Veintiocho
[NARRADOR]
Stiles pasó todo el recorrido hasta su destino maldiciéndose mentalmente por ser tan idiota. Porque si, solo un idiota iría en el medio de la noche a una casa quemada a hablar con alguien que había intentado matarle y que, nuevamente, había amenazado con hacerlo.
Pero ahí estaba, rodeando los terrenos de la mansión Hale. Intentando decidir si debería dar el siguiente paso o no.
Como un idiota, lo hizo. Caminó hacia la mansión con pasos no muy decididos y se adentró en esta. No estaba cerrada, puesto que estaba abandonada y, obviamente, nadie que viviera en el pueblo se atrevería a intrusar siquiera los alrededores. Nadie exceptó Stiles, quien al parecer esa noche estaba más suicida que nunca.
Bajó las escaleras que le llevarían hacia el sótano con una lentitud de película de terror. Como si quisiera tener tiempo para arrepentirse y darse media vuelta.
Abrió la puerta y lo primero que vio, al estar la luz apagada, fue un par de ojos blancos que le miraban expectantes.
Encendió la luz y, la verdad, hubiera preferido dejarla apagada. La cara de Donovan nunca era algo agradable de ver.
— Vaya –Exclamó el chico con fingida sorpresa.— ¿A qué debo la visita?
— Vine a hacerte preguntas.
— ¿Y qué te hace creer que voy a responder a tus preguntas?
Stiles caminó algunos pasos hacia Donovan y con una sonrisa en su rostro, se apresuró a sacar de su bolsillo una pequeña planta. Para él, siendo humano, no era nada de otro mundo. Pero para Donovan si lo era.
— ¡Aleja esa mierda de mí! –Le gritó entre furioso y aterrado.
Stiles sonrió aún más amplio y, en lugar de alejarse, se acercó aún más. Provocando que Donovan intentara por poco hundirse en la silla a la que estaba sujeto.
— Siempre haciéndote el malo, pero saco una planta y te cagas.
— Si no estuviera encadenado...
— Pero lo estás –Le interrumpió.— Y eso no va a cambiar a menos que cooperes.
Donovan le miró con los ojos entre-cerrados, gruñendo por los bajo antes de alzar la mirada y alzarle las cejas a Stiles.
— ¿Qué es lo que quieres saber?
Stiles sonrió ante el hecho de que el chico hubiera decidido dejar de decir idioteces y cooperar.
— ¿Por qué y cómo es que Theo consiguió regresar?
— ¿¡Theo está vivo!?
El humano no necesitaba ningun sentido desarrollado para saber que la sorpresa de Donovan no era algo fingido. La cara de horror del chico lo delataba, era como si de repente la muerte se hubiera puesto de pie frente a él.
Donovan comenzó a sacudirse en la silla, intentando liberarse con desesperación. Stiles le cogió por los hombros y le mantuvo quieto, aunque tuvo que mantener las manos alejadas de la boca del otro porque este intentaba morderle.
— Tienes que soltarme –Le gruñó.— ¡Si Theo me encuentra estoy muerto!
— ¿Por qué? –Le preguntó.— ¿Por qué querría matarte?
— No lo conoces –Le gruñó.— Ya te dije lo que sé, ahora suéltame.
— No me has dicho casi nada.
Un ruido proveniente del piso superior les hizo mirar hacia arriba, tres parea de pasos retumbaban en el quemado suelo de madera que se encontraba sobre ellos.
— Tenemos que salir de aquí –Dijo Donovan en un murmullo.— Tienes que sacarme de aquí.
El ojimiel le miró y luego volvió a mirar al techo, escuchando como los pasos se encaminaban lentos hacia la puerta del sótano.
— ¿Cómo sé que puedo confiar en ti? –Le preguntó Stiles frunciendo el ceño.
— Hagamos un trato –Propuso Donovan.— Ventaja de 24 horas.
— ¿Qué?
— Lo que dije –Donovan no quería repetir.— No nos atacaremos hasta dentro de 24 horas, eso significa una ventaja.
— Está bien –Aceptó Stiles, escuchando los pasos demasiado cerca.— Pero más te vale no intentar nada.
— No voy a hacerlo –Prometió.— Ahora suéltame.
Stiles comenzó a hacer lo dicho y le soltó, aunque les dejó las manos atadas.
— No pienso ir contigo por un espacio pequeño y oscuro sin tomar precauciones –Bufó el humano.— Ahora vamos.
— ¿A dónde?
— Confía en mí –Le pidió Stiles.— Es la única forma de salir de aquí.
El humano se encaminó a una de las esquinas y comenzó a pasar sus manos por los bordes de esta, intentando encontrar alguna abertura.
Cuando finalmente halló lo que buscaba, abrió una de las puertas a uno de los pasadizos que había desperdigados por toda la mansión Hale. Pero este estaba cubierto por raíces y cenizas. Por eso Stiles tuvo que soltarle las manos a Donovan.
— Empieza a arrancar estas cosas –Le dijo.
Escucharon como la puerta que daba a las escaleras era abierta y los tres pares de pies comenzaban a descender por ella en fila. Desesperados, comenzaron a arrancar las raíces como si sus vidas se fueran en ello.
Una vez que hubo suficiente espacio para pasar, Donovan se metió casi de cabeza. Siendo seguido por Stiles.
Cerraron la puerta y se quedaron quietos, en silencio frente a aquél pasadizo de tierra.
— ¿Ahora qué? –Preguntó Donovan en voz baja.
— Sh... –Le calló Stiles.— Camina.
Donovan avanzó delante de Stiles, el cual iba con una mano metida en el bolsillo de su sudadera, aferrándose a la planta de acónito. Puede que el mismo Donovan hubiera dicho que no iba a atacarle, pero no se iba a confiar del todo.
Luego de un largo recorrido en el que ninguno de los dos hablaba más que para maldecir cuando un muro les aparecía en frenre, llegaron al final del pasadizo y pudieron salir a la superficie. Donovan abrió la puerta que parecía iba a guiarles fuera y ambos salieron, teniendo que cubrirse porque el lugar en el que se encontraban estaba muy iluminado.
— ¿Qué es este sitio? –Preguntó Donovan siseando.
— La estación del subterraneo –Dijo Stiles, observando el lugar.— Está abandonada.
— Pues aquí apesta a lobo.
— Dije que está abandonada, no que nadie viene –Respondió el humano con obviedad.— Mi manada entrena aquí.
— Como si me importara –Bufó el Quimera.— Me largo, estuvimos tanto tiempo metidos ahí que ya apesto a ti.
— No es como si estar contigo fuera agradable, tu aliento huele a carne podrida –Le atacó Stiles.— Intenta que no te maten.
— Hasta ahora, solo tú lo has conseguido –Le recordó para luego marcharse.
— ¡Y ni se te ocurra matar a nadie!
— ¡No prometo nada! –Le gritó desde afuera.
Stiles ya sospechaba que iba a arrepentirse por haberlo liberado.
NOTA DE LA AUTORA:
¿Qué creen? ¿Stiles se va a arrepentir de haber liberado a Donovan? Deberán esperar al próximo capítulo para averiguarlo.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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