Epílogo
La última cosa que hizo en nombre de Exodia antes de olvidarlo por completo, fue ir al hospital de la madre de Jongin.
Poco sabía de las personas a quienes quería visitar, pero el rostro de dos de ellos se había quedado en su memoria hasta el último segundo. Tenía libre acceso gracias a que era el amigo del interno favorito del hospital —el hijo de la dueña— por lo que acudir al centro en donde se encontraban todas personas en coma no fue tan complicado.
Se había encontrado con Jongin un par de horas antes durante el almuerzo, le había comentado que no pensaba que fuera tan bueno en medicina (los recuerdos del mundo anterior se habían quedado) pero que sabía defenderse y normalmente daba con las respuestas correctas. Su nivel de ocio había bajado casi a ceros, pero seguía teniendo el tiempo suficiente para salir de fiesta de vez en cuando.
Tan pronto habían pasado cuarenta y ocho horas con lo de Chanyeol, Jongin le llamó hasta el cansancio para preguntarle si seguía vivo. Le contó a grandes rasgos lo que había pasado después: Baekhyun decidió irse por lo menos ese día del apartamento de Chanyeol para aprovechar y quedarse en el que había rentado para aclarar un poco su cabeza. No obstante, esto no duró mucho cuando escuchó el timbre después de tomar una ducha y encontrarse a Chanyeol con su guitarra, unos lentes de pasta gruesa y una enorme mochila llena de hojas. En su plática trivial le dijo que estudiaba música, por lo que no tardó en tomarse de allí para convivir y tratar de componer algo juntos por diversión.
Después de eso vinieron comidas juntos, pláticas durante horas y tratar de ver una serie de baja calidad en el sillón antes de que inconscientemente ya estuvieran uno arriba de otro haciendo cosas que Jongin le pidió que se detuviera, que no era necesario nombrarlas. Baekhyun se defendió diciendo que no hacían nada tan fuerte, pero para Jongin era lo mismo. A fin de cuentas, estaba aliviado de que se hubieran arreglado y que Baekhyun hubiera encontrado la manera de hacer que un artista como Chanyeol lo tuviera debajo de sus sábanas.
El tema de los sueños, la confusión y la extrañeza se perdió mientras más tiempo pasaban juntos, y se llegó a convertir en algo que no veían la necesidad de profundizar. Se tenían los dos, juntos y se hayan conocido hace meses o apenas unos días, se atraían y eso era lo que valía ahora.
No quería demeritar todo lo hecho en lo otro mundo, pero era inevitable con sus circunstancias.
Se tomó un segundo para pasarse por la máquina expendedora y elegir un yogurt rápido para tomar antes de entrar en el acceso de personal autorizado. Seleccionó el primero que se le cruzó por los ojos, metió el efectivo y sacó el producto. Se guardó el plástico del popote en su bolsillo y estaba listo para darle un sorbo al girarse, cuando chocó contra una chica quien trataba de pasar por un lado.
Baekhyun se disculpó de inmediato, pero las palabras se le atoraron al verla.
La chica elevó las cejas y miró a su amiga quien se encontraba a una corta distancia detrás.
—¿Está bien? —preguntó la chica, colocándose la bolsa correctamente—. ¿Le hice daño?
La miraba muy directamente, al punto de verse incómoda y allí fue cuando reaccionó.
—¡Ah! Lo siento, no... —Baekhyun negó—. Estoy bien, perdona.
—De acuerdo —contestó la chica, agarrándose del brazo de su amiga—. Vamos Sooyeon, ¡tenemos que llegar a la cita!
—Te dije que no tomaramos el metro —La amiga contestó, mientras ambas se alejaban por el pasillo y sus voces desaparecían—. Estoy segura de que ese chico quería ligar contigo Yuri, solo mira cómo se te quedó...
Baekhyun sonrió.
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Supo que Leo falleció sin sufrir y fue enterrado junto con los miembros de su familia.
En ese hospital, el único que recordaba a tientas y estaba allí, era Junmyeon. Según los doctores no había mejoras y podrían quedarse así durante varios años más hasta que sus huesos ya no soportaran su peso por la falta de actividad. Ya no le deseaba la muerte —porque una vez lo dijo y una señora lo escuchó, viéndose aterrada—, cambiaba las palabras por despertar y entonces se sentiría mucho más tranquilo.
Olvidó el por qué deseaba tanto que lo hiciera, pero sabía que lo apreciaba de alguna manera.
—Supongo que todo viene a su debido tiempo.
Baekhyun volteó hacia su izquierda para encontrarse con un renovado Jungsu, envuelto en su bata blanca y con el cabello corto. Ya no le sorprendía el verlo allí, ambos sabían que se conocían mutuamente, pero decidían no involucrarse más que por ser casi cuñados.
El doctor dio dos pasos hacia el frente, sacó el estetoscopio y estudió las señales de vida de Junmyeon. Revisó sus ojos, la masa muscular, la temperatura de su cuerpo y finalmente el ritmo de su respiración. Todo estaba exactamente igual que el día en que llegó hasta el día de ayer.
Terminando, Jungsu se separó nuevamente guardando sus herramientas y quedándose en la misma posición.
—¿Que no hay más hospitales en Corea?
—Aquí es donde me dieron la beca y he trabajado durante poco más de seis años.
—El mundo es muy pequeño.
—Solo para los que tienen suerte. —Fue lo último que dijo Jungsu antes de que su celular sonara, en la cual lo necesitaban para una cirugía programada—. Nos vemos en la cena.
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Aunque fuera un interno en el hospital, Jongin todavía tenía que acudir a ciertas clases por la tarde en su universidad.
Le encantaba estudiar en el parque del campus, alejado de la civilización en donde solo estaba él, su computadora y los audífonos. Tener un proyecto para fin de mes no estaba para nada en sus planes, mucho menos cuando tuvo que retener tanta información sobre el cuerpo humano, pero trataba de defenderse con lo que le había quedado.
Habían pasado ya cuatro meses desde entonces y por fin el tiempo estaba refrescando.
El cielo estaba casi oscuro, lo que le ayudaba a mantener sus dedos sobre las teclas era la luz de un poste a unos tres metros detrás de él. Un árbol sostenía su espalda y justo cuando escuchó un timbre sonar a lo lejos anunciando una nueva hora, había colocado un punto final en su ensayo.
Se detuvo unos segundos para estirarse y hacerse noción de cuánto había estado allí. Sus ojos necesitaban lentes y tenía una manta alrededor de las piernas. Por algún motivo en su interior sentía que su yo más joven estaría avergonzado de él, pero no iba a dejar que la computadora le quemara la ropa aun y si el invierno se estuviera acercando.
Un animal chirriaba en alguno de los árboles cercanos, la batería de su laptop estaba casi al borde por lo que pronto tendría que dejarlo e irse a la biblioteca para poder conectarla y continuar. Un mensaje llegó a su celular y supo de inmediato que era Baekhyun, ese tono malvado de Star Wars era irreconocible. Leyó un corto mensaje donde le decía —o más bien le obligaba— a asistir al concierto de Chanyeol, era el último de ese año antes de tomarse un descanso después de su comeback.
Lo ignoró en primera instancia, pero llegó otro nuevamente con un par de emojis furiosos y un sticker un tanto perturbador, lo que hizo que le mandara un 'Ok' para que calmara sus ganas de interferir en la paz de Jongin. Baekhyun se quejó porque había sido una respuesta muy fría y Jongin estaba preguntándose cómo es que Chanyeol lo soportaba, hasta que cayó en cuenta que llevaba más de diez años soportándolo él mismo así que cerró la boca.
Cuando el ruido se silenció, Jongin cerró los ojos un momento para descansar.
—Viéndote así hasta pareces un buen chico.
Perturbado, Jongin abrió los ojos con lentitud para buscar esa voz entre los árboles. No logró visualizar a nadie, pero cuando escuchó una rama romperse por la derecha pudo verlo directamente.
Era vagamente familiar.
—¿No lo soy? —Jongin soltó sin pensarlo, pero no sonó a la defensiva.
El chico frente a él traía una mochila colgando por el hombro, casi cayéndose mientras le daba prioridad a su propia computadora en sus manos. Su vestimenta era casual, incluso deportivo, no salía de la gama de grises. Estaba alistando una pequeña manta en un árbol cercano al de Jongin, donde podía verlo de frente algunos pasos hacia la derecha.
Dejó caer la mochila a un lado y posteriormente a sí mismo, sentándose igual que Jongin al mismo tiempo que abría una bolsa de chucherías.
—Es divertido que lo preguntes —contestó mucho después, tomando algo de frituras para meterselas en la boca. No tenían contacto visual.
Jongin se quedó callado mucho más tiempo, el chico pareció no entender su confusión y fue hasta que lo miró directamente mientras encendía su computadora que hizo una expresión de incredulidad.
—No puedes ser tan patán —dijo el otro sin escucharse realmente ofendido—. ¿De verdad no lo recuerdas?
Había muchas cosas que Jongin no recordaba.
—¿Cómo...?
—Después del escándalo que hicieron mis padres no puede ser, Kim Jongin. —El chico se rio volviendo su mirada a la computadora—. Incluso con...
—¿Cómo te hiciste eso en la frente?
Quieto una vez más, el otro enarcó las cejas y llevó su mano a la cicatriz en su frente. Era una marca en diagonal con algunas líneas horizontales. Jongin no estaba seguro del por qué preguntó eso tampoco.
—Pareces Harry Potter.
—Sí, me lo dicen mucho. Estás comportándote muy raro, hubiera sido agradable que la primera vez que nos vimos hubieras hecho estas preguntas en vez de querer llevarme a la cama.
Jongin no reaccionó. Oh, vaya.
—¿Estás diciendo que tuve sexo con un hombre?
Con la mirada puesta en la pantalla, el chico frente a él tecleó ciertas cosas a la par que casi se llevaba la bolsa entera de frituras a la boca. No parecía realmente afectado con lo que Jongin había dicho hasta que se detuvo un momento más y soltó un bufido absurdo.
—Sí. Estoy diciendo que tuviste sexo con Do Kyungsoo.
Oh, vaya.
—¿Entonces me estás diciendo que yo te hice eso a ti?
Kyungsoo tomó un sorbo de su bebida y, con toda la paciencia del mundo, se dio el lujo de soltar una sonrisa.
—No, Jongin —Kyungsoo tarareó—. Yo te lo hice a ti.
Oh, vaya.
No pasó. No sucedió, si no ve no existe, si no lo recuerda no existe.
Su laptop se apagó un minuto después, pero el cuerpo entero de Jongin no se movió para nada. Su semblante debió haber cambiado, hasta pálido se pudo haber puesto, ya que Kyungsoo se le quedó mirando entre tiempo y tiempo posiblemente solo para asegurarse de que estuviera respirando aún.
—Eso realmente lastima mis sentimientos —soltó Kyungsoo de pronto, atrayendo la computadora en sus piernas mucho más cerca en su rostro—. Eres un verdadero patán. En serio lo has olvidado como si nada.
De entre todas las cosas que se habían dicho, eso pareció sincero. Jongin lo analizó de arriba hacia abajo, ya casi no podía verle el rostro por la pantalla en su cara, pero veía sus orejas y estaban bastante rojas. Por su lado, no sentía nada más que una increíble necesidad de salir corriendo.
Tal vez su mirada era tan fuerte que Kyungsoo tuvo que bajar la computadora y devolverle la mirada, todavía avergonzado.
—¿Qué?
—¿Entonces de verdad sé a lo que sabe un pene? —Jongin chilló.
—¡¿Y por qué luces como si fueras a llorar?!
—Se supone que Baekhyun sería el desflorado, yo no...
—¡Pero qué pasa contigo, no es para que te pongas a...!
Kyungsoo soltó un alarido cuando vio a Jongin sumido en su lugar y con ambas manos sobre el rostro. Con un suspiro, el mayor simplemente negó la cabeza sin detenerse a soltar más cosas.
—Si esto te hace sentir mejor —carraspeó Kyungsoo, hundiendo sus dedos una vez más en la bolsa de papitas—. Eres un máster en el sexo oral.
Definitivamente Baekhyun no puede enterarse de eso.
Nunca.
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Una lluvia de estrellas caería esa noche, es algo que sucede cada doscientos años.
Después de su último examen para concluir el semestre, Baekhyun logró escaparse con Chanyeol por la carretera nacional hasta las afueras de la ciudad. El cielo se ve mucho más despejado allí y era más sencillo que el alto se paseara por el lugar sin ser detectado por algún medio.
Usaron el coche prestado (medianamente robado) de Jongin, era un auto lo suficientemente grande y plano como para que tanto él como Chanyeol se subiera al techo de este y pudieran apreciar el espectáculo juntos.
—Ve conmigo —Chanyeol acomodó su cabeza sobre el brazo de Baekhyun, atrayendo su boca al cuello de éste.
Baekhyun cerró levemente los ojos a sentir la respiración de Chanyeol sobre su punto débil. Hacía frío, la temperatura estaba por lo menos en una cifra, pero por algún motivo su novio era cálido. Bastante cálido, en particular.
—Serán tan solo dos días —Baekhyun acarició el cabello de Chanyeol—. Estarás de vuelta en un abrir y cerrar de ojos.
—Aun así... —Baekhyun se rio al escuchar los pucheros de Chanyeol. Parecía un niño pequeño—. Quiero que vayas. Ese extraño proveedor llamado Yifan me da mucho trabajo.
Baekhyun olvidó todo pensamiento del otro siendo un niño pequeño cuando una de sus manos se arrastró deliberadamente por sus piernas, acariciando su muslo hasta llegar a rodear con su dedo justo al centro. Sabía que posiblemente Chanyeol no lo hacían con una intención más allá, pero eso descolocaba por completo a un Baekhyun sensible.
—Sabes que no me gustan los aviones —respondió—. No sé por qué, pero no los tomaré si no tengo qué. Irás a Shanghai este fin de semana, hemos estado separados más que eso.
—Pero aun así...
Las caricias de Chanyeol continuaron haciéndole temblar los huesos. Era cerca de la medianoche, la lluvia estaba programada para las doce con diez y estaban totalmente listos.
Dejando a un lado que Baekhyun estaba teniendo un problema en sus pantalones, el silencio de la noche y la voz de Chanyeol le provocaban una paz inmensa. Hacía mucho que no se sentía tan completo o incluso relajado; el peso sus hombros que había estado cargando durante tanto tiempo se había ido desvaneciendo así como pasaban sus días cotidianos.
Chanyeol se había convertido en un parte de él, casi al punto en donde el alto parecía querer meterlo en su bolsillo y no dejarlo nunca. No se quejaba, eran un par de piezas de puzle que encajaban perfectamente. Podría ser un meloso que no se daba cuenta del espacio personal, pero sus manos hacían un grandioso trabajo y Baekhyun le gustaba sentirlo cerca.
—Si te preguntara cuál ha sido la peor cosa que has hecho en tu vida, ¿cuál sería?
Los dedos de Chanyeol acariciaban el brazo de Baekhyun al momento de escuchar eso, pero no se detuvo.
—¿Me estás cambiando el tema para que no insista en que vengas conmigo?
—Solamente se me ocurrió.
Chanyeol gruñó como un pequeño perrito.
—Tal vez —Pero aun así, le respondió—. Desearle la muerte a alguien. Puede ser que no cuente como una acción, pero sigue siendo malo.
—¿Es realmente así de malo? —preguntó Baekhyun suave. Posiblemente no le hubiera preguntado directamente eso a Chanyeol, pero fue algo que se le salió sin pensarlo.
—¿Mhm? —tarareó Chanyeol.
—¿No se siente como si fuera un sueño?
Chanyeol frunció levemente el ceño y llevó una de sus manos al rostro de Baekhyun.
—Estás frío —informó Chanyeol—. ¿Estás seguro de que no estamos muertos?
—¿Y dónde estamos ahora? ¿El cielo?
Chanyeol volvió su mirada una vez más y se encogió en hombros.
—Solo sé que te estás congelando.
Chanyeol atrajo a Baekhyun más hacia su cuerpo, tratando de darle todo el calor posible. El contraste reflejaba que evidentemente él no debería estar tan frío o que Chanyeol estaba muy cálido.
Su mirada subió una vez al cielo y una sonrisa se formó en rostro tan pronto vio una final línea de luz cayendo en diagonal hasta desaparecer detrás de una montaña. Se acomodó mejor en su lugar, golpeando suavemente el pecho de Chanyeol y señalando la lluvia que estaba comenzando.
—Oh.
Fue lo único que Chanyeol pronunció, poco después de que una ráfaga se desplomara por cielo, cubriendo la negrura con diagonales resplandecientes. Baekhyun podría estar exagerando, pero lo sentía como si fueran fuegos artificiales rompiendo el monótono cielo que yacía sobre ellos. Sin duda era precioso, la luz se remarcaba en sus propias pupilas e incluso se percató de que los ojos de Chanyeol estaban fijos, tratando de no parpadear para no perderse el espectáculo.
Con el poco tiempo que quedaba, Baekhyun miró por debajo a Chanyeol. Se habían nivelado, por lo que estaba cerca de él para poder verlo firmemente.
—¿Y qué opinas del fuego?
Podría ser bastante inquietante cómo era que Baekhyun podría hacer preguntas al aire.
Aunque, mucho más, era el hecho de que Chanyeol pudiera contestar cada una de ellas.
—Alguien una vez me dijo que no llegas a conseguir ver la mejor luz hasta que el fuego está en su punto más alto.
Chanyeol le devolvió la mirada.
—Y es, cuando se apaga, que finalmente te das cuenta que las cenizas restantes son las tuyas.
El tiempo le dio a entender que no es necesariamente la luz de una persona lo que te hace enamorarte de ella, sino aquella oscuridad que lleva por dentro. Por eso, Baekhyun podía ver cómo era que Chanyeol brillaba sobre todo el lugar, incluso más que las estrellas cayendo desde arriba.
—Eso no suena muy alentador.
—Para nada —contestó—. Pero te deja pensando, cómo sería ser tocado por el fuego hasta convertirte en polvo.
—O convertirte en una parte de él.
Con eso último, Chanyeol le sonrió ampliamente y tomó su mano para entrelazar sus dedos.
El tiempo bajaba mientras que la lluvia limpiaba el cielo dejando lo que eran restos escasos de luz.
El frío se convertía en calor y las caricias en cicatrices invisibles.
Y, como si alguna vez lo hubiera vivido, Baekhyun descansó como si la llama en su interior en vez de quemarlo vivo estuviera resplandeciendo dentro de su pecho.
Estaban bien. Estaban sanos. Estaban felices.
Estaban, finalmente, juntos.
FIN
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