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03. |•La vagabunda de las nieves•|

Capítulo 03. |La vagabunda de las nieves|

Advertencia/Nota: En este capítulo se han citado fragmentoa de la canción "Soldier" del artista Fleurie.

-¿¡Cómo que fuera de circulación!?-exclamó Hill, corriendo hacia el monitor principal que estaba siendo supervisado por Sitwell. Cómo directora interina de la mayor agencia de espionaje del mundo, María tenía los nervios de acero, pero el corazón casi se le sale del pecho cuando recibió la alerta de la sala de supervisión aérea-¿¡Cómo puede ser posible!?¿Jasper, que encontraste?¿Que pasó?

-¡Bajaron el avión!-anuncio Sitwell, contrayendo su rostro en una mueca al ver el horror en la cara de María. A pesar de que, secretamente, Jasper sabía exactamente lo que había pasado, no pudo evitar sorprenderse ante la expresión tan grave en el rostro de Hill. Sabía que había algo o alguien importante en el quinjet con ruta fijada hacia Rosehill pero no le habían dado la información necesaria, solo tenía que demorar el aviso del accidente-Se activó el sistema de emergencia con la última ubicación del vuelo, parece que fue un aterrizaje de emergencia pero actualmente no podemos localizar su ubicación exacta.

-¿Bajaron el avión?-siseó Hill, quedándose con las primeras palabras y sintiendo un nudo en el estómago. A pesar de que no podía poner sus manos en el fuego sobre el contenido del quinjet, sabía que debía ser demasiado importante como para que Nick Fury estuviese tan interesado en que lo que sea que tuviera dentro y quién sea que lo estuviese pilotando llegarán a salvó a destino. Y no quería ni imaginarse como se pondría cuando tuviese que decirle que su cargamento y su agente estaban enterrados en kilómetros de bosque y nieve.

Los altísimos pinos añejos tenían sus frondosas copas verdes cubiertas de finas capas de escarcha, las cuales lentamente aumentaban su grosor bajo la suave ventisca. Al menos una docena de esos viejos árboles que se alzaban por encima de kilómetros y kilómetros bosque fueron aplastados cuando el quinjet en llamas arremetió contra ellos.

La nave moribunda se arrastro por el bosque dejando un camino de árboles partidos y encendidos en llamas, impactando finalmente contra el suelo con un estruendo que hizo salir huyendo a todos los animales de sus madrigueras. Los pedazos de metal chamuscada salieron disparados con el choque, perdiéndose entre los árboles que aún quedaban en pie, mientras lo que quedaba de la cabina se volcaba, haciendo que el cuerpo de Victoria saliera volando a través de los cristales quebrados.

Su cuerpo salió disparado y se estrelló contra un árbol, rebotando y cayendo al suelo bruscamente, junto con pedazos de metal y chispas eléctricas que se esparcieron cuando la cabina quedó atrapada entre los fuertes troncos que resistieron el impacto.

Los brazos y piernas de Victoria se contrajeron con tanta fuerza que por poco rompían los seguros que la inmobilizaban. El pico más alto de dolor duro tan solo unos segundos que se percibieron como eternos. Unos lagrimones resbalaron de sus ojos, mientras que sus dientes se clavaron en la mordaza de su boca. Por aquel horroroso instante, sintió que le corría lava por las venas, como si se quemaran dentro de su piel y sus huesos se derritieran por el calor. Perdió el aire debido a tal terrible dolor, pero luego de ese instante, la contracción de sus extremidades se desvaneció. Sus ojos se quedaron abiertos, con sus pupilas dilatadas y su mirada cristalina vacía. El pitido del monitor comenzó a sonar de forma ininterrumpida, alertando a las personas en la sala.

-¡El corazón se detuvo!

Las crepitantes llamas del incendio fueron apagadas por los copos de nieve que comenzaron a caer del cielo, acabando con el fuego y comenzando a cubrir de escarcha los escombros de lo que alguna vez fue un quinjet.

•Soldado, sigue marchando•

El radiante blanco de los pequeños copos de nieve comenzó a teñir lentamente de rosa el enorme charco de sangre que comenzaba debajo del cuerpo tirado bajo el árbol y que se había extendido por el suelo.

Con la cabeza hacia abajo hasta que el trabajo esté hecho

Los pequeños pedazos de metal y vidrio incrustados en la piel se enfriaban con la temperatura, y la sangre en sus extremidades lentamente comenzaba a deslizarse en gotas hacia el suelo. La ropa quemada a penas se movía de manera imperceptible por la brisa helada de la pequeña nevada.

Esperando por el sol de la mañana

Los dedos de Tory se hundieron suavemente en la nieve, mientras que de sus labios pálidos se escapaba un inaudible gemido de dolor. Sus párpados se abrieron con pesadez, dejándole vislumbrar un panorama borroso de lo que era un inmenso bosque cubierto de nieve con sus laberintos de pinos devolviéndole la mirada. Tenía el cuerpo adormecido del frío y aún así podía sentir los escombros enterrados entre su piel, el tono rosado de la nieve bajo su cuerpo, delatando a la sangre que había estado en todas partes.

Soldado, sigue marchando•

Acababa de pasar por un suceso que habría matado a cualquier ser humano que tuviese sus pies en ese planeta, pero a pesar de tener su cuerpo destrozado, Tory había vuelto a abrir los ojos. Tal vez no era precisamente el diablo, pero aún en ese estado, Victoria se dió cuenta de que quizás tampoco estaba cerca de ser una humana. Tal vez nunca lo había sido, y por eso el experimento había fallado, y su dolor había sido en vano.

•Cabeza en el polvo, pies en el suelo•

No como el perfecto Steve Rogers, que había conseguido todo lo que quería a través de sus heróicos sacrificios. Victoria, que había caminado por el infierno para poder ser igual a él, y aunque logró tener su fuerza, su velocidad, su resistencia y sus habilidades duplicadas, aún así no había podido conseguir lo único que siempre le había envidiado. Y como si no fuera suficiente, Steve continuaba con su vida como un héroe mientras Victoria no podía sacarse de la cabeza sus propios lamentos de dolor cada vez que pensaba en su nombre.

Trabaja en el hilo de la noche•

Victoria exhaló débilmente, parpadeando con pesadez y levantando la mirada hacia el cielo nocturno bañado en estrellas que brillaban sobre ella, evocando los recuerdos que tanto odiaba, de cuando se tiraba a ver las estrellas soñando con el día en que finalmente su dolor daría frutos y ella se convertiría en lo que tanto intentaba ser. Una perfecta imitación de Steve Rogers, mejorada y lista para demostrar su enorme potencial.

Escuchando el coro de ángeles•

En ese momento incluso algo tan bello como mirar las estrellas se convirtió en una tortura de la que no podía escaparse.

•No tienes a dónde huir•

Victoria soltó un grito de rabia, golpeando la nieve con su puño cerrado, sintiendo como con la contracción de su brazo, pedazos de cristal se deslizaban por su piel y salían hacia afuera, dejando unas gotas de sangre saliendo de las heridas que se cerraban segundos después. No había sentido tanto dolor desde que le habían inyectado la primera prueba del suero ni tanta rabia desde que había enterrado a María. Apretó los dientes con una furia desbordante, mientras que las palmas de sus manos se hundían en la nieve y sus rodillas se deslizaban para apoyarse, con el cuerpo temblando y su pecho subiendo y bajando. Las gotas de sangre de su frente caían en la nieve frente a sus ojos.

¿Quiere tomar un trago de la tierra prometida?•

Tory sintió una contracción en su estómago y llevó una mano allí, dándose cuenta de que tenía una barra de hierro atravesandole el costado izquierdo. Cómo si tocar el metal hubiese despertado su consciencia, escupió sangre y comenzó a toser entre muecas de dolor, sintiendo como se contraía su abdomen invadido por la barra metálica.

Tienes que limpiar la suciedad de tus manos•

Tomó un leve impulso y se puso de pie, tambaleante, trastabillando hacia atrás y pegando su espalda al pino contra el que había chocado, sintiendo como latía su corazón.

Cuidado hijo, tienes planes de soñador•
•Pero se hace difícil pararse•

Su mano derecha se cerró sobre la barra de metal y se permitió soltar un grito de rabia cuando se la arranco de un solo tirón, salpicando líquido carmín y doblándose levemente debido a la leve punzada de dolor que le recorrió el cuerpo tembloroso. Usó sus brazos para sostenerse del tronco por unos momentos, observando a su alrededor, acostumbrando su vista a la oscuridad.

Soldado, sigue marchando•

Todos los pedazos del quinjet estaban repartidos a su alrededor, y cualquiera que los viera en ese estado creería que se trataba de simples desperdicios de chatarra de un taller en la quinta avenida.

Con la cabeza hacia abajo hasta que el trabajo esté hecho•

Tal como el quinjet, pensó Victoria, tendrían que terminar todos aquellos que significarán una amenaza en su vida. Porque si no era el dolor era la rabia la que se encargó de que el fuego ardiera en su oscura mirada. No iba a detenerse. No había vuelta atrás. No habría nada que pudiese frenarla. Conseguiría el poder que quería de la manera que fuese necesaria. Incluso si tenía que morir un par de veces en el intento.

Esperando por el sol de la mañana

-Al carajo...-susurró Tory a penas moviendo los labios. Sus manos lentamente se despegaron del tronco y dió unos torpes pasos hacia adelante, sintiendo como algunos de sus huesos se acomodaban mejor. Los torpes pasos aventureros poco a poco se convirtieron en una marcha firme, con sus pies descalzos, helados, aplastando la nieve y las ramas del sendero por el que caminaba. El frío no le afectaba y el dolor se había esfumado. Su sangre ya no corría y su piel se había regenerado. El fuego se había apagado y lo único que continuaba ardiendo era su deseo de poder.

Soldado, sigue marchando

[Estaba furiosa, cegada por mi ira. La sangre que derrame fue una declaración de que nada me detendría en conseguir lo que quería. Nunca nada me detuvo, ni siquiera todo lo que me esperaba. Nunca imaginé que hubiese tantas consecuencias esperándome en las sombras, y que estaba caminando directamente hacia ellas]

"Rosehill. Veinte kilómetros"

Tory pasó la poca saliva que tenía en la boca seca. De sus labios entreabiertos salió un poco de vapor frío, mientras sus ojos oscuros contemplaban el cartel en medio de la carretera. Había caminado alrededor de una hora hasta salir del bosque, y algunos minutos en la carretera hasta encontrar la señal al costado del camino. La brisa helada hizo que ondearan los bordes chamuscados de su camisa. Victoria tomó una bocanada de aire, inflando su pecho, y se hizo a un lado, pasando del cartel y continuando su camino a paso firme, con las estrellas guiando su ruta y con sus pies marcando la caminata del diablo que se había despertado al caer de cinco mil pies de altura.

-Hola, Nick. Estoy cerca de Rosehill, tuve un contratiempo, podría decirse...más bien fue un pequeño problema técnico...ya sabes, a veces aunque seas buen piloto pasan estas cosas y...-Tory guardó silencio por unos momentos y emitió un suspiro, apoyando la frente contra la pared de la cabina telefónica-De acuerdo, mi avión explotó, así que tienes un quinjet menos y un asunto de traición del cual encargarte. Cómo sea, se me acaba el crédito, cuando averigüe algo te lo haré saber. Cuídate, y no le digas a Tony sobre esto porque te mato. Besos.

Victoria colgó el teléfono y soltó otro suspiro. Siendo una piloto experta como era, admitir que habían bajado su avión a tiros era algo mucho más humillante que la vez que Banner descubrió que usaba bolígrafos con glitter o de la vez que Rhodey descubrió que le gustaba Britney porque la encontró bailando en el taller mientras ensamblaba un fusil.

Estaba tan cegada por el paroxismo de emociones que estaba atravesando que se encontraba con la mente fuera del mundo real. El accidente, la presunta muerte, las explicaciones que tendría que dar y el verdadero potencial de los súper humanos que tenía que investigar flameaban en algún punto lejano de su cabeza como si fueran problemas de alguien más. Pero eran sus problemas, y era casi graciosa la posición tan patética en la que se encontraba para lidiar con ellos. Toda su estabilidad mental, la cual había flaqueado durante meses y que a penas creía tener bajo su control, simplemente cedió y quedó enterrada en algún sitio del bosque en el que había caído.

Fue tan lento que jamás lo habría visto venir, y tan rápido que ni siquiera se había dado cuenta de la razón por la que su avión había sido atacado. Lo único que sabía es que hace unas horas estaba encaminada a seguir sus planes de obtener poder, para hacerse temida y proteger a su hermano de todos los males que acechan en el cielo que tanto le gusta mirar, y de pronto, se encontró caminando a través de kilómetros y kilómetros de nieve, bajo una helada en un bosque completamente lejos de su hogar. Parecía un contratiempo pero bajo las circunstancias en las que se encontraba a Victoria le parecía algo mucho peor.

Bajo la oscura y fría madrugada, Victoria caminó y caminó, con la mente perdida entre la furia, la frustración y la vulnerabilidad que le provocaban aquellos recuerdos que la atormentaron desde hace meses. Casi podía sentir el ardor en sus venas, el dolor en sus huesos, la sensación de su piel endureciéndose, su corazón latiendo como si se fuera a salir de su pecho. Tory se llevó las manos a la cabeza y negó rotundamente, tratando de controlar su respiración y convenciéndose de que todo eso que sentía solo era producto de su cabeza.

Victoria bufó molesta, con la cólera contrayendo la expresión de su rostro. Levantó la mirada hacia su alrededor, dándose cuenta de que ya estaba en lo que parecía ser las primeras cuadras de aquel pueblo. Si no hubiese prestado atención jamás se habría dado cuenta, ya que las calles estaban prácticamente desoladas, como un pueblo fantasma. Aparentemente no había vida nocturna en aquel pueblo olvidado en medio de la nada. Era un sitio perfecto para cometer todo tipo de ilegalidades.

El suero que años atrás se había impregnado en su sangre la había protegido de las bajas temperaturas, pero una brisa fuerte le recorrió la espina dorsal, haciéndola temblar levemente y recordándole que su ropa todavía estaba sujeta a su cuerpo más por un milagro del cielo que por estar en buen estado. Tenía partes arrancadas, chamuscadas o colgando, como una vagabunda en medio de un sitio desconocido, muy lejos de su hogar. Si los reporteros de Vogue le tomaran una foto en ese momento, tirarían abajo los años y años que tardo Tory en conseguirse la fama de ser una las máximas representantes de la moda, imponiendo estilos e inspirando a las adolescentes con sus diferentes atuendos.

Victoria caminó por el medio de la calle, con los pies descalzos y sus manos sobando sus codos, observando el pueblo con una mueca.

-Que basurero de lugar...-susurró para sí misma, recorriendo la cuadra con su mirada. Su atención fue llamada por una tienda de ropa y cruzó la calle para llegar hasta allí, vislumbrando a penas su reflejo en la vidriera. Estaba oscuro y las luces de la calle a penas le permitían verse, pero Tory no necesito de mucha iluminación para darse cuenta de que su aspecto hacia juego con el del pueblo. Victoria miró hacia los costados, hacia la puerta, levantó la cabeza para observar bien el techo, busco en las esquinas observando si había cámaras de seguridad, y se encontró solo con una que ni siquiera le estaba apuntando. Victoria esbozó una pequeña sonrisa, pero cuando dió un paso para dirigirse hacia la parte trasera del local, una punta metálica se apoyo peligrosamente en el costado de su cuerpo. La sonrisa de Victoria se esfumó de inmediato.

-No te muevas.-la orden vino de un intento de voz grave que le habría dado risa si no fuera porque estaba tan molesta que a la menor provocación se sentía capaz de incendiar el maldito pueblo. Victoria se dió vuelta, encontrándose con su atacante cara a cara-¡Te dije que no te movieras!

-¿Me estás dando órdenes?-dudó Victoria alzando una ceja con extrema incredulidad, con un tono calmo y sereno que no dejaba entrever la rabia que tenía burbujeando en su garganta. Sus ojos avellana observaron de arriba a abajo al adolescente, un poco más bajo que ella, de rasgos demacrados, con una máscara mal puesta y más abrigado que ella. Su navaja seguía apuntando a Victoria con un agarre que habría hecho reír a todos los agentes de S.H.I.E.L.D.

-¡Silencio!-volvio a decir con seriedad, levantando la navaja y apuntándole al pecho-¡Dame todo lo que tienes, rápido!

Si Victoria no hubiese estado tan cegada de rabia por su odisea por la nieve se le habría ocurrido preguntarle si realmente el chico creía que con su aspecto actual iba a tener alguna cosa de valor que no fuesen sus órganos. Pero Victoria no estaba de humor y esa no era una buena noche, por lo que aquella parpadeó un par de veces y lo observó incrédula.

-¿Quien diablos crees que soy, Santa Claus?-inquirió de mala gana, tomando su muñeca y doblándose con tanta fuerza que se la quebró, haciéndolo gritar y doblarse del dolor al mismo tiempo que le quitaba el cuchillo y le daba un puñetazo en la nariz que se la torció, tirándole al piso con sangre saliendo de sus fosas nasales. Victoria le apuntó con la navaja-Tú dame todo lo que tienes, mocoso bastardo, vacía tus bolsillos ¡ahora!

Asustado, sangrando y con su muñeca ardiendo de dolor, no lo pensó ni siquiera dos veces. El muchacho usó su mano sana con desespero para sacar torpemente todo lo que tenía en sus bolsillos, tirándolo en la nieve.

-¿Crees que soy tu sirvienta o que? Recogerlos y dámelos en la mano.-ordenó Victoria con molestia, viendo cómo aquel asentía tembloroso y recogía las pocas cosas que tenía, extendiéndoselas con temor mientras la sangre de su nariz caía a chorros en el suelo. Tory observó el contenido en la mano temblorosa-¿Cincuenta dólares, un clip y marihuana? Y yo que pensaba que este pueblo era miserable, ni siquiera tienen buenos ladrones...

La mano de Victoria le arrebato sus cosas y el muchacho se alejó varios pasos aterrado, presionando su muñeca rota contra su pecho y respirando agitado, observando los oscuros ojos avellana que lo miraban.

-Si te vuelvo a ver por aquí te romperé la otra muñeca.-anunció Victoria suavemente, observando el filo de la navaja. O más bien, el filo que no tenía. No podría cortar ni un dedo con ese triste intento de cuchillo-Puedes irte.

No tuvo que decirlo ni dos veces. Tory le dió la espalda y escucho como se tropezaba con sus propios pies mientras corría lo más lejos posible de ella. Victoria negó con la cabeza mientras daba la vuelta hasta llegar a la parte trasera del local.

-Estos mocosos de ahora no saben ni robar.-suspiró decepcionada, observando con una mueca lo que tenía en sus manos. Sin embargo una pequeña sonrisa se instalo en sus labios al ver la marihuana-Una pequeña seca no daña a nadie...

-Wow...

Victoria abrió grande sus ojos al oír la vocecita detrás de ella y se dió media vuelta de inmediato, encontrándose con un niño mirándola con el mismo asombro que ella tenía. El niño era rubio, de baja estatura, abrigado como un muñeco y con un periódico entre sus brazos en dónde evidentemente había reportajes sobre los donativos de Stark Industries porque las caras de Tony y Tory estaban en primera plana.

-Tú...¿tu eres Victoria Stark?-pregunto, mirándola de arriba a abajo y dudando de su propia pregunta. Podía lucir como una vagabunda pero la forma de su cara no podía ser confundida.

-No.-negó Tory de inmediato, pasando saliva y poniendo ambas manos detrás de su espalda para ocultar lo que tenía entre ellas, como si esperara que milagrosamente el niño no los hubiera visto. Victoria se aclaró levemente la garganta y sonrió dulcemente-No, cariño, lo siento pero me estás confundiendo.

-No lo creo.-contestó aquel, pegando el periódico a su pecho y señalando la portada que a penas se vislumbraba con la luz de la calle-Tu cara y tu nariz son iguales.

-Hay personas que se parecen mucho a otras personas.-comentó Victoria suavemente, maldiciendo por dentro-Pero dime, cielo, ¿que haces por aquí a estas horas?¿dónde está tu madre?

-Trabajando.-respondió tranquilamente-Tiene turno nocturno en la cafetería. Yo vine por un periódico.

-Ya veo...-dijo Victoria esbozando una suave sonrisa-¿Por qué no regresas a tu casa? Es peligroso que andes por aquí solo.

-No lo creo, aparentemente no es muy difícil deshacerse de los ladrones.-comentó con un falso tono inocente que hizo que la expresión de Victoria se transformará en una de incredulidad ante el descaro del pequeño engendro-¿Esos golpes los aprendiste de Iron Man, verdad? ¿Él te enseñó? Puedes decírmelo, soy muy fan de tu hermano, y se que eres Victoria Stark, ¿Que haces aquí?¿Es una misión secreta para los vengadores?

-Me halaga tu curiosidad, cariño, pero debo reiterarte que no soy Victoria Stark.-aclaró Victoria nuevamente, mordiéndose la mejilla para controlar la expresión de enojo que amenazaba con salir a flote. Si haber caído de nueve mil metros de altura no fue castigo suficiente, tener a un molesto mocoso como ese haciendo preguntas era la manifestación karmica más pesada que había tenido-Así que, no sé nada de lo que me estás diciendo.

-Es lo que Victoria Stark diría si estuviese en una misión, ¿no?-pregunto nuevamente, haciendo que Victoria tuviera que respirar hondo para no gritarle que se largara de una vez.

-Mira, angelito...-mascullo Tory entredientes, inclinándose levemente hacia él y llevando una de sus manos a la mejilla contraria con una dulzura más falsa que una moneda de chocolate. El niño tembló levemente ante lo helada que estaba su mano y se dió cuenta del evidente hecho de que Victoria estaba peligrosamente desprotegida del frío, y aún peor, descalza, aunque esto no parecía afectarle más que su propio mal humor-Tal vez si tu madre te lleva al oculista puedas solucionar tus pequeños problemas de visión,-dijo, esbozando una suave sonrisa, mientras su mano pasaba de sostener suavemente la mejilla del niño a sostener su mentón con un gesto más firme. El niño habria jurado que sus ojos se oscurecieron junto al cambio en el tono de su voz-pero ningún dentista te va a coser la lengua de nuevo cuando te la arranque por decir cosas tan absurdas, ¿comprendes?

Victoria vio como el niño abrió grande los ojos, con sus mejillas comprimidas por los dedos femeninos que soltaron su cara de mala gana. El muchacho paso saliva duramente y se quedó en silencio durante varios segundos, hasta que, con voz temblorosa, por fin pudo hablar.

-Vaya...-susurró con asombro y un poco de temor. Victoria se permitió sonreír triunfante, creyendo por un momento que por fin se lo quitaría de encima-Ahora entiendo por qué te dicen Satanás.

La sonrisa de Victoria se esfumó y fue reemplazada por una mueca de disgusto.

-Escucha, mocoso...

-¿No tienes frío?-interrumpió aquel echándole una breve mirada a su ropa destrozada y haciendo una mueca-Si la policía te ve así, te llevarán a la cárcel, y eso arruinara tu misión secreta.

-Que no estoy en ninguna maldita misión secreta, niño.-repitió Victoria entredientes, pasando saliva cuando una corriente de frío helado rozó la piel desnuda de su espalda baja. Sus pies descalzos estaban adormecidos por la nieve, su cabello húmedo y con restos de copos en la parte superior, y tenía una parte de la camiseta quemada, por lo que el niño de inmediato pensó que la misión no le estaba saliendo del todo bien. Era lógico, pensó, porque Victoria no estaba entrenada como el resto de los Vengadores. Era muy tonto enviarla a una misión ella sola, porque era evidente que necesitaba mucha ayuda-Escucha, está calle es muy peligrosa, ¿si? Será mejor que tomes ese periódico y te vayas derecho y sin voltear a tu casa.

-¿Quieres venir?-contestó el niño contradictoriamente, haciendo que Victoria abriera grande los ojos.

-¿Qué?-soltó incrédula.

-¿Quieres venir?-repitió el niño como si nada, y su mirada curiosa y amable parecía indicar que extrañamente invitar a una vagabunda violenta le parecía una excelente idea-Tenemos calefacción en casa.

-Sí, supongo que acostumbran compartirla con posibles asesinos y ladrones, ¿no te enseñaron a no hablar con extraños?-inquirió Victoria alzando una ceja y cruzando los brazos sobre su pecho, apretándose así misma en un intento de disimular el frío que estaba sintiendo.

-Pero no eres una extraña, eres Victoria Stark.

Victoria inhaló profundamente, inflando su pecho y con la vena en su frente palpitando peligrosamente, pero cuando había tomado aire para hablar sus ojos captaron a lo lejos un par de luces rojas y azules que parpadeaban desde una esquina. Aquel pequeño detalle no le hubiese importado en lo más mínimo si no fuese por el hecho de que lucía como una guerrillera, acababa de asaltar a un adolescente y se había quedado con su cigarro de marihuana en su bolsillo. El niño apretó los labios, conteniendo su sonrisa divertida al ver el repentino saltó en los ojos de Victoria al ver a lo lejos el carro de policía.

-Si quieres puedo fingir que no lo sé.-propuso el niño, haciendo que Victoria achinara los ojos y trasladará su mirada desde él hacia el carro de policía y viceversa-Así no comprometo tu misión, quiero decir, tú no-misión.

-Supongo que puedo considerarlo...-mascullo Victoria con algo de duda, la cual fue despejada de inmediato al percibir como el carro de policía comenzaba a moverse de su esquina-Ya lo considere. Vamos.

-Que rápido.-comentó el niño con cierta burla, dándose media vuelta y comenzando su camino, siendo seguido por Victoria a paso rápido, alejándose todo lo posible del campo de visión de los oficiales y doblando en una esquina-Mi casa está algo alejada pero no tardaremos mucho. Por cierto, soy Harley.

-Yo soy...Vico.-respondió Victoria, recordando casi al instante la forma en que la llamaba la tía de Dani cuando la visitaban en su país natal. Harley la miró de reojo algo extrañado, pero no dijo nada al respecto, ya que no había sido difícil notar que la mujer que lo acompañaba era extremadamente gruñona-Y gracias...por lo de tu casa.

-Agradéceme cuando te haya dado un par de zapatos.

[N/A: Hola, ¿cómo están? Espero que les haya gustado el capítulo 💞✨Victoria es la que conoce a Harley en esta historia y cómo ven al nene le tocó la peor parte, ya que la loca está de muy mal humor y además no le gustan los niños jaja ¿Quienes creen que hayan bajado el avión de Tory? Otra pregunta que me da curiosidad, ¿que creen que sea lo que Tory verdaderamente quería de Steve y nunca pudo conseguir? Me gustaría leerloss, es algo muy importante para la historia que de todos modos se tocará en los siguientes capítulos <3 Nos vemosss]

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