacaciones allí, ya que cuando este le contó la idea de viajar decidió hacer lo mismo con su novia, por lo que lo invitó a la fiesta. La música se escuchaba demasiado fuerte, había más personas entre ellos de lo que se imaginaron, algunos famosos y otros no, pero aún así de confianza, pues lo que sucede allí se queda allí, por lo que estaban todos cómodos.
El olor a cigarrillo, marihuana y alcohol llegaron a las fosas nasales de la castaña, que hizo una mueca de disgusto al no estar para nada acostumbrada.
Jimin apretó el agarre por las personas que había, ya que podían hacer que perdiera de vista a su amiga. Una vez que llegaron a la cocina él no dudó sacar unos vasos del mueble, mientras que la castaña lo miraba con el semblante serio.

—¿Qué sucede? —pregunta destapando la botella de vino que había decidido llevar, y ella no pudo evitar morder su labio inferior al verlo.

—Que no me gusta estar aquí —admite mirando un grupo de hombres que parecían estar drogados y alcoholizados, mientras reían sin parar, empujándose con torpeza.

—Oh, vamos, no puedes seguir encerrada. Tienes que salir más, experimentar, no lo sé —se encoge de hombros—. No digo que te drogues, eso no lo hagas —advierte acercándose a ella  mirándola divertido—. Ten —le entrega un vaso con vino— Brindemos por estas vacaciones.

—Está bien —medio sonríe, llevando el vaso a su labios dándole un pequeño sorbo, para luego hacer una mueca. Pues, no era de beber, lo que causó la risa de Jimin.

—Vamos a divertirnos.

Siguieron bebiendo y comenzaron a bailar divirtiéndose demasiado, tanto así que por momentos no podían evitar soltar carcajadas, sin saber si es porque se les hacía gracioso su forma de bailar o porque ya se estaban ebrios. Mientras por momentos algunas personas se acercaron a ellos entablando conversación, hasta llegando a bromear, lo cual era agradable para ambos.

Para la sorpresa de Goeun, realmente estaba divirtiéndose por primera vez en una fiesta desde que habían llegado  y más al tener al rubio cerca.
Cuando bailaban no podía evitar acercarse demasiado a él, pues el alcohol estaba comenzando a hacer efecto, tanto así que trataba de verse coqueta para así llamar su atención.
Lo que le sorprendía era que Jimin no se alejaba o parecía incómodo, al contrario, pasaba sus manos por su cintura acercándola aún más, mientras con algo de intensidad admiraba cada centímetro de su rostro, y por momentos sonreía causando la suya.

La castaña volteó dándole la espalda, sin separarse de él, sintiendo su tibia respiración en su cuello que provocó que su piel se erizara. Sonrió siguiendo el ritmo de la canción, la cual todos bailaban apegados pasando las manos por el cuerpo del otro.

Al sentir las manos del rubio en sus muslos, puso las suyas sobre las de él siguiendo sus movimientos, sintiéndose estremecer. Nunca antes había llegado tan lejos con él y eso no es algo que harían realmente, por lo que no podía evitar emocionarse al pensar que quizás estaba logrando que se fijara en ella de otra manera.

—Goeun...debo ir al baño —roza su cuello con los labios y ella voltea a verlo deseosa—. Ya vuelvo.

—Está bien —este al darle un toque en la barbilla, mientras le sonríe, ella también lo hizo, pero sonrojada.

Al verlo perderse entre la multitud, mordió su labio inferior, sintiendo un cosquilleo en su estómago.
Quería que pasara de una vez, deseaba se fijara en ella y poder enamorarlo tanto como lo estaba de él.

En esos momentos mientras lo esperaba, no podía evitar recordar cuando luego de su primer encuentro habían comenzado a tener interacciones en las redes sociales, causando que sus fans enloquecieran.
Hasta que Jimin fue el primero en contestarle un tweet, luego de eso se mensajearon y así llegaron a encontrarse alguna que otra vez, pues se le había hecho realmente agradable y dulce, por lo que no dudó en comenzar una amistad, pero después de unos meses fue otra persona más que cayó ante los encantos de Park Jimin.

Había decidido no decirle, ya que tenía demasiado miedo de perder su amistad, además que había notado que él coqueteaba con todas las personas, menos con ella. Por lo que rápidamente pudo deducir que no tenía posibilidades y decidió vivir con aquel dolor. Hasta que él tuvo la idea de que hicieran un viaje juntos, donde al notar que le había coqueteado por primera vez, decidió intentarlo.

Al darse cuenta que los minutos pasaban y alguna que otra persona intentaban sacarla a bailar, a lo que no aceptaba ya que temía que su mejor amigo apareciera y no pudieran seguir, decidió buscarlo.
Preguntó dónde quedaba el baño, subió las escaleras y tocó la puerta que le habían dicho, pero de allí salieron una mujer y un hombre, por lo que se sintió avergonzada.

Bajó nuevamente las escaleras y al querer entrar a la cocina se llevó varios empujones, causando que algunos  quejidos escaparan de sus labios.
Soltó un suspiro de frustración, deseando poder encontrarlo de una vez, pero al verlo frente a la rubia que había capturado su atención en pocos minutos, se decepcionó por completo.
Esta se encontraba apoyada en la mesada, mientras Jimin estaba a pocos centímetros con sus manos apoyadas a los costados de ella, aunque por momentos miraba a su alrededor, asegurándose que nadie se encontrara filmándolos o sacando fotos.
Simplemente, pasaban de ellos, lo cual era algo extraño para él, pero agradable.

Samantha le sonreía tímidamente, por lo que él seguía hablándole de manera seductora. Llevó la mano a su barbilla y sin dudarlo juntó sus labios, sorprendiéndola por completo, mientras Goeun observaba aquella escena boquiabierta, sintiendo su corazón doler y sus ilusiones rotas.

Desvió la mirada, sintiendo sus ojos picar por las lágrimas retenidas, escuchando la risa de Jimin, pero al darse cuenta que se calló de la nada, volvió a verlo, encontrándose con su mirada. Este parecía sorprendido y algo preocupado, mientras daba un paso hacia atrás y, Samantha volteaba a verla confundida.

—Goeun...

—¿Me das las llaves del coche? —extiende su mano—. Quiero irme.

—¿Qué...?

—En verdad quiero irme.

—No te dejaré ir sola —se acerca rápidamente.

—Jimin...—enfrenta su mirada haciéndole saber que por primera vez estaba realmente molesta, lo cual lo sorprendió.

—Hey, ¿qué sucede? —trata de tomarla del brazo, pero esta se aleja.

—Quiero irme, Jimin.

—Pues, no te dejaré ir sola —alza una ceja.

—Entonces, vendrás conmigo. No pienso quedarme aquí un minuto más —voltea para comenzar a caminar.

—¡Goeun!















(...)

















Aquel grito había llamado la atención de las personas que se encontraban alrededor, pero a ellos no les importó en ese momento. Goeun se sentía lastimada, y Jimin quería saber qué le había sucedido para que actuara de esa manera, ya que nunca la había visto así por lo que estaba preocupado.
La castaña se había dirigido hacia el coche rápidamente, escuchando los gritos y pasos apresurados del rubio.

Durante el camino no había dicho una palabra, por más que este no dejara de intentar preguntarle. Temía que alguien hubiera intentado algo con ella, de sólo pensarlo sentía su sangre hervir. Se detestaba por haberse cruzado con Samantha, y no poder haber evitado controlarse al verla tan atractiva, con aquel vestido rojo apretado y pequeño que resaltaba su figura.

Una vez que llegaron mientras iban directo a su habitación, Jimin seguía atacándola con sus preguntas sin darse por vencido, porque sabía que en algún momento explotaría y le diría lo que le sucedía, aunque no era la mejor idea, era lo único que se le ocurría en ese momento.
Entró a la habitación dando un portazo, viéndola caminar alrededor de la cama con sus brazos cruzados y su ceño fruncido, por lo que frustrado tomó la botella de champagne que se estaba en el pequeño refrigerador, para luego destaparla provocando que la castaña se sobresaltara.

—¿Puedes dejar de beber? —pregunta molesta.

—¿Y tú puedes contestarme qué te sucede? —bebe de un gran sorbo lo que había servido en su copa.

La escuchó suspirar frustrada, por lo que volvió a servirse y mientras bebía no le quitaba la mirada de encima intimidándola, hasta que decidió quitarse la chaqueta.

—¡¿Puedes hablar de una vez?! —alza la voz frustrado desprendiendo su camisa, ya que comenzaba a sentir cada vez más calor, por lo que no sabía si era debido al enojo, al alcohol o ambas.

—¡Dijiste que estarías conmigo y te fuiste con ella! —espeta molesta.

—¿Es eso? —suelta una risa histérica, y pasa los dedos por las hebras de su cabello, tirando de este—. ¡Creí te había pasado algo, por Dios!

—¡Claro que me pasa! —tira su celular a la cama—. ¡Quería estar contigo!

—Espera, ¿acaso estás celosa?

—¿Q-Qué rayos dices? —titubea nerviosa y este alza una ceja mirándola irónico—. Sólo quería bailar contigo...y eso.

Jimin soltó una risilla, ya que se le hacía demasiado tierna. Luego se dirigió nuevamente a donde estaba la botella y tomó otra copa, bajo la atenta mirada de preocupación de la castaña, mientras trataba de fingir no estar ebrio, pues por el momento podía manejarlo muy bien, ya que estaba acostumbrado.

—Ven —le extiende la copa, la cual la toma con su mano temblorosa y saca el celular del bolsillo de su pantalón—. Beberemos y bailáremos aquí.

—Pero...

Comenzó a buscar en sus playlist alguna canción con la que pudieran bailar. Cuando empezó a sonar la canción de Grover Washington JR llamada Just the two of us, se llevó una mirada de confusión de parte de su mejor amiga, mientras dejaba el celular al lado de la botella de champagne.

—Bebe —señala su copa. Luego le da un gran sorbo a la suya, mirando como ella también lo hacía acabándola, lo que provocó que sonriera—. Ven aquí.

Dejó su copa al lado de la suya y juntó una de sus manos lentamente, sintiendo un cosquilleo en el estómago llevó la otra mano a su pequeña cintura. A pesar de que sólo tenían unos pocos centímetros de diferencia, la sentía tan pequeña ante él que le gustaba tratarla con delicadeza.

Una carcajada escapó de los labios de la castaña, por lo que la miró confundido.

—Lo siento, es que ésto no era lo que estábamos bailando allí —explica sintiéndose intimidada por su mirada.

—Eso no importa —murmura apegándola más a él—. Además, yo quería seguir bailando.

—¿O besándote con Samantha? —enfrenta su mirada.

—¿Estás celosa, Goeun? —cuestiona alzando una ceja, acercándose peligrosamente—. Porque siento que si lo estás —murmura cuando sus respiraciones se mezclaron.

La fémina tragó en seco perdiéndose en su mirada café, aquellos ojos la miraban acusatoriamente, pero quería creer que a la misma vez le rogaban que dijera que sí lo estaba. Sentía que su corazón iba a escapar en cualquier momento de su pecho si seguía teniéndolo así de cerca, pero no pudo contenerlo más y siguió su impulso juntando sus labios.

Al no ser correspondida se alejó sintiéndose arrepentida, sin saber cómo enfrentar su mirada y la situación.

—Jimin...—lo mira por un momento como este parece atónito.

Pero cuando quiso seguir hablando, fue interrumpida por los esponjosos labios de él que se le hicieron exquisitos. La tomó de la nuca de manera brusca, mientras la otra mano la pasaba por su cintura apretando el agarre.
Un jadeo escapó de los labios de Goeun, al sentir la lengua del rubio introducirse en su boca. Sin dudar comenzó a saborear sus labios de manera desesperada, por todo el tiempo que había soportado las ganas de hacerlo.

Jimin bajó sus manos a sus muslos haciéndole saber cuál era su intención, por lo que enrolló las piernas en su cadera y este comenzó a caminar hacia la cama, donde la depositó de manera delicada.
Se había imaginado ese momento incontables veces, pero jamás había esperado que fuese de aquella manera, de todas formas no le importaba porque estaba deseosa por probarlo.

Comenzaron a deshacerse de la ropa del otro de manera rápidamente, Jimin al ver con un conjunto de encaje blanco soltó un suspiro admirando su cuerpo, su piel blanca como la porcelana que hacía resaltar algunos lunares.
La había visto en bikini los días anteriores, pero no se comparaba nada con lo fascinante que se veía con aquel conjunto que aumentaba su deseo.

Era tanto el que sentían que estaban cegados, al punto de que de un momento para el otro este se encontraba sobre ella completamente desnudo, pasando su miembro por su entrada provocando que un gemido escapara de los labios de ella.

—Hazlo, por favor —dice rogante.

—Nunca lo hice sin preservativo —murmura agitado en su oído.

—Yo tampoco —acaricia su cabello—. Pero hazlo...

Tomó el miembro entre sus manos pasándolo sobre su entrada húmeda para así lubricarse, y ella soltó un gemido ahogado que fue callado por los labios del rubio, por lo que movió sus caderas provocando que volviera a pasar.

—Goeun, no hagas eso —gruñe tratando de controlarse, pero volvió a hacerlo.

Aunque este no dijera nada sentía que ya no podía más, por lo que lo tomó por su base y con facilidad, gracias a sus líquidos, se introdujo de manera lenta, provocando que ambos gimieran por lo alto. Una vez que entró por completo, Goeun sintió que le quitó el aliento, mientras Jimin la miraba fijamente con la respiración pesada, tratando de no moverse hasta que ella se lo hiciera saber, porque el sentir como sus paredes lo apretaban, provocaba que sus sentidos se dispersaran.

Comenzó a moverse lentamente una vez vez ella asintió, besaba su cuello, mientras con una de sus manos masajeaba uno de los pechos.  Sentirla de aquella manera, lo hacía enloquecer como nunca antes se había sentido en un momento así.
En ese instante no le importaba que fuese su mejor amiga, que sintiera que era un pecado porque eso lo hacía exquisito y más aún cuando ella enrolló las piernas, sintiéndolo más profundo, por lo que empezó a aumentar sus embestidas.

—Jimin...—su nombre escapa de sus labios y este gime al escucharla de aquella manera.

Se sentía realmente llena con cada movimiento, por lo que se aferró a las sábanas que se encontraban debajo de sus cuerpos, escuchando simplemente la respiración pesada de Jimin, junto a los choques de sus cuerpos. Este tomó una de su mano, para luego entrelazar sus dedos con fuerza, mientras aumentaba las embestidas, la cuales eran duras y con fuerza golpeando justo su punto sensible.

—¡Oh, Jimin! —grita tirando de su cabello con la otra mano al sentir sus paredes contraerse, provocando que este gruña.

—Maldición, ¿qué estás haciéndome?

Siguió con las embestidas por unos segundos y salió de su interior tomando el miembro en su mano, para comenzar a masturbarse sin dejar de ver el rostro sudado y enrojecido de su mejor amiga, que tenía el cabello despeinado.
Al cabo de unos pocos movimientos se corrió sobre el abdomen de la castaña, soltando un gemido ahogado, sintiéndose enloquecer y desvanecer.

—Oh, mierda —murmura entrecortado.

Goeun no pudo evitar jadear al sentir el líquido tibio en su vientre y al ver a Jimin, también con su rostro enrojecido y sudado. Aún así, lo tomó de la mejilla acercándolo a ella para juntar sus labios en un pequeño beso.

—Te limpiaré —toma una bocanada de aire para comenzar a caminar hacia el baño, mientras ella no puede evitar admirar su cuerpo desnudo.

Una vez que la limpió, tiró el papel, para después apagar la música y recostarse a su lado sintiéndose agotado como también mareado. Culpaba en parte al alcohol, mientras que Goeun se acercó a él apoyando su cabeza en su pecho, escuchando sus latidos acelerados. Levantó un poco su cabeza observándolo como este miraba a la nada, por lo que comenzó a preocuparse.

—¿Estás bien?

—Lo estoy —suspira abrazándola—. ¿Y tú?

—Lo estoy —responde con una sonrisa.

—Ahora descansa, bonita —murmura cerrando sus ojos.


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