Sueños
Pasaron un par de semanas en las que parecía que todo lo que habían pasado antes no había sido más que un mal sueño. Las cosas se calmaron. Los distritos volvieron a ser los de antes, pero parecía que las relaciones entre ellos se habían mejorado. Y, aunque seguían buscándole y atentos a todo lo que pudieran saber de él, no se sabía nada de Park, había desaparecido por completo.
De repente había paz y los BulletProof iban a disfrutar de ella. Igualmente, tenían asuntos que resolver por su cuenta. JungKook volvió al instituto. Le resultó extraño volver a encontrarse con BamBam y YuGyeom. Se alegraba de que por fin se hubieran podido reunir con su protector y de que todas sus acciones hubieran sido por chantaje y no por decisión propia, sin embargo, las heridas estaban muy recientes y aún les era difícil hacer como si nada hubiera pasado entre ellos.
En la casa de los BulletProof, las cosas de las que se enfrentaban ahora eran un poco diferentes. NamJoon no se arrepentía de haber estado con JungKook, pero ahora se sentía con menos derecho que nunca de decirle a Jin lo que tenía que hacer con su cuerpo. el mayor seguía prostituyéndose, y el hecho de que las relaciones entre los tres distritos fueran mejores ahora parecía que le había ayudado a tener aún más clientes. Como si se hubiera expandido el rumor dentro y fuera de los distritos de chamanes.
JiMin, por su parte, parecía estar forzando sus límites. A HoSeok no le fue difícil adaptarse a la idea de que JiMin volviera a interesarse por el sexo. Pero YoonGi consideraba que HoSeok podía ser muy impulsivo para JiMin si este sólo se estaba empezando a volver a acostumbrar. No era su primera intención, pero terminaron los tres metidos en la cama juntos. JiMin no pareció asustarse, pero sí había momentos en los que necesitaba ir más despacio y respirar. YoonGi tiende a ser la persona del clan que menos expresas sus sentimientos abiertamente, pero no paró ni un instante de decirle a JiMin lo hermoso que era y mucho que siempre cuidaría de él y lo amaría. HoSeok, por su parte, estaba tremendamente feliz. Se sentía travieso y atrevido hasta el punto de llegar a agobiar un poco a JiMin. Necesitaba un poco de paciencia y calma y, aunque HoSeok tardó en encontrarla, al final los tres pudieron disfrutar de unos buenos momentos de sexo.
Fue un poco más difícil para TaeHyung. Cuando la nutria se manifestó y volvió a casa después de escaparse del internado psiquiátrico hacía ya dos años, no supo hasta que punto el secuestro había dañado a JiMin e intentó tener relaciones con él. JiMin se asustó tanto que TaeHyung jamás volvió a acerarse él con nada parecido a esa intención. El mero hecho de tocarle o darle un abrazo era una tortura para el mismo TaeHyung, quien lo último que quería era que JiMin sufriera lo mas mínimo. Pero JiMin le echaba mucho de menos en ese aspecto. Ahora que sentía que había recuperado una parte de si mismo, necesitaba que TaeHyung fuera valiente con él. TaeHyung y él habían sido los primeros en unirse de esa forma y JiMin sentía que le necesitaba para sentirse completo. Su lazo, en vez de hacerse más fuerte, se estaba desintegrando por sus dudas y miedos. Por eso, una de esas noches, JiMin se coló en la cama de TaeHyung cuando este estaba durmiendo la siesta. No había nadie más en la habitación y todos parecían entretenidos con otra cosa. Le despertó suavemente acariciándole el pelo.
- ¿Qué haces, JiMin? - Dijo entre sorprendido y adormilado. - Intento dormir. - Se dio la vuelta dándole la espalda. JiMin no dijo nada, sólo empezó a repartir besos en la nuca de TaeHyung haciendo que este se quedara congelado. - No hagas eso.
- Mírame. Bésame, TaeTae. - TaeHyung no hizo ninguna de las dos cosas.
- No quiero hacerte daño de nuevo.
- Estoy bien. No te preocupes por mí.
- Yo no soy como JungKook o como YoonGi-Hyung o Hobi-Hyung. - Aseguró. Estaba claro que en esa casa no había intimidad. Era imposible tener un secreto. - No te sentirás protegido conmigo como con ellos.
- ¿Eso no debería decidirlo yo? - Opinó JiMin. - Estaré bien. No necesito sentirme protegido contigo porque confío en ti más que en nadie. - Le recordó, porque parecía que TaeHyung lo había olvidado. - Al menos bésame. - Le pidió.
- No puedo. Si te beso no podré parar. No quiero ver de nuevo el miedo en tu rostro. - JiMin le abrazó con fuerza. - Tuviste miedo de mí. Se sintió horrible.
- Lo siento... No pude evitarlo... - Se disculpó JiMin.
- No te estoy echando la culpa. - Se apresuró a hacerle entender. - Pero no se sintió bien, igualmente.
- Ahora no ocurrirá. Iremos despacio. - Le animó, pero Taehyung no respondió siquiera. - Te echo de menos. - Confesó. JiMin buscó su rostro. Alcanzó a darle un beso en la mejilla antes de que el otro girara la cabeza y hundiera el rostro en la almohada. - ¿Tú no me echas de menos, TaeTae? - Eso había sido un golpe bajo. ¿Cómo podía preguntarle algo tan cruel? Ahora se mostró molesto sin despegar su cara del almohadón. - Yo sé que sí. - Acarició la oreja de TaeHyung con la punta de su nariz. - No te enfurruñes y da la cara. - Le dio un suave golpe en el hombro. JiMin esperó un poco y vio a TaeHyung removiéndose. Sin mirarle, llevó su mano hasta el vientre de su amigo y palpó. JiMin la condujo hasta su propia entrepierna, por debajo del pantalón de chandal. - ¿Es esto lo que buscas? - TaeHyung masajeó su miembro y JiMin suspiró de placer. Parecía tranquilo.
- ¿Se...se siente bien, JiMinnie? - El perro hizo un sonido de asentimiento mientras seguía disfrutando. - ¿Crees que sería mejor... más fácil para ti...hacérmelo?
- ¿Yo a ti? - Repitió JiMin. - No lo sé. Hace mucho que no tomo el mando así. Supongo que podría intentarlo. - TaeHyung se relajó en la cama, seguía dándole la espalda, pero ya no escondía su rostro. Deslizó él mismo sus pantalones por sus piernas y prácticamente dejó que JiMin hiciera el resto. - Mis dedos son pequeños. - Le recordó.
- No importa. Yo estoy bastante acostumbrado. - JiMin cubrió de besos su nuca y le abrazaba desde la espalda. Aún si le estaba dilantando con esmero, TaeHyung aún tardó unos minutos en darse la vuelta y mirar a JiMin a la cara. Finalmente se abrazaron y besaron. Enredado en el cuerpo de su mejor amigo, TaeHyung recibió su miembro dándose cuenta de lo mucho que le había añorado. El sexo era sólo una forma de amarse, de demostrarse lo mucho que se querían. - Ah...JiMin. - Se le saltaron las lágrimas. Le besó con fuerza para consolarle.
- No llores, TaeTae. - Pidió. - Nada volverá jamás a separarnos.
A pesar de los problemas, vivir allí era casi un sueño.
- ¡Oh, mierda! - Exclamó JungKook mientras tenía su móvil en la mano.
- ¿Qué pasa, Kookie? - Preguntó Jin.
- Mañana es el cumpleaños de mi padre.
- ¿Y has olvidado comprarle un regalo? - Quiso saber HoSeok.
- Ojalá fuera sólo eso. - Aseguró. - Quiere conoceros a todos. Nos invita a casa a cenar mañana.
- ¿Y eso que tiene de malo? - Preguntó TaeHyung. - Seguro que es genial.
- Mi padre tiende a avergonzarme allá a donde voy. - Se lamentó. - Empezará a sacar las fotos de cuando era un crío y tenía el pelo horriblemente cortado. Mi madre se empeñaba en cortármelo ella misma hasta que empecé el instituto, cuando pude pararle los pies.
- ¿Eso te parecía horrible? - Dijo JiMin. - Yo tenía la mejillas regordetas como si fuera una ardilla comiendo nueces.
- Eras tan adorable. - Aseguró NamJoon.
Ir a casa de los padres de JungKook fue una gran idea, menos para JungKook. El menor tenía toda la razón. La mayoría acabó llorando de risa escuchando sus historias y viendo sus fotos de pequeño. Tanto se divirtieron avergonzando al muchacho que se hizo terriblemente tarde. Habían ido en transporte público porque no cabían todos en el coche y ahora el metro ya estaba cerrado y los autobuses les dejaban demasiado lejos de su casa. Nadie dudaba de que podían ir ese trecho andando sin que les ocurriera nada, pero sus padres insistieron en que se quedaran a dormir. Entre la habitación de JungKook, la de invitados, los sofás y unos futones se las apañaron para que todos tuvieran donde dormir.
- Fuego... - Siseo JungKook antes de despertar con una amarga sensación.
- ¿Te encuentras bien, Kookie? - Le preguntó TaeHyung, a quien le había tocado dormir con él.
- Estoy bien, sólo ha sido un sueño raro. Tengo muchos últimamente. - No podía quitarse esa extraña sensación.
- ¿Y de que trataba el sueño? - Quiso saber TaeHyung adormilado. JungKook se encogió de hombros aún si su Hyung no podía verle por la oscuridad.
- No lo recuerdo bien. Había fuego... creo. - Pronunció. Voy a beber un poco de agua. Cuando salió de la habitación, el pasillo estaba más oscuro que nunca. El aire se sentía como denso, borroso. Se frotó los ojos, porque le picaban un poco. Quizá porque acaba de despertarse y no se había acostumbrado a la muy escasa luz. Pero JungKook también era sensible a los olores, a pesar de no tener un poder como el de JiMin. Olía un poco raro, así que decidió inspeccionar la casa. Caminaba hacia la escalera y pasó más allá de la habitación de sus padres. Cuando iba a bajar el primer peldaño, oyó un sonido extraño detrás suyo. Vio la puerta de sus padres abrirse muy lentamente.
- ¿Papá? ¿Mamá? - Entonces jungKook se dio cuenta de que ya había vivido esas escena y sabía lo que iba a ocurrir a continuación. Justo entonces, su padre se desplomó bajo el umbral. - ¡Papá! - Gritó. Aquello era más confuso de lo habitual. Ya había vivido aquello. No entendía nada pero sabía que su padre estaba vivo, de algún modo lo sabía. Lo había soñado.,
- JungKook. - El muchacho alzó la cabeza al oír el susurro de su madre mientras esta salía lentamente de la habitación. Un hombre la estaba cogiendo del cuello, desde la espalda, y la apretaba con fuerza. Recordó el sueño, sabía perfectamente quien era la persona que la sostenía a pesar de la oscuridad que no le dejaba ver su cara. Pero no entendía nada.
- BamBam. Suéltala. - Vio la sonrisa de su antiguo amigo como la de un demente. Y su mirada, que parecía perdida. No sabía cómo había sucedido, pero entendía lo que significaba. Y sabía también que no estaban solos. - Park. - Pronunció con asco. El hombre salió de entre las sombras. - ¿Qué has hecho con él? - Le vio sonreír.
- Doble B fue descuidado durante nuestra pelea. Con sólo mirarle a los ojos un instante ya era mío. - Aseguró. - Sólo he tenido que esperar al momento oportuno. Y el momento ha llegado. - Su voz era espesa y sucia. Muy desagradable. - Mátala, Doble B. - JungKook recordaba lo que pasaba después en el sueño y no podía permitirlo.
- Te arrepentirás si mueves un solo músculo. - Le advirtió. Sintió su sangre hervir. Un calor sofocante le envolvió tanto como lo hizo su rabia. - Déjala ir. - Sus uñas se hicieron garras. Sus ojos se adaptaron mejor a la oscuridad, aunque sentía que seguía estando dentro de una niebla espesa. - Ella no tiene nada que ver en esto.
- Es tu culpa, JungKook. Todo esto es culpa tuya. - Habló BamBam, con una voz que no parecía la suya. - Si hubieras obedecido y hubieras hecho las cosas voluntariamente desde el principio. - Los tatuajes negros empezaron a aparecer en su piel. Las marcas de su tótem danzaban quemándole. Las sentía crecer bajo él, sumergiéndole en una profunda ira.
- Voy a acabar contigo, Park. - Pronunció. - Te mataré.
- No puedes, Rabbit. - Sentenció el hombre. JungKook recordó las palabras de su sueño. "Estás solo. Y ahora, estarás aún más solo. Ya no te quedará nadie." Pero no era cierto. JungKook no estaba solo. Algo había cambiado en su sueño. Sintió a sus hermanos alrededor, en las sombras de la casa. El alboroto que el mismo había formado les había despertado. Podía ver los ojos naranjas de NamJoon al otro lado del pasillo. Sentía a TaeHyung detrás de él. En la primera oportunidad que tuviera dejaría a BamBam inconsciente. El resto estaban cerca aún si casi no podía verlos en esa oscuridad. Park estaba perdido. Estaba claro que había actuado a la desesperada, por venganza y sin pensar. De repente los ojos le empezaron a picar más, casi a lagrimear. Pero tenía que poner atención a la situación que tenía en frente.
- ¿No sabes que es lo que hace a tus ojos llorar? - Le preguntó. Entonces a la pantera le vino un fogonazo de su último sueño a la mente. Fuego. Eso era lo que sus sueños intentaban decirle. Por eso hacía calor en la casa y había un olor extraño, la planta de abajo se estaba empezando a quemar. Por fin lo comprendía. Ese era su poder. Desde el primer momento en el que se había revelando el día que se había acostado con TaeHyung, habían aparecido imágenes en su cabeza. Eran sueños que, no entendía como, eran capaces de prever lo que iba a pasar. Pero no todo pasaba exactamente como en su sueño, porque esta vez no estaba solo. Dio un paso hacia adelante. Park estaba a punto de dar la orden definitiva. JungKook sabía lo que pasaba en su sueño. Tragó con fuerza, aterrorizado, pero antes de que pudiera hacer nada, NamJoon actuó. La saeta lanzada con su ballesta no falló. Se clavó en la nuca de Park atravesándola y éste se llevó la mano al cuello sorprendido. Estaba claro que no había contemplado la posibilidad de morir allí. Había cometido el error de creerse invencible y de subestimarles. Ahora se moría, de repente lo sabía. La sangre salió a borbotones de su garganta y cayó de rodillas al suelo. BamBam agitó la cabeza confundido, como sino le sentara bien estar saliendo demasiado rápido del trance. Dejó caer los brazos a los lados liberando a la madre de JungKook y cerró los ojos con fuerza. JungKook fue hasta su madre y la abrazó antes de que los dos se agacharan a comprobar el estado de su padre. Aturdido, BamBam se tambaleó. TaeHyung corrió a sostenerle y éste empezó a agitarse entre sus brazos, tuvo que usar su poder y dejarle inconsciente. Su cerebro no podía soportar correctamente la repentina salida de la hipnosis de Park.
- Tenemos que salir de aquí. Rápido. - Les apresuró Jin. JungKook cogió a su padre en brazos. Parecía que sólo estaba inconsciente por un golpe que le había propinado Park. Se reunieron alrededor y HoSeok cargó a BamBam para sacarlo de allí. El humo empezaba a ser denso y el calor ardiente. Bajaron las escaleras de madera temiendo que estas se rompieran a su paso. Corrieron cuanto pudieron. NamJoon pudo conducirles a la salida. Tosieron con fuerza cuando lograron llegar a la calle. La casa ardía. El fuego empezaba a escalar por las paredes y subir a la segunda planta.
Se miraron unos a otros comprobando que todos se encontraran bien. Entonces se dieron cuenta de la terrible verdad. Faltaba uno. Alguien que no se había despertado a pesar de los gritos de JungKook y que estaba durmiendo solo en la habitación de invitados.
- YoonGi-Hyung...
*COMENTA Y VOTA!!!!
Sé que vais a matarme por dejarlo ahí, pero era el punto perfecto.... Perfecto para haceros sufrir jajjajaj que mala soy.
¿Qué pasará? ¿Qué pasará? XD
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