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Capítulo 22




Años antes: Exodia.

Jihoon ni siquiera sabía por cuánta gente era amado.

Por cuestiones de censura, por cosas de leyes y por el simple hecho de que no entendía. Pasar el día entrenando, comer y dormir era su vieja rutina, aquella que no simplemente le pertenecía a él, sino a todos sus compañeros. Ser un luz tampoco era fácil: no tenía una función específica, pero parecía ser lo suficientemente importante como para que lo protegieran de tal manera como si su existencia fuera la clave para salir de todo ese alboroto.

—¡Joo Jihoon!

—¡¿Sí?!

El chico levantó la cabeza, dándose contra la mesa al no calcular la distancia. Se tragó el grito que imploraba salir de su boca pero al fin de cuentas se volteó hacia quien lo veía de un extremo a otro con el ceño fruncido y un pie moviéndose de arriba para abajo.

—¿Qué haces? —preguntó Junmyeon casi saliéndole humo por lo oídos—. Estamos a menos de una hora para que las Hecks comiencen a atacarnos y, ¿piensas asaltar la cocina?

Jihoon apretó los labios y apenas resintió el peso de los productos sobre sus brazos. Una gran variedad de frutas más carnes frías lo tenían con los brazos llenos y una actitud altamente sospechosa.

—Eh... ¿tenía mucha hambre? —Evidentemente su líder no le creyó nada—. ¡Jun, no hay de qué preocuparse! Estoy experimentando con algo, sólo ignórame —se rió—. Estaré listo justo a tiempo, ¡te lo prometo!

Junmyeon pasó la lengua por sus labios resecos y suspiró, al parecer hoy había sido una semana más dura de lo normal y todo el mundo estaba bastante sensible. Para su buena suerte, sabía que Junmyeon era inteligente —más emocionalmente que intelectual— por lo que se vio más relajado y sin intenciones de averiguar sobre él.

—Está bien, sólo no robes lo de la semana.

Jihoon asintió, poniéndose de pie y buscando un recipiente donde poner todo lo que tenía sobre las manos.

—Chanyeol está en su habitación, Jungsu le dio un plática de casi dos horas completas y el chico salió más pálido que de costumbre. Haz tu magia y hazlo volver a la normalidad, no necesito gente que esté distraída y menos cuando la semana pasada tuvimos más de cinco fuegos muertos —continuó Junmyeon, caminando directo a la salida mientras que él le perseguía por detrás—. Ah, y hoy estate cerca de su línea visual. El domingo pasado estuviste completamente desaparecido, creíamos que estabas muerto.

La sonrisa de Jihoon titubeó un poco, apretó el recipiente sobre su pecho y simplemente sonrió hacia él.

—Lo intentaré.

--


El día de hoy Jihoon estaba lleno de ideas para preparar. La semana pasada ya había hecho algo al estilo primaveral, una semana antes de esa fue algo más saludable por lo que este día debía ser algo balanceado: ni mucha carne ni muchas vegetales, algo que ambos pudieran comer sin rechistar y, para su bien, que ella se sintiera cómoda y sin intenciones de comerselo. Literalmente.

No estaba seguro del por qué se pasó más de veinte minutos preparándose en el espejo. Ya estaba listo para la lucha, pero siempre se preocupaba muchísimo más por su imagen desde que unió alianza con Jessica. Había sido desde hace aproximadamente cuatro meses que hablaba con ella. Fue bastante duro si es sincero, en primer lugar se suponía que Jihoon debería estar en el estómago de esa chica pero, en el momento que se había separado de Chanyeol y estaba seguro que su vida acabaría, la Heck frente a él se había detenido de imprevisto, mirándolo con cuidado y, sin saber por qué, escondiéndolo poco después cuando otras Hecks llegaron, jurando oler a un luz.

Pensó que Jessica lo quería sólo para ella. Que iba a ser su manjar definitivo y que por ese motivo había sido escondido por casi dos horas hasta que casi llegó el momento de partida de las Hecks y Jessica había abierto nuevamente el closet donde se había quedado atascado un buen rato. Cuando la chica volvió a entablar esa conexión, Jihoon planeó un ataque cuerpo a cuerpo en donde tal vez no le ganaría con poderes, pero sabía que era más fuerte —a menos que fuera una Heck con el don de fuerza, entonces estaría muerto.

Su plan funcionó... o algo así. Con un grito, había corrido con todo el poder que logró contener y se abalanzó hacia la Heck quien no se lo esperaba para nada y cayó al suelo junto con ella. El chillido de dolor de la chica fue música para sus oídos, eso significaba que había finalmente infringido algún daño a una Heck en toda su estancia en Exodia y finalmente había algo de qué hablar pero no significaba que podía pavonearse en ese momento, su principal objetivo era desaparecer de la vista de esa Heck.

—Espera. —Le había dicho la chica cuando estaba por huir. Fue tomado de su cinturón y el pánico creció en su pecho—. ¡Espera! ¿Qué es eso?

Jihoon no podía hablar, estaba pasmado y jamás creyó que esas cosas pudieran decir palabras que no tuvieran que ver con asesinar o comer. Balbuceó, pero finalmente intentó llegar hacia donde la Heck miraba y se encontró con su pequeña porción de golosinas que caían por su bolsillo. Con una mirada, Jihoon pudo percatarse de que la chica no dejaba de verlos y tuvo que pasar un par de veces su mano por el rostro de la Heck para que volviera en sí.

—¿D-Dulces?

—¿Es ese su nombre? —preguntó ella, tomando uno con la mano derecha e inspeccionándolo—. ¿De qué están hechos? Huelen delicioso.

Por segunda vez se quedó sin qué decir y lo único que se le ocurrió fue sacar todos los dulces que tenía escondidos y dárselos casi en un modo de ofrenda. La Heck con piel pálida y dedos largos parecía sorprenderse por la cantidad de formas, texturas y colores que sus golosinas tenían.

—¿No piensas comerme?

Jihoon estaba muy de acuerdo que esa era una pregunta muy estúpida pero la curiosidad era gigantesca. El hecho de que hubieran pasado cinco minutos sólo conversando sobre dulces parecía irreal.

La Heck levantó la cabeza.

—¿Quieres que te coma?

—¡No gracias! —Tal vez su respuesta fue bastante fuerte y honesta al punto que logró ver cómo la chica soltaba una carcajada, sonriendo y provocándole una cascada de emociones dentro de su pecho. No estaba seguro de qué había sido eso, pero con esa simple acción pudo sentirse fuera de peligro—. ¿N-No hay dulces en Dásos?

—No. Comemos puros vegetales y frutas. Debemos cuidar nuestra dieta ya que el plato fuerte viene cada tanto. —La chica lo miró de nuevo y supo que se refería a él, pero su voz sonaba totalmente indiferente.

—¿Y ahora no es el momento?

—Lo es.

Jihoon retrocedió un par de pasos, pero la Heck compensó ese espacio caminando hacia él.

—Pero no estoy interesada en comerte, en realidad quiero eso —señaló los dulces—. Son fantásticos. Odio el hecho de que nuestra reina no nos permita experimentar con la comida.

La Heck se veía genuinamente frustrada y cansada. De hecho, ahora que la veía bien, su ropa se veía desgastada y portaba un accesorio estilo capa que la diferenciaba de todas las demás Hecks. En ese entonces Jihoon no supo cómo preguntar, pero se sentía tranquilo y sin la necesidad de huir.

Su bolsillo había vibrado y escuchó un sonido provenir de él. Al darse cuenta de que había tenido su intercomunicador todo ese tiempo soltó un pequeño alarido y sus ojos fueron de abajo hacia arriba mirando a la Heck quien degustaba los dulces mientras que paulatinamente empezaba a sospechar ahora ella de él.

—¿Piensas entregarme? —cuestionó ella sin más ni menos, poniéndose de pronto a la defensiva.

Jihoon negó rápidamente.

—No. ¿Por qué lo haría? Hemos estado aquí diez minutos y lo único que peligra es el hecho de que te acabaste mi porción de energía.

La Heck pareció creerle demasiado fácil, pero eso no cambió el hecho de que, de un momento a otro, su cuerpo fue expulsado hacia el frente, haciendo que su esqueleto casi se estampara contra el de la chica y su única capacidad de agarre fue el mismo cuerpo de ella. Terminando en un extraño abrazo en donde sus brazos se envolvían en la pequeña cintura, Jihoon se sintió extraño, sus mejillas se había encendido y su corazón se había vuelto loco. Tal vez no debió enterarse, pero se tomó la libertad de casi pegar el oído en el pecho de la chica dándose cuenta de que el de ella latía con la misma fuerza.

—¡Hey! —La chica se separó de él como si su cuerpo quemara—. ¿Qué crees que haces?

Viéndola allí, con los ojos abiertos y una rara sensación por su cuerpo, Jihoon tuvo la necesidad de acercarse nuevamente a ella, pero se contuvo.

—Tú fuiste quien me acercó, ¿no? —Jihoon parpadeó un par de veces—. ¿Eres telequinesis?

Ella asintió lentamente.

—Así que lo eres, pero... ¿por qué puedes hablar? ¡Los nuestros no hablan! —vociferó, recordando cómo era que Luhan mantenía distancia y se limitaba a hablar con el lenguaje corporal y la señas.

—Nosotros somos más inteligentes, claro está —dijo, moviéndose el pelo de la cara.

Jihoon soltó un bufido, pero no dijo nada más. Todavía no estaba seguro de que si le llevaba la contra entonces se le vendría encima y se lo comería de verdad.

—Válido. Bueno, ¿cuál es tu nombre? —curoseó más.

—¿Y cuál es el tuyo?

—Jihoon —sonrió. Cuando la chica no le envió más que una mirada indiferente, minimizó su simpatía—. Joo Jihoon.

—Soy Jessica. Jessica Jung.

Asintió y entonces un incómodo silencio llenó el espacio. Jessica parecía mirar por aquí y por allá, a veces mirando su cuerpo y Jihoon juraba que era por el hecho de que olía los dulces que todavía le quedaban en el bolsillo trasero.

—¿Quieres...?

No pudo terminar su pregunta ya que de pronto Jessica cayó de cuclillas y tapó sus oídos. Era como si estuviera escuchando algo sumamente fuerte al punto de caer al suelo y hacer una mueca de dolor. La chica jadeó y Jihoon no estaba seguro de qué hacer, por lo que intentó poner una mano encima de su hombro, pero ella retrocedió, cayendo de sentón con los ojos casi cristalinos.

—Tengo que irme —susurró Jessica, poniéndose de rodillas y buscando su escoba aún intentado tapar sus oídos.

Jihoon no sabía qué hacer, ella se veía cruelmente lastimada y su pensamiento de eso siendo algo placentero ya se habían modificado completamente. Le ayudó a alcanzar su escoba, ella estaba por montarse e irse, pero Jihoon la detuvo un segundo por la muñeca, haciendo que la Heck lo mirara fijamente.

—¿Podemos vernos de nuevo? —Se había vuelto loco.

Jessica levantó una ceja, parecía tener tantas cosas en la cabeza.

—Tengo dulces. Puedo dartelos, sólo déjame hablar un poco más contigo la próxima semana. Lo digo en serio, no es una emboscada —aclaró rápidamente—. En el bosque hay una casa del árbol. Veámonos allí.

La Heck pareció decir algo, pero el dolor agudo no le permitió responder tan alto. Lo único que le brindó después fue una mirada, Jihoon no estaba seguro si fue una afirmación o no, pero estaba seguro que había significado algo.

Algo bueno.

--


Las semanas pasaron y Jihoon nunca creyó que Jessica realmente se encontraría con él.

La primera vez después de quedar en la casa del árbol Jihoon prácticamente tuvo que mentirle a Chanyeol y por más que se sintiera mal al respecto sabía que tenía que hacerlo. No sabía el por qué. No obstante, había una necesidad intrínseca que lo aventaba a saber más, a conocer cómo es en realidad esa Heck y descubrir por completo si era como Exodia siempre las planteaba: monstruos.

—Jihoon. —El nombrado hizo una mueca cuando su cuerpo no pasó desapercibido saliendo de la habitación. Se quedó parado en la entrada con una bolsa llena de azúcar—. ¿A dónde vas? Tenemos que ir al edificio Físico para la junta antes del ataque, al parecer hay algunas cosas que Jungsu encontró —le dijo Chanyeol, inclinándose en su silla con una leve sonrisa.

Juntó sus labios quedándose un par de segundos el silencio.

—Pero ni siquiera soy importante allí —dijo vagamente mientras se recargaba en el marco de la puerta—. Las noticias son para ustedes y es lo mismo cada domingo. Hasta podría decir las palabras de Jungsu de memoria: Hoy es un día muy importante, sabemos que nos atacarán las Heck...

Chanyeol soltó una risilla.

—Lo sé, pero es necesario que...

—Yeol —Jihoon se acercó a él y le revolvió el cabello—. Sólo esta vez, ¿sí? Hay algunas cosas que dejé en nuestra casa del árbol y quiero acabarlas antes de que termine el día. Me reuniré contigo en la base dentro de unas horas, estaré bien. Si necesito ayuda o algo te habló por el intercomunicador.

—¿Y qué tal si te acompaño?

—¡No! —gritó. Chanyeol casi saltó en su silla por el susto—. Perdón, perdón. No tienes por qué hacerlo. Quiero explorar todo esto por mí mismo y tú sí tienes que ir a lo de Jungsu, ¿no? Es tu hermano después de todo.

El chico fuego frunció los labios mientras daba un par de vueltas en su silla giratoria. Jihoon sinceramente no se sentía bien mintiéndole a Chanyeol, en realidad eran pocas las veces que recurría a mentirle porque simplemente no era necesario con él ya que desde que eran niños compartían de todo. No obstante, esto era algo delicado, por más que conociera a Chanyeol no estaba completamente seguro cómo tomaría el hecho de que se fuera a ver con una Heck además de ponerse en riesgo con tanta facilidad.

Lo peor de todo es que Chanyeol era muy ingenuo.

—Es verdad, Jungsu no pararía de reñirme si falto a la junta. No sabes cuánto odio esto.

—Ni modo —suspiró por dentro—. Nos vemos en unas horas, Yeol.

—Espera, Jihoon. —Chanyeol tenía el rostro afligido y se había estirado para tomarlo del brazo y detenerlo un momento más—. ¿Realmente tienen que ser horas? ¿No puedes decirme por lo menos qué estás haciendo? No me tranquiliza que estés solo.

—No soy un niño y para que sepas, de hecho, soy mayor que tú...

—Como por dos meses. Vamos, sólo quiero saber.

Jihoon se mordió los labios y negó con la cabeza pero logró sonreír.

—Es una sorpresa —contestó al final—. Una que podría ponerle fin a muchas de las horribles cosas que pasan aquí. Así que no te preocupes. Estaré bien.

--


Cuando tenían doce Chanyeol y él finalmente habían terminado de construir la casa del árbol.

Jungsu realmente no los había ayudado en nada, parecía totalmente ajeno a que tenía que lidiar con dos niños con necesidades del juego, por lo que simplemente les brindó los materiales y dejó que hicieran con ellos lo que quisieran mientras que se aseguraran de regresar a su habitación antes de las ocho. Les tomó probablemente unas veinte semanas, pero terminaron con ella haciéndola en un punto ciego donde las Hecks no pudieran encontrarlo.

Al parecer eso no era completamente verdad porque, en el momento que llegó a la casa de árbol unos diez minutos después de que las Hecks comenzaran a entrar a Exodia, vislumbró a un ser con un vestido blanco recargada en una de las ramas, contemplando la vista y cómo era que el ruido iba creciendo a la par de los gritos y cosas derrumbándose.

Jihoon sintió algo dentro de su pecho rebotar con locura y tuvo que golpearse un par de veces porque se dio cuenta que sonreía de manera muy estúpida.

Todavía queriendo disipar las dudas de confianza, carraspeó e hizo señas para que la Heck lo mirara. Fue un minuto entero hasta que la chica se dio cuenta de su presencia y cuando lo hizo simplemente se le quedó mirando como si fuera la cosa más rara del mundo.

—¿Cómo encontraste la casa? —gritó Jihoon evidentemente sorprendido—. ¡Ah, me alegra que hayas podido venir!

Jessica lo miró sin un cambio de expresión y se encogió en hombros.

—Dijiste casa del árbol y busqué una casa del árbol.

—Pero es invisible para las Hecks.

—Eso es lo que ustedes creen, Exodianos. Eso y muchas cosas más.

Jihoon no supo qué responder a eso y simplemente dejó de lado ese tema de conversación.

—Bueno. ¿Podrías ayudarme a subir? —Jessica enarcó las cejas y Jihoon se relamió los labios—. No hay escalera. Se nos acabó el material para hacerla, mi compañero es quien solía ayudarme a subir. ¿Podrías usar tu mente para hacerlo?

La Heck seguía con un rostro bastante vanidoso hasta que sus fosas nasales se expandieron y una mueca apareció. Con un simple movimiento de mano Jihoon sintió de pronto cómo es que flotaba y no pudo evitar casi gritar, pero quiso mantener la compostura y trató de no empezar a dar vueltas en el aire y luego vomitar.

Cuando llegó al barandal sonrió con los dientes de fuera, estaba increíblemente feliz y eso desconcertó a Jessica, quien dio un par de pasos hacia atrás. Tenía los brazos cruzados en su pecho en señal de protección y él lo comprendía: Jihoon era lo suficientemente raro como para que incluso la persona más confiada desconfiara de él, así que trató de relajarse y entonces le extendió a Jessica la bolsa de dulces.

—Lo prometido es deuda.

Una pequeña luz llenó los ojos de la Heck y tomó con velocidad los dulces, casi queriéndolos tirar en el suelo, pero Jihoon la detuvo en el momento que escuchó la risa de una Heck bastante cerca.

—Rayos, es mejor si...

—Ah, es verdad. —Lo interrumpió Jessica. Jihoon preguntó con la mirada y entonces ella sacó ahora un pequeño frasco con un polvo y se lo entregó—. Ponte esto en la cara. Así ellas no te molestarán.

—¿Qué es?

—No tiene nombre, yo lo hice —confesó ella mientras indagaba dentro de la bolsa de dulces—. Con eso no te olerán, considerarlo como un trato. Estamos a mano. —Levantó los dulces en señal de acuerdo.

En ese momento Jihoon pudo ver a través de Jessica muchas cosas: a pesar de ser una Heck bastante fría en realidad tiene un lado leal en donde no está satisfecha si no da algo a cambio. Además, tiene un lado dulce. Ellas no eran tan diferentes a los Exodianos en esa cuestión. Tenían sentimientos, cosas favoritas y todo el derecho del mundo de no matar gente si es que no lo querían.





Jihoon no pensó adecuadamente cuál era la función de verse allí, sin embargo. Habían pasado tan sólo veinte minutos —él ya tenía la cara cubierta de un polvo blanco— y estaban dentro de la casa, sentados alrededor de una mesa que estaba en la esquina pero que él movió para que Jessica pudiera poner todos los dulces allí y elegir cuál comer y cuándo. Ella claramente estaba metida en su adicción por la azúcar, pero Jihoon ya había repasado los dibujos que había en la pared más de cinco veces además de asegurarse de que la cama estaba hecha y no como un desastre.

—Así que... ¿Por qué decidiste no comerme la semana pasada?

—¿Acaso no me pediste que no lo hiciera? —recordó Jessica con la boca llena.

Jihoon soltó un bufido.

—¿Acaso es así de fácil? De todo el tiempo que llevo aquí no importa qué tanto imploremos por nuestras vidas, nunca funciona. Son sádicas, mientras más suframos, mejor —Jihoon jugó con sus dedos, no haciéndole gracia todo lo que se le vino a la cabeza—. ¿O tal vez fueron los dulces? ¿Es esa su debilidad?

Jessica rodó los ojos.

—Ya te lo dije. Me pediste que no te matara y por eso no lo hice. Además, yo no mato a nadie.

Eso sí que fue una sorpresa para él.

—¡¿Qué?! Pero si pensé que ese era su deporte favorito —Jessica le envió una fea mirada y el chico cerró los labios rápidamente—. Uh, lo siento, es sólo que...

—Creo que debería irme.

Jihoon saltó de su lugar y la detuvo mucho más brusco de lo que hubiera querido. Jessica le devolvió la mirada un tanto asustada con algo más que él podía traducir como dolida. O tal vez enojada, esas criaturas eran demasiado impredecibles sumándole el hecho de que Jessica era un enigma, muy fría.

—No sé ni siquiera qué hago aquí —confesó ella algo aturdida.

—Es mi culpa. Perdón, no quise decirte eso. Es sólo que, ya sabes, es la primera vez que hablo con una Heck, quiero decir... Es bastante raro, pero realmente quiero llegar a conocerte.

Por algún motivo la chica enrojeció cuando Jihoon le tomó de las manos. El gesto era de costumbre, solía hacer eso con los chicos varias veces y nunca sucedía nada, pero cuando lo hizo con ella por puro instinto, su corazón se detuvo un segundo y extrañamente se dio cuenta que estaban muy cerca.

La chica a lo mucho y le llegaba al cuello, a esa distancia ya no se veía como usualmente se ve a una Heck: una bestia feroz sin sentimientos y con pura sed de sangre. Jessica se veía frágil, como si su cuerpo estuviera hecho para ser abrazada todo el tiempo y Jihoon sintió unas amenazantes ganas de acariciarle la piel.

La Heck intentó decir algo pero se quedó muda. Sus expresiones ahora cambiaban drásticamente y encontró eso muy lindo.

—Tienes... —La voz de Jihoon cayó dos octavas y hasta él se sintió mareado. Jessica ya no podía mirarlo a los ojos más de tres segundos sin apartarse y seguía sin saber cómo es que terminaron así—. Tienes chocolate en la boca, ahí... —tocó sus labios y eran suaves. Tal vez no debió de saberlo ya que normalmente cuando tocas los labios de otra persona con tus dedos se sienten como carne, se siente lo que es.

Pero él no había usado sus dedos. Ni su mano.

Por algún motivo, usó sus propios labios.

--


Pasaron semanas y Jessica Jung, princesa de Dásos y parte de la Casa Blanca no salía de su cabeza.

Pasaron semanas y cada vez frecuentaban más. Cada vez se acercaban más.

Jihoon se dio cuenta que le encantaba cómo olía el pelo de Jessica y que le gustaba jugar con su cabello a morir. Era largo, color caoba y tan sedoso que sus dedos imploraban pasarse por él una y otra vez. Además podía hacer lo que quisiera, Jessica no se molestaba mientras no se lo terminara cortando y su tamaño también era algo que le fascinaba. Le llegaba un poco más abajo que la cintura, jamás vio a alguien con esa extensión y era tan versátil que Jihoon podía quedarse muchas horas jugando con él.

Por otro lado estaba Jessica, a ella le gustaba estar arriba de él.

Jihoon dio por hecho que probablemente era porque ella era bastante fría —emocional y de su temperatura— y él cálido, por lo que el choque entre estos dos extremos lo hacía bastante armonioso y relajante. Ella solía recorrer sus dedos por todo su cuerpo, tocándolo de pies a cabeza y había momentos en donde susurraba por debajo cuán diferentes eran los Exodianos y las Hecks. Que, por cualquier motivo, a ella le empezaba a gustar cómo su cuerpo la envolvía con un simple abrazo, cómo era que Jihoon la tocaba como lo más delicado y quebradizo del mundo.

Desde que Jihoon rozó a Jessica con sus labios, lo habían repetido varias veces. Por la sensación. Por lo tierno que se sentía y porque de alguna manera buscaban intrínsecamente la mejor manera para estar conectados. ¿Qué tan lejos podían llegar? ¿Aquello era lo único que podían hacer?

El terreno era quejumbroso y estaba convirtiéndose en peligroso.

La curiosidad mató al gato y entonces, lo intentaron.

--


—¿Entonces puedes quedarte toda la semana?

La voz de Jihoon sonaba bastante animada y feliz. No podía contenerlo, su corazón latía sin pudor y lo mejor era cuando Jessica intentaba verse neutral como si lo que le estuviera diciendo no fuera una buena noticia, pero en realidad se comía las sonrisas queriendo conservar su faceta de hielo.

—Cada cierto tiempo venimos unas cuantas y damos una revisión a Exodia sin que ustedes se enteren —dijo mientras trataba de desenredar sus piernas con las de Jihoon, pero éste se mantenía quieto haciendo lo posible para que ella no se alejara de él—. Usamos un hechizo de invisibilidad y mientras que los telequinéticos se mantengan alejados podemos pasearnos con tranquilidad. Normalmente nosotras elegimos cuánto tiempo quedarnos, el máximo es la semana entera.

Jihoon soltó un pequeño sonido de victoria mientras ponía los puños en alto.

—¡Quédate aquí! ¡Podemos vernos todas las horas!

—Pero tienes que entrenar... y ese fuego que está cerca de ti no creo que le guste para nada que yo esté contigo.

Jihoon hizo una mueca y concordó.

Sólo podía ver a Jessica  cada semana que se limitaba a lo mucho un par de horas ya que luego tenía que volver con Chanyeol para que no se preocupara. Todo el lunes se la pasaba con él ya que era su rutina diaria y entrenamiento, por lo que no tendría excusas y aunque amara que Jessica disfrutara de su comida, todo se vería más sospechoso.

Todo eso se le vino a la mente, pero entonces se detuvo, miró el perfil de Jessica quien se veía algo cansada y legañosa y, cuando ella correspondió a su mirada, él sonrió y la besó en la mejilla haciendo que ella se sonrojara.

—Pero, ¿por qué tenemos que ocultarlo? —preguntó—. Conozco a Chanyeol, conozco a los chicos. Sé que si les explicamos la situación lo entenderán de inmediato y nos apoyarán.

—¿Qué? —Jessica negó rápidamente—. N-No podemos hacer eso, ¡ellos tan pronto ven a una Heck la matan! ¡Y más si es un fuego!

—Solamente si representan peligro, y creeme que tú no lo haces. —Jessica le encajó el codo en el estómago en señal de protesta—. Auch. Bueno, claro que eres fuerte. Me refería a que mientras yo esté frente a ti y no intentes nada, entonces funcionará. Confía en.

Sabía que enfatizar esa última frase siempre ponía de los nervios a Jessica porque no podía decirle que no y menos si le ponía la cara.

—Anda. De verdad sé que Chanyeol escuchará. Al fin podré contarle todo.

Ella pareció estar a punto de volver a negarse, pero se detuvo a medio camino.

—Si veo fuego, así sea tan sólo un pequeño atisbo de él... —Jessica lo miró de arriba hacia abajo—, juro que lucharé para salir de allí. Te lo prometo.

Jihoon asintió. Estaba segurísimo de ello.

--


Tal vez Jessica siempre se mostraba fuerte, con la cara en alto y el ego a nivel máximo, pero ahora, frente a esa precisa y estresante situación, literalmente estaba detrás de él, agarrándolo con fuerza y temblando.

—¿Qué es esto?

Jihoon tenía los labios secos y cuando pensó que sabía lo que diría cuando ese momento llegara en realidad no tenía ni idea. Su única acción fue exactamente llevar a Jessica detrás de su espalda y mantener una mano delante para calmar a Chanyeol y otra por detrás para asegurarle a ella de que estaba allí  y que no debía tener miedo.

—Jihoon, ¿qué estás haciendo? —La voz de Chanyeol también sonó tambaleante y su mano estaba extendida de la misma manera, como si pensara que Jihoon en realidad quería pedir su ayuda cuando en realidad sólo lo detenía—. ¡¿Jihoon?!

—No es peligrosa, ¡¿bien?! —gritó de vuelta—. Sólo escúchame, Chanyeol. De verdad, tienes que calmarte y escucharme.

Chanyeol se veía sudoroso y sucio, su piel estaba llena de humo y tenía raspones por todas sus extremidades. Tenía una mano en su intercomunicador, estuvo a punto de llamar por refuerzos pero Jihoon le imploró que no lo hiciera.

Era una semana más, el inicio de Jessica quedándose varias horas con él y tuvieron la mala suerte de no prever las consecuencias. Que Chanyeol evidentemente no era tan estúpido como para no sospechar que había algo raro, que las huidas de Jihoon se hacían cada vez más recurrentes y que se veía más feliz y animado, pero a la vez algo afligido en el momento que se quedaba en sus pensamientos. Claro que Jihoon no se sorprendió de que, en algún punto de su aventura, Chanyeol terminara por seguirlo en secreto, guiándose por el GPS que tenía como Luz y entonces encontrándolos a los dos acurrucados en el suelo mientras egullían la comida que Jihoon había preparado y traído de la cocina.

La primera reacción de Chanyeol y Jessica fue casi la misma: ambos se pusieron en los extremos de la casa, alejándose lo más posible el uno del otro hasta que el shock del primer momento pasara. Jihoon fue el primero en hablar, pero cuando la atención de Chanyeol pasó de la Heck a él y viéndolo en un posible peligro, el alto entró en una locura casi extrema, acercándose a Jihoon con los ojos extremadamente rojos y con toda la intención de quemar a Jessica de un sólo golpe.

Por suerte, Jihoon lo detuvo, empujándolo para que volviera en sí y entonces Jihoon corrió hacia Jessica, protegiéndola detrás de su espalda mientras que la chica intentaba calmarse y así fue como terminaron en silencio, mirándose entre ellos.

—Es una buena Heck. La conozco desde hace muchas semanas, Yeol. En serio no es una amenaza.

Chanyeol todavía parecía incrédulo, como si buscara cualquier cosa en la cara de Jihoon que dijera que estaba siendo controlado, que la Heck lo tenía bajo amenaza y que en realidad lo necesitaba. Que le quería. Que su existencia dependía de él, pero ante sus ojos, podía verse que no. Que era Jihoon quien cuidaba de la Heck y mientras más Chanyeol se metiera eso en la cabeza, entonces todo saldría bien.

Por suerte y porque Chanyeol confiaba mucho en Jihoon, le creyó.

Escuchó.





La reacción de otros Exodianos al enterarse de Jessica fue casi la misma, pero menos dramática y mucho más larga en términos de confianza.

De entre todos los que podía confiar, había elegido a los más cercanos y menos peligrosos como Zitao quien en ciertos momentos detenía el tiempo sólo para preguntarle si estaba en sus cabales, si en realidad no le habían lavado el cerebro o si se encontraba amenazado al punto de tener tanto miedo para mentir. Jihoon le afirmaba que no, que estaba totalmente cuerdo y que Jessica tenía mucho que ofrecer.

Yixing era el que más miedo tenía y Jihoon lo sabía. El curador se limitaba a quedarse en su puesto y recibía las más horribles heridas que se podrían imaginar. En dos ocasiones fue rehén de Hecks y estuvo al hilo de la muerte, por lo que con él tuvo sumo cuidado de contarle detalles y enfocarse entonces en lo positivo del asunto. Mientras más pros tuviera su propuesta mejor envolvía a Yixing, y con suerte lo logró. Incluso Jessica dejó que Yixing la inspeccionara más de cerca ya que como curador estaba bastante curioso de la fisionomía de las Hecks, pero llegó a un punto donde Jihoon le golpeó en la mano porque estaba profundizando demasiado.

Jimin fue otra historia. Era un luz como él y solían compartir desgracias por su poder, por lo que fue el más fácil de convencer ya que como luz al fin podían aportar algo y, si lo lograban, saber lo que su poder podía llegar a hacer. El chico no se confió de inmediato, pero se quedaba cerca de Chanyeol por si las cosas salían de control, por lo que no pasó a mayores.

Aunque Chanyeol estuviera ya al tanto de la situación, sus ojos seguía dudosos pero no decía nada. Se limitó a escuchar su plan, el cual tenía sentido pero era muy fantasioso, eso era lo que probablemente pensaba Chanyeol cada que avanzaban más y más con la explicación. Sus ojos nunca se apartaron de la Heck y ésta tampoco se veía muy amistosa con él, solía regresarle la mirada con intensidad y había un choque bastante tenso.

—¿Y crees que de verdad funcione? —Le había preguntado Zitao al terminar la explicación—. Si te soy sincero, es muy poco probable que ocurra como dices. Si nosotros quienes somos las personas más tranquilas nos tomó casi tres horas confiar en ella, ¿cómo crees que lo tomarán los demás? No puedo ni imaginarme la reacción de Jongdae o la de Yoongi. —Jimin asintió en acuerdo.

—Son personas que no piensan las cosas dos veces. Es peligroso, Jihoon —Jimin se encogió en hombros.

Por un momento la sonrisa de Jihoon se vino abajo, pero trató de mantenerla. Volteó hacia Jessica y ella también parecía preocupada.

—Tienen que entender. Es la única manera en que esta guerra pueda terminar.

—Mhm. —Todo el mundo volteó a ver a Chanyeol—. Y en tu mundo, ¿cuántas Hecks hay con esa mentalidad?

Jessica se tensó cuando Chanyeol le preguntó directamente eso. Al principio no supo si responderle o no, pero viendo que era una pregunta en serio y que Jihoon no intervino, contestó.

—Que yo sepa... ninguna.

Chanyeol miró a Jihoon con las cejas alzadas y éste se sorprendió porque por un momento creyó ver una media sonrisa sarcástica en la boca de Chanyeol.

—Esas no son buenas noticias —dijo Yixing—. ¿Ni siquieras has hablado con alguna de ellas?

—Mi hermana. Se lo planteé pero no me escuchó. Todas las princesas tienen sus propios intereses, no les importa ni un poco algo que no sean ellas mismas —suspiró Jessica—. Para que el pueblo nos escuche, el mandato tiene que venir de la reina. Si ella dice esas palabras, si la reina pide que se detengan las matanzas entonces lo harán sin rechistar. Sin embargo, la reina es estricta, es difícil que acepte algo así.

—¿Y? —Chanyeol simplemente parpadeó—. ¿Qué es lo que necesitas?

Jessica respiró hondo sin perder la compostura de una princesa.

—Tiempo. Sólo eso. Estoy segura que mientras más insista las princesas terminarán por escucharme...

—¿Pero qué ganan? Ustedes hacen esto por pura diversión, si se las quitas, ¿entonces qué les darás a cambio?

Sin pensarlo, Jessica tomó el brazo de Jihoon y lo envolvió con los suyos recargando su cabeza sobre él. Se vio tímida, pero finalmente elevó de nuevo la barbilla y lo encaró.

—Una vez que ellas sepan lo que es esto —hizo referencia al gesto con Jihoon—, entonces lo entenderán. Es algo mágico que no comprenderías hasta experimentarlo. Y es, en definitiva, mil veces mejor que la satisfacción de comer y matarlos a ustedes.

Zitao se sacudió en su lugar como si hubiera presenciado algo demasiado cursi —aunque no supieran el significado de esa palabra— mientras que los demás igualmente se sintieron sofocados e, internamente, celosos.

—Ah, ¡ya los saben! —gritó Jihoon para alivianar la situación. Sonrió y les guiñó el ojo—. Jessica es la dueña de mis ojos y tan fría como la nieve, pero que con una simple mirada cálida es capaz de derretir tu corazón. ¿Cómo es que no han dicho que sí a estas alturas?

Yixing y Jimin soltaron un bufido al mismo tiempo y Zitao parecía estar a punto de vomitar.

—Por algún motivo esto me da mucho asco.

Chanyeol no tuvo reacción, Jihoon miró hacia el con una sonrisa y no se la devolvió.

--


Los planes, a fin de cuentas, nunca van como uno lo espera.

Siempre se debe tener un plan b, un c y si es necesario hasta la z. Jihoon no pensó sobre ello, en su mente si todo seguía como su curso y lo pedía entonces las cosas iban a salir bien y tendrían la ventaja. Pero el factor tiempo, su más grande debilidad, se les fue de las manos así como el cuidado.

Jungsu se enteró de la existencia de Jessica y enfureció.

Para cuando quiso saber quiénes estaban implicados, nadie levantó la mano porque los Exodianos son así. Algunos lo sabían. Algunos realmente se interesaron, otros lo pasaron por alto como si fuera una decisión trivial. Todos se apoyan, todos dicen sí hasta que la pura realidad los abofetea en la cara y terminas tan pasmado que confundes tu próximo movimiento y luego ya no sabes cuál era tu camino original.

Ayer, soñaba con lo bueno que sería Exodia si pudiera juntarse con Dásos.

Hoy, corre lo más rápido que puede, gime, grita y vocifera lo que su boca le permite.

Han encontrado a Jessica y la han sometido al punto de debilitarla y casi matarla. Jungsu no tiene piedad, él no permite ni una sola palabra de la chica y Chanyeol se mantiene allí, sin emociones, como si estuviera completamente desconectado del mundo mientras que fríamente sigue las órdenes de su hermano como si de una máquina se tratara.

"Vas a matar a Jessica Jung y todo lo que esté relacionado con ella."

Y aunque sus labios temblaban ya esperando lo que venía a continuación, su cabeza todavía no puede encontrarle sentido a la oración.

"Y eso incluye a Joo Jihoon."

Si rompió la puerta al entrar a la oficina de Jungsu poco le importó. Lo que le trajó allí fue un grito desesperado de dolor y su corazón se había hecho trizas porque había sido una mujer y en ese edificio no había más que una Heck. La furia y la desesperación caían como gotas de sudor, aventó todo, abrió todas las puertas ocultas pero no podía ver nada.

Pero la escuchaba.

—¡Park Chanyeol! —Se desgarró la garganta. La fría habitación hizo eco y sus quejidos se intensificaban—. ¡Park Chanyeol, ¿dónde estás?!

Al escuchar una exhalación, Jihoon se dirigió hacia el escritorio y miró por los alrededores. Su respiración era lo que más sonaba en la habitación, su fuerza no podía levantar el escritorio pero pudo patear la maldita silla, haciendo que ésta tronara en la pared.

Se quedó quieto con la mirada hacia la nada, pero luego se dirigió hacia abajo ya encontrando a la persona que buscaba. Lo miró con los dientes apretados, Park Chanyeol estaba debajo del escritorio de su hermano hecho casi un ovillo con las piernas pegadas al pecho y la cabeza envuelta en una capucha. Su cuerpo estaba rígido y, como si hubieran viajado en el tiempo cuando jugaban a las escondidas y Jihoon sabía que Chanyeol estaba allí porque era su escondite favorito, el chico fuego levantó la cabeza nada feliz de que lo hubiera encontrado.

—¿Dónde está? —preguntó de nuevo.

Chanyeol titubeó, sus ojos se movían de un lado a otro y su cuerpo temblaba. Se veía enfermo.

No obstante, Jihoon no tenía tiempo. No le importaba su condición, él quería saber dónde estaba Jessica y qué le estaban haciendo.

—¿Por qué no dijiste nada? —Jihoon rechinó los dientes—. ¡¿Por qué no la defendiste?! ¡¿Por qué dejaste que Jungsu la dañara?!

—No tuve opción.

—¡¿Cómo no?! —Jihoon tomó a Chanyeol de las solapas de su chamarra y lo sacó de abajo. Apretaba con tanta fuerza al punto de que sus dedos se volvían blancos y juraba que sus ojos estallarían en cualquier momento—. ¡Seguiste sus órdenes! ¡¿Por qué me haces esto?! ¡Creí que éramos compañeros!

—¡No! —Chanyeol levantó el brazo, y deshizo el agarre. No respiraba adecuadamente. Ambos estaban totalmente agitados—. Yo creí que eras mi compañero. Necesitabas mi protección, me necesitabas sólo a mí. Tú te alejaste de mí, ¡te ibas y cada vez que lo hacías...! —Chanyeol apretó los dientes y lo apuntó con el dedo—. ¿Tan siquiera sabes cómo me sentía?

—¡Eso no omite el hecho de que Jessica está en peligro, maldita sea, Chanyeol! ¡No estoy para esto! ¡Dime dónde está Jessica!

En su cabeza lo único que había era Jessica, Jessica y Jessica. No quería saber más, no lo necesitaba. Su corazón se tambaleaba al punto de que casi colapsa.

—Bueno, como quieras —dijo Jihoon en un tono alto cuando Chanyeol se quedó callado—. Yo no soy el imbécil que se agarra del brazo de su hermano y huye de sus maldita consecuencias.

Jihoon debería ser el chico confundido y resentido ya que fue prácticamente arrastrado contra su voluntad a hacer cosas que no quería en un principio. Nunca comprendió esa guerra. Jamás quiso hacerle daño a nadie. Quería encontrar una oportunidad para que Exodia y Dásos pudieran vivir pacíficamente sin necesidad de más sangre, pero entonces llegaba Jungsu y arruinaba esa oportunidad.

—Estoy seguro que puedo cuidarme por mí mismo, imbécil. No te necesito.

Había aguantado tanto durante mucho tiempo y creía ya no soportarlo más. El estrés de que tuvieran a Jessica como prisionera y en un mal estado lo volvía loco al punto de casi perder esa usual facilidad de comunicación con Chanyeol.

Porque se supone que eran amigos. Compañeros. Los mejores. Pero entonces llegaba Chanyeol hecho un desastre, loco y completamente agresivo con los dientes afuera. Y, por más que muy dentro de sus pupilas Jihoon pudiera sentir que ese no eran del todo Chanyeol, que había algo moviéndole y provocándole esas reacciones, no podía identificarlo.

Y decidió ignorarlo.

Un segundo después, Chanyeol levantó la cabeza y respiró por unos segundos con dificultad hacia él. Jihoon le regresó la mirada con una mueca molesta.

—¿Qué?

No tuvo tiempo de decir nada más ya que el alto lo tomó por la camisa y lo remolcó. Los ojos de Jihoon se agrandaron ya que era completamente arrastrado por toda la habitación.

—¡Hey! —gruñó cuando su camisa se estaba casi rompiendo—. ¡¿Qué ocurre contigo?!

Chanyeol lo levantó con fuerza, obligándolo a ponerse de pie. Normalmente Jihoon tenía habilidad en defensa personal, pero todos los acontecimientos eran demasiado veloces y casi fugaces. Apenas y se dio cuenta cuando de un momento a otro Chanyeol había roto una ventana y había sacado su cuerpo hacia afuera. Por lo tanto, Jihoon era solamente sostenido por la mano de Chanyeol sobre él y Jihoon sujetándose de ésta misma mientras que sus piernas volaban en el aire.

La visión de Exodia era un completo desastre: lugares quemándose, personas corriendo, desapareciendo y muriendo. Desde arriba se veía con perfección a un grupo de Hecks desmembrando cuerpos, encajando cuchillos y riéndose malévolamente mientras perseguían a los demás. Los chicos de allí claro que luchaban y se defendían, pero apenas podía hacerlo con el uso de sus poderes. No le gustó para nada, su cerebro recién lavado no le permitía digerir todas esas imágenes.

El aire chocó contra su rostro y había algo así como una lluvia de cenizas por el lugar. Intentó mirar hacia arriba, pero apenas y lograba ver la cabellera de Chanyeol.

—Tú...

—Sal de esta. —Jihoon tembló ante la fría voz de Chanyeol—. Intenta lidiar con esto, vamos, sálvate.

Jihoon temblaba, no sabía ni siquiera qué decir en esa situación. Pataleó un poco, pero no había motivo, no quería por nada soltarse de él.

—Si abro mi mano te mueres —sentenció el alto—. Si te sueltas de mí, te mueres. Todo... depende de mí. ¡Si yo quisiera —Jihoon respiró finalmente cuando Chanyeol lo elevó y volvió a ponerlo dentro de la habitación tomándolo por los hombros una vez más— podría haberte dejado morir en manos de esas Hecks! ¡Hubiera dejado que te llevaran desde la primera vez para evitar tantas muertes que sucedieron antes y ahora! ¡Te hubiera dejado a esas malditas para que hubiera jodidamente paz en Exodia por varias semanas!

Jihoon se mordió los labios. Otra vez jugando con su mente, otra vez diciéndole cosas que no puede lograr entender. Él tenía a Jessica y ella era un Heck. Ella valía la pena, no era como las demás y Chanyeol no entendía.

No entendía para nada.

—Solamente por mí estás vivo en este momento —continuó Chanyeol y Jihoon simplemente se rió—. Si yo no le hubiera pedido-no, rogado a mi hermano que te dejara vivir un poco más ya estuvieras muerto. ¡Si tan sólo te hubiera dejado solo, mi hermano ya estaría entregándote como sacrificio por el bien de nuestro mundo! ¡Así que no digas que no me necesitas!

Jihoon hizo una extraña mueca y ahora sí reacción, soltándose de los brazos de Chanyeol para que lo dejara ir. Se miraron intensamente por unos segundos hasta que él soltó otra risa sarcástica hacia el fuego.

—¿Quieres que te agradezca? —preguntó—. ¿Quieres que te dé un abrazo para empezar a llorar en tus brazos por haberme salvado? No, Chanyeol, no, tú —lo miró de arriba hacia abajo— no eres mi prioridad. Hay tantas cosas más. ¡Jessica es muchísimo más importante para mí ahora y no tengo tiempo para tipos asesinos como tú!

Chanyeol suspiró. Aunque se veía herido pudo tranquilizarse negar con la cabeza.

Como si hubiera perdido todo de pronto.

—No sé dónde está. —respondió por fin. Jihoon estuvo a punto de reprocharle, pero entonces Chanyeol lo miró con severidad—. Ella no puede vivir, Hoon. No puede. Después de esto Jungsu no se quedará quieto, todos los Exodianos están en contra de Jessica y no importa qué tanto tú o yo lo diga, la matarán por el simple hecho de que es una Heck.

Sin esperarlo, Jihoon le soltó un puñetazo a Chanyeol. Éste último tosió, su cuerpo se había ladeado por el golpe. Aun así, Chanyeol no actuó agresivamente y simplemente lo miró de nuevo. Jihoon deseó que le devolviera el golpe, que le dijera algo, pero allí no había nada más que un Chanyeol sincero.

—Si ella muere, voy a morir con ella.

Los ojos de Chanyeol se expandieron y lo tomó por los brazos.

—¡Jihoon...!

—¡A fin de cuentas es tu maldita orden! —Jihoon lo empujó de nuevo—. ¿De qué me sirve vivir si ella no está? ¡No puedo explicarlo, pero...! —Las manos estaban en su cabeza, se tiraba del pelo por la frustración y las lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos—. Simplemente es como si no pudiera seguir si ella no está y mucho menos de una manera tan injusta. Odio verla sufrir, odio verla llorar y lo único que quiero es verla sonreír. Estar juntos.

Ahí fue cuando Chanyeol se detuvo en seco, como si eso último le hubiera pegado tan fuerte que su inexperto cuerpo no pudiera digerirlo tan fácilmente. Fue duro, espontáneo, pero había sonado tan natural como si realmente eso pudiera nacer en una persona.

Jihoon no se dio cuenta que el mundo seguía su curso hasta que un movimiento en el ambiente mareó a ambos y entonces, de la nada, aparecieron tres personas delante de él. Su corazón se disparó cuando vio a Jungsu con el peor humor que le hubiera visto jamás y, con una sola mano, sostuvo a Jessica a quien segundos después aventó contra el suelo, haciendo que ésta gimiera por el dolor.

Inmediatamente Jihoon corrió hacia ella, pero Jungsu lo detuvo, aventándolo hacia atrás con el viento. Inquieto, el director se quitó su saco y remangó su camisa. Parecía estar al borde de la crisis.

—Ya he tenido suficiente. —Jungsu se relamió los labios y caminó hacia su escritorio mientras todavía sostenía a Jihoon contra una pared—. Es hora de terminar con este desastre y volver a la normalidad. No necesitamos gente que se lía con Hecks y mucho menos que caen redonditos en sus mentiras. Créanme muchachos, esto es por su bien y el bien de Exodia.

—¡Jungsu! —Jihoon tosió intentando que el aire no entrara en su cuerpo—. ¡No entiendes nada, tú, imbécil! ¡Ya te dije que es una Heck buena, nada pierdes con hacernos caso!

—¿Sabes...? —El director carraspeó mientras abría su cajón y sacaba un pequeño estuche color rojo—. ¿Sabes cuántos Exodianos han dicho eso? ¿Acaso realmente pensaste que eras el primero? Por favor Jihoon, no pudiste haber crecido de esa forma. No te crié de esa manera.

Jessica soltó un grito de dolor repentino. Jihoon no sabía qué le habían hecho, pero estaba esposada y sus ojos estaban cubiertos por otra cosa sólida incapaz de utilizar sus poderes. La chica temblaba de rodillas mientras intentaban murmurar algo, pero la debilidad era tanta que ni esa fuerza tenía. Jihoon jadeó y de no ser por el viento que mantenía sus ojos secos ya estaría lagrimeando.

Jungsu caminó hacia él con el rostro más indiferente que conocía y, como si lo mirara con pesar por unos segundos, suspiró.

—Es una pena. Lo lamento por Chanyeol, lo lamento por ti. Te conozco desde niño, pero si terminas así, no hay opción.

—¡Bas...!

Las palabras se atoraron en su boca, todo se detuvo y eso incluía el viento sobre él, pero aun así su cuerpo se quedó pegado a la pared. Escuchó al fondo un grito de Chanyeol, algo indescifrable que ni él mismo pudo saber. Sus oídos punzaron, todo se volvió pesado y su garganta comenzó a rasparse. Poco después se dio cuenta que la sangre salía de su boca.

Jungsu lo había apuñalado.

—Creeme, esta es la manera menos dolorosa —susurró Jungsu en su oído mientras lo dejaba caer con lentitud hasta el suelo al punto de terminar sentado. Cuando Jungsu sacó el puñal y lo limpió, su instinto fue cubrir la herida, hacer presión—. Realmente espero que todo el mundo entienda de una vez que con esto no se juega y que para sobrevivir deben apegarse a las reglas. Me gustaría que esto quedara entre nosotros pero sutilmente me encantaría que pasaras el mensaje, Kasper.

La tercera persona que había llegado se había quedado en completo silencio todo el tiempo. Asintió.

Jihoon apenas pudo conservar las fuerzas, su mirada pasó a Chanyeol quien parecía helado en su lugar como si no pudiera creer lo que acababa de pasar. Su visión se borraba, las cosas se escuchaban lejanas.

Estaba muriendo.

—Termina con esto, Chanyeol —pidió Jungsu—. Cuando vuelva quiero a estos dos muertos, sin rastro.

El fuego no respondió, pero el director lo tomó como un asentimiento y entonces Jungsu tocó el hombro de Kasper y en menos de un segundo desaparecieron.

—¿Jihoon? —Tal vez estaban a metros de distancia, pero todavía pudo escuchar la voz de Jessica. O igual era su imaginación, pero nada lo reconfortaba más. Intentó responder, pero al no poder hacerlo la Heck habló más fuerte, casi agotando su último aliento—. ¡Jihoon! —Su voz se quebró.

Podía escuchar pasos, el sentir de alguien agarrando su ropa y siendo arrastrado por el suelo. Al abrir los ojos de vez en cuando veía luces destellantes, algunas más brillosas que otras y en algunos casos de colores. Su tacto seguía caliente, todavía no lo había perdido del todo y sus labios temblaron cuando sintió algo, a alguien y su corazón lloró en el momento que supo a quién pertenecía esa suave y fría piel.

—¿Jessica? —susurró tan despacio que era imposible que fuera escuchado.

—¿Uh? —La Heck esnifó y después un sonido metálico cayó al suelo.

Algo palpó su torso y pudo sentir las manos de Jessica por todo su cuerpo. Así como en los viejos tiempos.

—N-No puedo verte —dijo ella con la voz quebrada. Parecía batallar con lo que probablemente tenía en los ojos, pero era imposible de quitarlo por sí sola—. N-No puedo... Jihoon, ¿qué te...?

Su voz se detuvo cuando lo tocó de nuevo y la viscosa sensación de la sangre llenó sus manos.

—No —ahogó un sollozo—. No, no, no, no, no. ¡No!

El último no se escuchaba tan lejano, Jihoon ya ni siquiera podía contemplar el magnífico rostro de Jessica.

Dicen que la muerte es oscura y dolorosa, pero para Jihoon todo era una cadena de emociones, colores y armonía. Sostener la mano de Jessica sería probablemente la última cosa que haría y para su suerte, estaba viva. Y lo seguiría estando. Lo sabía, él confiaba incluso después de tantas cosas.

Una luz brillante fue lo que recibió después. Todo se desvaneció y las cosas tangibles desaparecieron.

Pidió con todas sus fuerzas que Jessica viviera.

Su último latido cedió.

--


Cuando Jihoon despertó, se encontraba en un avión.

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Actualidad.

Al abrir los ojos, frente a él había pura vegetación.

De su boca salían jadeos y se veía como si estuviera a punto de vomitar. Había dejado de respirar por minutos enteros y no le importaba cómo era que sus piernas podían seguir moviéndose a una velocidad inhumana, corriendo por el bosque mientras esquivaba árboles caídos y troncos agrietados. En su espalda alguien lo golpeaba, le palmeaba y entonces Chanyeol comprendió que sus ojos estaban llorosos e hinchados, como un letal golpe de estrés post traumático que le hacía estremecerse y perder el control.

—¿Chanyeol? —Sehun balbuceó mientras corría a su lado—. ¿Estás bien?

—Sé... —Se detuvo, su boca estaba seca—. Sé quién es.

Ojo por ojo.

Chanyeol gritó como nunca lo había hecho en su vida.

Diente por diente.


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