Capítulo 18
Lo único que sintió fue un fuerte golpe y entonces, estaba en un avión.
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Una vez, su abuela le contó una historia. Una en donde existía un mundo mágico pero peligroso, uno en donde la felicidad era tan moldeable al punto de ser hipócrita. Hay, en nuestra existencia, centenares de realidad alternativas en donde si no cumples tu objetivo en una, puedes simplemente viajar a otra y allí, cuando hayas hecho tus deberes, volver y empezar de nuevo.
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Corrió por los pasillos haciendo eco detrás de la camilla que llevaba a su novio. Un doctor joven, de no más de treinta y cinco años, estaba justo arriba de su cuerpo proporcionándole oxígeno y haciendo latir su corazón. Las enfermeras lo rodeaban y él se impacientaba cada vez más porque la sangre era mucha, su rostro estaba desfigurado y simplemente la vida de su novio colgaba de un hilo.
—No puede pasar.
Una de las enfermeras lo detuvo justo frente a unas puerta corredizas que citaban Cuidados Intensivos. El chico palideció, empujando a la mujer, pero un guardia logró tomarlo del brazo antes de que hiciera una estupidez.
—¡Suéltenme! —gritó mientras forcejeaba—. ¡No puedo dejarlo solo!
—Señor, se lo suplico. —El guardia jadeó—. Tiene que tranquilizarse.
—El paciente estará bien. No hay manera de que muera —dijo una enfermera—. Debe de tranquilizarse.
—¡Pero la sangre! ¡Y los golpes! ¡Y...! —soltó un fuerte gritó que erizó la piel de todos los presentes.
Nunca se había sentido así con él. Tan impotente, necesitado y con el golpe de realidad de que, en cualquier momento, su chico pudiera ya no serlo más.
—¿Qué sucederá? —Un minuto después, cuando sus piernas flojearon y fue soltado, lo preguntó—. ¿Qué pasará con él?
La enfermera tomó una fuerte respiración y respondió.
Y él, no lo pensó dos veces.
—¡¿Señor?! —Le gritaron, pero simplemente no escuchó.
Volvió a correr de vuelta, justo por donde había venido y en donde debería estar. Sus pies resonaban, el eco llamaba la atención de la gente y sutilmente escuchó su voz venir de algún lado. La adrenalina en su cuerpo estaba excediendo su punto límite, en su cabeza solamente estaba la voz de su abuela repitiéndole esa vieja leyenda una y otra vez.
Una bocina sonó y se quedó quieto, justo al borde de la calle. La madrugada lo saludó con una capa de frío intenso y cerró los ojos un momento. Su esencia seguía allí, podía sentirlo, todavía tenía el tiempo necesario para llegar y volver con él. Porque era suyo, y de nadie más, iba a recuperarlo costara lo que costara.
Porque es suyo.
Otra bocina, pies dudosos y entonces deseó estar en otro lado. Justo con él, quiso desaparecer. Se aferró a sus recuerdo, a su nombre y abrazó su propio cuerpo.
Entonces fue golpeado, aventado y justamente trasladado a otro lugar.
Y renació.
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Baekhyun no podía dejar de pensar en lo que Sooyeon le había dicho. Bueno, eso y la forma en que lo había hecho. Su miraba había sido mordaz, de ella fluyó una ira que jamás había visto en su vida. Temió por el hecho de ser tan transparente porque, si no hubiera sido por esa pregunta, (por más obvio que fuera), Baekhyun no se lo hubiera planteado tan directamente.
Enamorado de Chanyeol.
Vamos, Baekhyun no es ningún estúpido, él sabría cuando le gusta alguien pero, ¿enamorado? Eso era algo mucho más allá, cosas que en realidad no debería sentir al estar en un mundo paralelo y potencialmente peligroso. Ni siquiera sabía si todo eso era real después de todo, ¿qué si en realidad estaba muerto? ¿Qué si todo ha sido un sueño? A esas alturas no podía asegurar nada.
Pero entonces, pensó en todos esos momentos juntos. Ahora que lo replanteaba, con Chanyeol solamente estuvo contadas ocasiones y una gran parte de ellas eran luchando o haciéndose los cursis de novela mañanera. No sabe el motivo por el cual se siente tan atraído a Chanyeol (dejando de lado su hermosa figura, su cuerpo, esos ojos grandes y su risa tonta), era simplemente que Baekhyun jamás quiso considerarse como una damisela en apuros y prácticamente eso es lo que ha estado haciendo con Chanyeol.
Igualmente, no es que Baekhyun se considere débil. Él es fuerte, puede defenderse, pero por algo, con Chanyeol, todo parecía como si se debilitara, como si simplemente quisiera caer junto a él sin hacer nada y dejarse apapachar. Lo que pensaba cada que Chanyeol venía a su mente, anterior a la conversación con Sooyeon, era anhelación. Sin embargo, ahora, era un revoltijo de emociones en donde el miedo logró colarse, acosionándole algo de ansiedad.
Todo depende de qué tanto quieras sufrir cuando mueras. De entrada, la bruja estaba dando por hecho de que se iba a morir y que, si se quedaba con Chanyeol, sería peor. Y no es que pueda debatir eso. No sabe la verdad. Pero Sooyeon, ella se veía tan decidida y honesta que realmente una parte de él le cree, porque ella ha tenido experiencia. Y conoce a Chanyeol pero, ¿lo conocerá tanto así como Baekhyun? ¿De verdad ese gigante sería capaz de hacerle daño?
—Te quema —los hombros de Baekhyun se tensaron y casi cae de la silla. No tuvo que voltear la cabeza cuando vio a Yuri salir de la habitación con el cabello despeinado y la boca llena de saliva seca. Se dirigió hacia el refrigerador sin dejar de verlo—. Ese fuego te quema, ¿verdad? Te toca y te quema. Eso no son buenas noticias. No son compatibles.
—¿Por qué...?
Baekhyun estaba a punto de preguntar cómo es que ha respondido a sus pensamientos, pero la chica simplemente se encogió en hombros mientras le daba una gran tomada a un envase lleno de líquido.
—Sooyeon habla dormida. Y si estás pensando, ella lo escucha a veces y entonces reproduce lo que tú estás diciendo. No se da cuenta.
Inmediatamente llevó las manos a su boca, pero luego se sintió estúpido ya que el problema no era su voz, sino sus pensamientos. Intentó tener la mente en blanco, pero era imposible, no sabía que tenía que cuidar incluso lo que pensaba.
—No te preocupes. Ella no puede hacerlo cuando está despierta, es casi imposible. Sólo ocurre cuando duerme.
—¿Por qué me dices esto? —Baekhyun gimió algo más tranquilo.
—Te lo dije. Ese fuego no es bueno. Ningún fuego lo es.
Baekhyun estaba totalmente insatisfecho ante esa respuesta. Sólo le daban vueltas a lo mismo.
—Viviste en Exodia por más de dos años. ¿Por qué sigues diciendo eso? Claramente sabes que las Hecks son quienes atacan primero y los fuego solamente nos defienden —contestó a la defensiva—. ¿Por qué?
Yuri no respondió, por lo menos no es todo un minuto. Ella simplemente se quedó mirando la mesa, estaba recién despertada y parecía en todo menos en lo que Baekhyun le estaba diciendo.
Durante el día, Sooyeon y Baekhyun se quedaron despiertos simplemente para protegerse a sí mismos. Después de esa última —y aterradora— conversación, no dijeron nada más, sólo se quedaron cada quien con sus cosas y pensamientos. No duraron mucho, la chica estaba muy cansada y se rindió tres horas después no sin antes amenazar a Baekhyun de que si hacía algo indebido estaría frito. Él no dijo mucho, simplemente asintió ya que estaba tan cansado tanto física como emocionalmente como para defender su posición de chico bueno.
Durmió en el sofá y despertó hace apenas unos treinta minutos cuando ya era de noche. Se quedó en una de las sillas de la cocina simplemente pensando y ahí estaba, intentando descifrar los oscuros secretos de esos mundos alternos.
—Vivir en Exodia no me enseñó a saber que ustedes son los buenos —Yuri ladeó su rostro—, sólo me enseñó que había una razón detrás de todo este desastre. Ambos tienen sus razones, sí, nosotras —suspiró—, probablemente seamos las más dementes. Pero ustedes, no, los fuego, disfrutan esto. Aman el hecho de tener que quemar cosas.
—Eso no es verdad —Baekhyun frunció el ceño. De todos los fuego que conocía, ninguno gozaba de hacerlo. No era como si tuvieran opción, sin embargo. Ese era su poder y tenían que entrenar para poder sobrevivir.
—Como sea —Yuri dejó caer su cabeza entre sus brazos y exhaló—. No lo sé. Ni tú ni yo estuvimos allí cuando pasó, sólo sé que, para vivir, no debo acercarme a un fuego. Y tú tampoco deberías.
Baekhyun estuvo a punto de decirle que no, de negarle una y mil veces que los fuego no eran así de peligrosos, pero un recuerdo fugaz surcó su mente de imprevisto. Esas veces cuando Chanyeol lo quemaba. Su mirada fría hacia lo desconocido. Baekhyun se preguntó si, en algún caso él llegara a hacer algo que Chanyeol lo viera como traición, ¿entonces acabaría con él? ¿Sería capaz de lastimarlo de verdad?
Y, entonces, pensó en su antiguo compañero.
—Agh, no sé nada —gimió, dejando caer la cabeza en la mesa. Todo era tan confuso. Unos le decían que no se alejara de Chanyeol, otros que lo hiciera.
Ya no sabía en quién confiar.
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Jongin debería estar más preocupado por el hecho de que Baekhyun haya sido llevado a Dásos que por un Kyungsoo temblando, perdido y con los ojos rojos. Más sin embargo, no se veía débil. Si lo tuviera que definir, diría que estaba enojado, al punto de tener su rostro rojo y marcado. Jongin no entendía qué lo tenía así —o más bien qué lo tenía mal en su vida—, apenas podía prestar atención al plan de rescate porque sus ojos iban y venían de aquí hacia allá. Era como si en cualquier momento Kyungsoo pudiera hacer una locura.
—Todo EXO irá. Necesitamos a un par de teleports más —Jungsu leyó unas notas que tenía en una carpeta y rascó su cabeza con la pluma. Del otro lado, podía ver cómo siete chicos lo miraban fijamente por búsqueda de más órdenes—. Kasper y Namjoon irán con nosotros. Junmyeon, ¿está todo listo?
—Sí. Los Mens ya están trabajando en el portal hacia Dásos. No tomará mucho tiempo, probablemente esté listo al terminar la junta.
—Bien —Jungsu miró hacia todos los demás. Estaban sentados en una gran mesa rectangular y Jongin apenas podía ver la cabeza de Sehun por lo lejos que se veía—. ¿Qué ocurre con sus rostros?
Hubo un silencio sepulcral. Jongin miró alrededor, pegándose de la atmósfera. No se veían nada contentos o entusiasmados. Ni siquiera el propio Chanyeol.
—No... —De pronto, la voz de Jongdae rompió el silencio—. ¿De verdad es necesario ir por él...? —Tanto Jongin como Chanyeol lo miraron fijamente, así que tuvo que carraspear—. Quiero decir. Han sido ya varias horas. En este punto, no sabemos si está vivo.
Cuando Jongin miró alrededor, listo para ver cómo todos los demás lo debatían, nadie dijo nada. Incluso parecía estar de acuerdo y pudo sentir cómo la sangre se le iba a la cabeza por el enojo.
—¿Qué? —comenzó Jongin de forma ácida—. ¿Te estás acobardando ahora mismo?
Jongdae no se inmutó ante su mirada. Simplemente suspiró.
—Es sólo una posibilidad —canturreó con cansancio—. ¿Sabes lo que esto significa? ¿Acaso tienes idea de lo que estamos haciendo? —Jongdae miró alrededor—. No es más que un plan suicida. De los catorce es probable que regresemos la mitad y eso si tenemos suerte. ¿No te has puesta a pensar en ello?
—¿Cómo vas a saberlo?
—Ya se hizo una vez —Jongdae parecía enojarse también. Apretó los dientes—. No nos fue bien.
—¿Una vez?
—Paren —ordenó Jungsu de manera mordaz—. Esto no llegará a nada. Jongdae, si no quieres venir, eres libre de hacerlo. Conseguiremos a otro trueno.
El chico miró al techo soltando una exclamación de exagerada frustración y terminó por encogerse de hombros.
—No hay nadie mejor que yo. Lo saben.
—Y es por eso que tú debes ir.
Jongdae no dijo nada más, simplemente se quedó en su lugar con los brazos cruzados.
Jongin se sentía confundido y molesto. Pensaba que EXO era ese típico grupo alentador quienes darían todo para rescatar a uno de los suyos, que arriesgarían su vida para proteger y cuidar a cualquiera de ellos quien estuviera en peligro. Pero no. Parecía ser que ese pensamiento individualista seguía en pie, como si de nada sirviera el hecho de pensar que Baekhyun un ser humano, merecía el respeto y los mismo derechos que todos allí.
—¿Cómo será la dinámica? —Ese fue Chanyeol, quien habló después de unos segundos. No parecía tener emoción alguna. Lucía como esas veces que simplemente tomaba a una Heck por el cuello y la estrangulaba con fuego hasta matarla. Jongin pensó, muy en el fondo, cuál de las facetas de Chanyeol era la verdadera—. Aún si pasamos por el portal está claro que no llegaremos directamente a Dásos a menos que queramos morir en menos de dos minutos. ¿Rodearemos?
—Lo ideal sería eso. Y lo haremos, por lo menos nosotros quienes ya somos conocidos por las Hecks. Sin embargo, no será suficiente. Ya hemos pasado por esto y debemos cambiar la táctica si no queremos bajas de nuevo. Y es por eso es que he armado un plan.
Jongin levantó la mirada hacia la pequeña pantalla que se proyectaba en la pared. Más que un tipo de proyector como los usuales en el mundo ideal era un pequeño aparato manual, tan pequeño que podía esconderse en el puño de la mano, pero lo suficientemente potente como para expandirse por la pared.
Hubo imágenes, palabras clave y números. Jongin mantenía un ojo atento a la información visual y otro hacia la posible reacción de sus compañeros. Todos se veían iguales: serenos, enfocados y curiosos. Relamiéndose los labios, Jongin enarcó las cejas en el momento que la puerta se abrió dejándose ver a Kasper y ese otro chico teleport quienes los acompañarían. Hubo un pequeño momento de miradas, algunas entre él y Kasper y posteriormente visualizó al otro robándole la atención a Kyungsoo. El chico lo miró de vuelta, vacío, e incluso Jongin pudo ver que estaba casi a punto de reírse de manera sarcástica enumerando así la extraña conducta corporal de Kyungsoo cada que Kasper estaba cerca de él.
«¡Hazme tuyo, por favor!» Jongin sintió un escalofrío al sentir cómo su cerebro reproducía ese momento. El desespero en él, la necesidad y esas inmensas ganas de gritar. Un día Kyungsoo podía decirle eso, otro día podía sonreírle y dejarle en claro que todo estaba bien y, al siguiente, lo encontraría intentando meterse en su cama con intenciones que Jongin nunca había permitido.
Y ahora, cuando se supone que Kyungsoo le había pedido salvarlo, ahora estaba allí, dejando que Kasper tomara control sobre su cuerpo. Porque era obvio. Tal vez no había pruebas físicas, pero no había nadie más que el otro teleport quien fuera tan cercano a él. No había nadie más quien le retara con la mirada, como lo hacía ahora, cuando en su boca había acidez al ver la mano de Kasper recorrer por debajo de la mesa, en ese punto ciego, el cuerpo de Kyungsoo. Repudiaba el abuso hacia quienes no tenían idea. Y Jongin no entendía por qué Kasper lo sabía todo.
—Durante todas las peleas los Exodianos quienes hemos estado más activos, peleando cara a cara somos los Elementales. Aunque las Hecks vengan con la simple orden de matar, son capaces de detectarnos y aprender nuestros movimientos. Por ende, nuestras caras y debido a eso, debemos de tener muchas más precauciones con la táctica de cambio y elegir a quienes casi no hayan luchado directamente. —Jungsu controló la presentación con un pequeño botón en la palma de su mano. Hubo una imagen precisamente de Hecks. Varios en la sala contuvieron el aliento—. Casa Blanca. Como saben, el reino de las Hecks es muchísimo más elaborado que el de nosotros. Para tu comprensió especial, Jongin —lo miró directamente—, comparado con el mundo ideal ellas tienen una monarquía y nosotros una democracia. Allá se dividen por estatus social y lo mejor se lo quedan las más poderosas, mientras que aquí, es todo dependiendo de qué tanto te esfuerces, aunque claro, la comida sigue siendo igual.
Jongin sabía poco de Dásos. Apenas y fue informado hace unos día (horas) sobre la dinámica en el mundo de las Hecks. Estaban locas, en eso había concluido Yoongi. Jungsu asintió cuando vio que Jongin lo hacía primero y continuó, pasando la diapositiva y mostrando otras cuantas áreas.
—Pensarán que esta información es irrelevante, y lo era por lo menos en las instrucciones de nuestro anterior rescate, pero ahora son exclusivamente necesarias. Antes llegábamos directamente a la Casa Blanca y había desastre, pero ahora —se detuvo un momento y pasó la imagen, mostrando un mapa casi futurista del lugar. Era un plano 3D y, para sorpresa de Jongin, Dásos no se dividía de manera territorial hacia dentro (como lo esperaría si fuera por clases) sino, hacia arriba—. Tenemos que encontrar la forma de pasar por todas las áreas de Dásos y buscar a Baekhyun sin ser detectados. Oh, por supuesto, no dejemos a un lado el punto muerto en el lugar.
—¿Qué? —Jongdae elevó la voz—. ¿Por qué no simplemente pasamos el punto muerto?
—Si lo hacemos seremos detectados en menos de diez minutos —aclaró Jungsu.
—Y no debemos ser detectados en lo absoluto —secundó Junmyeon, mirando fijamente hacia la pantalla.
—Pero va a ser imposible que no nos detecten, por favor, somos totalmente diferente a esas monstruo. Cabello, ropa e incluso nuestra voz. Y el punto muerto será letal si no usamos nuestros poderes, ¡seremos destruidos! —el chico trueno azotó la mano contra la mesa—. ¿En qué rayos están pensando? ¿Qué clase de plan tienen en mente sólo por ese chico?
—¿Qué es el punto muerto? —Jongin preguntó al azar, pero al ver la disputa entre el director y Jongdae se dio cuenta que no obtendría una respuesta clara de su parte. Sin embargo, a un lado, pudo sentir un pequeño apretón en el hombro. Era Yixing—. ¿Uh?
—A los alrededores de Dásos existe un trayecto en donde no hay manera de poder usar nuestros poderes, por lo menos no todos. Es como nuestro escudo, pero en vez de no poder pasar simplemente, dejan muerto en vida a todo ser que tenga poderes mientras que ellas sí pueden usarlos. Hay trampas mortales, es raro que alguna Heck vigile porque están cien por ciento seguras de que todo el que se digne a pasar por allí morirá —le comentó en un susurro, terminando en una sonrisa que Jongin no entendió del todo.
—Es posible cruzarlo —Jungsu argumentó con voz ronca, interrumpiendo a Jongin cuando estuvo a punto de agradecerle a Yixing—. Caminando son treinta minutos. Trotando son veinte. Corriendo son diez. Tenemos la suficiente tecnología e inteligencia como para darnos cuenta de dónde estarán las trampas y cómo evitarlas.
—Pero, lo que se te olvida es que hay gente un tanto impulsiva. —Jongin se estaba impacientando con Jongdae. No sabía cuál era su problema exactamente, aunque esa indirecta le cayó como saco bien puesto, así como a Chanyeol. Su ceño fruncido era predecible—. Además, somos muchos para pasarlo.
—¿Podrías dejarme terminar? Las sesión de preguntas y respuestas viene hasta el último.
Jongdae rodó los ojos, pero no dijo nada más.
—Bien. Ya sabiendo los antecedentes y las circunstancias actuales, ahora les mostraré el plan. Nos dividiremos en dos grupos: será primero el grupo A quienes entrarán al punto muerto. Junmyeon, Yifan, Chanyeol, Sehun, Jongdae, Kyungsoo, Jongin, Kasper, Yixing y yo; nosotros pasaremos ese trayecto y nuestra misión final es dividirnos y rodear Dásos. Sabemos que la circunferencia no es muy extensa, y hay precisamente cinco portales principales, así que nos quedaremos cerca de ellos hasta que el grupo B haya encontrado a Baekhyun, reporte su estado y, si es posible sacarlo sin ser vistos. Por lo menos hasta asegurar a Baekhyun con los del grupo B, después de eso, si hay que luchar, estaremos preparados para entrar a Dásos por todos lados.
—¿Estás diciendo que sólo nos quedaremos sentados hasta saber si Baekhyun está bien? —preguntó Chanyeol.
—Preguntas al final —sentenció Jungsu con una lengua afilada—. Pero... sí. Estaremos en posición para cualquier cosa. Sea que esté vivo o no, es la mejor opción para salir todos de allí. Segundo, el grupo B serán quienes quedan: Luhan, Tao, Minseok y Namjoon. Ellos serán quienes entren a Dásos y buscarán a Baekhyun.
—Con todo respeto —dijo Jongdae, de hecho, con una gran falta de respeto en su voz—, ¿no son todos ellos los más débiles? Quiero decir, algunos ni siquiera han luchado contra las Hecks. ¿Acaso te has golpeado la cabeza?
Jungsu se mordió los labios y se apretó el tabique en la nariz. Jongin miró con intensidad hacia Jongdae, quería cerrarle el pico de una buena vez.
—Vuelve a abrir la boca. —Apretando los dientes, Jungsu se acercó estratégicamente hacia Jongdae—. Sólo vuelve a interrumpirme y serás la carnada si las Hecks nos detectan, Jongdae. Ya basta. Déjame terminar. —Tomando una respiración, el director continuó—. Precisamente el grupo B tiene potencial para entrar a Dásos. Y lamento tener que decir esto, pero es la única opción. Junmyeon por favor. —Le mandó una mirada al menor y éste asintió, levantándose y saliendo por un momento.
Hubo confusión durante un minuto entero. Jongin mentiría si dijera que no tenía tantas preguntas como Jongdae porque, sinceramente, preferiría ir él personalmente a recoger a su amigo sin necesidad de mucho movimiento. Más sin embargo, parecía que Jungsu de verdad estaba planeando todo con detalle, precisamente para evitar bajas, y no estaba seguro qué pensar de ello. Qué tan mal les había ido antes.
—¿Qué es eso? —cuestionó Minseok en el momento que vio cómo Junmyeon entraba de nuevo, arrastrando un gran baúl viejo y polvoso.
—Me preguntaron cómo es que el grupo B pasará desapercibido por Dásos y el por qué he elegido a ellos para el trabajo. Bueno, lo lamento, pero como ya dije es la única opción —Jungsu tomó las correas del baúl y empujó hacia arriba, abriéndolo y mostrando una gran cantidad de prendas dentro de él.
—No estarás pensando en... —Todo el mundo guardó silencio, contuvieron el aliento.
Jongin no debería sentir ganas de reír, de hecho, pero es que...
—Tomen lo que más les guste y lo que quede para cada uno de ustedes. Hay pelucas, ropa blanca igual a las Hecks, tienen diez minutos para inventarse un nombre falso y toda una vida, agudizen su voz y procedan al área del comedor para ajustar unos cuantos melones a su vestimenta. Es una orden.
Jongin cerró los ojos y dejó caer su cabeza contra la mesa. Toda su gracia se fue extinguiendo. Hubo preguntas, tan intensas que taladraban su cabeza aunque no eran dirigidas hacia él. Jungsu contestó todas sus dudas diligentemente y, al final, cuando Jongdae y Sehun estaban aguantando las lágrimas de tanto burlarse porque definitivamente entre todos los que iban a travestirse Namjoon era el menos indicado, Jongin sintió cómo una mala sensación recorría todo su cuerpo.
Algo iba a salir mal.
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Baekhyun se quedó de pie justo a un paso de salir de esa casa. Sus ojos miraban con recelo hacia afuera, era como si su cuerpo supiera que lo que estaba haciendo era demasiado peligroso y estúpido al punto de no dejarle opción más que dar marcha atrás y esconderse bajo las sábanas de la habitación de Sooyeon. No obstante, aun así no podía hacer mucho al respecto debido a que detrás de él estaba Yuri dándole empujones para que saliera —sin soltar su mano— y la mayor por delante, esperando impacientemente que hiciera un movimiento.
—Muévete —le exigió Sooyeon con un bufido. Llevaban alrededor de diez minutos en la misma posición—. Si nos tardamos sólo se verá más sospechoso. Intenta actuar normal, Baekhee.
—¿Por qué debo salir? —preguntó en voz baja, sus ojos paranoicos veían hacia todas las direcciones—. ¡Deben estar locas!
—Es una regla. Las del área de Seguridad revisan todas las chozas y, aunque podemos estar adentro en la revisión, sería mejor evitar explicar por qué de pronto tengo a dos nuevas inquilinas viviendo en mi hogar así que, sales o bueno, sales. —Sooyeon ni siquiera tenía piedad con las piernas temblorosas de Baekhyun, y mucho menos cuando con una simple mirada el cuerpo de Baekhyun se fue hacia delante, llevándose a Yuri consigo.
Habían sido muchas horas, tal vez eran casi dos días en el mundo ideal. No había mucho movimiento afuera, de hecho el área de Armamento era silencioso a menos que utilizaran alguna fuerza descomunal que les llevara a gritar como locas. En ese lugar definitivamente no había diversión ni tanta sociabilidad, cada quien debía alimentarse con lo que tenía y sobrevivir el día a día. Todavía temía ser envenenado por Sooyeon, por suerte Yuri estaba a su lado dispuesta a probar su comida antes de devorarla, y era por lo único que todavía seguía cuerdo.
Llegó a pensar si en Exodia estarían haciendo algo. Bueno, han sido cuarenta y ocho horas, definitivamente ya debieron darse cuenta de su desaparición y confiaba que Jongin o Chanyeol estuvieran haciendo algo al respecto. Por un lado estaba deprimido porque, ¿qué tal si lo han dado por muerto? Exodia es un mundo cruel. De todas maneras, había comenzando a pensar e indagar un poco sobre las posibilidades de salir de allí antes de que el cuarto día llegara.
No había portales activos las veinticuatro horas, y si de paso llegaba a ver alguno, no sabía hacia dónde se dirigía. Allí se transportaban por elevadores caseros (además de las escobas), por lo que no creía que era necesario un portal que llevara de un lugar a otro dentro del mismo sitio; pero de todas maneras no podía confiar en eso. Temía perderse en la nada o terminar en otro extraño mundo asesino.
La peluca le picaba en cabeza y se sentía muy pesada. Nunca había tenido cabello largo, y no entendía cómo era que lo soportaban, siempre terminaban con una cantidad terrible de pelos en la boca. Aunque bueno, tenía que aceptar que llevar vestido era agradable, lo aireaba (aunque temía el hecho de que sus piernas velludas se vieran, todas las chicas allí estaban lampiñas, de verdad.)
—¿A dónde nos dirigimos? —preguntó cinco minutos después de caminar por un sendero que, al parecer, estaba bastante largo.
—A mi trabajo —contestó Sooyeon—. Tengo que seguir con él aunque te tenga aquí. Si paro un día lo sabrán y me sancionarán. No quiero más problemas, gracias.
—Es un lugar cerrado e individual, no te preocupes —Yuri lo tranquilizó—. Pero no tiene el poder que tiene la casa de Sooyeon, así que no sueltes mi mano.
Baekhyun asintió.
Cuando Sooyeon finalmente se detuvo, no era más que una casa exactamente igual a la de la mayor, sólo que en vez de tener un bonito cartel que decía "hogar", decía "zona de trabajo". Entraron tranquilamente y Sooyeon prendió todas las luces. No había mucho en el lugar, solamente varios pedazos grandes de madera, un par de máquinas un tanto extrañas y algo así como un set de decoración especial. Se veía bastante aburrido, pero costoso y Baekhyun no sabía si debía simplemente quedarse parado o preguntar algo, como qué procedería después de allí. Por suerte, Yuri se le adelantó.
—Incluso después de dos años sigues haciendo esta porquería —suspiró Yuri, casi en un tono de amargura mientras tomaba asiento a un lado de Sooyeon—. Sigue estando igual.
—No hay mucho que se pueda mejorar, de todos modos alguien tiene que reparar y crear nuevas escobas. Estoy hasta el cuello con quejas de la Casa Blanca sobre que sus escobas siguen con fallos los cuales, ¿qué crees? No existen. Al parecer sólo les falla cuando ellas están solas sin nadie —comentó Sooyeon, estirándose hacia abajo para jalar una palanca y poner en marcha la máquina—. Obviamente lo hacen para restarme puntos en todo.
—¿Ya dejaron de creer que quieres sabotearlas?
—Sí, pero a estas alturas ya vuelvo a tener la necesidad de querer hacerlo.
Baekhyun se sentía bastante excluido de esa conversación.
—Aunque de verdad nunca he pisado la Casa Blanca, recuerdo que había bastante rumores. Claro, eso después de que te echaran de allí, antes de eso era innombrable que pudiéramos decir su nombre sin recibir un rayo de castigo —instintivamente, Yuri pareció ponerse a trabajar de la misma manera en la máquina de al lado. Hizo que Baekhyun se sentara junto a ella y, sosteniendo su mano con la otra para poder soltarlo un poco, entrelazó ahora sus brazos, quedando unido por ellos para que ella pudiera utilizar su mano. Baekhyun sintió pánico, pero parecía que, mientras hubiera un toque, todo estaba bien—. Pero entonces la princesa Jessica se reveló contra la Casa Blanca, vendió información a Exodia e incluso dicen que llegó a intimar con uno de ellos. —Aulló la chica, casi como si fuera una presentadora de noticias dando las de último momento.
Sooyeon rodó los ojos y suspiró sin dejar su trabajo.
—Te encanta restregarme eso en la cara, ¿verdad?
—Sólo sigo sorprendida.
—Han sido muchos años —Sooyeon carraspeó—. Vamos a superarlo.
—¿Vamos?
Hubo un momento de silencio por parte de Sooyeon y entonces Yuri soltó un pequeño chiflido, como si hubiera descubierto algo descomunal.
—Bueno, está bien, supongo que no es algo fácil de olvidar. ¡Pero no lo entiendo! Ya sabes, por ejemplo, Baekhyun —Yuri le empujó un poco para llamar su atención aunque ya la tenía totalmente—. En Exodia cuando uno de los suyos muere a nadie le importa. Bueno, a menos que sea importante, pero el único pensamiento es 'oh, demonios, él era bueno para esto' y ya está. Y lo entiendo. Se murió. Punto final. Pero... desde que Baekhyun y su morenito llegaron, todo parecía extraño cuando eso sucedía.
—¿Su morenito? —Sooyeon levantó una ceja.
Yuri asintió.
—El novio de Baekhyun.
—No es mi novio —se quejó. Ante una leve mirada de Sooyeon, continuó—. Es mi mejor amigo.
—No conozco eso.
—¡Es como si...! —Yuri elevó la voz y pensó durante unos segundos—. Creo que es como ser novios pero sin tanto contacto físico como en los libros. Quiero decir, es extraño, yo digo que es su novio porque pueden besarse y abrazarse y eso hacen los novios, pero entonces hace lo mismo con el fuego, así que no entiendo, pero ese no es mi punto, mi punto es que hay un sentimiento nuevo.
Tanto Baekhyun como Sooyeon se quedaron secos ante el revoltijo de palabras.
—Como cuando el Exodiano que querías murió —continuó, afilando esas palabras hacia Sooyeon quien se tensó ante el nombramiento—. Tú estabas extraña. Devastada. ¡Como si alguien hubiera robado la comida que habías estado guardando todo el día! ¡Eso, pero en una magnitud enorme! Y entonces, cuando vi que Baekhyun y su morenito tenían sentimientos parecidos cuando alguien moría, supe que había algo allí. Diferente. Siento que esa cosa es algo clave.
Baekhyun pensó durante un momento intentando mantener todo en su cabeza. Yuri lo decía como un descubrimiento, al estilo Sherlock Holmes, ella buscaba una respuesta ante sus dudas, pero más que nada, parecía querer comprender eso. El sentimiento. Y Baekhyun sabía exactamente cuál era independientemente de si estabas enamorado o no de esa persona, si le querías como amigo, si era simplemente un conocido.
Por el simple hecho de ser lo que era.
Humanidad.
Pero no era posible. Porque no eran humanos, ninguno de ellos lo era y, entonces, Baekhyun se está dando cuenta de algo. Algo que le erizó la piel y movió las tuercas dentro de su pecho. Tanto los Exodianos como las Hecks no tienen por qué sentir. Amor o humanidad. Si esos dos sentimientos eran los faltantes en esa civilización, si se supone que lo son, por qué hay gente capaz de transmitirlo.
Por qué Yifan y Junmyeon podían. Por qué Sooyeon podía.
Y entonces...
—¡¿Qué estás....?! —Sooyeon sintió de pronto cómo Baekhyun se abalanzaba contra ella y apretaba su oreja contra su pecho, exactamente a la altura de su corazón.
Baekhyun cerró los ojos, interiorizando todos sus sentidos para poder concentrarse sólo en uno. Esperó, uno, dos, tres y cuatro segundos, pero no hubo nada. Ni un pequeño movimiento. Nada que pudiera definir que el corazón de Sooyeon estaba activo, de pie y entonces, cuando fueron quince segundos de tensión y sin movimiento, lo escuchó.
Un pequeño y extraño cuc. Y después, nada.
—Tienes tres segundos para alejarte de mí, asqueroso Exodiano, o te juro que te dejo en plena plaza para que... ¿Me estás escuchando? —Sooyeon tenía el rostro rojo, Baekhyun no sabía si por la cólera o la vergüenza—. ¿Uh?
—Si amas a alguien tu corazón no late. Si pierdes a esa persona, comienza a latir de nuevo, poco a poco.
Baekhyun divagó en sus palabras, la mujer lo miró como si se hubiera vuelto completamente loco, pero no salió de sus pensamientos. Cuando habló con Junmyeon la primera vez sobre Yifan, le dijo que su corazón no latía. Y entonces, con Sooyeon quien amó, apenas y logra detectar un pequeño sonido de su corazón.
—No —contestó Sooyeon, algo más fría, poco después de haber estudiado sus palabras y leer entre líneas a lo que se refería—. Estás equivocado.
Baekhyun abrió los ojos.
—Si pierdes a esa persona, no late en lo absoluto.
—Pero... Pero tú...
—¿Podría alguien sobrevivir sin que su corazón se mueva? —le preguntó la chica, su voz casi sonaba más suave—. Es imposible. Debes hacerlo moverse. No tiene nada que ver el movimiento con el latido. El movimiento no hace el latido, Baekhyun.
—No entiendo.
Sooyeon apretó los dientes y cerró los ojos un momento.
—No sólo se pierde a la persona cuando muere. Hay algo más, y se exterioriza de esta forma. —La chica se detuvo un momento y una pequeña risa triste salió de su boca—. Realmente no lo sabes. ¿Por qué piensas entonces que tu director evita que los Exodianos tengas relaciones más allá del compañerismo?
Baekhyun pensó.
Sooyeon bufó y se limpió las manos, dejando el trabajo de un lado.
—Ya que estamos en eso de la preguntas misteriosas es mejor acabar con esto ahora y que finalmente sepas la maldita verdad. ¿Por qué crees que el director daría lo que fuera para mantener con vida a un simple chico como tú?
Oh.
—¿Por qué los luz son tan importantes?
Piensa.
—No sé si es porque soy una Heck y no un Exodiano. No tengo idea. Pero estoy viva, en una cuerda floja, pero lo estoy. No sé quién o qué me ha dado realmente la oportunidad, pero para mi es suficiente esa pequeña gota. Pero, ¿tú crees que para un fuego eso sería suficiente? Claro que no.
Sooyeon ladeó su cuerpo y se arrastró sobre su asiento para llegar más cerca de Baekhyun. Le tomó la mano y luego lo miró directamente a los ojos.
—Los fuego puros como él necesitan una fuente. Son como sanguijuelas chupasangre que se aprovechan de los humanos para sobrevivir —la mirada era mortal, profunda, pero a la vez casi dudosa. Baekhyun vio que por más segura que estaba, igual no podía saber la verdad, porque el odio en los ojos de Sooyeon era real. Tan real que Baekhyun lentamente se absorbía de ello—. ¿Tan siquiera has intentado escuchar lo que tu cuerpo pide? ¿Por qué demonios crees que te sientes tan atraído a él? Y mira, que no tengo que verlo, lo sé porque no eres el primero y tampoco serás el último. Este jueguito de ser el "elegido" es una tapadera, Baekhyun. ¿Cómo no te das cuenta?
Baekhyun negó, inseguro. No entendía lo que estaba diciendo. Desde el inicio nunca lo supo con exactitud su función, cuál era la verdadera historia detrás de todo eso, pero aun así, que ella le dijera eso tan de repente sólo lo inundaba más en dudas y miedos.
Ni el primero, ni el último. Ni el primero, ni el último. ¿Acaso hubo alguien más así? ¿Alguien tan cerca de Chanyeol?
Y luego, Sooyeon volvió a su mente.
—No está emocionado. Tú corazón no se emociona. Pide ayuda, pide que te alejes y que no vuelvas a él.
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Eso no tiene sentido.
Alguien estaba mintiendo. No hay comparación, Sooyeon estaba confundida, algo estaba mal en toda esa historia.
Baekhyun se había quedado a un lado, tocando todavía a Yuri y con la cabeza gacha. Le dolía mucho por pensar tanto y por el intento de conectar toda la información. Hay por los menos una docena de fuegos en Exodia. Incluso más. Si Baekhyun era el único luz activo que quedaba, ¿entonces por qué solamente Chanyeol se 'alimentaba' de él? No podía ser verdad. Sooyeon debía estar confundida, por algún motivo odiaba a Chanyeol y lo conocía.
¿Acaso Chanyeol le había dado esa impresión? Pero cómo, hace cuánto. Dónde. Con quién.
Internamente, después de unos segundos de silencio internos, a Baekhyun le llegó una pregunta culposa:
¿Cómo podía confiar tan ciegamente en Chanyeol?
—¡No!
Sin esperarlo incluso para sí mismo, Baekhyun se levantó de imprevisto, negándose a sí mismo ese pensamiento. Sentía que debía salir de allí, algo lo sofocaba, tal vez el hecho de estar demasiado tiempo con las del otro bando. No podía olvidarse de que tanto Yuri como Sooyeon todavía tenían algo de resentimiento a Exodia, debía airearse y pensar con claridad.
Sobre todo, buscar la manera de salir de allí lo antes posible.
—¡Baekhyun! —chilló Yuri, abalanzándose sobre él lo más rápido que podía.
Al principio no comprendió, pero poco después se dio cuenta: se había alejado de Yuri. Poco a poco el pánico lo estaba inundando por tercera vez en el día, los tres se quedaron quietos esperando cualquier cosa que significara peligro y entonces estar listos para huir —o entregarlo, a ese punto Baekhyun ya no sabía lo que Sooyeon eran capaz de hacer. Pasaron varios segundos, Baekhyun pudo ver cómo era que Sooyeon se asomaba por la ventana. Baekhyun pudo ver que todo iba con normalidad, no había Hecks alrededor, por lo que eso sólo les ayudaba a saber que, por lo menos, nadie logró olerlo cerca.
—¿Qué sucede contigo? —granzó Sooyeon con dificultad, dejándose caer en la silla de nuevo, agotada—. ¿Quieres que te maten o qué?
—Y-Yo, lo siento —Baekhyun parpadeó, quedándose sin aire debido al agarre de Yuri—. Yo... Necesito ir al baño —creó una excusa. Se sintió algo avergonzado—. Necesito ir.
—Aquí no hay. Aguántate —exigió la chica.
—¡De verdad quiero ir! —gimió, juntando sus piernas y balanceándose.
Sooyeon lo miró de manera irritada y buscó por los alrededores.
—Busca una botella y haz allí —le dijo, volviendo a voltearse.
—Eh —De pronto, Baekhyun se tapó la boca por ese sonido sonsacador y Sooyeon se volteó hacia él, mirándolo fijamente. Un molesto '¿Qué?' salió de sus labios y Baekhyun tenía que tranquilizarse—. ¿Cómo lo sabes?
La mayor levantó la cejas, sin entender lo que le decía.
—El hecho de que nosotros seamos diferentes a ustedes en, ya sabes, allí abajo.
Ante eso, y así como Baekhyun lo predijo en su mente, Sooyeon se puso totalmente colorada al punto de que su rostro se veía a punto de explotar. Baekhyun soltó una risa, una de esas que utilizaba cuando le descubría las mentirillas a Jongin cuando sin querer habría páginas porno gay y «no fui yo, puta madre, decía algo de chicas calientes y de pronto me encontré con dos penes». Y, aunque Baekhyun supiera que era normal confundir los títulos de las porno, no podía compararse con la situación de ahora.
—¿Diferencia? —preguntó Yuri—. ¿Hay alguna diferencia?
—¡Ve a los malditos baños de la siguiente choza ahora! ¡Yuri, llévalo! —gritó Sooyeon, volteándose de nuevo y evitando cualquier contacto visual. Con un movimiento de manos, les ahuyentó de nuevo—. ¡Anda Yuri, no quiero accidentes!
Yuri, todavía medio confundida y preguntando la diferencia, terminó por llevárselo fuera de la choza de trabajo. Baekhyun respiró hondo, aunque temiera más el estar afuera por la cantidad de Hecks, por un momento se sintió más seguro alejado de Sooyeon y sus palabras. La chica a su lado lo llevó a una pequeña choza más alejada, se veía precisamente el cartel que citaba 'Baños' y el siguiente problema comenzó a calarle a Baekhyun.
—No vas a entrar conmigo —intentó a que sonara a una pregunta, pero terminó en una afirmación. Que Yuri desconociera la diferencia de genitales entre un hombre y una mujer no quería decir que se lo enseñaría él mismo—. Yuri...
—Pero quiero ver la diferencia —se quejó ella—. Además de que no puedes soltarme, genio.
—¿Acaso en todos esos libros que leíste nunca lo explicaron?
—¿Explicar qué? Cenicienta sólo me enseñó que existe el amor verdadero.
Baekhyun se quiso golpear mentalmente ante eso.
—Yuri, no tardaré más de tres minutos y sé que hiciste algo en la mañana para poder soltarme si había un caso de urgencia.
—¡Pero esto no es una urgencia! —sentenció la chica—. Y quiero ver la diferencia.
—Estuviste más de dos años divagando por Exodia con chicos semi desnudos, ¿nunca te diste la oportunidad de mirar?
—Los chicos son asquerosos —afirmó la chica y después sonrió—. ¡Pero tú no! ¡Anda, enséñame!
La chica insistió, saltando de arriba hacia abajo para que le dejara ver su pene, pero Baekhyun volvió a negarse.
—Hiciste cinco pociones sin la aprobación de Sooyeon para poder cubrirme de su olor de Heck durante, ¿qué? ¿Diez minutos?
—¡Cómo lo sabes!
Baekhyun se encogió en hombros, y claro que lo sabía porque casi se había quedado todo el día despierto y el sonido de cosas moverse en la cocina sólo había sido característicos de una Yuri sin precedentes, demostrando que definitivamente era una bruja y que podía echarle a Baekhyun un extraño polvo para volverlo invisible ante las Hecks por varios minutos.
—Yuri, juro que estoy a punto de orinarme —sentenció y, definitivamente su pequeña mentira se había hecho verdad, no recordaba la última vez que había hecho sus asuntos decentemente.
La chica apretó los dientes, pero no insistió más, al parecer tampoco quería accidentes. De su bolsillo sacó un pequeñísimo frasco, era bastante incapaz de ser detectado, y lo abrió. Le dijo a Baekhyun que se alejara un par de pasos sin dejar de tocarla y entonces le echo —descaradamente y sin previo aviso—, el polvo en todo el rostro.
Baekhyun escupió, porque esa cosa había entrado en su boca y sabía horrible.
Sintió la ausencia de la mano de Yuri poco después y tembló al abrir los ojos. Todo parecía en orden, nada fuera de lo común, excepto cuando vio que una Heck salía del baño, y Baekhyun casi gritó (no lo hizo, pero sí se fue hacia el suelo) y estaba a punto de rogar por su vida cuando se dio cuenta de que la otra chica solamente se le había quedado mirando de manera extraña, pero luego pasó de largo.
Con una sonrisa de satisfacción, Yuri señaló el baño.
—Mis pociones nunca fallan, ahora ve a hacer tus asuntos con tu cosa desconocida. ¿Por lo menos puedo saber qué forma tiene?
Baekhyun, algo despeinado y con el corazón a mil, se levantó de nuevo y la miró con cansancio.
—Cilindro —le dijo, y la chica chilló de la sorpresa.
Dejando a Yuri con su probablemente ahora sucia imaginación, decidió meterse en los baños para hacer sus asuntos y lavarse la cara como una quince veces para poder despertarse de esa pesadilla. El cuarto de baño no era diferente a los comunes en lugares públicos, constaban de tres puertas con su único inodoro y dos lavabos; era pequeño, pero lo suficientemente grande y solo para que Baekhyun se relajara.
O eso creyó.
Cuando acabó y estaba ya echándose la quinta avalancha de agua en la cara, sintió una mano en su hombro lo que le hizo sorprenderse y alejarse inmediatamente del lavabo. Sus ojos se quedaron abiertos, las gotas caían por todo su rostro y no podía creer lo que estaba viendo.
Un puñado de Hecks a su alrededor.
—Te encontré —dijo una de ellas con una horrenda sonrisa, y Baekhyun estaba por desmayarse.
—Oh. Por. Dios.
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Ni juntando todas sus teletransportaciones se podía comparar con el hecho de pasar por un portal. Era horrible. Jongin casi sentía las ganas de vomitar de nuevo y eso que habían pasado alrededor de tres horas desde que lo habían atravesado.
El movimiento era muy lento. Más de lo que una persona impulsiva como él —así como había predicho Jongdae— pudiera soportar. Habían avanzado despacio, pero seguro, eso era lo que refutaba Jungsu cada que Jongin le mostraba una cara de fastidio del por qué apenas estaban acercándose a ese dichoso punto muerto cuando pudieron haber corrido y llegar muchísimo más rápido.
—Hay que guardar energía por si algo fuerte sucede —le dijo—. Además, esto no es Exodia Jongin, es terreno poco explorado y no sabemos si esto se puede convertir en un lugar de minas de repente.
No tuvo palabras hacia eso. Todo el lugar se veían sospechoso, era una simple zona totalmente plana y gris. No había nada de vegetación más que ese gigantesco árbol que se veía a lo lejos rodeado de otros más altos. Desde su lugar, era como un bosque en medio de la nada, a diferencia de Exodia el cielo era de colores pasteles y el día y noche apenas y eran reconocibles.
—Estamos a veinte metros. —Escuchó en su intercomunicador la voz de Yifan, quien se mantenía como último—. Las trampas pueden empezar desde ya, incluso si todavía no estamos en zona muerta. Recuerden que deben correr todo lo posible para pasar esa zona, luchar con puños si es necesario y no sean tan imbéciles como para querer usar sus poderes, nos descubrirán.
—Sin embargo, cuando crucemos la línea blanca que divide la zona muerta los poderes volverán y podremos ayudar desde la lejanía a quienes todavía no lo logran, claro, a quienes se les es posible —le siguió Jungsu—. Nos dividiremos de dos en dos —Jungsu comenzó a hacer parejas hasta que finalmente llegó a Jongin—. Jongin y Kyungsoo. Ya está, ¿listos? ¡Prepárense para cualquier sorpresa!
No tuvo tiempo para pensar detenidamente lo que sucedía, de un momento a otro ya tenía a Kyungsoo pegado en los talones y a la larga todos se había alejado unos cinco metros de distancia por los costados. Jongin tragó saliva, sintiendo el ambiente pesado cuando cruzó la línea de inicio de la zona muerta.
De inmediato sintió un fuerte bajón. Como si le hubieran quitado algo suyo, al punto de sentirse mareado y zucumbido. Su cuerpo se estabilizó cuando Kyungsoo lo tomó del pecho y espalda, enderezándolo y poniéndolo activo con sus ojos. Todo el mundo se encontraba en silencio, avanzando primero con lentitud y después, como si se tratara de un maratón, se echaron a correr.
—¿Qué tan horrible es esto? —preguntó agitado, moviendo sus piernas lo más rápido posible yendo junto con el más bajo.
—Sh. No gastes energía.
Jongin miró a Kyungsoo, fijándose firmemente en su rostro duro y demacrado, casi se sintió mal porque creía que mucho del daño psicológico que tenía ahora Kyungsoo era por su culpa. Un segundo después, Kyungsoo correspondió su mirada, y Jongin estaba esperando algún tipo de comentario, pero entonces lo único que sintió fue el empujón de Kyungsoo —a nivel humano, claro— que le hizo perder el equilibrio y rodar por el suelo, sacándole un par rasguños.
Tosió, su cabeza daba vueltas y tuvo que agitarla para volver a la normalidad. Parpadeó varias veces y miró lo que había sucedido: una hilera de picos filosos habían comenzado a salir de suelo, justo en la dirección por detrás donde Jongin y Kyungsoo habían estado corriendo. Boca abajo aún en el suelo, sus ojos capturaron el momento donde Kyungsoo corría con todas sus fuerzas, tratándose de alejar de esas púas filosas que no dejaban de perseguirlo.
—Mierda —Jongin gimió, levantándose rápidamente y siguiendo el cuerpo de Kyungsoo quien parecía ahora moverse en círculos y zig zag para deshacerse de los picos.
Miró hacia la izquierda, percatándose de que a lo lejos Sehun lidiaba con varios círculos en el suelo, mientras que Jongdae le seguía por detrás, brincando lo más rápido posible de lo que parecía ser, evidentemente, un maldito campo minado. Vaya, definitivamente ya habían estado allí, cualquier cosa podía ser posible. A su derecha, entonces vio a Junmyeon saltando repentinos quiebres de tierra, los cuales se abrían desde abajo haciendo que casi cayera en ellos, pero entonces Yifan lo sostendría de la chaqueta y lo jalaría hacia atrás, logrando estabilizarlo.
Todos parecían estar en graves problemas, pero seguían avanzando mientras que él se quedaba atrás. Jongin corrió hacia donde estaba Kyungsoo, las púas se hacían cada vez más grandes y rápidas y las piernas de Kyungsoo parecían debilitarse al ir en una sola dirección.
Con toda la fuerza que pudo obtener logró llegar casi a la par, robándole una fuerte mirada y entonces, ahora fue él quien empujó a Kyungsoo hacia un lado, dejando que la serpiente de púas siguiera su camino hacia delante mientras que, por fortuna, ambos se quedaban atrás, agitados, pero libres de esa interminable tortura.
—¡Continuemos! —gritó, tomando una respiración y levantando el brazo de Kyungsoo—. ¡Tenemos que irnos de... Oh mierda!
—¿Qué...? Oh no.
—Si yo fuera ustedes me echaría a correr como si mi vida dependiera de ello —resonó la vibrante voz de Jongdae en su oído—. Oh espera, literalmente depende de ello.
—¿Qué rayos...? —Apenas tuvo tiempo de murmurar cuando ahora fue Kyungsoo quien lo tomó del antebrazo y le hizo correr de nuevo por su vida.
Atrás de ellos, el mundo se estaba cayendo. Literalmente, algo absorbía la tierra bajo sus pies que deshacía la tierra a sus trescientos sesenta grados. Jongin nunca se preguntó qué les pasaría si de pronto, por algún motivo, saltaba a la nada. Y no quería saberlo, jodidamente no y hoy tampoco era de día. El fin del mundo estaba a tan solo unos cinco metros de él y sus piernas se echaron a andar rápidamente.
Los demás ya estaba muy adelante, apenas y podía ver la miniatura de sus cuerpos, pero todavía parecían lidiar con otros terrores nocturnos. Por suerte, sus piernas eran más rápidas que la caída del suelo —aunque ésta se hacía cada vez más rápida—, y entonces, ya había recorrido la mitad del camino.
Y luego, la siguiente fase comenzó.
—¿Creíste que eso era difícil, Jongin? Pues prepara tu trasero. —Jongin estaba a nada de quitarse el intercomunicador por el molesto de Jongdae, pero tenía malditamente razón.
—Flechas —murmuró, su garganta estaba seca—. Nos están aventando flechas. Y rocas.
Con una simple vista hacia el cielo, Jongin podía ver cómo una lluvia de flechas salía disparada hacia ningún lado, cayendo al azar con simple intención de matar a alguien. Era como una guerra india: Exodia contra el punto muerto, si esto ya era jodidamente inhumano no podía esperar a ver cuál era la fase número tres.
Ambos lograron esquivar la primera lluvia sin problemas, pero la segundo llegó mucho más cargada. Jongin casi se muere del susto cuando un flecha cayó de plano en su pecho, atravesando su vestimenta, pero volvió a respirar en el momento que recordó que tenía ese chaleco que Jungsu les había dado a todos por si la dudas. Oh sí, mierda, gracias al cielo. Pero aun así, sus piernas, brazos y cuello estaban al descubierto, y la siguiente lluvia parecía tener un cero en espacio para librarse. Y resintió eso cuando una de las flechas rozó su brazo derecho, cortándole y haciéndolo jadear.
—¡Détente! —gritó Kyungsoo, parando sus pasos de pronto mientras indagaba en su bolsillo derecho.
Jongin vio nerviosamente sus movimientos, las flechas y piedras venía otra vez por arriba, el fin del mundo por detrás y Kyungsoo le pedía detenerse. ¿En qué rayos estaba pensando? Sin embargo, lo recordó. Tan rápido como pudo, el más bajo desató la pequeña manta color negro lo suficientemente grande como para meterse los dos allí abajo y, aunque las dudas de Jongin crecieron porque, ¿cómo una simple manta cortaría a las mortales flechas? No tuvo otra opción más que hacerlo.
Se junto a Kyungsoo con fuerza, casi haciendo que se desplomaran al suelo, pero lo suficientemente veloz como para evitar que algo más lo lastimara. Su brazo herido quedó sobre su pecho y cerró los ojos al sentir el impacto de las flechas pero, sorpresivamente, ninguna atravesó la manta. Recuerda que Junmyeon le había explicado de qué estaban hechas y cómo eran impenetrables, pero decidió que esa era información basura e irrelevante por ahora.
Caían como lluvia sobre ellos, interminables y Jongin rezaba que todos allí estuviera debajo de una porque sino, no saldrían vivos para nada.
Abrió los ojos de nuevo cuando sintió la respiración de Kyungsoo muy cerca de su oído. Aunque la reacción común es alejarse y luego voltearse, Jongin había hecho justamente lo contrario: sus labios quedaron tan cerca que tuvo una mirada en primera fila de los quebradizos labios de Kyungsoo y se llevó un susto cuando miró hacia arriba, encontrando los ojos del morocho tan débiles y acuosos.
Jongin no lo entendía.
No había nada que pudiera entender en lo absoluto.
—¿Cómo te hiciste esa cicatriz? —preguntó, olvidándose de que el fin del mundo se acercaba y que las flechas ya casi estaban parando. La pregunta salió tal vez porque no tenía nada más que decir o hacer, estaba a la expectativa y mucho más cuando su aliento chocaba bastante cerca del de Kyungsoo.
—No sé.
—¿No lo sabes?
—Ya la tenía —murmuró Kyungsoo, lento e incapaz de mirar otra cosa que no fueran los labios de Jongin—. Ya la tenía cuando llegué aquí —terminó en un jadeo, porque tan pronto la última sílaba había salido de sus labios Kyungsoo se había inclinado, devorando la boca de Jongin.
La manta cayó sobre ellos, demostrando afuera la simple silueta del cuerpo de Kyungsoo sobre el de Jongin, demandando la toma de su rostro y boca, profundizando el contacto físico lo más que podía cuando ya estaba claro que, el emocional, era imposible. Y Jongin, a Jongin se le iba el alma, porque estaba harto de posponer eso y, aunque no era un momento indicado —para nada—, sabía que debía dejar que Kyungsoo lo degustara, que lo besara para que el más bajo se sintiera bien, tranquilo y calmar esa llama en su interior.
Era bastante extraño e incómodo para Jongin, porque en su vida había besado a un hombre (Baekhyun no cuenta) a tanta profundidad, porque nunca había tenido ese tipo de acercamiento y, jamás, alguien le había demostrado con tanta agilidad y fiereza que le quería tanto. Que era totalmente deseado, único y especial para alguien; que entre tanto amorío casual y aceptado, en su lugar la persona que más lo ha amado en el mundo en sus casi veintiún años era alguien prohibido, para su cabeza, para su sexualidad, para todo.
Que, por más que él quisiera y se tomara la libertad para pensarlo, en verdad no era posible.
Y lo sentía.
Y le angustiaba.
Porque sinceramente quería.
Pero no podía.
—No sé qué estén esperando ustedes dos, pero el fin del mundo está a otra vez a cinco metros de distancia. —La respiración y consciencia de Jongin volvieron cuando ahora la voz de Jongdae llegó a ellos—. Salgan malditamente de allí. ¡Ahora!
El clic no tardó en venir, Jongin parpadeó con dificultad debido a la oscuridad dentro de la manta y levantó la mano para mirar hacia atrás. Definitivamente estaban a nada de ser absorbido por esa cosa y tenían menos de diez segundos para tener una posibilidad de sobrevivir.
—¡Kyungsoo! —Jongin gritó, despojándose de la manta que los cubría y levantándose de su lugar. Sus piernas temblaban—. ¡Joder, tenemos que correr!
Kyungsoo parecía sin palabras, estaba aturdido y simplemente se dejó guiar por Jongin.
Caminar ya no estaba en su diccionario, correr ahora era su día a día para poder escapar del fin del mundo. Incluso llegó a sentir debajo de sus pies cómo la tierra temblaba. Habían pasado ya ocho minutos desde que comenzaron cruzó la línea y, si tenían suerte, les quedaban sólo dos más para terminar esa tortura. Incluso ya podía ver a lo lejos esa línea blanca que anunciaba el final de la llegada.
—Fase tres. —Jongdae tarareó completamente cansado en su oído—. Cincuenta cincuenta, díganme, ¿quién será el elegido?
Jongin frunció el ceño ante las palabras pero entonces, poco después, fue el mismísimo Kyungsoo quien habló.
—Yo.
Deteniéndose sin esperarlo, Jongin se quedó mirando hacia Kyungsoo con la boca abierta. El chico siguió corriendo, luego trotando hasta ver cómo era que Jongin se había detenido. Los ojos de Kyungsoo estaban ahora totalmente vacíos, pero había un racimo que le dictaba directamente a Jongin que se moviera, que no fuera estúpido.
"La fase tres de la zona muerta es la más difícil, claramente." Había dicho Junmyeon hace horas en la sala donde estaban analizando su plan de rescate. "Aquí habrá sólo una persona capaz de usar sus poderes y lo más indicado es que sea un fuerza, viento o teleport."
"¿Cómo es eso?" Preguntó Jongin.
"Una persona será capaz de reunir la fuerza suficiente para volverse, en palabras coloquiales, nuestro héroe. Si usamos con táctica ese poder, podemos hacer que esa persona logre hacer que los demás lleguen a salvo a la línea blanca, pero así como de fácil suena, más peligroso es. Prácticamente todas las cosas que nos pasen en la fase uno y dos serán terriblemente dirigidas solamente a la persona elegida. Así que esa persona tendrá que lidiar con eso y con el hecho de llevarnos a todos a la menta." Jungsu informó de manera clara.
"Nadie ha salido vivo de allí." Secundó Jongdae, jugando con una pluma de manera aburrida. "No esperen que suceda esta vez tampoco."
—¿Estás seguro? —preguntó Jungsu en el intercomunicador.
—Este lugar es completamente tierra y puedo controlarla. Por supuesto —señaló Kyungsoo, sin dejar de mirar a Jongin quien no se movía—. ¡Corre maldita sea! —le gritó.
Las piernas de Jongin volvieron a moverse con lentitud, hasta acabar a un lado de Kyungsoo.
—¿Estás loco?
—¿Por qué?
—¡Estás malditamente demente!
—¿Por qué? —repitió.
Jongin se quedó mudo.
"¡Pero corran, hijos de potra!" Pudo escuchar en el intercomunicador de parte de Jongdae y entonces Sehun corrigiendo, "¿No era puta?"
—Alguien tiene que hacerlo de todos modos. No me importa. Ahora, a correr.
Jongin estaba preocupado, lo estaba totalmente porque esa era una decisión muy estúpida. Estaba Jungsu, estaba Sehun, estaba Kasper incluso estaba él quien podía tomar ese lugar y entonces salvarlo. Porque era un acto jodidamente suicida, peligroso y, aunque Jongin supiera que el no tiene ni voz ni voto porque nunca ha estado allí para saber lo que sucedía, simplemente era un seguido no en su cabeza.
—Muy bien Kyungsoo, prepárate, estás a tres metros de la fase tres —informó Jungsu.
—De acuerdo.
Jongin ya ni siquiera pudo decir nada al respecto, porque en pocos segundos llegaron al área de la fase tres y todo era un completo caos. Las púas, las minas, la tierra abriéndose y cerrándose; todo estaba allí, listo para atormentarlos durante el proceso y, por su puesto, su objetivo principal era Kyungsoo. A su lado, alejándose otros metros de él, pudo ver cómo era que Kyungsoo se concentraba y, poco después, sus poderes salieron a la luz.
Kyungsoo pisó con fuerza el suelo, creando una grieta enorme la cual crecía y crecía, y al final se dirigía hacia donde estaban las púas que perseguían a Chanyeol hasta el cansancio. Cuando la tierra llego a éstas, el más bajo hizo un movimiento en el aire, rompiendo las puntas filosas con ayuda de la tierra bajo sus pies.
Así siguieron los ataques, Kyungsoo protegiéndose detrás de una gran barrera de piedra, intentaba desinstalar cada una de las trampas mientras le daba tiempo a todos los demás de salir corriendo de allí. Minuto y medio después, sólo faltaba que Chanyeol, Yixing, Kyungsoo y Jongin llegaran a la meta; todos los demás ya estaban tirados en el suelo, recobrando el aliento por correr a diestra y siniestra por ese campo lleno de maldad. Por suerte, al recuperar sus poderes, Sehun ayudaba a lo lejos a Yixing a desviar las flechas que iban en su dirección mientras que Kyungsoo y Junmyeon trataban de guiar a Chanyeol en línea recta hacia el final en vez de correr hacia atrás, ese idiota.
Jongin, por otro lado, luchaba contra las minas, intentando ver con claridad por dónde pisaba. De pronto sintió cómo algo húmero cayó sobre él, empapándolo y entonces a lo lejos cómo era que Junmyeon se las había arreglado para tirar una cierta cantidad de agua a su dirección. Con los pulgares arriba, el líder le hizo un ademán demostrándole que con el agua, podía ver dónde estaban puestas la minas y entonces salir de allí rápidamente.
Todo iba bien. Y era bueno, genial. Yixing ya había llegado, Chanyeol estaba a cinco pasos de hacerlo y Jongin tenía que correr tan sólo diez segundos más para llegar.
Literalmente se dejó caer en el suelo tan pronto todo su cuerpo había cruzado la línea blanca. Estaba increíblemente cansado, incluso si no había sido tanto como doce horas en lucha con Hecks, el hecho de no tener sus poderes casi les hacía perder la mitad de su habilidad y fortaleza. Se sentó en el suelo, viendo cómo era que Kyungsoo corría, esquivaba y luchaba contra cualquier cosa que saliera del suelo; estaba cerca, pero no tanto como para dar unos simples pasos y cruzar, por lo que debía darse prisa.
—¡El fin del mundo está cerca! —gritó Junmyeon con las manos alzadas, ya ni siquiera utilizó el intercomunicador—. ¡Tienes que avanzar, Kyungsoo!
Apenas y podía hablar o decir algo, el cuerpo de Kyungsoo estaba bañado en sudor. No importaba cuánto era que Sehun, Jongdae, Junmyeon o incluso Chanyeol le ayudaran a derribar varias trampas, seguían saliendo de todos lados, cada vez más fuertes y rápidas y Jongin tembló, porque podía ver cómo era que Kyungsoo poco a poco se cansaba, se rendía y entonces... podía ser su fin.
—Bien, es hora de juntar todo lo que tenemos chicos —Jungsu respiró con fuerza, reuniéndolos—. Tenemos que dejarle el camino libre a Kyungsoo para que simplemente pueda correr y llegar aquí. Sólo tenemos una oportunidad antes de que el fin del mundo llegue a él o que le caiga algo encima.
Todos asintieron y Jongin se sintió impotente por no poder ayudar. Podía teletransportarse e ir a su lado, pero entonces ya no podía volver de la misma manera, y tendría que correr de nuevo, provocándole más problemas al equipo. Dejó que los demás planearan su ataque definitivo y pidió internamente que resultara.
Con un simple vistazo logró mirar a Kasper quien, al sentir su presencia, volteó su cabeza hacia él. Definitivamente su cuerpo estaba prestándole atención, pero sus ojos parecían extraños, casi como si estuvieran esperando algo. Fue molesto, algo en la garganta de Jongin no se sintió para nada bien.
La sonrisa de Kasper no lo tranquilizó.
—¡Ahora, Kyungsoo, escúchame bien! —Jungsu gritó por el intercomunicador. Todos allí jadearon cuando una bola gigante salió volando en dirección a Kyungsoo, quien apenas y pudo esquivarla—. ¡Vamos a abrirte el camino, y tienes sólo treinta segundos para correr y llegar malditamente aquí, me oíste! ¡Si te detienes, si gastas un sólo segundo de esos estás muerto! ¡¿Bien?!
Kyungsoo todavía parecía reacio a hablar y desconcentrarse, pero un pequeño 'sí' llegó a ellos.
—¡Perfecto! ¡Entonces en tres, dos, uno! ¡Corre!
Jongin miró expectante la situación y, luego, todo vino lento y en cámara lenta. Agua, viento, fuego e incluso rayos en el suelo hicieron un estruendoso ruido al punto que sus oídos punzaron, pero no pudo dejar de mirar.
Kyungsoo deshizo su barrera de piedra llena de flechas venenosas y púas filosas, y simplemente corrió como si su vida dependiera de ello. Viento lo protegía de las flechas, el agua de las minas, los rayos destruían con un tronido cada cosa saliendo del suelo y el fuego, el fuego mantuvo a Kyungsoo activo, dirigiéndole en el camino por donde ir. Era perfecto, impecable, cada paso que daba lo acercaba más y más al final, a la dicha, a ser finalmente libre de toda esa cadena de terror que solamente había durado diez minutos pero que fue suficiente para que Jongin no siquiera volver a ir a Dásos nunca más.
Y estaba allí, tan cerca, a pocos segundos del final.
Pero entonces, sin saber por qué, Jongin miró a Kasper. Puro instinto, o incluso destino, pero uno de sus ojos se movía hacia un lado y en menos de dos segundo vio cómo era que movía su intercomunicador y el cerebro paranoico de Jongin saltó a conclusiones rápidamente, porque estaba seguro de que cambió su canal y colocó el de Kyungsoo.
Entonces Kasper dijo una oración.
Y Kyungsoo se detuvo. Tropezó. Sus ojos llorosos subieron con toda la intención de mirar directamente hacia Kasper.
Y Jongin luchó, se levantó sin esperar nada, dispuesto a teletransportarse hacia donde Kyungsoo para ayudarlo, pero luego, sintió un empujón hacia el frente, sacándolo de la línea, haciéndolo incapaz de usar su poder y luego de eso vino una avalancha de polvo y tierra, producto del constante ajetreo de los elementos sobre el suelo.
Cegado temporalmente, Jongin tenía el corazón en la boca. Sus oídos pitaban, era como si una explosión hubiera acabado con cada pedazo de audición, de juicio o incluso de calma que había estado teniendo todo ese maldito día.
Se arrastró hacia dentro de la línea de nuevo y su único pensamiento fue sútil.
Quiero estar con Kyungsoo.
Quiero estar con Kyungsoo.
¡Quiero estar con Kyungsoo!
Y lo cumplió, su cuerpo se teletransportó a su lado, justo donde estaba, y cuando el polvo desapareció del alrededor, Jongin se dio cuenta, se dio cuenta que Kyungsoo estaba en el otro lado de la línea, había cruzado y evadido el fin del mundo, había sido expulsado hacia ellos pero...
—Es demasiado tarde —dijo alguien, y Jongin solamente podía mirar el cuerpo tendido—. No puedo... No funciona.
—¡Síguelo intentando Yixing!
Yixing suspiró con fuerza poniendo sus manos sobre el cuerpo de Kyungsoo, intentando activarlo, intentando obtener una respuesta de él.
—¡No puedo! —Yixing gritó, frustrado—. ¡Soy un curador, no un resucitador! ¡Está hecho! ¡Está muerto!
Allí se dio cuenta.
La mirada de Kasper nunca fue dirigida hacia él u otro. Había sido lejana, así como el recuerdo de ese momento en que el chico suspiró sin ganas. No sabía cuánto tiempo había pasado de eso, pero pobres manchas de palabras llegaban a él, recreando ese puzle en su cabeza.
Kyungsoo era el objetivo desde el principio.
Jongin no podía pensar por sí mismo en ese momento. Todo había pasado tan rápido frente a sus ojos que su cerebro apenas logró captar ciertas acciones, palabras y mensajes ocultos. Lo más importante: hechos. Aquellos que son fruto de sus movimientos, de sus decisiones pensadas y recreadas en menos de un segundo. Es por eso que ante sus ojos, las palabras de Yixing no podían ser verdad.
Pero ahí estaba. Su fiel mirada que nunca le mentía, aquella que remarcaba firmemente que hoy, hoy no era un día para bromear y mucho menos con algo así.
Jadeando, Jongin forzó a su boca a no hacer ningún movimiento que reflejara el nudo en su garganta.
—¿Por qué...?
—Algo lo golpeó en el suelo, tiene una herida fatal en la cabeza...
—No —Jongin cortó al chico de manera rápida. Su pregunta ni siquiera fue dirigida para él y todo el mundo entendió eso cuando sus ojos se posaron en Kasper—. ¿Por qué?
Kasper tenía su rostro tan neutral como siempre. Finas líneas rojas resplandecían su rostro como a un firme guerrero, pero la frialdad con la que devolvió la mirada derrumbó cada centímetro de camaradería que en algún momento pensó construir base a su equipo. Todo fue remplazado con sensaciones dolorosas, de repudio, como si fuera su peor enemigo en ese mismo instante.
Y tal vez lo era.
—Ah, ¿qué mierda es esto? —relamiéndose los labios, Jongin se levantó y cojeó hacia él. De un momento a otro sus manos ya estaban envueltas en el cuello de su chaqueta. Los ojos rojos de ambos eran un total espectáculo—. ¿Qué pensabas que estabas haciendo? ¡¿Por qué mierda lo hiciste?!
Silencio. Jongin soltó una carcajada inconclusa.
—Jongin... —Junmyeon intentó acercarse, pero no se inmutó.
La respuesta de Kasper le llegó un par de segundos después. Táctil. Kasper tenía mil maneras de comunicarse y esta vez las palabras eran transmitidas a través de la tela en sus manos.
No es tu problema.
—Bueno, ya basta. —Jungsu llegó hacia ellos y los separó—. Es hora de irnos. Tenemos que seguir con el plan, tendremos noticias del grupo B tan pronto nos acerquemos más a Dásos. Tenemos que salir de aquí antes de que se den cuenta de que somos nosotros.
Ante eso, los ojos de Jongin se voltearon fijamente hacia el director. Con su silencio le preguntó si estaba bromeando, si malditamente lo estaba haciendo. Al no recibir una respuesta de su parte, y viendo que todos los demás chicos ya estaban en movimiento y, mierda, al ver cómo simplemente dejaban a Kyungsoo allí tirando; solamente no podía creerlo. No podía.
—Uno de los nuestro acaba de morir —dijo Jongin con voz temblorosa pero fuerte, explicándole como si fuera un estúpido niño—. Él, quien arriesgó su vida para sacarnos de este infierno, acaba de morir.
Jungsu enarcó las cejas, como si no terminara de saber lo que quería decir.
—Sí, bueno —Jungsu se alejó un paso de Jongin y miró a Kyungsoo—. Junmyeon, necesito que te comuniques con Exodia, necesitamos rápidamente un reemplazo de fuerza aquí. Tiene que llegar por el portal como los del grupo B.
—Entendido señor.
Eso fue una terrible puñalada.
Ácida.
Todo el mundo se movía, todo el mundo caminaba para seguir adelante y lo último que quedó fue un Kyungsoo tieso en el suelo, un Kasper dos pasos delante de él, guiñandole el ojo y finalmente un Jongin entendiendo lo horrible y cruel que Exodia y su gente podía llegar a ser. Algo atravesó todo su cuerpo, una fuerte sacudida le rompió ese corto cariño que le había tomado a su hogar temporal. Tenía unas terribles ganas de llorar, porque era horriblemente injusto y Jongin no podía lidiar con esa magnitud de indiferencia.
No existen los amigos.
No existen.
Jongin miró hacia el suelo, viendo por última vez el cuerpo de Kyungsoo que sería abandonado.
—¡Apúrate, Kim Jongin! —gritó Jungsu unos tres metros más adelante. No se movió—. ¡Hay que irnos, parece que el grupo B tiene noticias de Baekhyun!
Baekhyun.
Y entonces levantó la cabeza, directamente hacia el grupo y con el cuerpo ardiendo en furia.
Es verdad. Todavía tenía a Baekhyun.
Iba a caminar, iba a entrar a Dásos y estrangular a cualquiera quién se atreva a dañar a Baekhyun y entonces...
Entonces lo tomaría con él y volverían ambos al mundo ideal.
Costara lo que costara.
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