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⚠26⚠

Cuando Jeonghan regresó a su departamento habían pasado tres semanas. Él solo apareció durante la noche, tocó la puerta y Jihoon lo dejó pasar sin comprender donde había dejado las llaves que robó. De cualquier forma le ofreció algo para cenar, Jeonghan negó. Y fue extraño, porque el omega no soltó ninguna palabra en todo ese tiempo, aun cuando Jihoon continuaba hablando de tonterías que habían pasado o algo por el estilo.

No fue hasta que estuvieron en la habitación que Jeonghan soltó una sola palabra.

—Tócame.

No pensó claramente, solo extendió su mano y tomó a Jeonghan del brazo jalándolo hacia la cama, escuchó el grito de sorpresa pero decidió ignorarlo. No era alguien bueno con las persona, no era la persona ideal para cuidar de alguien, ni siquiera era una persona amable o coherente del todo. Si alguien quería consuelo entonces no lo buscaría, buscaría a otro tipo de personas. Un tipo de persona completamente distinta. Jihoon no podía cambiar eso.

Aun cuando era joven y más ingenuo nunca fue amable. Quizás por eso nadie lo quería cerca.

Acarició el rostro de Jeonghan con sumo cuidado, no como si lo fuera a romper, lo acarició como si Jeonghan fuera algo letal, como si fuera a lastimarlo en cualquier momento, y seguramente no fue el tacto más lindo o bueno. Pero era lo único que podía ofrecerle. Solo sus manos sin emoción. Manos que apenas recordaban como tocar instrumentos porque los dejó atrás con los años. Si recordaba bien aún podía tocar las notas del piano sobre la piel de Jeonghan.

—Tienes marcas.— Dijo encontrando una sobre su cuello la cual delineó. —¿Te golpeó de nuevo?

—No es un golpe.— Murmuró Jeonghan recostándose sobre la cama, Jihoon se mantuvo arriba. —No lo veas.

—¿duele si lo toco?

—No.— Jihoon lo presionó con su pulgar y Jeonghan soltó una mueca. —Duele porque aprietas demasiado.

—Siempre quise tener una de estas.— Dijo recordando años atrás, cuando el tema del sexo no era deprimente. —Pensaba que se vería genial si un día llegaba con ellas en mi clase... Era muy estúpido.

—¿Qué tienen de interesantes?— Jeonghan suspiró. —Son solo marcas.

—Marcas de sexo.— Bromeó acariciando el pecho levemente descubierto del omega. —¿las tienes por todos lados?

Jeonghan lo miró por algunos segundos antes de sentarse y comenzarse a desvestir. Jihoon estaba acostumbrándose a la desnudez del omega, no resultaba incomodo si Jeonghan lo hacía con naturalidad, si lo hacía simplemente para mostrarse ignorando la parte íntima y sexual. Jihoon esperó, y cuando el omega quedó al descubierto todas las pequeñas marcas salieron a la luz. Algunas eran moradas, esas eran golpes, sin dudas.

—No son tan geniales como piensas... ¿tienes un cigarro?

—¿dolió esto?— Preguntó tocando las marcas sobre las caderas. Eran oscuras. —¿te sostuvo de aquí?

Hubo un pequeño silencio que Jihoon decidió ignorar, estaba bien si Jeonghan no le respondía, él estaba enfocado en todas las marcas oscuras sobre su piel. Quería tocarlas por curiosidad, saber si aquella zona se había vuelto más dura o suave gracias a ello. Ni siquiera le importó que estuvieran cerca de las partes más íntimas.

Se detuvo con curiosidad entre sus piernas, aun si eran por el sexo ¿no era demasiado excesivo? Jeonghan tenía moretones en la parte interior de los muslos, como si algo hubiera golpeado allí. Solo recordaba haber visto algo así en personas que practicaban BDSM y una vez en Seungcheol quien dijo jamás volverlo a intentar.

Jeonghan colocó una mano sobre la suya justo cuando tocaba un hematoma entre sus piernas. El silencio se extendió.

El omega guio su mano peligrosamente cerca.

—Sus manos son demasiado grandes. No importa si intenta ser amable conmigo...— Habló Jeonghan sin detenerse. —Siempre dejan marcas. Y duelen. Como ahora.

—¿te lastimo?— Preguntó intentando apartarse, pero el omega lo sostuvo.

—No. Me gusta. Puedes comprobarlo.

Lo primero que notó fue el tacto húmedo en sus dedos, y segundos despues, cuando bajó su mirada, notó el miembro levándose levemente. Jeonghan lo sostenía por la muñeca de una forma tan suave y gentil que Jihoon pudo apartarse. Pero no lo hizo. Alzó su mirada intentando apartar su atención de ello y miró los ojos grises del omega.

—¿duele?— Preguntó con la cabeza en blanco mientras introducía dos de sus dedos. Era apretado y húmedo, caliente, demasiado vergonzoso que quiso bajar la mirada, pero si lo hacía temía encontrarse con el pene de Jeonghan mirándolo de vuelta. Ah. Estaba atrapado. Casi literalmente.

—¿Por qué sigues preguntando eso?— Jeonghan suspiró con el rostro sonrojado. —Aun si intentas lastimarme no dolerá tanto.

Asintió por alguna razón mirándolo a los ojos, sabía que estaba tan sonrojado como Jeonghan. Movió los dedos explorando con curiosidad. No debió hacerlo, Jeonghan exhaló una mueca y bajó la mirada soltándolo por completo. Supo entonces que realmente estaba allí, realmente estaba tan cerca de él.

Por primera vez tocaba a alguien de esa manera.

Podía sentir el fuerte palpitar en su interior.

Tan vergonzoso.

—¿duele?— Repitió y Jeonghan solo decidió negar, quizás cansado de la pregunta. —¿seguro?

—Me gusta.

Ah. Extendió su otra mano hasta la mejilla de Jeonghan y lo acercó para besarlo. Movió la otra mano siendo cuidadoso y escuchó un pequeño quejido que decidió ignorar.

Era extraño, y el sonido ocasionado por sus dedos y aquello que soltaba Jeonghan lo hacía peor. Quería ocultarse. Sin embargo, cuando dejó de besarlo y Jeonghan comenzó a soltar pequeños gemidos dejó de importarle. ¿Era porque él los estaba ocasionando?

¿Jeonghan estaba gimiendo por él?

Era un pensamiento ridículo que lo hizo buscar más.

Cerró los ojos escuchando los suaves gemidos de Jeonghan y por alguna razón sus recuerdos fueron hasta su adolescencia, donde aprendía a tocar el piano. No era difícil, era bueno con la música y le gustaba, fue un sueño juvenil y sus padres lo regresaron a la realidad. Le gustaba tocar música, porque recibía una respuesta. Si tocaba una tecla en el piano entonces se escucharía una pequeña nota. Si tocaba más veces era capaz de crear una melodía. Justo como en ese momento. Quería tocar a Jeonghan hasta crear algo. Quizás una sonata.

Se concentró en los suaves gemidos y en cómo estos fueron subiendo de tono. La dulce voz de Jeonghan llenando la habitación.

—Jihoon...— Lo escuchó hablar pero decidió ignorarlo. —Jihoon...Por favor...

—¿por favor que?— Preguntó sin detenerse, sin abrir los ojos y sin respirar.

—Por favor...— Repitió Jeonghan soltando un largo gemido despues de eso. Su interior se volvió más apretado y húmedo. —tócame...

Si hubiera podido pensar claramente en ese momento quizás no lo hubiera hecho, pero tomó el miembro de Jeonghan con firmeza y lo acarició. Jihoon era inexperto, y aun demasiado estúpido como para hacerlo bien, pero recordó cada uno de los instrumentos que conoció en su pasado, y se dijo que si había podido tocarlos entonces podría tocar a Jeonghan.

Absurdo.

Realmente absurdo.

Abrió sus ojos cuando Jeonghan soltó un extraño y largo gemido. Sus ojos grises lo estaban observando, y su aroma lo rodeó de golpe.

Todo se quedó en silencio poco despues.

Se apartó sacudiendo su mano... las dos manos.

—No dormirás aquí esta noche.— Le dijo solo para romper el silencio.

—Tienes que limpiar todo esto, claro que no dormiré aquí.

Oh. No había notado el desastre en sus sabanas hasta que Jeonghan lo dijo. Se sintió avergonzado despues de ello.



...

Jaja... que incomodo, me sigue dando mucha pena, quiero regresar a Hold donde todo era un poco más bonito x'D

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