Capítulo 18: I'll Be home In Christmas (part. 2)
Ash sintió su alma salirse tras escuchar el crujir de una puerta abriéndose. Se despertó de repente y abrió los ojos de golpe pero los volvió a cerrar con fuerza al percatarse que estaba en las penurias; daba igual si los mantenía cerrados o no. De todas maneras, para asegurarse si era un sueño o no, con sus manos pudo palpar la espalda de Eiji cerca suyo y por sus oídos percibió las respiraciones profundas de sus amigos y las madres.
Todo aquello sustentaba a que él seguía en la casa de los Wong, mas no fue suficiente para apaciguar su miedo. Ante el silencio casi absoluto, escuchó pisadas lentas, firmes, yendo peligrosamente hacia él.
Ash comenzó a entrar en pánico. Era Dino... Era Marvin... Eran el resto de monstruos.
Inconsciente, el niño tembló de zozobra pura. No pudo controlar sus sentidos y orinó las ropas prestadas de Shorter y mojó un poco a Eiji por detrás. La respiración de Ash era dificultosa y su sudor se sintió frío. Venían por él, venían por sus amigos, la policía mala los dañará tal y como lo hicieron con Max.
El rubio escuchó nuevamente un ruido, solo que más cercano a él. No tuvo tiempo de asimilar sobre el mismo porque casi segundos después de haberse orinado, Eiji jadeó de forma débil y ahogada.
—¡Ah! — el japonés se sentó rápidamente y tocó su espalda baja. La notó mojada pero al saber que no era su sangre y no había balas incrustadas, pudo respirar mejor. Rápidamente giró su rostro a los sollozos angustiosos a su lado. —. ¿Ash, qué... ?
Antes que Eiji se diera cuenta de lo sucedido, apareció Griffin de la nada y se aproximó a ellos, alterado. Ellos no sabían que el mayor se quedó en vela por haber contemplado la carta casi por una media hora, la dejó debajo del árbol y pretendió dormir cuando uno de los niños fue al baño.
—Aslan, ¿estás bien? — murmuró, intentando no despertar a los demás. Su hermanito todavía lloraba levemente. —. Tranquilo, estás a salvo...
El niño esnifó luego de enjuagarse los ojos con sus palmas. La luz de la luna se presentó entre las ventanas y pudo divisar mejor al mayor. Sintió que Eiji agarró una de sus manos y la apretó suavemente, tal y como lo hacía cuando le limpiaban la bolsita especial en el hospital. Entonces pudo calmarse.
—¿Griffin...? — Ash musitó cohibido. Luego recuperó la cordura y se percató de lo que hizo. —. No... y-yo no quise... — sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente.
—Shh... — calló el castaño con delicadeza, negando con la cabeza. —. No pasa nada, créeme.
Bajó la mirada, avergonzado de sus hechos.
—Ash...
Eiji le llamó, tratando de ser el apoyo de su amigo, aunque él todavía tenía los nervios de punta y no hallaba su voz. No podía negar que el susto estaba calando hasta en sus huesos porque su mente le gritaba, advirtiéndole que estaba empapado de su propia sangre una vez más.
De repente, se escuchó el tirón de la cadena del inodoro y de nuevo los pasos perezosos de alguien. Antes de aproximarse a la escena, dio un bostezo largo.
Era Shorter, sin gafas de sol y con su cabello pelo pincho caído y pegado a su rapada cabeza, como si fuera una planta muerta.
Vio con extrañeza a sus amigos. Ellos mostraban aturdimiento. —¿Qué pasó...?
Griffin sonrió entre dientes, un tanto preocupado. —Hubo un accidente.
El chino bajó la mirada y comprendió. —Oh... sí, ya lo veo...
El rubio arrugó su rostro con miseria. —Perdón...
Shorter se agitó en un santiamén. La verdad no le gustaba ver a su amigo tan triste. Notó que Eiji estaba ido, así que lo que sucedió fue fatal.
—Ay, hermano, créeme que dentro de esta casa no es la primera vez que ocurre — giró a ver a los demás niños dormidos y sonrió maliciosamente. Es hora de su venganza. —. Nadia ha mojado su cama cuando tenía doce años por las películas de miedo que solía ver... es una gallina.
Eiji parpadeó, procesando las palabras del chino y saliendo de su trance. —¿En serio?
—P-Pensé que los niños grandes no se orinaban estando dormidos... — musitó Ash, girando su rostro a Griffin para confirmarlo.
El mayor curvó sus labios con una suave sonrisa. —Cualquiera le puede pasar, hasta a los adultos...
Shorter bufó. —¡Exacto, incluso Sonny debe limpiar el pañal de su abuela!
El niño se tapó su boca al expresarlo. Se suponía que era un secreto. Aunque su culpa no fue prolongada debido a que Xin Qian gruñó por el ruido y giró su cuerpo para seguir durmiendo.
Ash y Eiji quedaron anonadados; Griffin suspiró.
En eso, Ash volteó a ver a Eiji y le susurró en el oído.
—¿Los adultos usan pañal?
El japonés encogió sus hombros. Los únicos pañales que ha cambiado son los de Ayumi. —No sé.
Luego Ash asintió y giró su rostro a su hermano y le musitó de la misma manera como a su amigo.
—¿Los adultos usan pañal? — preguntó nuevamente.
Griffin sonrió amablemente. —En casos especiales sí, Aslan.
Los ojos color jade brillaron de curiosidad. —¿Tú usas pañal?
El castaño reprimió una risa. —N-No... No uso, Aslan; y espero nunca hacerlo.
Shorter se estaba mordiendo el labio inferior, esperando a que no fuera bombardeado por preguntas.
—Ay, qué raro... — murmuró Eiji, frunciendo su ceño. Quería preguntarle esa cuestión a sus padres pero simplemente ahora no tenía la suficiente confianza en hacerlo. Aunque los ama, ha quedado traumado.
En eso, Griffin se dirigió al chino con una sonrisa que a penas se podía ver con la luz tenue de la luna.
—Bueno, ustedes dos deben de cambiarse— dijo suavemente, acariciando la coronilla de los niños. —. ¿Puedes ayudarnos, Shorter, o es mejor llamar a tus padres?
—N-No, yo puedo— contestó luego de salirse de su trance. —. Puedo darles una nueva mudanza de ropa en la lavandería. — señaló con su pulgar hacia atrás.
En eso, Griffin sonrió cálidamente y tomó de las manos de Eiji y de Ash.
—Bueno, ya está decidido. Para no perdernos o tropezarnos con algo, vamos hacer el trencito.
De inmediato, Griffin posicionó a Eiji detrás de Ash y él se quedó atrás de los niños. Por su lado, el japonés descansó sus manos en los hombros del rubio y sintió que Griffin hizo lo mismo con los suyos.
De esa manera, distraerá a su hermanito de sus pesadillas.
Ash giró su rostro y se encontró con un sonriente Eiji.
—¿Qué? ¿Trencito? — Shorter bufó. —. Ya estoy grande para eso...
Griffin rió bajito. —Oh, vamos, Shorter. Chu, chu.
El aludido quiso replicar pero notó que Ash y Eiji imitaron al mayor.
—Chu, chu. — dijeron al unísono y alzando sus manos como si sonara el silbato de la locomotora.
Shorter suspiró profundamente. —Ya que... — una larga sonrisa se le dibujó en su rostro cuando agarró las manos de Ash y las colocó en sus hombros. —. Chu chu, siguiente parada: la lavandería.
Tuvieron que caminar en puntillas para no despertar a nadie. Aún siendo de noche, Ash pudo ver toda la casa de Shorter, cosa que no pudo hacer cuando llegó. Era grande para estar en Nueva York. Tal vez esa era una de las ventajas de vivir en Chinatown.
No tardaron mucho tiempo en llegar. Shorter prendió la luz de repente, ocasionando que Ash y Eiji cerraran sus ojos por la intensidad del foco pero se adaptaron en un santiamén.
Dentro, había una lavadora, secadora y un almacén grande para los productos de limpieza.
—Hey, Shorter, Yut Lung tiene razón; no eres pobre. — Eiji parpadeó asombrado.
Él resopló. —¿Pero qué cosas dices, hermano?
Ash por su parte estaba viendo el almacén calmadamente. —Ellos no mienten, Shorter... — apuntó al objeto. —. Cuanto me hubiera gustado que el ropero de Yut Lung hubiese sido de este tamaño.
Una presión desagradable golpeó a Shorter, pero la ignoró para no alterar a sus amigos.
—Déjense de tonterías — remarcó, con una sonrisa falsa y tensa. Abrió la secadora y cogió algunas de sus prendas al azar para dárselas a ellos. —. Todo esto está limpio, hasta los calzoncillos.
Eiji tomó la ropa y esperó a que los demás se fueran. Desde que estaban en el hospital, Ash no le gustaba que nadie más lo viera vestirse, aunque no tenía problemas si él se quedaba.
—¿Necesitan ayuda? — preguntó Griffin por el silencio de los niños.
—No gracias — contestó Ash rápidamente. —. Se pueden ir ya.
Les dio un pequeño empujoncito y Shorter y Griffin salieron anonadados. Ash cerró la puerta frente de sus narices sin mediar palabras alguna.
—Ay, qué confianza para actuar así en casa ajena... —murmuró Shorter en mandarín. Juntarse con Yut Lung los volvió diva a todos.
—No te enojes con Aslan, Shorter... No lo hizo con mala intención.
El niño observó al triste hermano mayor alias Ígor. Resultaba tan extraño hablarle naturalmente porque casi comparten la misma edad con la madre de Yut Lung, así que no sabía si tratarlo cortésmente o en son de broma como los demás jóvenes.
De repente, se escucharon risas amortiguadas del otro lado de la puerta. Shorter hizo una mueca desubicada; al parecer Ash y Eiji se estaban divirtiendo, pero momentos atrás los dos estaban muy angustiados. ¿Quién los entiende? ¿Acaso ya no lo quiere?
Shorter sacudió la cabeza. No debía pensar en tonterías. Sabe que todos lo adoran.
—Oye, ¿Cuál es tu tipo? — preguntó Shorter, recostándose sobre la pared.
Griffin exhaló. —¿Qué?
—Ya sabes, tu tipo, ¿cómo te atraen las nenas? — desde que falleció el pretendiente a su hermana, ya no fue la misma. Shorter sabía que Nadia le gustaban los mayores, y prácticamente Griffin, al ser el hermano grande de su compa Ash, cumplía muy bien con el perfil; además es de fiar.
Debía aprovechar ahora que estaban a solas para sacarle información. Asimismo, sin ofender a Sonny, él realmente nunca tendría una oportunidad con ella.
¿Quién sabe si frente de él está su futuro cuñado?
—¡¿D-Disculpa?! — Griffin se puso rojo como un tomate, estaba estupefacto.
—¿Qué? — encogió sus hombros. —. No me digas que... — frunció su ceño, acojonado. —, ¿te gustan las pollas?
El grito en la garganta de Griffin murió al momento que la puerta se abrió.
—Shorter... necesitamos calcetines, esos también se mojaron — explicó Eiji. Notó el estado de shock en Griffin y se alteró un poco. —. ¿Señor Griffin?
Ash también se dio cuenta en la expresión de su hermano. —¿Griffin...?
—E-Estoy bien... — dijo, viendo a Shorter con recelo. El chino solo rió con inocencia como si nada hubiera pasado.
Los restantes entraron a la habitación. Ash estaba vestido con una pijama de bananas mientras que Eiji tenía unos peces. Shorter se percató que la ropa mojada estaba doblada al lado de la lavadora, cuestión que le causó algo de gracia al chino. Esa modestia es tan propia de los japoneses.
—Ay, no te hubieras molestado, Eiji. — dijo Shorter tras desdoblarla para dejarla en remojo y no agarrara mal olor.
Al hacerlo, sintió que sudó frío al ver leves manchas marrones en la espalda baja una de las pijamas.
Shorter jadeó fuertemente y los vio asustado. —¿Quién usó ésta? — sus manos temblaron. —. ¿Eiji, fuiste tú?
—S-Sí...
—¡Tiene sangre!
Ash exhaló fuertemente y Eiji se mostraba confundido. Sin pensarlo, Griffin se inclinó, levantó la camisa del japonés y buscó alguna hemorragia.
Shorter se acercó y no ocultó su asombro al ver las gruesas suturas en la piel de Eiji. Estaba ligeramente inflamado y efectivamente había una visible pigmentación ahí. El chino tragó saliva nervioso; justo ahí su amigo recibió las municiones en aquella balacera.
—L-Lo siento... creo que papá no esperó a que se secara el ungüento. — dijo Eiji, apenado.
Ash frunció el ceño. —¿No te duele?
—No, solo no debo moverme mucho. — sus labios curaron una sonrisa. —. Disculpen si los he preocupado.
El mayor suspiró aliviado luego de cerciorarse que la herida tenía buen aspecto. Ya se imaginaba yendo al hospital nuevamente.
—Creo que debemos lavar esa área, Eiji. Ahí cayó orina, no quiero que se infecte. —mencionó Griffin decidido. Lo haría él puesto que los señores Okumura perderían la cabeza si supieran lo que le sucedió un accidente.
El japonés asintió. Por su parte, Ash estaba compungido porque por su culpa ahora su mejor amigo está en riesgo de enfermarse nuevamente.
Aunque el mal sabor de boca fue fugaz para el rubio en virtud que Shorter comenzó a sollozar.
—¿S-Shorter...? — pronunció Ash, pendiendo de un hilo el nombre de su amigo. Jamás lo había visto tan abatido. Fue tan repentino.
Los niños se acercaron al otro y lo rodearon angustiados. Griffin permaneció callado al caminar al lado de los pequeños y tratando de darle confort al chico con unas palmadas en la espalda. Aún le causa ñañaras la previa conversación, pero concluyó que el chino maquillaba su arrastrada tristeza con esa gran sonrisa por solo ver machas y asociarlas con sangre.
—¿Qué tienes, Shorter? — los ojos de Eiji estaban abiertos desmesuradamente.
El aludido procuró calmarse tras inhalar sus mocos y limpiar sus lágrimas con sus mangas. —E-Estoy bien...
—¿Entonces por qué lloras...? — murmuró Ash con su corazón en la mano.
Negó con la cabeza. —Es por todo...
—¿Eh? — Eiji alzó sus cejas.
Shorter gimoteó e hizo un sonido ahogado por su propia saliva. —El secuestro de Ash el año pasado, el tiroteo y el internamiento del hospital... todo eso pasó porque Ash se escondió en el closet de Yut Lung... fue mi idea.
En ese momento, el chino tuvo su punto de quiebre. Ya no pudo aguantar su dolor no expresado desde el enfrentamiento con Marvin.
Ash y Eiji sintieron sus cuerpos pesados. Griffin torció sus labios de forma compungida.
— Sino fue tu culpa... — alegó Eiji.
—¡Hace un año eso me dijiste!
—¡Pero fue sin querer, Shorter! Lo siento, te pedí perdón. En serio, Shorter... p-perdóname otra vez.
Friffin consideró que era momento de intervenir, mas un sorpresivo abrazo de Ash al chino paró en seco sus intenciones.
El rubio se sujetó lo más fuerte que pudo del pelo pincho, ocultando su rostro en su pecho. Ash no tiene las palabras para describir sus sentimientos de ese momento, solo sentía que debía de demostrarle su cariño hacia él también. Shorter también es su mejor amigo; también se sentía seguro en ese abrazo.
De inmediato, Ash recordó estar dentro del bolsón de Sonny, escuchando la treta que le jugaron a Marvin dentro de la biblioteca. Aún muriéndose de miedo, Shorter se encargó de que el plan funcionara, y así sucesivamente fue ideando más y más solo para ayudarlo incondicionalmente y que sintiera parte del grupo.
—¿Ash...? — musitó Shorter, preocupado a que el rubio no alzaba la mirada. —. Ya estoy bien... ¿Lo ves?
Eiji se acercó y sacudió suavemente al niño. La respuesta de Ash fue apretujarse más a Shorter.
—¿Ash?
Griffin lo entendió de inmediato; se ha dado cuenta que Ash no puede todavía canalizar sus emociones y expresarlas debidamente. La culpa de Shorter y la fricción que hubo entre sus amigos lo inquietó.
Se dirigió hacia su hermanito y se sentó a su lado. —¿Aslan, te sientes triste porque Shorter lloró? — preguntó el castaño con sutileza.
El niño asintió en el pecho del chino.
—Hermano... — suspiró el pelo pincho.
Eiji no pudo evitar respirar irregularmente.
—Dime, ¿te pondrás mejor si él deja de llorar?
Ash negó con la cabeza, alterando un poco al mayor.
Entonces, el rubio musitó. —Me sentiré mejor si se deja de culpar — arqueó su cabeza lentamente y observó al asiático con ansiedad. —. Me ayudaste mucho, Shorter. Gracias, créeme...
La última palabra se quebró en la garganta de Ash. Eso fue más que suficiente para que el chino jadeara con dificultad.
—¡Ash, hermano!
Shorter jaló a Ash a un fuerte abrazo; de la emoción también tiró a Eiji y a Griffin a su cuerpo, tratando de rodear a todos con sus pequeños brazos.
Eiji dio una risita tierna. —Shorter, me aplastas.
Por su parte, Griffin dio un quejido pero logró sonreír entre violento abrazo por parte del chino.
—Yo también debo de darte las gracias por cuidar de Aslan, Shorter... — dijo sinceramente el mayor. —. Tú también, Eiji... a todos los niños...
Griffin sintió que lloraría mas no ser porque Ash tomó su mano en señal de apoyo pero luego la soltó rápidamente como si nada hubiera pasado.
—Ash es nuestro amigo, Señor Griffin, haríamos lo que fuera por él. — remarcó Eiji, seguro de sí mismo.
El aludido se ruborizó un poco. —C-Chicos...
—Es cierto, poder Asia... — Shorter se quedó pensando. —. Sí debemos cambiar ese nombre.
Los niños rieron suavemente. Luego de unos minutos, Griffin limpió delicadamente la sutura de Eiji y Ash ayudaba a tirar el algodón usado; el chino desvió la mirada y la concentró en otro lado.
El japonés se percató de lo sumamente callado que estaba el niño, no muy característico en él. — ¿Shorter, aún te encuentras mal?
Esta vez, no ocultó su desagrado.
—Es solo que no puedo estar alegre todo el tiempo. Nunca... había visto tus heridas antes...
—No tienes que estar aquí si te incomoda... puedes esperarnos a fuera ... — sugirió Griffin dubitativo.
—N-No, estoy bien. Soy un hombre fuerte — dijo en tono de comedia. El hermano de Ash tiene un timbre de voz muy cariñoso, ¡un prospecto ideal para Nadia!—. Además, ¡hoy es Navidad! ¡Debemos despertar a los demás todos juntos!
El niño caucásico exhaló emocionado. —¿Aquí es cuando abrimos los regalos?
—¡Sí!
Ash dio un vistazo a su hermano y sonrió con ternura debido a su emoción en darle su regalo que le hizo.
Por su lado, Eiji también esbozó una sonrisa hacia el rubio sin que él lo notara. Ya quería ver el rostro de Ash cuando vea el regalo exclusivo que compró con los muchachos. Tan solo esperaba que le guste.
—Creo que ya está limpio, señor Griffin, puede dejarlo así. — habló Eiji con educación.
—Bueno, entonces no los detengo más. —bajó la camisa de pijama del menor.
Tanto Shorter y Eiji se adelantaron un poco hacia la puerta pero Ash no se movió de ahí.
Antes de poder preguntar qué sucedía, Griffin se percató que su hermanito le tomó de la mano y lo jaló para que lo siguiera.
—Vamos, Griffin... no te quedes atrás. — alzó la mirada con serenidad.
El mayor sintió una agradable corriente eléctrica en su interior; por iniciativa propia Ash lo estaba invitando a que lo siguiera. No había temor en sus ojos, solo nerviosismo y entusiasmo acerca de su respuesta.
Este era un claro ejemplo cuando Ash es consciente en abrir su corazón hacia él para compartir algún contacto físico prolongado.
Lo intenta, de verdad se esfuerza en ser un buen hermanito.
Griffin sonrió y caminó junto a Ash aún con sus manos sujetas. Eiji los esperó, cogió la otra mano disponible del rubio y permaneció al lado de ellos; en cambio Shorter fue ruidoso con el objetivo de despertar a todo el mundo.
Precisamente eran las seis de la mañana.
—¡¡Despierten!! ¡¡Ya es Navidad!! — gritó Shorter a los cuatros vientos.
Comenzó a golpear las puertas cerradas donde había gente durmiendo y corrió hacia la sala de estar para sacudir a sus amigos.
Eiji quería hacer lo mismo con Shorter pero no quería perjudicar su herida, así que se aguantó las ganas. Ash notó ese ligero cambio de humor en el japonés, por lo mismo se quedó con él. Entonces le dio un apretón al agarre de sus manos entrelazadas.
—Eiji, ¿nos sentamos? Has estado parado por mucho tiempo, eso no es bueno. La enfermera Bárbara me dijo que tienes que tener períodos de reposo.
Griffin sonrió suavemente cuando el susodicho asintió con mejores ánimos y los tres se aproximaron al árbol como si estuvieran jugando al trencito otra vez.
En la sala de estar, Xin Qian y Mei Mei estaban amodorradas. Sonny torció sus ojos y se abrazó más de Lao (creyendo que era Nadia en sus sueños) mientras que la verdadera Nadia se levantó despacio al igual que Yut Lung y los hermanitos de Sonny.
El único que se despertó de golpe y salió de la montaña de chamarras fue bebé Sing.
—¡¡Navidad!! ¡¡Navidad!! — gritó chillante y alocadamente. —. ¡¡Mis regalos!!
Cuando los gemelos observaron que Sing corrió hacia el árbol, lo imitaron.
—¡Regalos, regalos! — bramaron al unísono en mandarín.
Ash y Eiji sintieron escalofríos por los niños sedientos en rasgar todo a su paso, parecían perros rabiosos.
Sin embargo, la llegada de los adultos emergentes de las habitaciones frustraron sus hazañas.
—¡Ah, no, no, no! ¡Quietos! — alzó la voz el señor Wong. Estaba vestido con su pijama de felpa y un gorro de lana para calentar su calvicie. En cambio, la señora Wong estaba vestida con una bata y sostenía una cámara de video, grabando todo lo que ocurría.
Detrás de ellos, Toshiro y Naomi saludaron cálidamente a su hijo y a los hermanos Callenreese, Ayumi se abalanzó a su hermano mayor para que Ash no se le pegara tanto. Los padres de Sonny y su abuela salieron a paso lento de la habitación y vieron que Sing y los gemelos estaban congelados por órdenes del señor Wong, no se movieron ningún centímetro.
Sonny, Lao y Yut Lung se acercaron a sus amigos; el más sonriente de todos fue el mayor.
—Feliz Navidad, chicos... — dijo Sonny, extendiendo sus brazos hacia ellos mientras se aproximaba.
—Sonny... — Eiji abrazó al chico sutilmente. Lao no quiso unirseles pero sacudió los cabellos del japonés.
Shorter no se quedó con las ganas, se tiró a los dos chinos y los apretó cuando terminaron de felicitar a Eiji.
—¡Abrácenme, hermanos!
Por su lado, Sing le brillaron los ojos por la molotera. —¡Falto yo! — y se lanzó con fe a los demás.
Para Ash resultó gracioso los quejidos de los muchachos, hasta Eiji se mató de la risa, aunque su felicidad aumentó al momento que ellos lo abrazaron en grupo, incluyendo al japonés.
—¡¡Ash, feliz Navidad...!! — Sonny gritó casi aguantando las lágrimas, sintiendo una burbuja de felicidad explotar en su interior. No podía creer que él estuviera ahí con ellos.
—¡¡Doradito, hay regalos, Doradito!!
—Feliz navidad... —se limitó a decir Lao.
—Y que vengan muchas navidades, Ash. — Shorter despeinó la melena del rubio. Entre carcajadas impidió que su amigo se soltara.
—¡Shorter!
Por otro lado, Eiji se acurrucó en los brazos del rubio. No había forma de expresar la alegría que sentía en ese momento. El año pasado le arrebataron la oportunidad de celebrar esta festividad con Ash, ahora parecía tan surreal. Aguantó las lágrimas porque ya ha llorado demasiado y no quería preocupar de más a nadie.
—Eiji...
Ladeó su mirada a la voz de Ash. El niño lo observó cariñosamente y su respiración era lenta.
—Feliz Navidad... — un leve calor se manifestó en sus mejillas. —. Estoy feliz... en haberte hablado ese día dentro de la biblioteca.
El japonés jadeó pausadamente. Sus ojos se quemaron en lágrimas y sus palabras se ahogaron en su garganta.
—Aww, Eiji. — pronunció Shorter, derritiéndose de ternura.
—¡Abrazos para Eiji— saltó Sing antes de apapacharlo con todas sus fuerzas.
Los otros niños se unieron para consolar al japonés. Ash encontró la sutura de su amigo encima de sus ropas y la palpó de forma casi fantasmal para no lastimarlo. De ahora en adelante, no permitirá que dañen a Eiji, nunca más.
De repente, los muchachos escucharon sollozos pero no eran los de Eiji. Giraron sus rostros al origen del sonido con estupefacción.
—¿Uh? — Lao estaba desubicado.
Sonny bufó. —¿Yut Lung, estás llorando?
El aludido estaba empapado de sus propias gotas cristalinas por todo su rostro colorado. Con su ceño fruncido, desvió la mirada y musitó.
—N-No, idiota. Es alergia... — cerró sus ojos con fuerza. —. Soy alérgico a la alegría ajena.
Shorter estalló en carcajadas. —¡¡Siempre tan dramático!!
En eso, Sing se separó del resto y corrió hacia él, ignorando los ademanes de disgusto que Yut Lung le transmitía.
—¡¡Abrazos también para la China!!
—¡NO!
—¡¡SÍ!!— bramaron al unísono, uniéndose a Sing.
Todos los niños acorralaron a Yut Lung sin darle tregua a que escapara. El pelo largo chilló al ser abrazado por la cintura hasta la cabeza.
—¡¡Mi pelo, estúpidos!! — se quejó de forma gutural.
Mas ellos no hicieron caso, rodearon a Yut Lung con más fervor.
Griffin y los demás adultos vieron la escena con amor. Tanto Ayumi como los gemelos no entendían qué pasaba.
Durante el rato de relajo, la señora Wong tomaba fotografías de las ocurrencias de los niños. Tan solo esperaba que no llenaran la memoria. Asimismo, el señor Wong no fue lento ni perezoso en grabar todo con la cámara de video para la posteridad.
Luego de haberles tomado más de veinte, la señora Wong consideró que era tiempo para una grupal.
—¡Júntense para la foto! — exaltó. —. ¡Así abrimos los regalos después!
Los adultos se colocaron detrás de los niños, luego que ellos se separaron a regañadientes, a modo de que ellos fueran los protagonistas de la imagen. La señora Wong notó que en el lente no podía captar a todos en el cuadro, así que pidió un momento para sacar el tripod.
Sonny sentó a los gemelos en sus piernas, a su lado estaba Sing hablando a un somnoliento Lao sobre los millones de juguetes que tendrá. Ayumi, al darse cuenta de la presencia de Sing, no se despegaba su mirada de encima, lo cual fue un respiro para Eiji. El niño japonés prestaba atención a la mirada pícara de Ash tras ver a Yut Lung peinar su cabello con sus dedos y Shorter negaba con la cabeza.
—¡Díganme que luzco bien para la fotografía! — exigió Yut Lung con frustración. Aún podía sentir el frizz en su pelo.
—Al ver así tu cabello Yut Lung, parece madriguera. — Ash aguantó la risa.
Griffin escuchó el insulto pero pretendió estar muy ocupado hablando con Toshiro.
—¡¡Silencio, parásito!!
Shorter vio como el rostro del pelo largo era teñido con rojo ira.
—Ahora pareces un rábano.
—¡¡Wong!! — hizo un mohín. —. Por lo menos estoy mejor que Okumura.
Sorprendido, Eiji levantó ambas cejas. Palpó su cabellera con la yema de sus dedos y observó a Ash y a Shorter, desubicado.
—¿Tan mal me veo?
Ash quedó embelesado hacia los pelos parados del japonés. Siempre se formaba ese característico remolino azabache y la caída de sus puntas onduladas en los extremos y a su frente era acogedor de divisar.
El rubio sonrió ampliamente. —Estás perfecto.
Shorter sintió una gotita de sudor resbalar en su sien al ver ese aura dulce entre esos dos. Simplemente no podía entenderlos, pero, por lo visto, esa declaración sólo enfadó más a Yut Lung.
—Ah, cierto, recordé que los parásitos son ciegos. — masculló con cizaña.
En eso, Nadia se acercó a ellos luego de salir de su habitación con una bolsa. —Niños, no empiecen...
Todos no notaron que se había ido por un momento a excepción de Sonny. Él bajó la mirada avergonzado, podía percibir la mirada fulminante y decepcionante de su abuela en su espalda.
—Nadia, ¿dónde estabas? — inquirió Shorter.
La adolescente suspiró por no haber dormido bien al soñar con Charlie anoche.
—Todos deben verse bien para este momento. — sonrió débilmente al sacar un peine de la bolsa.
—Pero yo no lo necesito Nadia — explicó Sing en mandarín. —. La China sí, se ve como loca.
El aludido lo quería matar pero recordó que estaban en Navidad, una época de paz. Respiró profundo y sus párpados temblaron de la ira fluyente en su interior; intentaba buscar el alba de la mansedumbre.
—Nadia, no te preocupes, yo peinaré a mi hijo.
Logró escuchar Yut Lung a su madre. Sin abrir sus ojos sintió como era mimado como es debido y sonrió ampliamente. Amaba a su progenitora y sus perfectas trenzas.
Los demás niños lo vieron raro.
Entonces, Nadia le entregó gel a su hermano para su cresta, peinó unas cuantas pasadas rápidas al pelo de Ash, Lao y Eiji, aunque este último no hubo diferencia. Sonny declinó, causando una leve confusión a Nadia.
La señora Wong llegó con el trípode, ajustó la cámara y puso cuenta regresiva para la toma de la fotografía. Ella corrió al lado de su esposo y sonrió de oreja a oreja.
—¡Bueno! Ahora sí, ¡todos prepárense!
Ash se recostó en las piernas de su hermano y jaló a Eiji vehementemente a su lado, casi que su cabeza se apoyara en su hombro. El japonés rió suavemente, acurrucándose y dejando en el olvido a su hermanita.
Yut Lung quiso alegar pero la cegadora luz del flash lo dejó noqueado.
—¡Otra fotografía, por favor Señora Wong! — pidió, preocupado que hubiera salido con los ojos cerrados por ver a los esperpentos.
La aludida aceptó con gusto.
—¡¡Esperen, quiero estar al lado de Doradito!! — gritó Sing, empujando a su hermano e irse acostar entre Ash y Eiji.
Ayumi le brillaron los ojos al ver al menor cerca de ella. —¡Nene!
La japonesa quiso agarrar a Sing para abrazarlo, mas Eiji se dio cuenta de sus intenciones y la alzó para estar al lado de Yut Lung. Ella protestó al punto de querer llorar pero olió unas deliciosas frutas silvestres; confundida ladeó su cabeza y notó que era el cabello de la niña de trenza.
No pudo aguantar más. Ayumi cogió la trenza y se la llevó a la boca.
Estalló el caos y fue inmortalizada en la cámara justo en ese preciso instante.
*
De un momento a otro, todos los niños estaban con sus familias abriendo los regalos.
Griffin y Ash se quedaron en una esquina, contemplando cómo los padres le daban grandes regalos o le celebraban la emoción de sus hijos al desgarrar el papel.
Entonces, el niño rubio gateó debajo del árbol y tomó la hoja de papel doblada. Respiró profundamente y cerró los ojos antes de volver con su hermano. Esperaba que a Griffin le gustara el regalo.
Cuando salió, notó que los ojos del mayor tenían un fulgor afable que envolvía armonía junto con su gentil rostro.
—Sé que no es mucho... pero te hice un regalo...
Griffin suspiró conmocionado. —¿Para mí?
Ash asintió y se lo entregó con vergüenza. Estudió minuciosamente el cambio de expresiones de su hermano: sus labios temblaron y exhaló; sus ojos contemplaron el dibujo mientras acariciaba delicadamente el contorno de colores en la hoja con la yema de sus dedos. El niño se puso nervioso por la falta de palabras.
—¿Griffin...?
El aludido levantó la cabeza rápidamente. Su cuerpo estaba tenso; aún podía experimentar la misma sensación abrumadora en su corazón cuando vio el dibujo por primera vez.
—A-Aslan... es hermoso — su vista se nubló por lágrimas. —. ¿Puedo abrazarte?
Él no vaciló, se desplomó en los brazos de su hermano, sintiendo su calidez envolvente y agradable.
—Griffin. — murmuró Ash, formándose luego una sonrisa suave. Realmente estaba feliz.
Por su lado, el mayor escondió su rostro en los dorados cabellos del menor en virtud de amortiguar sus palabras cargadas de miseria.
—Lo lamento, Aslan. Yo no tengo ningún presente para ti, pero te prometo darte uno cuando consiga trabajo.
El rubio se separó un poco de él para verlo de frente, todavía conservando su sonrisa.
—Por supuesto que sí me lo has dado, Griffin.
—¿Qué? — frunció el ceño, confundido.
Ash sintió como la alegría fluía en su interior, como si despejara efímeramente todo trauma y rencor del pasado que lo han atormentado toda la vida.
—Al estar aquí, conmigo, es más que suficiente, porque sé que no es un sueño.
Esa declaración fue su punto de quiebre. Dio bocanadas de aire para apaciguar sus incontrolables sollozos y continuó abrazando a su hermanito.
—Y-Yo... Yo también te quiero mucho, Aslan. Desde tu nacimiento, nunca te he dejado de querer...
Ash sintió una presión en el pecho a la vez que comenzó a gimotear en el hombro de Griffin.
—¿Y... papá...? — pausó, casi entrando en trance. —. ¿Él no me quiere ya... por qué no obtuve suficiente dinero cuando dormí con el entrenador Bird?
El castaño exhaló con dolor. No estaba listo para abordar esa conversación con el niño.
Como una forma de expresar su consuelo, Griffin acarició los cabellos de Ash y lo atrajo más a su cuerpo, casi temblando.
—Aslan, de ahora en adelante, en nuestra familia seremos solo tú y yo. Tendremos que pasar con muchos problemas en el camino, pero lo resolveremos juntos— deshizo el abrazo y notó la expresión estupefacta del rubio. —. ¿Estás conforme con eso?
Relajó sus músculos, mas siguió con la duda con respecto a los sentimientos de su padre y su familia en general.
¿Por qué no lo quieren?
—Mientras no me abandones, está bien...
Griffin dio una débil carcajada y permaneció sonriente al momento que secó las lágrimas del menor con sus dedos.
—Nunca.
Los párpados de Ash descendieron y sus labios curvaron una sonrisa adorable. Normalmente, el Griffin que recuerda años atrás, cuando lloraba o estaba muy triste, lo consolaba con abrazos, besos y mimos. Ahora tomaba su distancia, lo cual agradece intensamente porque ya estaba empezando a sentir revuelto el estómago por estar en sus brazos hace un rato.
Ash comprende que tiene un problema grande con el contacto físico y emocional, en sus adentros es un caos, y le frustra de gran sobremanera porque no sabe cómo lidiar con ello.
¿Por qué él es así?
—Sabes, enmarcaré el dibujo y lo pondré en la pared cuando tengamos nuestro propio lugar.
El niño fue sacado de sus pensamientos al momento que su hermano habló. Observó que Griffin alzó el dibujo con sumo orgullo, imaginando si estuviera colgado con un clavo.
El rubio encogió sus hombros. —No exageres...
—Ay, no seas tan modesto, por supuesto que lo haré —pellizcó los cachetes de Ash. —. Este es, por mucho, el mejor regalo de Navidad que me hayan obsequiado.
Ash se ruborizó, bajó la mirada y se retorció de pena.
Mientras tanto, los niños veían en la lejanía la linda escena entre los hermanos Callenreese. Todos portaban un rostro dócil a excepción de uno: Yut Lung, quien verdaderamente se sentía feliz por Ash, y por lo mismo, procuraba no derramar ninguna sola lágrima por sus sentimientos encontrados.
—Creo que el regalo de Ash funcionó. — dijo Sonny tras un suspiro alentador.
—Sí, lo sé — Yut Lung se esforzó en no llorar. —. Fue mi idea, soy un genio.
Los demás fruncieron su ceño al verlo.
—¿China, por qué arrugas la cara así? — Sing hizo la misma mueca de constipación emocional.
Shorter sonrió entre dientes. —Quiere llorar.
—¡Silencio, Wong!
—Ay, eres un amargado, berrinchudo y dramático, no entiendo como nos llevamos bien. — cuestionó Lao.
—¿Y tú piensas que me caes bien?
—¡¡Yut Lung!! — Shorter se dio una palmada en la frente. A este paso, se desatará la Tercera Guerra Mundial.
Sin embargo, Eiji era ajeno al bullicio de los muchachos. Estaba ensimismado en la interacción de su amigo con su hermano y se llena de satisfacción lo mucho que han progresado. Era obvio el genuino cariño que se tienen, solo necesitaban un empujoncito para demostrarlo.
*
Todos los niños abrieron sus regalos. A bebé Sing le dieron cuatro carros Hot Wheels empaquetados en fila, cuestión que él se volvió loco; Lao obtuvo calcetines y cuando ya se iba a decepcionar por eso, notó un bulto dentro que resultó ser un teléfono celular Sony Ericsson. Sus ojos brillaron ante la emisión del único color naranja fosforescente de la pantalla. Al final, Mei Mei abrazó a ambos.
Por su lado, Sonny esperaba un celular también, pero para su sorpresa, le obsequiaron una imitación del iPod shuffle sin audífonos incluidos. No se quejó por su puesto pero quedó un poco decepcionado al no tener, al menos, la versión pirata del iPod Touch. Sus hermanos solo le dieron juguetes al igual que Ayumi, así que pensó que los adultos eran justos.
En tanto, Eiji no recibió tecnología sino un peluche mediano de Nori Nori. A él le fascinó y ahí Ash descubrió la extraña obsesión que tenía su mejor amigo con ese pájaro deforme. Aunque, si lo pensaba mejor, Eiji tenía gustos muy peculiares: primero el natto, luego ese muñeco endemoniado. Al final, concluyó que los japoneses son muy raros.
Yut Lung no esperó su regalo para nada. Al no ver ninguno a su nombre, pensó que su madre no tenía el dinero suficiente para comprarle algo. Se conformó de inmediato y estaba a punto de consolarla al decirle que estaba agradecido por todo. De repente, el señor Wong sacó su presente del garaje. Era una bicicleta para su horror. Los muchachos rieron a carcajadas y Xin Qian lo abrazó fuertemente, creyendo que su hijo estaba estupefacto pero de la felicidad.
Por su lado, Shorter recibió un cupón de promoción para tintes en una de las mejores peluquerías de China Town. Su emoción se desbordó tras figurar que eso era un permiso a teñirse el cabello, aún no estaba seguro del color; en cambio, Nadia le regalaron ropa y joyas. Ash no pudo evitar pensar que esas prendas pronto se las podrá Yut Lung para simular ser la damisela en peligro con Shorter.
Justo cuando creyó que había acabado y era tiempo para limpiar, a Ash lo agarraron desprevenido con varios obsequios, todos para él.
—¿Qué? — observó a los alegres adultos a su alrededor. Incluso los chicos sonreían con picardía.
—¡Vamos, ábrelos, Ash! —animó Nadia, entregándole uno. —. Son tuyos.
—¿Míos? — se señaló a sí mismo. En un pestañeo sus ojos brillaron con un hermoso fulgor.
Griffin aguantó en no llorar por la expresión abrumadora de su hermanito. Él merece eso y mucho más. En un instante, sintió algunas palmadas en su espalda por parte de los señores Wong, los señores Okumura, Mei Mei y Xin Qian.
Sing se aproximó a Lao y le susurró. —El hermano Ígor está llorando otra vez...
Poco a poco, Ash procedió a abrirlos. No quiso rasgar el papel de regalo porque era bonito y se sentía mal arruinarlo. Aún si la devuelta fue tardado, quitó delicadamente la cinta adhesiva con cuidado.
Ash jadeaba cada vez que abría uno. Al final había una montaña de presentes en el sofá: ropa nueva, zapatos, cuadernos, una mochila y útiles escolares.
Alzó la mirada, anonadado. No halló su voz ante las expresiones afectuosas de los mayores.
Gracias a la Eiji y a Yut Lung, quienes compartieron más tiempo a solas con Ash, determinaron uno de los sueños más grandes del niño: ir a estudiar. Por eso, entre todas las familias, se organizaron para comprar todo.
—Necesitarás todo esto para acudir a la escuela con tus amigos el próximo ciclo escolar, Ash. — habló Toshiro, rodeando a su esposa con su brazo. Ella se recostó en su hombro y asintió.
Eiji se mordió el labio inferior por puro encanto y sostuvo las manos del rubio suavemente.
—¡Estaremos en la misma clase, Ash! ¡Junto con Yut Lung!
Inconscientemente, sonrió de forma torcida y entrelazó sus dedos con los del japonés. —¿En la misma? ¿En serio, Eiji?
Yut Lung rodó los ojos. Ahora tendrá competencia en ser el más inteligente del salón. Ya tiene rival.
—Solo actúen como si no nos conociéramos.
De inmediato recibió un regaño de su madre.
—Creo que debes tomar clases de refuerzo antes... — comentó Sonny. Los años de ausencia académica, Ash se ha atrasado mucho; recién ha cumplido nueve años y todavía le costaba mucho escribir. —. De lo contrario, estarás con Sing, o eso pienso.
—¡Sí, Doradito, entraré en primero primaria!
El rubio se sorprendió cuando Sing lo abrazó con fuerza pero no lo soltó.
Eiji bajó la mirada. Cuando llegó a Estados Unidos, tuvo que recibir esas clases que el chino menciona, pero no logró el puntaje necesario para estar en el grado que le tocaba realmente. Si hubiera ganado, el siguiente semestre estaría en el mismo salón con Shorter en quinto grado.
—Pero Ash es muy listo, de seguro no tendrá problemas con eso. — alentó Eiji, viendo a Ash esperanzado.
—Confirmo. — estableció Yut Lung firmemente. No debía de subestimar a Ash. De fijo él también buscará una beca para financiar sus estudios, no debía bajar la guardia.
—¿Iremos a la misma escuela? — preguntó Ash luego acomodar a Sing a su lado.
—¡¡Por supuesto!! — Shorter arqueó su espalda con bonanza. —¡2010 será nuestro año!
Sin embargo, Nadia interrumpió. —Bueno, Lao y Sonny no, Ash. Ellos entrarán a secundaria en otra escuela.
Claramente Ash se tensó un poco.
—¡Pero estaremos cerca! — dijo Sonny. —. Si alguien se atreve a hacerte bullying, lo golpeamos con Lao.
El susodicho asintió.
—¡No, primero se las verán conmigo! — gruñó Shorter, dando puñetazos al aire.
—¡O conmigo! — bramó Sing, en posición de ataque del Ranger Rojo.
Ash dejó de escuchar. Toda su atención estaba enfocada en sus regalos. Nunca había tenido una mudanza de ropa propia, siempre usaba la que era de Griffin y la que Dino le daba era asquerosa, incluso la que está usando ahora no es de él; no recuerda en ir a la escuela en Cape Cod, puesto que su padre le dijo que iría cuando cumpliera siete, situación que nunca ocurrió por culpa del entrenador Bird.
Todo este momento parece de ensueño. No lo podía creer.
—¿Podré ir a la Universidad...? — Ash preguntó, incrédulo.
Griffin suspiró algo agobiado. A pesar de que esa era su meta inicialmente, no quería frustrar los sueños de su hermanito porque él no podrá alcanzarla. Su prioridad es ahora cuidarlo y protegerlo.
— Sí es lo quieres, Aslan, claro que puedes...
—O puedes a enlistarse al ejército. — la emoción pronunciada en la voz de la abuela de Sonny era casi palpable.
Sonny gruñó y sus padres se alteraron.
—¡¡Mamá, no!! — reprimió en mandarín el padre de Sonny.
—¡¿Qué?! Él no peleará en la Segunda Guerra Mundial. Ahora el ejército es de cartón.
Ash rió tiernamente, esbozando una sonrisa amplia y sus mejillas se pintaron de un lindo color rosado. Si va a la escuela, sería menos puta y más un niño normal.
Por su lado, Eiji al contemplar algunas diminutas lágrimas formándose en la comisura de los ojos de Ash, lo abrazó. Luego de rodearlo con sus brazos, se unieron los demás y así Ash pudo liberar sus lloriqueos de felicidad.
El señor Wong grabó todo de principio a fin. Fue tanta la ola de emociones que inclusive saboreó los hilos de mocos colgantes a su boca y las lágrimas no dejaron de fluir.
*
N/A: ¡lamento en haber estado ausente tanto tiempo! :') espero que este capítulo lo compense un poco kfsjfksdl. Hoy solo hubo muchas lágrimas y sentimientos encontrados (solo porque era Navidad no quería llevar a los personajes a tanto estrés xD). Con el resto de historia que queda, tal vez sí habrán situaciones muy angustiosas mas recuerden: habrá final feliz :D ♥
Antes de irme, debo confesar que cada vez me sorprende el apoyo a esta historia QAQ me abruman, lectores, de verdad lo hacen xD No puedo creer que casi llega a las 20k leídas, más de 2k de votaciones y casi 5k de comentarios TwT créanme que ustedes son parte de mi motivación para esforzarme más para ser más prolija en la escritura (aún si eso significa cansarme más ♥♥♥♥♥)
Realmente no quiero dejar ir esta historia pero, como le contesté a un lector, ya casi se ataron todos los nudos; sí da para seguir escribiendo pero sentiré que es puro relleno y se alejaría con el final que tengo pensando :')
No sé cuantos capítulos faltan honestamente. Calculo más o menos 2, pero mejor no diré nada xD lo sabrán con seguridad cuando vean en el título del capítulo "Final chapter" y publique los agradecimientos n.n
De nuevo, mil gracias por todo el apoyo ♥♥♥ cuídense y los adoro ♥
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