Roto
- Pero, ¿cómo voy a protegerlos si vuelvo a vivir en mi casa? - Quiso saber JungKook extrañado. - Hyung, quiero seguir aquí. Aún tengo mucho que aprender. Será más fácil si permanezco con vosotros.
- JungKook, no te estoy pidiendo opinión. Recoge tus cosas. - Le ordenó NamJoon.
- No lo entiendo. - Aseguró.
- Sí lo entiendes, pero no quieres asimilarlo. - Pronunció el líder. - Te estoy diciendo que no quiero que sigas metido en esta locura. Volverás a casa y, pronto, los días que ha vivido con nosotros, no serán más que un lejano recuerdo. - JungKook quedó petrificado.
- Me... Me estás echando del clan. - Logró comprender finalmente.
- No habrá más castigos, ni misiones, ni clanes, ni chamanes, ni más tótems para ti. - Le dijo NamJoon con calma. - Volverás a ser un muchacho normal. Como nunca debiste haber dejado de ser.
- No, eso no puede ser. - Pronunció empezando a sonar alterado. - Formo parte de esta familia, no puedes echarme.
- Soy el líder, claro que puedo. - Dio un largo suspiro. - Lo hago por tu bien.
- No es cierto. Lo haces porque soy un estorbo para ti, porque he cometido un error y quieres deshacerte de mí.
- JungKook. - Eso había dolido. ¿Cómo iba a querer NamJoon deshacerse de él? - Eres mi hermano pequeño. Y quiero que tengas una vida mejor que la que nosotros tuvimos. Creí que estando juntos todo sería más fácil y se solucionaría, pero no es así. He sido un ingenuo. Este no es tu lugar.
- Sólo cometí un error. - Intentó defenderse. - Deja que lo compense.
- Un error que pudo haberle costado la vida a uno de tus hermanos. - Le recordó y JungKook se encogió ante esa idea. - Quiero que te vayas, JungKook. Tienes unos padres que te esperan y un futuro que será tan brillante como desees. - Logró pronunciar finalmente. No es como si no le estuviese costando decir esas palabras, por calmado que pareciese.
- No puedes estar hablando en serio. Ayer no podía salir sólo de la casa por lo que Seven pudiera hacer y hoy... ¿No has pensado en eso? ¿Y qué haré con mi poder? Seas cuales sean, ¿cómo voy a...
- Nada de eso importará en cuanto salgas por la puerta - Le aseguró. - Cuando un chamán es separado de su clan, se desvincula por completo del mundo de los tótem. Ningún clan podrá buscarte, son las normas. Además, así no tendré que castigarte. - Tomó aire. - Respecto a tu poder de pantera negra y tu fuerza desmesurada, desaparecerán en pocas semanas. Tus poderes sólo se manifiestan si estás vinculado a tu clan. Tu animal interior, simplemente, volverá a dormir para siempre. En todos los aspectos, volverás a ser un ciudadano normal y corriente. - NamJoon había esperado que JungKook se pusiera nervioso, enfadado e, incluso, agresivo, pero no fue así. - Le sorprendió ver como se dejaba caer, golpeando fuertemente con las rodillas en el suelo.
- No me puedes hacer esto. - Dijo casi en un susurro. - Prefiero que me castigues. - Aseguró en voz baja pero con determinación. - No me alejes de vosotros. Por favor. - Suplicó. NamJoon alargó una mano y acarició el rostro del muchacho.
- Algún día comprenderás porque lo hago. - Sentenció. Hizo amago de dirigirse a la puerta.
- ¿Crees que eso es lo que pensaron nuestras madres el día que nos abandonaron? - NamJoon sintió un estremecedor escalofrío recorrer su columna vertebral al oír semejante comparación.
- Tú ya no eres un niño. - Gruñó. - Sólo llevas un par de semanas con nosotros, después de habernos olvidado durante tantos años. - Le miró con el ceño fruncido. - ¿No será que fuiste tú quien nos abandonó a nosotros? - Abrió la puerta y vio al resto de su clan esperando tras la puerta. JiMin tenía lágrimas en los ojos. Él era el único que lo había podido escuchar todo. JungKook se levantó del suelo, derrotado, sin energía. Con la cabeza mirando al suelo siguió a NamJoon fuera del cuarto.
- ¿Estás bien? - Se apresuró a decir Jin, sorprendido de que habiera tardado tan poco tiempo.
- Iré a recoger mis cosas. - Anunció con voz apagada.
- ¿Qué? ¿Vas a algún lado? - Quiso saber TaeHyung.
- JiMin, ¿por qué lloras? - Se volvió HoSeok hacia él. - ¿Qué ha pasado.
- JungKook no seguirá formando parte de nuestro clan. - Anunció el líder. Todos quedaron helado por la noticia, pero fue TaeHyung el que se mostró más alterado.
- ¿Qué? ¡No! - Gritó. - No puedes hacer eso. - Agarró con fuerza el brazo de JungKook. - No irá a ningún sitio. Este es su hogar.
- Ya no lo es. Suéltale. - Ordenó. Pero no parecía tener intención de hacerlo. - TaeHyung, no me obligues a ordenártelo. - Dejó caer el brazo. Mirando a su hermanos alternativamente. Jin y YoonGi parecían los menos sorprendidos. Quizá NamJoon ya había hablando con ellos antes. HoSeok se dedicaba a consolar a JiMin, que no se atrevía a replicar al líder, pero no quería perder a JungKook.
- ¿Podremos vernos? - Pronunció JiMin como asustado. - Antes, JungKook no sabía nada de esto, pero TaeHyung y yo éramos sus amigos igualmente. - Era la única oportunidad que tenían. La única esperanza que les quedaba. Y NamJoon la destrozaría igual que todas las demás. JungKook vio eso en sus ojos antes de que respondiera, así que no quiso escucharlo y fue a la habitación. A paso lento, sin decir nada, JungKook empezó a recoger sus cosas para dejar esa casa.
- Esta vez, si alguno de nosotros se acerca a JungKook, otros clanes podrían pensar que sigue siendo parte de este mundo. JungKook estará desprotegido entonces. - Explicó NamJoon. Todos habían seguido a JungKook hasta el cuarto. - Además, lo mejor es que se olvide de todo esto lo antes posible. Será más fácil para él.
- Esto es injusto. - Siguió reclamando TaeHyung. - ¿No vais a decir nada? - Dijo dirigiéndose a los más mayores.
- Son ordenes del líder. No hay nada que decir. - Aseguró YoonGi.
- TaeHyung... Quizá sea lo mejor para él. ¿Acaso quieres que sufra como nosotros...
- Puedes repetirte eso en la cabeza una y otra vez, Jin-Hyung. Pero bien sabes que este es su lugar. - TaeHyung habló con una firmeza que pocas veces habían escuchado en su voz. - Sois mi clan, pero no esperéis que os siga considerando mis hermanos después de destrozar la única familia que tenemos.
- No esperaría menos de ti, TaeHyung. - Pronunció NamJoon. - Por suerte, JungKook sí tiene otra familia.
No tenía mucho que empacar. Cuando estaba en la puerta de entrada de la casa, se giró para mirar a sus... ¿cómo debería llamarles ahora? ¿Así sin más? ¿Iba a perderlos de esa forma? Bajó la cabeza sin decir nada. JiMin se lanzó a sus brazos llorando, escondiendo su rostro en su pecho.
- No te vayas, Kookie. - El maknae siguió en silencio. Hizo que JiMin le mirara. Frotó su nariz contra la de su Hyung cariñosamente y sonrió. Le costó mucho sonreír. Hizo un barrido y miró a los demás. NamJoon le miraba sereno. TaeHyung estaba lleno de ira. HoSeok se mordía el labio para no estallar, pero JungKook no sabía si se echaría a llorar o a gritar y golpear a alguien. YoonGi y Jin. Parecían otros. Impasibles. Dolorosamente impasibles. Como si no le importase nada que él se fuera. Entonces recordó las palabras de YoonGi antes de llegar a la casa.
"Volveré a recogerte cuando acaben las clases. Ojalá no te encuentre aquí. Ojalá me hagas caso y vuelvas a casa con tus padres. Desvincúlate de esto para siempre. Seven no podrá hacerte nada. Tampoco NamJoon. Estarás a salvo." Quizá por eso era que YoonGi no parecía roto como lo daba él. Porque creía que eso era lo mejor que podía pasarle. Pero, para JungKook no era así. Eso era lo peor. Prefería mil veces estar a su lado y cargar y sufrir todos los devenires de sus hermanos juntos, a pasar un solo día estando separado de ellos. Ese pensamiento era muy real para él, pero era extraño. Porque hasta hacía pocos días, él vivía sin ellos en su vida. No... Él lo sabía. Sabía que no era cierto, sabía la verdad. Sus hermanos jamás le habían abandonado. Siempre habían estado allí. Le habían confesado en una ocasión que ellos siempre vigilaban sus pasos. Aunque él no pudiera verles, su corazón, sin saber como, había podido sentirlos. Pero ahora sería distinto. Ahora todo se haría añicos, en cuanto cruzase la puerta de la casa.
- Sólo una última cosa, NamJoon-Hyung. - Dijo antes de cruzar el umbral. - Has dicho que, eventualmente, os olvidaré. Pero está muy claro para mí, que eso jamás ocurrirá.
- El tiempo...
- El tiempo no significa nada cuando se trata de amor. - Aseguró interrumpiendo a su hermano. No importaba si le abandonaban o no. Esa gente seguía siendo su familia. - Seguirá doliendo hasta él día que me muera.
- ¿Lo dices con la intención de crear remordimientos en mí? - Preguntó.
- Si eres la persona que creo que eres, no necesitaba decirlo para crearlos. - Opinó. - Supongo que ambos tendremos que vivir con ello.
JungKook atravesó la puerta y una terrible sensación de abandono se apoderó de él. Se sintió incompleto, inútil, vacío. Mas no volvió la vista, ni dejó que las lágrimas cayeran.
Viajó hasta su casa en taxi y, cuando llegó, sus padres le recibieron con los brazos abiertos, aunque confundidos. JungKook fue parco en palabras, pero fue sincero. Ya no había lugar en esa casa para él. Nada había salido como él había soñado. Su vida volvía a ser la de antes, y, sin embargo, se sentía peor que nunca. Se acurrucó en su cama y, al fin, las lágrimas aparecieron. Pero no lloró sonoramente, ni hipó siquiera. Era, simplemente, como si fuera un grifo roto que goteaba. Roto, esa era la palabra. Así era como se sentía. Todo se había roto en mil pedazos, como un espejo que había caído al suelo, como una fotografía vieja hecha añicos. Prefirió permanecer en su casa al día siguiente, más bien, en su cama. Como si no tuviera fuerzas para levantarse ni hacer nada, como si simplemente su cuerpo pesara más de lo que él podía mover. Comió muy poco y durmió casi todo el día. Y, sorpresivamente, al día siguiente, amaneció mucho mejor. Tanto había dormido que se despertó cuando los rayos del sol rozaron levemente su rostro. Acariciándole con cariño. No podía quedarse allí tirado. No podía apartar de él su dolor, ni su pérdida, pero ¿cuántas personas había en ese mundo que se sentían igual que él y seguían adelante? Amantes abandonados y engañados. Hijos abandonados por sus padres y padres abandonados por sus hijos. Hermanos separados... JungKook no tenía ganas de hundirse por más tiempo. No era su estilo. Se levantó y se fue a duchar. No entendía muy bien que era lo que le mantenía en pie, pero creía que era mejor no preguntárselo, por miedo a no encontrar ningún motivo y volver a derrumbarse. Sin embargo, había algo en él que le hacía dueño de una fuerza interna que le hacía querer seguir adelante. ¿Quizá una esperanza? ¿La esperanza de volver a ser quien era? ¿La esperanza de volver a verles? No, ninguna de esas dos posibilidades era real. Quizá, simplemente, era la esperanza de poder vivir con su recuerdo, guardando en su pecho el amor que había recibido de ellos, aunque hubiera sido breve. No sabía bien de donde venía, pero esa fuerza que le rodeaba y que le inundaba manteniéndole en pie, era tan real como él mismo. Se encontró de pronto en una rutina que le era bien conocida, pero que le parecía más lejana de lo que en realidad era. Se vistió, bajó a desayunar, cogió sus cosas y dio un beso a sus padres antes de salir por la puerta de su casa para dirigirse al instituto.
Unos minutos después de que JungKook dejara la casa.
- Eres un desquiciado psicópata. - Pronunció Jin apareciendo junto con YoonGi en la habitación donde estaba NamJoon.
- Por lo menos hay alguien que aún me dirige la palabra. - Se limitó a decir el líder. - Aunque sea para insultarme.
- Porque nosotros sabemos bien como funciona esa retorcida mente tuya. - Le dijo YoonGi. - TaeHyung y JiMin no lo han entendido aún. Y HoSeok... creo que lo ha entendido, pero eso no hace que esté menos enfadado. - Narró el oso.
- Deberías contárselo a JiMin y a TaeHyung por lo menos. - Opinó Jin. - De este modo no estás solo castigando a JungKook, también les castigas a ellos. Creen que has abandonado a nuestro maknae.
- No quiero que cometan un error. - Aseguró. - Esos dos son demasiado pasionales. A veces se dejan llevar por sus sentimientos sin pararse a pensar. Si se lo digo, sus lazos con JungKook se fortalecerán y, aún si no se escapan para ir en su búsqueda, los otros clanes podrían notar que sigue siendo uno de los nuestros. - Explicó el líder. - No soy el único chamán que puede ver los lazos entre miembros de un clan.
- Eres cruel. - Dijo Jin. - Y, para colmo, has conseguido que JungKook nos viera a YoonGi y a mí como unos monstruos también. No dijimos nada para detenerte. Sabíamos cual era tu plan, cuales eran tus razones y te hemos seguido, pero no por ello ha sido menos doloroso.
- Lo sé y, os lo agradezco. También es horrible para mí tenerle lejos. - Aseguró. - El castigo es para todos esta vez. Por ingenuos y confiados. Nunca debimos dejar que JungKook fuera a una misión tan temprano. Fue mi error más que el de nadie, así que cargaré con vuestro odio si es lo que merezco. - Pronunció sin florituras. - Y con el suyo.
- ¿Cuánto durará? - Quiso saber YoonGi. Él le había dicho a JungKook que lo mejor sería que se fuera. YoonGi estaba seguro que esas palabras resonaban ahora en JungKook y eso le hacía sentirse aún peor. Seguro que se sentía abandonado por él también, por esas palabras y por no haber dicho nada cuando NamJoon le había echado. Ahora se arrepentía de haberle aconsejado aquello, porque no era lo que en verdad quería. Aunque fuera egoista, le quería a su lado, como a los demás.
- JungKook se sentirá mal un día o dos. La depresión de su parte humana no durará mucho, JungKook es demasiado duro para hundirse así. - Informó. - Luego se repondrá. Pasará unos días bien. Creyendo que todo va bien, quiero decir. Eso es porque, de algún modo, su tótem sabe que sigue ligado al clan, pero él no lo nota. El verdadero horror vendrá cuando su animal interno se sienta de verdad abandonado.
- ¿Será ese el momento de ir a buscarle? - Quiso saber Jin. NamJoon asintió.
- Lo siento mucho. Ojalá pudiera ser antes. - NamJoon sabía lo que todos sabían, el castigo de un líder no podía ser interrumpido o evitable ni por él mismo, ni por nadie.
- ¿Y qué pasará con Seven? - Quiso asegurarse YoonGi. - ¿Estás cien por cien seguro de que no le atacarán? ¿Y si se dan cuenta de que es un castigo y no es real?
- Es real, YoonGi-Hyung. Es real mientras lo sea para JungKook. - Aseguró. - Aún así, le vigilaremos cuando esté en el instituto y cuando salga solo de casa. - Anunció. - Nos turnaremos nosotros cuatro. No quiero que JiMin y TaeHyung se enteren aún, quiero que se calmen un poco primero. Además, ya le he dicho a HoSeok que pida un par de favores. Él se lleva bien con las chicas de BlackPink que están en su instituto. Ellas podrán vigilarle sin alarmar a nadie.
*VOTA Y COMENTA.
Lo prometido es deuda!!!! Espero que os guste!!! Que será de nuestro pobre gazapito?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro