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Dieciocho

[STILES]

Hubiera deseado con todo mi ser que la discusión con Derek y el incidente en el bar hubieran sido lo último que hubiera pasado en un largo período de tiempo. Peor no, el karma no iba a dejar de pasarme factura solo porque yo se lo suplico. Definitivamente en otra vida debí haber sido Hitler, o algún emperador tirano del Egipto. Porque no puede ser que me pasen tantas cosas.

En primera instancia: Habían aparecido otros dos cuerpos de mujeres jóvenes, todas entre 20 y 25 años que habían sido madres recientemente. Los bebés de ambas se encontraban siendo cuidados por el respectivo padre o por algún familiar, al igual que el bebé de la primera chica que apareció muerta.

En segundo lugar: la manada no me creía que había visto a Theo. Lo negaban con la excusa de que Ethan y Aiden no lo conocían en persona y de que con la cantidad de gente y las luces incandescentes de la fiesta pude haber visto mal.

En tercero, pero no menos importante: Mi padre había comenzado a trabajar más horas, ya que el Sheriff del pueblo vecino había llegado para pedir ayuda, ya que una de las chicas muertas había aparecido muerta en Beacon Hills pero había desaparecido en el otro pueblo y a plena luz del día.

Aunque yo, por mi parte, intentaba no quedar metido en nada de eso. De alguna forma siempre acababa siendo atraído hacia los cadáveres como un maldito imán, ahora entiendo perfectamente como se sentía Lydia cada vez que encontraba cadáveres.

Ahora me encontraba en la biblioteca, intentando encontrar en alguno de los viejos libros alguna leyenda, mito, aunque fuera un pequeño párrafo que me diera una idea de lo que puede estar ocurriendo. El lugar estaba vacío porque yo acababa de saltarme la clase de Harris, a la cual no me había sentido con ganas de ir ni de fingir que me gustaba esa clase.

Levanté la vista del libro que estaba leyendo y observé hacia donde se encontraban los andamios de la construcción. Por un segundo tuve un flashback, una especie de espejismo en el que me veía a mí mismo trepando desesperado y a Donovan detrás de mí, siendo empalado por aquellos hierros que accidentalmente hice caer sobre él.

- ...iles... Stiles, reacciona.

Sacudí la cabeza y miré a mi derecha, donde Scott se encontraba mirándome con preocupación.

- ¿Qué ocurre? -Le pregunté.

En lugar de responderme, Scott me observó de arriba a abajo. Como si pudiera ver a través de mí.

— ¿Estás bien? –Me preguntó finalmente.

— Si –Respondí casi de forma automática.— Cansado por la fiesta.

— Derek me contó lo que ocurrió.

Ahora Scott tenía mi completa atención, aunque mi humor cambió repentinamente, y él seguro se dio cuenta de ello.

— Dijo que va a disculparse con Ethan, aunque no entiendo por qué empezó el problema.

— "No sé, me estaba besando con Ethan porque vi a Theo y al segundo Ethan estaba en el suelo y Derek me miraba como si acabara de conocerme".

Consideré que no sería conveniente decir eso. Ya que eso culpaba a Derek y volvía a sacar el tema de Theo, del cual Scott me había dejado claro que no quería escucharme hablar.

— ¿No deberías estar en clase? –Vaya forma de cambiar de tema.

(...)

[NARRADOR]

La pregunta tomó a Stiles por sorpresa, de verdad había querido ahorrarse un interrogatorio. Por lo menos, no quería que Scott le interrogase.

— Vine porque quiero estudiar –Mintió, esforzándose por mantener su ritmo cardíaco a un nivel normal.— Y me distraje leyendo otras cosas ¿Tú qué haces aquí?

— Malia me envió a ver por qué no llegaste a la clase de Harris.

— ¿Y por qué no vino ella?

Como toda respuesta, Scott se encogió de hombros y se rascó la nuca. Lo cual para Stiles ya había dado un obvio final a la conversación.

— Tengo clase de matemáticas –Le informó el alfa.— Si necesitas algo...

— Voy a llamar a alguien que no esté ocupado levantando sus notas bajas.

Con ese último comentario, el humano dejó claro que ya no quería seguir hablando.

Scott finalmente se fue, dejándole por fin en paz. Cuando se encontró solo, Stiles regresó la vista a los andamios.

Antes de que se diera cuenta, ya estaba de pie caminando hacia la visiblemente frágil estructura metálica. Colocando una mano en uno de los barandales para subir.

Miró hacia todos lados, como niño que no quiere que le descubran, y al darse cuenta de que nadie le estaba prestando atención, comenzó a subir.

En un principio no supo por qué. La verdad no sabía por qué siquiera había ido a la biblioteca. Bien podría haber cogido el libro e irse y no pasar tiempo en el lugar en el que había asesinado a alguien. Pero no, estaba allí, subido a los andamios y mirando desde arriba.

No supo bien en qué momento se quedó dormido. Pero cuando volvió a abrir los ojos al escuchar un estruendo, era de noche.

El ruido que había escuchado no había sido nada normal. Había sido un golpe seco contra el suelo, algo pesado cayendo contra el suelo.

Se puso boca abajo contra la superficie del andamio y miró hacia la puerta de la biblioteca. Las cuales se abrieron de repente, dejando entrar a tres personas que, por lo oscuro del lugar no podía ver bien.

Esas tres personas traían a una chica siendo arrastrada por los cabellos por el más alto. La chica lloraba y se retorcía, pidiendo que por favor la soltaran.

— ¡No sé de quién me hablan. Por favor, déjenme ir! –Suplicaba agonicamente mientras las lágrimas empapaban su rostro.

Procurando que no le vieran, Stiles se bajó del andamio. Comenzando a acercarse para observar más de cerca. Entonces pudo ver que esas tres personas llevaban una especie de pasamontañas, aunque pudo ver claramente como los ojos de uno de ellos eran blancos.

La más pequeña del grupo, que era obviamente una chica porque tenía senos y trasero de burbuja. Si, Stiles la miró bien. Levantó ambas manos, enseñando unas garras amarillentas que tenían todo el aspecto de estar sucias.

La chica comenzó a acercarse a la que se encontraba en el suelo con las garras fuera y, cuando Stiles razonó sus intenciones, salió de su escondite e hizo la cosa más estúpida que podría haber hecho.

— ¡Hey, idiotas! –Les gritó.— Déjenla en paz.

Los tres se dieron la vuelta para mirarle y no pasó no un segundo antes de que se lanzaran contra él como perros sobre un trozo de carne.

El humano fue más rápido y empujó la mesa que les separaba, golpeándoles con ella y dejándole aturdidos por unos segundos. Tiempo que usó para correr hacia la chica y cargarla estilo princesa.

— Será mejor que corramos –Le dijo al ver que los otros se levantaban.

Y sin más, Stiles corrió hacia la salida. Escapando lo más rápido que le daban sus piernas, teniendo en cuenta que llevaba a una chica en brazos. Encerrándose ambos en un salón.

Dejó a la chica, que seguía llorando, en el suelo y comenzó a atrancar la puerta. Era una suerte que ese no fuera uno de los salones con ventanas hacia el pasillo. Aunque si que era uno del segundo piso.

— Vamos a tener que saltar –Le dijo Stiles a la chica, intentando jalarla hacia la ventana.

— No, no, no... ¡Espera! –La chica se soltó de su agarre.— No puedo.

— ¿Por qué no?

— Porque estoy embarazada.

Y el ojimiel supo que estaban atrapados allí. Porque no iba a irse sin ella, pero tampoco podían quedarse o iban a encontrarles.

Necesitaba ayuda, y solo había una persona que podría ayudarle en ese momento.

NOTA DE LA AUTORA:

Se puso fea la cosa para Stiles. Alguien que lo salve, please. A él y a la chica.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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