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Nueve

[DEREK]

Continuábamos caminando y yo ya tenía ganas de matar a Scott. Entiendo que esté asustado, pero no tiene por qué mierda ponerse a revolotear a mi alrededor como si fuera un puto cachorro que sale a la calle por primera vez.

- Apestas a miedo -Me quejé.

- Pues tú apestas socializando y yo nunca me he quejado.

Le miré de manera furtiva, se estaba tomando demasiadas libertades al hablar conmigo. Y yo nunca le dije que podía hablarme de esa manera.

- Como vuelvas a abrir la boca te arrancaré la lengua.

Vi como Scott rodó los ojos, como ya no soportaba caminar a su lado me adelanté varios pasos. Comenzando a caminar frente a él.

De repente, sentí como algo pequeño pero duro y puntiagudo chocaba contra mi nuca, me quejé por el dolor y me llevé la mano a la nuca mientras me volteaba a ver a Scott.

- ¿¡Qué me arrojaste!?

- ¿Eh? -Scott me miraba sin entender.- Yo no te he arrojado nada, no alucines.

- Pues algo me ha golpeado y como eres la única persona aquí calculo que... ¡AH!

No pude acabar la frase porque otra pequeña roca chocó contra mi cabeza, esta vez estaba mirando fijamente a Scott y podía comprobar que él realmente no había sido.

Ambos miramos hacia arriba y notamos como justo sobre nosotros se encontraba un cuervo, el cual sostenía en su pico una pequeña roca. Rugí para asustarlo, pero el maldito animal de mierda no se movió ni un milímetro, es más ¡El bicho de mierda me arrojó la roca! La cual me pegó en la frente.

- ¡Hijo de puta! -Grité mientras me llevaba ambas manos a la cara.- ¡No te rías, McCall!

El mencionado se llevó ambas manos a la boca, intentando que de esa forma yo no le oyera reír. Pero aún así le veía y el maldito estaba a punto de doblarse de la risa cuando varias rocas cayeron encima de él como si fuera una lluvia.

- ¡Nos atacan las aves! -Gritó mientras intentaban proteger su rostro con los antebrazos.

Me hubiera reído si no fuera porque esos pajarracos de mierda comenzaron a arrojarme rocas a mí también. Decidido, voy a subirme a un árbol y a comenzar a matar aves.

De repente, los cuervos dejaron de arrojarnos las rocas y pasaron a graznar sin descanso. Sus agudos chillidos iban a provocarme una migraña.

- Creo que quieren que les sigamos -Me dijo de repente Scott.

Le miré como si estuviera loco, porque así acababa de sonar, como un maldito loco que se acaba de escapar de algún manicomio.

Aún así observé a los cuervos, los cuales ahora se habían puesto de pie todos en una rama que de no estar petrificada se partiría por el peso. Todos y cada uno de ellos nos miraban fijamente con sus rojizos ojos, de verdad parecía que nos miraran.

- Vamos -Me volvió a decir Scott.- No perdemos nada con intentarlo.

Estuve a punto de negarme, pero en parte tenía razón, no tenemos nada que perder siguiendo a los cuervos. Además, si no nos llevan a ningún lado tendré derecho de golpearle cuanto quiera sin que él se pueda quejar.

- Camina -Le ordené.

Comenzamos a caminar y mientras más nos acercábamos más se alejaban los cuervos, aunque siempre se quedaban a la vista, como si nos estuvieran guiando hacia algún sitio.

(...)

[NARRADOR]

Derek y Scott continuaron caminando, siguiendo el camino que les indicaban los cuervos hasta que llegaron a un punto en el que el camino se dividía en dos.

Casi instantáneamente, ambos lobos captaron el aroma de Lydia y Stiles, lo cual les sorprendió por sobremanera.

- ¡Stiles! -Gritó Scott, colocando sus manos alrededor de su boca como si fueran un megáfono.- ¡Lydia!

- ¡SH! -Le calló Derek.- Cualquiera podría aparecer.

- Derek, no hemos visto a nadie desde que ese tío de la colina desapareció. Es imposible que nos encontremos con alguien ahora.

- También es imposible vivir sin cerebro y tú aquí estás, vivito y coleando.

Scott no supo que le sorprendió más, que Derek le insultara o que acabara de intentar hacer una broma. Que para peor había sido graciosa.

- ¿Quién eres y qué le has hecho a Derek Hale? -Preguntó alejándose.

El pelinegro rodó los ojos, a este paso de verdad iba a matar al alfa verdadero e iba a dejar el cadáver en ese lugar para que de esa forma nadie lo encontrara.

Decidió que mejor iba a prestarle atención a las criaturas realmente inteligentes del lugar, por lo que decidió continuar viendo a los cuervos, los cuales se habían ido por el camino de la izquierda y continuaban observándole desde un árbol petrificado.

- Sigamos caminando -Pidió el ojiverde, a lo cual Derek asintió.

Ambos se fueron por el camino de la izquierda, siguiendo a los cuervos y el aroma de la Banshee y el humano.

(...)

Mientras tanto, Stiles y Lydia habían conseguido avanzar mucho. Llegando hasta una especie de parque para niños realmente deteriorado y el cual tenía el suelo cubierto de nieve sucia.

A la resbaladilla le faltaban los tablones de madera y varios escalones, además de que no se veía muy estable. Los sube y baja estaban partidos a la mitad, podridos y muy oxidados. Mientras que los columpios estaban todos rotos a excepción de uno, en el cual se encontraba sentada una niña de cabello castaño, que estaba de espaldas a ambos adolescentes con un cuervo descansando en su hombro.

- ¿Has escuchado eso? -Le habló la chica al cuervo.- Tenemos cuatro invitados a los que aún les late el corazón, dos lobos, un humano y... Una Banshee.

- Quédate detrás de mí, Lydia -Murmuró Stiles.

- Deberíais ser más educados, niños -Dijo la niña volteando la cabeza para verles.

Ambos adolescentes se quedaron mirando sorprendidos como los ojos de la niña se clavaban en ellos, estudiandoles minuciosamente con la mirada.

- ¡Chicos!

Antes de que los mencionados pudieran siquiera reconocer que quien acababa de gritar era Scott, fueron abrazados por detrás por el alfa verdadero. El cual les apretó como si de eso dependiera su vida.

Stiles se lo quitó de encima, ya que no era el momento ni el lugar para las demostraciones de afecto.

Solo entonces, el humano notó dos cosas. La primera era que Derek estaba a unos cuantos metros detrás de ellos, le miró por un segundo antes de regresar la vista a la niña. En ese momento se dio cuenta de que en los brazos de la niña descansaba el cadáver de un zorro negro, el cual parecía haber sido quemado y apaleado.

Derek se adelantó a los tres adolescentes, colocándose frente a ellos de manera protectora, y le habló a la niña.

- ¿Quién eres?

NOTA DE LA AUTORA:

Hasta aquí el capítulo de hoy ¿Quién será la niña? A la cual como ven basé en la nenita de la película "La Huérfana".

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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