07.|•EXTREMIS: Los nuevos supersoldados•| 1/2
Capítulo 07. |•EXTREMIS: Los nuevos supersoldados•|2/2
Ambientación: Iron Man 3.
Advertencia/Nota: Ninguna
—Sujeto de prueba número diez, listos para iniciar—
Unas manos enguantadas se alejaban de su visión luego de haber asegurado la faja de goma entre sus dientes.
—Administren dendrotoxina X en el torrente sanguíneo y esperen la señal—
Victoria sólo podía ver las brillantes luces blancas encima de ella cuando sintió el primer pinchazo. La aguja gruesa como un lápiz se enterró en la vena de su brazo y el líquido se mezcló con su sangre. Sus pupilas se dilataron casi al instante, su visión se volvió algo borrosa, su cuerpo se sintió más entumecido, su respiración más lenta y sus extremidades ya no le respondieron, aunque no podría haberse movido debido a las ataduras en sus muñecas y tobillos
—La frecuencia cardíaca ha sido reducida, los reflejos han sido anulados, estamos listos para proceder. Sesión experimental número quince, sustancia GH12, prototipo del suero número tres. Comiencen—
Su ojos entrecerrados se abrieron grandes cuando las agujas se abrieron paso entre su piel, suficientemente profundo para que está no se cerrará o intentara rechazar la intromisión, como solía suceder. Sus pupilas dilatadas y su mirada perdida apenas le dejaban ver las luces blancas que se volvían borrosas. Sus manos y pies se retorcieron y su cabeza se echó hacia atrás, con los dientes clavados en el trozo de goma cuando el primer correntazo de dolor atacó su espina dorsal, haciendo que su espalda se arqueara y ahogara un grito.
Victoria cerró los ojos, privándose de la imagen de su reflejo y arrojando el traje hacía el suelo con molestia, alejando de su mente sus horribles recuerdos. Le seguía sorprendiendo la aterradora facilidad con la que aparecían en su mente y tomaban control de ella, haciéndola viajar al pasado que creía olvidado.
Habían transcurrido, sin fallar, dos décadas desde la última vez que Victoria había portado el uniforme de S.H.I.E.L.D, y su reflejo en el espejo parecía ser el mismo que en sus gloriosos años como la mejor arma concebida en el mundo. Pero aquella fantasía no era más que un engaño de la vista, y eso era una verdad que Victoria conocía. Sabía perfectamente que lo que sus ojos estaban viendo no era ni la sombra de lo que solía ser.
[La primera vez que me había puesto el uniforme de S.H.I.E.L.D supe que mi tortura había concluido, y que el suero finalmente había funcionado. Había resistido todo ese dolor y había logrado que los planes de Howard tuvieran éxito. Me había convertido en la mejor arma jamás diseñada, y estaba lista para ser usada. Yo era la criatura más poderosa de esta tierra, y me aseguré de que todos los enemigos de S.H.I.E.L.D lo supieran. Howard se aseguró de que no existiese súper soldado que pudiese enfrentarse a mí. Pero él se había ido, y mis tiempos en S.H.I.E.L.D habían concluido. Pero si las cosas eran de esa manera ¿por qué tenía esos recuerdos tan inoportunos?¿y por qué había terminado del mismo modo que hace veinte años?]
—Vamos, Victoria...—suspiró pesadamente, observando de reojo la esquina en dónde había terminado el uniforme. Tory se obligó así misma a volver a tomarlo y lo sostuvo entre sus manos—Solo una última vez...
—¿Cómo están caballeros?—Aldrich saludo cordialmente mientras se retiraba su chaqueta, provocando que la sierra eléctrica fuera apagada momentáneamente por uno de sus empleados—¿Que tal, coronel?
Rhodey tragó duramente al oír su voz. Por un momento pensó que hasta preferiría seguir oyendo el chirrido del metal siendo cortado, y confirmó aquel pensamiento cuando las manos de Aldrich se posaron firmemente en la zona del torso de su armadura. Los sistemas de War Machine se volvieron locos casi al instante, alertando de una potente fuente de calor que comenzaba a calar sobre el metal de la armadura. Se preguntaba cuanto tiempo tardarían las Fuerzas Armadas en notar su secuestro.
—Ya saldrás de ahí.—comentó tranquilamente, mientras Rhodey apretaba los dientes y cerraba fuertemente sus ojos. La alerta máxima de War Machine saltó de inmediato y lo hizo abrir los ojos otra vez.
—No te abras, no te abras, no te abras...¡mierda!—Rhodes saltó hacia adelante cuando la armadura termino por abrirse, logrando golpear en el rostro a uno de los guardias, dejándolo inconsciente. Se dió vuelta hacia Killan de inmediato pero tuvo que retroceder con estupor cuando aquel abrió la boca y dejo escapar una ráfaga de fuego en su dirección como si fuese un auténtico dragón.
—Y ahora escupes fuego...—jadeó James, abriendo grande sus ojos. Aldrich esbozó una pequeña sonrisa y en un parpadeo su puño hizo que las luces se apagaran para el coronel.
—Fury dice que ya casi vamos a...—Johari se detuvo abruptamente en el marco de la puerta—Lo siento. Debí haber tocado.
—Sí, debiste.—contestó Victoria, dándole la espalda y dejando caer su blusa. La observó de reojo y frunció el seño al ver su mano derecha—Trajiste esa cosa.
—Fury dijo que ibas a olvidarla.—respondió Johari, extendiéndole el maletín. Victoria lo tomo de mala gana—Y que lo harías voluntariamente.
Victoria suspiró pesadamente y volvió a darle la espalda. Su cabello negro cayó por detrás de sus hombros, de apariencia sedosa y brillante, como siempre había sido. Su piel de porcelana hacia lucir su espalda de rasgos delicados, que hacían imposible imaginar la terrible magnitud de su grandísima fuerza. Ante los ojos de Johari, Howard había sido un maldito, pero tenía que admitir que había creado el suero perfecto. Victoria supo apreciar que Johari seguía teniendo el mismo descaro de siempre que le hacía observarla sin ningún tipo de pena. No le resultó tan molesto como había imaginado, pues tenía que reconocer que en algún tiempo de su vida había sabido amarla por cosas como esa. Pero ya no estaban en esos tiempos.
—No me gusta que estés aquí.—soltó de repente, y observó sin inmutarse el sutil gesto en los ojos contrarios. No fue necesario que Johari la mirase a los ojos para que Victoria pudiese ver el pequeño destello de tristeza en su mirada, así como el pequeño asomo de sonrisa resignada—Esperaba no tener que verte nunca más.
—Lo sé.—respondió Johari tranquilamente, sin un rastro de sorpresa en la expresión trémula de su rostro. Conocía tan bien a Victoria que, de hecho, se había esperado un peor recibimiento, pero sabía que el hecho de que su bienvenida no fuese tan mala como había imaginado, no cambiaba la verdad de las cosas—Honestamente, lo toleraste mucho mejor de lo que me esperaba.
—¿De verdad?—dudó Victoria alzando una ceja, reprimiendo una sonrisa de diversión al recordar los gritos, las peleas y las explosiones que sucedieron a penas dos segundos después de que viera el rostro de Johari por primera vez después de una década completa. Johari asintió sin dudarlo—Si te esperabas un peor recibimiento, ¿por qué viniste?
—Fury me llamó...
—Fury te detesta.
—Precisamente.—concedió Johari, recostándose por la pared. Victoria la observó cruzando los brazos sobre su pecho y espero a oír lo que tenía para decirle—Yo no le agrado, y sabía muy bien que sería extremadamente difícil que se tomará la molestia de algún día contactarme. Honestamente llegué a creer que jamás sucedería luego de que un extraterrestre intento invadir el planeta, secuestrando tu Teseracto y no recibí ningún aviso de su parte.
—No te contactó porque no te necesitábamos.—señaló Victoria fríamente—Tal vez te alegre saber que el resto del mundo se ha defendido bastante bien sin contar con el apoyo de Wakanda.
—Dime algo que no sepa.—masculló Johari apretando los labios y desviando la mirada. Como si necesitara que alguien le recordara el aislamiento de su país. De su reino—Tú nunca me has necesitado, no es algo nuevo para mí. Ni antes ni ahora, no fue por eso que fui llamada.
—¿Y entonces?
—Vine porque Fury está preocupado.-contestó Johari seriamente—Y si hay algo en este mundo que logré preocuparle a ese tipo, entonces es algo que debe preocuparles a todos. Y si es algo que se trata de ti, entonces debe preocuparme a mí.
—No es cierto.—negó Victoria dándole la espalda, mientras abría el maletín. Le sorprendió que Johari mantuviera su seriedad en vez de asomarse, pero al parecer su preocupación estaba opacando su curiosidad. Eso rara vez solía pasar—No hay razón alguna para que estés aquí, ni para que te preocupes por mi.—aseguró con indiferencia, y Johari tuvo que tragar duramente para deshacerse del nudo en su garganta—Supongo que es mucho pedirte que dejes de mentir.
—No estoy mintiendo.—contestó Johari con firmeza. Victoria podía sentir la frustración burbujeando en su garganta, delatada por el timbre de su voz. La morena cerró los ojos por un momento y soltó un suspiro, recostando la cabeza contra la pared—Sabes que hay una razón, y sabes cuál es.—señaló entonces, haciendo que Victoria pusiera los ojos en blanco—Y podría repetirtela todas las veces que quieras, con todo el gusto del mundo. Pero sé que no quieres oírla.
—Que lista.—concedió Victoria mirándola de reojo. Johari mantuvo sus ojos cerrados por unos segundos, como si quisiera evitar tener que ver la situación. Al abrir los ojos se encontró con los de Victoria observándola fijamente con las manos tras la espalda. El leve zumbido del agua debajo del bote pareció desaparecer por completo en el nuevo silencio desesperante en el que se hundieron las antiguas amantes. Johari hasta pudo oír el latido de su corazón al contemplar la seriedad en el rostro contrario, preparada para que las palabras de Victoria, como dagas, destruyeran su corazón como siempre mereció que lo hiciera—De verdad, no me gusta que estés aquí.—repitió pausadamente, sin lograr que Johari se inmutara—Quiero que te vayas.
—Lo sé.—masculló Johari calmadamente, sintiendo estrujarse su corazón pero sin dejar que sus penetrantes ojos negros demostrarán su dolor—Sé que eso quieres, pero no te lo daré y no lo lamento.—contestó sin titubear, observando como los ojos de Victoria se abrían grandes ante su molestia—Pienso quedarme aquí hasta que todo esté resuelto.
Victoria soltó una amarga carcajada.
—¿"Hasta que todo esté resuelto"?—repitió incrédula, acercándose lentamente hacia ella. Johari sintió que su corazón se detenía en seco cuando la tuvo a centímetros de su rostro. La piel de sus brazos se erizó al ver moverse sus labios—El mundo que tú y yo conocíamos se acabó, y uno nuevo está a penas comenzando.—musitó suavemente, con una mirada tan penetrante que Johari sintió que su alma estaba siendo registrada—Esto jamás se resolverá, solo se pondrá peor. Killan es a penas un pequeño obstáculo en mi camino...
—Y vas a eliminarlo.—interrumpió Johari, en un repentino arrebato de firmeza. Cómo si de pronto hubiese recordado como respirar estando en su presencia—Y luego llegarán más y harás lo mismo con ellos.—agregó sin titubear—Es así como sucederá.
—Suenas tan segura.—apreció Victoria calmadamente—¿Entonces por qué sigues aquí?
Un portazo hizo que el duelo de miradas se interrumpiera abruptamente. Fury observó a Victoria con seriedad.
—Tenemos un problema.
—Olvídate de eliminar a Killan.—espetó Johari seriamente—Yo misma lo haré por ti.
—Cálmate, asesina.—contestó Victoria poniendo los ojos en blanco—Imaginé que el rediseño de Iron Patriot escondía otras intenciones pero no pensé que secuestrar la armadura fuese uno de sus planes.
—Si Tony se entera, hará un desastre y lo último que necesito ahora es uno de mis vengadores en el ojo público.—se quejó Fury pasando una mano por su cabeza con frustración—Tenemos que resolver esto de inmediato, tengo a todo S.H.I.E.L.D pendiente de esto.
—¿Y a S.H.I.E.L.D que le importa?—inquirió Victoria de mala gana, más alterada de lo usual.
—¡Uno de nuestros aviones fue saboteado, por supuesto que nos importa!—contestó Fury con obviedad.
—Con más razón, deberían estar buscando al traidor y no metiéndose en mis asuntos, ¿cuál es su problema?
—¡El o los traidores están metidos en tus asuntos!
—¡Pues que gran trabajo ha hecho S.H.I.E.L.D para evitarlo!
—¿Les molestaría comenzar a pelear después?—los interrumpió Johari con la firmeza de un rugido—Tenemos algo importante que atender, ¡James está en peligro!
—Quien lo diría, entre traidores se acompañan.—comentó Victoria chasqueando la lengua y provocando que Johari pusiera los ojos en blanco—De todas formas, es cierto, tenemos algo que resolver.—dijo seriamente—Nick, regresa a la cabina, ya tendremos tiempo de hablar sobre nuestro asunto con S.H.I.E.L.D.
Fury compartió una última mirada con Victoria antes de darse media vuelta y volver por dónde había llegado. Johari supo de inmediato que ambos se traían algo muy complicado entre manos, y aunque no sabía lo que era, estaba segura de que no era muy agradable para Victoria. Siempre había odiado a S.H.I.E.L.D y todo lo tuviese que ver con su pasado allí.
—En cuánto a ti.—espetó Victoria, haciendo que Johari se sobresaltada al sentir la fría mano de Victoria rodeando su muñeca derecha—Ya que no puedo devolverte a África antes de subir...
—¿Que es..?¡wow!—Johari abrió grande sus ojos cuando sintió una coraza metálica envolviendo su mano, ajustándose de inmediato como si fuera un engranaje adaptándose a una máquina. De pronto un guante de metal reluciente le devolvía su reflejo—¿Que rayos...?
—Lo usarás para defenderte.—espetó Victoria, mientras Johari tocaba el artefacto como si fuera un niño con su nuevo regalo de navidad—Apuntas y disparas, es más complicado de lo que parece pero nada muy difícil para una wakandiana.
—¿Lo hiciste tú o te lo dió Tony?—preguntó Johari, moviendo sus dedos y acostumbrándolos a la extraña sensación del metal a su alrededor. Miro de reojo la expresión de Victoria y se contestó por si sola—Te lo dió Tony.
—Mi regalo de cumpleaños.—suspiró Victoria.
—Y lo odias.
—Eso resulta una obviedad.
—Pues a mí me encanta.—admitió Johari, extendiendo su brazo—Ya lo quiero probar...
—Quieta, asesina.—interrumpió Victoria, bajando el brazo de Johari y viendo con reproche su expresión de pantera regañada—Guardemos eso para Killan.
—Tienes razón.—admitió Johari poniendo los ojos en blanco—Después de todo, Killan quiso que le mostraras lo que tenías.—agregó sin pensarlo mucho, más su semblante sereno se vio puesto en duda al ver la expresión en el rostro de Victoria. Se había quedado congelada, observándola. Cómo si de pronto hubiese abierto una puerta dentro de su cabeza—¿Qué sucede?
—Killan quiso que le mostrará lo que tenía...—murmuró Victoria para sí misma. De pronto, muchas cosas que su orgullo y su frustración le habían hecho ignorar parecieron cobrar sentido. Una siniestra y descabellada línea de sucesos que solo podrían haber sido planeados por una mente maniática y manipuladora. Alguien igual a ella—Por supuesto...
—Entiendo...—murmuró Johari mirándola fijamente. Los ojos de Victoria conectaron con los suyos—De acuerdo, no entiendo.
—Ay Johari...—suspiró Victoria con un pequeño atisbo de sonrisa—Eres una genio.
La primera sensación que llegó a sus sentidos fue el dolor en su cabeza, lo que provocó que James frunciera el ceño incluso antes de abrir los ojos. Un parpadeo incómodo y se encontró observando a su desconocido alrededor. Se puso de pie de inmediato y con mucha dificultad, pues sus manos esposadas a una de las barandas de la escalera del entrepiso hicieron tintinear el metal cuando se removieron con fuerza, sin lograr romper la cadena. Desde el entrepiso superior, unos suaves pasos hicieron que intentará observar hacia atrás.
—¿¡Quien está ahí!?—exclamó furioso, arreglándoselas para voltearse. Sus ojos dieron un pequeño salto de sorpresa al ver a la persona detrás de él. La mujer no parecía sorprendida en absoluto—¿Quién eres?
—Pues ahora soy tu niñera.—respondió encogiéndose de hombros. Sus ojos marrones no demostraban temor ni amenaza, al contrario, tan solo parecía un poco resignada—Me llamo Maya.
—¿Tú eres mi niñera?—inquirió James, completamente confundido—¿¡Que demonios está sucediendo aquí!?
—Es una excelente pregunta.—reconoció Maya calmadamente—La verdad es que no tienes por qué saberlo, tan solo eres un daño colateral en esto, lo siento.
—¿Igual que todas las víctimas de El Mandarín?—reclamó James con enfado, viendo un pequeño salto en los ojos de Maya cuando desvío la mirada. El tintineo metálico resonó cuando James se removió con molestia—¿¡Que está sucediendo aquí, Maya!?¿Para que quieren la armadura?¿Por qué me tienen aquí contigo?
—Alguien tiene que vigilarte, y todos los soldados están ocupados esperando a Stark.—respondió Maya—Saben que vendrá a buscarte.
—¿Te refieres a Tony?
—No nos interesa Tony
—¿¡Te refieres a Victoria!?—exclamó James con una expresión de absoluta incredulidad. Maya lo observó con extrañeza cuando aquel soltó una carcajada irónica—Ahora entiendo por qué tienes a toda la seguridad y a ese sujeto allá afuera, necesitarás una muralla china para cuando llegue.
—No, no lo creo.—contestó Maya con seguridad, cruzando los brazos sobre su pecho y volteándose hacia James—Yo creo que es una mujer lista, que sabrá reconocer esta oportunidad cuando la vea...
—¿De qué oportunidad estás hablando?—interrumpió James alzando una ceja—¿De convertirse en cómplice de un terrorista?
—No tiene caso que te lo diga, no lo comprenderías.—replicó Maya firmemente—Estamos haciendo algo que podría ayudar a las personas y revolucionar la ciencia, y sé que Victoria es alguien capaz de ver más allá de las primeras apariencias y reconocer una gran oportunidad cuando la tiene enfrente.
—Siempre ha sido muy buena con las palabras, señorita Hansen.
—Mira esto...—el suspiró de Fury se mezcló con el trémulo murmullo del agua. El bote flotaba silenciosamente junto a la inmensa plataforma pretolera y estaba protegido por la sombra oscura que proyectaban sus altísimas instalaciones conectadas por largos puentes de hierro. La compleja distribución de cada una de las torres y las uniones entre ellas las hacían parecer un laberinto metálico. Y por cada sitio en dónde miraban, un soldado caminaba. No había lugar en donde no estuviesen patrullando aquellas criaturas que Aldrich había creado—Parece un nido de ratas...
—Ratas explosivas.—farfulló Johari a su lado. Ambos se miraron entre sí sin mucho agrado, pero resignados a tener que colaborar el uno con el otro. Había un solo interés que tenían en común y tenía su propio nombre: Victoria—Espero que sigas luchando tan bien como hace diez años.
—Espero que luches aún mejor que hace diez años.—soltó Fury escuetamente, y la risa de Johari le hizo saber que su pequeña intención de demostrarle su desdén no había tenido resultado.
—No me habrías llamado si no tuvieses esa certeza.—señaló Johari sin titubeos. Y Fury admitió en sus adentros que tenía algo de razón.
La nombrada se sobresaltó y volteó hacia la única entrada. La puerta se cerró detrás de Victoria mientras está dejaba caer el cuerpo de un guardia que se encontró en el pasillo. Su largo abrigo negro tomado de Fury le daba una apariencia siniestra, nada compatible con su usual elegancia al vestir. Maya se quedó casi paralizada al verla y eso le recordó de inmediato a los nervios que tuvo aquella noche en Suiza.
—¡Victoria!—sonrió James con alivio—Gracias al cielo, liberame para que nos larguemos de aquí.
—Pídeselo a Hammer, traidor, tal vez te de otra de sus armas también.—contestó Victoria de mala gana, sorprendiendo a ambos—Y guarda silencio, arruinas nuestro conmovedor reencuentro.
—Señorita Stark...—dijo Maya, pasando saliva y recuperándose de su sorpresa—¿Me recuerda, no es así?
—La botánica radioactiva, no te habría recordado ni aunque mi vida dependiera de ello.—confesó Victoria, manteniendo sus manos dentro de los bolsillos del abrigo de Fury—Sin embargo, EXTREMIS es algo difícil de olvidar. Tan solo fue suficiente con un lindo discurso de Aldrich y un par de explosiones para recordarlo.
—Comprendo.—respondió Maya calmadamente—No esperaba ser tan memorable porque nunca llegue a tener la oportunidad de mostrarle mi proyecto hace trece años, pero esperaba cambiar eso ahora.
—Y solo tuviste que, entre otras cosas, asociarte con Killan, ser cómplice de terrorismo y secuestrar a un alto mando de la Fuerza Aérea.—señaló Victoria seriamente, dando un par de pasos hacia ella con lentitud, provocando que Maya se tensara de inmediato—Me gustan las mujeres persistentes pero nada es bueno en exceso, Maya.
—Tuve que servirme de los fondos de Aldrich, no tenía otra opción, usted no me dejó mostrarle mi proyecto.—replicó Maya con insistencia—Mire, lo reconozco, si hubiese tenido la oportunidad de verlo esa noche hace trece años se habría dado cuenta de lo inestable que era en ese momento, ¡y aún así estoy segura de que habrías sabido encontrar una manera de arreglarlo!
—Según recuerdo hace trece años todavía tenías la cortesía de usar el EXTREMIS en plantas. —contestó Victoria, acercándose más a Maya, quien retrocedió nuevamente. Se sentía tan nerviosa que pasó por alto la cercanía que Victoria tenía con James, quien se había quedado en silencio, expectante de la situación—No quiero saber en qué momento decidiste que sería seguro usarlo en humanos, tan solo espero que los sujetos de prueba hayan sido prescindibles.
—Las cosas han cambiado, y puedo demostrárselo.—aseguró Maya con vehemencia—El EXTREMIS es prácticamente estable, si me ayudas a perfeccionarlo, entonces...
—¿De esto se trata todo esto?—inquirió Victoria incrédula—¿De resolver un par de ecuaciones para que tú proyecto deje de ser explosivo?
—Esto no se trata solo de mí y mi proyecto, es algo más grande que eso.—trató de explicar Maya—Si me da la oportunidad de explicarle...
—Por supuesto que es más grande que tú y tu proyecto, un maniático estuvo enviando súper soldados radioactivos a matarme y secuestraron una armadura que me costará millones.—contestó Victoria frunciendo el ceño—La cosa es, que tú no tienes ni el intelecto ni las agallas ni los recursos para planear todo eso, así que vas a explicarme por qué Killan lo está haciendo y de dónde demonios sacaste a ese sujeto en primer lugar.
—Aldrich y yo nos conocimos esa misma noche.—respondió Maya, colocando sus manos delante de ella como reflejo. La fría mirada de Victoria la estaba intimidando de una manera que jamás hubiera imaginado, pues cuando la conoció su mirada era diferente. Firme, pero conciliadora. Iluminada como las estrellas en la noche. La mirada de alguien enamorada—Teníamos mucho en común, grandes ideas, deseos de ayudar a las personas, contribuir a la ciencia...
—Que cosa más tierna, Maya...
Victoria se volteó hacia la entrada al mismo tiempo en que James y Maya levantaron la mirada.
—Veo que se están poniendo al día tu y Victoria, ah, por cierto, encantado de tenerte aquí por fin.—sonrió Aldrich, enseñando sus dientes blancos y brillantes. Su nuevo encanto natural fluía con tanta frescura y espontaneidad que podía, por un segundo, opacar el atisbo de locura que brillaba en sus ojos—¿Estaba contándote como nos conocimos? Es una historia muy bonita, ha decir verdad, inspiradora...
—Permíteme ponerlo en duda, especialmente cuando pasaste toda nuestra pequeña reunión de hace unos días sin mencionar a tu mascota.—respondió Victoria calmadamente, ignorando la expresión en el rostro de Maya. Su atención sobre ella, nuevamente, había sido completamente desplazada—Pero eso no es lo único que no mencionaste...—agregó entonces, viendo cómo se ensanchaba la sonrisa en el rostro de Aldrich—Tengo que admitirlo, de haberte escuchado mejor, me habría ahorrado muchos problemas. No tendrías que haberte esforzado tanto para traerme hasta aquí.
—De hecho, tengo que reconocer mi culpabilidad en todo este malentendido.—admitió Aldrich con tranquilidad, acercándose como si nada y exhibiendo toda su seguridad—Una de las cosas que siempre admire de ti es tu meticulosidad para todo, debí saber que una presentación tan particular te resultaría una mala inversión y que no querrías conocer más, después de todo, llevas evitando los problemas de este tipo hace mucho tiempo, ¿no es así? Digo, después tantos años junto a S.H.I.E.L.D...
Unas manos enguantadas se alejaban de su visión luego de haber asegurado la faja de goma entre sus dientes.
—Administren dendrotoxina X en el torrente sanguíneo y esperen la señal—
Victoria sólo podía ver las brillantes luces blancas encima de ella cuando sintió el primer pinchazo. La aguja gruesa como un lápiz se enterró en la vena de su brazo y el líquido se mezcló con su sangre. Sus pupilas se dilataron casi al instante, su visión se volvió algo borrosa, su cuerpo se sintió más entumecido, su respiración más lenta y sus extremidades ya no le respondieron, aunque no podría haberse movido debido a las ataduras en sus muñecas y tobillos.
—Vaya...—jadeó Victoria, sintiendo un bloque de concreto instalándose en su estómago. Hubo apenas un titubeo en su penetrante mirada cuando huyó de sus recuerdos y volvió a recuperar su firmeza—Me encantaría saber que tiene que ver S.H.I.E.L.D en todo esto y especialmente por qué crees que tiene que ver conmigo. Debe ser algo importante, porque pudiste mucho empeño en llamar mi atención...quizás demasiado.
Aldrich soltó una risa encantadora, pavoneándose con tranquilidad bajo la inexpresiva mirada de Victoria. Maya y James permanecieron en silencio, observando como ambos, imponente y enigmáticos, se analizan el uno al otro. Estaban hablando de sus problemas y sus dos espectadores no podían adivinar quién sería el primero en saltar al cuello del otro. O si lo harían.
Aldrich y Victoria se parecían tanto que incluso podían llegar a creer que no se atacarían. Maya estaba esperanzada y James estaba aterrado de aquella posibilidad.
—Es algo vergonzoso, ha decir verdad...—comentó con una sonrisa tonta, rascando el costado de su frente con uno de sus dedos—Digamos que...necesitaba tenerte aquí para agradecerte.—confesó calmadamente, haciendo que las cejas de Victoria se arquearan con sorpresa—Y necesitaba hacer esta pequeña presentación de mis soldados porque, de otro modo, no sabrías por qué te estoy agradeciendo en primer lugar.
—Lamento decepcionarte pero sigo sin saberlo.—contestó Victoria mirándolo fijamente. Podía oír el latido de su corazón mientras sus puños se cerraban con fuerza dentro de sus bolsillos. Aquel repentino recuerdo la había dejado asustada de que volviese a repetirse—Tal vez quieras iluminarme.
—¿Quieres saber algo que mi padre me decía?—preguntó entonces, manteniendo aquella expresión relajada y segura—Era su favorito entre varios dichos, "el ave se queda con la lombriz, pero el segundo ratón se queda con el queso".
—¿Ah sí? El mío solía decir que la paz se trataba de tener un mazo más grande que otro.—señaló Victoria tranquilamente—Pero los dichos de mi padre no me hicieron ser líder del mercado armamentista y los dichos de tu padre no te hicieron invertir en la revolución científica.—agregó, haciendo que Aldrich sonriera ligeramente impresionado—Es así como lo sugeriste, ese día en mi oficina. "Prevención de enfermedades, regeneración de extremidades". Fue interesante pero esas no fueron tus palabras, eran las de Maya.
—Bueno, ya sabes, mi socia siempre ha sido excelente con las palabras.—reconoció Aldrich—Es por eso que le dejo planear las presentaciones que, como ambos sabemos, son muy importantes.
—Y ambos sabemos que no llegaste al extremo de inventarte un terrorista solo porque tu mascota te lo dijo.
—Oh, veo que ya lo conoces...
—Por desgracia.
—Sé que puede ser un poco insoportable, pero el histrionismo viene con los actores, ¿sabes?—respondió Aldrich restándole importancia—Tuvo un Rey Lear muy aclamado.
—Y ahora tiene muchos problemas.—comentó Victoria seriamente— Lo que hiciste requiere de una planeación meticulosa, detallada, e incluso descarada. Es muy arriesgado y por lo visto complicado. Definitivamente quiero saber qué barbaridad te hice para que todo esto valiera la pena.
—Esencialmente esto no se trata de mí o de ti, ¿sabes?—dijo Aldrich—Se trata de lo que hizo Tony...
Fue como si alguien disparara un arma junto a James y el sonido le congelará el cuerpo. Sus ojos se fijaron de inmediato en la reacción de Victoria y pudo ver la manera en que su mirada se oscurecía de manera instantánea. Maya sintió un escalofrío en la columna y un peso instalándose en su estómago al percibir esa repentina sensación de peligro desprendiéndose de Victoria, como si Aldrich hubiese iniciado el cronómetro de una bomba.
—Victoria...—intentó decir James.
—Cállate James.—siseó Victoria entre dientes, sin desviar su mirada de Aldrich—¿A qué te refieres con eso?
—Tranquila, tranquila...—interrumpió Aldrich poniendo sus manos frente a el con un gesto tranquilizador. Victoria sentía la sangre burbujeando en su cerebro—A lo que me refiero es que Tony me dió un regalo, hace muchos años. El mejor regalo que me han ofrecido en mi vida: desesperación.—la sonrisa en el rostro de Aldrich se ensanchó de orgullo—Resulta que esa noche en Suiza conocí a Tony, e intenté hablarle sobre mis grandes ideas, pero me dijo que nuestro encuentro debía suceder en la azotea, ya sabes, asuntos serios requieren privacidad.
Por la expresión en el rostro de Victoria no fue difícil para Maya intuir y para James confirmar que aquella no tenía idea de lo que Aldrich estaba diciendo. Nunca había sabido lo que Tony había dicho o hecho esa noche.
—Para ser honesto los primeros veinte minutos estaba seguro de que llegaría.—confesó Aldrich haciendo una pequeña mueca de decepción—Y luego te vi a ti con esa hermosa, hermosa mujer en la azotea. Tú estabas ahí pero ni siquiera te dabas cuenta de mi presencia, como si fuera invisible, pero yo si podía verte. Y al estar viendo la ciudad desde ese panorama, me vino a la cabeza una increíble idea: el anonimato.
Victoria podía intuir con mucha precisión hacia donde se estaba dirigiendo Aldrich. Había practicado eso durante una década hasta que la muerte de Howard le permitió tener una identidad propia lejos de su sombra y de su autoridad, pero para entonces ya había visto las grandes posibilidades que podía tener si se mantenía en las sombras. No hacía falta decir todas las cosas malas que había hecho con toda impunidad manteniéndose en el anonimato.
—Y desde entonces, ese ha sido mi mantra.-volvió a decir, con una sonrisa de satisfacción en sus blancos dientes—Es mejor gobernar en la oscuridad, porque cuando le das un rostro a la maldad, le das un objetivo a la gente.
—Un Mandarín...—susurró James más para si mismo, cayendo en cuenta de a que se refería exactamente Victoria cuando lo acusó de inventar un terrorista.
—Exactamente.—coincidió Aldrich, sin siquiera mirarlo. Sus ojos siempre permanecieron puestos en Victoria y en la fría expresión en su rostro—El punto es, y creo que ambos estamos de acuerdo, desde que ese fortachón cayó del cielo con su martillo, la sutileza se quedó atrás.
—Eres brillante, Aldrich.—confesó Victoria de repente, como si las palabras hubieran escapado de su boca. Una pequeña sonrisa de sorpresa se instaló en sus labios—Eres brillante de verdad. Hace unos meses el hermano de ese fortachón intento apoderarse de mí torre y puedo asegurar que ni siquiera eso me causo tantas molestias como las acciones que llevaste a cabo para traerme aquí, pero, sigo sin comprender por qué. Si tu problema es con Tony, ¿por qué terminé yo aquí?
—Porque soy brillante y tendría que haber sido muy tonto para no saber que, atacando a Tony, serías tú quien ibas a responder.—contestó con obviedad. Victoria pensó que al menos eso ya estaba quedando claro—Yo quería pagarle a Tony con el mismo obsequio que con generosidad me dió una vez, pero entendí que no valía la pena ir contra él, cuando podía tener un objetivo más grande. El pilar de los Stark, la persona que siempre ha estado detrás de todo sin tener que meterse en nada. Controlando e influyendo en todo desde la oscuridad durante décadas...debo reconocerlo, tal vez tengas muchas cosas que enseñarme sobre perpetuar el poder en el anonimato. Es una lastima que haya comprendido que nuestra alianza nunca podrá concretarse...
—¡Espera, Aldrich!—exclamó Maya de inmediato, tras Aldrich haber dado el primer paso hacia Victoria. Maya se adelantó hacia él con las manos delante de su cuerpo—Stark puede ayudarnos a estabilizar por completo el EXTREMIS, es por eso que recurrí a ella en primer lugar, acordamos que...
—Cállate, Maya.—bramó Aldrich con gesto amenazante, haciendo que Maya se sobresaltara al ver el resplandor dorado que se mostró bajo la piel de su garganta. El tintineo de las esposas de James hizo que Maya volviera en si y se apartará lentamente, mientras los ojos furiosos de Aldrich volvían a posarse sobre Victoria—¿En que estábamos, señorita Stark?
—En esto.
Maya soltó un pequeño grito ante el estruendo que resonó en toda la habitación cuando el propulsor del guante de Victoria disparó un rayo de energía tan fuerte que provocó que Aldrich fuese lanzado contra una de las paredes, quebrando la bajo el impacto de su cuerpo. El impacto hizo que Maya cayera al suelo y que James tuviese que agacharse. A penas un parpadeo después James tuvo a Victoria junto a él, rompiendo de un tirón las cadenas de sus esposas. Aquel la miró con cierto asombro.
—¡Vámonos!
Fury se sobresaltó cuando vio como, de la nada, Johari abandonaba su postura quieta y sigilosa y se aventaba hacia afuera del bote, saltando hacia la plataforma y cayendo limpiamente, sin hacer ningún sonido.
—Vámonos.—dijo, inclinándose hacia la cubierta del bote y extendiéndole su mano.
—¿Qué rayos haces?—inquirió Fury frunciendo el ceño—Victoria dijo que esperemos su señal, se volverá loca si no le hacemos caso.
—¿Estás bromeando, verdad?—contestó Johari alzando una ceja—Llevas maldiciendo impaciente los últimos veinte minutos.
—Por supuesto que sí, yo debería estar allá con ella, siempre ha sido así.—soltó de repente, sorprendiendo un poco a Johari por la manera en que lo había dicho. Más que molesto parecía preocupado—Pero yo la entrené y sabe cómo hacer este tipo de trabajo, sabrá cuando darnos la señal de que entremos.
—Te estabas poniendo sentimental pero lo reemplazaste por ingenuidad.—señaló Johari con una sonrisa burlona, provocando que Fury se enojara más—Victoria no es Batman, no nos dará una señal: este es un barco infestado con super humanos, no hay manera de que nos quiera a bordo.
Fury se quedó observándola, buscando algo con que replicar, pero tuvo que reconocerse así mismo que Johari estaba diciendo la verdad. Si lo pensaba mejor, Victoria nunca lo dejaría subirse a luchar.
—¿Y entonces por qué te dio ese guante a ti?
—Porque sabe que iré de todos modos.—contestó con obviedad, esbozando otra sonrisa burlona—Y confía en que tú te quedarás aquí esperando la señal que nunca llegará.
Fury frunció el ceño nuevamente.
—Mierda...—farfulló, sacando sus municiones y recargando su arma, ignorando la pequeña risa de Johari.
—Puedes quedarte a esperar si quieres pero...
Un estruendo provocó que ambos se sobresalten. El causante del sonido fue un soldado que fue empujado desde uno de los puentes superiores con un agujero en medio del pecho que no pudo regenerar. A penas unos segundos después, los sonidos de los pasos pesados y apresurados de decenas de super soldados comenzaron a resonar en toda la plataforma, acompañado de gritos y otros sonidos que no podían distinguir.
Johari se volteó hacia Fury.
—¿Eso es suficiente para ti?—preguntó, extendiéndole su mano nuevamente—Vamos, anciano, es hora de pelear contra super humanos.
[N/A: Holaaa, ¿como están? ¡Felices fiestas! 💞✨Pasó mucho tiempo desde la última actualización pero en unos días se retoma con normalidad para continuar la historia y comenzar el arco del soldado del invierno, algo sumamente importante para la trama de toda la historia, tanto por el pasado como por el futuro. ¿Que les pareció este capítulo? Me gustaría leer sus opiniones 💕 💕💕Estos dos últimos capítulos ambientados en Iron Man 3 se vienen medio largos pero es porque son de mucha importancia para que comprendan el estado mental de Victoria 😅. Como es evidente, está teniendo problemas para controlar sus recuerdos traumáticos y su orgullo está herido con esto de tener más super humanos, así que en el siguiente capítulo es en donde explota su conflicto interno, así que qué puedo decir, será intenso jaja. Muchos saludos, y gracias por leer, nos vemos pronto💞✨]
[PD: ¿Qué piensan de Johari?]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro