-¡NaHee!¡HyeSung!¡Vuelvan aquí!-gritaba SeokJin.

-¡No!-respondieron las dos niñas al unísono, risueñas.

NaHee ya estaba en sus trece abriles, mientras que HyeSung apenas contaba con cuatro.

-¡Devuélveme a mi hija, niña traviesa!-gritaba SeokJin, yendo detrás de NaHee.

Sin embargo, HyeRi fue más inteligente, por lo que esperó a que HyeSung pasara por su lado para detenerla y cargarla.

-Te tengo, traviesa-rió al ver a su pequeña arrugar la nariz.

-¡Ya, vejestorio!¡Déjame! Ya HyeSung está con la tía HyeRi-le decía NaHee a SeokJin.

-Nop-dijo el mayor en un tono aniñado-. Tu castigo por robarme a mi hija serán cosquillas-declaró y comenzó a hacerle cosquillas a NaHee en su cintura. De tantos años ya se sabía su punto débil.

Era un día soleado. Muy bonito.

Y en aquel campo donde vivían juntos los Kim y los Min, el césped incitaba a acostarse sobre él y disfrutar de la suave brisa, o simplemente corretear hasta el cansancio.

Desde el nacimiento de HyeSung, NaHee siempre ayudó a cuidarla, pero le encantaba jugar con ella, y hacerle travesuras a sus padres y tíos.

Después de todo, habían vivido siete años de total paz, y la idea de que su padre y tío fueran encontrados, había sido olvidada por todos, incluso ellos mismos.

Pero lastimosamente...Ese día llegó cuando menos se lo esperaban.

-¡SeokJin!-gritó YoonGi, corriendo hacia él, siendo seguido por SoRa.

La preocupación en los rostros de YoonGi y SoRa hicieron a NaHee, HyeRi y SeokJin, reaccionar.

La pequeña HyeSung no sabía nada, y hasta aquel entonces, era mejor así.

-Nos han encontrado-soltó una vez estuvo frente a su amigo.

-¿Cómo lo sabes?-murmuró SeokJin.

YoonGi se arremangó la camisa y enseñó la grieta que había en su brazo.

-Del bosque me lanzaron una flecha al brazo y una flecha normal no abriría semejante grieta-señaló el bosque frente a su casa-. Es hora de irnos. Sabes que pueden hacerle daño a ellas. Y eso no es lo que queremos.

El resto de las mujeres, a excepción de HyeSung, quien no se enteraba de nada, bajaron la cabeza y asintieron.

-Vengan a darnos un último abrazo-dijo SeokJin, intentando sonreír para disimular su tristeza ante su pequeña hija.

NaHee y SoRa se lanzaron sobre YoonGi,y lloraron en silencio sobre su hombro.

HyeRi y HyeSung hicieron lo mismo, mas sólo la pequeña se mantenía sonriente.

Le gustaba abrazar a su padre, pero por su mente no pasaba que aquel era su último abrazo.

Los chicos tuvieron que alejarse corriendo, sin mirar atrás.

No querían alejarse de su familia, pero si se quedaban sería peor para todos.

-Nuestra tortura, continúa, viejo amigo-le dice YoonGi.

-Sólo un milagro podría salvarnos.

-Esas cosas no existen en el Infierno, Jin.

-Entonces no nos queda más opción que aceptar la muerte.