Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Indiferencia

Tuvieron que pasar unos días ajetreados y angustiosos para que los BulletProof pudieran dormir juntos y tranquilos de nuevo. Cuando YuJin recobró las fuerzas, se esforzó al máximo para curar la herida de JiMin, que seguía en el hospital. Los chicos se turnaban para no dejarle solo ni a él ni a YoonGi, que aún descansaba en la casa. Su respiración iba mejorando poco a poco después de varias bombonas de oxígeno, de los tratamientos de su madre y de los cuidados por parte de todos sus hermanos. Aunque echaba mucho de menos a JiMin, sentimiento que era mutuo. Con cada persona que conoces tienes una relación algo diferente. Hay cosas que no harías con un amigo que sin dudar harías con otro. YoonGi y JiMin tenían una relación en la que no necesitaban hablar demasiado para sentirse muy cómodos el uno con el otro. Para YoonGi, la mayoría de sus hermanos eran usualmente molestos, ruidosos que no le dejaban dormir, pero la presencia de JiMin, aunque también era ruidoso a veces, solía tener en YoonGi un efecto calmante. Incluso si JiMin se acurrucaba contra él en el sofá o le abrazaba sin motivo alguno o, simplemente, se ponía a jugar con su pelo, YoonGi jamás hacía nada para evitarlo o se quejaba. Por su parte, JiMin encontraba un remanso de paz y de madurez en YoonGi, muy alejado del carácter juguetón de TaeHyung, o el irascible de JungKook, o el incansablemente bromista de Jin. JiMin sentía a su Hyung como su peluche particular, uno que podía abrazar y acompañar sin que hiciera el más mínimo aspaviento. Eso era gratificante a veces. Así que, esa era la razón por la que, cuando YuJin pudo curar por completo su herida, lo primero que hizo JiMin al volver a casa fue colarse bajo las sábanas de la cama en la que YoonGi descansaba. Y YoonGi le pedía que le contase algo, cualquier cosa. Tenía tantas ganas de no dejar de oír la voz de sus hermanos. A veces incluso se emocionaba al oír sus risas y no podía contener la sonrisa y las lágrimas. Así pasaron casi todo aquel día, charlando con JiMin abrazado a él, como si se tratase de un bebé koala. Eso fue un poco incómodo para YuJin, quien no entró en la habitación en casi todo el día. La verdad, era un poco doloroso que su hijo mostrase más afecto por uno de sus hermanos que por ella, que le había traído al mundo. Pero lo entendía, ¿qué esperaba? ¿Qué todo fuera de color de rosa cuando volvieran después de tanto tiempo? No, claro que no. YuJin no era estúpida, pero eso no lo hacía menos doloroso, teniendo en cuenta que YoonGi a penas le dirigía la mirada desde que se enteró de quien era. YoonGi no era un hombre de demasiadas palabras, su madre lo sabía, había sido así desde siempre. Ya con ocho años era más hostil con los extraños y más ácido que los otros niños. Claro que YuJin sabía también que esa actitud no era más que un reflejo de su propia personalidad. Así que, siendo así los dos, le era difícil interactuar con él. Además, su sentido del humor sí era bastante distinto, así que era aún más complicado para ella relajar el ambiente que se creaba entre ellos. Aunque YoonGi no estaba dispuesto a reírse de sus bromas igualmente. Cuando le habían dicho que era su madre, él no mostró ningún gesto, ni siquiera de sorpresa, pues era posible que ya lo hubiera sospechado. Al fin y al cabo, sólo ella tenía el mismo tótem con el mismo poder que él. Los tótems no eran heredados ni mucho menos, pero su personalidad y sus experiencias vitales habían desembocado en eso cuando se presentaron.

A pesar de que no tenía ninguna gana de quedarse a solas con ella, sabía que tenían algo de lo que hablar y estaba cansado de posponerlo más. Diría lo que tuviera que decir, escucharía lo que tuviera que escuchar y se acabaría. Además, él ya estaba lo suficientemente bien como para no necesitar más de su tratamiento y, por lo que le habían contado, ella debía volver a casa con SungHee.

Por todo ello, cuando llamó a la puerta y la vio entrar, se giró hacia el muchacho que le abrazaba. JiMin tenía la costumbre de abrazarlos a todos, igual que TaeHyung abrazaba cualquier cosa a su alcance mientras dormía. Y, para él, puesto que YoonGi era menos corpulento, le resultaba muy abrazable.

- Cachorro. - Le llamó. - Ve con los demás un rato. Déjanos solos un momento.

- Vale, Hyung. - Dijo desperezándose pues estaba medio dormido. YoonGi se dio la vuelta en la cama para mirarle. Era adorable ver como se frotaba los ojos y bostezaba. YoonGi se acercó y le dio un beso. JiMin, un poco sorprendido al principio, le correspondió rápidamente. Fue delicado y veloz, ya que no estaban solos, pero YuJin apartó la mirada igualmente. JiMin se deslizó fuera de la cama. - Llama si necesitas algo. - Dijo saliendo de la habitación y dejándoles solos, por primera vez en esos días.

- Se me hace un poco extraño aún. - Confesó ella, porque no sabía que más podía decir.

- ¿Qué nos besemos? - Preguntó, pues no sabía bien a que se refería. Ella asintió.

- Entiendo que es vuestra forma de sentiros más conectados y así aumentar vuestro poder como clan pero aún es raro verlo, para mí. - Pronunció con humildad.

- No lo hacemos por aumentar el poder del clan, sino porque nos queremos. - Aseguró. - La gente se besa para mostrar sus sentimientos, ¿lo sabías?

- Sí, y sé lo que intentas insinuar. - Ella tampoco parecía querer irse por las ramas, eso estaba bien. Al menos sería rápido.

- Yo no insinúo nada. Siempre digo las cosas claras. - Afirmó con contundencia. Ella suspiró. No iba a ser fácil.

- ¿Me dejarías explicarme? - Pidió directamente.

- ¿Explicar el qué? ¿La razón de por qué nos abandonasteis? - La mujer volvió a asentir. YoonGi se incorporó para sentarse en la cama y ella también se sentó en el borde de esta. - No tienes nada que explicar. Le pedí a NamJoon que lo hiciera el mismo. - Aseguró. - Puedes ahorrártelo.

- Y... ¿Qué piensas? - Tanteó ella.

- Si quieres preguntarme si te perdono por ello, ¿por qué no me lo dices directamente? - Su voz era claramente hostil.

- Sólo queríamos que estuvieseis a salvo y juntos. - Insistió.

- Lo sé. Te he dicho que NamJoon ya me lo ha contado todo. - Repitió como si estuviera hastiado. - Fue difícil, pero lo entiendo e, incluso, os lo agradezco. No me habría perdonado que JungKook estuviera solo todo ese tiempo a merced de cualquiera. Debíamos estar juntos. Era necesario. Doloroso, al principio, pero necesario.

- ¿Entonces por qué me odias? - Le preguntó finalmente haciendo lo posible porque no se le quebrara la voz.

- ¿Odiarte? Yo no te odio. - Confirmó con calma, incluso mirándola sin dudar. - Siento exactamente lo que tu sentías por mí, al menos los ocho primeros años de mi vida. Total y absoluta indiferencia. - Ella respiró con fuerza ante esas palabras.

- Eso no es cierto. - Respondió rápidamente, mostrándose dolida.

- ¿En serio? ¿Eso es verdad o es lo que te dices a ti misma? - Ella iba a responderle algo cuando YoonGi continuó hablando. - La verdad no me importa lo que tú pienses ahora. Lo que importa es como me hiciste sentir esos años.

- YoonGi...

- Yo era un niño que quería lo que todos los niños. - Aseguró. - Una madre que le quisiera. Unas palabras de cariño de vez en cuando, quizá. Sin embargo, ¿quién me enseñó a andar? - Preguntó de pronto. Ella no dijo nada porque ambos sabían la respuesta. - Era muy pequeño pero aún recuerdo que YuRi siempre contaba la historia de que yo tardé mucho en aprender a andar, así que ella me compró un correpasillos y me enseñó. También solían reírse cuando recordaban que yo solía llamar "mamá" a cualquiera de ellas menos a ti, cuando aprendí a hablar. ¿Quieres hablar de cómo aprendí a leer y escribir? - Ella ni siquiera hizo el gesto para decir algo. - No te molestes, yo te lo digo. Fue SooYoung quien me enseñó. JooHyun fue la que se sentaba conmigo cuando se me atascaban los deberes de matemáticas. HyoRi me compró mi primera pelota de baloncesto. Incluso, cuando hacía algo malo, SungHee era quien me castigaba, no tú. Tengo algunos buenos recuerdos de mi infancia, ¿sabes? Pero tú no apareces en ninguno de ellos. - Narró. Y, aunque había dolido antaño, ya no había ni pizca de dolor en su voz. - Bueno, eso no es cierto del todo. Tengo dos recuerdos tuyos. Sólo dos. - Ella hizo lo imposible por no derramar lágrimas ante la declaración de su hijo. - ¿Has visto que el piano aún está en la entrada? Recuerdo la música cuando tú tocabas. Me encantaba. Recuerdo que la música siempre te hacía sonreír y eso me hacía muy feliz. Así que me las apañé para aprender a tocar y seguía practicando y practicando hasta que todo el mundo en la casa tenía dolor de cabeza y los dedos me doliesen. Lo hacía porque quería que te fijaras en mí, al menos una vez. Todas, incluida SungHee, me felicitaban y me alentaban por lo bien que lo hacía. Todas menos tú. - Sentenció. - ¿Sabes lo doloroso que era? Aunque luego empezó a sentirse como una humillación, más bien. Así que dejé de hacerlo por ti, dejé de buscar tu aprobación y empecé a hacerlo por mí mismo. Y, un día, cuando ya no tenía esperanza de poder hacer nada con lo que estuvieses feliz, cuando parecía que al fin había dejado de lado el buscar tu atención, me dijiste que querías enseñarme a nadar. Estaba tan ilusionado ese día...

- No sigas. - Le pidió, pero YoonGi no le hizo caso.

- ...y entonces me encontré antes una piscina enorme yo solo y me dijiste: lánzate. - YuJin recordaba muy bien esa historia, pero escucharla desde el punto de vista de su hijo sabía que sería devastador. - Y te miré confundido porque yo no sabía que debía hacer, no me diste ninguna directriz. Pero tú dijiste que querías que aprendiera a nadar y que debía saltar al agua para aprender. ¿Y qué hice yo, madre? ¿Lo recuerdas?

- Para ya, YoonGi. - Volvió a pedir.

- Salté al agua. Y pataleé inutilmente mientras tragaba agua y te grité pidiendo ayuda. ¡Y tú! - Gritó YoonGi enfadado a pesar de que no recordaba haberlo hecho nunca, pues YoonGi mantenía la calma incluso en situaciones complicadas. - ¡Tú sólo te quedaste ahí mirando! - Intentó serenarse pues se dio cuenta de que aún le costaba respirar si se alteraba. - Te vi... - Recobró el aire. - Te vi ahí parada mientras me ahogaba. Entonces supe que intentabas matarme.

- Eso no es verdad. Yo te quería YoonGi. Aún lo hago.

- Eso no importa, porque, de nuevo, fue lo que me hiciste sentir en aquel momento, a aquel niño de ocho años que sólo quería un poco de atención por parte de la mujer que le había dado a luz. - Explicó. - Y durante años no entendía porqué lo hiciste y estaba tan enfadado. Incluso después de ser abandonados estaba muy furioso contigo.

- Hay algo que debes saber. - Confesó.

- Déjame terminar. - Le pidió con no mucha amabilidad. - Así que, un día, con 19 años, decidí deshacerme de todo lo que habías dejado en el sótano para borrarte de mi vida por completo. - No le importó que su madre empezara a llorar, YoonGi continuó. - Cogí la caja que habías dejado atrás y fui tirando a la basura una cosa tras otra. Hasta que encontré un diario. - Pronunció. - Estuve tentado de tirarlo también, pero tenía tantas ganas de comprender porque odiabas a tu propio hijo y lo guardé. Y durante un año entero, tuve el diario escondido para que mis hermanos no lo viesen, hasta que al fin me atreví a leerlo. Necesitaba zanjar las cosas o me volvería loco. Y, al leerlo lo comprendí. Había un tipo de frase que se repetía una y otra vez en las entradas irregulares que hacías en el diario. "Se parece a él" "Me recuerda tanto al hombre que ame" "Tiene sus mismos ojos, su mismo talento" No me odiabas a mí. Odiabas mi reflejo porque le veías a él en mí y eso te dolía. ¿No es así?

- Yo amaba a tu padre. - Quiso explicarse. - Él lo era todo para mí en ese tiempo. Sólo él me hacía feliz. - La voz se le ahogó en la garganta. - Yo era tan joven.

- Eras idiota. - Corrigió él. - Pensaste que un hombre con mujer y cuatro hijos lo dejaría todo por una simple alumna de sus clases de piano. Sólo eras una aventura pasajera para él. Era obvio y fuiste ingenua. Y cuando él te dijo que se iría a trabajar a otro país, tú le confesaste que esperabas un hijo suyo, pensando que eso le ataría a ti. ¿Pero qué dijo él, madre? - Le preguntó con crueldad.

- No estás siendo justo conmigo. Yo estaba enamorada de tu padre y creí que él lo estaba de mí. - Se defendió.

- ¿Justo? ¿Fuiste justa tú conmigo? - Le reprochó. - No. Cuando él te dijo que se iría de todas formas y que te daría dinero para cuidarme, cuando te dijo que no quería saber más nada de ti y te abandonó, tú me lo hiciste pagar con creces.

- No pretendía castigarte.

- Te necesitaba, pero yo era lo único que te quedaba de él, así que no podías ni soportar mirarme. Cada vez que me veías recordabas al hombre que te había partido el corazón. Y yo, tonto de mí, corría detrás de ti, siempre buscando tu aprobación. Anhelando que me miraras con una sonrisa, una sonrisa como la que ponías cuando tocabas el piano. Pero no odiabas al piano, sólo a mí.

- Yo no te odiaba. Claro que no. El piano me recordaba los buenos momento con tu padre. Y tú...

- Yo era el recuerdo del abandono. Dejaste caer todo ese peso sobre mí y yo no lo entendía.

- Si hubiera tenido más tiempo para olvidarle...

- ¿Ocho años no te parecieron suficientes? ¿Eso es lo que me querías explicar? ¿Esa es tu excusa? Pésimo.

- No busco tu perdón. - Aseguró. - No lo merezco, ya lo sé. Sólo quería que lo supieses, sólo quería explicarte lo que sentía.

- Pues ya lo sabía. - Pronunció. - Leí tus sentimientos una y otra vez en ese diario y descubrí que no sentí lástima por ti ni una sola vez al leerlo. No estaba seguro de por qué no sentía nada en ese momento. Pensé que tu actitud había hecho de mí una persona sin sentimientos, pero, gracias a mis hermanos, descubrí que no era así. No sentía lástima por ti porque no me importabas. Ya no. Ni tu aprobación, ni tu consuelo. No quiero nada de ti. No significas nada para mí. Pero, al fin y al cabo, me has salvado de morir ahogado, aunque haya sido 14 años tarde. Y has salvado a JiMin. Eso te lo agradezco. Así que te perdono, si es lo que quieres. Ahora puedes volver a casa. Zanjemos esta falsa relación madre e hijo de una vez por todas.

- Tu perdón es aún más doloroso que tus palabras. - Pronunció ella.

- Supongo que los dos hemos aprendido que la indiferencia puede ser más angustiosa que un puñal en el pecho.

- No me quieres en tu vida. Lo acepto. Lo entiendo. - Se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. - Sólo una cosa más. ¿Sabes por qué no me lancé al agua para salvarte? - Preguntó. - Eso no lo ponía en mi diario.

- Ilústrame. - Parecía no tener demasiado interés.

- Nos habríamos ahogado los dos. No se nadar. Me da pavor. Intenté saltar, pero no me atreví. Por eso... fue lo único que realmente quería que aprendieras. Creí que si lo hacía así, tú afrontarías mis miedos por mí.

- Pues sólo conseguiste dejar tus miedos en mí para que me atormentaran por siempre. - Espetó. - Vete ya. Será mejor que dejemos esta estúpida tortura. No tenemos porque alargarlo más. Además, ambos tenemos personas que nos importan y clanes que cuidar. No tenemos que andar fingiendo que aún queremos al el uno del otro.

- No sabía que pretendía con esta charla. - Pronunció finalmente la mujer. - Adiós, hijo mío. Por una vez voy a hacer lo mejor para ti.

YoonGi escondió el rostro con tras la almohada, solo y envuelto entre mullidas sábanas, la cabeza le decía que no estaba del todo tranquilo con ese desenlace. JiMin hizo un ruidito involuntario al asomarse a la puerta. YoonGi sacó la cabeza y le miró desde la cama. Por su expresión que tenía, no le había gustado la conversación, parecía decepcionado.

- Soy un capullo. Ya lo sé. - Dijo volviendo a esconderse. - Pero se acabó, no quiero saber nada más de ella. - Aseguró. JiMin se acercó a la cama. YoonGi sabía que ya no estaba del mismo humor que antes para recurrir al infantilismo. Conocía muy bien que JiMin podía poner muy serio si lo deseaba, incluso con él.

- Sí que eres un idiota, Hyung. - Se sentó en la cama y le acarició el cabello. - Pero no por querer echarla de tu vida. - Le informó como si conociera mejor sus sentimientos que él mismo. - Sino porque llamas indiferencia a algo que no lo es. Lo que sientes tú es un terrible dolor aún. No la has perdonado, y no te culpo por ello. Pero cuanto más tardes en reconocer tus propios sentimientos, más tardarás en superarlos. Ambos sois iguales en eso, ella no pudo superar sus sentimientos tampoco y tú sufriste por ello. Deja de hacerte el fuerte y reconoce que aún te duele. No tiene nada de malo, Hyung. - Estuvieron varios minutos en silencio. JiMin no se apartó de su lado, pero no dijo nada más.

- Duele. Duele mucho, JiMin.

- Tómate tu tiempo, Hyung. No pasa nada. Todo va air bien ahora.

*COMENTA Y VOTA!!!!!
La última vez pregunté si sabíais de donde había sacado los nombres de las madres y fue Gashina_IR quien se acercó más a la respuesta!!!!.

Aquí abajo os las dejo para que las conozcáis.

Los dos grupos debutaron en los mismos años que Shinwha y, por lo visto, siempre se llevaron muy bien a pesar de que competían y eran rivales las unas contra las otras.

Las madres de HoSeok (SungHee), YoonGi (YuJin) y JungKook (SooYoung) son las miembros de grupo S.E.S..

S.E.S. debut 1997

S.E.S. 20° aniversario 2007

Y las madres de Jin (HyoRi), NamJoon (JonHyun), JiMin (Lee Jin) y TaeHyung (YuRi) son miembros del grupo Fin. K.L.

Fin. K.L. debut 1998

Fin. K.L. Reunión por su 20° aniversario 2008

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro