2. Sakuya Izayoi
~Mi mejor etapa...~
Mi nombre es (_____) (_____). Soy un joven de 18 años, fui de un pueblo lejano que fue consumido por seres oscuros... Esto debido a que el padre de nuestra iglesia fue exiliado a quien sabe dónde... Gracias a eso mi vida cambio a los 13 años teniendo la profesión de un ladrón, iba viajando de lugar a lugar robando sigilosamente sin ser descubierto, en caso de que pase lo contrario siempre llevaba conmigo una daga para no dejar testigos. Esa es mi vida en resumen...
Eso hasta que me convertí en un sirviente de una mansion...
Fue en una noche de luna escarlata dónde decidí entrar a robar, burlar la seguridad fue fácil, una de las guardias que parecía ser asiática era tan tonta que se quedo dormida, pase por varios lugares peligroso para robar un rubí grande, eso sí que sería una fortuna...
Hasta que escuchó una voz...
- Vaya, así que tenemos a un ladrón en nuestra propiedad... - Hablo aquella voz femenina.
Me di la vuelta para ver a una chica que estaba tomando el té a las afueras mientras me miraba con sus ojos rojos, tenía colmillos y aunque parecía pequeña, lo que mas resaltaba eran sus alas... ¡Era un maldito vampiro!
Se que dije aquello de "no dejar testigos" pero un vampiro es muy superior a un simple ladrón.
Me di la vuelta e intente salir corriendo solo para encontrarme a una chica más alta que yo...
Su pelo era plateado, su piel pálida pero no tanto, sus ojos grises como la niebla y su ropa representaba la de una sirvienta, tal vez era eso, su expresión se veía seria pero aún así daba miedo...
Intente apuñalarla con mi daga pero de un parpadeo sentí que estaba detrás mío, fue la señal perfecta para salir corriendo sin importar que.
- Sakuya... ¿Puedes atrapar a nuestro intruso y traerlo a mi? - Fueron las palabras de la vampira y dueña de la mansión.
- Si, mi señora Scarlet. - Fue la voz de la sirvienta, una voz tan... ¿Tranquilizadora? ¿Es eso lo que pensé?
Sentí como me pateaban de la nada lo cual saque mi daga pero ví como una otra patada hizo que lo suelte y lo mandé a volar... Era mi fin... Sentí como mi vida pasaba ante mis ojos... Mi pueblo, mi familia, el como mataba animales para sobrevivir, todos mis viajes y robos... Para llegar aquí.
Ella me tomo del pelo y me arrastró hasta la vampira que estaba tomando té tranquilamente, abrió sus ojos rojos y me vio para sonreír.
- Bueno, parece que tú intento de escape salió mal... Ahora... ¿Qué debería hacer contigo? - Dijo ella estando frente a mi mientras yo yacia arrodillado.
La sirvienta saco uno de sus cuchillos que se encontraban escondidos en su pierna y me jalo el pelo para así cortarme la garganta.
- ¡Hey, hey, hey! ¿Sakuya que haces? - Dijo la vampira... Así que ese es su nombre ¿Eh?
- Acabando con el intruso... - Dijo de forma cortante mirando a su ama.
- Si, si, es un intruso, pero me parece curioso que conociendo nuestra mansión alguien venga a ella e inclusive robar mi rubí, llegar hasta aquí es impresionante... ¿No lo crees? - Hablo ella mientras caminaba a nuestro alrededor.
-Hmmm, supongo... - Respondió ella.
En eso me harto de escucharlas y comienzo a hablar.
- ¡Ya matenme! - Exclamó con enojo, las dos se quedan en silencio y me observan - ¿Tanto cuesta degollarme y ya? Solo háganlo... No me importa en absoluto... - Dije lo último con un tono apagado.
- No hables... - Dijo golpeándome, la verdad es que duele mucho...
- ¿Enserio? ¿Prefieres morir? ¿Puedo saber por qué? - La vampira hablo.
- No hay nada que me importe en esta vida, todo acabo para mí en el momento que mi familia se perdió... Paso mi vida robando tratando de encontrar aquello que me fue arrebatado... Pero nada es suficiente para mí, ni siquiera ese tonto rubí. - Dije con la cabeza baja.
- ¿Entonces por qué querías robarlo? -
- Porque pensé que tal vez esto llene el vacío en mi... Sorpresa... No fue así, en el momento en que lo ví me di cuenta... -
- Ya veo... Sakuya... -
- ¿Ama...? - Dijo la sirvienta.
- Noquealo. -
- ¿Huh? -
Sentí un golpe para así ver al mi alrededor oscuro, sabía que mi día llegaría, me preguntó cómo estarán mis padres... ¿Lo descubriré? Dejemos a qué despierte de nuevo...
No fue así...
Desperté en una cama simple pero cómoda, tenía otras ropas, ví todo y al parecer si me habían dejado inconsciente, curioso ya que verdaderamente sentí como si fuera morir.
Se abre la puerta de la habitación... Era la sirvienta Sakuya, seguia con su expresión seria, se posicionó y me habló:
- Necesito que te levantes y me sigas, la señorita Scarlet quiere verte nuevamente para hablar contigo... - Dijo ella... Su voz seguís siendo relajante de alguna forma y su mirada fría...
Sin decir nada me levanté y la seguí... Los dos estábamos en silencio hasta que ella hablo.
- No se lo que planea la señorita Scarlet, pero ten por seguro que cualquier cosa que hagas te mataré... Ladrón... -
- Te estás tardando... - Le dije mientras ella me miraba con cierto enojo.
Al llegar, estaba la dueña de la mansión tomando una copa de... ¿Vino? Claro, no creo que sea eso.
Ella me observa con una sonrisa nuevamente dejando expuesto sus colmillos.
- Buenas, veo que te sentó bien el sueño -
- Me duele el cuello... -
- Dejemos eso de lado... ¿Cuál es tu nombre pequeño ladrón? -
- Soy (____)... ¿Y tú...? -
En eso siento como una mano me toma violentamente del hombro.
- Más respeto por tu forma de hablar con la señora Scarlet... - Amenazó la sirvienta de ojos grises.
- Vamos, vamos, Sakuya déjalo, ahora es nuestro invitado y debemos darle un trato especial a los invitados ¿Cierto? - Dijo la dueña de la mansión.
Ella tan solo chasqueo sus labios y quedó callada, ignore ese comportamiento y me fije en aquella pequeña vampira de alas peculiares.
- Soy Remilia Scarlet, dueña de esta mansión cómo ya sabes, pero no hay muchos sirvientas que digamos... Así que estaba pensando... Hehe... - Dijo a lo que la nombrada Sakuya abrió sus ojos con sorpresa y hablo rápidamente.
- ¡Señora Scarlet! ¡Estamos bastante bien así! -
- El detener el tiempo y hacer la mayoría tu sola no me parece "bastante bien", Sakuya -
- Aún así... -
- Aún así creo que sería interesante ofrecerle a nuestro invitado la oportunidad de estar aquí. Tal vez así encuentre lo que lo hace sentir tan vacío. -
Quedé confuso ante esto. ¿Dejar que me quedé aquí apesar de que casi robo su rubí? Pensé que me usarían para alimentar a este monstruo sostisficado enfrente mío... Así que decidí hablar.
- ¿Y si me niego...? -
Voltee a ver a la sirvienta que tenía una sonrisa siniestra dándome a entender que en el momento en que decida negarme, me cortará en pedazitos y usará aquellos pedazos para quien sabe que.
- No creo que sea conveniente, Sakuya te puso la cruz encima por lo que puedo deducir, te recomendaría aceptar la propuesta, tendrás un techo, comida, agua, una cama donde dormir y ropa. Claro todo esto con la condición de que haras bien tu trabajo aquí. - Dijo mientras tomaba otro sorbo de su copa...
Mire a la pelo plateada que me daba una expresión de "No lo hagas...", fruncí el ceño retandola y me pare firme.
- Acepto. - Dije mirando a la dueña y ahora mi ama Remilia Scarlet.
Mi nueva jefa solo chasqueo los labios en señal de molestia mientras que la señora Scarlet sonreía.
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Ya han pasado 3 semanas desde que estoy en la Scarlet Devil Mansion. Se me fueron dadas varias tareas a lo largo de estos días como lo es la limpieza de algunas habitaciones, lavar los trastos y aunque no lo crean también se me fue dada la tarea de cocinar.
Y en esos trabajos era supervisado de vez en cuando por Sakuya quien aprovechaba cualquier pequeño error para regañarme por mi "mal trabajo".
Un ejemplo de ello fue en la cocina:
- Te pasaste de sal con la comida. -
- ¿Eh? No puede ser, seguí la receta al pie de la letra... -
- Pues no leíste bien... -
- ( Debe ser una broma... ) -
O en lavar los platos:
- Aquí hay una mancha... - Decía ella con un monóculo.
- ¡No jodas! ¡Es súper pequeña! -
- Pequeña o no, no deja de ser mugre... Aunque no me sorprende, de allí vienes. -
- ¡¿Que mierd-?! -
- Oh y el uso de groserías está prohibido aquí, así que te recomiendo cerrar la boca. -
Cómo también en las habitaciones:
- ¡Por fin! ¡Limpie todo! - Dije para sentir como alguien aparecia a mis espaldas - ¡¿Huh?! Oh rayos... - Dije viéndola...
- . . . - Dijo caminando lentamente alrededor de el lugar - Hay una vasija rota en el suelo... - Dijo mirándome.
- Eso no es cierto, no hay nad-... - Fui interrumpido para ver la ahora "vasija rota" en el piso...
- ¿Decías? -
- ¡No es justo! ¡Usaste tus poderes! -
- No se de qué me hablas, aparte de miserable eres enfermo... -
- ¡Tu...! ¡Mentirosa! -
- ¿Insinúas que miento? Te recuerdo que soy jefa de las sirvientes y ahora de los sirvientes varones, por lo cual estoy a cargo de todos incluído de ti, así que cuida tu conducta si no quieres que te corra de aquí... ¿Quedó claro? -
Ante esto solo tuve la opción de callarme y bajar la cabeza mientras está me miraba nuevamente desde arriba con una expresión de desagrado...
- Eso pensé... -
Ya me tiene cansado, cuando tenga la oportunidad me iré a quejar con la ama Remilia para que así cambie algo...
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Dicho y hecho eso hice. Me encontraba caminando por la mansión yendo a mi habitación cuando en eso recibo una patada en mi abdomen.
Me tumbó al suelo agarrándome el abdomen para ver a Sakuya enfrente mío.
- Basura... Supe que le dijiste a Remilia de mi trato contigo... -
- Oh vaya, te ves de buen humor ahora ¿No? Ya me tienes cansado con tus regaños sin sentido, maldita sirvienta... -
Ella me toma del cabello y me acerca a su rostro que yacia serio como tambien enojado.
- Te daré una lección que no olvidaras nunca... Hehe... - Dijo sacando debajo de su vestido un cuchillo...
"Sakuya..."
Una voz se escuchó al punto de poner tensa a Sakuya quien todavía me tenía. En un parpadeo ella estaba parada firmemente mientras que yo estando confuso me encontraba de rodillas al suelo.
- Sakuya... Creí que habíamos hablado sobre esto... -
- ¡Señorita Remilia, no es lo que cree! -
- Ví que lo tenías del pelo con un cuchillo cerca de su rostro... ¿Qué debería creer? -
Está bajo la cabeza con derrota mientras que la ama de la mansión, Remilia, la regañaba por sus recientes actos.
- Se supone que es un sirviente nuestro y tu inferior ¿Pero aún así lo tratas de esa manera? -
- ¡Señorita Remilia, estamos mucho mejor sin él, no se que tanto estima le tiene pero le aseguro que no necesitamos basura como él! -
- Sakuya... ¿Sabes porque lo acogi? -
- . . . -
- Lo hice por dos razones... La primera, es que es un humano como tú, pensé que sería perfecto que te relaciones con alguien de tu especie a qué una vampira o unos yokais... -
- Pero-... -
- La segunda fue porque se parece a ti... -
- ¿Eh...? -
Abrí mis ojos con sorpresa al escuchar eso, inclusive la pelo plateado estaba sorprendida por lo dicho... ¿En qué rayos nos parecíamos? No le veo para nada la similitud...
- Así es, al igual que él, tu estabas sola, pasaste por cosas que desconozco y que tú no recuerdas, apesar de que te pude haber matado te acogi y te crié. A diferencia de ti, él no tuvo la misma suerte que tú, tuvo que sobrevivir como pudo, pudiste haber pasado por la misma situación o peor... -
- Yo... Lo entiendo... - Dijo suspirando pesadamente.
- Haré que los dos trabajen juntos así que traten de hacer las pases los dos. - Dijo apuntandonos - Bien... Sakuya, puedes retirarte. -
Está asintio y se fue rápidamente, yo solo la vi irse preparandome para levantarme e irme pero en eso soy detenido por Remilia quien me miraba con cansancio.
- Oh ni lo pienses, tu no te sales de esta tampoco. -
- Oh no... -
- Entiendo que Sakuya sea una humana cruel contigo, pero debes de entender que aún no está acostumbrada a ti, ella ha sido ajena a todo lo que tenga ver con las personas debido a que paso la mayor parte de su vida en esta mansión... -
- Entiendo... ¡Pero no significa que me regañe cada tanto! ¡Hago lo que puedo para satisfacer sus ordenes y expectativas! ¡Tanto suya como las de ella! -
- Ya hable con ella... Pero ahora tenemos que hablar nuevamente tu y yo... - Dijo mientras ponía sus brazos en la cadera - Mira, necesito que te lleves bien con Sakuya, ella no es mala chica, solo es arisca... -
Yo quedé en silencio mientras que ella suspiraba con cansancio.
- La conozco desde que tiene diez años y desde esa vez que la encontré le enseñe varias cosas... Pero... Cadia día ella está creciendo... Cada día se vuelve más y más vieja... A diferencia de mi que soy inmortal, ella va pasando por varias etapas de su vida y sinceramente me da miedo... -
- ¿Miedo de que...? -
- Miedo a qué el día que se vaya, lo haga de forma monótona... ¿Me entiendes? He visto como niñas disfrutaban de su infancia mientras que ella se la pasaba sirviendome o también entrenando, necesito que pase por cosas nuevas y su vida tenga experiencias que chicas de su edad tienen... Quiero que disfrute más de su vida... -
- ¿Pero que tengo que ver en esto...? A ella le pareceria feliz morir siendole leal a usted siempre. -
- Y de seguro tienes razon, pero YO no quiero eso, ella no es una esclava para dedicarle su vida solamente a mi, quiero vea que no todo se trata de mi... Necesito que le enseñes cosas nuevas... Necesito que estés a su lado... -
- Yo... No se... Este... -
- Escucha mayordomo (____). Cuando te vi, pensé que lo mejor sería acabar contigo, pero después de escuchar de ti, era la oportunidad de una en un millón para hacer que ella socializara con otro humano y descubriera más sentimientos de ella misma... -
- . . . -
- No te pido que le propongas matrimonio, aunque no me molestaría en lo absoluto... Solamente quiero que hagas de su vida más disfrutable o entretenida... ¿Lo haras? -
- Llevarme bien con ella... -
- ¿Puedes hacerlo...? -
- Lo intentaré... - Sinceramente no sabía cómo sentirme
- ¡Supongo que sirve... ¡Bien ahora ve a tu habitación y espera a las órdenes de Sakuya! -
-
-
Ya pasó un tiempo desde esa "conversación" y la verdad, por más raro que parezca, la señorita Remilia parecía nuestra madre regañandonos a los dos. No sabía de Sakuya hasta el día siguiente donde golpeó mi puerta y me dio como siempre las tareas de la mansión, podia notar como forzaba una sonrisa mirandome con total desprecio, cosa que intente devolverle la mirada pero recorde las palabras de la ama Remilia...
Después de un tiempo las cosas se calmaron entre nosotoros, ella parecia haberse vuelto mas neutra ante mi trato y de alguna forma llegamos a un tipo de relacion algo amigable...
Ahora estaba en mi habitación mirando al techo sin nada que hacer... O eso pensé hasta que siento que abren mi puerta... La única que entraba a mi habitación era Sakuya.
- Buenos días... -
- (Aquí vamos... Otro dia de trabajo) Buenos días. ¿Algo en lo que pueda ayudar? -
- La señorita Remilia dijo que busquemos leña, el invierno se acerca y debemos prepararnos para el frío -
- Ya veo, te seguiré - Dije para ver como asentía y se daba la vuelta... A decir verdad era algo incómodo la situación de ahora o más bien su comportamiento dócil hacia mi. Aún no me termino de acostumbrar, o más bien, no quiero aceptar que esa actitud mansa hace que me interese más en ella...
¿En que rayos estoy pensando?
Salimos de la mansión y saludamos a las sirvientas que estaban haciendo las tareas dadas, aunque a decir verdad no eran muchas, era cierto lo que había dicho Remilia. Nos encontramos con una chica pelirroja que hacía guardia en la entrada, Sakuya se acercó y empezó hablar con ella, al parecer la chica pelirroja de acento chino hizo enojar a Sakuya al punto de que está empezó a darle varios golpes en la cabeza mientras la otra lloraba de forma comica... Que hilarante...
Al salir, atravesando el portón seguimos un sendero... La nieve caía adornando lo que alguna vez fueron árboles de color verde a blanco debido a la nieve que caía lentamente, cómo también fue el suelo y las plantas las cuales gotas de agua congeladas tintineaban al chocarse entre si y caer...
Esta estación iba de maravilla con la apariencia de Sakuya, los copos caían delicadamente sobre su cabello plateado y rozaban su rostro serio...
Yo solamente le di una mirada y me fije al frente con una expresión del mismo semblante que ella y aunque me costaba admitirlo, se veía bastante hermosa, cualquiera pensaría a simple vista que es una chica agradable, pero una vez miras el lado oscuro de la luna, te das cuenta que es alguien diferente a lo que pensabas...
- Aquí... - Dijo ella parandose en seco - ¿Tienes el hacha? - Pregunta mirándome.
- Si, la tengo... - Dije sacándola de mi mochila - ¿Quieres que tale yo? -
- Lo haré yo, tu te encargaras de llevar la leña en el trineo, lo haremos más rápido así. -
Aunque como hombre esto lastima mi orgullo, sinceramente no tenía ganas de talar el árbol, el frío hace que yo me sienta más frágil y lo odio, odio el frío, odio sentir esos escalofríos e incomodidad en mi cuerpo como también tener congelados e inclusive sensibles mis pies y manos.
Después de un rato, admito soprenderme con la fuerza que tenía Sakuya para cortar los árboles, sin hacer uso de sus poderes ella los cortaba como si ya fuera algo normal...
Yo acomodaba los troncos a lo que la veo nuevamente y suspiro para así iniciar una conversación.
- Oye... Entonces... ¿Hace mucho que haces esto? - Hable refiriéndome a ella, está para un segundo y después sigue talando el árbol.
- Empecé a los 15 años... ¿Nunca cortaste un árbol? -
- Juntaba ramas tiradas en el bosque o robaba de algunas tiendas, con suerte y encontraba una fogata recién apagada y lo prendía como podía... -
- Entiendo... ¿Quedaba muy lejos tu hogar? -
- Ya no recuerdo dónde quedaba, a decir verdad desde mis 13 años que ando viajando a pie, han pasado 5 años hasta ahora... -
- ¿Entonces tienes 18? -
- Si. ¿Y tú? -
- Dos años más... - Dijo pasandome los troncos pasandolos yo al trineo.
- Vaya... Que raro... -
- ¿Qué sucede? -
- Es que te ves muy atractiva para ser de 20... -
Está se detuvo un momento y después siguió con la cabeza para abajo...
- Idiota... -
- ¡Ah! ¡Oye no me refería a eso! ¡Solo que te veías más joven y lind-! ¡Ay ya me callo! - Dije tratando de arreglar en vano mi error.
El silencio surgió entre nosotros mientras que nos preparamos para volver. En el camino, escuchando el ruido de las pisadas escuchó como Sakuya me habla...
- Aún así... Gracias por decirme eso... -
Vi su cara y pude ver un tono rosado en su rostro, podía haber sido del frío o tal vez...
- Ah si... Cómo sea... - Dije volteando la mirada para después parar y ver algo cautivador.
- ¿Qué pasa? - Dijo ella viendo como me detuve...
- Un pétalo brillante... ¡Atrápalo rápido! -
Ella rápidamente lo toma pero falla a lo que sigue el pétalo hasta que esté suave y lentamente va cayendo sobre su mano con un pequeño brillo resplandeciente que definía así su hermosa cara...
- Lo tengo... - Dijo tomándolo con sus dedos.
- ¡Rápido! ¡Pide un deseo! -
- ¿E- Eh? Ummm... ¿Ahora qué? -
- Cierra tu puño hasta que el brillo desaparezca y luego soplalo -
Después de hacer lo dicho vemos como el viento lleva el pétalo lejos, Sakuya quedó mirando como se iba y después volteo a mi...
- ¿Ya sabías de esto...? -
- Siempre que me lo encontraba pedía un deseo. -
- ¿Y que deseabas? -
- De niño, queria tener un monton de jugetes y amigos. -
- ¿Y ahora? -
-Sobrevivir... ¿Y tú? -
- Es un secreto... -
- ¡Tramposa! ¡No es justo! -
- ¡Silencio mono! ¡Hmpf! Vayamonos, puede que haya una tormenta de nieve... -
- ¡T- Tienes suerte de que odie el frío...! -
-
-
-
Ya pasado unos meses, podría decir que la relación entre Sakuya y yo había mejorado, al punto de que Sakuya se toma las molestias de sacarme conversación a veces, va a buscarme cada vez que salimos al pueblo o en ciertas ocasiones, como a veces no como nada debido al cansancio, golpea la puerta de mi habitación para entrar y darme un plato de comida hecha por ella... Ahora mismo me encontraba caminando junto a ella en los pasillos de la mansión, adormilado por despertarme temprano.
- Entonces ¿Cómo amaneciste? - Pregunta con su semblante serio.
- Tengo flojera... - Dije estirando mis brazos.
- Pues ya se te quitará cuando laves los platos - Pude notar como sonreía serenamente al molestarme de esa forma.
- Que cruel eres... Pero tal vez tengas razón, hoy será un día de trabajo como siempre. -
- Pues así será el resto de nuestras vid-... Espera... -
Sakuya en eso me detiene y me observa...
- ¿Qué sucede? -
Ella me inspecciona de arriba y abajo, levanta mi brazo, aprieta mi pierna completa y de paso empieza a tocar mi torso... Mi sonrojo ante esto era muy notorio al punto de que ponía mis manos en el rostro.
- Debes de comer más, estás como un palo. -
- ¡¿Eh?! ¡Estoy perfectamente! -
- Tengo una conocida de la mansion que tiene más carne que tú y eso que se la pasa leyendo libros. Debes tener más volumen o de lo contrario no tendrás la fuerza para ayudarme. - Explico con su típica expresión monótona.
- ¿Pues que sugieres además de comer? - Dije de forma sarcástica.
De un momento a otro, ella al parecer uso su habilidad temporal desapareciendo y apareciendo al momento.
- Listo, lave los platos y todas las tareas restantes de la mansion, por lo que ahora, tendremos todo el día para mejorar tu masa muscular. - Hablo ella para así tomarme de la mano.
- ¿Oye, que hac-? - Dije para así, en un parpadeo, aparecer en el patio de la mansion.
El día soleado impactando en toda la zona vasta de tierra, con el jardín de rosas y fresas alrededor nuestro. Sakuya de repente trajo una mesita con una taza de té y del otro lado de la mesa, una botella de agua.
- Ehmmm... Oye... ¿Qué hacemos aquí? No hay fresas que cosechar aún... - Pregunte.
- Desde hoy harás ejercicios y comerás como es debido, esto lo vamos a hacer todos los días hasta que ya aprendas a hacerlo solo. - Dijo mientras tomaba una taza de té, sentada y cruzada de piernas. - Me quedaré aquí y me aseguraré de que hagas los ejercicios como se deba. - Dijo para posar las manos en su regazo y empezando a observar.
- Yo... Bueno... ¿Qué debería hacer? -
- Empieza corriendo alrededor del patio para calentar, luego haremos flexiones, abdominales, abdominales oblicuas, sentadillas, etc... -
- Pero... Yo nunca hice ejercicio... -
- Pues lo harás ahora... - Dijo dando un sorbo a la taza de té.
Yo solo suspire y empeze a correr alrededor del patio.
Después de unas horas, me tire a la cama totalmente destruido, sentía todo mi cuerpo adolorido debido a los ejercicios que me impuso Sakuya - san. Sentí mis ojos cerrarse poco a poco por el cansancio, siendo así llevado al mundo de los sueños...
En ello, tuve un sueño bastante peculiar...
Se trataba de mi, estando en las afueras de la mansión, sentado en una silla sostisficada con una mesita frente mio, habia dos tazas de te... Todo esto bajo un árbol, donde habían varios bocadillos dulces como otros de aspecto salados. Enfrente mío, estaba Sakuya, quien tomaba un bocadillo y lo acercaba a mi boca.
- Di: "Ahhhh~" -
Yo no podía entender lo que sucedía, pero por alguna razón, mi cuerpo obedeció su oferta y comí de su mano el bocadillo...
Ella simplente río y empezó a observarme con total calma con una sonrisa que nunca antes vi...
La calma del ambiente era relajante, el ruido del viento azotando ligeramente los árboles y arrastrando las hojas, los rayos del sol filtrándose por el árbol que nos cubria, los pájaros cantando y moviéndose entre las ramas...
Ella tomó mi mano que estaba en la mesa de forma delicada, acariciándole gentilmente... Pude sentir su piel suave y sus dedos finos entrelazarse por los míos.
Ninguno dijo nada, yo porque no sabía cómo rayos reaccionar y Sakuya por sí parte, no lo sé...
Me desperté de repente, sin alguna razón aparente, solo para sacar mi reloj de bolsillo... Eran las 22:30. Cansado (Y aun teniendo dolores musculares), camine con pesadez alrededor de la mansión, a ver su podía aburrirme y recuperar las ganas de dormir... Eso hasta que noto una puerta algo abierta...
Fisgoneo por la abertura para así ver a Sakuya acostada mirando por la ventana con la luz de la luna teñida de azul por el tinte de la ventana, a su lado había una tetera y una taza de té, estaba mirando atenta allí...
Decido entrar llamando así su atención...
- Hey... - Dije con la monotonía de siempre.
- Hey... - Respondió igualmente ella, observándome.
- Pensé que estabas dormida... -
- Pensé lo mismo de ti... -
- ¿Por qué será? -
- ¿Por qué tu crees? - Respondio con otra pregunta.
¿Era alguna forma de molestarme? ¿Como debería responder ante ello? Quisiera saberlo... Tsk.
Después de haber soñado aquello, tengo un revoltijo de emociones hacia ella, sentimientos encontrados diría.
No voy a mentir, Sakuya era una mujer hermosa, delicada, aplicada y aunque es algo fría... De alguna forma creo que me acostumbre y me encariñe de eso.
Pero... ¿Yo con ella? Seamos realistas, soy un simple mayordomo de "manos rapidas" que de suerte está trabajando de forma decente. Mientras que Sakuya es... Sakuya, y no hace falta decir lo experta que es en el cuidado y limpieza de la mansión cómo también su habilidad en combate y otros elementos.
¿Qué posibilidad tiene un don nadie como yo de cortejarla? De suerte y nos llevamos bien. Es por eso que intento alejar todo tipo de sentimiento amoroso hacia ella... Pero de alguna forma, aquello se filtra en mi.
- ¿Vas a estar parado mirando a la nada toda la noche? - Escucho la voz de la peli plateada, sacándome de mi trance.
- ¡Ah...! Lo siento... Simplemente se me pasaba algo por la cabeza... - Siento como una melodía pasa por mi cabeza...
- Espero que no sea nada pervertido... O juro que te haré hacer ejercicios el doble de duros. - Amenazó ella.
- La única que piensa eso eres tu... - Dije sobandome la frente, listo para irme de vuelta a mi habitación.
- Oye... -
- ¿Qué sucede? -
- Yo tampoco tengo sueño... -
- Hmmm supongo que tienes algo en la cabeza que no te deja dormir... - Respondi ante su declaración.
- ¿Quieres venir aquí conmigo? Podemos perder tiempo... Hasta que el sueño nos haga algo... -
Sentí la sensación de nerviosismo a tal escala que casi me quedo sin habla...
Respire hondo y le hable:
- Esta bien, pero después no me vayas a regañar porque dormimos en el mismo lugar. ¿Está bien? - Aclare firme.
- Solo ven aquí... - Dijo tomándome de la muñeca y atrayendome hacia la cama.
Este comportamiento de ella es Inusual. ¿Qué mosca le pico? No importaba, después de todo, no podía leer su mente para entender sus pensamientos, pero iba aprovechar la oportunidad de pasar tiempo con ella...
Pero no se si lo hago por el hecho de satisfacción mía, o por la promesa que le hice a la Ama Remilia...
Nos quedamos viendo el techo con la luz tenue de la luna iluminandonos a los dos...
- Oye... ¿Por qué no puedes dormir? - Pregunté sin miedo alguno.
- Hmm, no lo sé... He estado pensando mucho en algo... - Dijo tranquila.
- Oh... ¿Enserio? ¿Puedo preguntar en que pensabas? De seguro son los deberes de la mansion o-... -
- En ti... - Dijo sin despegar la mirada del techo...
La voltee a ver confundido... Pude contemplar su rostro, pálido como la porcelana y de seguro suave... cabello plateado e increíblemente plateado... Ojos del mismo color que su pelo que hacían juego con toda su apariencia...
Decidí hacerme el tonto y simplemente mirar al techo... Debe de haber un truco...
- Estaba pensando en ti... -
- Vaya... De seguro piensas que soy un tonto. -
- Puede ser... Aunque en verdad, pensé eso de ti al principio... Pero ahora me es imposible verte de una forma ofensiva... No se si me explico... -
- ¿Tanto me hice querer así por ti?
- No te creas mucho, tonto... Estoy siendo honesta contigo. -
- Yo también... Solo es que... En estos 5 años que llevo robando y siendo un vagabundo, nadie nunca nadie me hizo sentir... ¿Especial? No lo sé... Ni en mi pueblo natal me sentí así, solo mis padres me hacían sentir ese sentimiento... -
- Entonces... ¿Soy la primera persona que no sean tus padres que te provocan este sentimiento? - Dijo ella fijándose en mi...
- Felicidades, lo hiciste... Gracias. - Dijo sonriendole de forma sutil.
Ella correspondió a aquella sonrisa de la misma manera, cosa que me altero al verla sonreír por primera vez en la realidad... gire mi vista avergonzado para así intentar dormir.
- Hey... -
- ¿Huh? Deberíamos dormir, mañana tenemos ese horrible entrenamiento... -
- Tu no me dijiste la razón por la que estas despierto... -
- ¿Hay una razón?
- Siempre la hay, aun si no sabemos. - Contestó ella.
- Bueno... Tsk, solo no vayas a enojarte ni hacer ninguna estupidez ¿Ok? -
- Solo dilo... -
- Tuve un sueño... Tu estabas ahí... ¿Feliz? -
- Bueno... Eso solo me facilitan las cosas... -
- ¿Hm...? A que te refiere- -
Vi como su rostro estaba cerca del mío, escasos centímetros para ser exactos... Ver sus ojos plateados tam cerca era como verme en un espejo, eran tan hipnóticos... Cerro sus ojos y acercó lentamente sus labios hacia mi...
Pero no pude hacerlo...
- Espera... No... Lo siento... -
- Oh... -
- Sakuya, no me malentiendas, no es porque me desagradas, la razón soy yo... -
- ¿Malentender que? Si era obvio, solo me estaba ilusionando a mi misma... -
- No, espera, en verdad eres perfecta y me gustaría que ese sueño se cumpla, pero el problema es que... -
- ¿Qué? Deja de confundirme y endulzarme... Yo... Soy una idiota... Creí que... -
- Lo siento, no quise- -
- Vete a tu habitación, yo debo de tratar unos asuntos. Más te vale dormir porque debemos de trabajar duro mañana... -
- P- Pero déjame explicarte... -
- Adiós, (_____) (_____), que tengas unas buenas noches. - Dijo empujándome fuera de la habitación...
Cuando me saco, azoto la puerta con fuerza, dejándome a mi afuera... Me acerque a esta y tome el pomo... Pero en eso, pude escuchar sollozos viniendo de ella...
Me fui de allí... Como el cobarde que soy. Si tan solo le hubiera dicho el porqué, tal vez lo entendería... Pero el hubo no existe y el haber depende de nosotros mismos si lo hacemos o no...
Lo arruine... Mierda, es mi culpa... Ustedes tal vez no entiendan el porque rechace los sentimientos de Sakuya pero no hace falta explicación alguna...
Ella se merece alguien de valor, noble, servicial, caballeroso y amable... No necesita a una rata ladrona como yo, que lo único que se hacer es eso... Robar... Y nada más...
Un ejemplo es hace un minuto, como me robe su corazón y la dejé vacía...
A la mañana siguiente... Sakuya me despertó como era rutina, con la diferencia de que ahora era más indiferente de lo que normalmente es conmigo.
A pesar de que intente hablar con ella, todo intento era inútil, solo me hablaba para darme deberes o avisarme sobre una que otra cosa necesaria... Cuando la busque e intente hablarle nuevamente, me hizo la famosa ley del hielo y me dejó hablando solo de un momento a otro...
Y no fue solo este día...
Paso lo mismo el siguiente, el siguiente, el siguiente y el siguiente y cuando me di cuenta ya habían pasado dos semanas desde que Sakuya se distanció de mi...
Pase una semana tratando de hablarle, y a la otra simplemente me rendí y decidí quedarme con este sentimiento de amargura...
El hambre ya no importaba mucho... O el dormir, pensando como pude haberla insistido en hablarle, el descanso tampoco era algo que le tomara importancia... Trabajaba el doble de veces de lo que trabaja antes, trabajaba tan duro para así tratar de distraerme de el dolor y el nudo en mi garganta que se formaba dentro de mi...
Un día como tal...
- (_____)... Debemos hablar... - Era la voz de la ama Remilia.
- Oh... Ama Remilia... ¿En que puedo ayudarla? -
- Me enteré de lo que pasó con los dos... ¿Puedo saber por qué? -
- No hay porque... Ella está mejor así. -
- ¡¿Cómo puedes ser tan tonto?! ¡¿La has visto últimamente?! - Hablo enojada conmigo... En sus ojos estaban las llamas escarlata de su sed de sangre.
- No mucho, cuando me intento acercar a ella, desaparece sin más. Llegue a un punto en donde hago mis deberes y me voy a mi habitación a dormir. Todos los días es así... -
- ¡Está delgada! ¡Su voz siempre suena apagada, en sus ojos hay tristeza y casi no habla! -
- Tsk... ¿Por qué se hace eso? ¿Es que acaso no se da cuenta que soy una perdida de tiempo? -
- Pues al parecer no. - Dijo con desdén...
- Como sea... Solo vaya y hágale saber que lo que esta haciendo es una tontería... Llevenla a un doctor y... y curenla... - Dije agarrando mi frente... La falta de energía me esta pasando factura...
¿Mi cuerpo se sintió tan débil así?
- (____) (____), quítate el saco, ahora. - Dijo extendiendo su mano...
¿Me va a correr? Supongo que esta vida iba a durar poco por lo visto... Con dificultad me saque el saco de mayordomo y se lo entregue.
De repente, ella me levanta el chaleco y la camisa, haciendo que me sorprenda.
- Como lo supuse... Tu piel pálida y el como te tambaleabas fue suficiente para darme cuenta que no te alimentas bien, ni siquiera duermes viendo a que horas estas desierto ahora mismo... -
- Si... -
Ella me estiro del brazo e hizo que me siente frente a ella en una mesa...
- ¿Qué sucede, mayordomo? ¿Por qué razón crees que Sakuya esta haciendo mal? ¿Por qué te dejas morir lentamente como castigo? Vamos... Desahógate por favor... - Dijo tomando mi mano...
- Simplemente, no soy suficiente para ella, no creo poder hacerla feliz... -
- ¿Y es eso lo que te preocupa? Desde que viniste, al principio ella no estaba contenta... Pero a lo largo de los meses ¿Puedes creer que ella me pidió consejos para llevarse bien contigo? ¡Me pidió que maquillaje le iría bien con ella y que tipo de peinado podría usar! ¡Para ti! ¡Cuando hablábamos, ella te mencionaba y aunque no se notaba, sonreía algunas veces...! -
- ¿Pero por qué? -
- ¡¿Es que no entiendes?! ¡TE AMA! Te ama no por lo que fuiste, por lo que haces, o por lo que hiciste... Te ama porque eres tu, porque supo a profundidad quien eras... -
- Oh... ¿Sakuya, que he hecho? ¿Cómo puedo perdonarme a mi mismo sabiendo como ella se esforzaba para enamorarme, cuando lo hizo en el momento que la vi...? -
- Ve a hablar con ella, dile lo que sientes... -
- ¿Pero y si desaparece? -
- Hazo, de vuelta y de vuelta, pero nunca te rindas... -
Y así fue... Busque por toda la mansión a pesar de mi debilidad, tratando de encontrarla... Salí afuera para ver si la encontraba, me fije arriba y allí la vi, estaba en la punta de del techo de la gran Mansion Scarlet, la luna la iluminaba...
Una sirvienta vio esto y soltó el jarrón para así taparse la boca con las manos al ver como Sakuya estaba por cometer una locura...
Haciendo usos de mis habilidades como ladrón... Trepe por la mansión de forma desesperada, aunque no podía evitar subir lentamente debido a que estaba demasiado cansado, sentía que me iba a desmayar...
Cuando subí, la vi a ella...
- La luna... ¿No esta hermosa desde aquí...? - Dijo ella...
- Ya lo creo... -
Hubo un silencio entre los dos... me iba acercando lentamente, hasta que ella volteo.
- ¿Puedo preguntarte algo? - Dijo serenamente.
- ¿Por qué no lo hacemos en otro lugar...? -
Ella ignoro mi propuesta y hablo:
- ¿Por qué lo hiciste? -
- ¿De que hablas...? -
- Los dos sabemos de que... ¿Es porque soy fea? ¿Soy demasiado seria? ¿Me odias aún? ¿O simplemente no sientes nada? -
- No es ninguna de esas razones. -
- Me molesta que no lo digas... ¡Por el amor de Dios! ¡¿Puedes dejar el misterio de una vez y decírmelo! ¡¿Por qué no podemos estar juntos?! -
- ¡PORQUE SOY YO, SAKUYA! ¡Porque soy yo... -
- No... entiendo... -
- Claro que no, porque no tienes la culpa... Sakuya, se lo que soy ¿Ok? A diferencia de ti, que eres tan pulcra y dedicada, mírame a mi... Un vago al que recogieron, que hace los deberes de la mansion todo mal, lo único que se, es robar y deshacerme de los demás... - Dije ya sin poder contenerme... - La gente me ha tratado como basura tantas veces, que yo mismo decidí serlo... ¿Pero que alguien inalcanzable como tu, conmigo? No me parece correcto que arrastres la vergüenza que yo cargo... - Explique.
- Pero es algo tonto... Tu nunca fuiste una basura, solo tuviste mala suerte... -
- ¿Y hasta donde nos llevo? Mírate donde estas por culpa de mi cobardia... ¿Por qué te enamoraste de mi? - Me acerque estando centímetros de distancia de ella... Estábamos cara a cara...
- Porque eres como yo... Porque me escuchas, me tienes paciencia y me muestras cosas de las que desconozco allá afuera en los humanos... Porque con tus historias, yo se que por dentro, esta el amigo y la persona de la que me enamore... - Me dijo ella.
- ¿Tu ves todo eso en mi? -
- Pues si... Pasar tiempo contigo me hizo darme cuenta de eso... Yo... ¿Te sigo gustando? - Pregunto de forma tímida...
- Tu siempre me gustaste... Y me gustaras toda la vida. - Dije para besarla.
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- Entonces... ¿Cómo se siente tener a una belleza como Sakuya de pareja. - Dijo una chica de cabello rojo fuego y uniforme verde chino.
- Pues, es bastante estricta, pero siempre que estamos a solas me pide que le de besos o mimos. - Respondi.
- ¿Van a tener niños? - Pregunto ella.
De repente, mi esposa apareció y le dio un sape en la cabeza a Meiling, dejándola adolorida...
- Mejor ya vamonos, (____) (____), la señorita Remilia pide nuestra audiencia. - Dijo ella con un sonrojo.
- Esta bien... Solo espero que no sea un engaño para llevarme a tener un niño contigo. -
Ella solo se giro para verme con una morada asesina...
- Ah... -
- ¡Hmpf! Tienes suerte de que nos hayamos casado hace un año. -
- ¿No fue muy rápido para nosotros? -
- ¿Quieres divorciarte acaso? -
- Ni loco, te amo demasiado como para quedarme solo de vuelta. -
- Jeje... Asi se habla, marido estúpido~♡ -
Los dos estábamos caminando tranquilamente hasta que Sakuya hablo:
- Sabes... En toda mi vida nunca me sentí tan satisfecha... -
- ¿Enserio? -
- Así es, hasta que te conocí... Después de todo, tu fuiste... -
Mi Mejor Etapa...
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Marisa Kirisame.
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Eirin Yagokoro.
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Patchouli Knowledge.
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