
18. |▪"La hija de Howard"▪|
Capítulo 18. |▪"La hija de Howard"▪|
Ambientación: The Avengers.
Advertencia/Nota: Ninguna.
—Estamos a cuarenta minutos de la base, señor.—tras el breve notificado, Phil se quitó los audífonos y volvió a dejarlos sobre el tablero de comunicaciones, volviendo a escuchar inmediatamente el sonido de las hélices del helicóptero. Su sujeto de traslado estaba sentado tranquilamente detrás de él, y al volver a mirarlo, los nervios y la emoción volvieron a brotar dentro de Phil como un niño pequeño que está frente a su héroe. De cierta forma, así eran las cosas.
—Así que el doctor Banner trato de reproducir el suero que se usó en mí.—dijo Steve, sosteniendo la tableta electrónica entre sus manos de manera cuidadosa. Esos aparatos móviles de diferentes tamaños, como el los denominaba para sí mismo, eran tan pero tan diversos en ese nuevo mundo que sentía que nunca se acostumbraría a ellos. Coulson se acercó a él, parándose a su lado y sujetándose del portaequipaje superior del helicóptero con una de sus manos.
—No fue el único.—señaló Phil con una pequeña mueca, ya que Steve parecía muy poco alegre con esa idea, especialmente luego de ver los vídeos del monstruo verde destrozando todo a su paso—Tú fuiste el primer super héroe. Banner creyó que los rayos gamma eran la clave para desentrañar la fórmula original de Erskine.
—Y no fue el resultado que quería.—masculló Steve, justo cuando el monstruo gigante del vídeo gritaba algo inentendible y destruía un auto cercano.
—No, supongo.—respondió Coulson del mismo modo—Pero cuando no es "el otro sujeto", es igual a Stephen Hawking.
Steve lo miró confundido.
—Es alguien super brillante.—aclaró Phil, a lo que Steve volvió su mirada hacia la tableta, no habiendo comprendido mucho. Era algo muy usual los últimos tiempos el hecho de que no entendiera muy bien lo que la gente decía, por lo que decidió no darle tanta importancia—Quiero decirte que es un honor conocerte...oficialmente.
Steve alzó una ceja hacia él, comenzando a ponerlo nervioso.
—Ya nos habíamos conocido, pero eso fue cuando estabas dormido.—explicó brevemente, sin que cambiará aquella mirada extrañada de Steve sobre él. Hasta parecía que le daba un poco de gracia mezclada con incomodidad—Quiero decir, yo estuve presente cuando te sacaron del hielo...
Para este punto, Steve había dejado la tableta a un lado y se había puesto de pie, dando un par de pasos hacia la cabina del helicóptero, siendo seguido por un emocionado Coulson.
—Pero en serio, es un gran honor que seas parte vital de esto.—insistió Phil, imitando la acción de Steve de apoyar su mano en el techado de la cabina, quedando a su lado nuevamente.
—Pues espero ser capaz para esto.—dijo Steve con seriedad.
—Oh, lo eres, absolutamente.—asintió Phil con extrema seguridad—Eh, nosotros hicimos algunas modificaciones al uniforme, y en el diseño hasta yo contribuí...
—¿El uniforme?—inquirió Steve, en un tono que fácilmente pudo haber golpeado al orgullo infantil con el que Coulson había confesado haber ayudado—¿No se supone que las barras y las estrellas están fuera de moda?
—Con todo lo que está pasando, y todo lo que podría pasar...—masculló Coulson—Quizás simplemente lo más anticuado sea lo que muchos deseen.
—Agente Romanoff, el capitán Rogers.—presentó Coulson, y Steve tuvo que obligarse a dejar de mirar hacia todas partes de aquella inmensa plataforma militar flotante como un niño pequeño para enfocar su vista en la persona que había llegado a su lado, que parecía de miniatura comparada con todas aquellas cosas que lo rodeaban y que se movían de un lado a otro.
—Un placer.—saludó educada y vagamente, sin salir de su asombro por todo lo que había a su alrededor. Aquella cosa en donde estaban, lo que sea que fuese, había sido lo más increíble que había visto hasta el momento.
—Hola.—Natasha sonrió con naturalidad, algo divertida por la expresión de Coulson, quien no dejaba de sonreír, visiblemente emocionado por la presencia de su héroe. La agente por poco se siente mal de interrumpir aquella experiencia—Coulson, te necesitan en el puente, deben prepararse para empezar la búsqueda en lo que la consultora llega.
—Claro, nos vemos.—se despidió, pasando en medio de ambos y trotando hacia el interior de la base.
—Todos aquí hablaban de ti cuando te hallaron en el hielo.—comentó Natasha, comenzando a caminar con tranquilidad, siendo seguida por Steve, quien observaba todo a su alrededor ahora más calmadamente. Lo que más le sorprendían era lo gigantes que parecían los aviones, eran imponentes como ningunos otros que hubiese visto, y eso considerando que había estado en al guerra rodeado de pilotos. Pensó vagamente que si Howard estuviera ahí, ya estaría subiéndose a uno como niño en juguetería—Creí que le daría un ataque a Coulson, ¿ya te dio sus tarjetas del Capitán América para firmar?
—¿Tarjetas?—repitió Steve con incredulidad.
—Son clásicas, su mayor orgullo.—señaló Natasha, levantando la mirada hacia donde estaba dirigida la de Steve, encontrándose con la vista de un hombre que parecía muy confundido, incluso aturdido entre todos los agentes y soldados que iban de un lado a otro y entre todas esas máquinas.
—Doctor Banner.—llamó Steve, reconociéndolo de inmediato. Con traje y corbata parecía el profesor que decían que era. El nombrado se extrañó ante la imagen de aquel hombre extendiéndole la mano—Soy Steve Rogers.
—Ah, sí, dijeron que estarías aquí.—comentó Banner, aceptando el saludo y estrechando su mano.
—Dicen que usted puede hallar el cubo.—señaló Steve.
—¿Es lo único que le dijeron de mí?—preguntó Banner, bastante incrédulo al respecto e incluso un poco nervioso.
—Es lo único que me importa.—respondió Steve escuetamente.
—Imagino que todo esto debe ser extraño para ti.—comentó Banner, echándole una ojeada general a todo su alrededor.
—De hecho, es lo que me resulta más familiar.—admitió Steve, observando trotar a un grupo de novatos a poca distancia de ellos, que pasaban junto a un avión en particular que acababa de aterrizar y le había llamado la atención por su color y su forma. Steve no tenía idea de que eso se debía a que era uno de los modelos limitados recubiertos en Vibranium que había lanzado la compañía Stark unos años después del María—Salvo por los aviones, ahora lucen diferentes.
—La tecnología aeronáutica avanzó mucho terminando el siglo pasado.—le explicó brevemente Natasha, observando a la figura femenina que bajaba del avión, siendo inmediatamente atendida por al menos cuatro agentes que corrieron hacia ella, tapándola por completo de la vista—¿Quieren conocer a la responsable?
Steve y Bruce se miraron entre sí y encogieron los hombros.
—¿Necesita ayuda con su equipaje, señorita Stark?
—¿Se le ofrece algo, señorita Stark?
—Estamos a su servicio, señorita Stark.
—Son muy amables, muchas gracias por su ayuda.—sonrió Victoria, mientras aceptaba la mano de un agente para bajar de la cabina del avión. Había volado un avión privado de su propia línea, con características que se asemejaban más aún avión militar, debido a la seguridad del diseño. Los que habían sido vendidos al gobierno eran de carácter militar, pero el de Victoria había sido alterado por ella misma para agregarle más comodidades. Sólo existían dos que habían sido alterados de esa forma y el otro era propiedad de Tony—Mi equipaje estará bien en el avión, pero hay algo en lo que sí podrían ayudarme, hay un maletín un poco pesado con algunas cosas importantes, ¿no les molestaría llevarlo a la oficina del Director, por favor?
—A sus órdenes.—contestó el mismo agente, haciéndole señas a los demás e ingresando al avión para retirar el objeto mencionado. Victoria los observó por unos momentos hasta que lo sacaron del avión y comenzaron a trasladarlo con cuidado, estando consciente de que tenía al menos tres individuos detrás de ella, pero sin saber que una de ellos era Natasha fulminándola con su mirada. La agente recordaba muy bien la repentina fuerza increíble con la que la había golpeado y podía oler su mentira mezclada con su perfume de Channel.
—¿Ha estado muy ocupada, señorita Stark?—inquirió Natasha, delatando su presencia.
—Sería aburrido si no lo estuviera.—respondió Victoria, dándose la vuelta. Natasha desearía haber tomado una foto en el momento exacto en que vio el salto en los ojos de Victoria al ver a Steve justo a su lado, pero aquella disimulo eso tan bien que a penas duró unos segundos. Victoria había estado observando tanto a Steve mientras le quitaban pedazos de hielo que se había mentalizado actuar con naturalidad aunque por dentro estuviese gritando—¿Como se encuentra hoy, agente Romanoff?
—Acompañada.—respondió Natasha, señalando a Bruce y a Steve, que se le habían quedado mirando. Si Coulson hubiese estado con ellos, habría pensado que Victoria había venido vestida como una especie de embajadora del infierno—El Doctor Banner y el Capitán Rogers.
—Mucho gusto.—saludó Bruce, extendiéndole su mano, contacto que no fue negado por Victoria, quien accedió felizmente.
—Igualmente, doctor Banner.—convino Victoria esbozando una suave sonrisa—Mi nombre es Victoria...
—Lo sé, fui profesor un tiempo y en el campus oía su nombre todos los días.—admitió Bruce con una pequeña sonrisa—Mi favorita entre sus tesis fue sobre la energía termonuclear como combustible en una estructura de contención presurizada.
—Soy fanática de su teoría sobre los choques de electrones y de sus siete doctorados.—confesó Victoria, esbozando una sonrisa condescendiente. Si alguien iba a hacer que Banner se enfadara y los matará a todos, no pensaba ser ella—Estaba ansiosa por conocerlo, nadie comprende los rayos gamma tanto como usted.
—Ni nadie comprende al Teseracto tanto como usted.—señaló Banner.
—Lo cual es angustiante, debo confesar.—comentó Victoria haciendo una pequeña mueca. Natasha creyó que era totalmente real eso de que las mentes brillantes se conectan y olvidan todo lo demás, porque Steve fue completamente ignorado por ambos, pero para sorpresa de Natasha, este no parecía incómodo. Había permanecido en silencio, callado, observando atentamente a Victoria como si nunca hubiese visto un ser vivo que se le pareciera. A penas arqueaba las cejas ante todas esas cosas científicas que al parecer la mujer había hecho. Después de esa pequeña presentación con Banner, Victoria finalmente dirigió su mirada hacia Steve—Que malos modales los míos, ¿como está, Capi...?
—Hola, soy el Capitán Rogers.—dijo rápidamente, extendiéndole la mano, lo cual Victoria acepto gustosamente, dándole un suave apretón con sus manos delicadas. Steve observó el llamativo color de sus uñas y le recordaron a las alas de unas mariposas. Rápidamente regreso su mirada hacia los brillantes ojos avellana que lo observaban—Un placer conocerla, señorita...
—Stark.—respondió Victoria, esbozando una pequeña sonrisa al ver la sorpresa en los hermosos ojos azules que le devolvían la mirada. Victoria amaba el azul en todas sus formas pero odiaba que su color favorito estuviese en los ojos de su peor enemigo—Victoria Stark, y el placer es todo mío.
[Capitán América. El alter ego más conflictivo con el que tuve que lidiar en toda mi vida, y el nombre artístico del tipo que me hizo preguntarme si la envidia y la admiración eran la misma cosa, ahora regresa para darme una nueva lección: no importa que entierres al pasado en toneladas de hielo y que te asegures de que está jodidamente muerto, puede volver de todas formas. Y con un par de enormes ojos azules y una sonrisa de niño como bonus]
—Eres hija de Howard, fuimos muy buenos amigos, nunca imaginé que fuera a tener una hija.—confesó Steve, diciendo todo eso muy rápido. Se sintió un poco tonto cuando los labios en forma de corazón se contrajeron levemente en una sonrisa divertida, pero le llamo la atención el par de hoyuelos que se formaron en sus mejillas. La persona que más envidiaba en el mundo la estaba comparando con la persona que la detestaba en el mundo, Victoria sentía unas extrañas ganas de reír combinadas con el impulso de darse un tiro en la sien—También te gusta volar por lo que oí.
—Compartimos ese gusto él y yo.—admitió Victoria forzando una fugaz sonrisa falsa. Alguien experimentado, como Coulson, habría visto con facilidad el brillo perverso en sus ojos, pero Steve creía que sus ojos tenían un brillo expresivo que pocas veces había visto, si no es que nunca. Era como si dijeran todo lo que su rostro no expresaba—Y hablando de volar, caballeros, tal vez debamos ir adentro. No queremos quedarnos sin aliento.
Como si lo hubiese adivinado, de pronto un pequeño sismo hizo temblar la plataforma entera. El movimiento de personal aumentó en cuanto a su velocidad, mientras todos corrían a asegurar los aviones y las máquinas a la cubierta. Steve y Bruce comenzaron a oír el sonido de unas turbinas, y se asomaron con curiosidad hacia uno de los bordes al ver como de pronto las olas del mar que los rodeaba comenzaban a golpear con fuerza contra la plataforma. Remolinos de agua, como su hubiesen tornados bajo el mar, se formaron a los costados, y debajo de aquel movimiento feroz de agua surgieron unas enormes turbinas que se levantaron del agua, liberando corrientes de aire tan fuertes que los hicieron retroceder. Todas las turbinas del helicarrier fueron activadas y de pronto se encontraron despegandose de la superficie del mar, comenzando a tomar altura.
—Esto es increíble...—admitió Steve, notoriamente impresionado. Ese lugar definitivamente era lo más sorprendente que había visto hasta el momento, y no pudo evitar pensar en eso mientras veía como el cabello castaño de Victoria se movía suavemente sacudido por las corrientes de aire que los golpeaban mientras continuaban subiendo.
—Gracias, fue lo mejor que pude diseñar con las bases tecnológicas de los 80's.—admitió Victoria, haciendo que incluso Natasha abriera los ojos como dos platos. Bruce estaba igual de impresionado, y ni hablar de Steve, que la observaba con asombro. De las tres personas, Victoria solo lo miraba a él—Admito que el diseño inicial era un poco...anticuado, pero en los 90's, cuando empezamos el ensamblaje surgieron muchos avances que pudimos ajustar e implementar en la estructura original. Los llamamos Helicarriers.
—¿Tú diseñaste esto?—preguntó Steve sin salir de su asombro, y viendo como se curvaba una sonrisa en los labios rojos de Victoria.
—Yo y mis ingenieros.—corrigió Victoria tranquilamente, mientras el cuarteto comenzaba a caminar hacia adentro. Steve caminaba a su lado, sintiéndose cómodo con su compañía y pensando en que era la mujer más interesante que había conocido hasta el momento, mientras que Victoria pensaba en lo mucho que odiaba que fuese tan perfecto como se mostraba. Steve nunca se habría dado cuenta de que las intenciones de Victoria no eran buenas, ya que donde estaba el brillo malicioso de su mirada, él veía otra cosa. Errónea, pero muy hermosa—Nunca tuve tanta demanda y oferta de trabajo al mismo tiempo.
—Ni tanta paga del gobierno.—comentó Natasha, haciendo reír a Victoria.
—Aún los continúan pagando, cariño.
—Caballeros.—saludó Fury tranquilamente, observando las caras de asombro con la que los dos invitados observaban toda la base central del comando de los helicarriers. Steve no pudo evitar pensar que Nick estaba completamente en lo cierto cuando le apostó que todavía podía ver algo más increíble que sus misiones en la guerra, por lo que sin decir nada, avanzó lentamente, entregándole veinte dólares de su chequera, y continuando su camino por la enorme sala, mirando todo con la seriedad de un adulto pero con la evidente curiosidad de un niño. Victoria mordió suavemente su labio inferior, pensando en que sí era tan lindo como decían. Fury observó a Banner, acercándose a él y extendiéndole su mano—Gracias por venir, doctor Banner.
—Gracias por pedírmelo amablemente.—agradeció Bruce, aceptando el saludo y dándole un apretón de manos—¿Cuanto tiempo voy a estar aquí?
—Cuando el Teseracto regresé a nosotros, puede irse.—respondió Nick tranquilamente, a lo que Bruce asintió.
—¿Que han hecho hasta ahora?—preguntó Bruce, acercándose al monitor principal en donde estaban trabajando algunos de los agentes más próximos al comando donde Nick dirigía todo lo demás.
—Accedimos a todas las cámaras inalámbricas disponibles en el planeta.—informó Coulson—De celulares, computadoras, si está conectado a un satélite, podremos monitorearlo.
—No los encontraremos a tiempo.—comentó Natasha un tanto preocupada al respecto.
—Hay que reducir la búsqueda.—contestó Bruce, para luego mirar a Fury—Dígame, ¿cuantos espectrómetros pueden conseguir?
—¿Cuantos existen?—respondió Fury cruzándose de brazos.
—Llamen a todos los laboratorios, que suban los espectrómetros al techo y los calibren para rayos gamma.—pidió Bruce, mientras se quitaba su saco formal para ponerse a trabajar—Voy a formular un algoritmo básico de reconocimiento de emisiones, eso descartará algunos lugares, mientras que la señorita Stark me enseña todo lo que sabe sobre el rastro de energía del Teseracto. ¿Donde vamos a trabajar?
—Agente Romanoff, lleve al doctor Banner y a la señorita Stark a su laboratorio.—ordenó Nick, mirando de reojo la forma en que Victoria analizaba a Banner con su mirada, recordando vagamente la insistencia que había puesto en que tuvieran un plan de contingencia para matarlo en caso de que les diera problemas o, mejor aún, hacerlo antes de si quiera darle tiempo a ser problemático.
—Si no es ninguna molestia, claro...
—No hay problema.—masculló Steve distraídamente, mientras que sus ojos vagaban por su alrededor sin que su rostro abandonase su expresión de seriedad.
—Edición limitada, pasé años buscando el juego completo.—agregó Coulson, en un vano intento de disimular su emoción. Aunque trataba de reprimir la sonrisa infantil en su rostro, la contracción de sus mejillas lo delataban fácilmente. Aunque estaba más concentrado en ver todas las cosas que lo rodeaban, Steve pensó que Phil era una persona fácil de leer—Ligeramente descoloridas, pero casi nuevas.
—"Nuevo"...—murmuró Steve, mientras sus ojos azules por fin dejaban de vagar y su mirada se dirigía hacia Coulson, quien por un momento se sintió hasta dichoso de estar en su campo visual—Todo esto de aquí es nuevo, sin duda.
—Definitivamente.—asintió Phil con una orgullosa sonrisa—Lo último en tecnología lo tenemos nosotros.
—Ya veo.—respondió Steve, quien estaba seguro de que en ese sitio tenían absolutamente todo lo que hubiese en el mundo en cuanto a tecnología se refiriese—¿Las cosas de aquí también las hizo ella?
—¿"Ella"?—repitió Phil algo confundido.
—La hija de Howard, la señorita Stark.—dijo Steve, viendo como la sonrisa de Coulson caía en picada hasta desaparecer. Por primera vez el Capitán América le prestaba atención y resultó ser para hablar sobre ella—Diseñó este sitio en donde estamos. Ella y sus ingenieros.
—Técnicamente ella también es una ingeniera.—contestó Phil, con un dejo de frialdad en su tono de voz, ausente ya de toda la emoción anteriormente demostrada—Sólo los agentes de alto nivel tenemos acceso a esa información, pero tratándose de usted, puedo decírselo.
Phil miró hacia los lados, cerciorándose de que todos estuviesen en sus respectivas tareas. Steve acercó su oreja hacia él, curioso por escuchar.
—La tecnología de S.H.I.E.L.D viene de muchas partes, pero sí es verdad que gran parte de lo que usamos es tecnología Stark.—confesó Coulson—La señorita Stark figura como consultora, pero en realidad es una forma de mantener en la confidencialidad los negocios que tiene con S H.I.E.L D para la venta de sus productos. Preferiría arrojarse de un avión antes de que se sepa que nos vende tecnología o que colabora con nosotros.
—Si ella vende tecnología, ¿por qué ayuda al Doctor Banner?—quiso saber Steve, confundido por el verdadero rol que aquella mujer tenía en ese sitio.
—Porque probablemente sea la persona con más información sobre el Teseracto en esta Tierra.—contestó Coulson, haciendo que Steve abriera grande sus ojos—Aunque nadie aquí sabe cómo es que sabe eso, y Satanás nunca lo dirá.
Steve alzó una ceja y Phil apretó los labios, dándose cuenta de que su apodo se le había escapado.
—¿"Satanás"?—repitió Steve sin comprender.
—¡Tenemos algo!—exclamó uno de los agentes desde su monitor, salvando a Coulson y recibiendo la atención de inmediato—67% de coincidencia. Acaba de subir a 79%.
—¿Cuál es la ubicación?—inquirió Coulson, acercándose a el.
—Stuttgart, Alemania.—contestó el agente, mientras la computadora precisaba la ubicación vía satélite—En el 28 de Königstrasse, y no está intentando ocultarse.
—Capitán.—la firme voz de Fury se hizo oír por encima de todo lo demás, haciendo que Steve volteara hacia él—Su turno.
Mientras que Loki adoptaba su verdadera apariencia mítica, las personas a su alrededor huían del evento a toda la velocidad que sus temblorosas piernas les permitían. Tropezaban unos con otros mientras se precipitaban hacia las salidas, arremolinándose fuera del edificio entre gritos y pedidos de auxilio.
En medio del caos inspirado por su catastrófica presencia, Loki salió caminando lentamente, sin perder ni por un segundo su elegancia. Cruzó la calle como un peatón más e hizo callar al patrullero que apareció por una curva de la avenida lanzandole un rayo de energia azulada que lo hizo volcarse en medio de la calle.
La figura de Loki se desvaneció e hizo su aparición frente a la multitud aterrorizada, que tuvo que frenar de golpe su desesperada huída, para cambiar de dirección.
—Arrodíllense ante mí.
Ante su orden, los pies se movieron más rápido, pero el gentío aterrorizado tuvo que volver a frenar al encontrarse otra vez con otra versión de Loki frenándoles el paso. Las personas retrocedieron y se amontonaron, presos del pánico y viéndose acorraladas por aquel ser tan textraño y aterrador.
—Dije: arrodíllense ante mí.—repitió Loki severamente, con un tono de voz tan estremecedor que los paralizó incluso más que su propio miedo—¡YAAA!
Su estridente voz se escuchó en un volumen tan alto que cualquiera habría podido pensar que había usado un megáfono. Aturdidos y tremendamente asustados, todos los cudadanos obedecieron, arrodillandose lentamente unos junto a otros.
Loki sonrió complacido.
—¿No es esto más simple?—preguntó entonces, usando esta vez un tono suave y sedoso, avanzando lentamente entre la multitud de sometidos con su cetro en alto—¿No es este su estado natural? La verdad tácita de la que la humanidad no quiere hablar es que anhelan ser sometidos.—su suave sonrisa satisfecha lentamente comenzaba a hacerse más grande—El seductor encanto de la libertad despoja de dicha sus vidas con su búsqueda interminable por el poder...por identidad...fueron creados para ser gobernados. Al final siempre se arrodillarán.
Una de las decenas de personas, un hombre ya mayor, fue quien lentamente rompió con la imagen absoluta del sometimiento, poniéndose de pie y dirigiendo su mirada hacia los penetrantes ojos de Loki.
—Se arrodillarán.—dijo con firmeza, levantando la cabeza hacia el y siendo observados con asombro por los demás humanos—Pero no ante hombres como tú.
—No hay hombres como yo.—sonrió Loki, entre divertido e incrédulo por aquella muestra de rebeldía.
—Siempre habrá hombres como tú.—contestó el hombre—Los tiranos los hay en todas partes y en todos los tiempos.
—Escuchen al anciano, por favor.—pidió Loki calmadamente, levantando su cetro—Que sirva de ejemplo.
El cetro de Loki emitió un disparo de energía dirigido hacia el hombre, pero terminó rebotando contra el escudo del Capitán América, quien había llegado de un salto para protegerlo. Ante el miedo, el shock y el asombro, toda la multitud sometida se quedó en completo silencio, dudando de si lo que estaban viendo era auténticamente real. El disparo que rebotó le dio a Loki, quien cayó de frente al suelo, levantando la mirada cargada de furia hacia su nuevo atacante.
—¿Sabes? La ultima vez que estuve en Alemania, un hombre quiso ponerse encima de todos los demás.—contó Steve, mientras caminaba hacia Loki a través de las personas, algunas de las cuales comenzaban a erguirse, esperanzados por la presencia defensora del recién llegado—Y terminamos en total desacuerdo.
—El soldado que viene de otro tiempo...—comentó Loki, esbozando una sonrisa divertida mientras apoyaba el cetro en el suelo y se ponía de pie. Casi al mismo tiempo, Natasha llegó hasta la zona piloteando un Quinjet, el cual se sostuvo levitando por sobre todos ellos y abrió el compartimento de ataque, del cual salió una ametralladora lista para disparar.
—Loki, suelta el arma y entrégate.—ordenó Natasha a través de los altavoces, obteniendo como respuesta un disparo de energía que alcanzó a esquivar a tiempo con un brusco giro del vehículo volador.
La gente rápidamente comenzó a correr desesperada y Steve reaccionó corriendo hacia Loki y dándole un puñetazo en el rostro. El asgardiano intentó gopearlo con su cetro pero Steve puso su escudo delante, empujando el cetro hacia un costado, pero Loki regresó el movimiento logrando golpearlo en el estómago con tal fuerza que lo tiró hacia atrás. Steve cayó sobre el pavimento dando una vuelta, y rapidamente le lanzó su escudo, el cual Loki empujó con su lanza hacia otro sitio. Steve arremetió contra él lanzando un golpe que Loki esquivó con facilidad, respondiendo con otro golpe de su cetro que Steve esquivó arqueando su espalda hacia atrás y regresando con un golpe al hígado que dio en el blanco, pero Loki le dio un golpe duro con su cetro que volvió a tirarlo contra una estatua, haciendo que cayera de rodillas al suelo entre jadeos.
Loki se acercó a él y colocó la punta inferior de su cetro sobre el casco azulado que protegía la cabeza del Capitán.
—De rodillas.—ordenó en un siseo, haciendo que Steve contrajera su rostro en una expresión de cólera.
—¡Hoy no!—exclamó furioso, apartando el cetro de un golpazo y saltando para darle un rodillazo que impactó en la mandíbula de Loki, empujándolo hacia atrás.
—Está en todas partes...—masculló Romanoff, observando a los clones de Loki repartidos alrededor de los dos peleadores, alcanzando también a ver como Steve era nuevamente tirado hacia el pavimento.
—Agente Romanoff, ¿me extrañó?
Natasha frunció el ceño, confundida, y justo frente a sus ojos las pantallas del Quinjet indicaron una invasión en el sistema, al mismo tiempo que sus oídos captaban el inconfundible ritmo de AC/DC.
Natasha tuvo que contener una sonrisa y emitir un suspiro. Steve y Loki dejaron de pelear y observaron hacia el cielo nocturno, de donde apareció un destello dorado que le lanzó a Loki un rayo propulsor que lo mandó a volar contra los escalones del edificio. Un sonido metálico fue emitido por la armadura cuando Iron Man aterrizó en la cera al mismo tiempo que la espalda de Loki crujía y este soltaba un quejido de dolor.
Tony se puso de pie y le apuntó con la palma abierta.
—Te toca, cuernitos.—desafió, activando el propulsor a la espera de un ataque. Steve llegó a su lado, y ambos pudieron ver como Loki lentamente alzaba las manos por encima de su cabeza, haciendo desaparecer a sus clones—Buena decisión.
Steve y Tony se quedaron observando al asgardiano, quien había llevado una de sus manos a su hombro, el cual continuaba herido debajo de la tela de su traje, pequeño obsequio de bienvenida de Satanás.
—Señor Stark.
—Capitán.
Curiosidad N°10 sobre Victoria Stark
Victoria diseñó los helicarriers en la década de los 80's como un porta aviones militar de tecnología más avanzada y lo dejo de lado como un proyecto a futuro. Luego del 95', después de su incidente con los kree, Victoria se decidió a tomar el diseño y cambiarlo a lo que terminó siendo un "Helicarrier" y le presentó la propuesta a S.H.I.E.L.D, ya que eso beneficiaría a Fury y le haría ganar millones de dólares en el proceso. Sin embargo, esto permaneció por mucho tiempo como una información estrictamente confidencial, ya que Victoria no quería que se supiera su gran potencial armamentista para que no comenzarán a vigilarla como alguna vez hicieron con Howard.
[N/A: Hola, ¿cómo están? ¿Que les pareció el capítulo? Me gustaría leer sus opiniones <3 espero que les haya gustado <3 Creo que a estas alturas no tengo que advertirles que no se confíen de la amabilidad de Victoria, mucho menos con los vengadores jaja el próximo capítulo ella va a conocer a Thor, ¿cómo creen que se lleven esos dos? Me gustaría leerlos <3¡Nos vemosss!]
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