Capítulo 15
En el momento que Jongin había llegado al área Vida junto con Sehun, las cosas estaban tensas.
De hecho, no hubo peor momento para llegar. Frente a él, al mismo tiempo que dejaba a Sehun en el suelo, pudo ver a una docena de Hecks alrededor de la habitación. Los Exodianos allí —mayormente curanderos y otros telequinéticos— estaban quietos, en posición para atacar de ser necesario, sin embargo, todos sabían que sería casi imposible luchar contra ellas sin nadie con un poder más fuerte. Sus únicas opciones eran algunos otros chicos que habían terminado allí por lesiones, pero a fin de cuentas no eran lo suficientes ni tampoco tenían fuerzas.
—Apártense mientras soy amable.
Esa voz sonó melodiosa, casi como un cántico mañanero. Era hermosa, amena, como una madre hablándole amorosamente a su hijo cuando en realidad está en problemas. Jongin miró con ojos dubitativos la escena: Yixing y un par de chicos más protegían el pasillo por donde se encontraban las habitaciones. Jongin no podía ver el rostro de la Heck, pero su cabello largo y pelirrojo dejaba ver que era una chica poderosa y fuerte, casi como un líder. Detrás de ella había más chicas con las misma intenciones de atacar.
Jongin se escabulló detrás de uno de los sillones, no quería ser detectado. Tenía que buscar opciones.
—Váyanse de aquí —exigió Yixing con voz fuerte pero serena—. Nosotros no buscamos hacerles daño, así que manténganse alejadas.
La chica soltó una risa. Miró directamente a los ojos del otro y se acercó un par de pasos hacia él.
—Ustedes deberían estar agradecidos de que estemos hablando en este momento. Nosotras sabemos que, si los matamos a ustedes, Exodia perdería su fuente de vida. Y no queremos eso, quiero decir —la Heck se enderezó y dio una vuelta en su lugar, señalando la habitación y a los chicos—. Ya no sería divertido. La única razón por la que no los destruimos es porque son nuestra diversión y más increíble hobby. Y días como hoy, cuando solamente les pedimos a uno de ustedes, ¿de verdad se ponen así de testarudos? Por favor.
Jongin se mantuvo detrás de uno de los sillones y se tragó el jadeo que quiso expulsar cuando Yixing volvió a negarles la entrada y, en consecuencia, uno de los chicos sanadores salió expulsado hacia atrás, chocando contra una pared.
—Por última vez. No te estoy preguntando. —No podía verlo, pero los dientes de la Heck estaban apretados, y por cómo su cabello se ondulaba por el viento (un viento que provenía de su propio cuerpo) esa probablemente sí, sería su última palabra—. De acuerdo —suspiró—. No digas que no te lo advertí, guapo.
No conocía a Yixing, no lo suficiente, pero si tuviera que elegir algo que envidiar de él sería esa tenacidad y fidelidad que le tenía a los suyos. Sólo por eso Jongin no llegó a pensar cuándo o cómo su cuerpo se teletransportó justo a un lado del chico, tomándolo por el brazo antes de que la Heck depositara todo su poder sobre él.
Hubo un milisegundo en que su mirada se cruzó con la Heck. Su cuerpo se sacudió tan fuerte, en su cabeza pasaron una y mil imágenes, y esos ojos, esos ojos caoba con destellos rojo sangre lo cautivaron.
La conocía.
Pero no tuvo tiempo de pensar en ello.
Hubieron alaridos, gritos por todos lados y más cuando se dio cuenta de que no pudo hacer nada por los demás chicos. No pensó demasiado en el lugar donde quería teletransportarse, lo dejó al azar y sí que malditamente lo hizo. Cayeron en pasto, verde y brumoso, muy en la profundidad del bosque. Yixing había tosido mientras que su cuerpo se sacudía, parecía odiar la sensación que te quedaba después de ir con un teleport.
—¡No! —escuchó tan pronto sus oídos dejaron de pillar. Ni siquiera él se acostumbraba del todo—. ¡No debiste hacer eso! —Yixing se tambaleó, sus piernas fallaban—. ¡Vuelve, hay que volver antes de que sea demasiado tarde!
Jongin lo miró con ojos confusos, sus orbes se mantuvieron encajados en la frente sudorosa de Yixing y no tuvo tiempo para pensarlo de nuevo cuando su brazo fue envuelto. Volvió.
Pero era demasiado tarde.
De su mente, nunca escapará esa imagen. Ruda, siniestra y totalmente cruel: por más estúpido que suene ni siquiera un maratón de las películas de SAW bastarían para documentar lo que sucedió allí. Y no era su culpa, en realidad no era culpa de nadie. El destino, la muerte, el tiempo. Algo te llega, y cuando te toca sólo...
Sólo te quedan cenizas.
—¡Saquenme de aquí! ¡Maldita sea! ¡Abran la maldita puerta!
Había sido lo primero que escuchó al volver al área de Vida, y fue lo único necesario para tensarse, romper esa cadena de sueños y despertar en su cama alterado. Su respiración iba de arriba hacia abajo, sus ojos acuosos y el enojo a flor de piel casi al punto de querer golpear a alguien. Debió haber hecho bastante ruido, a lo mucho gritado, porque en algún momento algo —o alguien— le tocó el hombro y, sin querer, literalmente le soltó un puñetazo.
—Ugh —escuchó de parte de la otra persona.
Jongin rápidamente se puso de pie, buscó a ciegas la cortina de la habitación y bastó un simple jalón para que la luz de la tarde iluminara la habitación.
—Perdón —soltó de inmediato, sus rodillas cedieron al suelo cuando miró a Kyungsoo allí, con una mano sobre su mejilla. No parecía enojado, simplemente lo observaba—. Perdón —repitió—, yo...
—¿Tuviste una pesadilla? —preguntó Kyungsoo. Jongin asintió—. ¿Sobre lo del domingo?
Jongin se enderezó, soltando un fuerte resoplido que le relajó todo el cuerpo. Extendió su mano hacia el más bajo para ayudarle a levantarse y éste la tomó. El chico traía unos pantaloncillos cortos, una camisa gris sin adornos y el cabello revuelto. Lo había despertado. Viendo la luz, probablemente eran alrededor de las cuatro de la tarde en el mundo ideal.
—No sé si se puede considerar una pesadilla —se sentó en la cama y revolvió su cabello—. Porque fue real.
Kyungsoo pareció pensárselo mucho, pero al final cedió a sentarse a su lado. Apoyó su mano sobre el hombro de Jongin.
—No tienes por qué seguir pensando en ello. ¿Acaso tienes alguna herida?
Jongin no entendió el uso de esas palabras. Pero, ¿cómo podría culparlo? Los Exodianos no sienten, por lo menos no cuando alguien muere, y por más que sea un niño, sigue siendo uno más y ya. Jongin no fue cercano a Jisoo, para nada, a lo mucho lo veía de lejos y, si llegaban a cruzar palabras, era para defender a Baekhyun de sus blasfemias.
Tenía sentimientos encontrados. Pero no le desagradó el toque de Kyungsoo en su cuerpo. Todo un Kyungsoo siempre era bien recibido.
—Estoy bien. Lamento eso —señaló la piel hinchada en la mejilla del bajito—. ¿Necesitas pomada o algo?
Se encogió en hombros.
—Me han dolido peores cosas.
Jongin se frotó los ojos, tomándolo como un No. Kyungsoo siempre decía no cuando algo definitivamente andaba mal. Pero no podía discutirlo, de todas formas era un chico fuerza, tal vez tenía esa pequeña ventaja de no sentir el dolor como los demás. Sus párpados se sintieron pesados, el sueño junto con el cansancio volvieron, apoderándose de él e hizo un ademán para volver a acostarse. Para dormir. Los dos.
El chico fuerza se levantó, listo para volver a su cama. Jongin lo vio jugando con sus dedos y eso siempre significaba que tenía que decirle algo.
Con medio rostro aplastado en la almohada, Jongin logró preguntar:
—¿Qué pasa?
Kyungsoo se mordió el labio inferior, justo para hacerlo sangrar. Jongin sintió el ardor en vez de él, pero el otro ni se inmutó.
—En unos... Digo, bastantes días será el evento anual del Primogénito. Sé que no sabes lo que es y que probablemente te lo explicarán luego, pero, ¿podrías saltártelo y acompañarme al bosque?
Luchó para que sus ojos no se cerraran.
—¿Al bosque? ¿Para qué?
—Divertirnos.
—¿Divertirnos?
Kyungsoo se encogió en hombros.
—Es lo que los amigos hacen, ¿no?
—¿Tan siquiera sabes lo que es ser un amigo? —Jongin se incorporó con su codo, estaba un poco más despierto.
Si sonó brusco, no quería hacerlo. Era una pregunta inocente, pero por la forma en que el rostro de Kyungsoo se distorsionó en confusión, Jongin maldijo. Amigos. Esa palabra era algo ácida, extrañamente la pronunciaba a menos que estuviera hablando con o de Baekhyun. Amigos. Los amigos son falsos.
No existen los amigos. Existe Baekhyun, que es otra cosa.
A como se veía, Kyungsoo no entendía el contexto de ser amigo de alguien. Tal vez lo leyó por allí, así como Yuri sabía de ciertas cosas podría ser que él también, pero si nunca tuviste un a-mi-go entonces no podrías saberlo realmente. Jongin se mordió los labios y repentinamente recordó a su mejor amiga. O mejor dicho ex-mejor amiga. De la infancia. Sí, Jongin también vivió esas mierdas de amigos-por-siempre.
Una mierda. Absoluta y totalmente mierda. Mierda, mierda, mierda.
—Si no quieres, no tienes...
—Bien —Jongin lo interrumpió, disipó de su mente lo malos pensamientos y se dejó pensar que sólo era Kyungsoo y nadie más—. Está bien, sea lo que sea, está bien.
Fue una respuesta suficiente por ahora.
Soñó con mundos paralelos y fuertes brujas. Soñó con ojos color caoba rojizos y corazones rotos.
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Crueldad.
Lo peor para Baekhyun siempre había sido la indiferencia. El hecho que lo ignoraran siempre era incrustado en lo más profundo de su corazón y los residuos egoístas siempre quedaban implícitas en sus acciones.
Y es que, ya es un nuevo día en Exodia y a nadie le importa nada. No les importa la muerte de Jisoo, no les importa las consecuencias y no les importa cómo es que él se siente. Y es horrible, porque hay un punto donde ni él sabe lo que siente. ¿Tristeza? ¿Desesperanza? ¿Lástima? Lo que hay en Baekhyun, por Dios, ni siquiera vale la pena decirlo.
—¿No se odiaban? —Había escuchado de Yoongi. Horas después del atentando, y de que las Hecks se hubiera ido, el chico fuego se había quedado mirándolo mientras que Baekhyun seguía en shock—. ¿Por qué esa cara? Si Jungkook llega a morir yo sería la persona más feliz. Claro, algo decepcionado porque no lo maté yo, pero feliz de todas formas.
Y no. Eso no le hizo gracia a Baekhyun, ni siquiera cuando Jungkook desesperadamente comenzaba a recriminarle el por qué.
No se llevaban bien, lo admitía. No eran ni hermanos, ni amigos ni parientes. Apenas y Baekhyun sentía algo de simpatía por él. Ese mismo día, de hecho. Odiaba la manera en que lo miraba, odiaba que estuviera cerca de Chanyeol, que se apoderara de sus pertenencias y que lo viera como algo inferior. Odiaba que no le tuviera el mínimo respeto y odiaba, sobre todo, que aún y con todos esos defectos, él no pudiera sentir ni un ápice de odio real.
Porque era un niño. Ahora que lo piensa, eso solamente te lo impone la sociedad. Del mundo donde Baekhyun viene, los niños son prioridad y ya está. No hay razón, es sentido común. No importa cuán malvado, ruin o malo sea, es un pequeño.
—¿Y qué? —le recriminó Jongdae cuando el show había bajado el telón y todos los de EXO se encontraban en una habitación mientras intentaban reconstruirle el cráneo a Sehun—. Es un niño, ¿y? La gente muere. Antes que niño es una persona y yo también lo soy. Pero si muero, ¿estarías así por mí? Claro que no. No los entiendo a ustedes los del mundo ideal. Se jactan de su conocimiento pero se quedan estancados en lo superficial y ético, sea lo que sea. Se murió, fin. Así que como se han muerto decenas de Exodianos y no pasa nada. Nunca pasa nada.
Obviamente Baekhyun se había indignado, había salido a grandes zancadas y azotado la puerta. Pero muy en el fondo no tenía excusa. Era así.
Incluso se cuestionaba porque, con el paso de las horas, ya no lo sentía. No estaba más triste. Enojado, sí. Pero nada más.
Le preocupaba terminar nulo de emoción, así como ellos. Todos ellos.
Y para variar, podía decirse que Chanyeol estaba enojado con él. En realidad, estaba enojado con Yixing. Y eso solamente colmó el vaso en su desesperación, porque creía que si podía recurrir a una persona para desahogarse, ese sería Chanyeol. Pero no fue así, no en su totalidad. No al inicio.
—No debiste sedarme —era lo que el alto le decía al curandero, una y otra vez—. Y tú —miraba fijamente a Baekhyun. Recuerda que su cuerpo apenas había dejado de temblar después de llorar, pero los espasmos volvían por el fuego en los ojos de Chanyeol—, no debiste poner el pestillo.
—Él hizo lo que yo le pedí —Yixing vendaba la cabeza de Sehun. Había salido, milagrosamente, ileso.
—Lo que provocó esto.
Baekhyun no tuvo ni fuerzas para discutir. Estaba en el suelo, justo al lado de la camilla de Sehun con la cabeza apoyada en el colchón —había vuelto después de que gran parte de EXO se fuera—, Chanyeol en un sillón con suero entrándole por la vena y mirándolo de forma dividida entre él, Yixing y Sehun. Aunque sabía por mucho que solamente lo hacía para no mirarlo a él por completo.
—No le hagas caso —Yixing murmuró hacia él—. Está algo sensible, bueno, todos lo estamos, pero él más por la medicación. Puede estar enojado ahora, pero ya lo conoces, se le pasará.
Siempre se me pasa, citó al alto en su cabeza. Baekhyun se preguntó allí si habría alguna forma de que Chanyeol dejara de pasar las cosas y en vez de eso, mejor, trabajara en ello.
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Por suerte, para cuando Baekhyun volvió a su habitación, todo estaba organizado. En su lugar. Pero de manera diferente.
Vacío.
Con un suspiro arrastró sus pies hasta su cama y se dejó caer en ella. No estaba seguro de cuántas horas habían pasado ya, pero era de día, lo que significaba que debe dormir. Ni siquiera se cambió la ropa de lucha y apenas logró quitarse los zapatos. Le dolía el cuerpo, le dolía la mente y le dolía el corazón.
—Mañana tal vez... —murmuró, sus labios pegados a la almohada, el dolor de cabeza disipándose mientras caí dormido.
No pudo ni terminar su propia frase.
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Baekhyun despertó debido a una respiración muy cerca de su oído.
No estaba ni cerca de haber dormido más de tres horas desde que se acostó, pero el cambio en el ambiente sí se modificó. Las líneas de luz atravesaban sus cortinas, el olor a bosque y ceniza entraron en sus fosas nasales; lo único que no concordaba con horas antes era ese espeso cabello el cual inundó sus ojos. No obstante, era demasiado familiar, al punto de soltar alguna respiración que había estado conteniendo.
Se abrazó más al cuerpo contrario y se acomodó. Raramente dormían juntos, o por lo menos tan juntos. Sin nadie de por medio o niños arriba de ellos. Era glorioso y amargo a la vez, pero por ahora, ahora Baekhyun solamente podía pensar en que Park Chanyeol había vuelto a él, con sus horrorosos ronquidos que fácilmente podrían ser confundidos por una apnea del sueño.
—Volviste...
Un gruñido. Baekhyun sintió cómo era que el sueño de Chanyeol era interrumpido.
—Volví —su voz era más suave de lo usual, menos ostentosa y grave—. Lo siento. Lo siento mucho Baekhyun.
Baekhyun lo abrazó y se dejó abrazar, depositó un beso en la frente de Chanyeol y dejó sus labios allí, en reposo, mínimamente para sentir ese tacto que tanto había extrañado. No sabía por qué Chanyeol se disculpaba, en un momento era por tratarle mal o por dejarlo solo o por gritarle, por culparlo o simplemente por Jisoo. No lo sabía, pero sintió esas ganas de hacerlo también. Así que lo hizo.
—Perdóname —gimoteó—. No debí ponerle el seguro.
—No lo sabías. Nadie sabía que esto sucedería.
—Pero —Baekhyun se mordió los labios, ocultaba su rostro por arriba de la cabeza de Chanyeol—. Ellos parecieran que sí. Incluso para ti. Es como si a nadie le importara... No, a nadie le importa. Siento que sólo estoy exagerando, que soy yo el loco que se preocupa demasiado. Una tormenta en un vaso de agua. Como si fuera de manera injustificada...
Chanyeol levantó la mirada, quedando sus ojos a pocos centímetros más abajo que los de Baekhyun. Su corazón rebotó como loco al ver su mirada.
—¿De verdad crees que no me importa?
Baekhyun no podía decir nada. Si hablaba, se derrumbaría.
—Estuve encerrado en esa habitación a ciegas, Baekhyun. Lo único que escuchaba era 'Luz, luz, luz' y mucho desastre —musitó casi desesperadamente—. Ellas le llamaban luz a su víctima. Ellas, mataron a un luz, ellas... no me decían más. Nadie me decía nada. No sabía qué hacer, y yo, en mi mente... en mi mente sólo estabas tú.
Las manos de Chanyeol tocaron debajo de la camiseta de Baekhyun, y cuando creyó que estaría tan cálido como siempre, estaba absolutamente frío.
—Perdón. Soy uno de ellos —Chanyeol exhaló, el aliento se depositó en el cuello de Baekhyun—. En realidad, no siento nada, Baekhyun. Ellos no me provocan nada. Él —Baekhyun tragó saliva. Él era Jisoo—, no era mi prioridad. Lo lamento —sintió su cuerpo esconderse más, pegándose a él lo más humanamente posible.
Baekhyun se sentía lleno, al punto de derramarse. No sabía cómo lidiar con esas palabras, Chanyeol, tal vez, ni siquiera se daba cuenta de lo que esas palabras significaban. Y eran demasiadas sensaciones para Baekhyun. Algo que nunca había sentido, tanto... cariño ignorante. ¿Y era eso? ¿De verdad alguien podría sentir tanto por otra persona?
Desde hace tiempo que Chanyeol le ha transmitido tanto y Baekhyun se hacía el loco. Incapaz de hacer algo para que sea recíproco (y no es que no lo sea, simplemente se quedaba paralizado y sonrojado.) Lo peor de todo era que el otro no tenía ni una pequeña pista de ello. Chanyeol decía lo que pensaba y sentía —hacía él— sin más. No esperando nada, sin saber que él brindaba mucho.
La punta de los dedos del alto aún recorría la espalda de Baekhyun. Probablemente estaba sudorosa y sucia, pero eso no era impedimento para él y los besos que encuentran camino por el cuello de Baekhyun. Son pequeños, tan castos como si estuviera siendo acariciado por el pétalo de una flor. Lo mejor es cuando llega a su oreja, masajeando con su nariz su sien mientras deposita algunos roces en la hendidura de su oído.
Ambos tenían los ojos cerrados. El toque es diferente. Más que como antes —exploratorio y algo más curioso— el de ahora es dado con seguridad, como si ambos estuvieran seguros de lo que estaba pasando.
Cuando su respiración se aceleró y Chanyeol ya estaba completamente sobre él, Baekhyun se aseguró de mantenerlo allí. Sus brazos sobre sus hombros, labios contra labios y caderas juntas, rozándose, una pequeñísima prueba de espasmos. El cuerpo de ambos estaba más sensible que de costumbre, normalmente necesitarían algo más fuerte y rudo para excitarse; pero es allí en donde recae esa pequeña diferencia entre estar con alguien a estar con ese alguien.
La suavidad en sus labios era dulce. Chanyeol sabía a jarabe y a manzanilla. De su ropa emanaba ese olor a eucalipto, era agradable aunque muy fuerte, pero no lo suficiente como para detenerlo. Sin embargo, no hay mucho qué detener. Porque, aunque ambos estén dispuestos, excitados y bastante serios; no será hoy. O por lo menos eso deja en claro el más alto.
—Bien. Manos fuera —murmuró Chanyeol contra sus labios en el momento que Baekhyun se había aventurado a tocarlo—. Eso no estaba en el contrato reconfortante —rió suavemente.
Baekhyun refunfuñó. En algún punto de la locura se habían despojado de sus ropas. Claro que iba a tocarlo, y eso queda en claro cuando uno se quita la ropa.
—Pero estamos tristes —dijo.
Por un lado, Baekhyun tuvo un choque de ideas, pero le gustaba que Chanyeol pudiera dar inicio y acabar con esa sensación de impotencia. Pero no se equivoquen, claro que estar tristes no es excusa para hacer tal o qué cosa, de hecho, podría incluso verse con un falta de respeto. Pero era bueno ver esa abertura, Baekhyun quería volver a sonreír.
Chanyeol se sostenía con los codos para no caer de lleno sobre él. Lastimosamente no podía mirar bien su cuerpo, la luz no era suficiente, pero por lo menos podía sentir el pene de Chanyeol. El cual estaba tocando, sí. Con las dos manos. Con un fin sumamente reconfortante.
Porque estaban tristes.
—Trágico —susurró Chanyeol. Baekhyun no comprendió a qué se refería—. Podría seguir besándote todo el día, pero no puedo si estás haciendo eso. Por favor.
Baekhyun suspiró, algo decepcionado, pero lo soltó. El cuerpo de Chanyeol se relajó un poco y volvió a posar sus labio sobre los suyos. Tras unos besos y caricias más, Chanyeol se dejó caer a un lado. Claro que estaba cansado, Baekhyun también lo estaba. Pero le gustaba estar con él, se quedaría toda la noche despierto con tal de seguir tocándolo, pero sabía que ambos necesitaban dormir.
Dormir y superar.
—¿Podemos decirle adiós? —preguntó Baekhyun tan despacio que fue un milagro que Chanyeol lo escuchara. La mano de Baekhyun se pasó por debajo de la almohada, apenas por el borde. Sus ojos están calmados, casi penosos.
Chanyeol sacudió su cabeza de arriba hacia abajo.
—Leo nos invitó formalmente a la ceremonia de despedida de Jisoo. —Algo dentro de Baekhyun crujió. Joder, Leo—. Dentro de unas horas, en la colina sur, dijo que no eras bienvenido si no traías bocadillos.
Baekhyun gimió.
Lo superaría después.
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Los días (horas) pasaron y todo volvió a la normalidad. O por lo menos la actitud de duelo de Baekhyun se esfumó.
Para que sea más comprensible, se podría decir que el día lunes —en tiempo ideal— se dedicó a merodear por Exodia, algo apagado y todavía pasmado por las sensaciones. Chanyeol estaba casi totalmente recuperado, aún tenía algo de dolor de cabeza por lo que se quedó un día más en el área de Vida para que Yixing lo revisara. Durante la mañana de ese día, era verdad que Leo los había invitado solamente a ellos dos a despedir a Jisoo.
Baekhyun se tuvo que aguantar las lágrimas muchas veces. Tanto por la pérdida como por la ternura —y la incertidumbre— que Leo le provocaba. El niño claro que estaba algo decaído, pero no tanto como Baekhyun pensó que estaría. A fin de cuentas, él seguía siendo un Exodiano y probablemente Leo de alguna manera estaría acostumbrado. (Aunque Baekhyun sigue sin entender cómo es que se acostumbran.)
El cuerpo de Jisoo fue cremado. Y sus cenizas estaban en un pequeña cajita decorada con el nombre de Jisoo en ella. Cuando Baekhyun le preguntó a Leo dónde la había conseguido, éste suspiró, algo enfadado.
—La hice hace poco, ¡todos los señores aquí seguían diciendo que no tenían dónde poner a Jisoo! Así que corrí hacia la cocina y robe uno de los envases. Lo decoré —se los enseñó. Baekhyun quería tirarse al suelo y llorar—. También hice uno para el señor Baekhyun.
Baekhyun enarcó las cejas, mirándolo escépticamente. Leo no iba en broma, más bien parecía ir muy en serio.
—¿Para mí?
—Para cuando te mueras, sí.
Baekhyun miró de manera incómoda el objeto, pero lo terminó aceptando.
Después de eso, Leo se dedicó a hablar y hablar. Baekhyun no estaba al tanto de que tenía un vocabulario tan evolucionado, pero en general, decía todas esas cosas que se dicen en los funerales. Probablemente lo sacó de Jungsu —porque el director hace ese ritual de voz cada que termina un domingo, por los caídos— y Leo lo modificó, poniendo de su cosecha.
Se veía como un pequeño hombrecito predicador, aquellos que te elevan la autoestima. Hablaba de lo bueno y malo de Jisoo, de los recuerdos casi nulos y de lo agradecido que estaba con él por ser su hyung.
—¡Se libre! —gritó Leo, mientras dejaba escapar las cenizas hacia el aire. Los pequeños puntos grisáceos volaron, algunos directo al rostro de Baekhyun. Eso lo incomodó más—. Ay, Jisoo sigue acosando al señor Baekhyun incluso muerto —dijo con tranquilidad, antes de agacharse y tomar uno de los sandwiches que habían traído.
¿Cómo debía reaccionar ante eso? ¿Llorar? ¿Reírse?
Al final de la ceremonia, Leo se despidió con una inclinación de noventa grados. Con eso último, Leo caminó hacia ellos dos con un rostro decidido y levantó sus brazos hacia Chanyeol para que lo cargara. El alto no había dicho nada durante todo ese rato, se limitaba a observar y suspirar. Leo abrazó a Chanyeol por el cuello y escondió su rostro. Baekhyun y Chanyeol se miraron entre sí, estaban seguros de que en cualquier momento...
Y sucedió. Leo soltó el sollozo de su vida.
Llorar. Eso era definitivamente lo que iba a hacer.
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El boom pasó y a Baekhyun le preocupó (otra vez) que el efecto no-siento-nada le hubiera pegado a él, pero en realidad sí lo sentía, sólo que mucho menos y ya podía ser funcional en sus cosas. Habían pasado dos semanas desde ese ataque, y todo después de eso ocurrió como normalmente: ataques constantes los domingos, Leo y él junto a Chanyeol escondidos, y un cincuenta cincuenta en pérdidas. Los número se mostraban constantes, no había muchos muertos, pero tampoco Hecks derribadas. No había un cambio positivo y Baekhyun, claramente, temía que se volviera una cotidianidad.
Con la muerte de otro luz, Jungsu dio más indicaciones y más protección al par de luz que quedaban. Ya no había un veterano luz que le enseñara a Baekhyun..., bueno, cómo ser luz. Y eso no sólo lo frustraba a él, sino a todo el mundo, mundo quienes exigían respuestas sobre la verdadera funcionalidad de un chico que brilla (a veces.)
—¿Nada? Ni libros, leyendas, información... —Jungsu negó con la cabeza. Baekhyun suspiró—. ¿Los del área Mens no tienen alguna simulación para los luz? ¿Uno en donde pueda entrenar algo más que resistencia y sobrevivencia?
Jungsu se reclinó en su escritorio, juntando sus dedos sin mirar directamente a Baekhyun.
—¿Alguna vez un luz ha revelado cuál es su verdadero poder?
Jungsu no volvió a responder, pero ahora sí lo miró. Baekhyun esperaba una respuesta efectiva, una que le diera pistas sobre lo que en realidad era.
—Eso es clasificado.
Baekhyun casi se golpea a sí mismo contra el escritorio.
Había insistido hablar con Jungsu, más que nada para ver las opciones que tenían. Si se quedaban como estaban, no habría ningún avance, a ese paso las Hecks llegarían con algo mucho más grande que ellos y adiós Exodia. Y, por lo que sabía, los luz —o sea, él— eran los único que podían hacer algo al respecto. Por más que de pequeño le gustara jugar a ser Sherlock Holmes, no ayudaba mucho ahora. Ni una pequeña pista tenía sobre cómo activar su poder. O si, de plano, tenía alguno.
—Mire —Baekhyun se acomodó mejor en su asiento, intentando no perder la paciencia—. ¿Cómo quiere que haya buenos resultado si simplemente no nos movemos?
—Joven Baekhyun. —La voz de Jungsu siempre era tan usual, como esas que usan todos los directores de tooodos los lugares que tienen un director—. El hecho de que haya estabilidad en Exodia, ya es un buen resultado. Pocas muertes, es un lujo. Comparando los resultados de entre generaciones pasados y ésta, se podría decir que que ha habido un gran avance.
Baekhyun tenía la boca abierta.
—Pero la gente sigue muriendo.
—Daños colaterales. Son inevitables, joven Baekhyun. Estamos en guerra.
—¡Pero se supone que hay que buscar cómo acabar con las Hecks, y no vamos a saberlo si seguimos rascándonos el trasero!
Jungsu miró hacia otro lado, totalmente inmerso en otra cosa que no era Baekhyun. Desde su llegada estaba distraído. Baekhyun estampó su mano en el escritorio para capturar su atención de nuevo.
—¿Qué sucede si muero? —argumentó—. Si eso pasa, ¿realmente Exodia se vendría abajo? ¿De verdad sirvo para algo?
—Lo hace.
—¡Pues no parece! —se quejó, cruzándose de brazos—. Soy un peso muerto, director. Si no fuera por mí, Chanyeol podría luchar también y ayudar a los demás chicos.
Esa era una pequeña espinita que traía cargando consigo desde hace rato.
Esta vez, con la mención de su hermano, Jungsu pareció interesado. Sus ojos café oscuros se incrustaron en los de Baekhyun y casi pudo sentir como si lo estuviera fulminando con la mirada, más sin embargo sus labios estaban cubiertos con sus manos, por lo que Baekhyun no podía identificar si tenía un mohín o algo.
—Una pregunta, joven Baekhyun.
Baekhyun enarcó las cejas.
—¿Qué le ha hecho a Chanyeol?
Ante eso se quedó callado. No sabía si había alguna respuesta adecuada porque algo como: «bueno, hemos pasado de los besos a fajar casi todo el tiempo» o «he tocado su pene, también sus pectorales, pero aquí lo importante es el paquete. Igualmente, tiene una ausencia casi anormal de trasero», no creía que fueran respuestas prudentes o adecuadas, y más por la seria mirada que le tendía.
—¿Hacerle de qué? —respondió intentando no tartamudear. Vamos, ¡no hacía nada malo de todas formas!
La habitación se sumió en silencio, tanto que podía oír los deslices de los chicos hielo en el área Cristal y eso sí que estaba muy lejos.
—Tal vez —Jungsu se detuvo un momento— sí es usted. Aunque me preocupa que sea bastante cabezota e impulsivo.
Antes de que Baekhyun pudiera indignarse o quejarse, alguien llamó a la puerta. El director no tardó en decir un cordial 'Adelante' como si no estuviera ocupado en este momento. Frente a ellos estaba Junmyeon, hace días que no lo veía. Estaba trajeado, demasiado elegante como para haber estado entrenando (¿siquiera los trajes formales existían en Exodia?) Era un traje a la medida, color gris oscuro, zapatos negros brillantes y una corbata ceñida justamente alrededor de su cuello, dándole un aspecto más viejo, pero elegante.
Baekhyun casi chifló. Bueno, lo hizo. Por favor, ¿a quién no le gustaba un hombre en traje? Todos se veían muy bien ellos.
—Director, estamos organizando el vestuario para el evento anual del Primogénito —Junmyeon dudó un poco diciendo eso, se le había quedado mirado a Baekhyun por el silbido, aunque en su boca había una sonrisa un tanto socarrona.
Detrás de Junmyeon venía Yifan, y ¡Santo cielo! Qué paraíso. El rubio venía embutido en un traje color vino, su camisa negra debajo solamente relucía su blanca piel mientras que un adorno dorado resaltaba el dobladillo del cuello en su saco, aunque lo que no quedaba con él era ese ceño fruncido que iba directo hacia Baekhyun.
Dejó de sonreír tan pronto se topó con su mirada. Que celoso.
—¿Qué? ¿De verdad ya es tiempo? Vaya —Jungsu se levantó, inspeccionando la vestimenta de los dos.
Baekhyun se quedó en su lugar, con duda en sus ojos. ¿Evento anual del Primogénito? Sonaba como un congreso de señores mafiosos o personas extremadamente millonarias. Era un nombre ridículo, también. Tampoco enlazaba el hecho de tener que usar trajes en un "evento" cuando viven como viven. En guerra. O eso. ¿Por qué tendrían un evento formal?
Aunque para la vista, Baekhyun pensó. Si yo fuera una Heck y me encontrara con todos estos chicos guapos trajeados, me rindo de inmediato.
—¿Qué hay sobre los preparativos? ¿La comida y el salón en el área Ceniza estarán listos para entonces?
—Eso esperamos —Junmyeon se rascó la nuca—. Ahora mismo en realidad es un completo desorden, pero si ponemos a trabajar a los chicos fuego probablemente todo estará en su lugar. Solamente hay que evitar que entrenen en estos días o canalizar el lugar de entrenamiento.
—Y no en el bosque —Yifan añadió.
—No el bosque —secundó Junmyeon y sonrió con pena—. No queremos un incendio forestal como el del año pasado. Casi se nos acabó el agua.
—Bien. Entonces habla con ellos, quieran o no, este año toca allí.
Junmyeon asintió, tomando nota de algo en una pequeña libreta que tenía en la mano.
Baekhyun se sintió excluido, casi como si su conversación anterior no fuera más importante que un evento. Y de todas maneras, ¿qué rayos era eso?
La curiosidad no le duró demasiado, cuando el trío dejó de hablar, el primero en irse de esa oficina fue el mismo Jungsu ya que tenía algunos asuntos importante que atender en otro lugar. Por unos segundos más, Yifan parecía insistirle a Junmyeon que fueran a algún lado, pero el más bajo se negaba diciendo que tenía que buscar algo en la oficina y que era mejor que el líder de los Físicos fuera a ver que sus tropas estuvieran bien y entrenando.
Desde su perspectiva, Yifan era un patán, pero Junmyeon era astuto. Rara combinación. Al final, Yifan se fue con pasos largos y la puerta casi cae de su lugar por el portazo que dio. Junmyeon miró por donde se había ido con una mueca, las venas de su cuello salieron de su lugar, pero volvió a los apuntes.
—¿Por qué está así? —Baekhyun no supo qué preguntar primero: sobre el evento o la relación. Priorizó la relación, por supuesto—. Por lo que sé, él es muy relajado.
Junmyeon suspiró, dio un par de pasos hacia la silla al lado de Baekhyun y se dejó caer en ella. Su cuerpo estaba desparramado y sus ojos cerrados, mientras que su mano frotaba sus sienes.
—Lo odio —dijo Junmyeon segundos después—. No lo entiendo. Es tan difícil intentar comunicarme con él y más cuando se me viene encima. Ambos somos líderes, tenemos juntas dos veces al día, y la mayoría de las veces se la pasa intentando tocarme cuando tenemos trabajo. Lo dejaba hacerlo, antes, pero ya le he puesto un alto. Está enfadado por eso.
Baekhyun asintió.
—Conque abstinencia, sí. ¿Has llegado a algo?
—¿Algo?
—¿Recuerdas la conversación que tuvimos hace tiempo? —Junmyeon rodó los ojos para recordar y entonces asintió.
—Sobre el amor.
—Sí. ¿Lo has descubierto?
El mayor pasó las manos por su rostro y gimió. Baekhyun, extrañamente, sonrió.
—Es un lío, ¿sabes? A lo que me dijiste, esa vez, se supone que todo debería ser bueno —Junmyeon jugó con un hilo suelto de su pantalón. Había murmurado algo sobre que tenía que coserlo después—. Sé que dijiste que habría cosas malas: dolores de cabeza, enojo injustificado o celos; pero creí que sería momentáneo. Pero no. Está presente, todo el tiempo, y me está convirtiendo en un desastre. Pero, de alguna manera, es adictivo —apretó sus labios—, no puedo dejarlo. Ni él a mí. Y eso lo complica todo. Porque, definitivamente, yo lo amo —se detuvo un momento y luego miró a Baekhyun—. ¿Esa es la correcta conjugación del verbo?
Baekhyun ahogó una pequeña risa y asintió. La primera vez que explicó el verbo amar, Junmyeon lo convertía en varios «entonces lo amór a él» u horrendos estilos como «nosotros nos amaramos».
—Pero entonces —carraspeó Baekhyun—. ¿Qué hay de las cosas buenas?
Junmyeon lo miró, encogiéndose en hombros.
—Oh, es alucinante. Hace maravillas con su boca, qué puedo decir.
Baekhyun soltó una elevada carcajada que aminoró la tensión en el lugar. Junmyeon sonrió igual que él, dispuesto a entrar en detalles, pero miró su reloj dándose cuenta de que ya era tarde. ¿Para qué? Baekhyun no lo sabía.
Últimamente él no sabía nada.
—Algo más —Baekhyun elevó la voz, deteniéndolo—. ¿Qué es ese dichoso evento anual del Primogénito?
Junmyeon enarcó las cejas un poco sorprendido.
—¿No lo sabes? —Baekhyun negó—. ¿Cómo no lo sabes? —eso fue más hacia sí mismo.
Junmyeon recargó su libreta en el hombro.
—Bueno, para que lo entiendas... Exodia tiene un ciclo. Algo así como un fin de año. No es más que un evento en donde vestimos de diferentes maneras cada vez y celebramos el haber sobrevivido un año más. Hay diferentes rituales y juegos, la gran mayoría sacados del mundo ideal por cierto. Tal vez conozcas alguno.
Baekhyun asintió. Vaya, no sabía que Exodia tenía esos lujos. Juegos y diversión, como si no estuvieran en peligro, bueno, vendría bien olvidarse de todo por un rato... puede ser.
El chico agua se despidió con la mano y salió de la oficina.
Baekhyun por su lado, simplemente se levantó, caminando hacia la salida minutos después.
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