Capítulo 19: My soul is always with you
ADVERTENCIA
ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS EXPLÍCITAS DE AUTODESPRECIO Y AUTOFLAGELO, LENGUAJE SOEZ, BULLYING Y SECUELAS EMOCIONALES DE ABUSO SEXUAL INFANTIL.
SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.
*
Después de la hartazón de comida navideña en el almuerzo, Shorter notó que su hermana casi inmediatamente se encerró en su habitación.
Le pareció extraño su inhibición. Generalmente ella se queda a platicar o ayudar con el oficio, hasta pensó que seguiría hablando sobre la fotografía que su padre tomó del rostro de Ash cuando vio embelesado por primera vez el pato asado al estilo oriental en la mesa.
Por lo mismo, fue a visitarla a su cuarto.
—¿Nadia, puedo pasar? — preguntó en mandarín por simple cortesía puesto que entró sin esperar la respuesta positiva de la aludida.
—Shorter — suspiró mientras escondía un pequeño paquete en su mesa de noche. —. ¿Qué quieres?
—N-Nada, solo quise ver cómo estabas.
Evidentemente Nadia estaba decaída, pero lo que angustió más al chino fue que atrapó a su hermana contemplando el regalo que le iba a dar a Charlie en esta navidad. Ella piensa que él no sabe, pero se hizo el desentendido.
—Estoy bien, Shorter. Solo algo cansada —sonrió débilmente. —. Puedes estar tranquilo, necesito dormir un poco; estos días han sido de locos...
Shorter no le gustaba la actitud que proyectaba Nadia.
—De acuerdo — encogió sus hombros. —. Estaré con los chicos en mi habitación, por si quieres unirte a los videojuegos.
Ella asintió y se tumbó en la cama, dejando en claro que ya no quería seguir con la conversación.
En eso, Shorter sintió un nudo en su garganta. De verdad Nadia no estaba del todo bien, necesitaba hacer algo al respecto.
Cerró la puerta de la habitación y se dirigió a la suya con cautela. Decidió, se asomó a la puerta y estudió el panorama: Lao y Ash estaban usando los controles, mientras que Eiji, Sing y Sonny los animaban. Ayumi y los gemelos estaban con los adultos, así que su plan sería pan comido.
Yut Lung estaba aburrido viendo el juego, pero dejó de estarlo al momento que sintió una mirada por la espalda. Vio de soslayo y arrugó su rostro tras ver el pelo pincho.
Shorter sonrió pícaramente, señalando que mantuviera el silencio. El ceño fruncido se pronunció más en Yut Lung.
En un abrir y cerrar de ojos, Shorter aclaró su voz y se pegó contra la pared para no ser visto.
—Sonny... ¡Sonny! — llamó de forma melodiosa, imitando a una mujer de edad. —. ¡¡Sonny!!
Los niños pararon el juego ante el llamado.
—¿Uh? ¿Quién es? — preguntó Lao, confundido.
Ash y Eiji se vieron los rostros; Sonny estaba perplejo y Yut Lung exhaló, irritado.
De la manera más natural posible, Shorter se adentra.
—Hey, Sonny, te llama tu abuela.
—¿Mi abuela? — alzó ambas cejas. —. ¡Esa no es su voz!
Por su lado, Sing se estaba desesperando por la pausa de la partida. —¡¡Quiero jugar!!
—No sé, tal vez tenga gripe. — sugirió Shorter, tocándose la nariz.
Sonny se alteró. Puede ser que no lo parezca por la rudeza que proyecta siempre pero su abuela tiene una salud delicada.
—¡¡Ya voy, abue!! — contestó angustiado.
Tras irse, Yut Lung cruzó sus brazos, observando fulminante al chino.
—Que buen teatro, Wong.
Eiji parpadeó. —¿Por qué lo hiciste, Shorter?
—Eso es demasiado obvio, Eiji — Lao se puso de pie y se rascó la nuca. —. Es sobre Nadia.
El pelo pincho emitió un chasquido en su lengua. —Bingo — rápidamente se sentó y juntó a todos para poder susurrarles. —. Es que estoy preocupado por ella...
El semblante de los niños se tornó serio.
—¿Qué? ¿Aún le duele la herida? — Ash todavía tenía vivida en su memoria la horrorosa sutura en su hombro.
—No, no, hermano. Ya sanó ahí — sonrió para calmar los nervios del niño rubio. —. Es que desde que murió Charlie ha estado muy triste —observó al niño blanco con ojos iluminados. —. Por eso quiero tantear el terreno para que sea pareja del hermano de Ash.
Yut Lung mofó y el resto gritó estupefactos.
—¡¡Estás loco!! — Lao masculló.
Sing vio al techo, intentando cuadrar todo. —Ígor y Nadia... ¿juntos?
Por su parte, Ash sintió pena por su hermano debido a que bebé Sing ya lo bautizó con un melancólico nombre y dudaba mucho que iba a tener la voluntad de aprender el verdadero.
—¿Pero, acaso ella te ha dicho que le gusta el señor Griffin? — preguntó Eiji, imaginando una bonita historia de amor.
—No, pero ya me di cuenta que les gusta los Sugar Daddy. — confesó sinvergüenza Shorter.
De inmediato, Yut Lung gruñó fervientemente. No podía lidiar con los idiotas.
—Nadia en estos momentos necesita enfocarse en sus estudios y no en novios, Wong — el pelo largo se masajeó sus sienes. —. Es decir, tiene que demostrar que es más lista que tú, obviamente.
—Oye — amenazó. —. Es solo una idea. Ya saben, cuando tengo una, no hay nadie quien me pare — se rió. —. Por eso, Ash, quiero que averigües si a tu hermano le gusta Nadia... bueno, si le gusta a las mujeres en general.
Yut Lung, Eiji y Lao temblaron del asombro y le exigieron a Shorter por respuestas. Como Sing no estaba entendiendo de lo que hablaban, se acostó en el suelo, esperando a que reanudaran el juego.
Sin embargo, Ash estuvo analizando las palabras de sus amigos.
—Un momento... — Ash murmuró, llamando la atención de todos.
Yut Lung arqueó una ceja, luego de soltar el cuello de Shorter. —¿Qué?
—Dijiste que Nadia está triste por la muerte de Charlie... — abrió sus ojos desmesuradamente. —; ¿acaso es el... bi-bibliotecario...?
Los niños sintieron una presión enorme en sus cabezas. Nadie le había dicho a Ash sobre la identidad del pelirrojo. Él piensa que solo fue un civil más y no un conocido de ellos.
Shorter le temblaron los labios.
—Pero si sabes quien es, Ash. ¿Recuerdas cuándo Sonny y yo fuimos a la biblioteca y dijimos que había un nuevo bibliotecario? ¿Lo ubicas ahora?
Ash jadeó. —Sí... ¡bueno no sé! ¡Nunca lo vi hasta... ese día que escapé!
Eiji se alarmó. Se aproximó a su amigo y lo sacudió un poco; el pobre estaba entrando en estado de shock.
—¡Ash, cálmate!
—Entonces... ¿Nadia y Charlie... eran novios? ¿Desde cuándo? ¿Cuándo... me desaparecí?
Yut Lung intervino. Sus nervios le jugaron en contra al querer animar al rubio.
—No exactamente... digamos que era atracción mutua. Esa relación pedófila entre un adulto y adolescente no floreció...
El niño se asustó más. Dino fue quien lo asesinó por su culpa. Si no hubiera huido, Charlie seguiría vivo.
—¡Tarado, la cagas más! — Lao le alegó a Yut Lung en mandarín.
—¡¡Es cierto, él, de dieciocho, le gustaba una de trece!! ¡Tú tampoco estás haciendo nada! ¡¡Dile algo!! — se defendió.
Sing, al ver la escena que se estaba suscitando, se tapó los oídos para bloquear la alegadera. Todos esos gritos le recordó las peleas en casa de sus padres.
Por otro lado, Eiji y Shorter querían decir algo para calmar las aguas pero fueron interrumpidos.
—¿Qué está pasando aquí? — Sonny apareció, estupefacto. Al no tener respuesta, exigió nuevamente porque el rostro de Ash indicaba que algo malo sucedió. —. ¡¿Hablen?! Me voy un rato y ya se quieren matar.
Ash exhaló, abrumado. —Sonny... ¿Charlie fue una persona importante... para Nadia?
Los niños se tensaron ante el rostro sorprendido del mayor. Jamás de los jamases hablaban sobre el pelirrojo enfrente de Sonny.
—No... —musitó Shorter con pavor.
Sin embargo, Sonny no se inmutó ante la pregunta. Observó de manera serena a Ash, suspiró y se puso en cuclillas a su altura.
—Creo que sí era alguien importante para ella — descansó sus manos sobre los hombros del rubio. Notó como el rostro del niño mutó con horror y agregó. —, pero lo que pasó no fue tu culpa, Ash. Si eso es lo que te atormenta.
A Ash le empezó a doler el cuerpo por la angustia.
—¡S-Sí lo es! Debí de darme cuenta de que me perseguían... de hacerlo, seguro que... le hubiera advertido...
Sonny sonrió tristemente. Los demás asiáticos no sabían qué responderle, en especial Eiji quien también fue testigo de esa muerte.
—Solo fue un evento desafortunado que no pudo ser evitado. Nadie te ha culpado de nada, ni siquiera la propia Nadia.
—P-Pero Sonny...
—Nadia está llevando su luto a su manera. Es mejor darle su espacio — sacudió los cabellos dorados del menor. —. Solo... no pienses tanto en ello, ¿de acuerdo? Mejor recuerda que todos aquí te queremos, así que no estés triste.
Todos los chicos estaban perplejos. ¿Desde cuándo Sonny se ha vuelto tan sabio? Incluso hablaba como su abuela; era la personificación de ella en el cuerpo de un niño de trece años
Por otra parte, el rubio abrió sus ojos grandemente. Estaba utilizando las mismas palabras que le dijo tiempo atrás para animarlo.
A pesar de que le llegaron al corazón, el sentimiento desagradable que causó la tragedia permaneció. En realidad, aún se sentía podrido por dentro.
Para no provocar más angustias, Ash asintió y abrazó a Sonny con una sonrisa, tranquilizando a los demás de inmediato. Quisiera tener esa misma fortaleza que él y sus amigos le daban.
Por su lado, Sing masculló, no entendiendo la razón de la tristeza continua del rubio. ¿Será por qué Ígor es su hermano mayor, o por qué su mantita estaba perdiendo la magia? Aunque más cree que es culpa de Lao, por inútil.
—Vaya... ¿quién eres y qué hiciste con Sonny? Porque quien tengo enfrente es a un anciano. — sonrió malicioso Yut Lung.
El aludido frunció el ceño, aún teniendo a Ash en sus brazos.
—¡Cállate, insensible!
Lao cruzó sus brazos. —¿Desde cuándo superaste a Nadia?
—¡Todavía no lo hago, pero sé que hay una chica para mí en alguna parte! — sintió unas lagrimitas en la comisura de sus ojos. Simplemente fue fuerte para hablar de ella por su amigo Ash.
Eiji sonrió, palpando el cabello de Ash para girara a verlo. El rubio alzó la cabeza y su vista la tenía fija en el japonés. En ningún momento, paró en administrarle mimos en sus hebras doradas.
—Tal vez la conozcas pronto.
El rostro del chino se iluminó. Inconscientemente atrajo más a su cuerpo al caucásico. —Eiji...
—O puede ser que no haya nacido aún — sugirió Sing, harto de esperar. —. ¡Doradito, juguemos a los carritos, siempre estás triste desde que llegaste!
El menor jaló al mencionado de los brazos del mayor y se lo llevó lejos de ahí. Eiji los siguió por detrás, haciendo que Yut Lung pensara en un perro faldero. Aunque era mejor dejar solo a Ash con Eiji, concluyeron los demás en su mente cuando los vieron partir. No la querían arruinar más con el tema de Charlie.
Sonny estaba perplejo por las palabras de Sing. Tan chiquito pero tan tremendo. ¿Quién le había enseñado eso?
—O que sea un hombre. — Shorter bufó ante la posibilidad que Sonny no ha pensado.
—Esperemos que no sea un viejo. — musitó Yut Lung asqueado, recordando a su propio padre.
—¡NO! — pegó grito al cielo en mandarín. —. ¡Los odio!
Los chicos se rieron y salieron de la habitación siguiendo a los otros chicos por toda la casa.
Ash, por otra parte, obligó a su brazo moverse el juguete y pretender que se divertía junto con Eiji y Sing.
Porque todo lo que estaba sintiendo en ese momento no era acorde a la vida de un niño normal. Si quería ser uno, debía aprender a soportar esa angustia interna.
*
—¿Doradito, te estás aburriendo?
El niño parpadeó luego de su gran trance.
—¿Uh?
—Dejaste de jugar...
Ahí mismo se dio cuenta Ash que estaba estático con el carrito en la mano. Se hallaban en la sala junto con Eiji, Sing y los demás adultos. De alguna manera pararon ahí pero el rubio no se percató cuando se movieron de lugar por estar tan absorto en su auto desprecio.
—¿Quieres hacer otra cosa, Ash? —Eiji se aproximó a él.
Los demás niños también se acercaron.
—Sí, es aburrido verlos jugar a los carros... — pronunció Shorter, ganándose un puchero por parte de Sing.
—¡Es mejor que los videojuegos!
—Sí, sí... Lo que digas, aún sigues siendo un bebé.
El menor chilló y se fue con su mamá. Lao se enojó un poco por los comentarios del pelo pincho.
Entre tanto, Eiji se quedó viendo a Ash. Aún no reaccionaba en su totalidad, estaba ensimismado en la interacción de los chinos.
—Él aún no entiende cómo jugar, no seas así con Sing. — explicó Lao.
—Ash tampoco sabía y ya me pulveriza en Mortal Combat, no jodas... — rodó sus ojos, pero no fueron apreciados debido a que tenía puesto los lentes de sol.
—Y grita cuando pierde... es muy molesto. — agregó Yut Lung, con cierta cizaña.
En eso, Sonny intervino al ver el rostro de Lao cabreado.
—Ya, ya. Mejor hagamos algo más.
Aún si Sing estaba haciendo el drama en los brazos de su mamá, seguía escuchando la conversación.
—¡¡Podemos jugar en la nieve!! — giró su rostro directamente hacia Ash. —. ¡¡Doradito, juguemos en la nieve!!
Mei Mei se sobresaltó. —No, no, bebé Sing.
El niño iba a saltar alrededor de los muchachos junto con sus juguetes nuevos en la mano, pero vio a su madre de forma berrinchuda.
—¡¿Por qué no?!
Entre los adultos, Xin Qian le respondió. —Eiji y Ash apenas salieron del hospital ayer. Necesitan descanso y no queremos que se enfermen nuevamente.
Nuevamente, Sing hizo un puchero y tenía ganas de llorar de la rabia. Todo esto era tan aburrido.
—Puedes jugar con los gemelos y Ayumi... — sugirió la señora Wong con una sonrisa.
—¡No quiero! Quiero jugar con los niños grandes en la nieve. — cruzó sus brazos y arrugó totalmente su rostro.
Yut Lung observó de soslayo la manera en cómo los adultos y los demás chicos animaban a Sing de una manera u otra. Él se quedó porque no iba a rogarle a un mocoso que se comportara, mas se extrañó que el parasito de Ash no hiciera el esfuerzo de mimar a Sing.
Desde que lo conoce, el rubio ha tratado de congeniar con Sing, pero hoy no. Ash estaba quieto, mudo, ajeno a lo que sucedía a su alrededor.
Todo aquello era un mal sabor de boca para Yut Lung. Esto no era normal. Sabía que Eiji también estaba preocupado por él, por lo mismo no se había separado de su persona en ningún momento.
Antes que el resto de personas notaran la actitud altamente pasiva de Ash, el pelo largo caminó agraciadamente hacia Shorter y le tocó su cabello pelo pincho.
—Ahora que lo pienso, Wong, te han dado un cupón en un salon... ¿de qué color te teñirás el cabello?
De inmediato, Shorter entendió ese giro tan inesperado por parte de Yut Lung. Siempre cuando actuaba así tan diva, era porque algo estaba fuera de lugar. Entonces, Yut Lung vio de reojo a Ash y así fue como Shorter notó como el rubio los miraba, sutilmente compungido.
Shorter aclaró su garganta. Era hora de ser don comedias.
—No lo sé... aún no lo decido...
De repente, el señor Wong alzó sus cejas. —Pensé que ya sabías el color. ¿Acaso esos ruegos de que te diera permiso era un capricho?
—¡Por supuesto que no, padre! Pero es que hay tantos colores que escoger... —mintió descaradamente
El aludido gruñó bajito, no muy convencido. Luego todos los adultos le pusieron atención a la conversación de los niños.
—Puede ser rojo... — dijo Lao.
Sing jadeó. —¡¡Cómo el ranger rojo!!
—Naaa, ni que fuera la bandera China. — agregó Sonny, ganándose las risas de todos. Incluso Ash parpadeó por todo el alboroto.
—Ay, no lo sé... estaba pensando en un color que no chinga la vista... — mencionó con el dedo en su mentón. —. ¿Qué tal verde?
—¡JA! — el señor Wong se burló. Su esposa le pegó por burlarse de su hijo.
No obstante, eso no previno a que los chinos aguantaran la risa.
—¿Por qué se ríen? — preguntó Eiji, tomando la mano a Ash para llamar su atención y que le explicara el chiste.
Shorter se hizo el desentendido. —Sí, ¿por qué lo hacen?
—Estoy rodeado de tontos... — murmuró Yut Lung, viendo con su vista periférica cualquier cambio de expresión en Ash. Hubo un pequeño temblor en los labios del rubio, como si quisiera reir.
De repente, Lao y Sonny se vieron a los rostros y explotaron a carcajadas.
—¡¡Te verás como una piña, Shorter!!
El aludido quedó en shock. —¿Uh?
El señor Wong no pudo más y se unió a la orquesta de risas, ignorando la mirada fulminante de su mujer. De la misma manera, la abuela de Sonny bramó hilarante; los demás solo estaban risueños por la situación.
Ash se rió suavemente, haciendo que Eiji se relajara un poco.
—¡Y lo peor es que usas gafas de sol! — Yut Lung se abofeteó su frente. —. ¡Serás una piña invidente!
Shorter aparentó estar estupefacto. Las risas no faltaron entre los presentes, hasta Ash y Eiji se estaban ahogando entre las risotadas. Ese momento de tensión se esfumó.
Yut Lung mostró una sonrisa casi invisible cuando Shorter alzó su pulgar, indicando éxito.
*
Yut Lung se sintió frustrado, tanto que comenzó a enfermarse por su propia actitud.
Es que, no puede ver al parásito de Ash estando triste porque hace cosas como las de ahora.
Todos los niños estaban en el garaje, rodeándolo para que él continuara practicando con su nueva bicicleta, sin rueditas de entrenamiento.
—¡¡No me empujen, idiotas!! ¡Tengo un ritmo! — gritó, con miedo escondido en aquellos alaridos.
—Pero si fue tu idea, Yut Lung. — apeló Lao.
—¡Cállate, esperpento!
Sing se rió por el insulto. Los demás lo vieron con desconcierto.
—¿En serio, Yut Lung? Cuando no puedes manejar quieres hacerlo... — Eiji suspiró.
—Yo tampoco entiendo. — agregó inocentemente Ash.
El niño solo levantó su rostro con soberbia.
—Quiero estar preparado para la primavera — vio de reojo a Ash y a Eiji. —. Solo los pobres diablos andan a pie.
Sing emitió una risita. —Pobres diablos... — le causó gracia enorme, que ni el propio Lao pudo evitar que aprendiera groserías.
—Ayyy, Yut Lung... — Sonny se exasperó, mas luego sonrió a sus amigos. —. No te preocupes, Eiji y Ash, prestaré mi bicicleta para que puedan ir al parque.
Shorter se metió, ya sin ser capaz de adivinar qué es lo que el pelo largo pretende hacer.
—Yo también la ofrezco.
—¡Yo se la doy a Eiji! — dijo emocionado Sing. Se percató que Ash estaba alcanzando al japonés en altura, así que su bicicleta era ideal para alguien pequeño como él.
—No dudo que Okumura sepa — bufó Yut Lung, dando una media vuelta con su bicicleta. —, pero el parásito ya se le ha olvidado, de seguro.
El rubio arrugó su rostro ante esa declaración.
—¿Qué? Por supuesto que no...
En respuesta rápida, sonrió burlesco. Por lo menos esa tenacidad en provocar a Ash le borró esa expresión de miserable en el rostro.
—¿Ah sí? — se separó de la bicicleta y la señaló. —. Pruébalo...
Los niños gritaron de asombro y observaron a un serio y decidido Ash.
—¡Ohh, enojaste a Doradito, China!
—¡Tú puedes, Ash! — animó Eiji, su timbre de voz denotaba emoción.
Shorter, Sonny y Lao estaban expectantes. Ash caminó con plena confianza, e incluso, cuando se hallaba frente a frente con Lee, le miró con leve desdén.
—Te tragarás tus palabras, Yut Lung.
El niño separó sus piernas al momento de ajustar su cuerpo para sentarse en el asiento. Sin embargo, cuando la curvatura del sillín hizo presión sobre sus glúteos, todo el panorama cambió radicalmente.
El repentino deslumbramiento aprisionó a Ash; sintió a Dino, sintió a Marvin y a otros desconocidos dentro de él. La voz ahogada y llena de zozobra de Max resonó en sus oídos, dejándolo sordo momentáneamente.
No fue consciente en cómo los chicos lo llamaban desubicados. La única reacción que pudo hacer fue tirar violentamente la bicicleta al suelo como si le quemara por su mera presencia.
Mutismo, uno muy tenso se presentó entre ellos.
—L-Lo siento... — Ash intentó recuperar la cordura. Estaba asustando a sus amigos. —. Creo que... ya no me acuerdo cómo usarla... — sonrió simpático. —. Qué idiota soy.
Yut Lung jadeó ahogado. —¡¿Pero qué?! ¡¿Por qué hiciste eso?!
—A-Ah... creo que vi una... una araña.
De repente, Sing exhaló chillante, saliendo corriendo hacia la bicicleta.
—¿En serio, en este invierno? ¡Se va a morir del frío! — se agachó y comenzó a buscarla con la mirada. —. ¿Charlotte? Charlotte, regresa a tu telaraña.
Sin embargo, Ash no fue capaz de engañar a los demás. Ellos le miraban con ojos penetrantes, muy estupefactos.
—Ash... ¿estás bien? — Sonny se angustió.
—Sí, lo estoy... — respondió rápidamente, aguantando el aliento y pensando que hijo de puta era. Se odia, se odia de verdad por ser tan estúpido.
Shorter frunció el ceño preocupado. —¿Seguro?
La palidez era más notoria en el rostro del rubio, como si hubiera visto un espanto.
—Sí, sí, no se preocupen tanto — sonrió entre dientes; los estaba apretando con fuerza para detener su miedo interno. —. Solo... me asusté. M-Maldita araña.
¿Cómo es qué le arruinó la diversión a los demás? Era un hijo de puta, un grandísimo hijo de puta.
Sin previo aviso, la puerta para entrar al garaje se abrió, mostrando a Toshiro cargando al inmenso peluche de Nori Nori y otros regalos, a Naomi teniendo a su hija Ayumi en sus brazos y a Griffin sosteniendo los regalos de Ash. El resto de adultos estaban detrás de ellos.
—Muy bien, hora de irnos, Eiji y Ash... —dijo Toshiro.
A los niños no les cabía la estupefacción en sus rostros.
—¿Qué? — preguntó Eiji.
En eso, Griffin sonrió. —Queríamos que fuera una sorpresa. Aslan, estaremos viviendo con los Okumura por una temporada. Así estarás más cerca de Eiji.
Se pondría contento por la noticia a no ser que aún le dolía el pecho en desasosiego. Aún así, forzó una sonrisa.
—¡¡Genial!! — pronunció con alegría aparente.
Los únicos que Ash no pudo engañar fue a sus amigos.
—¿Pero ya se van? — Shorter le temblaron los labios.
Sing se apenó. —¿Tan pronto?
—No es tan temprano, mi amor — Mei Mei comentó. —. Ya son las cuatro de la tarde, ya es hora que nosotros también nos vayamos.
Por su lado, Xin Qian hizo señas a su hijo para que se alistara. —Vamos, Yut Lung.
De la misma manera hicieron los padres de Sonny.
— Además a Eiji le espera una llamada...
—¿Cómo? — el niño japonés frunció el ceño.
Naomi relajó sus hombros porque Ayumi se había quedado dormida en sus brazos.
—Tus amigos en Japón quieren hablar contigo por skype. Desde que supieron que estuviste en el hospital han tratado de comunicarse.
Yut Lung estaba anonadado. —¿Okumura tiene amigos desde antes? Pensé que era antisocial.
—¡Hey, no seas grosero! — regañó Sonny, esperando que ningún adulto lo haya escuchado.
Aún si estaban hablando de él, Eiji no prestó atención. Es más, sintió que su alma se le iba. Desde que llegó a Estados Unidos, solo ha podido hablar con ellos unas cuantas veces. La diferencia horaria, la escuela y los problemas familiares fueron factores que dificultaron la comunicación con ellos.
—¡¿Hablan en serio?! — se exaltó en japonés.
El hermoso fulgor en los ojos de Eiji aterró a Ash cuando los contempló. Antes de que el japonés llegara a Estados Unidos tenía una vida hecha en Japón, tenía amigos, familia, gente que lo aprecia y se preocupa por él.
Si él no hubiera dejado todo eso atrás, jamás se hubieran conocido. Entonces él estaría todavía con Dino.
Al darse cuenta de aquello, lo dejó perplejo. El deseo de menoscabarse fue más intenso. No obstante, Ash lo maquillaba con una amplia sonrisa.
*
Eiji estaba pendiente de las expresiones del rubio.
Luego de despedirse y agradecer a todos por la hospitalidad, fue interceptado por los chicos acerca del estado emocional de Ash. Llanamente no se le veía bien. Él también estuvo de acuerdo, así que les prometió en que lo velará.
Durante todo el camino fue tranquilo. A simple vista pareciera que Ash estaba normal, incluso reía y se mostraba a gusto con sus padres, su hermano e incluso hacía muecas para que Ayumi lo festejara.
Sin embargo, había una espinita en su interior que lo dejaba inquieto. Algo en Ash no estaba del todo bien, no después de lo que pasó en la casa de los Wong.
Por lo mismo, sostuvo su mano y en ningún momento la apartó, ni siquiera cuando estaban sudorosas o entumecidas por el agarre. Además, el rubio tampoco le reprimió por ello, Eiji intuyó que estaba bien.
Cuando llegaron al apartamento, los ojos de Ash se abrieron desmesuradamente. A primeras el ambiente era muy diferente al hogar de Shorter o de Yut Lung en su corta estadía en su closet. Se sentía diferente, más minimalista, este era el estilo japonés.
—Bienvenido sean, Griffin y Ash... — Toshiro dejó pasar a sus invitados.
—Es acogedor — el castaño sonrió suavemente. —. Gracias por permitirnos estar aquí.
Naomi asintió. —No hay cuidado, pueden estar aquí todo lo que desean hasta que se estabilice. Para nosotros será un gusto.
Dejaron los regalos en la sala de estar y luego Toshiro ayudó a Eiji a encender la computadora para hablar con sus amigos. Ash estaba sentado junto con el resto, tratando de despejar su mente tras jugar con Ayumi.
—Ash, ¿quiere venir conmigo? Sé que a mis amigos en Japón les encantará conocerte.
El aludido se asustó. ¿Quién querrá conocer a un hijo de puta como él?
—N-No creo...
—¿Seguro, Aslan? Estarás aburrido con los adultos.
—¡Aquí está Ayumi! — habló Ash con una sonrisa. —. Además, ellos quieren saber de Eiji. Hace tiempo que no hablan con él.
El japonés frunció el ceño. ¿Será buena idea dejarlo? Bueno, ahí estaba el señor Griffin, sus padres y hermana. Él no creía que tardaría mucho con ellos. Desde la distancia y el tiempo, ya no comparte mucho en común con los de Japón.
—Será en otra oportunidad, mi cielo —Naomi le animó. —. Ahora ve que te esperan.
Eiji asintió. —¡Pronto estaré contigo, Ash! Espérame, ¿ok?
El rubio suavizó su mirada. —Claro.
Salió corriendo por esa respuesta hacia su habitación. Estaba decidido en alardear de Ash al resto de sus amigos en Japón hasta que le duelan sus oídos.
*
La conversación con sus amigos en Japón terminó recientemente. Duró a penas media hora. Sus padres estaban en la sala de estar junto con Griffin. Asumió que Ayumi estaba dormida porque eran las seis de la noche.
—¿Y Ash? — preguntó Eiji tras no verlo con ellos.
Llamó la atención de todos ante esa pregunta.
—Debe seguir en el baño. — su madre abrió sus ojos ligeramente.
—¿Está en el inodoro?
Eiji frunció el ceño; pasó cerca del baño y no escuchó nada sospechoso. Tal vez Ash estaba cagando la comida de los Wong, famosa por no ser apta para los extranjeros.
Toshiro suspiró cansado. —Sí, creo que no tardará en salir, han pasado casi quince minutos ahí dentro.
Por su lado, Griffin sonrió amablemente. —¿Por favor, podrías chequear si necesita ayuda, Eiji? Si tiene problemas, me llamas.
Griffin no quería corromper su pequeña y tímida confianza de hermandad. A estas alturas, confía más en su amigo que en él. En la estadía del hospital fue cuando se percató de la gran confianza que se tenían, incluso verse desnudos. Posiblemente porque los dos son niños casi de la misma edad.
—¡Claro! — aseguró Eiji con una sonrisa adorable. —¡Espero que no haya tapado el baño!
Toshiro y Naomi bufaron y Griffin sintió un poco de pena. El castaño se resistió a ir detrás de Eiji por si Ash necesitará algún medicamento, él correría a comprarla con el poco efectivo que tiene.
Entonces, Eiji dio pasos largos hacia su destino. El baño se encontraba relativamente cerca de la sala, así que no tardó mucho en llegar. El japonés estaba a punto de tocar la puerta pero paró en seco tras escuchar ruidos que lo desubicó por completo.
¿Eran jadeos?
—¿Ash?
Abrió la puerta sin pedir permiso de hacerlo. El baño principal contaba con una regadera, la tina y el lavamanos, prácticamente podía verse todo el panorama con un solo vistazo. Por lo mismo, su garganta se secó en un santiamén cuando divisó a su amigo.
Ash estaba de espaldas, lo sabía porque la cortina del baño estaba plegada a la orilla del tubo. Sus manos repletas de jabón no paraban de moverse en su zona íntima y a sus nalgas. Cada vez que se agitaba abruptamente, el rubio daba bocanadas de aire por el vehemente ardor.
Eiji quedó estático, sin saber qué hacer. Aquello no lo hacía él en el hospital.
—¿A-Ash...?
El aludido exhaló con horror, mas se tranquilizó cuando vio de soslayo al japonés.
—Eiji, lo siento, no te escuché pasar.
—Ash... — pausó. Notó lo irritado que estaba por tanto frotar. —. ¿Qué haces...?
—¿Te falla la vista ahora? Me estoy limpiando el pene y el culo.
Eiji estaba en shock. Esas palabras las dijo con tanto desprecio que le causó miedo.
—¿Qué? — casi no halló su voz.
—Estoy asqueroso... quiero lavarme bien. — continuó restregandose con mucha fuerza que Eiji creyó que iba a sangrar.
El japonés bajó su mirada al jabón líquido de cuerpo. Esa botella era nueva y ahora había menos de un cuarto. ¿Acaso Ash utilizó casi todo su contenido para bañarse ahí abajo?
—Ash...
—Sabes, quiero prevenir la sífilis otra vez. ¿Supiste que me contagiaron, verdad, Eiji? — se echó a reír irregularmente. —. No quiero tener VIH, Eiji... Fui la puta de varios de ellos... —mofó con cierta locura. —. Básicamente fui el inodoro de todo el semen del mundo... Por eso estoy sucio, estoy sucio, ¡estoy muy sucio, Eiji!
La mente ofuscada del rubio se disipó al sentir que sus manos eran prisioneras por otras ajenas. Un leve apretón en sus palmas lo alertó y de inmediato alzó su mirada.
Eiji se había metido con todo zapatos al azulejo mojado; sus manos se sentía resbaladizas por la amalgama de jabón en los dedos de Ash, pero mantuvo firme su agarre.
El rostro del japonés se vislumbra mansedumbre y sus se reflejan amparo para el alma compungida de Ash.
—Nunca fuiste puta, Ash. — murmuró sin apartar la vista a las facciones anonadadas del susodicho.
—E-Eiji...
—No estás sucio, ha decir verdad, nunca lo estuviste. — parpadeó y relajó su mirada.
De repente, Ash sintió sus ojos quemarse, volviéndose cristalinos; sus labios temblaron mucho cuando procesaba la declaración de Eiji. En ese momento, se dio cuenta de su actitud destructiva y volvió en sí. Una presión en el pecho no le permitió respirar adecuadamente porque supo de inmediato que así no se comportaba un niño normal, ¿por qué le era muy difícil serlo?
Por impulso, Eiji lo abrazó con fervor sin importarle que su amigo estuviera empapado. Aún no asimilaba los previos acontecimientos en su totalidad, pero sabía que Ash no se hallaba bien, algo realmente malo le estaba pasando.
Entonces, Ash, al percibir el calor que emanaba los brazos de Eiji, derramó sus lágrimas en silencio. Paulatinamente, sus sollozos suaves mutaron a unos desgañitados. No se atrevió a devolverle el abrazo al japonés, no tenía las fuerzas para hacerlo.
Fue cuestión de tiempo que en las pisadas ajetreadas se aproximaron hacia el baño. Ash abrió sus ojos lentamente y observó el umbral de la puerta como pudo por su vista nublada.
—¡¡Aslan!! ¡¿Qué sucede?!
Griffin gritó jadeante; estaba a punto de derribar la puerta si no hubiese sido por Toshiro que giró la perilla y la abrió de golpe.
Los adultos entraron perturbados, pensando lo peor.
A simple vista, no podían concluir nada concreto. La escena de Eiji abrazando a Ash sin ropa entre gimoteos los dejó desorientados.
Ash no estaba pensando claro. Al notar la presencia de Toshiro y Griffin, en su mente solamente los mostraba como dos hombres adultos desconocidos se acercan a él; y tras verse expuesto, intentó esconderse en Eiji.
—¡¡No miren!! ¡NO!
Eiji abrió los ojos desmesuradamente. La herida en su abdomen dolió por el movimiento brusco de su amigo. —¡Ash!
Naomi actuó de inmediato. Hizo memoria sobre los comentarios de la enfermera Bárbara cuando debían revisar al rubio. El chequeo era enrevesado, en especial con los exámenes físicos. El doctor Meredith siempre debía abstenerse del procedimiento y solicitar auxilio a una colega médica o algunas enfermeras más; el apoyo de Eiji también presentó ser esencial para calmar al niño en sus momentos de crisis.
—¡¡Salgan!! ¡¡Fuera de aquí!! — exigió Naomi tras empujarlos con violencia.
Toshiro y Griffin casi se tropiezan entre ellos. Lo último que vieron fue a la japonesa somatar la puerta. Después, se pudo escuchar calmar a los menores con su una voz angelical.
Los lloriqueos de Ash disminuyeron y por suerte el bullicio no despertó a Ayumi, quien se encontraba dormida en la habitación de sus padres.
Toshiro dio un vistazo a Griffin y su corazón se hizo trizas al verlo muy perplejo y con los ojos enrojecidos en lágrimas.
—Ven, Griffin, vamos a la sala de estar. Ellos se encargaran...
Pudo medio asentir y se dejó guiar por el japonés. Aún en total shock se sentó en el sofá pero no reaccionó. Ni siquiera podía derramar sus lágrimas por el vacío que sentía en su interior.
Toshiro se afligió. Espero escuchar los pasos de su esposa y los niños adentrarse a la habitación de Eiji y cerrar la puerta con cerrojo. Griffin ni se inmutó a seguirlos con la mirada, es más, sus ojos estaban fijos, viendo la nada.
Suspiró con pésame. —Griffin, tu hermano y tú necesitan ir a terapia.
No le contestó. Entonces continuó.
—Sé que debe ser muy duro verlo así, lo entiendo perfectamente, Eiji también tenía esos episodios de depresión cuando Ash desapareció. Por eso le digo que toda esta experiencia le afecta... — Toshiro observó al inmóvil adulto joven. —. Usted tiene traumas también... Se-Sería bueno que, como hermanos, canalicen esos perturbadores sentimientos juntos... lo más pronto posible.
El japonés sintió un nudo en la garganta cuando Griffin exhaló y sacó de la mochila el dibujo que le dio su hermano menor. Toda esta situación es tan injusticia y desgastante. ¿Por qué a ellos? Griffin tiene toda la disposición en ayudar a Ash pero siempre hay una brecha psicológica y emocional entre ellos.
Al momento que notó cómo el castaño aguantaba sus lágrimas, Toshiro le dio unas palmadas en la espalda. Urgentemente debe de hablar con Ibe-san antes de que todo salga de control.
—No, por favor, Griffin... — tragó saliva con dificultad. —. Llore, no se reprima... Ahorita su hermanito no lo está viendo si eso es lo que le preocupa...
En ese instante, fue el punto de quiebre para Griffin. Liberó sus gotas amargas de sus ojos mientras se mordía el labio inferior para suavizar sus sollozos. Con su pulgar palpaba el rostro de Ash en el dibujo pensando como si fuera un consuelo para el niño real. Mantenerse fuerte en ese momento le era imposible.
*
Naomi secó y visitó a los niños velozmente. Siempre daba sus vistazos para ver sus reacciones, en especial el de Ash. El rubio aún gemía débilmente y desarrolló un hipo paulatino. Su hijo siempre estuvo a su lado, y en ningún momento soltó su mano.
—P-Perdón... — musitó entre gimoteos. —. Perdón...
Eiji frunció sus labios y su rostro se plasmó la preocupación. Entonces, tomó a Ash en sus hombros y lo pegó más a su cuerpo cuando el rubio comenzó a temblar.
Al ver la escena, Naomi exhaló y se hincó a la altura de los niños.
—No hay nada que perdonar... — susurró, peinando el flequillo dorado con sus dedos.
Alzó la vista angustiada. —P-Pero yo...
—Está bien... Ash. Nadie está enojado contigo — se percató que el niño seguía con su hipo. —. ¿Quieres algo de tomar? ¿Chocolate caliente, agua, leche o ponche de huevo?
La respiración irregular se manifestó en su garganta antes de contestar mientras bajó la mirada. —T-Té verde estaría bien... gracias.
La japonesa sonrió débilmente. Desde que Eiji ha seguido con la dieta estricta por su nueva condición, Ash la ha tomado también. Era como una forma de solidaridad para no verlo sufrir con alimentos que su hijo ya no puede ingerir.
—De acuerdo, té verde será — dijo, observando a Ash asentir. —. Eiji, ¿quieres también?
—Sí, por favor, mamá...
—Está bien — pronunció vacilante, el estado emocional de Ash seguía delicado. Quiso quedarse y pedir a su esposo en hacer las bebidas pero vio que el rubio buscaba confort en su hijo. Entonces decidió dejarlos a solas, con su garganta hecho un nudo. —. No tardaré...
Cuando salió, Ash se recostó sobre el pecho de Eiji, dejando fluir su tristeza. Había cometido otro error una vez más. ¿Cómo es que sus amigos y familia lo siguen queriendo?
—E-Eiji...
Descansó su cabeza en la coronilla de su amigo. —¿Hmm?
— L-Las otras personas que quisieron entrar en el baño... — sus ojos se aguadaron en lágrimas. —, ¿fueron tu papá y mi hermano...?
Eiji encogió sus hombros. —Sí, eran ellos.
En ese instante, Ash hipó y comenzó a llorar en silencio. ¿Por qué no los pudo reconocer? ¿Qué le sucede?
Al verlo, Eiji se apresuró a sentarlo en el filo de su cama aún estando abrazados. Lo acomodó en su cuerpo y permitió que liberara su angustia con lágrimas. Presenciarlo su corazón se hizo pedazos.
—¿Por qué no puedo ser normal... como todos los demás niños? Como ustedes, ¿por qué, Eiji?
El japonés cerró sus ojos, dolido.
—Ya verás que todo saldrá bien...
Al no recibir la respuesta que deseaba, Ash se molestó ligeramente. No es que Eiji entendiera lo que él está atravesando. Él siempre tuvo una vida plena y feliz en Japón y ahora en Estados Unidos.
—¿Por qué lo dices?
Sin embargo, el pelo azabache no le contestó de inmediato, causó un poco de desasosiego en el rubio. La expresión de Eiji en ese momento era muy serena.
—Cuando mi padre nos dijo sobre su transferencia laboral a Estados Unidos, yo ya estaba cursando en la escuela en Japón — mencionó susurrando. —. Eso nos tomó con sorpresa a mi madre y a mí, aunque ella estaba nerviosa en ir, yo estaba aterrado porque no sabía nada de inglés.
Ash escuchó atento, haciendo que sus lágrimas cesaran.
—Recibí cursos intensivos de inglés pero no me sentía preparado. Mi última noche en mi país lloré hasta llegar al aeropuerto de Nueva York. Casi un mes después de mudarnos a este departamento, tuve que tomar exámenes de admisión en la escuela. Mis resultados fueron tan bajos que tuve que cursar primer año de primaria... Yo era el más grande en la clase. Todos creían que era un tonto.
Al dar una pausa, Ash palpó la mano de Eiji. Los ojos almendrados del japonés reflejaban miseria, como si estuviera recordando.
—Siempre estaba solo, los demás compañeros eran crueles y mi pronunciación era pésima también. Sentía que, al hablar, no era el "yo" de Japón... era alguien más porque no sabía como expresarme.
—Eiji... — murmuró su nombre. Al hacerlo, el nombrado sonrió tristemente.
—Una vez, estando en clase, recuerdo que la maestra me pidió que leyera un párrafo de un libro. Es costumbre en Japón levantarse de su asiento al hacerlo, pero aquí no. Los niños se rieron pero eso no fue lo peor.
Ash jadeó. —¿Qué?
Eiji gruñó, apretando los dientes. —Alguien de atrás tenía pegamento de secado rápido; le pareció gracioso vertirlo en mi silla mientras yo estaba parado. No me di cuenta hasta que me senté nuevamente y no pude moverme. Intenté ponerme de pie cuando sonó la campana pero eso rasgó mi pantalón. P-Pudierion ver mis calzoncillos.
La rabia se corrió en las venas de Ash, poniéndose de pie. —¡¿Nadie hizo nada?!
—N-No... en la dirección pensaron que solo fue una broma pesada.
—¡¿Y la Refri?!
—No fue en su curso...
Ash inhaló ofendido. —¡Yut Lung estaba en tu clase!
—Pues... tampoco hizo nada.
Empuñó sus manos y en sus ojos había fuego. —¡Ese bastardo! ¡Lo voy a asesinar!
Eiji rió bajito. De la nada todo rastro de tristeza en Ash desapareció. Realmente estaba muy enojado. Como acto en poder tranquilizarlo, agarró sus manos y entrelazaron sus dedos. Ash se volvió a sentar al lado del japonés.
—Yut Lung no se unió a las carcajadas. Solamente me vio de manera seria —explicó. —. En ese recreo, yo no salí de la clase. Estaba solo hasta que Yut Lung llegó, obligando a Shorter para que entrara. Ahí fue cuando él me habló por primera vez y supo lo ocurrido. Me dio su sudadera para que la amarrara alrededor de mi cintura y platicamos un poco. Bueno... Shorter fue quien más habló por mi mal inglés. Luego conocí al resto de los muchachos y a Nadia a la hora de salida.
En ese momento, Ash se percató que Yut Lung es un verdadero enigma. Quería ayudar a Eiji pero no quería manchar su imagen de niño perfecto en la clase. Mató dos pájaros de un tiro tras usar a los chicos como marionetas para que ayudaran a Eiji sin haber tomado la "iniciativa".
Es como si Yut Lung no quiere relucir su lado amable por razones desconocidas.
No obstante, Ash se sintió genuinamente contento por Eiji. Ahora conoce algo más de él, pero no entiende porque le relata todo aquello.
Aún así, quedó tan ensimismado que quería saber cada detalle.
—¿Qué dijo tu mamá al ver tu pantalón roto? — inquirió Ash, con profunda curiosidad.
Eiji bufó y sonrió.
—Antes de irme, Nadia se ofreció a coserme el pantalón en su casa. Me dieron de comer y al terminar, Shorter se auto invitó a él y a los demás a mi departamento para darle una explicación a mi madre sobre qué pasó con mi ropa. Dijo algo acerca de un proyecto de artes y caí en un yeso fresco... La verdad no me acuerdo... solo pude concentrarme en el rostro sorprendido de ella por haber traído mis primeros amigos a nuestro hogar.
En eso, Ash se acomodó en el hombro del japonés. Se imaginó si hubiera conocido ahí a Eiji, posiblemente le hubiera hablado antes que el resto de muchachos. Una cualidad que tenía es no dar la vista gorda a las personas que necesitan ayuda. Y a los bullys les hubiera lanzado borradores, pachones, bolsones hasta con la silla; tiene una buena puntería, nadie se mete con sus amigos.
Ash bajó la mirada, moviendo sus dedos entrelazados junto con los de Eiji.
—Nunca pensé que sufriste tanto...
Para él, la escuela es un sueño mas para Eiji fue un infierno.
—Fue muy difícil, todavía extraño Japón aunque creo que mis "amigos" de allá seamos cercanos ahora —bajó la mirada y se conectó con la de Ash. —; pero eso ya no importa, las cosas mejoraron. Las clases de la Refrigeradora, el nacimiento de Ayumi, la cercanía con los muchachos, y tú.
Ash se conmovió por la manera tan entrañable que se expresó su amigo al referirse a él.
—Eiji...
—Por un momento me pregunté lo mismo, en por qué no soy como los demás compañeros. Entonces entendí que no debía ser igual a ellos. Solo ser yo.
Entonces ahí entendió Ash la moraleja del relato de Eiji.
—Pero no quiero ser este "yo" ahora, Eiji... No quiero. — pensó en todas las veces de auto desprecio, dolor y tragedia que llevaba consigo hacia los demás.
Había veces que deseaba no haber nacido.
En un santiamén, Ash sintió que lo abrazaron firmemente; elevó su rostro y vio a un Eiji decidido.
—Yo sé que da miedo, pero no te preocupes, yo sé que puedes superar tus problemas. Estaré a tu lado por siempre.
El cuerpo de Ash se relajó y sintió su corazón bailar.
—¿Por siempre?
—B-Bueno, si me dejas... — desvió la mirada y se ruborizó.
Ash quedó fascinado. Sabía que Eiji le tenía aprecio mas escucharlo de su propia boca enterneció su alma, rodeándola de un sentimiento extrañamente cálido, uno muy diferente al que experimenta con Griffin o los muchachos.
Su cuerpo se movió solo de repente; frotó su mejilla contra la de Eiji y jadeó de contentamiento. Su rostro se mostraba risueña al estar embelesado por la sensación de estar en brazos del japonés, compartiendo el mismo intenso sonrojo al igual que él.
—Eiji... — sus ojos picaban por gotas calientes que se deslizaban sobre sus pestañas. —. Por siempre, Eiji...
—Ya no estás solo, Ash... ya no más.
Ash sintió un ligero roce de labios en su frente. No se alteró en absoluto porque era Eiji. Aunque por un momento creyó que fue un beso; no le tomó importancia, estaba muy cómodo ahora, con la mente ya más clara para hallar la forma en como hablar con su hermano. De seguro lo asustó con su comportamiento, lo menos que podía hacer era disculparse.
Cuando Naomi se asomó en el umbral, encontró a los dos niños abrazándose con vehemencia y quedó anonadada. Le era difícil creer que Eiji es una poderosa influencia en la vida de Ash; solo bastó unos momentos a solas para calmarse casi por completo.
El cariño que se tienen es desbordante y casi irreal para sus ojos. Esos niños han sufrido mucho y ser el soporte emocional entre ellos es comprensible.
Entonces, Naomi sonrió, con lágrimas en sus ojos antes de entrar.
*
Pasaron casi dos horas para que Ash se atreviera a hablar nuevamente con Griffin.
Estaba nervioso porque siempre cuando quiere hacer las cosas bien, ocurría algo peor. No quiere que su hermano se canse en ese vaivén de sentimientos dañinos. Quiere demostrarle que él todavía es un niño bueno y alegre de sus memorias.
Decidió ir solo a él. Naomi le comentó que Griffin y Toshiro estaban conversando en la habitación de Ayumi. Ahí dormiría el mayor en un colchón inflable mientras que la bebé con sus padres. Eiji y él estarían compartiendo habitación, justamente la de su amigo.
Así que tocó la puerta rápidamente y cerró sus ojos. Ash pudo escuchar las voces callar ante el ruido y le pareció una eternidad que le abrieran.
Empero, cuando lo hicieron, percibió un aura seria entre ellos, pero al momento de percatarse que era él quien dio los golpecitos, el semblante les cambió.
—Oh, pequeño Aslan. Yo y tu hermano solo estamos hablando, nada más. — dijo Toshiro con una leve sonrisa.
Griffin se aproximó rápidamente. Por lo rojizo que estaban sus ojos y su nariz delataban que estaba sollozando.
— ¿Te encuentras bien, Aslan?
El niño bajó la mirada, avergonzado. Eiji le preguntó si lo acompañaba a encarar a su hermano pero se negó. Aparte que debía hacerlo solo, se notaba que el japonés estaba muerto de sueño.
—S-Sí lo estoy... — jugó con sus dedos nerviosamente. —. ¿Puedo sentarme?
Toshiro rápidamente se retiró, deseando buenas noches a ambos. Ya estando solos, Griffin suspiró para relajar su previo estrés.
—Claro, vamos a sentarnos juntos a la cama inflable, si gustas.
Ash asintió y caminó a paso lento. Se ubicó en una orilla, cuando Griffin se sentó a un lado, todo su cuerpo tambaleó. Nunca antes ha estado en un colchón lleno de aire y le ha sorprendido de gran sobremanera sobre lo firme pero a la vez inestable que era.
—¿Aquí es donde dormirás? — preguntó; sus ojos reflejaban curiosidad.
—Sí — sonrió un poco. —. Parece insegura pero es bastante cómoda.
—Es mejor que dormir dentro de un diminuto closet. — Ash pensó también en las ocasiones que debía de dormir con algún desconocido o las camas duras en la casa de Dino. Se limitó a decirlo porque tenía la sensación que su hermano se alteraría si lo supiera.
Griffin rió y dirigió su mirada enternecida al rubio.
—Tienes razón.
Hubo silencio nuevamente. Ash, ahora siendo alguien libre, sentía su mente que estaba atrapada aún. En estos momentos de paz, por los cuales no debía estar en alerta de sus captores, le aterraba la falta de distracción; se transportaba a pensamientos de putas y no de niño normal.
Ya no le gusta, no quiere ser ese yo. Si quería mejorar, él tiene que afrontar sus miedos, tal y como vio a Yut Lung tratando de pedalear dentro de la casa, a Shorter por fin expresar sus verdaderos sentimientos, Sonny en buscar un amor o Eiji al superar el bullying y ser el chico extraordinario que es.
Además, no estaba solo ya, Eiji estará con él por siempre.
—Griffin... yo ya no quiero... — exhaló.
El aludido alzó sus cejas y esperó pacientemente que su hermanito siguiera. Al ver su vacilación, frunció sus labios.
El ambiente se puso tenso y serio. Griffin supo de inmediato que quería hablar de un tema delicado. Si su hermano pedía disculpas por lo sucedido dentro del baño, él ya tenía preparado las palabras de confort para aliviar su angustia.
—¿Qué es lo que ya no quieres, Aslan? — sonrió con dulzura. —. Sabes que puedes confiar en mí...
Ash contempló la calidez en el rostro de Griffin, invitándolo a sentir consolación.
El niño parpadeó rápidamente, sintiendo su corazón a latir mil por hora.
—Yo... y-ya no quiero sentir miedo... — sus ojos se abrieron de par en par. —. Quiero ya no pensar en ellos... —hipó con dificultad sus palabras. —. Q-Quiero ser... el yo del pasado. Ya no quiero que me duela...
Griffin no lo soportó más, realmente no se esperaba tal confesión. Lo atrajo a sus brazos con los sollozos listos para ser expulsados de su garganta. Su cuerpo entero tembló y pudo percibir que el de hermanito también.
—Lo harás... — musitó, con una voz que dependía de un hilo. —. Lo superarás, Aslan, todos estos traumas. Yo sé que sí...
Ash hipó, peleando en sus adentros en no sentir asco por el abrazo. Él podía hacerlo, era más fuerte que ser simplemente la puta de Dino, Marvin y compañía.
—Te quiero, Griffin... Te quiero... te quiero, hermano... — cerró sus ojos hinchados y húmedos por tanto llorar.
Por fin, lo pudo decir en voz alta y se sintió tan bien.
Entonces, Griffin jadeó sorprendido y lo rodeó con más fuerza, repitiendo las mismas palabras de Ash.
El sentimiento creciente de amor brotó y echó tímidas raíces en sus corazones. Es un cariño que florecerá a cuentagotas.
Luego de respirar profundamente, ambos hermanos se separaron con una tierna sonrisa esbozada en sus rostros. Su aspecto era miserable y había mocos colgantes como candelas en cada rostro, pero estaban felices.
—¿Necesitas papel? — Griffin esnifó, sintiendo la congestión nasal agitarse en sus fosas.
El niño asintió, limpiándose con su palma de la mano derecha.
Griffin salió rápidamente al baño, percatandose que todas las luces estaban apagadas. Hizo el menor ruido posible para no molestar el sueño de sus anfitriones y regresó con un rollo de papel higiénico sacado del estante del baño, asegurándose que aún tuvieran disponible.
Después de su pequeña odisea, el mayor entró casi en puntillas al cuarto. Ash aún estaba sentado donde lo dejó, pero con la diferencia que estaba viendo fijamente el dibujo hecho por él con una expresión suave.
—¿Aslan? — sonrió cuando el aludido dio un respingo y puso el dibujo en cuestión en la mesita de noche. —. ¿Quieres un vaso de agua?
—No, estoy bien ahora... — dijo sin mentir.
Griffin curvó una sonrisa torcida. Se sentó a su lado, dobló un poco de papel, lo ubicó en la nariz de su hermanito y le pidió que se sonara. Ash lo vio con ojos curiosos antes de cerrarlos con fuerza y sacó todos sus mocos mientras que el mayor se los limpiaba.
Ash tomó los papeles sucios y los lanzó al bote de basura, cuya distancia era un poco de medio metro hacia él, con éxito. Griffin se sorprendió un poco de la puntería del niño, rápidamente recordó que él, antes de todo este caos, su hermano estaba en el equipo de baseball y fue el mejor del grupo.
Griffin suspiró.
—Aslan, estuve platicando con el señor Okumura — alzó la mirada el susodicho. —, y mañana veremos... a un amigo de su familia, alguien que nos podrá ayudar en este proceso.
—¿Qué? ¿Para qué? — frunció el ceño.
—Lo conoces, su nombre es Shunichi Ibe... un psicólogo.
Ash se quedó pensando. Su padre siempre recalca que la gente que acudía a los psicólogos era porque estaban locos. Aunque podía darle la razón debido a que los pensamientos que ha tenido últimamente no son muy sanos. Tal vez ya está locuaz, y Eiji iba por el mismo camino.
—Hmm.
—No te preocupes, yo también iré a la terapia.
Parpadeó. —¿Qué? ¿También estás loquito, Griffin?
El mayor pegó una carcajada. Se cubrió su boca para no despertar a nadie. Ash, por su parte, se halló confundido.
—Es parte del proceso de nuestra nueva vida, Aslan — sonrió, secándose las lágrimitas. —. Después de eso, tengo que buscar un trabajo y un lugar donde vivir. No podemos abusar de la amabilidad de los padres de tus amigos...
Ash asintió. Quedó callado un momentáneamente. —¿Puedo... ayudar?
—Por supuesto, puedes buscar entre los periódicos... O en Internet — apretó levemente su rojiza nariz. —. Eres un niño muy inteligente, con tu ayuda encontraré uno muy pronto.
El niño se quejó entre risas. Los hermanos estuvieron hablando hasta la una de la madrugada. Después, Ash fue a la habitación de Eiji a dormir. A pesar que Griffin le ofreció descansar a su lado, declinó porque le había prometido a Eiji dormir juntos.
Tan solo esperaba que no se enojara por acostarse tan tarde.
*
Ash le costó encontrar la cama en la oscuridad y más en tantear si Eiji le había dejado un espacio todavía.
Para su suerte, su amigo dormía como una piedra; exactamente lo halló en la misma posición cuando se durmió mientras él visitaba a su hermano.
Se enrolló las sábanas a su pequeño cuerpo y suspiró, intentando relajarse. Sin embargo, casi inmediatamente notó que Eiji se movía.
—¿Uh?
Frunció el ceño con congoja, enfocando sus orbes verdes jade hacia el japonés. Aun con la oscuridad, pudo percibir el tiritar en sus dientes, sus casi inaudibles gemidos de pavor y el agarre de sus manos al colchón.
Eiji estaba teniendo una pesadilla.
Con el corazón en la mano, Ash se acurrucó lo más delicadamente posible, procurando apaciguar ese dolor. Presenciarlo le carcome la pura culpabilidad en su interior.
Incluso alguien tan bueno como su mejor amigo, tiene que lidiar con esos problemas.
—Así como cuidas de mí, yo también lo haré contigo— murmuró. Lo vio con ojos suaves, no importando si el japonés no era consciente de esa promesa colmada de afecto. —. Tú tampoco estás solo, Eiji...
Y Ash se durmió tranquilo hasta asegurarse de que Eiji respirara con regularidad en sus brazos.
*
Pasó una semana después para que Ash y su hermano hicieran una cita con el psicólogo.
Ambos estaban esperando su turno en una pequeña sala con sillones cómodos y una televisión encendida. No obstante, el niño no le prestaba la atención debida porque hablaba vehementemente al teléfono con sus amigos en altavoz.
—Y recuerda, parásito. Si ese psicólogo te hace algo, grita con todas tus fuerzas.
—¿Cómo lo haces tú cuando no puedes frenar a tiempo la bicicleta?
Se escucharon las risas de los niños.
—¡¡Cierra la boca, Wong!!
—Ay, no seas idiota, Yut Lung. Si Ibe-san es de confianza. Es un buen hombre.
—¡El idiota eres tú, Okumura!
Ash sudó frío. Le resultaba extraño que Eiji le depositara tanta fe a un adulto que no fuera familia. Sabía que la cuestión no era de esa forma, incluso él lo visitaba cuando estaba hospitalizado. Parecía ser gentil y solo se iba a fiar a ese tal Ibe-san porque su mejor amigo lo hace.
—Pero si yo también he estado con él, China. Aunque solo iba a dibujar...
El rubio sonrió suavemente. —Chicos... no se peleen. Griffin está conmigo.
El aludido cerró sus ojos con una sonrisa de oreja a oreja y revolvió los cabellos de su hermano.
—Hablando de Ígor... encontramos varias solicitudes de empleo en el periódico.
El castaño alzó ambas cejas por la declaración de Shorter. Pensó que solamente Eiji y Ash ayudarían a buscar por esa vía.
—¿De verdad? ¿Qué clase de trabajos, Shorter? — preguntó, curioso.
—Ahh, pues, panadero, repartidor, mensajero, lavaplatos, emmm, ¿qué más tienes ahí, Lao? De la información que encontró Eiji por Internet.
—Profesor de inglés, niñero, mesero.. y ayudante en un bufete jurídico...
—¿Bufete jurídico? ¿Sirven comidas ahí?
—No, bebé Sing. Eso es una oficina de abogados.
—Ahhh... ¿y cómo sabes eso, Eiji?
—¿Y tú cómo sabes eso, Okumura?
—Me sorprende que no sepas eso...
—¡Cállate, Lao, esperpento!
Ash se rió un poco. El japonés, si sigue estudiando de la manera que lo ha hecho, de seguro será más listo que Yut Lung.
—Muchas gracias, niños —intervino Griffin antes que se comiencen a pelear y rompan el celular cómo pasó con la laptop del Señor Wong. —. Lo veremos mejor cuando termine la sesión con el señor Shunichi.
De repente, los alaridos de emoción del menor retumbaron por el micrófono.
—¡Oigan, no dijeron lo que encontré yo! ¡Señorito de compañía para la noche. Incluye dormitorio de hotel! Pagan muy bien, Doradito e Ígor.
Los repentinos gritos de los niños hicieron sobresaltar a los presentes, inclusive a la secretaria del psicólogo.
—¡¡Te dije que ese no, Sing!!
—¡¡Rómpelo, Sonny, tíralo a la basura!!
—¡¡Waaa!!
—¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¡Idiotas, no maltraten así mi teléfono!!
Los hermanos Callenreese se vieron a su rostro al escuchar la voz compungida del señor Wong y se rieron fervientemente, imaginando la escena detrás de la llamada.
Durante todo ese momento, Griffin estaba sonriente. Presenciar cómo se desenvuelven los niños era tan enternecedor. Su propia mente se halla más tranquila luego de haber hablado con servicio sociales, los investigadores y con el psicólogo Shunichi Ibe acerca de su hermano en los últimos días.
Abarcaron varios puntos: la primera era por felicitarlo a llevar a terapia a su hermanito, eso le ayudará en el futuro y también para estar preparado a declarar en la Corte para evitar el fenómeno de fabulación lo más que se pueda por haber estado tan vulnerable a un ambiente de violencia a muy temprana edad. Eso último le sorprendió bastante a Griffin porque fue el mismísimo Ash en decidir ser testigo clave, esa convicción en su rostro no la había visto nunca en él.
Lo segundo fue sobre el incremento de las manifestaciones públicas por el tan esperado juicio. Además, por las circunstancias del caso, ellos debían de cambiar de identidad. Ya no serían los "Callenreese" sino los "Winston", él usará el nuevo nombre de "Stanley" y su hermanito el de "Christopher". Para ellos era raro, pero debían de acostumbrarse, no había otra manera. Se preguntaba cómo reaccionaría su hermanito ante esta noticia.
No obstante, el tercer asunto platicado le agobió bastante: las secuelas del abuso sexual de Ash. Fueron muy francos con él; Ash, al ser agredido sexualmente por varios adultos desde los seis años, ha quedado marcado perennemente. Personas que han sido sometidas por esas mismas o peores transgresiones han podido salir adelante, otras sucumben en el camino. Por lo mismo, debían de trabajar con el niño para que así pueda asumir su pasado y cuidar de su salud mental. Le animaron con lo siguiente: Nunca es tarde para acudir a terapia; los procesos de sanación pueden durar años, incluso toda la vida, pero no es imposible para que las personas se valoren a sí mismas paulatinamente.
Al final, todo aquello es situar la senda del catarsis personal.
—Señor Griffin, ya pueden pasar.
La secretaria con su voz cortés los hizo llamar. Los niños en el teléfono de inmediato se callaron y Ash palideció.
—¡¡Ash, buena suerte!!
—¡Nos vemos en el restaurante después de tu cita!
—¡Todo saldrá bien, hermano!
—¡Ya sabes, grita si te hacen algo! Hablo en serio.
—¡Saluda a Ibe-san por mí, Ash!
—Yo también le digo hola, Doradito.
El rubio quedó ensimismado. Todo el sonido alentador de esas palabras se fundieron en su corazón, sintiéndose cálido y querido.
—Chicos... — suspiró, con ganas de llorar pero se aguantó. —. Son los mejores...
No los podía ver, mas estaba seguro que sus amigos estaban sonriendo.
—Muy bien, muchacho. Debo colgar. Cuando llegues, te esperan los deliciosos baos de carne de mi esposa.
—Sí... — Ash se alegró. —. Gracias, señor Wong.
Y así terminó la llamada que duró quince minutos.
Ash exhaló, liberando tensión y estrés en su pequeño cuerpo. Al haber hablado con ellos le ayudó bastante. Sus amigos le daban esperanza y fortaleza en seguir adelante.
—¿Vamos?
Se puso de pie, esperando cualquier reacción de su hermano. Entonces, el rubio asintió y se paró para luego tomar la mano del castaño y alzar su vista hacia él.
—Sí, Griffin.
El celular del mayor vibró pero no lo revisó porque ya debían de entrar. Grande sería la sorpresa para ellos al chequear el mensaje de texto de Toshiro sobre el sobreseimiento del juicio de Blanca y Jessica. Esa noche, saldrían de la cárcel.
N/A: yo estoy segura que algunos se preguntaran porque Ash actúa de la manera en que lo hace en estos últimos capítulos. Es decir, que en unas escenas está perfectamente muy bien y en otras está emocionalmente frágil. Puede llegar a confundir ese vaivén tan contrastante en su persona pero ese es el punto.
Ash no está bien. Nunca lo ha estado desde que conoció a Eiji en el primer capítulo.
Esos sutiles cambios de humor y de personalidad son propias de un niño sexualmente dañado. A lo largo de la historia se deja entrever eso, simplemente este capítulo fue el punto de quiebre para Ash. De estar expuesto a tanta violencia a permanecer a un ambiente relativamente calmado y pacífico ha alterado en demencia al pobre niño.
No soy psicóloga, debo aclarar, pero si he tratado de informarme bien sobre el tema. Dude en agregar la escena del baño (incluso la re escribí como 4 veces) mas sentí que era importante para comprender que Ash necesita ayuda profesional urgente. Es decir, los personajes, los adultos, saben que sí es necesario que acuda al psicólogo mas no es algo que se debe manejar a la ligera. No basta el apoyo de la familia o amigos, son esenciales para el proceso de sanación, sí, pero a veces ni ellos pueden saber que hacer en situaciones como estas como lo haría un psicólogo.
Para finalizar con esta nota, yo exhorto a aquellas personas que han sentido identificadas o han pasado algo similar como lo que pasó con Ash, no se queden callados. Busquen ayuda, siempre habrá alguien quien lo haga y les crean; siempre habrá un Eiji en sus vidas; siempre habrá un profesional que los ayude a salir adelante.
Muchísimas gracias por el apoyo a esta historia ❤️❤️ se les aprecia grandemente 💕 y perdón por la tonalidad seria de mis notas de autor, este tipo de temas tienen que tratarse con mucho respeto. ❤️❤️
Nos vemos en el próximo capítulo 😚💞✨
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