Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Reimu Hakurei.


~Amar NO es un pecado...~

-Reimu Hakurei-


Era otro día en el templo, vacío... Cómo siempre, estaba bastante aburrida ya que nadie venía a donar al templo y este se estaba desgastando... Hay veces que me preguntó si tengo que conseguir un trabajo para seguir manteniendo este lugar abandonado, Gensokyo ya no es lo mismo que antes o tal vez yo no soy la misma de antes, últimamente me volví amargada, pesada y perezosa, aunque aún así... Siento cómo si algo fuera necesitado en mi.

Iría a ver a Marisa o hablaría con Suika y Yuugi pero... Quería despejarme por alguna razón. Salí del templo volando viendo desde arriba todo, sintiendo las nubes pasar de mi y el sol brillando dando luz a todo, me gustaba volar, sentir el viento en mi cuerpo refrescandome y ver todo desde abajo... Mi relajación se vio interrumpida al ver algo que no ví o note antes...

- ¿Es eso una capilla...? - Dije para así bajar lentamente.

Al entrar, todo estaba en ruinas, se veía más dejado que mi propio templo, me hizo sentir aliviada de alguna forma, apesar de todo el desastre y polvo, pude ver a alguien de rodillas con las manos unidas, parecía estar rezando, a lado de el había una guadaña maltratada y un sombrero, sus ropas eran negras y se veía delgado... Me acercó lentamente con cautela preparándome para atacar. En eso... Lo escucho hablar.

- Se sentía tan solitario aquí... - Dijo sin mirar atras mientras seguía con su oración... - Siento mi falta de educación... Soy (_____), El Santo Exiliado. ¿Y tú quien eres? -

Quedé callada por unos segundos para así contestarle seriamente.

- Reimu... Reimu Hakurei, sacerdotisa del templo de Gensokyo. - Dije esto último con un poco de orgullo.

- Oh, mis disculpas hermana, no sabía que por esta zona habían sacerdotisas. -

- No te preocupes, andaba registrando la zona, después de todo soy la única y con eso es suficiente... - Di un paso al frente para hablarle nuevamente - ¿Puedo saber que eres y que haces aquí rezando en este lugar...? -

El dejo de rezar para así quedarse en silencio y hablar.

- Soy un cura... O lo era... Hasta que me expulsaron por un "pecado" que cometí... -

- ¿Cuál fue tu pecado? -

- Amar... - Dijo el haciendo que me desconcierte... ¿Amar? ¿Qué está mal en eso?

- No entiendo... -

- Yo... Fui un padre joven, bastante bueno para mí edad, cinco años de buena voluntad al señor hicieron que fuera alguien muy querido tanto con jóvenes como también por aquellos ya tocados por la edad avanzada... Me encargaba de deshacerme de los males con esta arma santa a mi lado... - Tomo una pausa y siguio... - Hasta que un día, una monja se instalo en la iglesia, era hermosa... Sus ojos azules y cristalinos como el diamante, cabello amarillo y brillante como el sol, cara de porcelana tocada por pigmentos llamados pecas y labios rosas que se veían bien cuidados... Ella fue mi pecado... -

Me senté y apoye mi cara en mi mano.

- Vamos, sigue, te escucho. -

- Ella, al igual que yo, se sentía cautivada... Los dos sentíamos ese amor mutuo en nuestros corazones, apesar de que yo sabía que estaba mal, ella no dudo en dar el primer paso... Mi amor por ella era tan grande como mi amor por Dios... Pero los demás no dudaron en descubrirnos... -

- Hmmmm... -

- Fui a juicio por la catedral y me denigraron a tal punto de exiliarme a una capilla lejos de la mano de Dios, la que ahora estamos, aquel amor del cual me veía a escondidas me dejó diciendo que yo la incite a esto... - Dijo con algo de dolor en sus palabras - Pero apesar de eso, apesar de estar en este lugar lleno de mal y ser expulsado de mi puesto. Mi fe y amor por Dios perduraran hasta el día de mi muerte... -

No cabia duda de que era algo ajena a él, pero aún así, se me hacía tan misterioso, tanto su historia como su apariencia que no pude evitar interesarme por este ciudadano chiflado...

- Ya veo... ¿Y piensas seguir arrodillado ahí? Parece que llevas mucho tiempo así... -

- Solo cinco minutos más antes de que aparezcan ellos... -

¿Ellos? ¿A qué se refería?. Mi pregunta fue respondida al escuchar rugidos, gruñidos y gemidos que se escuchaba atroces.

El se levantó y se puso su sombrero mientras agarraba su guadaña larga y lo tomaba con las dos manos... Se dió la vuelta y hablo...

- Otra vez... Ellos están aquí... - Dijo apretando fuerte su arma.

Era alto y delgado, su rostro no se veía del todo gracias a su sombrero que cubría la mitad de su cara, pero de su nariz para abajo se podían ver pequeñas heridas que al parecer no curaban....

- Por favor hermana... Le pido que se aleje de aquí de lo contrario, le atacarán a usted... Y no quiero que pase eso... -

En esos, criaturas de siluetas negras y ojos rojos entraban por la ventana, entrada, huecos y techo mientras saltaban a el cura...
El los clavaba con su guadaña y los lanzaba sin vida mientras cortaba y mataba todo a su alrededor que se le acercase.

Se movía y maniobraba la guadaña con tanta elegancia que sus ataques lucían cómo un espectáculo para los ojos, al punto de dejarme algo sorprendida. Pero todo se vio preocupante cuando mordieron, dió un paso en falso para así se le empezarán a subir encima al punto de escucharse gemidos de dolor proviniendo de él...

Me elevó un poco y desde ahí lanzo un ataque mágico que acabo con todas las criaturas... Allí lo ví otra vez... El estaba de rodillas con sangre saliendo de su brazo derecho, hombro izquierdo, muslos, pecho y espalda, seguía gimiendo sin mover un músculo mientras que en algunas heridas la sangre salió a chorros o disparada.

- O- Oye... Deberíamos de llevarte rápido por ayuda... Estás muy mal... - Dije algo preocupada...

- No te preocupes... - Dijo con dificultad... - Voy a descansar y me recuperaré... -

Se sentó lentamente y se quedó ahí por unos minutos, definitivamente estaba mal, lo tome y lo lleve volando hacia Gensokyo para que alguien de allí lo ayude...

Lo trataron con rapidez y se encargaron de vendarlo con cuidado... El doctor del pueblo menciono que estaría inconsciente por bastante rato gracias a la perdida de sangre y heridas pasadas que no fueron curadas... No es la primera vez que le pasaba esto, con cada pelea se fue haciendo más débil por lo visto...











-











-











-











-Tu lado-

Me desperté y levante con pesadez sentandome, al fijarme bien me di cuenta que me encontraba en otro lugar. Busque mi ropa y mi guadaña para así salir hasta que me encontré con una persona que me detuvo... Era el doctor...

- ¡Señor, no puede salir, debemos hacerle un chequeó ahora que despertó! -

- No hace falta... Ya me siento mejor... - Dije tomando mi guadaña que estaba a un lado. - Debo irme... -

El doctor me obligó a quedarme y a verificarme, no podía hacer mucho... Después de eso, me dijo que detectaron la falta de nutrición en mi cuerpo como también la deshidratación lo cual me hacía sentir tan lento y débil, en eso veo entrar a otra persona más... Era la sacerdotisa Reimu Hakurei, me miraba algo enojada lo cual hizo que me quedé perplejo.


- ¿Así que te ibas a ir sin decir nada, eh? Que maleducado eres... -

- Hermana Reimu... Siento mucho que haya tenido que verme de esta forma... -

- ¡Gaste lo que me quedaba de dinero por ti! ¿Cómo crees que me siento? -

- Lo siento... Buscaré la forma de pagarselo... -

- De eso nada, vamos, iremos a mi templo...-

Mire al doctor y este asintió a lo que la seguí algo rengo por las heridas vendadas.
Al llegar, ví un templo bastante bonito a diferencia de la capilla en ruinas... Pequeño pero acogedor a mi gusto.

Al entrar vi como se acercaba alguien con una apariencia un tanto extraña... Tenía cuernos y cadenas aunque tenía apariencia de chica mi guardia no dejo de estar atenta...

- ¡Vaya! ¡¿Trajiste comida por fin?! Pero... Se ve algo maltratado... A lo mejor al cocerlo la carne sepa bien... -

- Suika... Este es (____), un cura que fue exiliado de su iglesia... Y no, no te lo puedes comer o algo por el estilo... - Dijo Reimu.

- Oww... ¡Hola un gusto! -

- Hola, Soy (____). -

- Ya lo sé, ella me lo dijo... ¡Cómo sea! ¡¿No tienes hambre?! ¡Tenemos pescado y arroz!-

- Estoy bien... - Dije mientras sentía como me estrujaba por dentro...

En eso Reimu se pone enfrente mío y me dice:

- No creas que no lo sé, el doctor me dijo que no comes bien, así que comerás algo te guste o no. -

-Pero ya dije que est-... - Fui interrumpido al ver la expresión de Reimu quien me miraba con cierto enojo.


Suspire y accedí a la invitación de las dos al invitarme a comer.

Ya después, me devore tres platos de arroz y pescado para así sentirme satisfecho, ellas me miraban con asombro a lo que Reimu me pregunta:

- Este... ¿Hace cuánto que no comes? -

- Tres días... Y dos días sin agua... -

Reimu quedó sorprendida y asustada ante esto, al punto de tragar duro y hablar.

- Ya veo... -

En eso aparece su amiga con otra invitada más.

- ¡Hola! ¿Llego tarde? -


- Un poco. - Respondió Reimu. - Oye (___), quiero preguntarte. ¿Qué eran esas criaturas de negro que atacaban la capilla?-

- Engendros... Seres oscuros que antes eran jóvenes o adultos, al juntar tanta maldad en sus corazones estos se transforman en seres de oscuridad buscando humanidad... -  Comí un poco de arroz del plato de Reimu y seguí - Cuando se encuentran con una víctima, la atrapan y abren su cuerpo para devorar únicamente su corazón con la esperanza de sentirse humanos otra vez... Pero nunca podrán volver a serlo... -

La amiga de Reimu cómo esta misma quedaron perplejas, a lo que Reimu habla.

- ¿Cómo es que nunca me di cuenta de esto? Siempre veo la zona y la inspeccióno... -

- Exacto, es por eso que se esconden en la sombra de las cosas, además, la presencia de un santo los molesta y en algunos casos los asusta, es por eso que no se acercan a iglesias habitada o pueblos con gente de fe -

- Entonces... ¿Estás diciendo que tienen miedo de mi presencia? ¿A tal punto que se esconden de mi? - Dijo acercándose curiosa.

- Así es, hasta yo me di cuenta de que eres de temer si fuera un engendro... -

- Vaya, este, gracias hehe - Dijo sonrojada mientras se tomaba de las mejillas para después reaccionar y ponerse seria - Pero... Dejando de lado eso... ¿No hay una forma de salvarlos? -

- No lo sé hermana Reimu, siempre tengo la esperanza de que en algún lado del mundo debe haber algo que purifique esas almas imbuidas en maldad... Pero hasta ahora no se sabe nada, la única solución de perdonar los y llevarlos a un lugar mejor es con las armas santas... Por más blasfemo que suene hay que usarlas apesar de que la palabra "santa" este en ellas, no deja de ser un arma...- Tome una pausa y con algo de melancolía recordé las predicaciónes de la iglesia... - "Quien a hierro mata, a hierro muere..." En otras palabras, el destino de nosotros los curas que nos deshacemos del mal, el algún momento de nuestra vida vamos a morir de forma espantosa... -

- Entiendo... ¡Pero llámame solamente Reimu, no hace falta honoríficos! - Asentí ante esto y ella soltó un suspiro para después hacerme otra pregunta. - Oye... ¿Y por qué va justamente a esa capilla abandonada y no les afecta? -

- Antes lo dije... Y aunque duele, es porque es un lugar abandonado por Dios y la única presencia de santidad hacia el fui yo en ese lugar, es como tirar carne a una cueva de lobos, vienen como locos hacia el alma buena... -

Reimu quedó callada y no subió la mirada ante esto mientras que la recién llegada amiga suya queda mirando anonada y dice:

- Wow... -

En eso la de cuernos se acerca a los tres con una botella, rompiendo así la tensión y silencio que habitaban en la habitación.

- Oigan ¿Y si tomamos algo para así olvidar la miseria? -

- No, lo siento, yo no tomo - Hable negandome a la propuesta.

Al final termine tomando y más de la cuenta al punto de despertar en la capilla con un monton de cadáveres a mi alrededor que por suerte eran engendros... Al ver tal pecado hecho por mí, fui rápidamente al centro y me arrodille para rezar rápidamente...












-












-












-












-












-Reimu Hakurei-

E

staba yendo a la capilla. Cuando entro veo a (____) rezando arrodillado con un montón de cadáveres de engendros a su alrededor.

Entro para así hablarle.

- Hey ¿Ya terminaste? Quiero saber cómo estás. - Digo observando cómo deja de rezar lentamente y gira su cabeza a mi.

- Lo siento pero no puedo dejar que Dios me castigue por lo hecho, debo pedir perdón. - Dijo para así rezar nuevamente de forma rapida.

Yo simplemente suspiré pesada y espere a que termine de rezar mientras me rascaba con mi varita...

- Termine... Aunque me faltan más cosas... -

- ¡Ay ya terminalo! -

- Está bien, está bien, lo siento... - Limpie mis rodillas y me dirigí a ella - Entonces... Herma- Digo, Reimu. ¿Que la trae por aquí? - Pregunto al verme en la capilla.

- Quería saber cómo estabas... Y traje algo de comida. -

- Oh, no te hubieras molestado, sabes que siempre estaré bien. -

- Si claro, no estarás bien si no comes, así que siéntate y prepárate para almorzar - Dije de forma autoritaria, a lo que el simplemente da una risita y se sienta.

Por alguna razón me sorprende lo obediente que es.

El comía lentamente, se tomaba su tiempo, yo solamente lo miraba sin sacarle la mirada de encima, el verlo disfrutar de la comida me da un sentimiento de alegría al saber que yo lo hice... ¡Pero no significa nada!

Cada bocado que mete a su boca me da satisfacción, es como si cada vez que lo mete en su boca disfrutará del sabor de forma apasionante... El se veía tan tranquilo, que yo también me sentía tranquila... Por primera vez en mi vida... No me aburro de estar en silencio junto a alguien... Diría que lo disfruto... ¿Por qué será? ¿Tendrá algo algo él que transmita este sentimiento de calma?

Su rostro sigue tapado por ese sombrero mostrándome solo la parte de abajo de su cara viendo sus ya ahora cicatrices y no heridas...

El rie y habla.

- Hace mucho tiempo que nadie me miraba comer de esa forma hehe... - Dijo el mientras seguía dando bocados.

Yo de incógnita levante una ceja y dirigí mi palabra a él.

- ¿Y que sucede con ello? Solo quiero asegurarme de que lo comas, aun sigues lastimado... -

- Lo se... Y gracias hehe... Solo que me recuerdas a mi hermana... -

- ¿Enserio? -

- Si... Cada vez qué venía de jugar se aseguraba que yo coma, era un chico algo frágil y no me gustaba comer... Todos los días cuando mi madre cocinaba, ella se me quedaba mirando, aún cuando ya estaba en mi adolescencia me cuidaba y se aseguraba de mirarme comer para así abrazarme... -

- ¿Qué sucedió con ella? -

- Falleció de una enfermedad al igual que mi madre... Pero aún así, sus auras de calidez siguen en aquella casá. -

- Lo siento mucho -

- No lo sientas, tu no hiciste nada, son cosas que pasan por alguna razón, razón que desconozco pero debo aceptar. -

- Eres bastante sabio... -

- Solo se que decir... -

- ¿Por qué no estás en la casa de tu madre y hermana? -

- Había una familia de esclavos que fue maltratada y abandonada en un baldío, así qué decidí darle el lujo de ofrecerles un techo y trabajo donde vivir, yo vivía en la iglesia... -

- Aún sigo sin entender porque te sacaron con lo bueno que dices ser... -

- Cómo dije... Cosas que pasan por alguna razón que desconozco. - Dijo y volvió a comer.

Después de eso lo ayude a enfrentar a esas criaturas de la noche y me despedí de el aunque no quería dejarlo en ese lugar.

Los días pasaban y yo lo iba a visitar y aveces lo sacaba a pasear o a qué se bañe ya que se la pasaba en esa capilla en ruinas... La aldea le tomo cariño en inclusive gracias a él, el templo ganó popularidad, los niños lo amaban, los adultos lo respetaban y los ancianos lo querian... Cómo yo a él... A veces siento que la capilla lo simboliza a el...

¿Razón? Pues, el hecho de estar derrumbado y abandonado pero con cierto rayo de esperanza... Aunque no lo crean, detrás de esa sonrisa serena que él transmite, puedo sentir las melancolias de sus palabras cuando habla de su pasado, a lo que cambio de tema y hablo de todas mis aventuras, a lo que el interesado me escucha atentamente y me sonríe de forma serena...

Por alguna razón, él transmite lo que por alguna razón me gusta, calma. Jamás pensé que el silencio entre dos personas fuera cómodo, puedo escucharlo rezando mientras yo me acuesto en su espalda y lo escucho, prácticamente teníamos mucha confianza entre nosotros. Cuando estoy cerca de él no me siento pesada, ni tampoco amargada y perezosa, simplemente me siento tranquila, feliz y cálida a su lado, al punto de que ansió verlo cada día... Ahora dudo sobre mi... ¿Me enamore de (____)? ¿Debería de hablar de esto sobre alguien?¿Debería decirle el "porque" me siento así?

El termina de rezar y me acaricia la cabeza.

- Siento la tardanza querida Reimu... -

- Calmate, disfruto de escucharte por alguna razón. -

- Gracias... -

Aunque dije que el silencio es algo cómodo, aún así lo noto muy callado, así que le pregunto sobre su silencio últimamente.

- Oye (____), ¿Hay algo que perturbe? -

- ¿Por qué lo dices mi Reimu? -

- Andas más callado de lo normal, y de vez en cuando te veo serio cuando supuestamente no te veo... ¡Vamos, suéltalo que yo la sacerdotisa Reimu escucharé tus penas! -

- Hehe, supongo que me descubriste... - Hablo el a lo que se sentó enfrente mío. - El día de mi crucifixión se acerca... -

- ¿Qué? - Respondí confundida.

- Que mi hora de partir de este mundo se acerca Reimu... -

- Haha, que gracioso... ¿Es una broma verdad? - El solo me mira con una sonrisa apagada a lo que me sorprendo ante esto y hablo rápidamente - ¡¿Es una enfermedad?! ¡Puedo hablar con una de mis amigas haber si tiene una poción curativa o algo! ¡¿Es acaso una maldición?! ¡Yo...! -

- Reimu... Cómo sabrás, hace cuatro meses dije muy bien: "Quien a hierro mata, a hierro muere..." Los curas tenemos como opcion que después de haber terminado nuestro objetivo de vida, podemos morir y partir al reino de los cielos... Debe hacerse con un arma sagrada... - Dijo él y suspiro - Te lo quería decir hace tiempo pero no encontraba la oportunidad hasta ahora... Debes matarme con mi guadaña cuando la luna este blanca como el marfil y grande como la esperanza de este mundo... -

- Yo... ¡No lo haré! -

-...¿Y por qué no?... -

- ¡Cómo si fuera a matarte! ¡¿Es que acaso no hay gente que amas?! -

- Las hay, pero están viviendo una vida feliz y no conmigo, este lugar ya está limpio, próspero y tranquilo... Ya es hora de irme, nadie me ama pero eso no es problema para mi... -

- ¡Deja de hablar tonterías! ¡D- Debe de haber algo por lo que dejas vivir! -

- Reimu... -

- ¡Cómo por ejemplo los niños de la aldea! ¡O los aldeanos! ¡O... O...! -

- ¡Reimu...! -

- ¡Se trata de esa tonta monja que te rompió el corazón! ¡¿Verdad?! ¡Quien la necesita! ¡Tu eres mejor y- ! -

- ¡REIMU! -

- ¡Y- Yo...! *Sollozo* ¡Y- Yo no quiero que mueras! -

- Oh, Reimu, tonta y llorona Reimu, ven aquí... - Dijo abriendo sus brazos a lo que lo abraze y puse mi cara en su pecho... - Reimu, quiero que sepas algo... No es la primera vez que me pasa algo así con el amor... -

- . . . -

- Cuando era joven siempre me interesó eso del amor, me volví poeta para enamorar a chicas y falle. Me volví bueno con las armas para ser fuerte y enamorar a las chicas pero falle. Me volví inteligente para enamorar a las chicas y aún así falle. Hice muchas cosas para tener ese sentimiento que los chicos de mi edad experimentaban que mis padres pasaban y que los ancianos de mi anterior pueblo sintieron... Pero nunca nadie me dió la oportunidad de amar por de forma íntima a alguien... -

-...¿Después?... -

- Apesar de que era bueno en todo, me di cuenta de que nadie quiere a una persona como yo... La iglesia vio que me veía desanimado y les dije lo que sentía... Ellos me dejaron entrar en su iglesia y me hablaron de Dios... Y le dedique mi amor a él y a todos, para así era amado por las personas... -

- ¿Paso eso? -

- Así es, la gente me amaba... Pero mi corazón no se sentía cómodo, quería a alguien... Y la conocí a ella... Me sentía de maravilla, sonreía como el Buda... Hasta que paso lo que pasó... -

- Pero no significa que debas morir por eso... -

- ¿No entiendes lo que quiero decir Reimu? - Hablo el mirándome... A lo que negué con la cabeza y sonrió dulcemente mientras me acariciaba la cabeza.

- Nací para amar y no ser amado... -

Sollozo ante esto y hablé entre lágrimas...

- P- Pero... No es justo... -

- ¿Qué cosa? -

- Yo... ¡(____)! -

El me miró interrogante... Al fin lo haría... Yo... Reimu Hakurei... ¡LE DIRE A (____) LO QUE SIENTO!

- ¡YO TE AMO! -

Mi voz resonó con un eco en la capilla... El quedo en silencio... Su cara seguia tapada por su sombrero...

Baje la cabeza... Lo arruine... El va a morir apesar de todo...

Lo vuelvo a mirar y en eso, él se saca el sombrero... Al fin lo logro ver, su rostro completo... Apesar de estar con cicatrices él era alguien bello por dentro y por fuera... Tan solo estaba lastimado todo este tiempo... Y con lágrimas en sus ojos me dice:

- ¿Por qué yo...? - Las gotas cristalinas caían por su rostro...

Lo tome del rostro y junte mi frente con la de él...

- Porque no hay persona más hermosa que tú y solo tu... Eres la calma de mis días y la razón por la cual hoy en día me levanto feliz de ver a demás y a ti... Eres la razón por la que mi templo es lo que es ahora y la razón por las cuales los habitantes de Gensokyo están más animados que de costumbre... -

- Pero... ¿Sabes que soy un cura? ¿Qué soy alguien que ama a Dios? -

- Amar NO es un pecado... -

Él sonrio aún con sus lágrimas y me abrazo con ternura... La calidez se sintió aún más y yo me decía: "Lo hiciste Reimu..."












-












-












-












- Tu lado -

Ya había pasado un tiempo y Reimu seguía siendo mi pareja, estaba pensando en proponerle matrimonio... Aunque teníamos ciertos miedos... Yo tenía miedo...

- ¡¿QUÉ HE HECHO?! ¡HE PECADO! - Exclame mientras me arrodillaba estando desnudo.

- Ugh, (____) somos pareja, es normal hacer esto - Hablo ella sin ropas con una expresión de molestia.

- ¡Lo sé! ¡Pero olvidas que soy un hombre de Dios que él pueblo ama y tú una sacerdotisa que aproposito! ¡El pueblo ama también! -

- Pensé que reaccionarias así... - Dijo para cerrar sus ojos y sonreír - Supongo que algunas cosas nunca cambian, tehehe - Dijo abrazándome por la espalda.

Correspondi a su abrazo y me levanté a verla de frente.

- Admite que lo disfrutaste. -

- Hmmm... Tu ganas, me encantó. - Dije haciendo que se sonroje y me abraze nuevamente.

- Sabes... Jamás pensé que me vería así con alguien, supongo que siempre existe la persona indicada para alguien... -

- Pensamos igual querida... Tu amiga Marisa no para de preguntarnos cuando será tía -

- Pues que se quede con la curiosidad, es demasiado que cuido a los niños que visitan al templo... -

- Admite que son adorable. -

- Hmmm... Tsk, tu ganas supongo... -

Sonreí y bese su frente para así abrazarla y quedarnos así unos segundos...

- Ojalá sea así por siempre... -

- Lo será Reimu querida... Lo será... -

Dije esto sacando un anillo del cajón que me saco una sonrisa...

Después de todo...





"Amar NO es un pecado..."
































-












Sakuya.

-

Flandre.

-

Marisa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro