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Capítulo 1

Las diez de la mañana en su trabajo era la hora perfecta para beber café y chismosear desde un rincón. Y era lo que exactamente el chico de cabellos cobrizos hacía, con un vaso de café en sus manos observaba desde su lugar toda la oficina, sin ser el centro de atención y pasando desapercibido como siempre lo hacía. Eso le encantaba, no tener que estar al ojo público y ser solo como una sombra nada más, aunque eso implicara que lo vieran de manera inferior.

No le importaba que creyeran que él no era nada, le gustaba sentirse así, porque de lo contrario muchas personas se interesarían en su vida y eso conllevaba a que su secreto estuviera expuesto con facilidad, y eso era algo que le atemorizaba mucho.

Pasos se dirigieron hacia él, sabía de quién se trataba porque era la única persona con la que tenía comunicación dentro y fuera de su vida normal y en aquél club también.

—¿Porqué no me avisaste nada de la hora del café?

—Estabas en reunión —el pelirrojo le respondió de forma aburrida.

—Bueno, pero aquí estoy.

—Ajá

—¿Qué ocurre? ¿Por porqué tan cortante?

—No lo sé, nada en especial —respondió Jimin encogiéndose de hombros.

El pelinegro se le quedó viendo con atención. El cabello color cobrizo del menor se balanceaba de un lado a otro producto de la cercanía que ambos tenían al aire acondicionado del lugar. Sonrió amargamente sabiendo la vida de su amigo, ¿Cómo era que había caído en eso? No sé perdonaba el hecho de que él lo había arrastrado a ese mundo lleno de peligros y sufrimiento.

Mil veces Kim Namjoom le pidió perdón a Jimin por haberle presentado aquél trabajo que él creyó inocente, jamás pensó que la avaricia de su jefe iba a ser tanta como para utilizar la situación de su amigo en su propio beneficio. Muchas veces quiso sacarlo de ahí, no sólo porque era su amigo, sino que dentro suyo empezó a surgir sentimientos por el menor. Aunque sabía que no le correspondería, lo cuidaba, aunque le doliera que todas aquellas noches él pasara en la cama con otros hombres, lo apoyaba, por qué en el fondo Kim sabía que Park no quería tanto esa vida, al menos no como él lo demostraba, sabía que él era adicto al sexo, pero era consciente que esa no era la forma de combatir contra sus deseos.

—Y... ¿Cómo te fue con los hermanos?

—Nam... Sabes bien que aquí no podemos hablar de eso. —dijo preocupado viendo a todos lados.

—Jimin, absolutamente nadie está cerca de nosotros.

—¿Sabes cuántos hombres de esta empresa van a burlesque? Talvez no haya aceptado acostarme con ninguno, pero me han visto, Dios sabrá en el lío que me metería —Namjoom apretó la mandíbula sólo para no decir algo que no debía, pues le disgustaba que el menor le recordara lo que tenía que soportar verlo hacer.

—Lo sé —dijo resignado— ¿Irás hoy?

—Sabes que si, aparte tengo que reunir dinero para mí mamá. Ella no está respondiendo muy bien al tratamiento —dijo cabizbajo—. Y por si no fuera poco, se me acerca la colegiatura de Mingi y los gastos de la despensa, no puedo faltar ni un solo día.

—Sabes que te ofrecí mi ayu...

—Y te lo agradezco —dijo encarándolo, Namjoom sabía que era cierto por su mirada sincera—. Pero no puedo aceptar, yo no quiero que nuestra amistad se vea afectada, tampoco quiero ayuda porque quiero hacerlo solo.

Namjoom sintió por milésima vez su corazón romperse, pero aún así se regañó porque para ese entonces ya debería estar acostumbrado.

—¿Quién dijo que nuestra amistad tiene que arruinarse? Park, tú me atraías en el pasado, ya no, lo prometo. Sabes que puedes contar con mi ayuda, no necesitó recibir nada a cambio, al menos hazlo por tu mamá y tu hermana. —mentir era lo que mejor hacía, mentir con respecto a que ya no sentía nada.

—Esta bien, te prometo que si no logro conseguir lo que necesito acudiré a ti ¿Ok?

—Me parece bien —dijo sonriendo.

Así ambos siguieron charlando amenamente hasta que pasaron los treinta minutos de descanso. Jimin volvió a su trabajo con el carrito de papelería, pasaba entre los escritorios dejando en cada uno la papelería correspondiente a cada personal de la empresa, pero como siempre era ignorado olímpicamente por cada persona tal como si no existiera, y no era para menos, pues acostumbraba a usar una gorra, así no tendría que preocuparse por que alguien detallara los rasgos de su rostro y lo compararan con el chico más codiciado entre los clubes.

—Dicen que es guapo.

Escuchó decir a una de las mujeres que se encontraban cuchicheando. levantó un poco la cabeza, lo suficiente como para que la gorra no le impidiera ver de quienes se trataba aquellas voces.

—¿Te lo imaginas?, ¿Será soltero? Apuesto a que todavía puedo usar mi magia con él, si Minoh calló ¿Porqué él no?

Le dió asco aquellas palabras ¿Acaso eso era lo único en lo que esas mujeres pensaban, follarse a cada hombre que estuviera en un puesto superior al de ellas? Él no era el indicado para hablar de eso, pero al menos el no lo hacía con interés de por medio en sacar provecho de nadie, lo hacía más por amor al arte y por tener suficiente dinero para mantener a su madre y hermana. Nada de sentimientos de por medio.

Estaba endeudado, debía mucho a su jefe de meses de adelanto, todo lo había gastado en tratamientos de su madre y en cosas para mejorar el lugar donde vivían. Aún así muchos, infinidades de hombres se acercaban a él con otros intereses aparte de sólo sexo, algunos estarían dispuesto a mantenerlo y sacarlo de esa vida; sin embargo, ninguno había logrado hasta ahora llamar su atención cómo para atreverse a abandonar todo por un hombre que a lo mejor y se arrepentiría con el tiempo de su decisión.

—No cave duda que vas por él.

—Por supuesto, a mi ningún hombre se me escapa —dijo la chica moviendo su cabello con orgullo.

—¿Choi SunHee? —Llamó Jimin atrayendo la atención de ambas mujeres.

—¿Qué se te ofrece niño?

—Tengo un paquete para usted, lo dejaré sobre su escritorio.

Park se dirigió hacia la mesa de trabajo de la chica a la que no se le escapaban los hombres, y con un poco más de fuerza de lo que planeaba dejo caer la pila de papeles envueltos en papel de envolver.

—¡Oye Park! —llamó la otra mujer—¿Porqué siempre andas con esa aburrida gorra?

—¿Acaso no quieres que vean lo feo que eres? —continuó SunHee.

Ambas mujeres rieron en tono muy alto y burlesco. Jimin ya era inmune a aquellas burlas, aunque de parte de ellas fuera la primera vez que recibía un trato así, no era la primera vez que tenía que soportar la ridiculez de algunas personas ¿Que chiste tenía burlarse en la cara de alguien más? Era algo que jamás iba a lograr entender.

Pasó por el lado de ambas mujeres que no dejaban de reír eufóricamente; sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por ignorarlas fue tomado del brazo bruscamente para regresar a dónde se encontraba, frente a ambas. Era la primera vez que era agredido físicamente.

—¡Hey! No seas un maleducado ¿No ves que tus superiores te están hablando, niño? —dijo SunHee apretando su brazo, clavando sus uñas postizas en él.

Jimin ya estaba harto de tanto parloteo. Por lo que, por primera vez decidió hacer algo al respecto. Se soltó del agarre empujándola.

—Podrán tener un puesto mayor al mío, pero yo soy mayor que ambas, que ridículas son al llamarme niño —dijo firme

—¡Pero quién te crees escuincle baboso! —dijo una de ellas indignada.

—Les recuerdo que por mi pasa cada papel que entra y sale de esta empresa. Por lo que poseo sus currículum, también tomen en cuenta que sé lo que ambas hacen con el administrador, nada pasa desapercibido para mí —pronunció calmadamente viendo el terror en los ojos de ambas—. Nada.

Sin más, se marchó dejando a ambas mujeres tambaleándose de miedo, sonrió en grande. Se sintió orgulloso al sentir por primera vez que detuvo a uno de los que abusaban de su falsa ingenuidad.

El día pasó más rápido de lo que pensó y agradecido por eso salió de la empresa casi brincando de felicidad. Disimuladamente con su bolso en mano y su gorra ajustada entró en una discoteca cercana, fué directo al baño y ahí se puso en acción. Se cambió rápidamente de ropa por unos pantalones ajustados de cuero negro y una camisa ombliguera que remarcaba su cuerpo esbelto, todo lo contrario a cómo se vestía en la empresa, por último se colocó la peluca negra de cabellos largos igual al suyo, los anteojos, el tapabocas y uno que otro accesorio como aretes y pulseras.

Salió de ahí, metió sus demás pertenencias en el bolso y se dirigió hacia un tipo que estaba sentado en una de las barras, arrojó el bolso a los pies del hombre tocando disimuladamente su hombro y pronunciando unas pocas palabras.

—Nos vemos en el club.

Se marchó hacia la salida del bar. Quitó sus anteojos oscuros caminando hacia la acera para esperar su transporte. Un auto negro se estacionó puntual frente a él, entró en él y sin dirigir la palabra como siempre había sido, el conductor lo llevó directo a su segundo trabajo.

Al llegar se bajó rápidamente colocando nuevamente sus anteojos oscuros para despistar a los clientes que ya estaban dentro del club, sin voltear a ninguna parte caminó directo al cuarto donde era su camerino, en dónde estaba la puerta de entrada, y otra puerta más que daba directo al cuarto rosa, que era donde atendía a sus clientes.

Pasaron cinco minutos cuando la puerta se abrió. No se preocupó, pues el único que tenía permitido entrar era nada más Namjoom, su manager dentro del club.

—Te tardaste —comentó Jimin—. No sé cómo le haces, pero siempre estás en el club antes que yo.

—Me salió un pequeño contratiempo. Vístete lo más rápido que puedas, al parecer hoy tienes un buen cliente.

—¿Hablaste con él? ¿le dejaste en claro las reglas?

—Aún no. Lee solamente lo comentó, dijo que vendría quince minutos antes de las ocho para acordar.

—Aja, ¿Antes de él no hay nadie disponible?

—El detalle es... —Nam enmudeció

—¿El detalle es...? —insistió a que Nam hablara.

—El tipo pagó por adelantado, no quiere que atiendas a nadie más que a él esta noche.

Jimin se encontraba arreglando su maquillaje, organizando sus cosas y el peinando de su peluca rosada, alistándose para salir a arrasar con el club entero, pero al escuchar aquello se quedó en blanco viendo a través del espejo a Namjoom, quién se encontraba a la espera de su respuesta.

Por mientras Nam se dirigió a un banco, en dónde dejó el bolso con las pertenencias de Jimin.

—Sabes que eso no es permitido —dijo Park.

—Lo sé, Lee también le advirtió que si tú no le atraías no habría trato. Él mismo dijo que no esperaba que haya reembolso. —Jimin en reacción empezó a reír eufóricamente y con mucha gracia, dejando confundido al mayor.

—Ese tipo debe estar loco —dijo aún riendo—. Déjame a ver si entendí ¿Dices que pago porque no me acostara está noche con nadie, y que si yo no le aceptaba no le importaba irse y perder su dinero?

—Asi es.

—¿Y de cuánta comisión estamos hablando?

—Veinte mil dólares.

Jimin palideció y abrió su boca con sorpresa ¡Veinte mil dólares!. Eso era lo que él reunía en dos semanas ¿Realmente ganaría esa cantidad aún si no aceptaba acostarse con ese hombre?

—No sé que decir...

—Puedes intentar aceptarlo, o al menos tenerlo en estima, Jimin, puede ser un buen cliente.

Jimin pareció pensarlo un poco y después de todo decidió que aceptaría la condición, esperaría la hora en que el hombre llegase.

—Tienes razón.

—Claro que la tengo —Nam hizo una pausa al ver que Park retomó su quehacer con sus cosas —. Iré a ver a las demás chicas, puedes arreglarte con tranquilidad.

Namjoom no esperó respuesta de parte del menor y nada más salió dejándolo sólo.

Jimin se puso a lo suyo, se vistió con el traje de encajes y ligueros. Se colocó por encima una minifalda que dejaba ver apenas la redondez de sus glúteos y tapaba su frente, esa vez no quería verse tan provocativo, todo para esperar a su cliente "VIP", decidió que no usaría tacones, en cambio se colocó unas zapatillas de ballet en negras satinadas, combinandoa la perfección con todo el conjunto que estaría utilizando esa noche.

Prosiguió a ponerse la peluca y sus lentes de contacto azules, pintó a penas su rostro queriendo verse un poco más natural y por último colocó el antifaz, se vió al espejo antes de salir, y como último pado se roció su típico perfume de dulce de leche con vainilla que tanto lo caracterizaba entre todos los trabajadores del lugar.

Salió de la había, rumbo al lugar de donde provenía la música suave y lasciva. Podía sentir el olor a seducción a cada paso que daba, en ese momento se sentía más bajo de lo normal, pues era la primera vez que no se esmeraba por parecer una "puta" como siempre aparentaba, pues quería parecer un poco más decente, por así decirlo.

Abrió las cortinas y finalmente hizo aparición en el salón, dejando a cada hombre que estaba presente impresionado ante la belleza de su personaje. Las mujeres que bailaban en los tubos lo vieron mal al sentirse que él les robaba la atención de los clientes, pues no era para menos.

Jimin se sentó típicamente en su mesa de siempre, ordenó un par de bebidas que al rato le fueron puestas delantede él, y con calma esperó. Con una copa en su mano, movía si pie nervioso por la aparición de ese hombre que lo tenía con la curiosidad de saber de quién se trataba.


Actualización: 22 de agosto del 2024

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