Capítulo 17: I'll be home in Christmas (Part. 1)
Eiji exhaló por medio de la nariz cuando comenzó a recuperar la consciencia. Aún con los ojos cerrados se revolvió sutilmente entre las sábanas, buscando comodidad. Palpó su camilla a ciegas y rápidamente halló la mantita de Sing cerca de él. Ash se la había dejado para que sanara pronto.
Las molestias en su espalda baja disminuyeron considerablemente. Sin embargo esa pequeña consolación no lo exime de su dolor. Las balas que rozaron sus órganos le dañaron mucho y en ocasiones sentía espasmos internos que le impedían pensar claramente. Solo el injerto de calmantes reducían su suplicio.
Aunque los doctores le aseguraron que el dolor no sería permanente, las secuelas se manifestarán a su tiempo si él no se cuidaba.
Le hablaron de un montón de términos en la cual no pudo recordar muy bien: hepatitis, algo de la glucosa y la diabetes. Lo único que se le quedó fue su extracción de riñón, debía aprender a vivir solo con uno.
Sus padres luego le explicarían mejor que le estaba pasando a su cuerpo.
Mas teniendo todos esos factores en su contra, Eiji no estaba desconsolado. Logró mantener a salvo a Ash de los disparos, eso era lo único que le importaba.
Además, el calvario de vivir con esas aflicciones no sonaba tan mal, más ahora que Ash llegaba a verlo todos los días.
Su estado de ánimo mejoraba al mil cuando tocaba la puerta de su habitación cada mañana, acompañado de su fiel hermano Griffin, o a veces de la enfermera Bárbara. El rostro angelical del rubio siempre esbozaba una sonrisa al verlo despierto, preparado en bombardearlo con los juegos que jugarían ese día.
Cuando se enteró sobre la existencia de Griffin, Eiji sintió que su mandíbula caía al suelo. Fue hasta al observar ensimismado el rostro apacible del hombre, supo de inmediato su inherente gentileza. Muy en el fondo, sabía de alguien quien quería muchísimo a su amigo. ¿Cómo era posible quién nadie de su familia lo buscara? Sí Ash es un niño carismático, un poco mal hablado pero tierno.
Eiji sintió una alegría satisfactoria que llenó su pecho de templanza, en especial en las risas y sonrisas dibujadas en la faz de Ash cuando Griffin estaba cerca.
El japonés se incorporó poco a poco, intentando no lastimarse durante el proceso. Los puntos quirúrgicos le ardían todavía un poco con ciertos movimientos, así que los ignoraba por completo.
El doctor Alexis Dawson, su médico encargado, le propuso que si él se recuperaba en un mes, podía darle de alta justo el mismo día que Ash. Ese sería su regalo de navidad.
Eiji sintió fuego en sus ojos, simbolizando su determinación. No quería que Ash proyectara culpa al dejarlo atrás en el hospital cuando le tocara salir o que sus padres se preocuparan de más.
Extrañaba a los chicos, extrañaba a Ayumi, inclusive le hacía falta ir a la escuela. Quería su vida normal de vuelta, pero esta vez con Ash a su lado.
Ambos saldrían del hospital juntos, es una promesa que se hizo a sí mismo Eiji.
Entonces, el niño inspeccionó su piel y sonrió suavemente. Ya no estaba tan amarillento como antes, eso significaba que su hígado estaba respondiendo a su tratamiento.
Aunque las pesadillas aún invadía su mente por las noches. El asesinato de Charlie seguía fresca en su memoria, así como también el estallido de las municiones desgarrando su piel.
De repente, fue sacado de sus propios pensamientos tras escuchar unos golpes en la puerta.
—¿Eiji, estás despierto? — pronunció la voz amortiguada. Era Ash, despierto muy temprano en la mañana. Imposible.
—Pasa... — dijo Eiji con voz suave.
Ash abrió la puerta, iluminando las penurias de la habitación por el resquicio. La figura del rubio con su atril de suero se asomó, dándose cuenta Eiji que venía solo, lo cual le extrañó.
Sin embargo, no le dio muchas vueltas al asunto porque pudo divisar nuevamente esa famosa sonrisa en su rostro.
—¡Eiji! ¿Te desperté? — preguntó, moviéndose rápidamente a su lado.
Otra cuestión que el japonés regocijaba era ver a Ash desplazándose sin dificultad. Antes, cuando lo conoció, parecía siempre estar un constante martirio en correr, caminar o mover su cuerpo en general. Ahora nadie podía pararlo, estaba más activo que nunca y sus energías eran inagotables.
Por el contrario, Eiji sentía que su cuerpo ya no tenía ese mismo vigor que antes. Al menos por el momento.
—Descuida — negó con la cabeza y sonrió entre sus labios. —. Ya me había despertado.
Ash se le iluminó el rostro. —¡Que bien! ¡Así no me sentiría tan culpable en enseñártelo.
Eiji parpadeó. —¿Qué cosa?
De repente, Ash dejó a un lado el atril y levantó su bata de hospital a Eiji. Extrañamente con él no le causaba vergüenza su desnudez. Estando expuesto del torso hacia abajo, Ash ladeó sus caderas y señaló su abdomen.
—¿Ves? ¡Hoy me quitaron la molesta bolsa! — se exaltó. —. El doctor Meredith me dijo que podría ir al baño con normalidad.
Efímeramente el japonés pudo ver la sutura en la piel en Ash después de acomodarse la bata. Sin embargo, rápidamente Eiji tomó una de las manos del rubio y las examinó con detenimiento. No había signos de sarpullido en sus palmas.
El niño se alegró de inmediato. Eso significa que Ash se está curando.
—¡¡Ash!! — lo abrazó como pudo. Seguía sentado en la camilla, y como era un poco más alta que Ash, se tuvo que agachar, sintiendo dolor leve.
El aludido emitió un alarido cargado de emoción, se paró de puntillas y se acurrucó en los brazos del pelo azabache. —¡Eiji!
El rubio recordó todas las veces, escasas pero importantes, en las cuales Eiji le acompañaba por la limpieza de la bolsa y la aplicación de las inyecciones. Él le tenía miedo a eso, y en ocasiones no quería que su hermano presenciara tal humillación, por lo que el apoyo de Eiji era más que suficiente en soportar el tratamiento. Sentir su mano entrelazada con la suya y el suave apretón interpretado como "tranquilo, aquí estoy", reconfortaba su interior.
Luego de un rato, Eiji se separó levemente de él. — ¿Y tu hermano? — lo buscó con la mirada.
Ash bajó la mirada. —Está con el doctor Meredith y con otras personas ex-extrañas. Creo que eran policías.
Sintió que se le heló la sangre. Abrazó Eiji nuevamente a Ash con vehemencia. Ellos estaban en el hospital y ese era un lugar seguro. Aún si eran policías malos, no dejaría que se llevaran a su amigo, y podía jurar que Griffin tampoco lo permitiría.
—No te preocupes, él está con el doctor Meredith... Apuesto a que si pasa algo, la enfermera Bárbara los golpeará a puño limpio así cuando mira a los reporteros queriendo entrevistarnos. — imitó Eiji, dando puñetazos al aire.
Ash no pudo evitar reírse a carcajadas, se lo había imaginado. —La Refri tiene competencia...
Eiji se exaltó. —¡¿Te imaginas una pelea entre ellos dos?!
La imaginación de Ash salió disparada. Los proyecto en un octágono de la MMA con el público gritando con furor y ellos viendo en primera fila el combate.
—¡¡A qué gana la Refri!! — gritó Ash.
Bufó. —¡¿Pero qué dices, Ash?! Si el profesor no mataría una mosca... en cambio a la enfermera Bárbara si la veo estrangular a hombres.
Ash quedó estupefacto. Fugaces recuerdos cuando fue salvado por él pasaron en su mente. —Creo que no conoces a tu maestro, Eiji.
El rubio no ha podido hallar las palabras en decirle a su amigo sobre lo sucedido aquel día. El japonés tenía una idea de lo que pasó pero no a detalle. Ash tenía tanto miedo en que Eiji se enojara con él debido a que fue su culpa que Blanca y Jessica hayan matado a sangre fría a Dino a Marvin, y ahora están siendo procesados por eso.
Perder la amistad con Eiji sería desolador. No lo permitiría, no quería eso.
—¡Claro que sí! —masculló Eiji, con el ceño fruncido.
Por ahora, era mejor seguir las cosas como estaban.
El rubio rodó sus ojos. —Por supuesto que no, ¿acaso no te diste cuenta en la tarea que te dejaba? Era muy masacre el mierda.
En seguida, Eiji le tapó la boca a su amigo. —¡Hey, no malas palabras! Eso no es bueno...
Ash parpadeó, se le quedó viendo el rostro apenado del japonés y apartó su mano con delicadeza. Realmente no entendía porque Eiji y las demás personas se alteraban cuando decía ciertas palabras, pero era hilarante ver sus expresiones.
—Mierda, coger, puta, bastardo, estúpido, marica, erecto, idio- offf.
Por su parte, Eiji le dio escalofríos por la osadía del rubio en expresar un vocabulario soez tan abiertamente, incluso habían algunas palabras ni las había escuchado antes. ¿Y si alguien lo escucha? Por lo mismo, lo enrolló con la mantita de Sing, esperando que la pureza de su dueño pudiera lavar todas esas malcriadeces.
—¡¡Ash, basta, no!! — cerró firmemente sus ojos y se ruborizó. —. ¡Está mal hablar así!
El aludido rió suavemente. Le encantaba molestar a Eiji con eso. A veces se preguntaba si eso era bullying.
—Está bien, perdón — pronunció con sinceridad mientras se quitaba la manta de encima.
El japonés suspiró e hizo un puchero, ¿de verdad Ash no entiende el problema o el significado de hablar así? Bueno... el pelo azabache no lo entiendo tampoco del todo mas su amigo lo ve como una broma. Además, Eiji no cree que el hermano de su amigo le agrade escuchar esas palabras. Lo ha notado por su mohín de cada vez que Ash se le sale tan natural las malas palabras.
Por lo tanto, es esencial corregir esa actitud. Como él también es un hermano mayor igual que Griffin, podía entender perfectamente su sentir.
—Sabes que, mejor caminemos. Ahorita es una hora donde no hay mucha gente en los pasillos. — sugirió Eiji, estirando sus brazos hacia arriba.
El humor de Ash cambió. —¿Estás seguro? — el temor que hubiera policías allá afuera se manifestó en su voz.
Él asintió. —Hey, recuerda que hay una investigación con los policías malos, por eso pienso que aquí están los buenos.
Antes de que pudiera apelar, la puerta de la habitación se abrió de repente, causando un respingo en Ash.
En el umbral, estaba la enfermera Bárbara, el doctor Meredith y Griffin, claramente aliviados.
La enfermera Bárbara alzó sus cejas. —¡Con que aquí estás, corazón! — expresó con voz melosa. —. No te escabulles así, nene lindo, o me va a dar un paro cardíaco.
Eiji tenía fija su mirada en los músculos marcados en el uniforme de la enfermera. Luego de la conversación anterior, se estaba preguntando que clase de entrenamiento hacen las mujeres para obtener ese cuerpo fornido.
Por otro lado, Griffin respiró profundo. —¡Aslan! — se encaminó hacia él, lo tomó de los hombros y sus manos temblaron un poco. —. No vuelvas a hacer eso, ¡nunca! Te dije que no me iba a demorar hablar con aquellas personas. ¿Por qué saliste sin decirle a nadie? ¡¿Y si alguien te hubiera llevado?! Sé que estás bien aquí pero ...
—Señor Callenreese.
Griffin cerró la boca por el llamado de su nombre por parte del doctor Meredith. El castaño lo observó ensimismado mientras que él negaba con la cabeza. La enfermera Bárbara estaba angustiada.
El ambiente se tensó de un aura pesado.
Ash jadeó ante el mismo; ya había ido a la habitación otras veces y todo el personal, quien llegó a confiar paulatinamente, le han garantizado que el hospital era un lugar seguro. Nunca pensó que lo había hecho mal.
—Lo siento... y-yo solo quería ver a Eiji...
El nombrado se metió a la conversación. El hombre no parecía reaccionar. —Por favor, señor Griffin, no regañe a Ash. Él me quería enseñar que ya no tenía la bolsita especial. —abogó, mostrando firmeza en su voz. —. La próxima vez yo seré quien lo visite a su habitación, pero Ash no sabía que lo iba a preocupar así. Créale, por favor.
El mayor quedó pasmado. La llegada de los policías cambió su humor drásticamente ya que su estrés y nerviosismo tomaron lo peor de él. Ahora los niños le observaban pavorosamente.
—Perdón... no debí alterarme — enmascaró su culpabilidad con una sonrisa suave. —. Y-Yo... — gruñó por debajo. —. Olvidemos este mal entendido...
—Griffin... — musitó Ash, sus ojos le quemaban de lágrimas.
De inmediato, al notar el suplicio en su amigo, Eiji lo rodeó rápidamente en sus brazos. Una cuestión que no le gustaba para nada del mundo era ver a Ash llorar.
—No, no, no. Aslan, no... pe-perdóname, hermanito — Griffin lo abrazó con vehemencia, sus brazos también rodearon a Eiji. —. Fue mi error, ¿ok? No debí alzar la voz...
Eiji observó como Ash buscaba el consuelo de su hermano, así que, sin soltarlo, ambos se acurrucaron en el cuerpo del mayor.
—N-No me abandonarás, ¿verdad que no lo harás, hermano? — sollozó el niño, buscando la mentira en los ojos del aludido.
Eiji volteó a ver la escena frente a sus narices, la enfermera Bárbara y el doctor Meredith estaban juicios viendo a los hermanos. Luego desvió su mirada y la concentró en Griffin, quien su rostro reflejaba estupefacción total.
—Nunca... — susurró Griffin, temblando. —. Oh, Aslan, discúlpame... te-tengo tanto miedo de volverte a perder que reaccioné mal al no verte... —suspiró con un nudo en la garganta. —. También te pido perdón, Eiji...
El aludido tragó saliva y negó con la cabeza con rapidez. —N-No hay problema, Señor...
Griffin sonrió débilmente. Ese niño japonés rápidamente se convirtió en alguien de admirar para él por su corazón valiente y de oro, incluso arriesgó su vida por Aslan en muchas ocasiones. Si no hubiera sido por él, si no hubiera ido a esa biblioteca en primer lugar ese día y hora, posiblemente jamás hubiera conocido a su hermano.
Está eternamente agradecido, que a veces no sabía cómo tratarlo o la manera de compensarlo.
Aunque algo que no le cuadraba era que le llamara "Señor", a penas tiene veintidós años. Se sentía viejo.
—Nos podrían dejar solos, por favor. — murmuró Griffin a Bárbara y a Meredith, sin atreverse a verlos a los ojos.
Hubo un silencio de cinco segundos que asustaron a Griffin. Sin embargo, el doctor respondió roncamente.
—De acuerdo.
Sin más, giró su rostro y salió junto con la mujer. Lo último que pudo escuchar Griffin fue a la enfermera inquirir lo sucedido anteriormente en la reunión al hombre con murmullos agitados.
Con un largo suspiro, el castaño observó a los niños. Los ojos verdes de su hermano menor seguían húmedos, por lo que, sin vacilar, apartó los cabellos de su frente y le depositó un cálido beso.
Por un momento, Ash se revolvió por la muestra de afecto y se soltó de Griffin y de Eiji. Inmediatamente, se sentó en la camilla para luego refugiarse nuevamente en los brazos de Eiji, creando una barrera invisible pero notable entre ellos y él.
Dicha reacción lastimó profundamente al mayor pero la podía justificar. Él todavía era un desconocido en ciertos aspectos en la vida de Aslan. El rubio se sentía más seguro con su amigo, con otros niños en general. Los hombres todavía le aterran, en especial cuando se portan cariñosos con él.
Eiji parpadeó. —¿Ash...?
El menor se presentó reacio a responder. Simplemente dio un apretón más fuerte en el cuerpo del pelo azabache y frunció sus labios.
—Está bien, Eiji. — confirmó Griffin con voz suave.
No muy convencido, el japonés asintió y le dio palmadas en la espalda de Ash. A veces él no comprendía porque su amigo por momentos trataba mal a su hermano. Claramente sus actitudes lastimaban a ambos.
No tuvo mucho tiempo en estar sumido en sus pensamientos debido a que sintió a Ash girar su rostro en su pecho.
—¿Quiénes eran...? — musitó y bajó la mirada. —. ¿Quiénes eran esas personas con quien hablaste...?
Griffin pudo percibir el temblor en su voz; su corazón se achicó. —Eran... policías — cuando vio la mirada llena de horror de Aslan, rápidamente agregó. —, pero los buenos. También estaban unos investigadores.
Eiji, inconscientemente, atrajo más a Ash hacia él.
—¿Y... qué quieren? — preguntó confundido.
El mayor suspiró. Podía sentir su cabeza explotar. —Realmente quise esperar a que vinieran tus padres, Eiji. Creo que es bueno que lo sepas de antemano.
El aludido dejó de respirar efímeramente. —¿Cómo?
Relamió sus labios antes de hablar. Buscó las palabras correctas para no ocasionar un caos entre los niños.
Toda la situación era difícil de procesar. Ni él estaba listo para decidir qué hacer.
—Es sobre la investigación... — dijo con una sonrisa, quiso empezar con las buenas nuevas primero. —. Hay posibilidades que liberen a Jessica y al profesor Blanca.
La emoción emergió en el interior de los niños, como una burbuja que se eleva y explota en el aire. Los ojos de ambos tenían un hermoso fulgor al momento de agarrarse las manos y jadear de alegría.
—¡¿De verdad?! — gritó Eiji.
Griffin asintió con una sonrisa suave.
—¡¿Cuándo los liberan?! — preguntó Ash, acercándose a su hermano.
—Realmente no lo sé, pero sus abogados están peleando por su libertad.
Las tensiones y manifestaciones entre la sociedad brindaron frutos. No obstante, los problemas todavía no habían acabado, aún faltaba la decisión del juez.
Aún con todo eso de por medio, Griffin disfrutó el júbilo de los menores. Con esas voces infantiles gozándose de por fin una buena noticia.
De repente, Ash contuvo su contentamiento y vio a su hermano directamente a los ojos. —¿Ellos te dijeron algo de Max?
La expresión de Griffin se oscureció de sopetón, causando que el alborozo entre los menores muriera.
—¿Señor...?
El castaño se revolvió sus cabellos y suspiró profundamente. —Aslan, hallaron la casa en donde los tenían cautivos...
—¡¡¿Qué, pero Max estaba ahí?!!
Griffin no tenía el coraje de confesar que solo habían encontrado un diente, ocultó entre un hoyo en las paredes. Si no hubiera sido por esa pista, los investigadores descartarían que Max o Aslan estuvieran ahí. Alguien limpió la escena del crimen tan pulcra para desviar la investigación.
Él negó, asustando a los niños. —Aslan, la policía quiere tu testimonio.
Los sentidos de Ash se sacudieron. —¿Qué es eso?
—Que digas ante un juez y un jurado lo que has vivido durante el tiempo con Max...en aquella casa... — los labios del mayor temblaron.
El cuerpo de Ash se tensó. Las memorias de su abuso relucieron en su mente. —¡¡No!! ¡No quiero! —pegó un grito afónico.
Eiji y Griffin se sobresaltaron, haciendo que el miedo se abriera paso en sus cuerpos.
—Aslan... — pronunció Griffin, aún en shock. Su hermanito estaba, de un momento a otro, en un estado deplorable.
—Y-Yo puedo ir en su lugar, señor Griffin — intervino Eiji, agarrando fuertemente a Ash para despabilarlo. —. Yo conocí al oficial c-cerdo y al abuelo... ¡los muchachos también los vieron! ¡Hasta podemos obligar a bebé Sing que llore ante el juez para que suene más creíble!
Griffin encogió sus hombros. —No lo estás entendiendo, Eiji... — dijo mientras sobaba los cabellos de su hermano. Ash estaba saliendo de su horror interno. —. Ellos murieron, ¿a quién van a juzgar entonces? Por eso también la oficial Jessica la liberarán porque su actuar era por el legítimo ejercicio de su cargo y el profesor Blanca posiblemente sea absuelto por legítima defensa luego de... lu-luego de lo que sucedió en la escuela.
Eiji quedó en silencio, procesando las palabras del castaño.
—¿V-Van a juzgar a las otras personas que vi, entonces...? — respiró Ash, sintiendo una presión en el pecho. —. S-Si hablo... ¿hallarán a Max?
La mente de Griffin se remontó minutos atrás, cuando llegaron las personas encargadas de la investigación. Junto con el doctor Meredith escucharon lo que tenía que decir. Sin embargo, el doctor negó rotundamente la petición y abogó por Aslan en decir que el niño no estaba física ni mentalmente preparado para ser testigo. Entonces le recomendaron a Griffin presentar la parte como víctima en nombre de su hermano, cuestión que él no supo qué responder.
El mayor tampoco estaba listo para pasar por un tedioso y estresante proceso penal, a penas puede lidiar con las manifestaciones y lo que sintonizan en los medios de comunicación sobre el caso. Estar escondiéndose de los reporteros, recibir incontables llamadas de abogados, psicólogos y agencias de seguridad privada lo agobian.
Sin mencionar el constante creciente pago de los gastos médicos de su hermano en el hospital o lo que le dijeron los Servicios Sociales de Estados Unidos con respecto a la tutela de Aslan. Podía sentir la presión, aplastándolo paulatinamente.
—No necesitas hablar si no quieres — Griffin lo sostuvo de sus hombros, divisando su rostro abrumado. —. Es su deber encontrar a Max y probar lo sucedido, y sé que hay más pruebas que puedan inculpar a esa gente mala... — dio un apretón más fuerte en su agarre. Agradeció en sus adentros que cogió sus manos pequeñas, de lo contrario las hubiera lastimado.
Ash pudo sentir la intensidad en la mirada y el cuerpo temblar de su hermano. Eiji también lo notó
—Griffin... — musitó el rubio.
Ninguno de los chicos sabía lo de WikiLeaks o la liberación de otros niños violentados como Ash. Seguramente alguien más testificará. Por el momento, el caso de la "casa del terror", como los medios lo catalogaron, donde Ash y Max estaban secuestrados quedará en pausa. El rubio era el único niño cautivo ahí y no formó parte de la red de trata de niños en masa como el negocio principal de los corruptos.
La razón era bastante simple: Ash era el favorito de Dino; era su mascota, su nieto, su posesión.
—No te preocupes... — forzó una sonrisa el castaño. —. Todo estará bien, Aslan.
Ya era muy tarde. El aludido ya está preocupado por su hermano. Podía percibir que le estaba ocultando cosas.
Los chicos experimentaron un sentimiento agridulce luego que Griffin cambió el tema con una voz melodiosa.
*
Luego de desayunar, se les permitió a los niños pasear entre los pasillos donde se ubicaban los juegos. Eiji casi no lo ha visitado por su recuperación, así que Ash pensó que era buena idea caminar y posiblemente leer un libro.
Empero, ellos no estaban solos. Griffin los vigilaba de lejos, sentado en una silla de plástico mientras ellos caminaban con su atril de suero.
Ambos niños estaban sostenidos de las manos y sus cuerpos estaban pegado al otro porque encima los cubría la mantita de Sing. La temperatura bajó de repente y sintieron frío.
El andar era lento y un poquito pausado. Eiji aún tenía dificultades para mover sus piernas y sentir dolor en el proceso. Antes era peor, no podía dar unos cuantos pasos sin sentir agobio.
Por eso, Ash se volvió más sobreprotector con el japonés. Ubicaba con su mirada asientos donde pudieran descansar o depósitos de agua para que pudiera beber un poco. No estaba muy seguro que daños secundarios tiene Eiji producto de la balacera, lo único que sabe el rubio es que su amigo no debe deshidratarse nunca, sino complicaría más su delicada salud.
Sin embargo, ese día había algo diferente en el ambiente. Los otros niños junto con las enfermeras y padres colocaban dibujos extraños sobre las ventanas, pegaban moñas de color rojo y verde en las paredes y decoraban un árbol con objetos brillantes y llamativos.
Ash frunció un poco el ceño, confundido. —¿Eiji, qué hacen?
El aludido notó el dedo índice del rubio señalando las acciones de los demás.
—Están adornando, Ash — giró su rostro al susodicho y curvó sus labios, dibujando una sonrisa. —. Ya casi es Navidad.
Los ojos jade el niño casi se sale de sus órbitas. Paró en seco y vio a Eiji perplejo. —¡¿Navidad?! ¿Esto es Navidad?
Eiji simplemente asintió. —Sí, hacen fiestas, dan regalos y la pasan en familia... — murmuró sin darse cuenta el cambio de humor sombrío en Ash. —. ¿No sabes qué es Navidad?
—N-No, no lo recuerdo. — pronunció frustrado.
El pequeño niño no posee muchos recuerdos agradables en Cape Cod, incluso con los que tenía con Griffin son escasos, y el tiempo que estuvo con Dino nunca celebraron Navidad. Lo único vivido en relación a la festividad, era cuando Marvin le decía que él sería "regalo de Navidad de todos" y le obligaban a tomar o inhalar cosas extrañas. Él recobraba su lucidez días después, sin saber exactamente qué sucedió. Solo recordaba el dolor ahí abajo era insoportable.
—Ay, pues yo tampoco estoy muy seguro de qué es. — dijo Eiji, sacando a Ash de sus malos pensamientos.
El rubio se sobresaltó. —¿Cómo? ¿Nunca lo has celebrado, Eiji?
Él negó. —Es una festividad occidental. En Japón no lo celebramos. Después de mudarnos aquí tampoco hacíamos nada... bueno tal vez una cena deliciosa pero nada de regalos — comentó, pensativo. —. Yo también estoy confundido, no entiendo por qué ese hombre gordo con barba sale en todos lados. También hay un niño rodeado de gente con ropas raras.
Ash parpadeó. —¿Los chicos tampoco celebran Navidad?
—Más o menos... sólo dan regalos a bebé Sing y a los demás pequeños para que no se sientan mal.
El menor estaba anonadado pero a la vez aliviado. Por lo menos no se perdió de una festividad con los chicos, no debía ser tan importante para que ellos no hicieran nada relevante en ese día. Sin embargo, con Griffin no estaba seguro si el celebra Navidad o no.
—Entonces Navidad no es la gran cosa. — concluyó Ash, con una sonrisa.
Eiji lo observó fijamente antes que sus mejillas se tornaron rojizas. —¡Pero podemos hacerla importante! Ahora que estás aquí con nosotros, podemos celebrarlo en grande.
Ash se cohibió ante la mirada llena de fulgor del mayor. —¿Crees que quieran? No es para tanto...
El japonés lo abrazó fuertemente, sobando sus mejillas contra las de Ash.
—¡Por supuesto que sí querrán! Nos hiciste mucha falta. Yo... yo te extrañé. — murmuró la última palabra a consecuencia de las lágrimas formándose de repente. Aún tenía fresco los recuerdos de su ausencia por un año, el vacío que le provocó al no saber dónde estaba.
El rubio se le formó un nudo en la garganta y suspiró por medio de la nariz.
—Yo te extrañé muchísimo también, Eiji. — cerró sus ojos nuevamente al experimentar una calidez en su interior que rara vez se permitía sentir. Se sintió tan dichoso de tener a Eiji a su lado. Todo el tiempo que han estado en el hospital desde que despertó ha sido un agradable respiro.
El pelo azabache sacudió su cabeza. No era el momento de estar triste, ¡debía planear una fiesta! Realmente necesitaba hablar con sus padres y los chicos. Sin embargo, por la travesura que hicieron, no ha podido hablarles desde entonces.
—¡Celebraremos Navidad juntos, Ash! — acurrucó su nariz entre los cabellos dorados. Estaban suaves y olorosos con un rico aroma a lavanda. —. Así comeremos comida rica, y no la insípida que sirven aquí. — sacó la lengua.
Por su parte Ash dio una carcajada y vio el rostro de Eiji. Se encontraban tan cerca, que el niño pudo visualizar mejor el aspecto de su amigo, estaba mejorando.
—Estoy cansado de comer verduras, ¡quiero dulces, hot dogs, chocolates, la comida china! — hizo puchero.
Eiji asintía con fervor por todos los deleitosos platillos que decía Ash, incluso formó más saliva dentro de su boca, hasta que no escuchó la cocina más importante.
—¿Y la japonesa no? — inquirió Eiji.
Tragó saliva y su rostro se dibujaron muecas, vociferando asqueado. —Me trae malos recuerdos... unos bien feos.
—¡Malvado! — jadeó el japonés.
Eiji no pudo permanecer con la fachada de estar molesto debido a que fue contagiado por el estallido de carcajadas del menor.
Continuaron caminando lentamente en el pasillo, buscando la mano del otro y acercándose más para que la manta no se cayera.
El silencio fue agradable para ellos. Las enfermeras los saludaban y les preguntaron si querían pegar los adornos con los demás niños, propuesta que ambos declinaron cortésmente. Ash no quería arriesgarse a que Eiji se cansara de más, así que él fue el primero en decir que no, y Eiji, pensando que su amigo simplemente no le apetecía en colaborar, le siguió el juego.
Luego de unos minutos, pudieron divisar a Griffin en el mismo lugar donde lo dejaron. El hombre estaba cabizbaja, pensativo y un poco pálido. Eso no pasó desapercibido por los chicos.
De inmediato, Ash se puso triste. —Eiji, estoy preocupado por Griffin.
El mayor frunció sus labios. —Yo también, hoy actuó muy raro...
De repente, los ojos verdes del rubio se abrieron de par en par. —¿Pensará en abandonarme?
Eiji resopló, frunciendo levemente el ceño. —No inventes, él te adora.
—¿Entonces... por qué él está así? ¿Será por la visita de los policías?
Los niños vieron de reojo nuevamente a Griffin, que no había cambiado de expresión en un buen rato.
—Creo que es porque te comportas esquivo con él — se mostró serio. —. Lo he visto, Ash. Tal vez si eres un poco más cariñoso, el señor Griffin no estaría tan triste.
Ash se detuvo de repente, angustiando a Eiji de pronto. El rostro del menor tenía pintada incredulidad pura.
—Lo intento, Eiji... pe-pero siento feo en mi interior cuando Griffin me abraza o me besa o me toca... m-mi cuerpo reacciona solo — las manos de Ash temblaron. —. ¿Es mi culpa, verdad?
El japonés no pudo comprender la magnitud de esa confesión. Pensó en un instante en Yut Lung, quien también tenía dificultades en mostrar el afecto en público. Posiblemente Ash padecía lo mismo.
—¡No, no es tu culpa! — dio ánimos Eiji, curvando una sonrisa y sosteniendo las manos de Ash. —. Creo que debes expresar tu cariño al señor Griffin de otra manera... creo que eso está tratando de decir tu cuerpo.
—¿De verdad? — pronunció confundido.
Eiji emitió una risita. —Confía en mí, Ash. Yo soy un hermano mayor también, puedo saber que tiene el señor Griffin con solo verlo. Es una virtud por nacer de primero.
El menor no se halló convencido. La hermanita de su amigo apenas tiene dos años, no es que él tenga mucha experiencia en el tema.
—Bueno, viejo sabio, ¿qué me recomienda hacer? — se burló sutilmente y observó que sus manos seguían entrelazadas.
Eiji lo meditó por un buen rato. Cada vez que pasaban los minutos, su rostro se arrugaba paulatinamente.
—No sé. — sonrió.
—¡Eiji!
El aludido soltó las manos de Ash pero manoteó las suyas.
—¡Ay, no me presiones. Todavía tengo que planear una fiesta de Navidad con los chicos — al decir lo último, se le vino una idea. —. ¡Ah! ¡Hay que hablarles sobre esto! Shorter siempre tiene buenas ideas, y Sonny y Lao son hermanos mayores también!
Una pizca de curiosidad se reflejó en Ash. —Y Nadia también... ¡Ella se ve que es inteligente!
—¡Sí!
Ambos niños rieron tiernamente. La inocencia entre las risas hizo eco en los pasillos mientras retornaron nuevamente su caminar. Eiji no se hallaba cansado, lo cual fue un avance bastante grande por su estado de salud.
Llegó un punto del pasillo por el cual estaban rodeados de grandes ventanas a su alrededor. Fue ahí cuando notaron que afuera estaba pintado de blanco; estaba nevando.
Ash jadeó emocionado y corrió hacia la ventana, dejando al japonés atrás con la mantita.
—¡Mira, Eiji! ¡¡Nieve, es nieve!! — giró su rostro varias veces para ver al aludido y luego a la ventana para no perderse el espectáculo de los copos de nieve caer.
Eiji sintió tibieza en su corazón por la escena, que no pudo evitar sonreír.
Se prometió a sí mismo sanar rápidamente para pasar más tiempo como ese junto con Ash. Realmente tenía que conseguir el alta del hospital, cueste lo que cueste.
*
El pasar de los días fueron como el agua que se desliza entre los dedos. El dolor en Eiji ya era más llevadero y manejable. El aspecto de Ash mejoró bastante: sus mejillas eran esponjosas, no había rastro de algún moretón o desgarre interno en su recto y su sífilis se curó.
Como lo prometido es deuda, a Eiji le dieron el alta junto con su amigo luego de haber permanecido dentro del hospital por dos meses y medio.
Los niños no pudieron estar más que felices, ni siquiera pudieron dormir tranquilos de la emoción.
Cuando llegó el día del alta, era víspera de Navidad.
En la recepción, además de los niños, los acompañaban el doctor Meredith; el doctor Alexis Dawson, médico encargado de Eiji; Naomi, Toshiro, Griffin y la enfermera para su despedida.
Al momento irse, la enfermera Bárbara chilló de alegría.
—¡Ay, mis amores! ¡Al fin, les dieron su alta!
Entre sus musculosos brazos estrujó a Ash y Eiji, ganándose quejidos y alaridos.
—¡Ya, me aplasta, enfermera! — balbuceó Ash. Sus cachetes estaban siendo comprimidas su cuerpo.
Por su parte, Eiji no pudo alegar. Su rostro estaba encima de su pecho, ahogándose de la vergüenza. Sin buscarlo ahora ya sabía que el busto de la mujer era suave. ¡Pensó que era recio como el resto del cuerpo!
Ella hizo un mohín. —¡Es que estoy feliz por ustedes, mi corazón! ¡Hasta no los quiero dejar ir!
Todos, observando la escena con ternura. Durante su estadía en el hospital, Bárbara fue quien se encariñó con ellos.
El doctor Meredith aclaró su voz. —Enfermera Bárbara, no haga una escena.
La mujer se quejó coquetamente y los soltó. Ambos niños jadearon, pero quien lo hizo más fuerte fue Eiji, claramente rojo de la vergüenza.
A pesar de las diversas complicaciones que han tenido que afrontar, ellos tienen una vida por delante. Bárbara esperaba que su futuro fuera esperanzador y brillante como esas risas que emitían cada vez que estaban juntos.
—Mucha suerte, muchachos. Espero verlos otra vez, pero no como pacientes. — rió suavemente Meredith.
Los niños sonrieron cálidamente al doctor y se vieron a la cara. Como si ambos se hubieran comunicado telepáticamente, se aproximaron a Bárbara y abrazaron su regazo. La mujer exhaló sorprendida.
—La extrañaremos, Bárbara. — murmuró Ash.
Eiji asintió, cerrando fuertemente sus ojos.
—Ay, mis niños. ¡Me harán llorar, jah! — dijo dramáticamente luego de ponerse de cuclillas y sobarles sus cabezas. —. Cuídense. Les deseo lo mejor.
Naomi se acercó a ellos y los interrumpió con sutileza. Ellos no se percataron que llevaban cinco minutos así.
—Gracias por todo, al personal, a los doctores y a ustedes por cuidarlos. — mencionó con una sonrisa.
Bárbara sonrió de la misma manera.
Después de un largo rato de despedidas, la enfermera Bárbara sintió un sentimiento agridulce cuando los vio salir de la puerta con sus familias. Hizo todo lo que pudo para protegerlos de los medios, de las protestas y el caos vivido durante esos meses.
Su consciencia estaba en paz, y estaba segura que también las de doctor Meredith y el doctor Dawson.
*
Ash vio a su alrededor, todo estaba completo de nieve; cada vez que respiraba el aliento caliente salía como vapor de una locomotora antigua.
Tuvo pocas oportunidades para apreciar el invierno, recordaba que cuando estaba con Dino, siempre se moría de frío, odiando esa estación del año fervientemente.
Sin embargo, ahora que estaba vestido apropiadamente y sintiendo la calidez de la mano de Eiji a través de su guante, comenzó a amar la nieve.
Por un instante, luego de salir del hospital, se sintió compungido. Todo parecía estar en paz, un sentimiento que no estaba acostumbrado a sentir.
—¿Cómo te sientes, Aslan? ¿Feliz? — preguntó Toshiro, con una sonrisa suave.
El niño asintió, solo para no afligir a los adultos, porque en realidad estaba asustado por su nueva vida.
Luego Eiji estaba hablando como loro pero no le prestaba la debida atención puesto que estaba distraído viendo el pulcro paisaje, algunos muñecos de nieve hechos por otros niños y el rostro abrumado de su hermano.
—¡Y espera que vayamos a mi hogar para que conozcas a Ayumi! Es una niña exigente pero dulce... — dijo Eiji, pensando mil cosas a la vez.
Los padres de Eiji estaban caminando por delante y Griffin detrás del par.
—Oh, Eiji, no iremos al apartamento ahora. — explicó Toshiro.
El niño parpadeó. Ash pudo escucharlo después de estar ensimismado.
—¿Cómo, a dónde iremos?
Naomi respondió con una risita. —Ya lo verás.
El japonés quedó pensativo mientras que Ash giró su rostro a su hermano por si agregaba algo más. Sin embargo, Griffin no dijo nada, ni siquiera tenía intenciones de hablar.
—Grif...
—¡ASH!
El rubio fue interrumpido por una estridente voz escuchada de lejos. Eiji se asustó por lo repentino que fue, pero sus ojos se abrieron desmesuradamente al ser tan familiar.
—¡Es Shorter! — gritó animadamente el japonés.
Ash jadeó. —¡¿Qué?!
Una vez al dar la vuelta hacia el estacionamiento, los niños se llenaron de emoción. Frente a ellos se hallaba un grupo de gente con globos y serpentinas. Shorter, Yut Lung, Lao, Sonny, Sing y Nadia los estaban esperando con rostros ansiosos. También se ubicaban el señor Wong, Xin Qian y Mei Mei.
Los niños gritaron al verse y corrieron a encontrarse.
—¡ASH!
—¡EIJI!
Los aludidos exhalaron conmovidos y exclamaron al unísono. —¡¡Muchachos!!
—¡Doradito, Eiji!
Fue difícil para ellos hacerlo entre la nieve y las ropas, incluso Sing se fue de boca a los bodoques de nieve por haberse tropezado pero no lo detuvo en aproximarse con sus amigos.
De todos modos, los niños al encontrarse se abrazaron y todos cayeron en la nieve, quedando Ash y Eiji encima de todos.
Ahora, los gritos ya no eran de alegría, sino de molestia.
—Cuidado con Eiji, no presionen a Eiji. — intervinieron rápidamente Naomi y Toshiro, sacando a su hijo del resto.
Fue ahí cuando Ash y Eiji notaron la desesperación de Yut Lung en sacar a Sonny debajo del tumulto de niños porque llevaba una mochila negra consigo. Velozmente el rubio recordó las veces que Sonny lo cargaba con esa misma mochila, lo cual le trajo sentimientos nostálgicos.
—¡Ay, hermano! ¡Ya pesas, te engordaron! — bramó Shorter de forma cómica, tras soportar el peso Ash encima.
El aludido sonrió entre dientes y Shorter le correspondió imitando el mismo gesto. El chino no pudo evitar abrazarlo, no lo ha hecho desde hace meses. También fue abrazado por Nadia y Yut Lung. Sing quiso abrazarlo pero no halló cómo y comenzó a alegar. Sonny por su lado no se atrevió porque Nadia estaba ahí, lo cual ocasionó que se ganara las miradas decepcionadas de Lao.
Sin embargo, la alegría duró poco, puesto que los adultos los rodearon, asegurándose que no se lastimaron. Aún así ellos hallaron la forma de seguirse abrazando.
Yut Lung estaba aguantando las lágrimas porque prometió no llorar en el encuentro. Sin embargo, cuando escuchó que los demás lloraban, dejó tirada esa fachada y se unió a sus llantos.
Nadie había notado la presencia de Griffin.
—Aslan, ¿te encuentras bien? ¿No te hiciste daño?
Los niños jadearon a una voz extraña y giraron su rostro al castaño.
Shorter observó a Griffin con recelo cuando él quiso ayudar dándole la mano.
El señor Wong se encaminó para preguntarle a su hijo que sucedía.
Sin embargo, un nuevo giro de eventos ocurrió a continuación.
—¡Hyaaa! — gritó a todo pulmón Shorter luego de dar un manotazo a la mano extendida de Griffin, alejándolo de Ash.
Griffin parpadeó confundido. El resto de adultos, Nadia, Ash y Eiji quedaron pasmados.
—¡Tenemos un 3212, un potencial oficial testículo a la vista! — comandó en mandarín Shorter.
Las madres chinas se ofendieron por ese nombre despectivo; estaban a punto de intervenir pero los niños comenzaron a correr.
Lao frunció el ceño. —¡Círculo de protección, ahora!
Los niños bufaron y se pusieron en posición de defensa contra Griffin.
Sing, Shorter y Lao tenían las piernas flexionadas y sus manos empuñadas en modo de ataque; mientras tanto, Yut Lung y Sonny rodearon a Ash.
—Protegan a Eiji, señores Okumura. — mandó Sonny con firmeza. Los aludidos lo vieron desorientados.
Nadia se estaba muriendo de la vergüenza; el señor Wong se hizo el loco en ese momento, como si no los conociera; las chinas paulatinamente se pusieron molestas, gritando a sus hijos; y Naomi, Toshiro y Griffin seguían perdidos de qué pasaba.
—Emm, ¿qué hacen, chicos? — preguntó Eiji, desubicado.
Nadia se le acercó. —No los copies, Eiji, por favor...
No obstante, Shorter cambió de forma su defensa rápidamente, emitiendo alaridos como un artista marcial.
—Mientras no estabas, creamos una línea de ataque y defensa para proteger a Ash. —comentó Lao.
Shorter dio varios puñetazos al aire. —¡He visto millones de veces a IP MAN para aprender a patear! ¡Cuidado!
El señor Wong exhaló suavemente, recordando las ocasiones que vigilaba a los niños en su castigo de limpiar los baños. Hubo veces que presenció a Shorter y Lao hacer movimientos extraños con los cepillos de los inodoros. Si lo ponía en retrospectiva, ellos estaban "practicando" sus técnicas, pero él pensó en un principio que simplemente bailaban.
—¡Y también los Power Rangers! — gritó Sing, haciendo muecas, pretendiendo estar furioso. —. Yo soy el rojo.
Ash quiso reírse a carcajadas, pero se aguantó.
—¿Y ustedes qué se supone que hacen? — le preguntó a Sonny y a Yut Lung.
El pelo largo rodó los ojos. —Como sé que Wong es estúpido, nosotros con Sonny ideamos una defensa invaluable e infalible...
Eiji alzó sus cejas. No entendió el vocabulario de su amigo para nada. Por su parte, Ash frunció el ceño.
Entonces, Sonny cogió su mochila y la abrió con una sonrisa maquiavélicamente. —Con esto, Ash...
El niño se sorprendió. Los padres asiáticos jadearon asombrados.
—¿Qué es eso? — preguntó Ash, ante la rareza de aquel objeto verde con púas. Desde esa corta distancia, olía fétido.
Sonny y Yut Lung dieron una risa malvada.
—Es un durian. —contestó el pelo largo.
—Huele peor que el natto —agregó Sonny. —. Ante cualquier amenaza —observó a Griffin. —, solo lo tiramos al suelo y nos vamos corriendo.
Ash hizo una mueca de asco. Eiji quiso no ofenderse.
El señor Wong gritó a todo pulmón ante las miradas asesinas de Xin Qian y Mei Mei. —¡¡Yo no sé nada de esto, lo juro!!
¡Esa fruta exótica cuesta alrededor de veinte dólares! ¿De dónde sacaron el dinero para comprarlo?
Mei Mei jaló a sus hijos bruscamente para que se incorporaran; por su lado, Xin Qian quiso quitarles a los niños el durian pero ellos forcejearon.
—¡No, madre! Es nuestra defensa. — alegó Yut Lung.
La mujer gruñó. —Ya dejen de ser ridículos y compórtense frente el hermano de su amigo.
Hubo un silencio entre los niños. Todos giraron sus rostros a Griffin y gritaron estupefactos. Incluso Nadia creyó que él era parte del personal del hospital.
—¡¿QUÉ?!
Lo observaron fijamente, al punto que Griffin se sintió nervioso por la mirada juzgadora de los niños.
—M-Me alegra que Aslan tenga m-muy buenos amigos... — sudó frío.
Shorter vio hacia atrás. —¿Ese es tu hermano mayor, Ash?
—S-Sí...
De repente, Yut Lung lo sacudió violentamente. —¡¡Nos dijiste que eras huérfano!!
—P-Pues más o menos... —Ash musitó, sin saber cómo explicarles su situación familiar a sus amigos.
—¡¿Cómo puedes estar más o menos huérfano, parásito?! — preguntó de forma gutural.
—¡Yut Lung! — gritó su madre y lo alejó del rubio.
Griffin suspiró angustiado. Los padres de Eiji se vieron sus rostros, sin saber si intervenir o no.
—Entonces... ¿quiere decir que solo había que buscarlo a él? — señaló Sonny, experimentando un dolor de cabeza.
Lao se observó derrotado. —¡El viaje a Canadá era innecesario!
Al darse cuenta de eso, Shorter tiró sus lentes de sol al suelo, frustrado. —Coño.
Los niños, cuando escucharon sobre la existencia de Griffin luego del tiroteo, pensaron que él sería de su edad, tal vez la edad de Nadia. ¡Nunca se esperaron a conocer a un adulto!
Entonces, Naomi caminó sutilmente. —Bueno, creo que hace frío... de-debemos irnos antes que los demás se preocupen.
—¿Quiénes? — preguntó Eiji, en japonés.
—Es una sorpresa. — respondió su padre en japonés, guiñando su ojo.
Por otro lado, Griffin percibió que el más pequeño de todos los niños, llamado Sing, continuaba viéndolo con detenimiento.
Lo que no sabía el castaño era que el niño estaba analizando ensimismado sus facciones: las pronunciadas ojeras, su aspecto estresado y su piel pálida y un poco flacida.
—¿Seguro que él es tu hermano, Doradito? — preguntó Sing, señalándole. —. Sí está viejo.
Griffin resopló. Los ojos de Ash se abrieron grandemente.
—¡Sing, discúlpate ahora mismo!
El menor encogió sus hombros y musitó. —Lo siento.
Eiji suspiró ante las risas de sus amigos. —Bebé Sing, no seas malo con el señor Griffin.
Las carcajadas de los chinos se intensificaron mientras que Griffin sintió vergüenza.
—Ayy, Eiji... — refunfuñó Ash.
—¿Qué, dije algo malo?
Con regaños de por medio, los padres obligaron a los niños entrar a la camioneta del señor Wong, donde todos estaban apretados.
Los chicos se fueron en el estrecho maletero, entrando en calor rápidamente por el abrazo improvisado entre todos. Nadia decidió quedarse en los asientos traseros debido a que no cabía allá atrás.
Nuevamente Ash sintió aquel sentimiento cálido en su interior al verse rodeado por los brazos de todos sus amigos vivos.
Cerró sus ojos por un instante, descansó su rostro en el hombro de Yut Lung y Lao y tomó las manos más cercanas a él: las de Shorter y Sonny. Eiji y Sing estaban cerca de su regazo; anteriormente le habría dado repelús y los hubiera alejado, pero por ser ellos, su cuerpo no reaccionó asqueado.
Los labios del rubio curvaron una sonrisa y dejó fluir esa agradable sensación. Se sentía querido, se sentía a salvo.
*
Ash pudo ver desde la ventana todo el caos navideño en la calles: gente con muchos regalos, Santa Claus en cada vuelta y villancicos. El ambiente era tan diferente para él que no sabía como describirlo, su fascinación con un mundo que no recordaba vivirlo de esa manera, le llenó un poco de emoción por dentro.
Todos allá afuera parecían ajetreados pero no con pánico, no como lo ocurrido durante el tiroteo.
Él no pudo dormir como bebé Sing, quien estaba envuelto en su mantita. Cuando Naomi se la devolvió y Eiji y él le agradecieron, el menor aludió a su manta con poderes mágicos de sanación.
Tampoco estaba escuchando la conversación de los chicos sobre su trabajo lavando baños y la compra de la laptop. Su atención estaba puesta en adornos navideños brillantes y ostentosos en los centros comerciales, calles, hasta en las casas y edificios.
Definitivamente, Cape Cod no era así. Algo tan hermoso a sus ojos como esos escenarios jamás lo olvidaría.
Cuando Eiji desviaba su mirada hacia él, no pudo evitar reírse. Ash tenía los mismos gestos de fascinación del personaje de la película El Extraño Mundo de Jack cuando descubre la Navidad por primera vez.
—¿Verdad que sí, Ash?
—¿Ah? — expresó el niño ante la voz de Eiji.
Con paciencia, volvió a repetir. —¿Verdad que celebraremos navidad contigo?
Ash se percató de la mirada ansiosa de sus amigos, hasta Nadia y los demás adultos les llamó la atención, incluyendo a Griffin.
—S-Sí, si ustedes quieren, claro... — dijo Ash, pero básicamente cuando habló, observó a Eiji todo el tiempo.
Por su lado, Eiji le correspondió el gesto sonriendo delicadamente.
Antes que los niños gritaran emocionados, Yut Lung se adelantó siendo un aguafiestas. Se recordó que estaba sentido con Ash.
—¿Nos pides que armemos una fiesta luego de no haber respondido a ninguna de nuestras cartas? ¡Hasta Okumura pudo escribir una oración coherente en una mísera carta que envió!
—¡Hey! — alegó Eiji, enojado.
Sin embargo, el rubio rió. —Lo intenté, Yut Lung, pero... no pude.
Sonny alzó una ceja. —¿Por qué, no te dieron papel y lápiz?
—No, no es eso... — bajó la mirada a sus manos. —. Lo intenté, pero mi mano tiembla y mi letra no es clara...
Durante la época de encierro, desde los seis años, Ash no ha practicado su escritura; su pulso era débil y torpe, como si se tratase todavía de un preescolar.
Griffin al escuchar eso se puso más tenso y triste, podía sentir una taquicardia por ese hecho.
—¿En serio? — preguntó Yut Lung, sorprendido aunque algo aliviado. Al menos con caligrafía él es mejor que Ash, un digno rival en las álgebras.
Shorter se le hizo extraño la situación mas intentó comprenderlo. La conclusión que llegó fue que Ash aún no ha recuperado todas sus fuerzas. —¿Por eso no nos escribiste de regreso las cartas, Ash? Porque Eiji lo hizo por ti.
El niño asintió, cabizbajo.
En eso, Eiji palpó la mano de Ash al notarlo dolido. —No te preocupes, Ash. Te ayudaré a escribir...
Sing sacudió la otra mano de Ash, portando una sonrisa.
—Yo también, Doradito. Yo ya sé leer pero me cuesta escribir igual como tú.
El humor de Ash mejoró abruptamente, nuevamente sentía esa burbuja de felicidad explotar en su interior.
De repente, Nadia volteó a verlos y Sonny le dio un mini infarto. —Estás chiquito todavía, Ash. Es normal que te cueste aún — sonrió con malicia. —. En cambio, Shorter, ya es un niño grande y sigue siendo pésimo escribiendo caracteres chinos.
El rostro del pelo pincho se tornó rojo como el tomate.
—¡Nadia, no fastidies! — gritó de forma gutural en mandarín.
—Ay, sí. Da pena ajena... — señaló Yut Lung, malintencionado.
Ash dio una carcajada suave junto con los demás niños.
En eso, Sing lo golpeó suavemente en el hombro. —¡Deshonor!
Las risas se intensificaron, hasta el señor Wong no aguantó reirse.
—¡YA! — se frustró Shorter, haciendo un puchero.
Ash desvió su mirada para ver si su hermano también se reía de lo divertido de la situación. Sin embargo, su sonrisa se esfumó al percatarse que Griffin todo ese tiempo veía la ventana con una expresión compungida.
*
Fue un viaje algo difícil por el tráfico navideño y la nieve. Sin embargo por fin pudieron llegar a su destino: a la casa de los Wong.
Al parquear el coche dentro del garaje, los adultos bajaron a los niños del maletero y el señor Wong se aseguró que todos estuvieran listos para entrar.
Cuando abrió la puerta que conectaba con la sala al garaje y asomó su cabeza, viendo los alrededores.
—¿Qué sucede, viejo? — preguntó Shorter con desgano. Luego le pasó por la mente que dentro de su casa puede haber una persona mala. —. ¿Estamos en peligro?
Junto con el pelo pincho, Sing y Lao se pusieron en modo de ataque mientras que Yut Lung le rogó a su madre a devolverle el durian pero ella se negó.
Por su parte, y de forma rápida, Eiji abrazó a Ash con todas sus fuerzas.
—No. — el señor Wong los observó, irritado. Nadia también portaba la misma expresión. —. Estoy viendo si están todos listos. — asintió a alguien en el interior de la casa y abrió la puerta ampliamente.
De repente, los gorjeos una pequeña infante corrió hacia el lugar. Era una niña asiática, esbozando una gran sonrisa.
—¡¡Eiji, hermano!!
El aludido jadeó fuertemente, soltó a Ash del abrazo y corrió hacia su hermana. Hacía casi meses que no la veía en persona.
—¡¡Ayumi!! — gritó de emoción el niño japonés mientras intentaba cargarla, pero no pudo porque sus heridas comenzaron a dolerle.
Sus padres rápidamente lo auxiliaron, diciéndole en japonés que tuviera más cuidado.
En un abrir y cerrar de ojos, aparecieron más personas extrañas para Ash, pero sus amigos lo saludaron con vehemencia. Pudo identificar a alguien conocido entre la multitud, la señora Wong, quien los saludó cálidamente.
Aparte de ella, las nuevas personas veían con curiosidad a Griffin y a él, hasta cierto punto se sentía fuera de lugar estar rodeado de puro asiático.
Habían dos adultos y dos gemelos, un niño y una niña un poco más grandes que Ayumi pero menores que Sing; y una anciana.
Ash estaba tan ensimismado por la interacción de esas personas con los muchachos que se asustó cuando Griffin le tocó el hombro. Ladeó su cabeza para verlo, con ojos llenos de espanto.
La culpa colmó el rostro de Griffin. —L-Lo siento. No quise asustarte. ¿Estás bien?
El niño asintió. —¿Estamos en la casa de Shorter? ¿Quiénes son todos ellos? — susurró mientras su hermano se ponía en cuclillas.
Todas las personas entraban con confianza y se quitaban las prendas, situación que a los estadounidenses les pareció penoso hacerlo sin permiso.
—Son familiares de tus amigos, creo que son de Sonny...
El rubio parpadeó. Aún si eran conocidos de sus amigos le costaba relajarse; desconfiaba, solo quería mantenerlos lejos.
Sin embargo, Ash no supo qué hacer cuando la anciana, los otros niños desconocidos y los dos adultos se aproximaron a ellos. Observó que Eiji seguía festejando el reencuentro con su hermana y los demás chicos estaban ocupados al ser regañados por el durian por todas las mamás.
La primera reacción fue esconderse en el pecho de Griffin, ocultando su rostro para que no lo vieran.
—Oh vaya, con que este es el niño Ash... — escuchó decir a la anciana con un terrible inglés. Griffin simplemente le confirmó sus palabras.
Ash estaba tan absorto en no interactuar con las personas nuevas; su respiración fue pausada, comenzó a sudar y a sentir mareos. Las voces del ambiente se amortiguaron en sus oídos, escuchando inteligibles murmullos.
Solo quería salir de ahí lo antes posible.
De repente, Ash sintió que su hermano le peinó sus cabellos con sus dedos amigablemente. Aún siendo una acción reconfortante, él lo sintió asqueroso. No pudo evitar relacionar esos dedos con los de Dino, la mente de Ash repetía constantemente que ese viejo ya estaba muerto, ¡lo vio morir!
Esos dedos son de Griffin, Griffin, Griffin... No, son de Dino.
Ash empujó a su hermano con todas sus fuerzas. Comenzó a experimentar taquicardia y el sentimiento ponzoñoso desapareció casi de inmediato.
Todos los ojos de los presentes estaban fijos en él, mas Ash mantenía la mirada a Griffin, quien lo veía con una expresión abatida.
—A-Ah... — el rubio no pudo hallar su voz.
—¡Ash!
Giró su rostro ante la voz de Eiji. Sin pensarlo, fue hacia él y lo rodeó con sus brazos, dejando a atrás a Griffin.
Yut Lung, Shorter y Sonny se aproximaron para saber que tenía, tratando de hacer bromas de por medio.
Por su lado, Sing se cubrió con su manta y estaba detrás de Lao para que Ayumi, quien estaba exigiendo atención de Eiji, no la viera.
Toda la escena sucedió tan rápido que los demás asiáticos pretendieron no haber visto nada. Comprendieron al niño y no querían hacer sentir mal al mayor por ese malentendido.
Griffin intentó seguirles el juego y puso buena cara. Simplemente lo que ocurrió fue un desliz. Estaba seguro de que Aslan sí lo quería.
*
—Bienvenidos a nuestra casa, Ash y hermano mayor Griffin. — sonrió Shorter luego de dar unos zancos para adelantarse.
Ash todavía seguía siendo abrazado por Eiji. Ayumi estaba haciendo pucheros porque sentía celos de Ash. A veces los hermanos hablaban en japonés y Ash suponía que se estaban peleando. Nunca se imaginó que Ayumi fuera tan aguerrida.
Los niños exhalaron al verla, incluso Ash abrió sus ojos de par en par al verla. La sala se encontraba con varias cajas sin desempacar, muchos objetos brillantes, y sobre todo lo que le llamó más la atención, fue un enorme ciprés frondoso en una esquina con obsequios debajo.
Sing gritó emocionado, corriendo hacia los regalos y revelando su identidad al dejar su manta tirada al suelo.
— ¡¡Regalos!! — expresó en mandarín. Comenzó a saltar para ver si alguno tenía su nombre. Los hermanos gemelos de Sonny también se aproximaron a hacer lo mismo.
Sin embargo, cuando Ayumi vio a Sing, sus ojos se iluminaron. — Nene... — balbuceó. — ¡¡Nene!!
Nadia, Shorter, Sonny y Yut Lung carcajearon, a Lao no le hizo mucha gracia al presenciar a su hermanito ponerse nervioso y escapar de Ayumi cuando lo empezó a perseguir.
— ¿Ayumi? — preguntó Eiji, desubicado. Ella no le hizo caso. —. ¿Qué está pasando?
Ash seguía viendo los presentes, notó que había uno con su nombre y su corazón se constriñó.
Shorter le dio unas palmadas en la espalda del japonés, negando con una sonrisa traviesa. — Sabes, Eiji, durante el tiempo que estuviste en el hospital, tu hermanita te reemplazó por Sing.
El pelo azabache jadeó, sintiendo sus nervios de punta. — ¡¿Qué?!
— Fue amor a primera vista. — Nadia emitió una risita.
Eiji frunció el ceño. — No es cierto. Ayumi es adorable... ¡No persigue a los hombres!
— ¡Mirala! — comentó Yut Lung. — . Ella es igualita a ti. — rodó sus ojos, considerando que Eiji actúa similar con el parásito rubio.
— ¡No! — arrugó su rostro Eiji.
Sonny se burló y observó a un celoso Lao. — Y eso que no has visto a Akira, la sobrina de Ibe, el psicólogo, con Sing. Esas dos se pelean por el bebé.
Lao bufó. — Ni me lo recuerdes ...
Los chinos rieron sonoramente mientras que Eiji sostenía su cabeza con ambas manos, incrédulo. ¡Su hermanita es tan pequeña pero tan zorra! ¿Acaso sus padres no le han enseñado valores en su ausencia?
Ash era ajeno al caos. No observó cuando Sing se escondió detrás de Lao, pidiendo auxilio, y Eiji intentaba separar a Ayumi sin éxito, siendo el foco de atención cómico de los adultos. Estaba viendo las cajas de luces, bombas de colores y una enorme estrella aún empacada, tal y como vio en el hospital y en las calles.
Recuerdos vagos tuvo cuando vivía en Cape Cod; en Navidad hacían algo con todo eso, él ponía la estrella arriba en la copa del árbol.
— ¿Aslan, te encuentras bien?
El aludido alzó su vista ante la voz. Griffin estaba al lado suyo mientras que los demás hacían un escándalo.
— ¿Qué es todo esto? — preguntó con inocencia.
Luego de haber dicho eso, todos los presentes lo vieron.
— ¡¡Vamos a celebrar Navidad, Doradito!! — confirmó Sing, aún escondido.
Frunció el ceño. — ¿En serio...? Yo pensé que... no haríamos nada...
Naomí sonrió. — En realidad ya lo teníamos planeado desde hace un tiempo, Eiji nos constó que querían celebrarlo...
Ash observó el rostro lleno de fulgor del japonés. De repente, el rubio se sintió un poco abrumado.
— ¡Era broma lo que dijimos en el auto! — rió Shorter.
Yut Lung asintió. — ¿Creíste que íbamos a dejar una fiesta extranjera a último momento? ¡No lo iba a permitir! — elevó la voz, sonriendo orgulloso de la paleta de colores que escogió para adornar.
Por su parte, Lao suspiró y Sonny se masajeó sus sienes, recordando lo diva que se comportó Yu Lung por la planificación.
— También estamos celebrando que ya salieron del hospital. — Nadia sonrió.
Eiji se acercó a su amigo y gritó. — ¡¡Sorpresa!!
La mente de Ash se sintió agitada. ¿Todos ellos hicieron eso por él? ¿Eiji habló con verdad ese día? Porque, durante todo ese tiempo con Dino, si quería que ocurrieran cosas bonitas, se las tenía que imaginar; su imaginación era lo único en que los pervertidos no eran dueños.
Ante el rostro conflictivo del rubio, todos se angustiaron. Ayumi y los gemelos comenzaron a molestar.
— ¿No quieres? — susurró Griffin, preocupado.
Ash no recordaba cómo celebrar Navidad, tampoco quería afligir a nadie con sus inseguridades.
Ante la sorpresa de todos, el rubio se sonrojó y sonrió de oreja a oreja. — ¡¡Sí quiero!!
Un estallido de felicidad hizo eco en los niños.
—¡Vamos, Poder Asia! — gritó Shorter con júbilo.
El rubio frunció el ceño. —Pero yo no soy de Asia...
Los rostros mostrando shock fueron la burla de los padres y la abuela de Sonny.
Claramente apenados, Lao aclaró su garganta. —Hay que buscar otro nombre...
Por su parte, Sonny se rascó su nuca. —¿Cómo puedes agregarle a Poder Asia un gringo?
Los niños pensaron. Nadia negó con la cabeza; Ayumi incitó a los gemelos a molestar al niño nuevo pero sus padres le regañaron.
—¿Qué tiene en común Asia con América? — frunció el ceño Yut Lung.
Bebé Sing comenzó a deletrear las palabras, por si había un mensaje oculto en los conceptos.
Lao exhaló, teniendo una idea. —¿Qué tal Poder doble A? Asia y América, dos continentes.
Al unísono, los niños resoplaron.
Ash se sostuvo el estómago por tragar aire entre sus risas. —¡Lao, eso suena a baterías!
El chino se ofendió y ya no quiso hablar.
Los padres se sentaron en los sillones, presenciando cómo los chicos se quemaban las neuronas por algo tan banal. Nadia se les unió y jaló a Griffin para que se acomodara, aunque provocó un sentimiento contrario al castaño. Lejos de sentirse a gusto, se sentía levemente cohibido en cada ajena. Al parecer, era el único que se mostraba de esa manera.
Eiji habló. —Ay, qué tal Poder JCA, Japón-China-América?
—¿Y por qué Japón de primero, eh? — preguntó, amenazante el pelo largo.
De inmediato, su madre le llamó la atención. —¡Yut Lung!
El aludido encogió sus hombros.
Pasó un rato para los niños pensar, hasta que Sing emitió un alarido. —¡No sé, se me seca el cerebro!
La frustración fue palpable para los niños. Decidieron que buscarían otro nombre porque, claramente entre todos no tenían nada en común.
Aunque eso no ocasionó que las buenas vibras murieran. Corrieron y jalaron a Ash para desempacar todo y adornar ellos mismos el árbol.
Griffin quedó como un espectador más durante todo ese tiempo. Pudo ver las ternura en las intenciones entre los niños, como si nunca se hubiesen separado más de un año. Cada uno hacía relucir su propia personalidad y cómo se acoplaban en el grupo.
Fue ahí que realmente se dio cuenta de lo naturalmente extrovertido era Aslan. Antes, en Cape Cod, sí era sociable con otros niños pero él no recuerda que su hermanito haya tenido un amigo tan especial como ellos. Se unía a la molestadera junto con Shorter a Yut Lung; se peleaba con Yut Lung acerca de la distancia que debía entre los listones alrededor del árbol; ayudaba a Sing en desenredar las luces, y era muy atento a las instrucciones que les decía Sonny, Lao o Nadia.
Hasta casi rió a carcajadas con los otros adultos cuando Ayumi lo sostuvo de una pierna y lo vio fijamente, y él se puso rojo de los nervios mientras que Eiji intentaba zafarla y le gritaba cosas en japonés.
Le pareció adorable la bonita amistad de los niños. Sin embargo, los más unidos eran Aslan y Eiji. Se cuidaban y estaban muy atentos el uno al otro.
Llegó un punto en que el rubio notó que el japonés se estaba agotando y lo obligó a descansar o cuando les ofrecieron chocolate caliente pero Aslan declinó para tomar té verde junto con Eiji. El niño rubio tenía la noción que su amigo debía cuidar mucho su dieta, aun si no comprendía muy bien sobre la glucosa o el hígado graso, pero ha visto las grandes pastillas que Eiji debía de tomar, cuando sus padres usaban el glucómetro en él y lo incómodo que se veía. Aslan decidió acompañarlo a su comida insípida y baja en azúcar para que no sufriera mucho.
La estricta dieta de Eiji es permanente, pero Griffin está seguro que su hermanito la mantendría con el japonés para que no se sintiera solo en eso.
El mismo trato recibía Aslan por parte de Eiji. Con voz de mando impidió a sus amigos a jugar en la nieve porque Aslan acababa salir del hospital y se podía enfermar, sin tener en cuenta que él también fue dado de alta y estaba muchísimo más delicado que su amigo. Su declaración solo giraba en el bienestar de Aslan, así también su estado emocional. Podía saber cada vez que Eiji daba sus vistazos al rubio y quedaba ensimismado viéndolo, analizando cada facción en su rostro y haciéndolo reír por una tontería cuando era pillado por él o por alguien más del grupo.
Esos dos... realmente se aprecian. El corazón de Griffin se enterneció al contemplar la hermosura de su amistad.
Empero, su mente regresa a la realidad y en las decisiones que debe de tomar. De inmediato, Griffin se saturó en una desdicha profunda.
El señor Wong y Toshiro notaron el cambio de humor tan drástico en el joven adulto.
*
Llegó la noche y todos estaban cansados pero no somnolientos. La presencia de Ash y Eiji mantenía activos a los niños en querer pasar más tiempo juntos.
Llegó un momento del día que los señores Wong le pidieron a los menores, incluyendo a Nadia, a estar dentro de la habitación de Shorter.
Al principio, ambos hermanos chinos no comprendieron a sus padres, puesto que casi siempre, al ser la mayor, Nadia estaba en todas las reuniones de los grandes. Para que la hayan excluido es por un asunto muy importante. No cuestionaron la decisión de sus padres y procuraron tener calma a los demás niños.
Por lo mismo, once niños abarrotaron la habitación. Lo bueno es que era bastante espaciosa, lo malo eran los niños pequeños que solo hicieron berrinche.
Eiji pudo lograr domar a Ayumi con papel y crayolas. Shorter le permitió a Sing y a los hermanos gemelos de Sonny jugar videojuegos; los niños se rotaban para tener el control, los únicos que no quisieron hacerlo fueron los hermanos Okumura, Nadia y Ash.
El rubio estaba inseguro de cómo jugar y no quería dañar las pertenecías de su amigo chino, así que se limitó a estar con Eiji y tratar de agradarle a su hermanita, sin éxito. Esa niña era muy celosa pero se le pasaba cuando se recordaba que le gustaba Sing.
—Oye, Shorter, ¿qué tanto hablarán los adultos? — preguntó Lao sin despegar la vista en la pantalla.
El juego estaba a todo volumen para que los niños no oyeran, a petición del señor Wong a su hijo. No quería alarmarse pero él también tenía mucha curiosidad.
Shorter respondió secamente. —Cosas de adultos, supongo...
Sonny suspiró al notar que sus hermanos se estaban quedando dormidos. Los dejó en la cama de Shorter y los arropó en silencio.
—Tu hermano también está ahí, Ash... — comentó Lao, pensativo. —. Él ya es un adulto para estar en esas reuniones.
El aludido alzó su vista, distraído. Estaba ensimismado como Ayumi hacía garabatos sobre el papel.
—Eh... sí.
Shorter suspiró. Dejó que bebé Sing ganara la partida. A consecuencia de eso, el menor emitió un grito de victoria.
—No es que sea un problema, pero cuando supimos de tu hermano pensamos que sería... ¿más joven? — dijo Shorter, vacilante.
Yut Lung asintió. —Y más alegre.
—¡¡Yut Lung!! — regañó Nadia.
Ash bajó la mirada, y Eiji sintió fastidio por el pelo largo por hacer sentir mal al rubio.
El niño se defendió. —¡¡Pero es verdad!! Tiene una cara de miserable todo el tiempo...
Por su parte, Sing asintió. —China tiene razón... — colocó su dedo en su mentón. —. Me recuerda a Ígor de Winnie the Pooh.
Yut Lung se sobresaltó. —¿Ven? Los niños no mienten...
Sonny negó con la cabeza. Esos dos eran unos insensibles. Ash cada vez se veía más compungido.
—No sean groseros. El hermano de Ash ha pasado por mucho también...
Sing jadeó exageradamente. —¡Pero sí le dije perdón al llamarlo viejo!
—No los escuches, Ash — dijo Sonny, acercándose a él y tratando de evitar a Nadia. —. Aunque sea un adulto, sigue siendo tu familia y se nota que te quiere mucho.
Eiji asintió vehemente. —¡Sí, Ash!
Al no ver una reacción positiva, todos los niños se angustiaron.
—Ay no — exhaló Shorter. Se acercó a él y palpó su espalda. —. Hermano, no te pongas triste. — observó fulminante a Yut Lung y a Sing.
El rostro de Ash removió el corazón de Yut Lung, esta ocasión sí había ofendido al niño. Él también se acercó al rubio y apartó a Eiji de su lado con un empujón para que le hiciera espacio.
Al japonés no le halló la gracia pero a Ayumi sí.
—Escúchame, Ash. Sabes que yo te hablo siempre con la verdad, así que también créeme cuando te digo que tu hermano es grandioso, para ser un adulto. Él te ama mucho. — sonrió torcido.
Shorter rodó sus ojos. Por un momento pensó que se disculparía con Ash pero su orgullo es más grande. Por lo menos no agravó la situación.
Sin embargo, Ash lo vio pasivamente. Recordó rápidamente esa vez que Yut Lung lo llevó a su cama para que durmieran juntos a causa de sus pesadillas.
—Yut Lung... — murmuró.
En eso, Sing se unió a la conversación. —Sí, Doradito. Tu hermano Ígor tal vez está enfermo también... debería de darle mantita mágica.
Ash sonrió alegremente al igual que todos. Ayumi al escuchar las risas, también rió.
Luego de un rato, Ash buscó la mirada de Eiji y ambas se conectaron, mostrando dulzura.
—Hay algo qué quiero preguntarles... porque Eiji no sabía exactamente cómo explicarme. — dijo Ash, después de despedirse de la unión afable con la mirada de Eiji al pestañar.
—Como siempre Okumura tan inútil... — suspiró decepcionado Yut Lung.
Ayumi se quejó entre gorjeos; Eiji frunció el ceño.
El niño tembló de risa. —No, no es por eso —parpadeó, formulando sus próximas palabras. —. ¿Qué se siente tener un hermano?
Reinó el silencio pero no por mucho tiempo.
Sonny fue el primero en responder. —Cansado...
Shorter resopló. —Ay, pues es tener a alguien con quien fastidiar...
La china adolescente refunfuñó. —¡Jah! Y ser regañada por cosas que no hiciste...
—¡¿Sigues brava por eso?! Por mí, tienes un celular. — bajó sus lentes de sol para mostrar su mirada pícara.
Hizo un mohín y se expresó en mandarín. —¡Idiota!
Sonny quiso evitar verla. El rostro arrugado de Nadia era bonito.
Por otro lado, Ash estuvo atento en la interacción de los hermanos Wong.
Eiji abrazó a una adormecida Ayumi. —Ser hermano mayor es cuidar a los más pequeños.
Ash asintió, anotando todas las impresiones mentalmente.
Sing colaboró también en contestar la pregunta antes de que su hermano se le adelantara. Caminó unos pasos hacia el frente mientras pensaba.
—Ay Doradito. A veces Lao es un estúpido. ¿Eso ayuda?
Los presentes exhalaron divertidamente; en cambio, el susodicho, jadeó dolido.
—Bebé Sing... — balbuceó en mandarín, con voz quebradiza.
—Pero es cierto. — respondió en el mismo idioma.
Por otro lado, Yut Lung los observó con soberbia. —Las ventajas de ser hijo único.
A pesar que él sabía de la existencia de sus otros hermanos mayores, y eran muchísimo más grandes que Griffin, para Yut Lung ellos no existían. No se merecían ser llamados "familia" por todas las precariedades que tuvo que sufrir su madre.
Aunque, claro, ninguno de sus amigos tenía conocimiento de ello, y era mejor mantenerlos ignorantes al respecto.
No obstante, Ash no se quedó tranquilo con esas respuestas. Necesitaba saber más. —Entonces... ¿cómo demuestran el cariño entre ustedes...?
Sonny frunció el ceño. —¿Qué quieres decir?
Nuevamente, el ambiente se tornó turbio. Ash bajó la mirada y observó sus manos.
—Es que, cuando veo como tratan a sus hermanos, se ve que se quieren... — suspiró afligido. —. Yo no puedo hacer eso con Griffin...
Shorter se preocupó. —¿Qué, no lo quieres?
Ash alzó su rostro. —¡¡Lo quiero mucho!! pero... para ser honesto... a veces que él o yo intentamos acercarnos, cuando nos abrazamos o me besa en las mejillas... siento asco...
Los chicos se vieron confundidos, a excepción de Nadia, quien cubrió su boca con su mano. Ella sabía perfectamente lo que atravesó Ash y sus reacciones eran consecuencias de sus traumas.
Los que abusaron de Ash fueron adultos, y Griffin también lo es. Era comprensible que lo relacionara con ellos.
Ella contuvo las ganas de llorar. Recordó a Charlie; él posiblemente se encontró con alguno de esos hombres y lo mataron. Todo aquello es muy penoso para ella, se quedó muda el resto de la conversación.
—Ay, hermano... Siento vergüenza cuando Nadia se pone cariñosa conmigo en público... pero jamás asco. ¿Eso se puede sentir? — dijo Shorter, tratando de convencerse a sí mismo.
Sing se acercó a Ash, dándole su manta. —Yo creo que sigues enfermo... cúbrete con ella dos veces al día en cada siesta.
Ash sonrió, recibiéndola gustoso.
—Por eso le dije a Ash que debíamos hablarlo con ustedes — comentó, tratando de avivar los ánimos. —. ¡Y la persona indicada para eso eres tú, Yut Lung!
El niño chino bramó, casi disgustado. —¡¿Yo?! ¡¿Y por qué, Okumura, yo ni siquiera tengo hermanos?!
Eiji no se le borró lo risueño del rostro. —¡Lo sé! Pero tu forma de demostrar cariño es distinta de los demás.
Yut Lung rezongó. —¡Ay, gracias idiota!
—No lo dije por ofender — sonrió con inmensurable ternura. —, pero creo que es el adecuado para esto.
Lao murmuró entre dientes. —Para ser apático, eres bastante amoroso... ¿recuerdas las extensas cartas que les escribiste cuando estaban en el hospital?
Sonny carcajeó. —¡Sí, parecían cartas de amor!
Shorter arrugó su rostro por ese comentario. Nadie notó que Ayumi se había quedado dormida en el suelo.
Ash lo observó suplicante. —Sí, Yut Lung, ¿cómo demuestro a Griffin que lo quiero sin que me dé asco?
Notoriamente el chino se frustró. No era bueno ser tan sensible. Observó a su alrededor por ideas porque ahora sentía la presión de dar una respuesta certera. No obstante, no tardó mucho en hallar una.
Dentro de la habitación, entre los brazos regordetes de Ayumi, ahí estaba su plan maestro. Si lo lograba, mataba dos pájaros de un tiro: Ash practicaría su escritura y Griffin le faltará el aire al verlo.
—Creo que ya sé que puedes hacer, parásito. — sonrió triunfante.
*
Hubo un silencio contundente, pesado y desolador luego de haberse confesado. Griffin pudo percibir las miradas perturbadas de los demás padres.
Todos estaban en la mesa del comedor, sin ningún niño que los interrumpiera. Fue mejor así, el castaño no quería que se metieran en la conversación. No necesitaban saberlo.
La primera en salir del shock fue Xin Qian. —¿Habla en serio?
Griffin asintió, con una sonrisa triste.
—¿Una fiesta... de despedida? — la señora Wong parpadeó. —. ¿Por qué?
Tragó saliva y vio hacia el suelo. No tenía las agallas para verlos a los ojos. —Aslan y yo nos iremos pronto. Quiero que al menos... la pase bien con sus amigos.
Pudo escuchar un jadeo angustioso por parte de Mei Mei. —¿Pero qué dice?
El señor Wong tragó saliva. —¿A dónde?
Griffin suspiró por medio de la nariz. —Aún no lo sé, pero debe estar lejos de los medios de comunicación, de sus miedos, poder empezar bien de cero.
Los adultos se vieron a los rostros.
—Pueden comenzar de nuevo aquí en Nueva York. — sugirió Naomi.
El castaño negó con la cabeza. —No podemos.
La madre de Sonny habló. —Claro que sí... A-Aslan se siente bien con sus amigos aquí...
Griffin no respondió, aún estaba cabizbajo.
—Si separa a esos niños, no les haría bien... — pronunció Xin Qian, imaginando lo devastador que sería esa acción.
Nuevamente, Griffin no dijo nada.
Hasta la abuela de Sonny se metió. —¡Yo misma vi cómo estuvieron de mal los niños por la desaparición del niño Ash! No puede ser tan cruel separarlos otra vez.
—¡Yo lo sé! — alzó la voz Griffin, con su rostro lleno de frustración. —. ¡Comprendo perfectamente eso, pero yo no puedo darle eso a Aslan! No puedo... — balbuceó la última oración.
Los demás vieron como el castaño se contenía en no quebrarse frente a ellos; temblaba y tenía los ojos llorosos.
—¿Griffin? — Toshiro se puso de pie, yendo hasta donde estaba el hombre. Se puso en cuclillas y tomó suavemente su hombro con su mano.
El aludido se calmó después de unos segundos. No quería perder los estribos en casa ajena.
—Días atrás, en el hospital, me visitó la policía y servicios sociales... — susurró, todavía temblando de impotencia. —. Fueron muy claros en decirme que yo tengo la tutela provisional de Aslan porque yo soy el único familiar que le queda. Anteriormente la tenía mi tía Catherine en Cape Cod después... de-después de lo que ocurrió con Aslan en Cape Cod y mi padre y su novia fueron arrestados. Ahora mi tía no es adepta por... descuidarlo ese día que fue secuestrado...
Todos los presentes estaban absortos del comienzo de la confesión de Griffin. Ellos no saben nada acerca del pasado de Ash. Los padres de Eiji, a pesar de que vieron un documental del caso de Aslan Jade Callenreese que vieron un año atrás, no lo recuerdan. Ese día, el profesor Blanca les citó debido a la declaración de Eiji y todo el caos comenzó en ese momento para ellos.
Entonces, Griffin continuó.
—Por lo mismo, la situación legal de Aslan es delicada. Por todo lo que tuvo que pasar y la conmoción de la red de corrupción en el gobierno... es-están siendo más estrictos.
El padre de Sonny frunció levemente el ceño. —¿Lo amenazaron?
Griffin torció sus labios. —No sé si llamarlo así... — bajó la mirada otra vez. —. Me dijeron que yo posiblemente no puedo darle lo que necesita...
La abuela de Sonny le hirvió la sangre. Su sentir de soldado socialista salió a florecer. —¡¿Cómo qué no?! ¡Usted es su sangre! ¡Yo cuidé a mis tres hermanos a la edad de Nadia! ¡Bastardos! ¡¿A quién debo golpear?!
—Mamá... — dijo entre dientes el padre de Sonny en mandarín. —. Cálmate, las cosas funcionan diferente aquí.
La anciana refunfuñó.
—¿Cuál es su criterio para que Aslan se quede con usted? — preguntó Mei Mei, sumamente consternada.
Jadeó desesperado. Aún tenía frescas sus palabras. —No lo sé, nunca me dijeron. Simplemente me informaron que debía ser rápido o sino me quitarían a Aslan...
Toshiro se le fue el alma por un instante, al igual que los otros adultos. —¡No lo dejaremos! — sentenció.
Sin embargo, nadie esperó que Griffin llorara en silencio, sin despegar su mirada a sus manos.
—Vivir en Nueva York es caro para vivir... ¿cómo podré pagar la cuenta pendiente del hospital, las terapias, medicinas, un buen apartamento, su educación, alimento y ropa?, y-yo no me he graduado de la Universidad, ni siquiera terminé el semestre de mi primer año... p-perdí la beca, vendí todas las propiedades en Cape Cod para buscar comprar un boleto de avión y buscar a mi hermanito, renuncié a mi trabajo como cajero... ¿qué trabajo sería lo suficientemente estable para los de servicios sociales para cubrir lo que Aslan necesita? Yo no tengo nada.
La respiración del señor Wong se tornó irregular. —Griffin...
—Apenas Aslan me abraza... le doy miedo en ocasiones... él tiene traumas muy serios... — sollozó fuertemente. —. Debo protegerlo de NAMBLA y otros pervertidos. Un maldito le contagió una enfermedad de transmisión sexual, le dañaron su recto, ¡hasta le tomaron fotografías! Los investigadores me lo dijeron con el fin que permitiera que Aslan declarara... como si fuera un show para los medios. El doctor Meredith estaba ahí conmigo y los espantó por eso...
La voz del castaño se fue corrompiendo paulatinamente. Sus palabras cargadas de dolor asustaron a los padres. Para ellos era difícil procesar toda esa confesión, no se podían imaginar a Griffin cargando con esas penas y responsabilidades, solo, sin el apoyo de familia o amigos. Él apenas tiene veintidós años y ya debe criar a un niño con muchos problemas.
—Nosotros podemos ayudarte, Griffin. — dijo Xin Qian con voz muy maternal. Pensó en Blanca de repente, por si él podía ayudarlo tal y como lo hizo con ella.
—No estás solo, no debes estar solo en esto... —pronunció Mei Mei, con lágrimas en los ojos. Pudo recordar el proceso que tuvo que pasar para separarse de su abusivo marido y no fue fácil. Lo podía comprender ligeramente los sentimientos del joven.
Los padres y la abuela de Sonny murmuraban con los señores Wong, por si podían darle un empleo en la clínica o en el restaurante, mientras que Naomi se puso de pie y caminó hacia Griffin, quien no cesaba de llorar.
—¿Cómo puedo ser apto para cuidar de Aslan de ahora en adelante...? Si cuando me intentó avisar sobre sus abusos no le comprendí, ¡yo no lo ayudé! ¡Me fui, me fui al extranjero! ¡Pudo más mi ilusión de asistir a la Universidad que sus palabras!
Naomi y Toshiro suspiraron compungidos. El castaño no fue el único en haber cometido un error similar.
En eso, el japonés sacudió levemente al joven, procurando llamar su atención.
—Yo tampoco escuché a mi hijo... cu-cuando me habló de su hermano. Varias veces me lo hice saber. Fui un imbécil...
Toshiro sintió la mano de su esposa en su hombro. —Yo también fui sorda y ciega... — musitó con tristeza.
Los demás adultos se sorprendieron de gran sobremanera. Aún así no interrumpieron el discurso del japonés.
—Si le hubiéramos hecho caso a nuestro Eiji, el infierno de Aslan habría terminado antes... Yo le pido perdón...
Griffin observó a Toshiro con estupefacción. Dejó de llorar casi inmediatamente.
—No, no se disculpe...
—Lo tengo que hacer, no importa cuantas veces lo diga, o me tome una vida lamentándome. Por nuestras acciones agravamos más el problema... —suspiró, con el corazón en la mano. —. Por eso, le prometí a su hermano que lo apoyaríamos todo lo que pudiéramos. Es lo menos que podemos hacer...
Al castaño sintió el entumecimiento en cada fibra de su ser, y no pudo evitar sentirse mal por los Okumura. Sabía de los problemas permanentes de Eiji al recibir las balas, la salud de su hijo es delicada ahora. Posiblemente se retrasaría más con sus estudios, más de lo que ya está. Ya tienen muchos problemas por delante también; dándole una mano indiscriminadamente a ellos es muy injusto.
—No estoy en posición de decir nada, y sé que somos unos desconocidos para usted; pero, por favor acepte la ayuda, Griffin.
El susodicho alzó la vista ante Xin Qian al lado suyo. A pesar de ser de complexión delicada, su rostro se mostraba serena pero con una suavizadora sonrisa que enterneció el alma del castaño, respondió:
—Todos aquí comprendemos su angustia y dolor en cierto grado... no somos originarios de estas tierras y la mayoría empezó con nada, tal y como usted ahora.
Los hombros del joven se relajaron y desvío su mirada a los demás adultos; al final, esas palabras pesaban con verdad. Dentro de la habitación hay asiáticos, migrantes que tuvieron que luchar con estigmas, la cultura, aprender un idioma nuevo y dejar atrás sus países dejando atrás una vida y un pasado nostálgico. Ahora debían de lidiar con la opinión pública y con gente hostigando por lo que hicieron sus niños.
—Nosotros también vamos a contribuir con lo que sea. — afirmó el señor Wong junto con su esposa y los padres de Sonny.
—Yo también... — dijo Xin Qian.
Mei Mei se le unió. —Y yo...
La abuela de Sonny sonrió delicadamente, haciendo que sus arrugas se pronunciaran. —Y estoy segura que los niños también... le han dado mucha alegría a su hermano. Ya es hora que él también tenga una vida feliz... más ahora que ya la puede sentir.
Griffin sonrió débilmente, dejando fluir sus lágrimas. ¿Acaso esto era su milagro de Navidad?
—No permitiremos que le quiten a Aslan, lo digo en serio... — habló Naomi con confianza, los demás adultos la apoyaron.
En ese momento, Griffin experimentó un sentimiento extraño en su interior. Jamás había recibido tanto apoyo incondicional por alguien en su vida. Por falta de figura paternal y maternal, tuvo que ingeniárselas solo en salir adelante.
Con el nacimiento de Aslan cuando tenía trece años complicó un poco su vida de adolescente, pero eso no significó que lo odiaba. Recuerda la vez que lo vio en su cuna, tan frágil, lloroso y lindo. Se acercó a él y palpó sus dedos con su dedo índice y Aslan gorjeó al tacto. De inmediato lo amó, ese era su hermanito.
Él es el mayor, el es el adulto en la vida de Aslan ahora, debía ser fuerte e inquebrantable; mas se sentía conmocionado no serlo en ese momento.
Griffin sollozó con más fuerza, sintiéndose oprimido por tantas emociones encontradas. —Tengo miedo... no quiero... no quiero perderlo... no quiero que me quiten a Aslan...
Naomi, Toshiro y Xin Qian, al ser los más cercanos a él, lo rodearon con sus brazos para calmar su pesadumbre.
Luego se le unieron el resto para consolarlo.
Pasaron los minutos y Griffin logró apaciguar un poco su suplicio. Se apuraron en terminar la cena navideña para el día siguiente; la colaboración del castaño en cocinar contribuyó en no pensar tanto en sus problemas y, en vez de eso, se imaginó el rostro de Aslan al saborear los deliciosos platillos que ni en Cape Cod comía.
*
Luego de unas horas, todos se fueron a dormir. A Griffin le dio insomnio, no había logrado conciliar el sueño. Estando todavía en la casa de los Wong, acostados Xin Qian, Mei Mei, él y todos en colchones inflables en la sala de estar.
Con el corazón oprimido se levantó lentamente para no molestar a nadie; estaba rodeado de las señoras, de bebé Sing, Lao y los hermanos de Sonny. Los otros chicos estaban desparramados con sus sábanas, todos juntitos para entrar en calor. Pudo ubicar a su hermano durmiendo plácidamente con Eiji, Sonny a su lado. Vio a Shorter abrazando a Yut Lung y a Nadia estar cerca de su hermano. La hermana de Eiji, Ayumi, dormía con sus padres en una habitación separada.
El castaño caminó para poder despejar su mente. Las luces del árbol de Navidad estaban apagadas pero el claro iluminar de la luna le guiaba en sus pasos. Paseó en los pasillos sin prisa y en silencio para no alarmar a nadie. Durante el trayecto, pudo divisar el reloj de pared cerca de la cocina; eran las tres de la madrugada, es decir, ya es veinticinco de diciembre.
Dentro de poco los niños se despertarán y correrán a abrir sus regalos. Griffin se sintió mal por no poder comprarle nada a Aslan, no tenía ni un centavo como para regalarle aunque sea un dulce.
Nuevamente la angustia lo invadió pero procuró calmarse. Cuando empiece a ganar dinero, lo primero que hará es darle los regalos atrasados que no pudo darle. Tal vez así Aslan lo aceptaría un poco más.
Se acercó a la ventana y deseó que su hermanito lo perdonara y lo amara como antes; que todo cambiara para bien en sus vidas. Esos anhelos lo añora con convicción. Simplemente esperaba que en Navidad se cumplieran.
Regresó nuevamente al bodoque de niños y suspiró profundamente al ver que Sing se estiró y ocupó su lugar. De todos modos, no tenía sueño.
Entonces fue al árbol de Navidad y observó los regalos con una sonrisa,en especial el de Aslan por parte de los muchachos (lo colocaron ahí cuando él no se dio cuenta). Habían también algunos para las familias, hasta pudo ver uno suyo por parte de los Okumura y los Wong. Exhaló sintiéndose levemente abrumado. Desvió su mirada a otra esquina del árbol y observó un papel delicadamente doblado que decía su nombre.
Supuestamente debía esperar más tarde para poder abrir los regalos pero la curiosidad fue mayor al percatarse que esa letra era la de un niño. Definitivamente era por parte de Aslan.
No pudo aguantarse más; la cogió y con sumo cuidado la abrió cerca de la luz lunar.
Al principio, sus facciones se tensaron por la impresión, mas su cuerpo se sintió cálido mientras sus lágrimas se formaron en la comisura de sus ojos al apreciar el contenido.
La respiración de Griffin fue pausada por sus labios temblorosos. Por temor a arruinar el papel por sus gotas cristalinas, se llevó el dibujo en su pecho, cerca donde estaba su corazón palpitante y errante.
—A-Aslan... — murmuró intentando conservar su sonrisa.
Indiscutiblemente, esa ha sido la mejor Navidad que ha tenido, y ni siquiera había empezado el día.
N/A: el dibujo lo hice con mi mano izquierda para que se viera como un niño con dificultades al escribir 🥺.
Sé que les llamó la atención al ver que este capítulo tener como primera parte, y es que, terminé escribiéndolo con más de 15,000 palabras. 👁️👄👁️ también sé que dije en el capítulo anterior que este sería el último, pero a como van las cosas, aún no he podido abarcar todo lo que quiero para poder culminarla 😭 es como si no la quisiera dejar ir esta historia todavía 😂😅, ya estoy dudando de mis sanas decisiones 🙉 . Lo que puedo decir es que ya vamos en la recta final xD no estoy segura cuantas capítulos me tomará en redactar el final que tengo en mente (supuestamente solo sería uno xD) así que tendrán más de este fic por un rato más 🥺.
Quiero agregar también sobre el apoyo que ha tenido esta historia últimamente 👁️👄👁️ ¡¡Santísima madre!! No me lo puedo creer 😭😭 nunca pensé llegar a tanto con este fic xD ¡¡Mil gracias a todos por leerla, comentarla y darle estrellas!! 😭✨, hasta se me salen las lágrimitas reales 😂😂🥰
Nuevamente gracias a todos, de verdad. Son los mejores. ♥️😍Espero tener el próximo capítulo pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro