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Capítulo Final: Liberty

El nombre del capítulo es en honor a esta canción del OST de Banana Fish:

https://youtu.be/7a5in8XEYT8

Seis meses después.

El viento sopló sus cortos cabellos, sintiendo la frescura rebozar en su piel. Había poca gente en el lugar, por lo que le pareció perfecto para estar finalmente a solas con él.

Ese día era sábado, su descanso semanal. Compró unas hermosas flores y limpió la lápida de la escasa tierra acumulada formada sobre el mármol. No se permanecía sucia gracias a aquellas personas que todavía honran su valentía y le dejan flores de diferentes tamaños y colores.

Por esos gestos de agradecimiento, su nombre aún se mantenía vivo. Había un monumento conmemorativo al lado, también lleno de flores, atinente a Max Lobo por su falta de sus restos. Muchos tenían la esperanza de que aún siguiera con vida.

Suspiró con profundidad y apreció las letras grabadas por un tiempo.

—Charles Dickinson, trece de julio de mil novecientos noventa y uno; y diez de octubre de dos mil nueve. Que en paz descanse el mártir y luchador del corrompido y depravado sistema de tráfico de niños, niñas y adolescentes en los Estados Unidos de América.

Sin tomarse la molestia de despejar su mirada sobre la leyenda, se sentó enfrente de ella, sintiendo el césped picarle un poco las piernas y sus manos.

Quería llorar pero las lágrimas no se formaban en sus ojos. Solo la tristeza la invadía en su interior, expandiéndose en cada fibra de su cuerpo.

—Hasta este día tuve las agallas de venir a visitarte, perdón si me tomé mi tiempo en hacerlo... muchas cosas han cambiado desde que partiste, aún tengo problemas en asimilar todo — suspiró. —. Mis sentimientos son tan confusos ahora, me gustabas y me gustaste más por la manera en cómo tratabas a los niños cuando Ash desapareció... pero no sé si estaba enamorada... sabía que tus sentimientos eran sinceros justo me di cuenta de aquello hasta que... te asesinaran.

Respiró profundamente, ordenando sus ideas nuevamente.

—Ese día Eiji tenía una actividad en la biblioteca, pero si hubiese sido un día cualquiera, en donde los niños y yo estuviéramos ahí... Posiblemente me hubieran matado también.

Recordó fugazmente los dictámenes médico forenses y de estudio psicólogo criminal del caso. Le dispararon a Charlie hasta matarlo porque Dino no quería testigos. A sabiendas de sus antecedentes perversos, probablemente no solo a ella hubieran asesinado, también a Sonny, Lao y a Shorter, por ser los más grandes y se hubiera llevado a los más pequeños a la red de pedofilia.

Esa era una versión alternativa que ha rondado en su mente. Otra, incluso más perturbadora que la anterior, tal vez a ella la hubieran forzado a la prostitución y a los demás a la venta de órganos; hubiese sido infructuoso desaprovechar al mercado de adolescentes igualmente rentable.

Inclusive el tiroteo de la escuela era un evento menos pernicioso a los negocios de esa gente sin escrúpulos.

—Ahora ya no sé qué decirte... — jadeó frustrada, curvando sus labios en una sonrisa. —. Ni siquiera me puedo despedirme apropiadamente... es muy difícil olvidarme de ti, más porque intentabas proteger a los niños que igual estimo. No sé si estábamos enamorados... o solo coqueteabamos.

Cerró sus ojos y masajeó sus sienes. El dolor de cabeza punzante por la estresante situación en la cual se encuentra le estaba cobrando factura.

¿Nadia, eres tú?

La aludida dio un respingo ante una voz que la llamaba en mandarín. Giró su rostro y sus ojos se abrieron de par en par al visualizar a la familia Cho con flores y comida en la mano.

¿Sonny...?

Al principio Nadia se extrañó verlos en el cementerio, mas esa confusión fue disipada tras recordar que la abuela del adolescente falleció hace un mes atrás.

¿Estás sola aquí, Nadia? —preguntó el padre de Sonny.

Los gemelos comenzaron a correr los jardines mientras su madre los vigilaba con la vista.

Eh, sí... p-pero ya en un rato debo irme. No se preocupen por mí. — se puso de pie, tambaleándose.

Por su parte, Sonny leyó la esquela que visitaba Nadia y suspiró por medio de la nariz.

Ya veo... — pronunció con una voz suave y se aproximó en dónde estaba enterrada la tumba. Luego tomó una flor del ramo que sostenía y la colocó delicadamente sobre el mármol. —. Esta rosa es para la abuela, pero no creo que le importe que yo regale una para mostrar mi respeto hacia Charlie.

Nadia quedó impresionada por la cálida sonrisa del chico.

Al cabo de un rato, Nadia los acompañó a enflorar a la abuela y pasar un rato con ellos. Llegó un punto en el cual los padres hablaban y los gemelos jugaban a las escondidas. Entonces, Nadia y Sonny pudieron hablar a solas. Nunca lo han hecho, pero la situación lo ameritaba.

Sonny se ha caracterizado por ser el más maduro entre los demás, así que Nadia no le fue complicado iniciar una conversación. Prácticamente rondaban ser de la misma edad. Hasta la china se preguntó por qué no había hablado con él apropiadamente.

Era como una bocanada de aire fresco, Sonny transmitía paz.

Lamento por lo de tu abuela. Fue tan repentino su partida.

El muchacho bajó la mirada. — Gracias... ella ya presentaba ciertos quebrantos de salud, y por su edad, era de esperarse su fallecimiento. — sonrió nostálgicamente. —. Lo que me alivia es que pudo conocer a Ash, aunque sea unos meses.

Aún tenía fresca su memoria las veces en que el niño rubio quedaba ensimismado por los relatos de la guerra que su abuela solía contar. No importaba si su inglés era masticado, Ash siempre la miraba con ojitos asombrados aún si debía de analizar primero la pronunciación de la mujer. Incluso los más pequeños llegaron a jugar junto con él simulando un encuentro bélico. Prácticamente era Estados Unidos y China vs Japón. En ocasiones debían parar un rato porque Ayumi se ponía violenta con Ash.

Sí, los demás niños quedaron en shock al saber la noticia. — agregó Nadia.

Sonny asintió, sintiendo sus ojos quemados en lágrimas. —Ella se fue en paz...

Hubo un silencio después de eso. El chico intentó incorporarse para no causar lástima.

No se si Charlie se fue en paz también.

El chino se asustó por la repentina declaración. Giró su rostro para ver a una angustiada Nadia, una expresión que ella no dejaba ver en público.

¿Qué...?

Nadia vaciló momentáneamente.

No sé si tengo el derecho de sentir la pérdida y solo estoy afligiendo a mi familia. Él y yo... no eramos nada. No sé si me siento tan mal por la forma en cómo murió, por haber querer ayudar a los niños o porque... veo su rostro como símbolo de las protestas y siento impotencia.

El corazón de Sonny bailó apenado. No estaba seguro del por qué ella le estaba confesando dichas cosas personales.

Sin embargo, no podía dejar que la conversación muriera así, tenía que decirle algo.

Creo que... sí sentías algo por Charlie, recuerdo muy bien tu rostro compungido cuando Eiji gritó que había sido asesinado —tragó saliva para avivar el evento en su mente. El estruendoso sonido de las balas invadió su mente. —. No importa el nombre de ese sentimiento, si fue amor o una amistad, pero si sientes dolor porque ya no está, quiere decir que se convirtió en alguien especial para ti. Eso es lo que cuenta, ¿no?

Nadia parpadeó estupefacta. —¿Sonny?

—Puedo entenderte ligeramente. Cuando conocí a Ash intenté mantener mi distancia inútilmente — bufó con gracia. —. Poco a poco logré encariñarme con él y sin darme cuenta ya era parte del grupo. Me dolió muchísimo su partida, toda esa tristeza sentía me la guardaba para no causar problemas... Y porque no quería encarar la realidad.

—¿En serio...?

Sonny la vio con dulzura.

Al final, llegó un día que liberé mis emociones... mi abuela me ayudó mucho en eso. Por eso me alegra que hayas podido visitar a Charlie tú sola y expresarte. Solo... deja que tus sentimientos fluyan a su curso, así no te ahogaras con ellos.

La china exhaló. Si tan solo supiera que fue él quien calmó su pesar. Era contraproducente luchar con la lógica de sus palabras.

—Nunca noté que también sufrías; pensé que eras el más apático entre los demás.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué pensabas eso?! — se tensó.

Nadia sonrió suavemente. Le estaba agrandando esa faceta que estaba descubriendo en él.

—Siempre eras el más apartado, incluso más que Lao. Cuando te hablaba no me respondías, tampoco con Charlie... pensé que no te caíamos bien, o eras de corazón frío.

Sonny gritó internamente. La razón por la que siempre se mostraba estoico durante esa época fue porque chillaba en las noches como un bebé. Si Nadia tan solo supiera las incontables veces que lloró por verla junto con Charlie se alejaría de él paulatinamente. Es más, no tiene ni una jodida idea como es que agarró el valor para hablarle. ¿Será por qué ya no le gustaba Nadia? Ahora le estaba dando sermones llenos de madurez y sabiduría. Tal vez los muchachos tenían razón, posee una mentalidad de anciano.

—No, yo no soy así... — musitó, apenado.

¿Realmente estaba proyectando una mala imagen hacia la hermosa Nadia?

—Pero, me alegra haberte encontrado aquí hoy, Sonny — la chica lo observó con ojos enternecidos. —. Gracias... me siento muy tranquila ahora.

La tierna sonrisa de Nadia fulminó la compostura de Sonny. Sintió sus mejillas ardiendo y su corazón se retorció en regocijo. ¿Acaso se enamoró otra vez?

—Q-Que bueno... — de repente se puso tímido.

Sonny suprimió un gemido al momento que Nadia le agarró su mano. Quiso apartarse debido al creciente sudor en sus palmas, pero ella no pareció importarle.

De nuevo, gracias Sonny. Nunca me imaginé que eras así de genial.

No sintió cuando le soltó la mano, pero definitivamente no se lavará nunca.

Aja... — no le salía su voz. Nadia no pareció no notarlo.

—¿Irás al almuerzo con los demás después de aquí? —preguntó con inocencia la chica.

El pobre chico sentía que se hiperventila.

¡S-Sí!

—Yo pensaba en no ir, pero estoy con mejor ánimos ahora... ¿Podrías... preguntarle a tus padres si puedo irme en su auto con ustedes?

Sonny, con toda la voluntad del mundo, forzó a que sus músculos faciales no trazaran una sonrisa de estúpido. Vio de soslayo el nicho en donde fue enterrada su amada abuela y pensó entre alaridos mentales: "Abuela, bendíceme desde el más allá."

¡¡Por supuesto!!

Cogió la mano de Nadia nuevamente y caminaron hacia sus padres y hermanos. De la nada se sintió tan seguro de sí mismo que le asustaba.

*

—Aslan, levántate.

El niño gruñó.

—Aslan, es hora de levantarse.

De nuevo gruñó, revolviéndose en el mar de sábanas y abrazando al peluche gigante de Nori Nori.

—Cinco minutos más... es sábado.

—¿Estás seguro que hoy es sábado?

Ash se levantó de golpe, luciendo su dorados cabellos despeinados como una melena de león. Saltó desde lo alto de la litera, aterrizando con sus piernas flexionadas y sus brazos extendidos.

—¡¿Hoy es lunes?! ¡Dios mío, debo de alistarme! ¡¡Mi primer día de escuela perfecto se fue al caño!! — corrió en círculos. —. ¡¿Mi mochila?! ¡La tengo preparada desde hace un mes y no la veo! ¡Los muchachos se pondrán furiosos por mi tardanza! —sus manos frotaron su rostro frustrado. —. ¡¡Ya estoy escuchando al fastidioso de Yut Lung decir: "Oh, el nombre parásito te queda perfecto, siempre perjudicando mi intachable imagen por querer vivir de mi buena voluntad"!! — lo imitó con burla.

De repente, el mayor se rió a carcajadas.

—No, Aslan. Hoy es sábado, tranquilo.

El aludido quedó estupefacto. Tenía en la mano su bolsón y la mudanza de ropa Nori Nori que se pondría. Al entender que todo aquello fue una vil broma, hizo un puchero.

—¡¡Griffin, malvado!! — somató el piso con su talón mientras frunció el ceño.

—Bueno, bueno, ya...pero sí se hizo tarde, Aslan. Debemos prepararnos para almorzar con tus amigos.

El niño bufó, pretendiendo estar ofendido, y se dirigió al baño.

Griffin sonrió débilmente después de suprimir sus risas.

A veces no podía creer todo lo que ha pasado en sus vidas en tan poco tiempo.

Durante la estadía del hogar de los Okumura fue una bendición, más con las terapias de por medio de Ash. Algunos días fueron difíciles, otros llevados con maravilla, pero lograron salir hacia adelante con la presencia de sus amigos. Hasta Griffin cree que ahora tiene más hermanitos que cuidar.

Sin embargo, quien se llevaba la personificación de mansedumbre en todo este proceso era Eiji.

El niño japonés, junto con Ash eran como uña y mugre; se entienden tan bien que solo una mirada basta para saber con exactitud las señales de sufrimiento del otro. Incluso siendo él, su hermano de sangre, ocasionalmente no puede leer como un libro abierto los sentimientos tan complejos que Ash intenta ocultar.

Aunque no quita la estrecha relación que han logrado forjar estos últimos meses. Ash ya permite que lo abrace, bese y acaricie cuando está triste, hasta abre su corazón hacia él para expresar sus sentimientos.

Asimismo, en esos seis meses en estar viviendo con los japoneses, pudo hallar un trabajo.

No fue para nada fácil, su hoja de vida no era atractiva para las empresas, hasta llegó considerar a enlistarse en el ejército.

Esa idea fue desechada de inmediato. Lo que menos quería era separarse de Ash por largos periodos de tiempo.

En algunas ocasiones, pilló a los niños seguirlo en las entrevistas. Al principio se enterneció pero después se dio cuenta que, después de irse, Shorter se colaba a las oficinas e intentaba sobornar a los de Recursos Humanos con un año de comida gratis en Chang Dai si lo contrataban. Nadie le hacía caso a Sonny o Yut Lung, los demás le seguían la corriente, hasta Eiji y Ash.

Por supuesto los detuvo y les dio un largo sermón a todos. Sin embargo, como ya conocía al pelo pincho, de agregado lo amenazó en contarle a su padre si no hiciera caso. Eso condenó las futuras ideas de los niños, tan solo imaginar limpiar los baños nuevamente les revolvió el estómago.

Al final, consiguió un trabajo de medio tiempo como empleado en una nueva y pequeña florería durante el día; en las noches lo contrataron como lavaplatos en un restaurante de lujo cuatro veces por semana. Su único día libre eran los sábados.

Su horario era agotador, mas eso le permitió quedarse en la ciudad de Nueva York.

Recientemente se mudaron a un apartamento de catorce metros cuadrados. A pesar de ser muy pequeño, era acogedor. No tenían muchas pertenecías, así que fue fácil acomodar todo. Tenían utensilios de cocina, para limpiar el baño y dormían en una litera, Ash en la parte de arriba y él en la de abajo para no molestarlo cuando llegaba del trabajo nocturno.

Prácticamente todo su sueldo se iba en la renta y en comida. Aún con todas esas adversidades, todo valía la pena.

La única decoración en el lugar era el dibujo de Ash enmarcado en la pared, que daba a la vista a la entrada. Al niño rubio le daba vergüenza pero nunca intentaba quitarlo.

—¿Aslan, estás listo?

El niño abrió la puerta del baño, con su ceño arrugado.

—Sí, pero mi cabello no cede. Me parezco a Shorter.

Griffin suspiró por los pelos parados. Eso demostraba que había dormido bien. Definitivamente su hermanito no era una persona madrugadora, era más un búho nocturno que podía hacer mil y un cosas a la vez sin sentir cansancio. De lo contrario a experimentar exasperación, el mayor le alegraba, era un claro indicador de progreso en el rubio.

Porque ahora las pesadillas son menos frecuentes.

Dicho logró tampoco fue sencillo. De alguna forma, Ash se había acostumbrado a dormir al lado de Eiji. Los primeros días estando solo fue de lo peor, incluso el niño japonés tuvo que quedarse en el apartamento unas noches para calmarlo en la madrugada. Hasta le regaló su peluche de Nori Nori de Navidad para que cada vez tuviera un mal sueño, pudiera abrazarlo como si fuera él.

Para que su hermanito no se sintiera mal por el hecho, varias veces organizó pijamadas con los demás amigos. Fue muy agotador para el mayor. Cuidar de siete niños en un espacio tan pequeño y después de trabajar requirió tomar muchas bebidas energéticas.

—Déjame ayudarte.

Volviendo a la realidad, tuvo éxito en aplanar el cabello rubio, mojando el cepillo con agua. Sin embargo Ash sonrió cuando, de momento, una hebra rebelde se paraba de la nada, frustrando más a Griffin.

—Creo que necesitas usar tu saliva.

—¡Buena idea!

—¡No, Griffin, era en broma! — expresó entre alaridos llenos de diversión.

Como pudo, doblegó el cabello de Ash lo más rápido que pudo. Se apuraron a desayunar algo liviano porque ya eran más de la once y media de la mañana.

Luego de lavar los platos, se arreglaron y Griffin cerró la puerta con seguro. Se cercioró tres veces en que estuviera bien cerrada y corrieron hacia el metro tomados de la mano.

*

Cuando entraron, ya había bullicio dentro del Chang Dai. Ese día, todo el restaurante estaba cerrado por una reservación especial, lo que los comensales comunes no sabían era que el propio dueño así lo dispuso.

Hoy era un gran almuerzo por el día mañana, el primer día de clases de los niños.

—¡Lamento la demora!

Todos los presentes giraron sus rostros. Los hermanos "Winston" estaban sudorosos y jadeantes. Por poco pierden el metro que los llevaba directo a China Town.

El señor y la señora Wong sonrieron.

—¡¡Oh no se preocupen!! Aún faltan que lleguen los demás. — informó el hombre.

Ash lo primero que observó fue a sus amigos. Sonrió ampliamente al notar su presencia pero no estaban todos. Faltaban Eiji y Sonny con sus respectivas familias. Tampoco veía a Nadia por ningún lado.

—¡¡Doradito!! — se puso de pie sobre su asiento y saltó en él.

Shorter sacudió su mano, moviendo un poco su mohawk de color morado. —¡Hola Ash-! ¡Digo, hola Chris!

Mientras tanto, Lao suspiró. —Suena extraño.

—Que complicado, ¿verdad? — rió bajito Xin Qian.

—Sí, los pobrecitos ya se habían acostumbrado a Ash. — Mei Mei agregó.

Por su parte, Yut Lung observó con seriedad a sus amigos.

—Aunque "Parásito" todavía lo puedo seguir utilizando.

Regañó su madre. —¡Yut Lung!

Ash les sonrió y los saludó desde lejos. De repente, fueron interceptados por el señor Wong, quien les dio la bienvenida y le sacudió sus cabellos rubios. El niño carcajeó y soltó la mano de Griffin. Se aproximó a los demás con ojos brillantes.

Había una larga mesa en el centro, la mayoría de los invitados ya estaban sentados ahí.

—¡Hola muchachos! — jadeó, sintiendo sus mejillas ruborizadas por haber corrido hace rato.

—¡C-Chris... viniste! — tartamudeó Shorter. —. Ven, siéntate a mi lado, hermano.

El chico asintió y de un saltito se ubicó en el asiento.

—Pueden decirme Ash aquí, no creo que haya problemas...

Yut Lung bufó. —Con Shorter sí. Él es tan estúpido que te llamará así en la escuela.

—¡Oye!

Lao observó al resto de adultos. Estaban tan ocupados hablando que ni le ponían atención a las groserías del pelo largo.

—Sí pero... suena raro. Ya estoy ensayando en decir frente a la clase. ¡Hola, mi nombre es Christian Winston. Me pueden llamar Chris, mucho gusto!

Yut Lung hizo un mohín. —¿Y esa tonta introducción? Suena a que Okumura te la enseñó.

—¿Algún problema con ello? — Ash frunció el ceño. Aún estando en términos de "amigos" con el chino, nadie hablaba mal de Eiji en su cara.

—Eso es lo que diría el burro de Okumura. Solo di tu nombre y ya, te ahorrarás las futuras burlas, créeme.

Por su parte, Shorter rodó los ojos y Sing se quedó pensando.

—Pero China, yo también estoy ensayando mi presentación. Eiji me ayudó también a decirlo correctamente. Me dijo que, como ya soy un niño grande de primaria, debo impresionar a todos.

Yut Lung sintió la bilis recorrer en su interior. Ese japonés era como un germen, contagiando a todos con su falsa modestia.

—¡Ni Lao, quien es tu hermano, te enseña esas estupideces, mocoso! — casi grita indignado.

—Porque él es un estúpido. — Sing cruzó sus brazos.

Los demás niños jadearon sorprendidos. Esta era la segunda vez que el bebe Sing maltrata de esa manera a su hermano mayor. Ahora ya crecían que no lo decían en son de broma.

—¡¡Bebé Sing!! — Lao por poco y llora.

—Yo creo que también bebé Sing está aprendiendo algo de ti, Yut Lung. —Shorter se encargó de consolar a su compa Lao.

—Sí, eres la mala influencia del grupo; la manzana podrida del canasto. — Ash se aguantó las risas.

Sintió sus mejillas calentarse de rabia. —¡Cállate, Parásito!

De repente, la campanilla colgante en el umbral de la puerta sonó. Todos giraron sus rostros y se llevaron una grata sorpresa.

Era la familia Okumura.

Toshiro sonrió a los presentes. —Buenas tar-

No obstante, una turba de niños se dirigió hacia ellos, eso provocó que entrara un poco en pánico.

Los alaridos de los menores se mezclaron entre sí, haciendo muy difícil identificar a quién pertenecían.

—¡Eiji!

—¡Hermano!

—¡EIJI!

Por su parte, Ayumi estaba dormida en brazos de su madre. Si hubiera estado despierta, estaría celosa porque nadie gritó su nombre, ni siquiera bebé Sing.

Fueron rodeados en un santiamén. Saludaron a los padres con pocas palabras. Eiji por otro lado recibía de la atención exclusiva de Ash y del resto porque se dieron cuenta que estaba un poco pálido.

—¿Te encuentras bien, Eiji? — Ash tomó sus manos y lo vio fijamente, buscando si le mentía.

El aludido sonrió suavemente. En la madrugada tenía dolores abdominales y tuvieron que ir al hospital. Por suerte, determinaron que fue Pancreatitis leve y lo curaron con medicamentos; tenía los suficientes para aliviarlos, así podrá tomar algunos si los experimenta el primer día de clases.

No quería arruinarlo, quería estar ahí con Ash ese día. Juntos, como lo había prometido.

—Nos retrasamos un poco — dio un apretón a sus manos entrelazadas. —. ¡Pero ya estoy aquí!

Ash y Yut Lung no estaban del todo convencidos por la respuesta. Sin embargo, la dejaron pasar porque Sing estaba necio en llamar la atención.

—¡Eiji, Eiji, estaré en primero primaria!

El aludido notó que el menor intentaba ocultarse de la vista de Ayumi. Le resultó hilarante su actitud.

Mientras tanto, Ash tragó saliva por la declaración. Ya se estaba poniendo nervioso.

Eiji sonrió. —Lo sé, estaremos en el mismo edificio.

—Pero no en la misma clase, que alivio. — agregó Yut Lung.

Los padres de Eiji sonrieron apenados y se dirigieron con los demás adultos, dejando a los niños hablar sus tonteras.

—¡Pero puedo visitarte, China! — comentó con felicidad Sing.

—¡Sí, hazlo las veces que quieras! — animó Eiji, ganándose la mirada fulminante de Yut Lung.

— ¡Y aún podemos jugar a los carritos, Doradito!

El chico rubio asintió alegre e inconscientemente juntando más sus manos con las de Eiji.

Shorter se rió a carcajadas. —¡Nunca podrás escapar de bebé Sing, Yut Lung!

—Por lo menos ya no le chupa el cabello. — comentó Lao, enojando más al pelo largo.

En eso, Yut Lung giró hacia un risueño Shorter y lo golpeó en la cara de la nada.

—¡Idiota! — exclamó, asustando a los otros niños.

—¡Ayyy, estúpido! ¡¿Por qué lo hiciste?! — Shorter sobó su nariz enrojecida.

—Que mal anfitrión eres, Wong — cruzó sus brazos con su ceño fruncido. —. Sabes que Okumura no puede deshidratarse y no le has ofrecido nada para beber. ¡Solo mira su cara de infeliz que trae!

En vez de molestarse como normalmente lo haría, Eiji sonrió porque contemplar la interacción de sus amigos después de sufrir toda la mañana en el hospital, su corazón sentía confort.

—En realidad sí quiero un poco de agua...

Esto alertó mucho a los muchachos.

—¡Ya viste, pelele! ¡Dale agua al niño de un solo riñón! ¡Corre! —Yut Lung jadeó.

Shorter emitió un grito y se desplazó hacia la cocina, vertiendo agua pura en un pichel entero. De repente, apareció bebé Sing y Lao en llevar los vasos.

Fue ahí cuando Ash parpadeó y lo llevó a una de las sillas, junto con Griffin, quien hablaba con Naomi. Los adultos vieron a los niños ajetrearse.

—Descansa aquí, Eiji.

Su madre lo vio con una mirada juzgadora.

¿Estás bien, mi amor? — le preguntó en japonés.

Eiji sonrió entre dientes. —Sí, ellos sólo exageran porque dije que quería un vaso con agua.

Los ojos de Naomi expresaron entendimiento. Le explicó a Griffin lo sucedido y ambos vieron a los niños correr como locos hacia la mesa. Cada uno tenía en sus manos un vaso de agua, pretendiendo que Eiji los tomara. ¡Ahí eran diez vasos!

Los otros adultos sonrieron suavemente hasta que la puerta se abrió nuevamente.

Los chicos pararon en seco; sus expresiones mutaron instantáneamente, la perplejidad no era cabida en sus rostros ante el panorama frente sus narices.

No vieron a los gemelos ni a los padres, su atención estaba fija en Sonny junto con Nadia.

¡Sonny estaba muy pegado con Nadia! ¡Ambos se sonreían como si estuvieran en una maldita cita!

—¡H-Hola! — dijo Sonny por la extraña actitud de los chicos. Estaban como si fueran de piedra, hasta Eiji, quien estaba cómodamente sentado.

¿Qué les pasa? — preguntó Nadia en mandarín.

Sonny se hizo el ignorante. —N-Ni idea...

De la impresión, Shorter dejó caer los vasos de agua al suelo, quebrándose en mil fragmentos.

—Coño... — murmuró el pelo pincho.

3, 2, 1... y los estallidos del señor Wong retumbaron en el restaurante.

—¡¡Mierda!! ¡¡SHORTER!! ¡Me dejarás en la ruina por tantas cosas que rompes, maldita sea!

*

—¿Y cómo estás, pequeño?

Ash alzó la vista al percatarse que le estaban hablando. Tenía un gran pedazo de wantan en su boca.

Todos estaban comiendo, había ciertas pláticas entre loa presentes pero el niño no le ponía mucha atención.

—¿Uh? Yo muy bien... señora Mei Mei.

—¿Listo para ir a estudiar? — Xin Qian preguntó.

—¡Más que listo! — elevó sus palillos chinos.

Los adultos sonrieron.

—¿No fue difícil el homeschooling, Ash? — esta vez fue Nadia quien habló.

—Al principio... — de repente, el rubio sintió que la mano de Eiji envolvía la suya debajo de la mesa. —, pero recibí mucha ayuda.

Ash suavizó su mirada a Eiji.

En eso, Yut Lung bufó. —Si tenía la ayuda del profesor Blanca. Por supuesto que no le iba a costar.

Griffin se quedó ensimismado entre sus adentros durante la conversación. Desde que salieron en libertad Blanca y Jessica, la gente se amotinó para celebrar. Hubo varios festejos por el logro mas las manifestaciones continuaron por el caso sin esclarecer de Max.

Por lo mismo, Jessica dio de baja su posición como policía y fundó una asociación sobre las víctimas de la red de corrupción de la policía. Ash y Max no fueron únicos que sufrieron, había un centenar de desaparecidos vinculados a la trata de personas: bebés, niños, adolescentes hasta adultos.

Gracias a la Asociación varios regresaron con sus familiares con vida ante una investigación en territorio nacional e internacional; en otras ocasiones pudieron localizar los restos de las víctimas y en otras se desconoce aún su paradero, Max pertenecía a este último grupo.

Aún con ese desalentador panorama, la esperanza persiste en la Asociación.

—¡Yo también quiero recibir ayuda de la refri! — gritó emocionado Sing. —, ¡Pero en su gimnasio!

Lao claramente se puso contento. —¡Ja, así se habla, bebé Sing!

—¡Cuídate, Lao! Cuando menos lo esperes, bebé Sing será más robusto que tú. — Shorter resonó una risa.

—Naaa, Sing nunca será más alto que yo.

—¡A qué sí, Lao! — el menor lo retó, reflejando fuego de voluntad en sus ojos.

Todos se rieron, hasta Mei Mei se sonrojó al imaginarse a sus hijos siendo altos, fornidos y guapos en un futuro.

Y es que dentro de la prisión, Blanca tuvo bastantes amigos de todos los tamaños y orígenes. Por haber prácticamente asesinado a un policía y a un violador, se ganó el respeto de todos de inmediato.

Luego de salir de prisión, abrió un gimnasio de kick boxing y de defensa personal, el cual se volvió muy popular, en especial por la fama que engendró y por su tremenda figura.

Aunque dichas experiencias no endurecieron su carácter bondadoso con los niños. Blanca aceptó ayudar a Ash en reforzar sus estudios, y de paso les enseñó a los demás chicos en sus materias debido a que dejaron de asistir a la escuela por el tiroteo y las protestas.

Cuando Griffin tuvo la oportunidad de conocer a las dos personas que ayudaron a su hermanito a escapar, se quedó mudo al principio por ver a Blanca. Su aspecto era intimidante, con un aura muy poderosa pero todas sus inseguridades se disiparon tras empezar a hablarle.

Además, su hermano se sentía muy cómodo con él, hasta quedó en shock por su actitud, demostrando la gran confianza que tenía, no solo con Blanca, si no que también con Jessica. Los abrazó junto con los demás niños con vehemencia, porque eran sus héroes.

No tuvo palabras o acciones en cómo agradecer al par, incluso Griffin derramó sutilmente sus lágrimas por lo conmovido que estaba. Ellos, al último minuto, salvaron a Ash.

Ahora comparten una cordial amistad.

—Pero será una nueva escuela para todos... — el papá de Sonny cambió de tema. —. Lao, Nadia y mi hijo estarán en una escuela secundaria... y los demás ya en primaria...

—No olvides que los gemelos irán a preescolar. — la mamá de Sonny recordó.

El hombre chino suspiró. Su hijo Sonny tiene que ganar una beca universitaria si quiere seguir estudiando.

El almuerzo siguió de maravilla para todos. Eiji observó al rubio en la manera de desenvolverse frente a todos como un niño tierno, alegre y travieso. Proyectaba una seguridad por la cual era casi imperceptible percatarse cuando lo conoció; ahora era una cualidad de su personalidad.

Ash notó que era observado y giró su rostro hacia el niño japonés. Ambos buscaron nuevamente sus manos para entrelazarlas debajo de la mesa, con cierto rubor en sus mejillas. A Eiji se le notaba cansancio, cuestión que no le gustó a Ash.

Nadie se dio cuenta de ese gesto en virtud de los alaridos de Sing por alardear que se comió todas sus verduras.

*

Después de comer, Shorter, para su desgracia, fue obligado a lavar todos los platos. Los chicos se burlaron mientras que los adultos fueron a charlar en la sala de estar.

No obstante, los únicos que se apartaron del resto fueron Ash y Eiji.

El rubio jaló a su amigo en la habitación del pelo pincho sin pronunciar sus intenciones. En cambio, el japonés, se dejó guiar hacia allá.

Entraron al cuarto y Ash inmediatamente cerró la puerta. Ambos se hallaban solos, haciendo que Eiji tuviera una incertidumbre creciente.

—¿Ash...?

Sin rodeos, el aludido tomó de los hombros al japonés y lo vio fijamente.

—Eiji, viví contigo bajo el mismo techo durante mucho tiempo para saber qué mentiste cuando llegaste... incluso estuviste algo apagado durante la comida — suspiró, dándole un vistazo al suelo y luego volver a verlo. —. Sabes que puedes decirme lo que sea. Aquí nadie podrá escucharte, ¿ok?. Así que no sientas pena.

El niño parpadeó varias veces antes de relajar su cuerpo y exhalar ante la radiante sonrisa de Ash.

¿Realmente no le podía ocultar cosas a él?

—Lo sie-

—Oh, no te atrevas, Eiji Okumura, a disculparte. ¿Por qué los japoneses siempre lo hacen? ¿Les gusta?

El pelo azabache se desubicó por la frustración de su amigo. Parpadeó, procesando sus palabras y luego se echó a reír.

Por su lado, Ash pudo respirar un poco más tranquilo al contemplar esas risas genuinas. Le daban vida a ese rostro decaído que portaba Eiji.

—Ay, Ash... — paró de reír, se aproximó más a él y recostó su cabeza en el hombro del rubio.

Entonces, el caucásico rodeó su brazo a sus hombros, sintiendo la tensión en ellos.

—¿Todo bien?

Eiji no contestó rápidamente. Permitió que el calor del extraño abrazo le llenara de valentía.

Una vez ya estando cómodo, habló.

—Hoy fui al hospital en la madrugada. Tuve dolores... y resultaron ser intensos. No te preocupes, ya no los tengo... pero el medicamento me adormece un poco.

El japonés sintió como Ash se encogió de hombros y luego se relajó, atrayéndolo más a él.

De milagro, Eiji sobrevivió al tiroteo, mas el estilo de vida que lleva ahora le congoja a Ash. Por sus problemas hepáticos y tener un solo riñón, su amigo debe ser tratado con analgésicos especiales. Algunos de ellos son costosos.

Sin embargo, ese infortunio hecho en el baño de los Okumura, cuando sus emociones estaban a flor de piel, el japonés no fue el único que hizo una promesa.

Ash estará con Eiji por siempre también.

Formando una sonrisa débil, Ash palpó la espalda de su amigo. Ya no tenía las suturas, en su lugar, había unas grandes cicatrices, unas en las que Ash no quería ver por ahora.

Todavía se sentía muy culpable.

—¿Por eso Ayumi ha estado dormida desde que llegó? Se me hizo raro no ver su gruñona cara.

Eiji asintió. —Estaba pendiente cuando regresaba del hospital... también creo que la desperté por mis quejidos...

—Hoy le diste probar de su propia medicina entonces, Eiji — sonrió con encanto. —. De todas las veces que ella no nos dejaba dormir en las noches, hoy nos has vengado...

—Ash... no seas malo... — Eiji regañó con desgano, pero rodeando sus brazos contra el rubio.

Recordó fugazmente, cuando Ash se alojó en su apartamento, pateaba las chamarras en señal de frustración al escuchar a Ayumi llorar a las tres de la mañana, todos los benditos días. Él ya se había acostumbrado al ruido, pero su amigo no. Creyó que eso ayudaría a que Ash ya no tuviera pesadillas puesto que, después, tenía el sueño muy pesado como para tener tiempo de pensar en traumas.

Ash solo se limitó a reír un poco y abrazar a su amigo con fervor.

—Me alegra escuchar que te sientas mejor ahora — le dijo con dulzura. —. Apuesto a que debes estar cansado, ¿por qué no duermes un poco?

Velozmente, Eiji observó a Ash.

—N-No quiero causar inconvenientes... estoy en casa ajena...

—¡Eiji, no estás en la casa de un extraño, es de Shorter! —bufó comicamente. —. Ya hemos dormido aquí antes, ¿recuerdas, para Navidad?

—S-Sí, pero no estaba en su cama. ¿Y si Shorter la necesita?

—¡Bah, eres muy modesto! Estamos en un lugar confiable, tú mismo me lo has dicho antes — Ash lo obligó a caminar hacia el colchón. —. Debes ser un poco más atrevido, Eiji. Aprende de mí. —dijo engreído.

—Cómete tu propio pene, Ash.

El rubio se detuvo en seco. Lentamente, con una expresión perpleja y con los ojos bien abiertos, buscó la mirada del japonés.

—¡Eiji! — seguía en estado de shock.

—¿Qué? Esa frase la aprendí de ti... — sonrió malicioso. —. ¿O es demasiado atrevido para tu gusto?

Los labios de Ash temblaron y ambos chicos explotaron de la risa al unísono.

—¡Idiota! — el rubio le dolió la panza de tanto reírse. —. ¿Ahora le dices "pene" en vez de "salchicha," ¡¿Desde cuándo?!

Carcajearon por un largo rato hasta que las lágrimas se les salieran de sus ojos. Aún así, forzó a Eiji a acostarse en la cama.

Para que no se sintiera solo, él también se acostó a su lado, todavía abrazándolo.

Eiji exhaló por medio de la nariz, viendo directamente a Ash en los ojos. Sus rostros estaban muy cerca que podían sentir sus respiraciones chocar.

—Ash...

El aludido comenzó a acariciar los cabellos gruesos y negros del chico, procurando a que se relajara. Simplemente estaba imitando lo que Eiji hacía con él durante aquellas ocasiones cuando el pánico se apoderaba de sus sentidos durante alguna pesadilla.

—Duerme un poco, te sentirás mejor — Ash cerró sus ojos, juntando sus frentes. De inmediato, Eiji bajó sus párpados también. —. No te preocupes, no me iré de aquí...

Eiji cayó rendido por sus palabras y en los acogedores brazos del rubio. Se acomodó en su pecho y suspiró profundamente. No tardó mucho en conciliar el sueño. Dormir al lado de Ash era muy tranquilizador, más cuando sus manos acarician su espalda y su cabeza. No quería admitir que añoraba su atención completamente para su persona. Era egoísta su sentir, pero esos extraños sentimientos enternece su corazón al punto de sonrojarse al tan solo verlo.

No quiso darle muchas vueltas al asunto. Tenía tanto sueño y tenía que recuperar sus fuerzas para pasarla bien con todos.

Al momento que Ash notó que Eiji se quedó dormido, hasta roncar sutilmente, sonrió entre dientes.

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe y Ash abrazó con más fuerza a Eiji por instinto. En el umbral estaban todos los chicos, incluyendo a Nadia, Ayumi y los gemelos, viendo la escena con curiosidad.

—¡¡Doradito, con qué aquí estabas!! — Sing entró ruidosamente.

Ash se tensó un poco. —Sing... Shhhh. — colocó su índice entre sus labios.

El niño chino se cubrió su boca con ambas manos.

—¿Eiji está dormido? — Lao se acercó con cautela.

Detrás, Ayumi también se aproximó con intenciones de molestar a su hermano. Sin embargo, Nadia se dio cuenta de sus intenciones y se la llevó lejos, ganándose el berrinche de la menor.

—Los estábamos buscando, chicos. Shorter ya terminó de lavar y queremos jugar a los videojuegos. — explicó Sonny, tratando que sus pisadas fueran suaves al pasar.

Mientras tanto, Shorter enseñó sus manos a los presentes. Los dedos estaban muy arrugados y secos.

—Mira, bro... Están como pasas... — lamentó.

—Y si no aprendes a cocinar bien, tu padre te nombrará como el lavaplatos oficial del restaurante. — Yut Lung sonrió de satisfacción al escuchar los gemidos afligidos del pelo pincho.

—¿Es que no te cansas de mofarte de todos, Yut Lung? — Sonny preguntó, irritado.

Ash frunció el ceño al sentir que Eiji protestó suavemente entre sus sueños.

—Hey, shhh. Eiji está dormido... Váyanse a otro lado.

Shorter resopló. —¿Disculpa? Es mi cuarto, hermano...

—Sí, y Eiji está durmiendo en él — se acurrucó más en la cama junto con el japonés. —. Si quieren jugar videojuegos entonces háganlo en silencio. Eiji necesita descansar...

Yut Lung se burló de la cara estupefacta de Shorter. No criticó el actuar de Ash porque sabía que el japonés no se encontraba del todo bien.

—Sí, mejor lee un libro de cocina, Wong.

—O juguemos a los carritos. — Sing ofreció con una sonrisa.

Lao y Sonny simplemente observaron desde la seguridad de la lejanía. Se percataron del rostro derrotado de Shorter y que, de un estante, tomó un manga y se sentó en el suelo, recostado sobre su colchón.

—Tú ganas... ¡solo por Eiji te la dejo pasar! — Shorter sonrió de oreja a oreja. —. Hermano, qué mandón resultaste ser...

El resto de la tarde fue llevadera.

Los niños mataron el tiempo ocioso con revistas, platicando u ocultando a Sing de Ayumi. Eiji se despertó dos horas después y se asombró al tener a Ash todavía a su lado, más cuando le sonrió con ternura y preguntó por su estado de salud.

El japonés sintió nuevamente su corazón vibrar de emoción y se alegró de inmediato. Nadie notó ese comportamiento tan cariñoso a excepción de Yut Lung.

*

Ash suspiró tras bajar sus pantalones y su calzoncillo. Se encontraba solo en el baño, con muchas ganas de ir.

Sin embargo, le costaba todavía sentirse cómodo en baños que no fuera el de los Okumura debido a que había desarrollado un sentimiento de seguridad por haber vivido ahí durante muchos meses.

Incluso el baño de su propio apartamento le molestaba a veces; ver su propio miembro viril y poseer la estresante espera a que un hombre desconocido llegue a tocarlo.

Así le tocaba vivir con Dino, ni siquiera cuando tenía que hacer sus necesidades lo dejaban tranquilo. Por ese martirio, le era muy difícil aún en no pensar en que se hallaba en circunstancias tan familiares.

Ash suspiró nuevamente. Apartó su mirada mientras hacía pipí. La creencia de estar sucio persistía, si no miraba su miembro era mucho mejor para él, así evitaba pensar en cuestiones desagradables.

Rápidamente recordó en las terapias con Ibe y comenzó a contar hasta cien al mismo tiempo de que podía escuchar los alaridos de sus amigos, en especial la de Sing el cual eran los más prominentes.

Esos hechos desafortunados dentro del baño solo su psicólogo lo sabía. No quería cargar con más angustias a su hermano y a sus amigos si lo supieran.

Y es que, estaba pensando creer que su mera existencia solo abarca desdichas. Quiere cambiar, quiere algo mejor para su nueva vida.

El lunes era su primer día de escuela, carajo.

—Estoy a salvo, estoy a salvo, estoy en la casa de Shorter — tragó saliva fuertemente. —. Estoy a salvo...

Sintió su vejiga vacía, se limpió y subió sus prendas de un tirón. Reguló su respiración y se recostó sobre la pared. Con desgano tiró de la palanca, observando como el pequeño remolino de agua amarillenta clara se fue al caño.

—Nuevamente no hubo sangre... q-que alivio.

Si quería vivir como un niño normal, tendría que pensar que ahora la estaba viviendo.

De repente, tocaron la puerta, haciendo que Ash jadeara.

—¡Oh, lo lamento!

El niño parpadeó un par de veces. Esa era la voz de Nadia.

Se lavó las manos a la velocidad de la luz, sacudió sus manos al aire, a pesar que había toallas de papel, y abrió la puerta de golpe.

—Nadia, no te preocupes... Ya está disponible. — sonrió para que no se notara lo compungido que estaba hace rato.

La adolescente imitó el gesto. Sin resistirse, peinó los cabellos dorados y suaves del niño.

—Siempre toco la puerta por si hay alguien adentro...

Ella vio de reojo el interior. Supo de lo sucedido con Ash hace meses en el baño de los japoneses, así que siempre tenía un ojo puesto en Ash.

No obstante, al ver todo en orden, se tranquilizó evidentemente.

—Estoy bien... De veras, Nadia...

Abrió sus ojos de par en par. Luego relajó su mirada. Era como si leyera sus propios pensamientos.

—Sabes que puedes contar conmigo... en todo, Ash.

El rubio asintió. —Lo sé... — alzó su rostro hacia ella. —. Tú también sabes que puedes contar conmigo. ¡No estés triste o si no Shorter comete locuras! Puedo incluso ayudarte con las tareas. La refri me ha dicho que soy un genio.

Ash amplió su sonrisa. Desde que supo la relación que tenía ella con Charlie, siempre hallaba la forma de pedir disculpas. Sus amigos, su hermano, hasta el propio psicólogo le han recalcado que no fue su culpa todo lo sucedido, le era muy complicado creerlo.

Por un momento quiso disculparse ahora mismo, pero se mordió la lengua. Nadia se le veía de buenos ánimos. Su corazón se sentía feliz por eso, ella no debía de lidiar con más dolor.

Nadia rió a carcajadas, se hincó a su altura para poder decirle algo. Sin esperarlo, recibió un rápido beso en su mejilla. De inmediato, ella vio la calentura en el rostro del niño.

Estuvo en trance por un momento, sin estar segura sobre la movida atrevida del niño. Tras ver lo estupefacto que estaba Ash, Nadia palpó su mano.

—Eres adorable... y muy querido. Gracias por el beso —no quiso cuestionarlo en virtud de lo enternecido que reflejaban sus ojos verdes. —. De seguro conquistarás más de alguna chica en la escuela.

—¡Wakala! — la imagen de Eiji se presentó en su mente fugazmente, confundiendolo más. —. Tú eres como mi hermana mayor, Nadia. Tienes privilegios conmigo, no confundas las cosas... — Griffin le daba besos cuando se sentía contento por él, ¿acaso hizo mal en hacerlo con ella?

—Oh... — Nadia sonrió pícaramente. —. ¿Entonces eso quiere decir que puedo comerte a besos?

El niño se ruborizó en un santiamén. —S-Solo con uno... ¡En la mejilla, eh!

—¡De acuerdo!

Ella juntó una mejilla redonda con una de su mano y besó la contraria con vehemencia, causando un chasquido.

Ash emitió un leve quejido por apretarlo, pero no le disgustó el ósculo.

Para evitar nuevos, el niño cambió el tema estratégicamente.

—¿Acaso no tenías que ir al baño, Nadia? Yo no me haré responsable de limpiar, eso es tarea de Shorter.

Nadia carcajeó. —¡Vale, vale...iré ahora!

Ash comenzó a dar sus primeros pasos para irse; entonces pensó en Sonny. Giró su rostro para poder preguntarle si eran novios pero la puerta ya estaba cerrada.

—Ah bueno...

Puede ser que Nadia se escapó, mas Sonny no saldrá invicto.

Pasó por dónde estaban los adultos antes de entrar al cuarto de Shorter. Notó que su hermano estaba hablando con deleite con los demás padres mientras tomaban una taza de té.

El rubio sonrió al verlo tan relajado, casi siempre estaba estresado por el trabajo. Griffin resaltaba mucho entre los asiáticos y aún así había una perfecta armonía entre ellos.

Aunque extrañaba a la abuela de Sonny. Su inigualable risa, los dulces que les daban a escondidas, su sarcasmo y su mal inglés. Ella fue lo más cercano a una abuela en poco tiempo. No conocía los propios, ni siquiera sabía si seguían vivos.

Ash suspiró, intentando espabilar sollozos ante su recuerdo. Hoy debía estar feliz, su sueño de ir a la escuela era casi palpable.

Al momento que entró a la habitación de Shorter portaba una sonrisa, pero rápidamente fue borrada por el panorama presentado ante sus ojos.

Los muchachos rodearon a Sonny, sin darle ninguna vía de escape. Todos lo estaban viendo con ojos sospechosos, inclusive Sing hacía muecas de maleante.

—¿Qué pasa...? — preguntó Ash, confundido.

—Oh, Ash — Shorter volteó a verlo. —. ¿Nadia sigue en el baño?

—Emm sí. Eso creo.

—Muy bien — lo penetró con la mirada. —. Todavía podemos interrogar a este traidor.

Sonny rodó sus ojos y gruñó, frustrado. —Ya les dije que no estoy saliendo con Nadia.

—Mentira, esa mirada es de amor. Aún te gusta. —acusó Eiji, sorprendiendo a Ash por su atrevimiento.

—Rompiste el código de hombres, Sonny. — Lao se escuchó decepcionado.

—¡Ay, por favor! — Sonny dio un manoteo.

Ash se les acercó al mismo tiempo en que Sing se le cayó la fachada de niño malo.

—¿Cuál código? — preguntó Sing.

—Estás aún pequeño, mocoso para saberlo, pero aquí va: "no hay que salir con las hermanas de tus amigos." — pronunció Yut Lung.

Sing asintió aliviado, tomando nota mental que no debía salir con Ayumi.

En eso, Ash resopló. —Sonny ama a Nadia desde que los conozco... ¿por qué no lo evitaron antes?

—Sí lo hicieron, Ash. — Eiji giró con inocencia hacia el rubio, confundiendolo más.

—¿Qué?

—Antes le matábamos la moral cuando podíamos... —Lao aclaró.

Entonces, Ash encajó todas las piezas. Todas las veces que le decían que era muy feo para ella, que nunca tenía oportunidad o no se armara ilusiones. Ahora todo cobra sentido.

—Además, se veía que Nadia no le haría caso — Shorter bufó. —. Por eso no me preocupé mucho... Hasta hoy. — observó fulminante al mayor.

—¡Exageran! —Ash sonrió entre dientes. —. ¡Nadia se ve feliz! No veo problema si son novios.

Sonny se sonrojó. —N-No somos nada...

—Entonces la hechizaste. — sugirió Eiji.

—¡Un hechizo de amor! — Sing agregó, cantando y besando al aire.

—¡No! Solo... la encontré en el cementerio hoy...

Hubo un efímero silencio entre ellos.

—¿Ella sola? — preguntó Yut Lung.

—Sí... — titubeó Sonny. —. En la... en la tumba de Charlie...

Nuevamente, hubo mutismo. Los niños se vieron entre sí, compungidos. Sin dudarlo, Eiji se aproximó al rubio y le susurró al oído palabras de aliento puesto que sabía lo sensible que se ponía el niño con respecto a Charlie.

—Entonces... pu-pudiste hablar con ella? — Ash dio una bocanada de aire.

Sonny asintió.

—¿Y eso le ayudó? — Shorter preguntó con una voz suave.

—Creo que sí... Nadia me confesó que no quería ir al almuerzo de hoy porque se sentía mal... pero después de nuestra conversación quiso venir...

—¿Sobre qué hablaron? — Sing lo vio con curiosidad.

Bebé Sing, eso no se pregunta. Es privado. —Lao le explicó en mandarín, ganándose el puchero del menor.

Sonny inhaló y exhaló profundo.

—Escuchen, todos hemos estado preocupados por ella luego de lo sucedido con el oficial escroto y el abuelo e-en la biblioteca — se percató que el ambiente cambió radicalmente a uno afligido. —. Hablamos respecto a eso... y creo que eso le ayudó a... aceptar un poco todo.

—¿Ella te buscó hablarte por qué le gustas? — Sing se estaba esforzando en comprender.

—Creo que me habló porque necesitaba hacerlo con alguien en ese momento — sonrió, pensando que posiblemente fue utilizado. Tal vez sí estaba ilusionado. —. Mis sentimientos hacia ella puede ser que no sean correspondidos. Estoy bien con eso mientras ella sea feliz.

Shorter gruñó acojonado en mandarín. —¡A la mierda el código de hombres! — luego se quitó las gafas de sol en señal de respeto. —. Siempre creí que te gustaba mi hermana porque estabas obsesionado por su innegable belleza, ¡pero de verdad estás enamorado!

—Ojalá que la pubertad esté a tu favor, Sonny. —deseó Yut Lung con sinceridad.

—Ay, China, pero yo ya los shipeo. — dijo Sing, hilarante.

Por su lado, Eiji abrazó a Ash para sacarlo de sus pensamientos, ocasionando que éste casi se vaya boca abajo por la impresión. Ambos rieron tras verse a salvo de una buena caída.

—Bueno, eso ya será obra del destino si Sonny se casa o no con Nadia... pero no puedo dejar a la ligera... esto. —dijo Yut Lung mientras iba campante hacia las pertenecías de Shorter para hurgar.

Sonny se sonrojó y vio hacia otro lado.

—¿Qué haces, Yut Lung...? — preguntó el pelo pincho, irritado al notar que el aludido comenzó a tirar sus útiles escolares al suelo.

Yut Lung dio un vistazo a los niños para luego ignorarlos vilmente.

—Tengo que asegurarme que estés preparado mañana. No quiero pasar el ridículo si olvidan algo. El primer día de clases debe ser perfecto.

—¡Que fastidias! — exclamó Shorter. —. No quiero que alguien menor que yo me ordene.

Sing parpadeó.

—Pues... la China ya me empacó mis cosas.

—Las mías también... — dijeron Sonny y Lao al unísono.

—Yo ya tengo lista mi mochila hace como un mes... — Ash sintió una gotita de sudor frío en su sien por lo hilarante que se vio la expresión de Shorter.

Yut Lung hizo una mueca triunfal.

—Y mañana como vamos a la casa de Okumura, excepto tú por ser un esclavo del restaurante, será su turno en la revisión.

Eiji sintió escalofríos. Sabía que si se negaba, iba a ser mucho peor. Por lo mismo, simplemente observó a sus amigos, aterrado.

Shorter masculló. —Bah, vamos a jugar Mario Kart, chicos. Dejemos que la señora haga la limpieza.

El pelo largo observó furioso al pelo pincho pero no apeló a su comentario. Sabía que se lo iba a agradecer.

Después de varios minutos, Yut Lung ordenó todos los marcadores y crayones según la degradación de color, apiló los libros y cuadernos y lo dejó bien metido dentro de la mochila desgastada y sucia. No podía hacer más por ese zopenco.

—Argh, no entiendo porque tu padre compró todos nuestros cuadernos, Wong.

—Ah... — murmuró Shorter, aparentando los botones con violencia. Estaba jugando con Lao, Sonny y Ash y estaba perdiendo contra el rubio.

—¿Por qué lo dices, Yut Lung? — preguntó Eiji, ansioso de que después de esa partida es su turno.

Yut Lung separó sus labios para hablar mas fue interrumpido por el estridente alarido de Shorter en mandarín.

¡¡Mierda, perdí!!

Ash se mofó, levantando una ceja y saboreando su victoria.

—¿Quién sigue?

Eiji le brillaron sus ojos al tomar el control de Shorter. —A mí me toca.

El rubio suavizó su mirada por la emoción del japonés. Lo dejaría ganar solo porque es Eiji.

Lao suspiró, definitivamente no podrá otra carrera de Mario contra Ash.

—¿Qué es lo que te molesta, Yut Lung? — preguntó al notar que Sing contaba los cuadernos de Shorter para practicar los números.

—¡Esto! — los señaló. —. Todos tenemos la misma portada en nuestros cuadernos. Este estúpido lince.

Shorter suspiró por lo irritable que se puso Yut Lung. Su padre se emocionó tanto por ser el padrino de sus amigo que compró un enorme lote entero de cuadernos con el mismo felino impreso en rebaja. Tenían suficientes como para dos años más.

—Pues quéjate con él, yo no tengo nada que ver.

Mientras tanto, Sing inclinó su cabeza y frunció el ceño. A él le encantó la imagen del lince.

—Está bonito el lince, China... — sonrió ampliamente y observó al rubio. —. Hasta tiene los mismos ojos verdes de Doradito.

Sonny dio un gritito porque su personaje Yoshi cayó al vacío en una vuelta.

—Bebé Sing tiene razón, son del mismo color... — Lao alzó ambas cejas, dejando de jugar por un momento.

Entonces, como si hubiese sido iluminado, a Shorter se le prendió el foco de idea.

—¡Eso es, ya lo tengo!

Yut Lung dio un respingo. —¿Qué, estúpido?

—No podemos ser Poder Asia porque Ash no es de allá... ¡pero podemos ser los linces! ¡¡El equipo Lince!!

Eiji le pidió a Ash que le diera pausa al juego. Cuando lo hizo, ellos, Sonny y Lao dirigieron su atención hacia Shorter.

—¿Linces? — cuestionó Ash, vacilante.

—¡Sí, me gusta! ¡¡Somos linces, linces, linces!! — Sing cantó y bailó en círculos.

La expresión de Yut Lung fue de horror. —¡No, me niego! ¡Lo odio!

Lao y Sonny se vieron mutuamente y sonrieron. Por querer llevarle la contraria al pelo largo, accedieron al nombre.

—Pues aquí es democracia — Sonny informó. —, Shorter le gustó al igual que Sing... y yo voto a favor.

—Yo también voto a favor. — comentó Lao, percatandose que el rostro de Yut Lung estaba colorada de ira.

—¿Y ustedes? — Sonny preguntó al resto.

Sing se acercó a Eiji y Ash con ojos de perrito tierno.

—¡¡Vamos, digan que sí!!

—Yo no le veo problema. Hasta podría ser un sobrenombre para Ash. —sonrió de oreja a oreja.

—¡¡Okumura!! — lo estaba matando con la mirada.

Eiji buscó la mano del rubio y le dio un apretón. —. ¿Y qué opinas?

Ash estaba ensimismado. A él jamás le habían comparado con algo tan bonito y libre como el lince de la portada. Con Dino, tenía muchos nombres despectivos, el más que caló en su ser fue el de puta.

Con una sonrisa llena de encanto, Ash asintió.

—¡Me fascina!

Los asiáticos gritaron de júbilo excepto Yut Lung.

Shorter resopló. —¡Ja, Ja, perdiste, Yut Lung!

Los niños estaban celebrando el nuevo bautizo de su pandilla. Nadie se imaginó que, en sus adentros, Yut Lung ardía en furia. Sintió que su enojo estaba en su punto de ebullición, sacando humo desde sus oídos, presagiando un estallido de emociones.

En su mente, se imaginó la humillación dentro de la escuela por ese imbécil nombre, nadie lo tomaría en serio. ¡Sería la burla por juntarse con esa bola de mentecatos!

—¡NO! — gritó Yut Lung de repente, con voz ronca y gutural. Los chicos se crisparon, viéndolo con terror. —. ¡LOS ODIO, TONTOS!

En el umbral de la puerta, Griffin, los padres de Eiji, Sonny, la madre de Lao y Sing y Xin Qian se encogieron de hombros. Ellos tenían la intención de avisarles que debían de marcharse a sus hogares hasta que quedaron pasmados por los bramidos del chino.

Y así terminó el día sábado para los muchachos, estando solo un día de regreso a clases.

*

El día domingo, Ash recibió una llamada en el hogar de los Okumura junto con Sing, Lao, Sonny y Yut Lung, cuyo peinado era un chongo de estrés por estar arreglando las cosas de Eiji para la escuela. Le pareció un tanto extraño recibir una para él, hasta creyó que era Griffin, quien estaba trabajando.

Sintió que los otros niños estaban detrás de él cuando cogió el celular de Toshiro. El hombre tenía un rostro apacible, por lo que apaciguó la angustia interna.

—¿Hola?

¡Ah, Aslan! Buenos días, un gusto saludarte.

Los ojos de Ash destellaron un hermoso fulgor.

—¿Señor Ibe?

Al pronunciar el nombre, claramente Yut Lung y Lao se tranquilizaron mientras que Sing y Eiji se acercaron al celular. Fue entonces que el rubio lo puso en altavoz.

¡¡Ibe-san, hola!! ¡¡Buenos días!! — Eiji saludó en japonés.

—¡¡Ibe, hola!! ¡Soy Sing!

El japonés rió plácidamente, pero de forma efímera. Detrás del teléfono se escuchaban los gritos en japonés de una niña pequeña, peleando un poco con Ibe.

¡Es Sing! ¡Déjame hablar con el tío Ibe!

A pesar que no entendió lo que dijo, el aludido quedó estupefacto.

—¡Es Akira! — le dio escalofríos. —. ¡Chao, chao, adiós!

Sing echó una carrera, lejos de los muchachos, ganándose los alegatos de la pequeña japonesa.

Eiji sacudió su cabeza. Bebé Sing, a pesar de ser aún un niño de siete años, tiene muchas pretendientes.

Cuando Ibe pudo retomar la llamada, suspiró profundamente.

Lamento por aquello. Estoy en una reunión familiar... siento no poder acompañarlos hoy.

—Ay, no es su culpa señor Ibe. Usted trabaja todos los días. Merece un descanso de vez en cuando. — Sonny se metió en la conversación.

Gracias, Sonny. No sé si después tendré el tiempo; aún así, quiero expresar mis buenos deseos a todos ustedes por el día de mañana. Será un gran paso para todos luego de haber estado en homeschooling...

Los niños agradecieron con voz baja, intentando no pensar mucho en ello en el tiroteo.

—Bueno, conmigo no será mucho problema ya que estaba acostumbrado a aprender las materias por mi cuenta. — comentó Yut Lung, para relajar un poco la tensión en el ambiente.

Ibe suspiró contento y sonoramente.

—Me imagino que estudias muy duro, Yut Lung. Siempre hazlo con medida...

El chino hizo un sonido afirmativo con su garganta.

Se dice "gracias", Yut Lung. — informó Lao, con su ceño fruncido.

—Cállate, esperpento... — murmuró por el miedo a que sea escuchado por el psicólogo.

—Me alegra que estén de buen ánimo — hizo una pausa. —. Niños, ¿puedo hablar a solas con Aslan y Eiji? Solo será un momento...

Los niños se desubicaron. Se vieron entre sí e hicieron muecas de desentendidos.

—Por supuesto, señor Ibe. — Sonny pronunció, tomando de hombros a Yut Lung y a Lao.

Al momento de escuchar el click de la puerta cerrada, el japonés y el estadounidense juntaron sus mejillas, poniendo su atención en el celular.

—Ya se fueron, Ibe-san...

Bien, entonces podré hablar con mayor soltura — la voz del hombre era pasible. —. Quisiera preguntarles cómo están; respondan con total sinceridad.

—Bastante bien, Ibe-san, emocionado y nervioso a la vez. — Eiji sonrió débilmente.

Ei-chan, supe que fuiste al hospital recientemente. No olvides llevar tu medicina y si tienes algún malestar, tienes que hacérselos saber a tus maestros.

El niño partió sus labios para responder, pero Ash se le adelantó.

—No se preocupe, señor Ibe. Yo estaré en la misma clase con Eiji. Si algo malo pasa, yo me encargaré.

El chico japonés sintió su cara calentarse.

Por otro lado, Ibe dio una pequeña carcajada.

—Gracias, Aslan. También estoy seguro que tus amigos estarán pendientes de Eiji. Ahora, quiero saber cómo te encuentras, Aslan...

El rubio tardó en responder. Comenzó a jugar con sus dedos y desvió la mirada hacia el suelo. Ese comportamiento no pasó desapercibido por parte de Eiji, así que lo rodeó de sus hombros con su brazo más próximo.

—Todo parece irreal, como un sueño en el cual no quiero despertar...

El pelo azabache murmuró. —Ash...

—¿Aslan, puedes pellizcar tu mano?

—¿Uh? — el muchacho obedeció, sintiendo un leve dolor en su dorso. —. Ouch... sí ya lo hice...

Perfecto. ¿Ves que esto no es un sueño? Lo estás viviendo, Aslan y lo mereces. Las experiencias nuevas siempre provocan cierta ansiedad en las personas, pero es normal. Intenta disfrutarlo, relájate y verás que todo saldrá bien.

Además, no estará solo... — dijo Eiji con fervor, obteniendo la mirada suave de Ash.

Hablaron otros quince minutos más con Ibe y los niños colgaron. Ash suspiró profundamente, dejando que la pesadez interna se disipara.

—Nunca pensé que el señor Ibe llamaría. Tengo que ir con él a una una sesión el martes, de todos modos pensé contarle todo ese día.

Eiji se recostó sobre la pared, no perdiendo su rostro risueño.

—Los sentimientos de Ibe-san son honestos, de verdad se preocupa por nosotros...

—Sí...

Ah recordó con una sonrisa cuando el japonés y Sing le hablaba sobre su psicólogo. Al principio le resultaba extraño que ellos tuvieran un grado de confianza, incluso un poco de amistad, con un adulto fuera del seno familiar. Según su experiencia, nada bueno puede concretarse con hombres mayores como Ibe, pero paulatinamente se dio cuenta que quien estaba equivocado era él.

En el mundo hay gente buena y gente mala. Ya había visto ese fenómeno antes mas no logró canalizarlo adecuadamente en su momento. Max, Jessica, Blanca y los padres de sus amigos, todos ellos le ayudaron a confiar otra vez.

De repente, el pacífico ambiente fue distorsionado por los alaridos de Sing afuera de la habitación.

Eiji y Ash se consternaron y salieron para saber lo que ocurría con prisa. Sin embargo, toda consternación se evaporó al ver a Jessica y a Blanca entrar por la puerta.

Sus amigos los estaban rodeando, pero Sing era el más ruidoso de todos. Toshiro los observó con una sonrisa al igual que Naomi, quien tenía en brazos a una somnolienta Ayumi.

—¡Refri! ¡Nana Jessica! — Ash y Eiji dijeron al unísono y se unieron a la turba de niños.

Jessica giró hacia los chicos y les regaló una hermosa sonrisa. Se puso de cuclillas y acaparó con sus brazos a los niños más cercanos, quienes eran Lao, Sonny, Ash y Eiji. Yut Lung apenas cupo, estaba más concentrado en cómo Sing le imploraba a Blanca que lo cargara.

—¡¡Quiero tocar el techo!! ¡Vamos, vamos, Refri! — rogó Sing, retorciéndose.

Blanca sudó frío un poco al tener toda la atención de los adultos y los niños. Normalmente saludaría a todos antes de hacer otra cosa. Le pareció un poco rudo en no ignorar la petición de Sing.

—¡Está bien, Sing! Solo una vez...

Aunque sabía que después de eso, algunos niños pedirán que los alzara también.

—Aún sigue siendo famoso entre los pequeños, ¿eh? — Jessica molestó, soltando a los pequeños y viéndolo fijamente.

Blanca no contestó. Se limitó a levantar a Sing sin ningún esfuerzo y lo llevó a sus hombros.

—¡Miren, soy más alto que ustedes! — Sing comentó con sus ojos brillantes. —. Cuando sea grande quiero ser igual de alto que la Refri.

Yut Lung se mordió el labio inferior de impotencia. Él también quería que lo cargaran pero le daba vergüenza admitirlo, más hoy que estaba muy desalineado.

Entonces, Naomi se acercó a ellos aún con su hija en brazos.

—Me alegra que hayan podido venir, aunque sea por un rato...

Jessica curvó sus labios cortésmente. —Por supuesto, no podíamos rechazar la invitación sorpresa... — buscó con la mirada. —. ¿Dónde están Shorter y Nadia?

—Hoy es su día de trabajo en el restaurante. — informó Sonny.

—Ay, es una pena...

Ash estaba absorto en la conversación que se sorprendió al momento de sentir una mano palpando su cabeza. Elevó su rostro y se percató que Blanca lo estaba viendo dulcemente.

—Has crecido... — dijo el corpulento hombre con una voz enternecida.

El niño sonrió casi de forma tímida. Le tenía un sumo respeto a Blanca y a Jessica que cualquier cumplido que le dicen siente su corazón bailar.

—Y tú no has engordado, refri... — replicó Ash.

Blanca amplió su sonrisa, conservando su delicada expresión. Atrajo a Ash a su cuerpo y lo abrazó aún teniendo a Sing encima de sus hombros.

Toshiro invitó a todos a sentarse en la sala de estar. Jessica acompañó a Sonny, Lao y Yut Lung a que se fueran con ella mientras que Blanca aproximó a Eiji a su otro lado de la misma manera que lo hizo con Ash; sentía la también en cómo Sing le jalaba algunos mechones de cabello y movía sus pies como si estuviera cabalgando un caballo.

—¿Y cómo va el gimnasio, profesor Blanca? — Eiji preguntó al sentarse al lado de él, luego de que Sing se bajara para sentarse sobre el regazo de Jessica.

—Muy bien, en realidad. Hemos tenido un incremento de clientes últimamente — sonrió divertidamente. —. Y adivinen quien se inscribió hace poco.

Yut Lung no estaba poniendo atención debido a que tenía un poco celoso de Eiji al estar sentado al lado del profesor.

—La verdad no tengo idea... — Sonny se tocó la barbilla.

Blanca observó atentamente la reacción de los niños.

—La enfermera Bárbara.

Los chicos gritaron anonadados, pero los alaridos más ruidosos fueron los de Ash y Eiji, en especial cuando comenzaron a expresarse mutuamente sobre un posible y palpable combate entre la mujer y Blanca en el cuadrilátero.

—Ay caray, no me diga... — Toshiro por supuesto que recuerda los tonificados músculos de la enfermera y de los periodistas voladores.

Jessica sonrió de lado. —Tal vez debería de entrar a entrenar yo también...

Sing jadeó sonoramente. —¡Nana Jessica!

Sonny carcajeó como loco. —¡¡Bárbara versus Nana Jessica! ¡Profesor Blanca, ya tiene su equipo femenino!

El hombre sonrió.

—Necesito mantenerme en forma, muchachos. Usted también debería entrar, señora Naomi... ¿Qué dice?

—¡Ay, no! Que pena... — la mujer se ruborizó.

¡¡Mamá, anímate!! — gritó Eiji en japonés. Ash asintió vigorosamente.

Toshiro abrió sus ojos desmesuradamente. No podía imaginar a su esposa dulce y delicada dando patadas mortales.

Mientras tanto, Yut Lung hizo un mohín, no se imaginaba hacer ningún deporte porque odiaba sudar. No tenía idea cómo es que había gente que le encantaba todo eso.

—Y-Yo también quiero...

Un susurro tímido y casi inaudible se escuchó entre los presentes.

Sonny pudo identificar de inmediato la voz y vio al propietario.

—¿Lao?

—¿Quieres pelear con la enfermera Bárbara y Nana Jessica? — Sing preguntó, evidentemente ofuscado por la emoción de imaginar varios escenarios entre ellas.

El chino bajó la mirada, se reflejaba lo compungido que se sentía.

—Quiero ser más fuerte... — Lao murmuró, apretando sus manos en puños.

Jessica y Blanca entendieron de inmediato las palabras del menor. Su personalidad fría y distante ocultaba traumas y temor. Su abusivo padrastro y aunado a lo que sucedió con Ash, moldearon una fachada desinteresada pero Lao es sensible a todo a su alrededor. En otras palabras, él quería ser capaz de proteger a su prójimo.

—Siempre eres bienvenido, Lao... — Blanca le dio unas palmadas en su espalda, haciendo que él lo viera. —. Aunque ya tengas trece años, necesito permiso de tu madre antes...

Lao le sonrió sutilmente.

—¡Yo también quiero entrenar con los musculosos! — Sing jaló las ropas de Blanca.

—¡Yo también lo quiero intentar! — Eiji giró su rostro a sus padres. —. ¿Puedo?

Sus padres quedaron mudos por un momento.

Lo discutiremos luego... — dijo Toshiro en japonés.

Eiji asintió. —¡Tú también, Ash! ¡Vamos al gimnasio!

El rubio lo consideró. Griffin no tenía mucho dinero, posiblemente solo sería un espectador.

—Déjame preguntarle a mi hermano. — no quiso cortarle las alas a su amigo.

Sonny vio sus brazos y los comparó con los del profesor. —Creo que yo también debería ir...

—Vaya, señor Blanca. Tiene nuevos alumnos ahora. — Toshiro resaltó con vehemencia.

Jessica se recostó en el respaldo del sillón. —La guardería de Blanca.

El hombre sonrió torcido. —No importa a dónde vaya, creo que los niños siempre me rodearan.

En eso, Yut Lung bufó. —De una vez declino la oferta, pero creo que a Wong le encantará estar embarrado en testosterona.

—Deberías ir, Yut Lung. A este paso tu cuerpo será muy delicado como el de una chica. — Sonny aconsejó en tono de broma.

—¡Pero si la China es una chica! — resaltó Sing, con voz aguda.

Todos rieron ante la declaración. Yut Lung se dio un manotazo en la frente y bebé Sing no entendía nada.

*

La tarde se pasó rapidísimo. Jessica y Blanca solamente iban a quedarse una hora pero terminaron estando tres horas y media.

Ya con la energía drenada por los niños, y que pronto irán a recoger a la mayoría, los adultos se despidieron de ellos.

—Antes de que anochezca, nos iremos ya. — dijo Jessica, estirando sus músculos por haber jugado con los más pequeños. Incluso Ayumi y Sing se durmieron entre los juegos. Ambos estaban acostados en la cama de Eiji; vaya sorpresa que tendrán cuando despierten.

—Son bienvenidos cuando quieran. —Toshiro habló, teniendo también una respuesta positiva de su esposa.

—Muchas gracias, de verdad. Pensábamos en hacer otra pequeña reunión el sábado. Creo que ese día todos tienen el día libre, hasta Shorter y Nadia. —recalcó Blanca, dando de una vez la invitación.

Sonny, Lao, Eiji, Yut Lung y Ash se emocionaron, pero el último sintió una pesadez en el estómago al percatarse que el día ya estaba por terminar.

—Nana Jessica... — musitó Ash.

La aludida ladeó su cabeza hacia el niño.

—¿Sí? — su ceño se frunció. El rubio se mostraba ligeramente intranquilo.

La actitud de Ash captó la atención de los presentes también.

—Me pregunto si... ha tenido noticias de... noticias de Max.

La mujer exhaló, por medio de la nariz. No pudo aguantar ver el dolor esbozado en el rostro del niño, así que se agachó a su altura y lo rodeó con sus brazos en un cálido abrazo.

—Aún no, Aslan... pero cuando las tenga, serás uno de los primeros en saber. No me rendiré hasta encontrarlo.

Ash quiso gimotear en el hombro de la fémina. Sus ojos se quemaron en lágrimas que no iba a permitir derramar.

—¿Acaso no sirvió lo que declaré ante el jurado?

Hace cuatro meses atrás, Ash testificó como testigo clave en uno de los casos ligados a la red de trata de personas con Dino. Fue tan fundamental su declaración que el FBI y la CIA localizaron varios niños, víctimas de pornografía infantil, con vida.

Sin embargo, durante esa época, el rubio estaba sometido bajo mucho estrés, tanta que antes de subir al estrado tenía mareos y leves ataques de ansiedad. Lo que le ayudó a superar los mismos fue la llamada telefónica de sus amigos brindándole apoyo y que los padres de sus ellos, Ibe y Griffin estaban presentes con él, como si tuviera su propio ejército protegiéndolo.

—Ash, no digas eso. No es cierto. — Sonny se angustió.

Lao agregó. —Exactamente, Sonny tiene razón.

Eiji quiso ir a su auxilio pero la mano de Yut Lung lo detuvo. Ambos asiáticos presenciaron la manera en como Blanca y los señores Okumura consolaban al rubio.

—Tus declaraciones salvaron muchas vidas, pequeño Ash... fue muy valiente. —susurró Toshiro, sobandole la espalda al menor.

—Aún si no conoces sus rostros o sus nombres, muchos de esos niños que rescataron te ven como a un héroe... —Naomi acarició los cabellos dorados, permitiendo así que el niño llorara un poco.

Ash solo asintió, deshaciendo un poco el abrazo para poder verles. Sin embargo, fue rodeado nuevamente, pero por otros brazos. Entonces notó que Blanca lo envolvía con mucha delicadeza como si tuviera miedo en dañarlo.

—R-Refri... — sollozó el rubio, acercándose en su pecho.

El aludido todavía tenía fresco el recuerdo cuando lo rescató de Marvin, aquella vez que estaba en sus brazos tan frágil, lastimado y sufriendo de frío. Ahora el niño era casi irreconocible si comparaba esa mísera imagen de ese fatídico día.

—Desde lejos, pude ver tu progreso en tan poco tiempo. Sé que, en dondequiera que esté, Max estará orgulloso.

Los niños tenían los ojos llorosos, Ash cerró sus ojos y ocultó su rostro en el hombro del hombre.

—Profesor Blanca... — Yut Lung se limpió las lágrimas con sus mangas.

—Yo estoy orgulloso... de todos ustedes, mis alumnos... — inspiró y sonrió. —. Espero que tengan un buen ciclo escolar este año.

Esas palabras fueron suficientes para que Blanca se desequilibra debido a que el resto de niños se le abalanzaron. Todos estaban lloriqueando, haciendo que Naomi, Toshiro y Jessica suspiraran agitados.

Como pudo, Blanca abrazó a todos los chicos a la vez, sintiendo el calor que emanaba de sus pequeños cuerpos.

—Es una pena que Sing, Shorter y Nadia no estén ahora... — dijo Jessica, conmovida por la mirada cariñosa de los menores.

—Equipo Lince... — murmuró Lao para molestar al pelo largo, objetivo el cual logró.

Yut Lung masculló un insulto en mandarín. Ahora ese nombre lo perseguirá para toda la vida.

—Ay, si Wong hubiese estado aquí, se limpiaría los mocos en la camisa del profesor...— comentó sin remordimientos.

Hubo un alboroto entre ellos, alegándose y riéndose de lo dicho mientras deshacían el abrazo. Antes de que Blanca y Jessica se fueran, prometieron visitarlos el sábado que viene.

Así fue como concluyó el día domingo para los muchachos, en risas hilarantes, esperando a que los recogieran.

*

—Griffin...

El mayor gruñó, revolviéndose entre las sábanas.

—Griffin, es hora de levantarse.

El aludido abrió los ojos, encontrándose con una bella imagen de su hermanito risueño.

—¿Aslan...?

El niño ya estaba vestido con la ropa de marca Nori Nori, con su mochila en su espalda y perfectamente peinado. Detrás de él, había dos platos de huevos revueltos junto con una rebanada de pan y un vaso de café instantáneo para el adulto y una de leche para el menor.

Griffin se sorprendió bastante. No sabía en qué cuestión estaba más perplejo: el hecho de que no escuchó a Ash en hacer todo aquello, o que Ash se levantó muy temprano.

Aún sin borrar su sonrisa, el niño exhaló con fervor.

—Hoy es el primer día de escuela.

Un nudo apretado en su garganta sintió el castaño. Un mil y un emociones desorbitantes recorren su interior, dándole una enternecedora calidez en su corazón.

Tragó saliva y aguantó los abrumadores sentimientos que experimenta. Desde que volvieron a estar juntos luego de varios años separados, el inocente deseo de su hermanito era evidente: ir a estudiar con sus amigos.

La satisfacción más grande para Griffin es que sí se halla en su alcance para poder cumplirlo. Ahora ese sueño se estaba volviendo en una realidad.

Ash se lo merece, y merece muchísimo más.

—Sí, es hoy. Realmente llegó el día.

El niño asintió alegremente y prácticamente jaló con todas sus fuerzas la mano de Griffin para sacarlo del colchón. El hombre se rió sutilmente, forzando sus entumecidas piernas caminar hacia la tabla que simulaba ser un comedor.

Ese día, Griffin pidió unas horas en la mañana en el trabajo para acompañar a su hermano a la parada del autobús. La escuela quedaba un poco lejos, pero no estaría solo. Los otros niños junto con sus madres también estarán ahí.

Aunque recuerda la cara de perturbado de Yut Lung al saber que no usaría su bicicleta para ir a estudiar. Prácticamente hizo todo ese llanto por nada.

—¡Perdón si el huevo está algo tostado! Es que dejé la llama muy alta. — comentó Ash con cierta pena mientras le daba un mordisco al pan.

—No hay problema, Aslan. Eso es lo de menos. Gracias por hacerte el desayuno. — sonrió ampliamente.

El rubio curvó una sonrisa, teniendo sus mejillas rellenas de huevo y leche.

Cuando probó la comida, Griffin siguió manteniendo su sonrisa debido a que el huevo estaba salado y su café muy azucarado. No quería matar las ilusiones del menor, así que anotó mentalmente una nota en la que tenía que enseñarle a cocinar lo básico.

El tiempo se fue volando, y cuando menos se dieron cuenta, tenían que salir antes que se hiciera tarde. El castaño le guardó un emparedado y unos baos hechos por el señor Wong dentro de una bolsa de papel kraft y se fueron de prisa.

Antes de cerrar la puerta del apartamento, Griffin observó el dibujo de Navidad que estaba colgado en la pared por un instante. No lo podía negar luego de haber salido hacia la parada de bus, estaba muy nervioso. Ash le había tomado la mano, como si supiera que la estaba pasando un poco mal.

Su corazón palpitaba rápido, pensando que la ida a la escuela era una etapa por la cual Ash debía de atravesar solo. Él no podrá estar presente en el momento que ocurra algo, no podrá consolarlo o darle ánimos de inmediato.

Griffin no estaba seguro porque se sentía así, posiblemente porque nunca pensó en ser la figura paterna de su hermano o que sería la primera vez que lo dejaría en manos de unos extraños.

Tal vez se ha vuelto muy sobreprotector con él.

—¡¡Muchachos!!

El mayor se despabiló por el alegre timbre de voz del niño. Enfrente estaban Eiji, Nadia, Sing, Yut Lung, Shorter, Lao y Sonny junto con la señora Wong, Xin Qian, Mei Mei y Naomi.

—¡¿Cómo que la Refri y Jessica llegaron de sorpresa?! ¡Coño! — giró su rostro hacia el rubio y sonrió contento. —. ¡As-! ¡¡Digo, Chris!!

Ash ahogó una risa por las miradas de decepción de Yut Lung hacia Shorter. Aceleró el paso, haciendo casi tropezar a Griffin y dio un salto para estar al lado de Eiji.

Había otros niños con sus madres que se les quedaron viendo, pero los chicos los ignoraron.

—¡Hey, te vestiste con la ropa de Nori Nori! — los ojos del japonés se iluminaron.

—Del espantoso pájaro. — agregó Yut Lung haciendo un mohín.

Sonny rodó sus ojos mientras Nadia emitió una risita. Ambos estaban a la par, buscando la mirada del otro. Por otro lado, Lao se sentía la tercera rueda.

—No se ve mal, Yut Lung. — Shorter se peinó los pelos morados parados.

Sing sonrió. —Tiene estilo.

Ash se ruborizó sutilmente. Odiaba al ave pero Eiji se lo había regalado, así que esa camiseta era muy especial.

—Creo que hubiera sido mejor una camiseta de Elmo, ¿verdad, Eiji?

—Cállate. — el aludido empurrado.

Los demás niños se rieron a carcajadas.

—Pero creo que esto no está del todo mal — Ash miró fijamente a Yut Lung con malicia. —. Yo no me visto la ropa de Nadia para jugar a la damisela en peligro con Shorter...

El par de susodichos palidecieron. Los demás chicos jadearon anonadados, Nadia se echó a reír y los adultos se vieron los rostros en silencio.

Yut Lung cerró los ojos luego de espabilarse, empuñando sus manos.

—Parásito — musitó con furia contenida. —, ¡te voy a matar!

Ash dio un gritito divertido y corrió detrás del japonés, cubriéndose con su cuerpo mientras que Yut Lung intentaba darle un zarpazo.

—¡Eiji, protégeme!

Sin embargo, él solo vio al rubio con leve indiferencia. Aún estaba resentido por el comentario de Elmo.

—Por la boca muere el pez...

Ash estalló en risas, usando a Eiji como escudo. —¡Eiji!

Sonny y Lao veían el caos, más cuando Sing intervino en la pelea entre Ash y Yut Lung, defendiendo a Doradito como si fuera el power ranger rojo.

En eso, Shorter se acercó a su hermana, con su voz quebradiza. —N-Nadia, ¿por qué... por qué se lo contaste...?

Rápidamente ella recordó la razón, cuando encontró a Ash abrumado a su ingreso al hospital y la vio, él se disculpó por su suéter sangrentado. Verlo tan culpable, herido y desorientado, debía de decirse algo para que saliera de ese trance.

Por supuesto que no se arrepentía, pero jamás imaginó que Ash lo usaría a su favor algún día.

—Es mi venganza, Shorter. — sentenció Nadia con recelo, ganándose los quejidos de su hermano en mandarín.

Por otro lado, las madres miraban con sosiego la escena.

—Ayy, niños — Xin Qian pronunció; sus ojos se dirigieron directamente a Griffin. —. ¿Nervioso?

El hombre dio un respingo. Estaba tan ido de que su hermanito estaba muy contento.

—¿Ah, que?

Mei Mei negó con la cabeza mientras su mano descansaba en su mejilla. —Se le nota. Yo también lo estoy. Bebé Sing va a primaria y mi Lao ya está en secundaria... ¡Que rápido pasa el tiempo!

—Recuerdo cuando mis hijos fueron a la escuela por primera vez — la señora Wong suspiró ilusionada. —. Nadia siempre estuvo tranquila, pero Shorter no paró de llorar en su primer día en el jardín de infantes.

¡Mamá! — masculló Shorter. Definitivamente no era su día.

En eso, Griffin exhaló. —Creo que estoy...

No pudo completar su oración en virtud de ciertos rechinidos que se aproximaban a ellos. Los niños se detuvieron en seco al ver el autobús escolar frente a la parada.

La compuerta se abrió y varios niños entraron luego de despedirse de sus padres.

Al notarlo, Griffin tragó saliva. Ya tenía que decirle adiós a su hermano.

—Bueno, es hora... — Shorter suspiró profundamente. Observó a Sonny y a Lao y estiró su brazo. Ambos chicos hicieron lo mismo, y se dieron un puñetazo suave. —. ¡Parte del Equipo Lince se va!

—Nos vemos en la tarde, Shorter... — dijo Sonny.

Lao tenía una expresión compungida. —Por favor, cuiden de Sing.

—Sí, no te preocupes por el mocoso... — mencionó Yut Lung, luego de despedirse de su madre. —. Wong, pretende que no me conoces...

—¡Pero qué dices, vamos! — rió fuertemente. —. ¡Adiós mamá, adiós Nadia! — gritó wn mandarín. —. ¡Adiós a todos!

Las mujeres presentes se despidieron de él.

Shorter rodeó al pelo largo y se lo llevó dentro del autobús.

Sing les siguió por detrás, luego de abrazar a su madre y a Lao.

—¡Esperen, no hicimos el trencito para entrar!

La madre de Eiji le estaba recordando las indicaciones de sus medicamentos y sobre los números de teléfono en cual él puede llamar por alguna emergencia.

Básicamente solo faltaban Ash y Eiji que se subieran al autobús, así que Griffin sintió su alma depender de un hilo.

El castaño se hincó a la altura de su hermanito y sostuvo sus hombros, regulando su respiración.

Ash lo veía calmadamente, pero cuando vio los ojos húmedos en Griffin, sintió una punzada en su corazón.

—A-Aslan, hermano... — murmuró, procurando que los demás no escucharan. —. Te deseo lo mejor este día... — apretó el agarre de los hombros del rubio, temblando levemente. —; nunca permitas que te toquen... no importa si es un maestro o un alumno... n-nadie. Nunca más...

El rubio dio una bocanada de aire. Por un momento no quiso irse, no con su hermano mayor en ese estado.

—No te preocupes — exhaló para calmar sus nervios—, ya no estoy solo ahora. — Ash relajó sus músculos faciales para mostrar una sincera sonrisa.

Griffin jadeó suavemente ante la hermosa expresión de su hermano. Entonces lo abrazó fuertemente, sintiendo que el niño también lo rodeaba con el mismo vigor.

—Aslan, te quiero...

El niño reprimió un gimoteo, mordiéndose su labio inferior. — Yo también te quiero, Griffin...

En ese momento, la bocina del autobús los interrumpió.

—¡Vamos, Chris! — llamó Eiji, esperándolo.

Ash se separó y nuevamente sonrió de oreja a oreja.

—¡Nos vemos en la noche! — se despidió rápidamente y se subió al autobús junto con el japonés, agarrados de sus brazos.

Griffin los siguió con la mirada hasta que ambos niños se sentaron y se asomaron hacia la ventana.

Sacudieron sus manos en señal de despedida y el autobús arrancó.

Cuando ya no pudieron verlos, Griffin encogió sus hombros. Volverá a estar con él, eso era un hecho, y cuando lo recoja del apartamento de los Okumura después del trabajo, será todo un parlanchín todo el camino hasta dormirse.

El hombre sintió que las madres los abrazaron para consolarlo, sólo así pudo dejar caer unas cuantas lágrimas.

Sin darse cuenta, llegó otro autobús para los de secundaria. Sonny, Nadia y Lao esperaron a que les hicieran caso, pero sus progenitoras estaban ocupadas en mimar a Griffin.

—Creo que se olvidaron de nosotros... — dijo Sonny.

Nadia suspiró. —Somos los hermanos mayores... toda la atención siempre será para los pequeños.

—Sí... — respondió Lao.

Los adolescentes ingresaron al autobús.

Y así, comienza una nueva etapa de la vida para Ash, aquel niño que Eiji creyó raro al conocerlo en esa vieja biblioteca.

FIN

N/A: guarden sus lágrimas y límpiense sus mocos porque habrá un epílogo (͠≖ ͜ʖ͠≖)👌

PD: esa era la sorpresa que mencioné en mis anuncios

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