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Jihoon no era un padre ejemplar, no era una persona ejemplar, no era un escritor ejemplar, no era un músico ejemplar y ya ni siquiera era un virgen ejemplar, así que no sería el mejor padre del mundo, y lo notó cuando un par de hombres llegaron a su departamento y lo sacaron entre murmullos con su hija en brazos, quizás debía correr, o huir, o llamar a Seungcheol que había salido de compras, pero no lo hizo, solo obedeció al igual que Fino quien parecía más nervioso pero sin intenciones de pelear, y se subieron al auto sin quejas.
—¿sabes? Sería un buen momento para tener un arma.— Le murmuró al beta quien solo lo miró de reojo.
—Ellos tienen una.— Oh. Jihoon asintió meciendo a Jiwoo solo para quitarse el estrés de encima, la bebé bostezó. —¿Los mandó Hong Joshua?— Preguntó Tino.
El lobo no respondió.
—¿eso es un sí o un no?
—No lo sé.
Oh. Confiaba en que Seungcheol los buscaría una vez llegara al departamento, o al menos buscaría a Jiwoo, porque Jihoon era capaz de esconderla en algún lado si algo pasaba, o lanzarla por la ventana esperando que el montón de mantas en las que estaba en vuelta la salvaran de morir. Ella seguía siendo del tamaño de una muñeca, y era frágil, pero no tenía una idea mejor. La miró por varios segundos apartando de su rostro las mantas y la bebé lo miró.
—Te sigues pareciendo a Grogu.— Le dijo con cariño acariciando su mejilla. —Si intentan lastimarte haz una cara fea para asustarlos. Así.— Le hizo una mueca a la bebé quien le sonrió. —Funcionará en ti...
El auto se detuvo de golpe varios minutos despues, cuando Jihoon comenzaba a usar las mantas de la bebé como una especie de almohada y Gino parecía más resignado. Escuchó a los lobos bajarse y abrazó a su bebé mirando hacia los lados, parecía un lugar caro, una casa grande y de aspecto viejo, había árboles y una ridícula fuente que quedaba en el centro. Fino actuó con total calma y bajó del auto ayudándole a bajar junto con la niña.
—¿Corremos?— Le preguntó Jihoon a Rino. Mino negó. —¿Lanzo a la niña? Estoy seguro que la puedo lanzar sobre los árboles.
—¡No te atrevas a hacerlo!— La voz de Hoshi lo hizo saltar y Jiwoo se quejó. —Oh... Lo siento ¿hablé muy fuerte?— El lobo bajó las ridículas escaleras que daban a la entrada y se acercó a él extendiendo un poco los brazos, como si le pidiera a la niña.
—Joshua me dijo que podías lastimarla si quisiera.— Dijo de golpe comprendiendo que la gigante casa era de los lobos. De los Kwon. Donde estaba Jeonghan y quizás la razón por la que Jiwoo comenzaba a quejarse entre las mantas. —Le prometí que no me acercaría a...
—Joshua no puede lastimarla.— Aclaró Hoshi. —No puede tocarla ni aunque quiera. Ella es parte de los Kwon. Hija de Jeonghan, sin importar que también sea hija tuya.
Hoshi sacudió sus brazos insistiendo y Jihoon tomó a la bebé abrazándola para ocultar su rostro. No se la entregaría, al menos no en ese momento sintiéndose tan inseguro.
—Joshua dijo...— Habló Yino.
—Tampoco lastimará a ese mono.— Interrumpió Hoshi mirando a Lino quien abrió los ojos con sorpresa. —Es por eso que no querías volver con nosotros ¿verdad?
Uh... Jihoon miró con interés y sonrió un poco. Jino jamás hablaba de su vida, jamás mencionaba sus gustos o pasatiempos, por lo general era casi como un sirviente, siempre de pie y recto haciendo cosas alrededor como limpiar o cuidar de la niña, también hacia cosas interesantes como ayudar a Jihoon con el trabajo o hablar de cosas triviales cuando se lo pedían. Pero nunca hablaba de él, nunca mostraba intereses en otras cosas que no fueran servir.
—Solo me aseguraba de no crearle problemas innecesarios a un externo.— Respondió Nino.
—Ese externo es un dolor de cabeza.— Balbuceo Hoshi mientras continuaba con las manos extendidas. —¡Solo déjame sostenerla un momento!
Dio un largo suspiro antes de entregar a Jiwoo, la bebé retorciéndose como si estuviera incomoda, a punto de llorar. Quizás ella tenía hambre, o necesitaba un cambio de pañal, o necesitaba dormir, Jihoon no podía identificar el extraño llanto que ella soltaba y se volvía cada vez más ruidoso. Cuando Hoshi la sostuvo no paró, pero se calmó un poco mientras que el alfa comenzaba a hablarle con la voz aguda y le hacía suaves gestos graciosos.
—¡Eres preciosa!—Dijo Hoshi con tanto cariño que la bebé balbuceó. —Una pequeña cachorra, hacía mucho que no había una cachorrita en nuestra familia, eres la primera en muchos años. Que hermosa.
—O puede ser hombre, aun no lo sabemos.— Bromeó, o algo así. Hoshi lo miró con molestia por un par de segundos. —¿Qué? Puede pasar...
—¿todos los monos son iguales?— Preguntó Hoshi a lo que Dino soltó una pequeña risa.
—Hoshi ¿Qué es lo que planeas?— El beta por fin preguntó.
Hoshi sonrió mirándolos.
—Solo quiero regresar a esta cachorra a la familia. Con Jeonghan.
Oh. Jihoon sintió un largo escalofrió correr por su espalda.
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