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4O; ESPERANZA

ESPERANZA

La excitación era tanta que Goeun no sabía en qué momento terminó a horcajadas sobre Jimin. Este había pegado su boca en la suya, como también sus cuerpos, mientras sus manos se dirigían al trasero de ella dándole por momentos apretones.
La fémina estaba adorando sus besos, como su lengua jugaba con la de ella, como le quitaba el aliento, como mordía levemente por momentos su labio inferior y como la apretaba para que sintiese su erección.

Subía su suéter aún besándola, rozando la tibia piel de sus dedos contra las nalgas de ella, subiéndolo hasta poder deshacerse de una vez de este.
Se separó un poco para así observar su cuerpo con la claridad que entraba por la ventana por la luz de la luna. Admiraba cada centímetro de su cuerpo casi por completo desnudo, deteniéndose al llegar a sus pequeños y redondos senos con pezones duros preparados para él. Goeun sentía su rostro arder, aún no la tocaba, pero la miraba de una forma tan intensa que podía sentirlo en cada centímetro de su cuerpo.

Llevó las manos a sus senos acariciándolos con sus palmas, apretando con dos dedos sus pezones, sorprendiéndola cuando bajó la cabeza tomando uno con su boca. Pasaba su lengua por el alrededor, lo succionaba y llegaba a morder levemente, robándole suspiros de placer.
Sentía que temblaba de anticipación, que podría correrse en cualquier momento y él pareció haberse dado cuenta cuando bajó una de sus manos recorriendo su vientre hasta llegar a sus bragas húmedas.

Apartó el cabello de su cuello para así pegar sus labios en este, pasando su lengua, llegando a succionar, mientras sus dedos hacían movimientos circulares en su clítoris, provocando que gimiera por lo alto.
Podía sentir sus dedos empaparse al ritmo de sus vaivenes, al compás de sus gemidos. Disfrutaba de eso, a pesar que su miembro erecto palpitaba y sentía como llegaba a causarle una gran molestia.

—J-Jimin...—jadea enterrando los dedos en sus brazos, llamando su atención por lo que sacó el rostro de su cuello, para luego juntar sus labios en un pequeño beso. Ambos se observan con sus respiraciones pesadas y sus labios se rozan por momentos—, te necesito.

—¿Me necesitas? —pregunta llevando las manos a su trasero presionándola contra su erección, haciéndole gemir, mientras este trata de reprimir un gruñido, pero falla al presionarla con fuerza.

—Demasiado.

Se quedaron mirándose, sabiendo que eran invadidos por la inseguridad. Eran él y ella esa madrugada, en una encrucijada entre lo que no debía pasar y lo que estaba pasando, pero es que el deseo los estaba desbordando cada vez más con cada segundo, con cada beso intenso, con cada caricia.
Goeun sentía que no podía resistirse a sus besos, a sus caricias que calentaban tanto su alma, como también su cuerpo.

Sin más, Jimin llevó los dedos a sus bragas quitándoselas, para luego sacarse rápidamente el bóxer liberando su miembro endurecido, capturando toda la atención de Goeun. Este se estiró a la mesa de noche para abrir el cajón y sacar uno de los condones.
Lo hacía todo rápidamente, como si no quisiera pensar para nada en lo que estaba sucediendo entre ambos, si estaba bien o no, porque sentía como una presión iba instalándose en su pecho, pero estaba perdiendo la cabeza por el gran deseo que sentía por la castaña.

Comenzó a colocarse el condón, mientras Goeun tragaba en seco al saber lo que sucedería. No podía quitarle la mirada de encima, lo que llamó la atención de él que levantó la mirada conectándola con la suya al estar listo.
Se acercó a ella tomándola del rostro, juntando sus labios en un beso donde intentaba demostrarle todo lo que sentía por ella. Intentaba que ambos dejaran la culpa atrás por lo que iba a pasar. Y supo que lo logró cuando jadeó sobre sus labios.

Goeun jadeó sorprendida cuando este la hizo voltear, colocándola boca abajo, separando sus muslos con una rodilla. Llevó la mano a su miembro para dirigirlo a su entrada, sintiendo como ella arqueaba las caderas, elevando su redondo trasero buscando así la fricción, y al lograrlo, ambos gimieron.

Cuando empezó a introducirse en ella fue como un místico encuentro para ambos. Él no pudo evitar gruñir al sentir como su cuerpo lo recibía, como sus paredes se abrían alrededor de su miembro, mientras ella gemía por lo alto enterrando los dedos en la almohada.
Ambos cuerpos se quedaron inmóviles disfrutando de aquella sensación, de la quemazón de sus sexos, de las palpitaciones.

Jimin en un momento volvió a salirse de ella, para luego volver a entrar con fuerza y por completo, arrebatándole el aliento por un momento.
Goeun sentía como sus sentidos se dispersaban con su manera lenta de entrar en ella, esa forma de moverse despacio, deslizándose por su interior.

Estaba volviéndola loca.

Ya no podía seguir soportándolo porque necesitaba más de él, por lo que comenzó a removerse soltando quejidos, por lo que este entendió rápidamente lo que quería y sus movimientos fueron aumentando.

Arremetía con intensidad en su interior con sus manos colocadas en sus caderas, llegando Goeun a sentir cómo sus dedos se enterraban en su piel. Se enterraba profundo en su feminidad húmeda y este llegaba a sentir cómo empapaba sus testículos.
El sonido de sus cuerpos chocar hacían armonía con sus gemidos que parecían elevarse cada vez más.

Jimin separó sus nalgas observando como su miembro entraba y salía con rapidez y dureza, lo que le hizo gemir y cerrar los ojos, porque sentía que debía controlarse. Estaba perdiendo la cabeza porque sentía que no conseguía lo suficiente, y eso provocaba que aumentara más sus embestidas, llegando a escuchar como los gemidos pasaban a ser gritos de placer por su parte.

—¡Sigue! ¡Ah! ¡J-Justo así!

A Goeun se le hacía imposible no gemir con cada palabra que salía de sus labios, porque Jimin estaba follándola con más fuerza de lo que lo había hecho una vez en el pasado. Estaba sorprendida de cierta manera, pero no podía pensar con claridad porque sólo podía concentrarse en el placer que le estaba provocando.
Sentía su cuerpo hervir, principalmente su rostro y trataba de callar sus gritos con la almohada, pero este la sorprendió al salirse de su interior para hacerla girar.

Llevó las manos a sus muslos volviéndolos a separar y se enterró en ella con algo de fuerza, provocando que un jadeo de sorpresa escapara de sus labios húmedos y ella enterrara sus uñas en la espalda de este, mientras giraba su cabeza para poder tomar una bocanada de aire al ser cubierta por su cuerpo. Una capa de sudor cubría ambos cuerpos, pero a ninguno parecía importarle en lo absoluto.

A Goeun le gustaba tener su cuerpo aprisionándola, golpeando en un ritmo placentero que la hacía enloquecer.
La embestía con rapidez y con profundidad, llegando a ser algo duro con cada golpe.

La fémina se aferraba a él con fuerza, mientras lo sorprendía con las palabras de escapaban de sus labios, porque jamás había esperado que le pidiera más y duro, pero no podía mentir y decir que eso no le gustaba. Era como si ambos quisieran más del otro.

—¡Más! ¡Más, Jimin! —pedía entre gemidos, queriendo ser escuchada y complacida por él, lo cual así fue.

—Estás volviéndome loco, Goeun —admite por lo bajo en su oído, pegando sus labios en su cuello, haciéndole echar la cabeza hacia atrás.

Jimin no podía creerse que pudiera llevarle aquel ritmo, pero sin dudas disfrutaba de eso. Era como si hubiesen estado conteniendo aquel deseo por demasiado tiempo y ya no pudieron resistirse más.
Los gruñidos de él en su oído, los gemidos de ella, como el golpeteo de sus cuerpos podían escucharse por toda la habitación.

Goeun mordió su labio inferior con fuerza al sentir como los dientes de Jimin se enterraban en su carne, mordiendo con algo de fuerza su cuello. Cuando la liberó, juntó sus labios en un beso intenso siendo rápidamente correspondido, mientras ella recorría su espalda con sus manos.

Sentía que ya no era capaz de soportar y mucho menos lo fue cuando él llevó los dedos a su clítoris, empapándolos con sus fluidos. La sobre estimulaba, mientras ella gemía por lo alto pidiendo más, enterrando las uñas en su espalda y este gruñía como una bestia.
La fémina se retorcía de placer y tan sólo bastaron un par de embestidas, siguiendo con sus movimientos en su clítoris, para que ella alcanzara el orgasmo, al igual que él luego de otras pocas embestidas, corriéndose en el condón.

Jimin lleno de satisfacción al ver como algunos mechones de cabello de pegaban en su rostro por lo sudada que estaba, mientras trataba de recuperar el aliento al igual que él, soltó un suspiro, cayendo sobre ella. Escondió el rostro en su cuello y soltó una carcajada que llegó a desconcertarla.

—¿Q-Qué te sucede? —pregunta arrugando el rostro, llevando la mano a su cabello para acariciarlo.

—E-Es sólo que no puedo creerlo.

—¿A qué te refieres?

—Nada. Olvídalo —responde levantando la cabeza para volver a mirarla. Ella quiso pedirle que le respondiera, pero este juntó sus labios en un pequeño beso—. Me encantó.

—A mí igual —admite sintiendo su rostro arder y con una tímida sonrisa que provocó que la de él se ensanchara.

Sin más, Jimin se salió de su interior provocando que jadeara al sentirse vacía. Se quitó el condón para luego levantarse y dirigirse hacia el baño, mientras ella volvía a cubrirse con la sábana.

Aunque no lo quisiera, en ese preciso momento que el silencio inundó la habitación, los pensamientos que tanto intentaba evitar, la comenzaron a inundar.

Jungkook.

Sólo podía pensar en él, sintiendo como una presión se instalaba en su pecho. Aquella noche había intentado hablar con ella, pero no fue capaz de responder sobre sus mentiras y eso hacía que lo odiara, porque nada había deseado más que poder volver a estar en sus brazos. Pero este parecía no hacer más que hacerle ver que era lo mejor no regresar.
De todas maneras, el sentir que podría haber cometido un gran error aquella madrugada con Jimin, estaba llegando a asfixiarla cada vez más con los segundos.

Al escuchar unos pasos, volteó a ver cómo Jimin se dirigía a la cama, también cubriéndose con la sábana una vez que se recostó. Este giró a verla arrugando levemente la frente, sintiendo como la tensión quería instalarse, pero aún así, para sorpresa de Goeun, este estiró su brazos, envolviéndola, haciéndole apoyar la cabeza en su pecho.
Podía escuchar sus latidos acelerados por lo que se aferró con fuerza a él, sintiendo como la paz quería volver a ella al estar así, pero los pensamientos sobre Jungkook parecían ser difíciles de quitar.

—Jimin...

—Por favor, no hablemos de eso —pide en un murmuro casi inaudible.

—Pero...

—Ahora no, por favor. No puedo —confiesa cerrando los ojos con fuerza, por lo que ella se aferra más a él. Para Jimin es muy fácil saber que ambos están siendo envuelto por la culpa, pero en ese momento, no sabe qué hacer—. Todo va a estar bien.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo —dice dejando un beso en su cabeza—. Ahora descansa tranquila.

—No quiero volver a perderte, Jimin —murmura con temor.

—No lo harás porque te amo, bonita.

—Y yo te amo a ti.

—Descansa, ¿sí?

—Tú igual.

Goeun al sentir como este volvía a dejar un beso en su cabeza, sonrió a medias disfrutando de su calor corporal a la vez que cerraba los ojos dejándose llevar por el sueño. Mientras tanto, Jimin era consumido por la culpa, por lo que cerró los ojos con fuerza sintiendo como un nudo se formaba en su garganta.












(...)












Goeun se encontraba sentada, movía su pierna de arriba abajo, mientras jugaba con sus manos, pensando en todo lo que estaba doliéndole hablar de la relación que la había destrozado. No podía evitar pensar en cada mentira, en cada grito, su manera de mirarla, sus llantos y como temía que esos momentos fueran el final de lo que tenían, por lo que buscaba complacerlo de alguna manera, de que la perdonara y olvidara lo que le había hecho enfadar. Pero ahora al recordar esos momentos, sólo tenía rabia por su manera de actuar, por cómo había sido tan tonta para querer hacerle bien, por querer cuidarle como nunca hicieron, cuando él no hacía más que mentirle.

—Me siento perdida en la desesperación, en el dolor. No lo sé —suspira sintiendo el nudo en su garganta le complica hablar—. Me siento incapaz de algún día poder olvidarlo.

La fémina levantó la mirada encontrándose con la almendrada del terapeuta, el cual llevaba unas gafas. El hombre aparentaba pasar los cuarenta años. Tenía cabello oscuro, nariz ancha,  labios gruesos y carmesí. Llevaba camisa celeste, corbata negra, pantalón y zapatos del mismo color.
Estaba sentado frente a ella, con sus piernas cruzadas, anotando en su libreta por momentos lo que ella decía, lo que llamaba la atención de la fémina.

—No creo que lo que debes hacer sea tratar de olvidar.

—¿A qué se refiere? —pregunta arrugando el rostro.

—Pues, que no se trata de olvidar el vínculo, todo lo que viviste con quien aún quieres. Sino se trata de poder alguna vez recordar sin sentir ese dolor que está consumiéndote, de recordar sin amor, sin resentimientos —explica tranquilamente.

—No sé si algún día pueda hacerlo. A veces deseo poder odiarlo, porque creo que así sería más fácil superar todo.

—Tampoco es la manera. Créeme que el odio puede atarte tanto como el más fuerte de los amores.

—Entonces, ¿qué puedo hacer? —pregunta desesperada, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas retenidas—. No quiero volver a él, pero tampoco sé cómo dejarlo ir.

—¿No será que si fue cruel, mentiroso, posesivo, ya no tiene caso intentar volver pensando que podría funcionar esta vez? ¿Por qué querrías volver a una relación que no te aportaba algo bueno? ¿Por qué querrías volver a ese círculo vicioso donde llorabas más de lo que reías, Goeun? —indaga alzando una ceja.

—Porque no sé cómo poder seguir sin él, más teniendo todas estas dudas que no me dejan descansar.

—¿Y no crees que es hora de escuchar lo que tiene que decir? ¿No crees que si esas dudas desaparecen, sería más fácil dejarlo ir?

—Tengo miedo de verlo y volver a caer —admite con la voz más aguda de lo normal por el llanto contenido.

—Aún sabiendo que nada cambiaría y sus mentiras seguirían, ¿volverías a esa relación tóxica?

Goeun al escucharlo sollozó bajando la cabeza y mordió su labio inferior, tratando de reprimir el llanto. Si lo pensaba, sería demasiado estúpida si cayera otra vez, más al escuchar cada una de sus mentiras, pero Jungkook había robado su corazón de una manera que jamás esperó.
La había logrado manipular como nunca antes lo hicieron, y sabía que, quizás, aún tenía ese efecto en ella. Pero si quería dejarlo ir de una vez, sabía que el terapeuta tenía razón y era hora de desaparecer aquellas dudas que no la dejaban en paz.














(...)













Goeun estaba realmente nerviosa y no sabía qué hacer en ese momento para relajarse, porque cada vez que veía como los minutos pasaban rápidamente, sentía que sus nervios aumentaban, al punto de estar temblando.
Tan sólo había pasado un día de lo sucedido con Jimin, y pensar en eso, no la ayudaba para nada en aquel momento porque sentía como su estómago se revolvía.

Recordaba cómo al despertar Jimin salía de la ducha y le decía que debía prepararse para que se marcharan. Ella no pudo evitar sentir su rostro arder al recordar lo que había sucedido horas atrás en la madrugada, pero aún así se dirigió a la ducha, sintiendo su intensa mirada.

Luego de eso, al salir estando ya vestida, ambos trataban de evitar la mirada del otro y la tensión los estaba llegando a consumir, hasta que Jimin decidió romper aquella distancia, envolviéndola en sus brazos. Goeun al sentir su aroma colarse por sus fosas nasales y como su calor corporal la ayudaba, se aferró a él con fuerza.
Este le había prometido que todo estaría bien, pero la verdad era que, ninguno era capaz de hablar de lo que sentían, porque eso significaba hablar también de Jungkook. Eso hacía que una parte de Jimin temiera acabar con el corazón roto, y él sabía que eso era demasiado probable, porque era muy fácil notar que ella había estado verdaderamente enamorada de Jungkook, por lo que aquel amor no podía desaparecer de un día para el otro.

Así que estaba seguro que sus sentimientos por su mejor amigo aún estaban intensos, y que quizás, no estaba segura de lo que sentía por él. Eso hacía que su corazón se encogiera y que se reprochara por haber caído ante su deseo, pero es que no supo cómo evitar que eso pasara. A ambos la culpa los carcomía, pero sabían perfectamente que debían hablar de eso cuánto antes, como también que lo justo sería confesarlo, pero ambos temían de gran manera perder a Jungkook.

Además de eso, la fémina recordaba las palabras de su mejor amiga. Minutos atrás le había escrito para informarle que se vería con Jungkook, porque lo mejor era desaparecer aquellas dudas, para así intentar dejarlo ir, pero su mejor amiga parecía temer que volviera con él. Y no era la única, porque hasta ella misma temía que su corazón acabara traicionándola.

Al ver por la ventana como un coche estacionaba frente a su casa, sintió como su corazón de aceleraba. Golpeaba con fuerza contra su pecho, provocando que le doliese, por lo que llevó la mano a este, sintiendo su celular vibrar en su mano. En cuanto observó la pantalla, pudo ver su nombre.

Jungkook

Estoy afuera.

Goeun tragó con dificultad sintiendo como las inseguridades la invadían, por lo que se reprochaba por no haber pensado más tiempo lo que había hablado con el terapeuta. La decisión en ese momento no se le hacía la mejor, y estaba completamente arrepentida porque no se sentía para nada preparada para volver a verlo.

Aún así, tomó su bolsa que estaba en sofá y acomodó su chaqueta rosada, al igual que su cabello, para así comenzar a caminar hacia la puerta. Una vez que salió, cerrando la puerta con llave, volteó para dirigirse al coche, tomando una bocanada de aire para así intentar que la valentía volviese.

Abrió la puerta del lado del acompañante subiéndose al coche, sintiendo la intensa mirada oscura de Jungkook puesta en ella, lo que hacía que se sintiese temblar y más torpe de lo normal, porque este siempre provocaba aquellos nervios tan intensos. El aroma a su colonia se coló por sus fosas nasales y sintió como un cosquilleo aparecía en su estómago, por lo que empuñó las manos intentando mantener el control, porque las ganas de aferrarse a él comenzaban a invadirla.

—Hola, Goeun. La verdad no creí que aceptarías verme, pero estoy feliz de que lo hayas hecho —admite con una sonrisa, estirando su mano con la intención de apoyarla en la suya que estaba empuñada sobre su pierna, pero no estaba muy seguro de hacerlo.

—¿Dónde quieres hablar?

Al escuchar su pregunta tan seca, volvió su mano a su lugar mientras tragaba con dificultad, porque detestaba su manera de comportarse fría, que siquiera fuese capaz de verlo a los ojos.

Había estado tan feliz de que respondiera su llamada, cuando luego de lo sucedido en la fiesta volvió a llamarla y mandarle mensajes uno tras otro siendo ignorado por ella. Sabía que no debía sorprenderse, porque si antes de eso siempre lo había ignorado, luego de esa fiesta donde no fue capaz de responder, debía esperárselo aún más.
Pero volver a escuchar su voz y que aceptara que se vieran, provocó que la esperanza de que todo volviera a estar bien entre ellos, regresara. Su corazón se había agitado y al terminar la llamada, no pudo borrar la sonrisa de su rostro.

A pesar de su manera fría de comportarse, Jeon Jungkook tenía la esperanza de que lo perdonase por sus errores.

Anhelaba más que nada que luego de hablar, ella aceptara volver a su lado, porque se juraba esta vez no fallarle.

¡Hola!

¿Qué creen que pase con Jimin y Goeun? ¿Será que Jungkook lograra convencerla de que lo perdone?

En fin, espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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