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※ ※ 8 ※ ※

Poco a poco fueron despertando.

El panorama era distinto. Todo a su alrededor era blanco y luminoso.

Sus cuerpos estaban sobre una superficie esponjosa.

Estaban completamente desubicados y mareados a la hora de ponerse de pie, por lo que no vieron más remedio que sujetarse el uno del otro hasta que pudieran mantenerse en pie correctamente.

-Veo que ya han despertado-les dice un chico que se les acerca muy sonriente.

YoonGi y SeokJin no pueden creer lo que ven sus ojos. Aquel chico tenía alas. Unas hermosas, brillantes y esponjosas alas blancas.

-¿Dónde...estamos?-preguntó SeokJin.

El chico soltó una risilla.

-Bienvenidos al Cielo-sus achinados ojos desaparecieron cuando sonrió, y sus regordetes cachetes tomaron un ligero color carmesí-. Mi nombre es JiMin y seré su guía mientras estén aquí, dado que soy el ángel guardián de sus hijas.

Aquello fue una gran información. Tanto así, que comenzaron a escudriñarse a sí mismos.

Estaban vestidos con túnicas blancas que le tapaban los pies, pero tenían un cuello lo suficientemente ancho como para apenas cubrir sus clavículas y hombros.

Notaron que estaban descalzos sobre lo que parecían ser nubes, y sus cuerpos estaban llenos de grietas, sobretodo sobre sus cuellos.

Su muerte había sido inmediata, como ya se les había pronosticado, y por ende, tenían las marcas en sus cuerpos.

Pero no se arrepentían de nada.

Sus familias estaban a salvo.

-Dijiste que eres el ángel guardián de nuestras hijas-conenta YoonGi y JiMin asiente-¿Cómo están? Ellas y sus madres ¿Están bien?-pregunta preocupado.

-Están más que bien-responde el de mejillas regordetas-. Y por cierto...¡Felicidades! Va a ser abuelo-aplaude en dirección a YoonGi.

-¿¡Abuelo!?-exclaman ambos amigos al unísono.

-Sí, abuelo. NaHee está embarazada de unas tres semanas, aproximadamente-responde sonriente. Al parecer el chico frente a ellos nunca se cansaba de sonreír.

-¿Cuántos años han pasado?-pregunta SeokJin, y JiMin pareció entender todo porque su rostro se tornó sorprendido.

-¡Cierto! Que han estado dormidos durante todo este tiempo-se pega en la frente con la palma de su mano-. Disculpen mi despiste. Pero respondiendo a su pregunta...-calla por unos segundos-...han pasado once años desde que murieron.

-¿¡Once años!?-los amigos volvieron a exclamar y JiMin asintió con algo de pena.

-Lamento no haberlos podido rescatar a tiempo, pero los diablillos de Lucifer no me dejaban entrar para sacar sus almas-explicó JiMin.

-¿Y por qué harías eso?-preguntó SeokJin.

-Porque conozco a sus hijas y me he encariñado mucho con ellas. Y ellas me pidieron en múltiples ocasiones que los llevara de vuelta a casa, pero hasta ahora no había podido rescatarlos-volvió a explicar.

YoonGi y SeokJin se quedaron en shock por unos minutos, en los que JiMin esperó pacientemente.

-Aunque no lo crean, han sido el ejemplo a seguir de muchos demonios que, al igual que ustedes, buscaban ser felices-comentó JiMin, intentando poner al día a los hombres frente a él-. El mundo humano es más consciente de la existencia de ángeles y demonios, y por ello, sus hijas saben qué soy, y no han tenido problemas para relacionarse con la sociedad, al igual que sus esposas. De hecho, el hijo que espera NaHee, es fruto de su amor con un demonio-vuelve a sonreír-. Parece que la historia se repite.

YoonGi sonrió por primera vez y se acercó al chico para abrazarlo, siendo seguido por SeokJin.

-Gracias por cuidarlas mientras no estábamos-dice YoonGi.

-Y gracias por sacarnos del Infierno-murmura SeokJin.

-No hay de qué-dice JiMin, correspondiendo a sus abrazos-. Pero prefiero que no me agradezcan a mí, sino a lo que los sacará de aquí...Aunque dudo que le puedan agradecer ya que viene siendo una cosa más que una persona-habló más para sí mismo.

YoonGi y SeokJin fruncieron el ceño, confundidos y JiMin sólo les hizo un ademán, invitándolos a que lo siguieran.

Caminaron por unos minutos por entre nubes, hasta que llegaron a una gran puerta dorada.

Las puertas se abrieron, y de ellas salió una resplandeciente luz en forma ovalada cuyos colores se mezclaban: dorado, blanco, y lila.

-Les presento a su milagro-anuncia JiMin-. Luego de tantas peticiones por parte de sus hijas y esposas, mi jefe les ha concedido tener en su poder, un milagro...Y aquí lo tienen.

En los rostros de SeokJin y YoonGi estaba plasmada la sorpresa y la confusión, y JiMin soltó una risilla.

-Sólo síganme-dijo mientras se paraba frente a la luz, y para sorpresa de sus acompañantes, se hundía en ella.

SeokJin y YoonGi no dudaron en seguirlo, mas al entrar, todo estaba oscuro. Lo único que brillaba eran las alas de JiMin.

-Denme sus manos-ordenó el susodicho y los mayores le hicieron caso-. No se asusten-advirtió.

Pero antes de que pudieran reaccionar a la advertencia, ya estaban girtando al sentir sus cuerpos caer.

En ningún momento soltaron sus manos, pero, mientras YoonGi y SeokJin gritaban, JiMin reía.

Le daba gracia la reacción de sus mayores.

-Maldito chiquillo. Míralo como ríe-se quejó SeokJin, sobando su trasero, el cual dolía un poco producto de la caída.

Habían caído, pero al estar sujetos a las manos de JiMin, su caída había sido mucho menos dolorosa.

-Se está burlando de nosotros por habernos caído ¡Claro! Como el tiene alas...-habló YoonGi.

-En realidad me estaba riendo de sus gritos de terror, cuando bien les advertí que no se asustaran-confesó JiMin.

-Me sorprende haber caído desde tan alto, y seguir vivos-murmura SeokJin-. Con la cantidad de grietas que tenemos, dudo que hubiésemos sobrevivido.

-¡Ahí está el punto! Mírense bien-pidió JiMin.

Laa grietas ya no estaban, y en vez de tener túnicas y estar descalzos, ahora vestían ropa casual.

SeokJin portaba unos jeans de mezclilla clara, unos tenis blancos, y una sudadera rosada.

En cambio, YoonGi estaba vestido de negro de pies a cabeza, un pantalón rasgado en las rodillas, tenis, una camiseta con unos extraños dibujos sobre ella, y una camisa roja, blanca y negra a cuadros.

-Espero que les guste su ropa. Elegí el rosa para Jin-Hyung y el negro y rojo para YoonGi-Hyung ya que sé que les encantan esos colores-aplaudió JiMin, contento con su trabajo.

Sus alas habían desaparecido y su túnica había sido sustituida por unos pantalones color beige, unos tenis blancos y una camisa lila, mientras que su rubio cabello se mantenía casi despeinado.

-¿De dónde has sacado tanta confianza, mocoso?-dice SeokJin.

-Desde que soy amigo de sus hijas, y me verán muy a menudo-respondió contento.

YoonGi dirigió su vista a sus manos, y se emocionó al ver su alianza en el dedo anular.

-Mi alianza...

-¡Oh! Eso...Las pude recuperar. Pensé que cuando regresaran a casa las querrían-informó el rubio.

Y sólo ahí fue que cayeron en la realidad.

-¡Estamos en casa!-gritaron al unísono, abrazándose y dando brincos.

-Y ésta vez han regresado como humanos-informa JiMin.

Ambos mayores detienen sus pasos y lo miran.

-Muchacho...-comienza a hablar SeokJin-...Te merecer un buen abrazo ¡Ven aquí!

JiMin no se niega, y acepta los abrazos que sus mayores le ofrecen.

-Gracias por todo, JiMin-agradece, nuevamente, YoonGi.

-Aprovecha el cariño que te damos ahora, niño. Más tarde no lo tendrás-habla SeokJin.

JiMin estalla en carcajadas.

-Sólo vengan conmigo.

Habían caído en un bosque, y JiMin los estaba guiando aún más dentro del mismo.

Al principio esto los extrañó, pero decidieron confiar en JiMin.

Después de todo, él había sido el milagro que necesitaban, y que los había sacado de su cruel realidad.

Ahora eran humanos, volvían a la vida para ver a sus familias, y, a pesar de los años, sabían que sus damas los estarían esperando con los brazos bien abiertos.

Estuvieron caminando por un par de minutos hasta que salieron del bosque.

-Bienvenidos de vuelta a casa-dijo JiMin, deteniendo sus pasos frente por frente a la casa.

SeokJin y YoonGi no podían ocultar su emoción al reconocer la casa.

En aquella casa habían estado viviendo antes de ser encontrados, y les alegraba saber que sus familias aún permanecían allí.

-Vamos al patio trasero. Deben estar allí-dice JiMin-. Aún es temprano en la mañana y estamos en período de vacaciones, y suelen reunirse en el patio trasero para desayunar, o simplemente hablar-informa.

Al estar frente a la entrada de la casa, el rubio abre la puerta.

-Siempre la han dejado abierta porque saben que en cualquier momento puedo venir a visitarlos, e incluso mantenían la esperanza de que ustedes aparecieran...Y no saben cuánto me alegra poder cumplir al fin los deseos de todos.

-Nosotros también nos alegramos, muchacho-asiente YoonGi.

Pasan a través de la puerta.

La casa mantenía su estructura, y todas las luces estaban apagadas, dejando que las ventanas se encargaran de llenar el acogedor hogar con la natural luz solar.

Finalmente, al final del pasillo que se encontraba a un lado de las escaleras, se hayaba la puerta al patio trasero.

Desde dentro de la casa se podía ver con bastante claridad a las personas que se encontraban fuera, mas éstas estaban tan entretenidas, que no notaron la presencia de los tres intrusos.

-¡Vuelve aquí, HyeSung!-decía NaHee entre risas, corriendo tras su prima, quien también reía.

Al parecer no perdían la costumbre de correr la una tras la otra.

-¡Ten cuidado, NaHee!-le decía un chico, al parecer su novio, sujetándola por la cintura, abrazándola-. Debes tener más cuidado. Recuerda que estás embarazada.

NaHee suelta una risita y deposita un beso sobre los labios del chico frente a ella.

-Tranquilo, TaeHyung-ríe-. Apenas tengo tres semanas. No va a pasar nada.

YoonGi, a distancia, estaba analizando al chico de pies a cabeza: Cabello castaño y despeinado, alto, de piel tostada, y con uma hermosa sonrisa cuadrada que iba dirigida hacia su hija.

Con respecto a su hija, había quedado pasmado ante la gran semejanza que tenía a él. Piel pálida, ojos achinados, cabello oscuro, lacio y corto hasta los hombros. Sin duda había crecido, y su cuerpo lo demostraba. Era lógico. Después de todo, NaHee ya contaba con veinticuatro años.

-¡HoSeok!¡Ven a correr conmigo, ya que mi prima no puede!-le reclama la chiquilla de quince años.

-¿Por qué no puedes quedarte quieta?-pregunta el tal HoSeok riendo.

A leguas se podía notar que tenían la misma edad.

Ésta vez, era SeokJin quien los analizaba.

HoSeok era bastante alto, delgado, cabello castaño oscuro, grandes ojos y una enorme sonrisa que lo hacía mostrar unos pequeños hoyuelos.

HyeSung también había crecido, y su cuerpo también era testigo de ello. Su cabello ahora le llegaba casi a la cadera, sus labios eran gruesos, como los de su padre, y sus ojos juguetones, como los de su madre. Era una verdadera muchacha.

-Vamos~ y te doy un besito-sobornó, haciendo puchero, y el chico aprovechó para besarla.

Sí, definitivamente esos dos eran novios.

-¡Ahora corre!-ordenó HoSeok, levantándose de su silla para perseguir a HyeSung.

Mientras tanto, SoRa y HyeRi sólo miraban embobadas a cada pareja, sentadas en la mesa y JiMin ya podía adivinar lo que pensaban: ¡Cómo pasa el tiempo!

-¿Listos?-pregunta JiMin viendo a sus Hyungs, y éstos asienten-¡Hey!¡Familia!¡Miren el regalo que les traigo!

Ante su exclamación, todos detuvieron sus actividades para voltear a verlo.

Los ojos de SoRa, NaHee, HyeRi y HyeSung estaban abiertos como si fueran pares de platos.

-¡Papá!-NaHee fue la primera en reaccionar, corriendo hacia él, siendo seguida por HyeSung.

A SoRa y HyeRi les tomó un poco más de tiempo levantarse de las sillas, pero no dudaron ni un segundo en ir corriendo hasta sus esposos.

Aquel encuentro estuvo marcado por constantes lágrimas llenas de alegría, sonrisas inborrables, y besos cargados de amor.

⚜ ⚜ ⚜ ⚜ ⚜ ⚜ ⚜

-¡Gracias, JiMin-ah!-se lanzaron las cuatro damas sobre él.

-Si me pagaran por recibir la cantidad de abrazos que he recibido en el día, ya sería millonario-comentó, provocando las risas de todos los presentes-. Pero ahora creo que es tiempo de que se pongan al día ¿no creen?-dijo para cuando cada dama estaba de vuelta con su respectivo padre y esposo.

-Fueron once largos años...-comenta SeokJin.

-Y no me quiero imaginar por lo que tuvieron que pasar-dice SoRa.

-Pero lo importante es que están de vuelta-dice HyeSung, abrazándose al torso de su padre.

-Estamos aquí, y vamos a exigir explicaciones-bromea SeokJin-. Podemos empezar con aquellos dos jovencitos-señala a TaeHyung y HoSeok, entrecerrando los ojos, buscando intimidarlos.

-No los molestes de esa forma, tío-ríe NaHee, acercándose a su novio-. Él es Kim TaeHyung, es mi prometido, y el padre del bebé que estoy esperando...Y es un demonio, así como ustedes.

YoonGi se para a un lado de su hija, separándose del abrazo de su esposa, y abraza a ambos chicos.

-Definitivamente la historia se repite-ríe-. Confío en el instinto de mi hija...que ya es toda una mujer. Y si ella y mi esposa confían en ti, yo también lo haré-le sonríe, estrechándolo de nuevo en un abrazo.

-Y él es Jung HoSeok-dice, HyeRi, poniéndose de pie junto al susodicho-, y es mi novio.

-Hum...-SeokJin finge pensárselo, pero al final, se pone de pie igual que YoonGi y abarca entre sus brazos a ambos adolescentes-. Espero que sean felices, y que duren hasta que sean unos ancianos decrépitos-los tres ríen-. Hacen linda pareja, y si mi hija es feliz, yo también ¡Claro que sí!

-Al fin la felicidad vuelve por completo a esta casa-murmura JiMin, alzando sus brazos al cielo, aliviado.

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-Estamos viejos, Jin-comenta YoonGi, logrando las risas de los presentes.

-¿Me lo dices a mí? Si tu eres el abuelo...literalmente-bufa SeokJin.

La armonía volvía una vez más a sus vidas, y sabían que esta vez, era hasta la muerte definitiva.

El mundo había cambiado. Los milagros ya eran posibles porque todos creían verdaderamente en ellos. Porque todos sabían de la existencia de seres de otras especies, como ángeles y demonios, y de la posibilidad que tenían estos de mezclarse con los humanos y formar familias, o simplemente hallar la felicidad.

Después de la tormenta siempre llega la calma, y YoonGi, SoRa, NaHee, SeokJin, HyeRi y HyeSung estaban totalmente convencidos de ello.

Después de crueles torturas, al fin hubo un milagro que los salvó y desde aquel entonces, la felicidad había predominado en aquella casa donde una alocada familia vivía.

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𝙵𝙸𝙽


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