Capítulo 12: The emotional maze
Eiji forcejeó de los brazos de los policías luego su shock momentáneo. Debía salir de ahí y buscar a Ash. Posiblemente él haya escapado o escondido en un lugar cercano. No entendía muy bien lo que había acontecido en el apartamento de Yut Lung, pero eso no lo iba a detener hasta encontrarlo, saber que estaba a salvo. ¡Él mismo le había prometido a su amigo que estaban seguros ahí!
—¡Déjenme! ¡Debo encontrarlo!
Uno de los policías frunció su entrecejo. — Tranquilo, niño. ¿Vives aquí?
—¿Era alguien de la familia quien estaba ahí adentro?
—¿Llamaste un Ash, ese quién es?
El japonés tenía tanta adrenalina que empezó a temblar y su respiración fue laboriosa. Por ello no pudo percatarse que la voz del último policía estaba llena de confusión, tampoco pudo ver claramente a los policías a los ojos. Él buscaba desesperadamente con la mirada algún rasgo de Ash en la calle o en el mismo piso del edificio. —No, no, no, yo no vivo aquí — contestó rápidamente, angustiado. —. Ash estaba aquí, Ash estaba a salvo aquí.
Antes que los policías pudieran reaccionar, otro policía llegó a ellos, con pasos pesados. —Vaya, vaya, el chico problemas nuevamente.
Los músculos de Eiji se tensaron ante el tono burlesco del recién llegado. Giró su rostro hacia dónde provino la voz e inmediatamente se le heló la sangre. El oficial Marvin lo estaba observando de una manera que podía palpar su ensañamiento hacia su persona.
—Oficial Marvin, ¿conoce a este chico? — preguntó el más novato de los policías.
El aludido refunfuñó, aproximándose a un pasmado Eiji. —Hace unos días estuvo en la comisaría para poner una "denuncia" sobre un amigo maltratado, lo cual resultó ser falsa — inclinó su cabeza hacia el japonés y revolvió sus cabellos con una de sus manos, con rudeza. —. Ahora recibo un llamado de su escuela reportando que, este pillo, se escapó de clases. Eres un pandillero en potencia, Eiji.
Eiji no se pudo defender. El miedo colmó sus sentidos.
—Con que era eso... —murmuró un policía.
—Pero él dijo que aquí hubo un niño durante el robo y secuestro de hombre con identidad desconocida — estableció otro oficial. —. Debemos verificar.
Marvin se quitó sus lentes y levantó una ceja, dejando entrever su desilusión. —No me digas que ese niño lo llamó "Ash".
Los policías se vieron los rostros. —Sí. — musitó uno de ellos.
—Naa, no le hagan caso. Así también dijo en aquella ocasión cuando acudió por primera vez a la oficina — observó a Eiji sin decoro. —. Se hizo un despliegue policial para hallar la ubicación del tal "Ash"... se confirmó que Ash no existe.
Eiji nuevamente fue testigo en cómo la palabra de ese corrupto oficial fue llevado por encima de la suya. No obstante, lo que más le aterro fue que él en ningún momento, de las pocas veces que ha estado cara a cara con Marvin, identificó a Ash por su nombre.
Su cabeza le empezó a dar vueltas por la situación en la cual se hallaba. No entendía como esos policías podían llegar a ser tan malas. Eso refutaba profundamente con las enseñanzas de sus padres al decirle que los policías podía él confiar, hasta los defendió ante Ash y Yut Lung cuando confesó que no todos ellos eran muy peligrosos.
Estaba en un estado de shock, ensimismado en sus propios delirios. Pudo salir de él al instante que sintió ser jalado bruscamente. Notó que Marvin lo estaba obligándolo a caminar junto con él, sin que los demás policías hicieran algo al respecto.
—Lo llevaré a la Comisaría, luego lo reportaré a la escuela y a sus padres — informó Marvin con voz ronca. —. Eiji realmente necesita disciplina.
La forma en cómo dijo esa última oración, le dio escalofríos. ¿Acaso eso significaba que estaría a solas con Marvin en un auto policial?
Quiso gritar al ser alejado de los demás policías, a paso apresurado, mas emitió sonidos inteligibles, ahogándose en su garganta. El agarre sobre su muñeca era demasiado fuerte que el dolor punzante le formó pequeñas lágrimas en la comisura de sus ojos.
¿Qué tan tonto fue ser tras caer en la boca del lobo de nuevo? Ahora estaba tan petrificado al punto de estar a merced del policía malo.
Eiji estuvo en su propio trance menos de un minuto, pero él lo sintió eterno. El jadeo indignado de una persona lo hizo volver en sí.
—¡Oficial Crosby! ¡¿Se puede saber que le hace a ese niño?! ¡Lo está lastimando!
El mencionado gruñó por lo bajo. —Randy...
Eiji se atrevió a alzar la mirada, sus ojos brillaron al visualizar a Jessica, vestida de civil pero portando su placa de policía en su blusa.
Ni lenta ni perezosa, la mujer le arrebató Eiji de la voluntad de Marvin y lo abrazó estrechamente con su cuerpo, escondiendo su rostro en su estómago.
Fue ahí entonces que las lágrimas de angustia que había acumulado Eiji se convirtieron en unas de alivio. Mojó sutilmente las ropas de Jessica, albergando unos sollozos que después los dejó salir al darse cuenta realmente quien lo estaba rodeando con sus brazos.
—¡¿Qué le has hecho?! — la reacción del japonés alertó a Jesicca. Todo su ser estaba muy tenso y podía escuchar los latidos de su propio corazón; frente a ella, se hallaba un de los hombres implicados en la red de corrupción que Max escudriñó mucho tiempo atrás,cuya participación se definía como el autor intelectual de varios hechos criminales. Es más, habían varios implicados en la asociación ilícita en esa escena del crimen, lo que procedió a ponerse aún más nerviosa.
Marvin frunció su ceño. —Relájate, mujer — indicó con una sonrisa. —. Él huyó de su clase y empezó a llamar a su amigo imaginario — se aproximó a ella y le susurró. Instintivamente, Eiji, al percatarse su acercamiento, ocultó nuevamente su rostro en el cuerpo de Jessica. —, aquí entre nosotros, pienso que él tiene problemas mentales.
Jessica sonrió. —¿Oh, lo crees? — preguntó entre dientes. —. ¿Irás a la Comisaría? — cambió de tema rápidamente.
El hombre dio un leve respingo. —Emm, sí.
—¡Vaya que conveniente! — sonrió mientras dio unos pasos con Eiji a su lado, aún cubriéndolo de las miradas de otros curiosos. —. Me llamaron por refuerzos pero me dijeron que tenían todo controlado —dobló sus labios y los relamió dentro de su boca. —, así que hablaré con el oficial Jenkins al respecto. ¿Nos vamos?
Marvin no tuvo opción. Entró a Jesicca y a Eiji en los asientos traseros debido a que la mujer se lo exigió. Por medio del retrovisor pudo vislumbrar la manera de comfortar por parte de la oficial al japonés, acurrucándolo sobre su pecho, acariciando sus cabellos con una de sus manos y susurrándole suavemente en el oído mientras que él asentía y dejaba caer algunas lágrimas.
Ella era un estorbo. Estaba ansioso cuando llegara el día de deshacerse de ella de una vez por todas.
*
Entre jadeos y empujones, Shorter, Lao, y Sonny entraron a la Comisaría en donde se hallaba Eiji después de clases. Yut Lung aún estaba en la Dirección con su madre, pero el chisme voló por toda la escuela sobre la hazaña del japonés en escaparse en horario escolar.
El profesor Blanca tuvo que abandonar su lecciones por órdenes del furioso Director. El maestro no se inmutó y se fue corriendo hacia allá.
Ahora ellos estaban en la dichosa comisaría. Tuvieron que explicarle a Nadia en recoger a Sing y le rogaron a que no le contara nada. Bueno, Shorter y Lao lo hicieron, por su parte, cuando Sonny estaba cara a cara con ella, solamente permaneció su mirada baja. Por suerte, Nadia no lo notó.
Los tres se acercaron a la recepción, una mujer los observó de soslayo cuando se estaba arreglando las uñas.
—¡Eiji, Eiji Okumura! — gritó Shorter, sin poder concentrarse. Lao solamente asintió a los alaridos del pelo pincho.
Sonny tragó saliva. La recepcionista no les estaba prestando atención. —Buen día, señorita — saludó a una señora de mediana edad. —, queremos ver a Eiji Okumura.
Ella levantó una ceja y vio sus papeleo. —Aún sigue en audiencia privada con los oficiales, un profesor y sus padres.
Lao y Sonny se miraron los rostros llenos de miedo mientras que Shorter sudó frío. Eso significaba una cosa: a Eiji lo iban a meter a la cárcel.
—¿Lo podemos ir a visitar a su carceleta? — preguntó Lao con ingenuidad.
La mujer los divisó extrañada. —Solo siéntense ahí y no molesten. No tardarán en terminar con él.
Los niños exhalaron angustiados. Obedecieron a la señora y estuvieron apeñuscados en la banca en silencio, observando la nada por un buen rato.
Con sus labios temblorosos, Sonny habló. —¿En qué cojones estaba pensando Eiji?
Lao cerró sus ojos con fuerza. —¿Cómo le diremos a Ash sobre todo esto? Él es muy apegado a Eiji... nos va a maldecir — comentó, pensando en la manera en cómo llevar a Ash disfrazado cada vez que debían de visitar a Eiji a la cárcel. Podían vestirlo nuevamente de mujer y decir que es su novia. Posiblemente los policías no los atrapan ni descubran al rubio.
Sin embargo, Shorter estaba más nervioso de lo normal. Incluso sus manos temblaron. —¿Se recuerdan de Cain? ¿El estúpido que copio mi estilo? — los otros dos chinos asintieron. —. Él está en mi clase y me dijo algo... feo.
Sonny y Lao fruncieron el ceño cuando Shorter dejó caer su rostro sobre sus manos. —¿Feo? — musitaron al unísono.
—Solo me lo dijo a mi porque Yut Lung es mi amigo, me prometió en no divulgar nada — suspiró. —. Cuando él estaba dando su ronda en los pasillos porque su clase de matemáticas estaba aburrida, ubicó a Yut Lung entrar a Dirección — relató Shorter con voz suave. —, pensó que eso iba a ser un chisme jugoso si se sabía la razón de su ida ahí, así que espió detrás de la puerta — suspiró con el corazón en la mano. —. Lo que vio fue algo confuso... la mamá de Yut Lung estaba ahí, llorando.
Sonny gritó, ignorando las miradas fulminantes de la recepcionista. —¡¡¿Qué?!!
Lao abrió desmesuradamente sus ojos.
Le tomó bastante tiempo en continuar con el relato. Shorter se sintió presionado por los quejidos de los chinos mayores. Su mente figuraba todos los acontecimientos lo más real y desgarradora posible. Podía imaginar el rostro desorientado de Yut Lung al hallar a su abrumada progenitora dentro de la escuela; y la voz de Xin Qian quebrada por su tristeza cruda, rodeando a su amado hijo en llanto. Lo peor no eran aquellas emociones rebosantes de desasosiego, sino lo que ocurrió después.
—¿Shorter? — Lao se estaba inquietando por el mutismo prolongado.
El aludido respiró profundamente, armándose de valor a ver a los chicos a los ojos. —R-Robaron el apartamento de Yut Lung...
—¡¿Ah?! — bramó Sonny.
El pelo pincho se quitó los lentes de sol y masajeó sus ojos cerrados. —No solo es eso... también... al parecer, secuestraron a un hombre que quiso detenerlos...
Nuevamente un silencio gélido sentenció la conversación en mandarín de los chicos.
—¿Ash...? — vaciló Lao, con mucho temor.
Por su parte, Shorter frotó su rostro fuertemente, despabilando el ardor de sus ojos quemar en lágrimas. —No lo sé...
Sonny sintió su corazón latir a mil por segundo. Si hasta este punto, a Yut Lung no lo han cuestionado sobre el hallazgo de un niño vestido con vestidos, viviendo en su armario; y tampoco a ellos les han preguntado sobre eso, no era muy difícil pensar en lo peor.
La gente mala capturaron a Ash.
—Tenemos que decirles. — comentó Sonny, procurando que el nerviosismo no tomara su voz.
Shorter alzó su mirada. —¡Pero si aquí está el oficial escroto! ¡No sabemos si tienes aliados con él!
Entonces, Lao recordó la interacción de la oficial Jessica con Ash, aquella vez en el paque. Sonny y Shorter esa ocasión no estaban allí, pero a juzgar por la expresión de ella, se había percatado de algo raro en el rubio, ¡hasta le dio su número personal! Él solamente ha presenciado dicho acto cuando su padre aún molestaba mucho a su madre.
Tal vez, en la perspectiva de Lao, cabía una esperanza, una pequeña, que valía la pena arriesgarse ahora.
—Jessica quiso ayudar a Ash ese día ... — Lao inspiró un poco de confianza en los chicos. Ellos ya sabían la historia detrás de sus palabras. —, puede ser que ella nos auxilie también...
De repente, como si la hubiesen invocado, Jessica apareció en el pasillo, portando una expresión cansada y preocupada. Rápidamente ubicó a los niños y su ánimo cambió drásticamente.
Los chicos también la vieron, con ojos muy grandes.
—¿Qué? — vio de reojo a la recepcionista por alguna respuesta, pero ella estaba enfocada en sus uñas, por lo que decidió acercarse a ellos. —. Lao, muchachos, ¿qué hacen aquí? — negó con la cabeza. Por supuesto sabía la razón de su arribo en la comisaría. —. ¿Quieren ver a Eiji?
Shorter observó a Lao, preocupado si realmente podían confiar en ella. Aún así no protestó al momento que él se puso de pie y arqueó su espalda para ver a la mujer policía. Ahora tenían las manos atadas, sus opciones se redujeron al mínimo.
—Sé que Eiji estará seguro en prisión de ahora en adelante — informó Lao, ganándose la mirada confundida de Jessica. —, pero necesitamos hablarle a usted.
Se señaló a sí misma. —¿A mí?
Sonny agarró las manos temblorosas de Shorter. No era religioso, pero en ese instante estaba orando que Ash estuviera bien dondequiera que se encontrara; asimismo, rezó a que Jessica no fuera uno de los malos.
—La niña, quien usted le dio su número personal, está en problemas — trató de tranquilizarse, mas su voz se rajó tras ver a Jessica jadear. —, creo que... la secuestraron...
Jessica se puso de cuclillas y tomó por los hombros a Lao. Lo observó fijamente, buscando las respuestas en su mirada. —¿Todos conocen al niño Ash?
Shorter dejó caer su quijada. —¡¿Lo sabe?!
—¿Cómo supo que era varón? — Sonny palideció.
Lao quedó mudo.
Por otro lado, Jesicca rechinó sus dientes. —Eso lo cambia todo — sin previo aviso, cogió la mano de Lao y caminó rápido hacia el pasillo. —. ¡Síganme! — ordenó a los otros dos, quienes se quedaron petrificados en la banca. Luego vio de soslayo a la recepcionista. —. Ellos vienen conmigo.
Sonny tuvo que halar a Shorter para seguirle los pasos a la oficial. El pobre chino estaba tan asustado que empezó a comerse sus uñas sucias. —¿Eso significa que nosotros también vamos a la cárcel junto con Eiji?
Shorter bufó nervioso. —Pfff, ¿como crees? — después recapacitó. Ellos primero secuestraron a Ash de la biblioteca del policía obeso llamado Marvin. ¿Eso se considera un delito? —. ¿O lo crees? — preguntó crispado.
A pesar que Sonny era el más grande de todos, no tenía conocimiento de procedimientos legales más allá de los que veía en la televisión o en las películas.
Pensó que Jessica los estaba arrastrando ante un juez para ir a juicio por lo que habían hecho. Sin embargo, cuando ella se detuvo y abrir una puerta de una oficina, sus pupilas se contrajeron al reconocer a un sollozado Eiji con sus padres, el profesor Blanca y el oficial escroto, quien portaba un rostro anonadado al ver a los chinos. Habían otros tres policías en la habitación ajenos a su memoria.
El ambiente era lúgubre al punto que quería salir corriendo. Blanca observó a los tres con una expresión difícil de describir.
—C-Chicos... — murmuró Eiji entre lágrimas.
Shorter quiso correr hacia él pero Jesicca lo detuvo.
—Ellos también conocen a "Ash", y convivieron con él. — dijo Jesicca con voz firme.
Marvin se mostró frustrado, lo cual alegró momentáneamente a la fémina y a Blanca.
*
Muy tarde en la noche de ese día, Blanca se encontraba en la casa de la oficial Jessica, a petición de ella.
Dispuesto en entablar una conversación, Blanca intentó hablarle de primero al respecto. Sin embargo sus planes quedaron truncados porque Jessica, al dejarlo pasar y cerrar la puerta con seguros, algunos nuevos que ella había comprado esa misma tarde, lo abandonó en medio de su sala.
Inseguro, Blanca se quedó ahí parado, no por mucho tiempo. La observó salir de su habitación y la tiró en la mesa de golpe.
—Habla — exigió Jesicca, ejecutando al profesor con ojos filosos. —. Sé que Max te ha dicho sobre esto.
Blanca suspiró luego de echar un vistazo al contenido. No le tomó mucho en entender la información ahí adentro. —Max cree que esa fue la razón de su despido en la cadena de noticias... metió su nariz donde no debía — alzó la mirada a Jessica. —, ya se ha dado cuenta que mucha de esas personas trabaja con usted.
La mujer bajó su cabeza y sus ojos. La angustia no tardó en pintarse en su rostro; intentó controlar sus emociones al morderse el labio inferior y alzar su mirada al techo al sentir quemar sus ojos por amargas lágrimas.
—Todo esto hace referencia a un fraude al fisco... — negó con su cabeza. —, pero esto sólo es la punta del iceberg, ¿verdad?. Si lo estaba involucrado a usted, entonces tiene que ver con niños también...
Blanca se acercó a ella, sin tener en claro qué hacer. —Me temo que sí...
—El niño, Ash, es una víctima... — lo dijo con el corazón partido. Al permanecer en la comisaría durante el tiempo en que los niños asiáticos y el profesor hablaron, supo su versión de la historia, hasta inculparon a Marvin en su cara. —. ¿Acaso Max fue quien secuestraron? — preguntó, esperanzada a que fuera mentira.
Justo cuando se estaba controlando en no llorar, Jessica sintió una mano cálida sobre su hombro. Entonces, algunas lágrimas se deslizaron sobre su mejilla.
—Es lo más probable... — Blanca frunció su ceño, compungido. —. La última vez que lo vi fue a unos pocos metros del apartamento de Xin Qian. Luego de eso, no ha respondido llamadas, contestando mensajes, o incluso no está en su casa...
No controló en emitir un sollozo. —Él ya sabía que el niño se ocultaba ahí... ¿Max quiso detenerlos?
—Creo que sí... —murmuró Blanca.
La mujer gruñó enojada entre su lloriqueo, mostrando el color rojo de su cara intensificar. —¡Si es así, entonces debo de denunciarlo!
El hombre la sostuvo de sus hombros. —Ni se le ocurra en hacerlo — alzó levemente su voz. —. Max no ha mantenido un perfil bajo con esa gente, si lo vincula al asalto del apartamento, sabrán de inmediato que usted tiene información de su estructura criminal — la observó a sus ojos detenidamente. —. ¡No solo usted corre peligro, también mis alumnos!
—¡¿Estaba ciego cuando los niños testificaron en contra de Marvin?! ¡Eso ya es una llamada de alerta para ellos! — esnifó. —. Aunque la investigación seguirá y los llamaran a testificar nuevamente... posiblemente para verificar si no están mintiendo. En estas circunstancias no me sorprendería que cubrieran el hecho como falso... no querrán meterse con niños cuyos padres los aman.
Blanca relajó sus músculos. —Jesicca...
—Mi mayor temor es que consideren a Max como una amenaza... — cubrió su rostro, sollozando fuertemente. —. No quisiera recibir una llamada diciendo que vaya a circular una escena del crimen... y ahí mismo logre identificar sus restos...
Afectándole la murria de la mujer, Blanca la atrajo contra su cuerpo y la abrazó. Permanecieron así por casi una hora.
Al final, decidieron reportar a Max como desaparecido al día siguiente, dando como último lugar visto en su residencia hace dos días luego de dar un paseo por el parque.
Con el dolor de su corazón así lo quisieron. Concedieron la voluntad de Max en no exponerlos en el caso, que supuestamente solo él sabía de la investigación, con el fin de no levantar sospechas hacia Blanca o Jessica.
Max conocía el riesgo, y se expuso ante él.
*
Pasado un mes de la separación de Ash, la tensión entre los chicos era percibido en toda la escuela. Los rumores se acumularon en abundancia en los alumnos, desde el saqueo del apartamento de Yut Lung hasta la reciente y notoria apatía de Eiji con todo el mundo.
El japonés siempre andaba enojado y Yut Lung siempre estaba nervioso aunque lo trataba de ocultar, como si hubieran intercalado sus personalidad de la noche a la mañana.
Eso salió relucir un día en el recreo, Shorter, Sonny y Lao se esforzaban en mantener el grupo unido, sin poder saborear el éxito por cada día que pasaba.
—Vamos a jugar, Eiji — ofreció Sonny, sosteniendo una pelota. —. Hace años que no te juntas con nosotros.
Luego con lo ocurrido con el oficial Marvin, Eiji se apartó de los chicos, la mayoría de veces para llorar en un lugar solitario de la escuela. Sí, recibía sus clases con normalidad, pero no le hablaba a nadie. Asimismo, sus calificaciones bajaron de golpe, preocupando a su profesor y a sus padres.
—No quiero... — musitó, cabizbajo.
Shorter se aproximó con vacilación. —Vamos hermano, aunque sea esta vez — tragó saliva. —. Realmente nos estás preocupando.
Eiji no respondió, simplemente cerró sus ojos.
—Déjenlo — suspiró Yut Lung, sin muchos ánimos. —, no quiere...
Hubo un silencio pesado que el mismo Eiji no estaba dispuesto a tolerar. Ya mero se iba a ir de ahí hasta que Lao dijo lo impensable.
—A Ash no le hubiera gustado verte así.
El pequeño cuerpo de Eiji se tensó y varias gotas cristalinas se formaron en la comisura de sus ojos. —¿Q-Qué...?
Sonny masculló suavemente a Lao. —¡Hey!
Eiji se ahogó en un sollozo. —¿Por... P-Por qué hablaste en pasado?
Yut Lung arrugó su rostro y desvió su mirada. Shorter chasqueó su lengua y Sonny se angustió.
—Eiji, Eiji, escucha — llamó su atención Shorter, con mucho miedo a que Eiji estallara en lágrimas. —. Estoy seguro que Ash escapó, él es muy inteligente. Estará ahí escondido como lo hacía antes dentro de la biblioteca. — sonrió torcido.
Los chicos notaron que Eiji empezó a temblar. Sin embargo, no fue de tristeza sino de furia.
—¿Cómo lo sabes? — preguntó Eiji, forzando su voz en no contener su molestia. Sus ojos rasgados observaron fulminante a Shorter.
Shorter alzó sus brazos en señal de defensa. —¿Perdón?
De repente, Eiji se acercó a pasos pesados al aludido, y lo empujó con todas sus fuerzas. —¡¿Cómo sabes que Ash está bien?! ¡¡Sí por tu culpa fue raptado!! ¡¡Tú y tus estúpidas ideas!!
El pelo pincho estaba tan anonadado que se dejó caer al suelo. Por los gritos colmados de ira, muchos de otros niños de la escuela dejaron de jugar. Se acercaron sigilosos ante la escena que captó su atención.
Las lágrimas de Eiji permutaron a unas de enojo, cegándolo completamente y sin estar consciente del alboroto que provocó.
Sin previo aviso, Yut Lung se metió en la discusión y abofeteó con todas sus fuerzas a la mejilla de Eiji.
El japonés dio un quejido y toda su irritación fue dirigido a Yut Lung.
—¡¡El estúpido eres tú, Okumura!! — bramó Yut Lung, salpicando con saliva el rostro del aludido. —. ¡¡Sin Shorter, Ash no hubiera llegado tan lejos!! ¡¿Dime tú qué hiciste para ayudarlo?! ¡¿Pedirle auxilio al policía malo?! ¡¿Qué Ash comiera la mierda que le llevaste?!
Shorter, Sonny y Lao estaban petrificados. Los demás niños estaban formando un círculo entre ellos y reaccionando con abucheos.
Eiji derramó más lágrimas. —¡¡Yut Lung!!
El chino rió sin consideración. —¿Ahora vas a llorar? — sonrió sarcásticamente. —. Me pregunto cuántas veces has llorado por Ash, ¿no te das lástima? — lo agarró de sus ropas y lo sacudió. —. ¡¿Por eso lloras, por Ash?! ¡¡¿Acaso has llorado por mí, estúpido?!!
Sonny jadeó, asustado. Corrió hacia ellos con el fin de tenerlos. Lao también pensó lo mismo al percatarse que Shorter aún continuaba pasmado por las punzantes palabras de Eiji.
De la nada, Yut Lung exhaló con dolor y su llanto fue vista por muchos. Eiji, al verlo, quedó en shock.
—Yut Lung... cálmate. — murmuró Shorter, aún en el suelo.
Sin embargo, el chino siguió. —¡¡Perdí mi hogar por su culpa!! Ahora duermo en una habitación sucia y rentada con mi madre... ¡¿Has sentido pena por mi por eso?! ¡No! — tras gritar la última palabra, golpeó a Eiji nuevamente, solo que en esa ocasión con su puño. —. ¡¡Ash no está y qué!! ¡¿Qué harás al respecto?! ¡¡No eres el único que lo extraña!!
Los niños de la escuela se amontonaron y comenzaron a incitar a una pelea. Yut Lung se abalanzó a Eiji y le siguió pegando, sin importarle que el japonés no se defendía por la conmoción provocada en él por su declaración.
Lao y Shorter tuvieron que separar a la fuerza a Yut Lung mientras que Sonny verificaba a un moreteado Eiji.
La bulla fue escuchada por los maestros y rápidamente la muchedumbre se disipó.
Yut Lung y Eiji fueron suspendidos por dos días.
*
Esa noche, Eiji estaba sentado en el sofá, recibiendo las miradas de decepción de sus padres. Esos golpes recibidos por Yut Lung dolían menos por ese corrosivo sentimiento creciente en su corazón al percatarse que sus padres no estaban felices con él.
—Eiji, trato de entenderte hijo, pero no puedo... — suspiró Toshiro, frustrado. —. ¿Por qué no nos hablas claro y nos dices que tienes?
Naomi, insegura, se sentó al lado de su primogénito. —Todo esto es confuso para nosotros, mi amor. Lo que ha dicho el oficial Marvin en un principio... en como la oficial Jessica, tus amigos y el profesor Blanca quieren refutar lo establecido por el oficial Marvin... Ash... estoy tan confundida... — acarició los cabellos de Eiji.
Su padre suspiró. —Ahora te suspenden de la escuela por estar liado en una pelea.
Eiji cerró sus ojos por la exclamación.
Por su parte, Naomi le habló suave. —Confía en tus padres y dinos tus dolencias, con honestidad.
Hasta ese punto, Eiji ya estaba harto.
—No. — susurró en japonés.
Sus padres se asustaron por la respuesta gélida. Así no se comportaba su Eiji.
—¿Qué...? — respondió su padre, anonadado. Su hijo lo observó con una mirada carente de vida.
—¿Por qué no, Eiji? — dijo su madre con manos temblorosas. —. Queremos escucharte.
Naomi nuevamente quiso acariciar los cabellos de su hijo, pero Eiji la apartó con brusquedad.
Eiji jadeó entrecortado, avecinando nuevas lágrimas en sus ojos. —¡¿Por qué ahora?! — gritó hasta dolerle las cuerdas vocales. —. ¡Si cuando hablé, no me ayudaron! ¡Me trataron como un mentiroso!
Sus padres permanecieron en silencio. El shock era visible en sus rostros.
El niño no pudo más, lloró y siguió gritando. —¡Le creyeron más al policía! ¡Ash sí existe! ¡¡Él sí existe pero por su culpa por no escucharme ya no está!! ¡¡No está!!
Naomi le dolió el corazón. —Mi niño... Nosotros... No fue nuestra intención...
—¡El profesor Blanca me contó todo! — interrumpió Eiji, con la misma furia contenida desde la mañana. Sin embargo, al recordar la conversación con su maestro, el japonés sintió un dolor punzante en el pecho. —Que Ash fue... fue... maltratado mucho por gente cruel... y ustedes ya lo sabían... el profesor se los dijo la primera vez que fuimos a la Comisaría...
Toshiro se acercó a Eiji y se puso en cuclillas, para verle mejor. —¡Nosotros también fuimos engañados deliberadamente, Eiji!
El niño negó su cabeza con fervor. —¡No, no, no! — gritó agudamente. —. ¡Ustedes no quisieron tomarle importancia porque no era yo quien estaba sufriendo! — cubrió su rostro, mojando sus dedos y palma con sus lágrimas. —. Son unos egoístas... malas personas...
Naomi exhaló con pesar, sintiéndose su corazón apuñalado por las dura confesión de su hijo. Y es que, él estaba diciendo toda la verdad. Sin pensarlos, lo rodeó contra sus brazos y sollozó junto con él. Eiji no se resistió.
—Lo lamento, Eiji... — el cuerpo de su madre dio un respingo compungido. —, perdónanos... hicimos mal...
Toshiro arrugó su rostro en tristeza y abrazó de igual forma a su hijo.
Eiji al sentir la fusión del calor corporal de sus padres, se angustió aún más. Sus lamentos eran como un río de lágrimas, llevándose todo ese enojo interno y abrasador a su paso.
Eran sus progenitores, Eiji los amaba muchísimo. También amaba a sus amigos. Aún así, los ha lastimado por su enfado desmedido. Ahora, Eiji no lloraba por furia, sino de frustración.
Cubrió su rostro sobre el pecho de su madre, e intentó a ciegas en rodearlos con el largo de sus bracitos se lo permitían. —Mamá, papá... — se unió a la orquesta de lloriqueos de sus padres. —, estoy triste...
—Eiji... — murmuró Toshiro en la coronilla de su hijo.
Una tenue y dolorosa angustia fluía en Eiji, recuperando un poco la cordura a cambio de una profunda depresión. —Herí los sentimientos de mis amigos... los lastimé a ustedes... — habló casi al sonido de un susurro. —. Q-Quiero ver a Ash... — hipó con dificultad un sollozo. —. A-Ash... Ash...
Eiji siguió repitiendo el nombre del rubio hasta que su boca se deshidrataron y las lágrimas se secaron.
Luego de una conversación seria entre ellos, decidieron apoyar más a Eiji y en la investigación.
*
Otro mes pasó, y Sing Soo Ling, estaba sentado en una banca colorida, observando las paredes pintadas de animales caricaturescos. También habían sobre la mesa algunos crayones y papeles en blanco para pintar.
Él estaba un poco nervioso, pero como Nana Jessica dijo que estaría bien ahí, se sintió seguro, a pesar que estaba solito con un extraño y su madre estaba del otro lado de la puerta.
—Hola, soy Sing. — musitó.
El hombre le sonrió con dulzura. — Soy Shunichi Ibe, pero me puedes llamar Ibe si gustas. Hoy tendrás una sesión conmigo.
Sing bajó la mirada y empezó a jugar con sus dedos. —Okay.
—Jessica es una buena amiga mía, y me comentó un poco toda la situación. Tu mamá y tu hermano Lao también. — explicó con paciencia.
El preescolar lo observó por unos minutos antes de asistir con vacilación.
Ibe sonrió amable. —¿Sabes por qué estamos aquí?
—Sí... sobre Doradito. Mi mamá y mi hermano me dijeron que podía hablar con usted sobre él.
Desde de la desaparición de Ash, Sing tuvo más rabietas y mal comportamiento desde entonces. Dejó de comer y ser el niño alegre de antes. El preescolar pensó que Ash los había abandonado, tal y como su padre lo hizo; su familia y amigos no tenían idea cómo lidiar con ello, o si decirle la verdad a él. Sing todavía era pequeño, y muy probablemente no entendería lo que pasó.
Ibe alzó sus cejas. —¿Doradito? ¿Así llamaban a tu amigo Ash?
—Sí.
Ibe preparó su pluma y papel. —¿Me puedes hablar más sobre él?
Sing cerró sus ojos con fuerza. —No.
La voz del niño lo alertó. Fue una negación contundente, sin signos de una simple rabieta.
Aún así, Ibe preguntó tranquilamente. —¿Por qué? ¿Me lo puedes decir?
Otra vez, Sing negó. —No puedo decirlo, porque soy un niño bueno. Hice una promesa con mi hermano, la China, Edji, Shorter y Sonny.
Ibe lo vio con una mirada comprensible y anotó rápidamente sus apuntes. —Está bien. No importa, no debemos hablar de él ahora — habló con voz suave mientras acercaba la hoja limpia de papel a él. —. Sin embargo, estoy muy curioso en cómo es Doradito, ¿me lo podrias dibujar?
En la mente del pequeño logró asimilar las palabras del psicólogo. Le prometió a los chicos y su hermano en no revelar nada con palabras, jamás mencionaron en dibujos.
Sing tomó su tiempo en retratar a Ash lo mejor que pudo. Lo dibujó en el parque junto con los demás muchachos y a él.
Después de terminar le entregó los garabatos al psicólogo. Ibe lo observó con detenimiento. A pesar que Sing tenía cinco años de edad, la calidad del dibujo era bastante clara, en especial en la silueta de Ash; había remarcado muy bien su piel blanquecina con ciertos círculos negros en sus brazos y cuello; sus ojos verdes y el cabello rubio.
—¿Quién es Doradito, Sing? — inquirió Ibe.
El aludido lo señaló. Ibe frunció un poco el ceño. Por un momento pensó que Sing no iba a colaborar. Estaba haciendo un trabajo fantástico a pesar de ser la primera sesión con él. Manejar con el secuestro o la muerte de un amigo nunca es fácil, en especial si se trata de una amistad infantil. Lo complicado del caso es que Sing ha perdido más de una persona en su vida, al igual que sus comodidades en tan poco tiempo.
—¿Y cuándo regresa Doradito y mi papá? — preguntó con un hilito de voz.
Ibe parpadeó. —¿Perdón?
Sing de removía de su lugar, mostrando incomodidad y tristeza. —Ustedes los tienen, ¿verdad? ¿Es por qué no he sido un buen niño? Pero si lo fui...
Por su parte, Ibe partió sus labios, incrédulo. —¿A qué te refieres, Sing?
Sin embargo, Sing lo ignoró. —Prometo ser un buen niño, pero quiero ver a Doradito... — comenzó a llorar. —. ¡Él se sentía mal y no le pude dar mi mantita! ¡Quiero ver a Doradito y a mi papá!
De inmediato, Ibe interrumpió la sesión. Llamó a los que se encontraban del otro lado de la puerta y rápidamente dejaron a que la madre de Sing llegara a consolarlo. Lao se encontraba en el pasillo, viendo estupefacto la escena.
El psicólogo observó nuevamente el dibujo con pesar mientras tenía los sollozos de Sing de fondo. Ahora entendía porque Jessica estaba tan comprometida con esos chicos.
*
Mei Mei le quitó el seguro a la puerta, y permitió a sus hijos pasar de primero luego de la primera sesión con el psicólogo infantil.
Luego de gran sacrificio y esfuerzo, ella pudo conseguir un empleo y el alquiler de pequeño apartamento. No estaban muy lejos de los Wong ni de los Cho, lo cual lo alivió un poco en que sus hijos no sufrieran más de la cuenta.
Se fue a la cama, que no solamente debía de dar unos cuantos pasos para llegar, y se acostó. Podía escuchar a sus hijos en el baño, por lo que eso le dio tiempo para reflexionar.
Desde que denunció a su esposo, la vida no ha sido nada fácil. El procesamiento de él, su encarcelamiento, decirles a sus hijos sobre su divorcio. Ahora, se agregaba a la lista de problemas el niño Ash.
Su pequeño Sing lo ha pasado muy mal, Lao también pero no lo exterioriza. Ella está desesperada, todo los males estaban pasando tan rápido que no tuvo oportunidad de asimilar nada.
Estaba tan sumida en sus desgracias que no pudo ver lo que le estaba atravesando sus hijo. ¿Acaso fue mala madre?
—Madre.
La mujer se sobresaltó ante la voz de su hijo mayor. Él la observaba con seriedad.
—Lao... — murmuró.
El aludido exhaló por la nariz. —Sing se durmió con sus carritos y su mantita... — informó, con su corazón en la mano. Él sabía que esos objetos se los regaló su padre y los compartió con Ash.
Ignorante hacia los sentimientos de su hijo, Mei Mei asintió. —De acuerdo, gracias Lao... — sonrió, forzando encanto. —. Ven, acuéstate conmigo.
El niño asintió y lo hizo. Se pegó mucho a su cuerpo que pudo sentir lo tensa que estaba. Ha estado así desde que el psicólogo pronosticó su primer diagnóstico con su hermano. Le comentó sobre la etapa de duelo que debían hacer con Sing. De explicarle de a poco y con palabras sencillas sobre la situación con su padre y el secuestro de Ash, y no romantizar. A pesar de tener cinco años, no debían de subestimar su intelecto. Decirle a él que su padre no era una persona buena con su madre ni con su hermano, por eso estaba en la cárcel; que Ash se perdió pero la policía está intentando hallarlo.
—Mamá, no te preocupes — susurró Lao, con ojos brillantes. —. Sing mejorará cuando hallen a Ash y atrapen a la gente mala.
Mei Mei ha conservado sus dudas con respecto a este misterioso niño. Ahora que todo estaba en relativa calma, se atrevió a preguntar. —Dime, Lao, ¿cómo es que bebé Sing se encariñó tanto con él?
Lao cerró sus ojos y su mente lo llevó al pasado. Experimentó nuevamente esa incomodidad cuando vio por primera vez los brazos de Ash. —Creo porque — suspiró y buscó la mirada de su madre. —... se recordó de ti.
Dicha declaración alteró de sobremanera a Mei Mei. —¿Cómo?
El niño en la posición en la que se hallaba, se arrastró un poco de la cama y medio rodeó sus brazos a su madre. No estaba seguro si realizó esa acción para consolarla o consolarse a sí mismo. —Porque vio que estaba lleno de golpes, tal y como los tuyos.
La respiración de Mei Mei se tornó irregular. Rápidamente pudo simpatizar con sus hijos y cobró sentido el anhelo de ellos en querer amparar a Ash. —Lao...
—Yo también quise darle mi amistad... pero creo que no pude —escondió su rostro en el cabello de su madre. —. Me daba tanta rabia ver esos moretones, me recordaba de papá...
El corazón de Mei Mei se fragmentó en mil pedazos. Cuándo supo sobre las señales de abuso físico y sexual de Ash, quedó petrificada al igual que los otros padres. No había forma que los niños sospecharan o supieran tan horrible hecho. Sin embargo, sus hijos estuvieron expuestos a la violencia intrafamiliar, fueron susceptibles a lo cruel que puede ser la vida. Esos golpes lo relacionaron solamente con maltrato físico, sin saber más allá que la situación era muchísimo más oscuro. Un evento tan violento pudo ser racionalizado dentro de un " pensamiento ingenuo" para los niños.
Su madre solamente lo abrazó con fuerza, sacudiendo su interior que las autoridades ubicaran los raptores de Ash.
*
Eiji se sintió incómodo en regresar nuevamente a la escuela. No más llegando fue recibido por el Director en su oficina, dentro de ella también estaba Yut Lung. Los sermonió por una hora, luego los mandó a sus clases.
Las miradas de los niños estaban fijos en ellos. Yut Lung no le dirigió la palabra en ningún momento. Eso fue uno de las cuestiones que rompieron su corazón, la otra derivó al haber percatado entre la multitud a Shorter, Sonny y Lao con expresiones dolidas.
Una vez llegando a su aula, Blanca los apartó para darles otro sermón. Eiji era el único que respondió, el chino tenía una mirada indiferente.
Después de eso, ya no se juntaba con los chicos.
Eiji siempre intentaba disculparse con Yut Lung y los demás, pero le aplicaban la ley del hielo. Sintiéndose derrotado luego de procurar de hablar con los chinos por una semana, el japonés salió al campo de juegos con un corazón pesado de tristeza una vez llegando el recreo. No pudo evitar recordar los primeros días de clases, cuando era el nuevo. El ciclo escolar ya había empezado, tuvo que ponerse al día y su inglés era pésimo. En ese entonces no conocía a Ash ni los chicos, fueron los peores semanas de su vida.
El propio racismo y frialdad de los demás compañeros rajaron su interior, sintiendo mucho dolor y desesperación que nunca experimentó en Japón. Hasta que, un día, Shorter lo invitó a jugar. Esos sentimientos fueron reemplazados por confusión porque le había hablado en mandarín. Sin embargo, ese fue el inicio a sus días un poco más brillantes y cálidos.
Ahora, estaba nuevamente solo, por su culpa.
—¡¡Eiji!!
No tuvo noción en donde estaba caminando. Por aquella animada voz, se dio cuenta que estaba en el patio escolar. Giró su cabeza en dirección en que fue pronunciado su nombre; sus párpados se elevaron levemente al ver a Shorter, Sonny, Lao y un amargado Yut Lung al lado suyo.
—M-Muchachos... — susurró Eiji, su alma estaba ansiosa.
Shorter sonrió de oreja a oreja e hizo un ademán. —¿No vienes?
Eiji jadeó. Estaban actuando como si nada pasó. —P-Pero...
—Argh, no nos hagas rogar —Yut Lung rodó sus ojos. —. Ya sufriste mucho. Estás perdonado, ¿feliz?
Los trazos de una sonrisa torcida de la felicidad y alivio iluminaron el rostro de Eiji. Lo primero que hizo fue correr para agarrar aviada y abalanzarse a ellos.
Los chicos gritaron al sentir el peso del japonés. Quien más que quejó fue Yut Lung. Sin embargo, los chillidos de Eiji sentenciaron las emociones de los chicos.
—¡¿Qué sucede?! — preguntó Sonny, escaneando con su mirada si no se había lastimado.
Lao vio a Yut Lung. —Es tu culpa.
—¿¡Yo que!?
Por su lado, Shorter palpó su hombro. —¿Eiji?
El japonés escondió su rostro en el primer hombro que vio. No contuvo su emoción mezclado con pena, expresándolos con lágrimas. —Disculpen... yo no fui un buen amigo... — alzó su mirada a Shorter y a Yut Lung. —Perdón por golpearlos...
Shorter suspiró derrotado, formando una sonrisa envidiable. —Ay, no es para tanto, Eiji.
Aunque Yut Lung se deleitó por la humillación de Eiji, aceptó las disculpas.
Sonny despeinó los cabellos parados del japonés. —Si no das miedo cuando estás enojado.
—Además, tenemos que estar unidos para encontrar a Ash — dijo Lao, con convicción. —. Con una investigación en proceso, podemos culpar al oficial pene y el abuelo escroto.
Los chicos observaron atónitos para luego reírse a carcajadas.
—¡¿De dónde sacaste esos apodos, idiota?! — elevó la voz Shorter.
Lao frunció en ceño. —Pero así los hemos llamado.
Yut Lung torció sus labios. —Verdaderamente eres un idiota...
Los niños rieron nuevamente por varios segundos, a excepción de Lao.
Luego de haber tragado aire hasta dolerle el estómago, Shorter se limpió las lágrimitas de sus ojos por la risa. —Pero Lao tiene razón en algo — dijo, con un tono más serio. —, debemos de acorralar a Marvin y ese abusivo ex abuelo. De seguro ellos tienen a Ash...
Eiji parpadeó con timidez. —¿Qué hay de tu viaje a Canadá, Shorter?
Yut Lung bufó. —¿No lo sabes, verdad? — Eiji lo vio inocentemente. —. Al idiota de Wong lo castigaron por haber mantenido la boca cerrada al no decirles nada de Ash. Se van sin él.
El aludido sonrió tristemente. —La puteada de mi vida... — musitó en mandarín. Recordó las gritaderas de sus padres al regañarlo, decepcionados. Incluso Nadia se unió al maltrato por no haber confiando en ella. No la culpaba, ella tal vez pudo haber hecho algo.
—Mi madre cuidará de él. — informó Lao.
Eiji tragó saliva. Jamás pensó que los padres de Shorter fuera unos intensos como los de él por haber tomado esas medidas extraordinarias.
—¡Pero estarás con nosotros en esto, Shorter! — animó Sonny. —. Si más niños declaran en contra de ese par, nos escucharán.
Yut Lung asintió. —Al parecer, tenemos a la oficial Jessica de nuestro lado. Es un plus para nosotros.
Una luz de esperanza nació en Eiji. Con ese ánimo brindado por sus amigos, el sendero en estar con el rubio otra vez era más probable. La preciosa imagen de Ash deslumbró su mente en ese momento.
*
Pasó cuatro meses después de iniciado con la investigación, Jessica por fin obtuvo el retrato hablado forense del niño "Ash" .
Ese tiempo fue muy arduo, el estrés provocado durante esa transición esperaba que valiera la pena.
Los niños testificaron casi los mismos días. El psicólogo de la comisaría y ella, quien estaba encargada de esa parte de la investigación, se percataron en varios aspectos que los niños concluyeron:
Primera, todos señalaron a Marvin por intentar engañarlos o incentivarlos a hacer cosas en contra de su voluntad, incluso los padres de Eiji y el profesor Blanca se adherieron a esa declaración; segunda, Eiji mencionó sobre un "abuelo" que hostigó a Ash y a él. Fue muy enfático en el beso que vio, la manera incómoda de Ash en palpar sus partes íntimas y lo persuasivo que fue el hombre en llevárselo a su auto. Al momento de escucharlo, Jessica sintió escalofríos en su columna vertebral; tercero, los golpes de Ash. Todos concordaron en las zonas en donde el niño estaba marcado de moretones dd diferentes colores y tamaños. Hasta el dibujo del preescolar Sing cuando fue al psicólogo fue fundamental en ese aspecto; cuarto, dijeron los momentos vividos con él y los planes futuros; y quinto, todos se referían al niño como "Ash". Daban por sentado que ese era su nombre sin cuestionar cuál era el verdadero.
El último hecho era muy malo. ¿Cuántos niños rubios con ojos verdes han desaparecido a lo largo y ancho de Estados Unidos? La primera hipótesis pilar de Jessica conforme al niño Ash, es víctima de trata, ¿quién le aseguraba a ella que el niño no fuera de otro país?
Es verdad, tenían testigos oculares, ella era una, pero el niño Ash estaba disfrazado, sus facciones no fueron perfectamente visualizados. Los únicos que saben cómo luce exactamente el niño eran los asiáticos.
—Oficial Randy.
Tocaron la madera de su escritorio y la mujer alzó la mirada. Era el oficial Jenkins, otro colega muy amigo suyo. Ella pudo respirar con tranquilidad al verlo, el nombre de ese policía no se hallaba en ningún lado de la investigación de Max. Por el momento, no había que temer.
—¡Oh, Jenkins! Ahí estás — sonrió mientras se puso de pie. —. Justo de iba a buscar. Ya tengo el retrato hablado de Ash, solo falta que los otros niños lo cotejen para saber si el rostro se asemeja al real. — Aunque viéndolo de cerca, pensó rápidamente en Shorter. Si ese niño viera el retrato, de seguro le alegaría que no poseía el toque "angelical" como él describió a Ash en su entrevista.
La expresión del aludido no daba buena pinta. Estaba angustiado, viéndola fijamente a los ojos. —Me alegra que esa parte de la investigación esté avanzando rápido...
Frunció el ceño. —¿Jenkins?
Él suspiró. —Randy, te han sacado de la investigación.
Esas palabras fueron un duro golpe al corazón. —¡¿Qué?! ¡¡¿Por qué?!!
El hombre se petrificó por un momento. —Mejor hablemos en privado...
Apartó a la mujer de la vista pública de sus demás compañeros hacia una habitación privada y vacía. Ambos se sentaron en el escritorio pero la forma que lo hizo Jessica denotaba enojo contenido.
—Explicate ya, porque a mí no me han notificado sobre eso. — ordenó de forma gutural.
Jenkins suspiró ante la intensa demanda. —Lo sabrás hoy. De eso se trató la reunión de hoy con los superiores, solamente te lo dije de antemano para que estés preparada.
Jessica rechinó sus dientes. —¿Por qué? — exigió casi de forma de súplica.
—Has tenido relación con algunos de esos niños que testifican contra el oficial Marvin — comentó despacio. —, temen a una investigación parcial y que, verdaderamente, tú seas quien está contra el oficial Marvin...
Jessica sintió revuelto el estómago. Por supuesto ellos la quieren fuera del camino. —¡¿Cómo es posible en llegar a una conclusión como esa?! — separó sus dedos de puro estrés. —, ¡si no solo niños han visto al niño Ash! ¡Yo lo vi, el profesor Blanca también y la Nadia, la hermana de Shorter! Todo aquello vinculan a Marvin Crosby como sospechoso...
Jenkins entrelazó sus dedos con fuerza hasta tornarse blancos sus nudillos; bajó la mirada y dio un largo suspiro. —Lo sé y te creo... yo también he sentido algo extraño — levantó sus párpados con pesar. —, lamentablemente no pude hacer nada... al parecer, transferirán al oficial Marvin a otra comisaría de otro Estado.
La mujer se contuvo en maldecir y tirar todo a su paso. La investigación sobre el robo del apartamento de los Lee quedó estancado al igual que la averiguación de la identidad del hombre secuestrado, que obviamente ella sabía que es Max. Lo único que mantenía en vilo el proceso era la posible vinculación con Ash. Si se lo estaban quitando, era porque estaba por un buen camino, y eso los asustó.
¿Ahora qué hacer?
*
Entrando a verano, pasó casi cinco meses sin tener alguna pista de Ash.
Sing mejoró en su estado mental gradualmente. Empero, Eiji en esa época comenzó a tener depresión, enfrascado en sus propia murria. Ni sus amigos, familia o el profesor Blanca lo pudieron ayudar con nada.
Entonces, Mei Mei, la madre de Lao y Sing, les recomendó al psicólogo que trató a su hijo menor.
Cuando Eiji conoció a Ibe no ocultó su sorpresa. Él es japonés al igual que él. Desde que ha estado en Estados Unidos, extraño que pareciera, solamente ha conocido chinos, filipinos tailandeses e indonesios en su sector. Sus padres y su hermana eran los únicos quién podía comunicarse en su lengua materna.
Inseguro, Eiji no sabía si hablar en inglés o en japonés. Así que esperó a que el psicólogo hablara.
Por su parte, Ibe sonrió con amabilidad. Sabía de antemano que los antecedentes del niño estaban ligados con "Ash", así que debía tratarlo con calma. De todos los demás niños, Eiji fue quien le ha afectado más su partida.
—Buenos días, Okumura-kun, ¿cómo has estado?
El niño jadeó maravillado. Hacía ya más de un año que no escuchaba los sufijos honoríficos en los nombres. —¿Habla japonés? — preguntó en ese idioma.
Ibe dio una carcajada. —Por supuesto. ¿Quieres que nuestra sesión sea llevada así?
Por una parte, Eiji tenía miedo de aceptar debido a la falta de práctica en hablarlo. Sin embargo, fue valiente y asintió. —¡Sí quiero, Ibe-san! Si es que... no hay problema.
—No, no la hay, Okumura-kun.
Eiji se sonrojó. —¿Puedo pedir que no me llame por mi apellido...? — desvió la mirada. —. Ya me acostumbré que me llamen por mi nombre y... un amigo me dice por mi apellido cuando está bravo. Bueno, siempre está amargado, por cierto... — confesó, pensando en Yut Lung.
El hombre vaciló. —Oh bueno, ¿qué tal si te llamo "Ei-chan" para evitar confusiones?
Los ojos de Eiji brillaron. Era como si estuviera teniendo una charla con un conocido en Japón. Hasta las expresiones de Ibe eran idénticas a como lo recordaba. —Claro.
Rápidamente ellos hicieron click. Eiji se desenvolvió ante Ibe. Por primera vez luego de mucho tiempo, tuvo una conversación fluida, sin que le doliera la cabeza en pensar en los tiempos verbales o preocuparse si lo que había dicho tenía sentido. Innegablemente su inglés mejoró bastante, mas aún tenía esos pequeños detalles que no lo hacían sentir tan seguro de sí mismo.
También, por primera vez luego de mucho tiempo Eiji fue capaz de expresarse con las palabras correctas según su criterio, en decir todo lo que tenía dentro en el idioma que lo hacía sentir tranquilo. Ni siquiera con sus padres tuvo esa oportunidad de abrir su corazón como en ese momento, debido al pavor de ser reprimido o no ser tomado con importancia al anteponer gran parte de su atención en Ayumi, su hermana, o en el trabajo.
No los culpaba, Ayumi era una niña linda e indefensa y trabajar era muy importante para sobrevivir siendo migrantes, pero a veces añoraba un poco de tiempo con sus padres. Ni siquiera estar con los muchachos llenaba ese vacío.
Ahí mismo, Eiji sacó todo: desde el terror que experimentó al saber sobre su traslado a Estados Unidos, el nacimiento de su hermanita, el bullying escolar, su amistad con los chicos, y Ash. Ya de por sí había dejado fluir unas gotas rebeldes y cristalinas de sus ojos cuando conversaban. Sin embargo, al mencionar a su amigo perdido, Eiji sintió una oleada de desconsuelo y quebró en llanto. No pudo continuar hablando de lo frustrante y lento de la investigación sin sollozar.
Por su parte Ibe le agarró cariño de inmediato. Las vivencias de Eiji las pudo relacionar con su propio pasado, sabía lo difícil que era el proceso de adaptación. Aunque él no tuvo que atravesar la situación tan compleja como el niño, realmente quería ayudarlo.
Permitió que llorara y lo consoló lo mejor que pudo. Sin darse cuenta, Ibe se empezó a involucrar e interesar en el caso Ash.
Las siguientes sesiones fueron llevadas con éxito al punto que Eiji dejó de sentirse desamparo, al menos en menor grado. Sus padres también participaron en las citas y comprendieron más a su hijo.
*
Terminó el ciclo escolar y finalmente Xin Qian pudo asentarse en un nuevo y mejor apartamento que el cuarto alquilado.
—¿Dónde pongo esta caja? — preguntó el señor Wong.
Fue día sábado cuando la familia Wong ayudó a pasar la mayoría de sus las pertenecias de Xin Qian y de Yut Lung.
—En la mesa, por favor. — la mujer le sonrió a los señores Wong y a Nadia.
Desde entonces, toda la familia de los niños estaban más unidas que nunca en la adversidad que sus hijos estaban atravesando por el secuestro de su amigo.
Por su parte Shorter y Yut Lung se alejaron un poco de los demás. Se hallaban dentro del cuarto que iría siendo la habitación del menor. No había nada dentro aún a excepción de su propia presencia. Ambos estaban viendo determinadamente lo único armado y visible en ese lugar: el armario.
Yut Lung no pudo evitar que exhalar con pesar. —Creo que el parásito no cabrá ahí cuando lo hallen.
Shorter lo vio compungido. Ha pasado mucho desde que tuvieron noticias de Ash. —Yut Lung... Ash después dormía en tu cama... ¿por qué?
El aludido lo vio de soslayo. Bloqueó todo recuerdo de su mente sobre los gritos de Ash a altas horas de la noche, o el miedo palpable en sus facciones cada vez que debían dormir.
— Eso debiste preguntarle a él. — no fue la respuesta precisa deseada, pero Yut Lung quería mantener el secreto para él. Si los chicos se enteraran de las pesadillas de Ash, si tenían el conocimiento que Ash todavía sentía pavor en el lugar donde supuestamente estaba más que seguro, se culparían aún más de lo que pasó.
Pensó que recibiría una apelación tosca de Shorter, mas hubo silencio. Giró su rostro para verlo, y se llevó una desagradable sorpresa.
Shorter comenzó a llorar. No lo había hecho enfrente de nadie.
Entre sollozos callados, el pelo pincho vio a Yut Lung. —¿Será que... Eiji tuvo razón todo el tiempo...?
El menor tragó saliva, angustiado y sintiendo que sus ojos quemaban por gotas calientes aproximándose a ser derramadas. —H-Hey... — nunca fue bueno lidiando en consolar a la gente.
—¿P-Por mis ideas Ash fue raptado...?
—¡Ni mierda, Wong! — gritó Yut Lung, sin importarle que su madre escuchara. —. ¡Fuiste el único en aportar ideas, y fueron muy buenas! — lo sacudió con brusquedad. —. Los demás chicos son unos idiotas, pero tú fuiste un idiota v-valiente...
Si Shorter, uno de las personas con un alma y mente fuerte y amable ha flaqueado, entonces la situación era terrible.
Shorter se quitó los lentes de sol y permitió ver sus ojos rojos de lágrimas. —Y-Yut Lung...
—Yo... — el pelo largo le temblaron sus labios. —, yo también lo siento... — jadeó, expulsando gotitas de saliva espesa. —. De verdad lo extraño...
Shorter cerró sus ojos firmemente. —Oh, hermano...
Sin mediar palabras, ambos se abrazaron.
*
Casi siempre, cuando se ocultaba el sol, Sonny se encerraba a su habitación a sumirse en sus pensamientos. En ocasiones lloraba a mares, otras solo derramaba lágrimas, pero la mayoría de veces contemplaba la ventana con pesadumbre. Era la única oportunidad del día en que él podía sacar todo ese sentimiento corrosivo. En las penurias no debía pretender ser fuerte.
Sonny se auto flagela por todo lo sucedido con Ash. Si hubiera sido más listo, hubiera hallado una mejor solución, si hubiera actuado con prontitud, Ash no hubiera sido secuestrado.
No podía dejar de pensar en lo caótico y el desespero. ¿Cómo estará ahora dondequiera que esté? Suponía que muy mal, juzgando por aquellas hematomas que vio en su pequeño cuerpo. Posiblemente lo están dañando ahora mismo.
Un escalofriante pensamiento pasó por su mente que le heló la sangre: ¿Realmente Ash seguirá con vida a este punto?
Al procesar esa hipótesis, Sonny quebró en llanto. Tal vez los más pequeños no lo hayan notado, pero Lao y él se dieron cuenta que la investigación va demasiado lento. No era como en las películas o series que resolvían el caso en un episodio. Inclusive, cuando la mamá de Lao denunció a su padre, tomaron velozmente cartas en el asunto. ¿Por qué con Ash no es así?
Cesó sus sollozos ante suaves golpes llamando a su puerta. No se preocupó mucho por su aspecto deplorable debido a su luz no estaba encendida.
—¿Sí?
Recibió una respuesta luego de una pausa corta. —Sonny, ¿puedo pasar?
El aludido se sorprendió. Era su abuela quien lo llamaba. Eso le extrañó enormemente porque eran más de las once de la noche, se suponía que ella estaba durmiendo.
Temeroso a que fuera algo grave, la dejó pasar. —Sí.
La abuela entró entre tanteos para ubicarse al camino hacia la cama. No quiso encender el bombillo, se dejó guiar por la luz de la luna que se colaba por la ventana.
Sonny solamente escuchaba sus pasos lentos hasta dar con el filo de la cama y sentarse. No la podía ver muy bien, pero sus facciones obvian de tristeza profunda. —¿Otra vez estás llorando, mi niño?
—¿Has escuchado mis lloriqueos? — preguntó, sin aliento. Según él, plañía en silencio.
La abuela suspiró. —Desde el primer día... no sé si tus padres o hermanos te han escuchado también pero... hasta hoy me sentí preparada en ir contigo.
Él parpadeó. El tono de voz de su abuela no conservaba el característico sarcasmo inherente de su personalidad. De verdad, ella estaba muy infeliz. —¿Abuela, qué tienes?
La mujer quedó viendo un punto fijo en la habitación de su nieto, ensimismada en sus recuerdos. —Nadie entiende mejor tu dolor que tu abuela, Sonny — comenzó a hablar en voz baja. —, siempre relato las aventuras y bonanzas que tuve en la guerra, pero el otro lado de la moneda es muy sucia y desagradable.
Sonny, entre la oscuridad, buscó las manos de su abuela y las sostuvo con firmeza cuando las halló. Estaban temblando. —¿Cómo?
Ella suspiró. —Nací en una época llena de confusión y odio. Desde pequeña tuve que lidiar a la pobreza y el sufrimiento. Siendo soldado para el Partido Comunista Chino fue un honor pagado con un precio muy alto.
—¿Abuela? — Sonny no lo estaba entendiendo.
La mujer exhaló por medio de la nariz, tratando de controlarse. —Sé que es perder a un ser querido, Sonny. La guerra civil me arrebató injustamente a varios que no pude salvar o desaparecieron y nunca supe sobre su paradero.
El niño jadeó. Hizo memoria en aquel día que sus padres se enteraron que sus amigos y él estaban escondiendo a Ash de la gente mala. Al principio sus padres no estaban muy contentos con él por no haberles dicho nada al respecto y lo peligroso que fue. Sin embargo, su abuela se interpuso con furia, regañando a sus padres en su lugar.
Entonces entendió Sonny la actitud de su abuela y porque no lo había venido a visitar en la primera noche de sus llantos: ella estaba recordando a esas personas que ya no pudieron abrir sus ojos nuevamente.
Sin darse cuenta, Sonny lloró otra vez.. —Abuela... no sé si Ash está vivo o no... — sollozó con más fuerza. —, él apenas tiene la edad de Yut Lung, abuela... ¿por qué...?
La aludida lo jaló con brusquedad y lo abrazó. —Pueda ser que el niño Ash siga vivo, es muy probable — susurró. Varios eventos de su juventud aparecieron en su mente, inquientándola. —. Pero, escucha atentamente, Sonny, te diré dos cosas que quiero que te las tengas en mente.
El niño la envolvió con todas sus fuerzas, sintiéndose que se hiperventila. —Abuela...
—El mundo es cruel y el pasado nunca regresa... La vida sigue con su rumbo; cuánto me gustaría volver en traer de vuelta a mis amigos y familia que perdí... pero debo aceptar y creer que el lapso que estuvieron conmigo fue de calidad y me gusta pensar que ellos fueron felices — tranquilizó su nieto al darle palmadas en su tensa espalda. —. Atesora el corto tiempo que pasaron con él, ya sea bueno o malo. Estoy segura que el pequeño Ash disfrutó cada una de ellas... y ustedes también.
Sonny se mordió el labio inferior. Pasó por su mente a Ash jugando con ellos, y sus risas retumbaban en sus recuerdos.
—También, Sonny... eres aún incapaz de ver las barbaries del mundo, no viviste lo que yo viví y espero que nunca lo hagas, pero el mejor consejo que te puedo dar, es — la abuela besó los cabellos del menor. —, no es tu culpa. Ninguno de tus amigos tuvieron la culpa, ni siquiera Ash tiene la culpa de su suerte. Todo esto estuvo fuera de su alcance.
Sonny no pudo hablar más. Su abuela lo consoló, susurrandole al oído, repetidas veces sobre fortaleciendo la fe de que Ash siguiera vivo en alguna parte.
Los padres de Sonny fueron despertados por los llantos de ambos. Asomaron su rostro en el umbral de la puerta pero no los interrumpieron. El aura que los dos emanaba era nostálgico, sin cabida a que ellos pudieran entrar a él.
*
Charlie los ubicó de inmediato al grupo de chicos entrando a la biblioteca. Entonces, su corazón se sintió pesado.
—Hey... — habló bajo, imitando un buen ánimo.
Un día, de la nada, esos seis niños llegaron a la biblioteca, se sentaron en una mesa ubicada cerca de una ventana y no hablaron. Se quedaron en silencio hasta llegado las seis de la tarde y se fueron. Así esa tendencia fue repetida varias semanas, incluso los fines de semana.
Charlie no quiso indagar, hasta creyó que se trataba de una broma y estaba atento de cualquier desastre, mas eso cambió ante la sorpresiva aparición de Nadia. Ella no estaba sola, los padres de los niños, el profesor Blanca y la oficial Jessica le hablaron en privado.
Fue en ese momento que entendió las razones de esa bizarra actitud de los menores que continuó hasta el día de hoy. Fue en esa conversación que supo de Ash.
El pequeño Ash visitaba la biblioteca porque le gustaba mucho leer y era su refugio de su infierno.
—Hola, Charlie. — dijo Shorter, con una sonrisa triste.
Los demás lo saludaron con su mano. El más pequeño de todos no dijo ni hizo nada. El más grande, Sonny, tenía una mirada conflictiva siempre cuando lo veía, no sabía el por qué.
Charlie suspiró y notó que los niños reposaban sobre la mesa, en silencio, con el objetivo de ver a Ash entrar por esa puerta.
El corazón del pelirrojo nuevamente se rompió. No era justo, le dolía tanto verlos en esa situación. Si estuviera en su lugar, posiblemente ya se hubiera vuelto loco. Fue por eso que, cuando ya había asimilado todo, les prometió a todos ellos si alguna vez lo veía o había señales de él cerca, haría todo lo posible en rescatarlo o llamar a Jesicca cuanto antes.
—¿Vamos a esperar a que Doradito regrese? — logró escuchar Charlie desde su escritorio.
—Por supuesto, ya vas a ver que él vendrá pronto. — comentó su hermano, tras ver que nadie quiso contestarle.
Hacían las tareas ahí mismo por Ash. No jugaban al parque porque el lugar seguro de Ash era la biblioteca. Sus vacaciones las pasaban en la biblioteca. Ellos todavía conservaban la esperanza en verlo otra vez.
Para Charlie, presenciar su perseverancia era un profundo sufrimiento dentro un acto muy bello de admiración.
Sin embargo, pasado un año de los acontecimientos, el caso se estancó y fue archivado; los niños nunca tuvieron conocimiento de ello.
*
¿Alguien sigue con vida? D:
Debo decir que escribir este capítulo fue más doloroso de lo que había pensando. Al principio creí que no me iba a extender tanto, pero después me di cuenta que debía de tratar el "duelo" de los niños de forma separada y como ellos lo estaban tratando de manejar, al igual que los padres.
El punto psicológico de este capítulo creo que fue lo que más me aterraba en esta parte. Yo no soy psicóloga y a veces puedo lidiar con mis emociones, ¿entonces cómo un niño lo haría? Espero haber hecho bien este capítulo y que la resolución del mismo no haya sido tan desalentador para ustedes los lectores.
Yo no tenía pensado en incluir a Ibe en esta historia xD, vaya sorpresa que me he dado yo misma :v pero a ese hombre lo amo y ya tengo planes para él de lo que resta de la historia.
Este capítulo fue de transición, el próximo pues... mejor me escondo a un rincón.
¡Muchísimas gracias por todo el apoyo de esta historia! Son los mejores ♥
PD: cambié las imágenes de las portadas de los capítulos anteriores a unas nuevas. Por si quieren darles un vistazo a los muchachos siento niños. ♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro