Diecinueve
[NARRADOR]
Stiles estaba al borde del ataque de pánico cuando escuchó una puerta ser abierta de manera bruta. El golpe se había escuchado con eco, por lo que dedujo que los tres atacantes se encontrarían en el otro pasillo, cerca del aula de Harris.
Comenzó a revisar sus bolsillos y, en uno de ellos encontró una pequeña bolsa de ceniza de montaña. Se volteó hacia la chica, la cual se encontraba igual o aún más asustada que él.
— Escucha –Le habló con seriedad.— Voy a usar esto para sellar esta aula ¿Okay? Se que suena raro, pero impedirá que esos tipos pasen.
La chica, probablemente consumida por el pánico, no hizo ninguna pregunta y se limitó a asentir con la cabeza varias veces.
— ¿Cómo te llamas? –Le preguntó, intentando calmarla con charla.
— S-sarah... Me llamo Sarah.
— Está bien Sarah, voy a necesitar que por nada en el mundo intentes cruzar y que no toqurs la línea ¿Entiendes? –La chica asintió.— Hagamos esto.
Stiles, procurando hacer la menor cantidad de ruido posible, salió del aula y trazó una línea de ceniza de montaña al ras de las dos ventanas y la puerta.
La chica le miraba desde el interior.
— Ten –Le lanzó su teléfono celular para no romper la línea.— Llama a-
Estuvo a punto de decirle llama a la policía ¿Pero qué iba a decirles la pobre chica? ¿Que gente con garras la estaba atacando y que había sido encerrada com una ceniza rara en una de las aulas? Probablemente la operadora se creería que era una mala broma.
— Llama a cualquiera de los que aparecen en el grupo que se llama manada y explicales lo que está ocurriendo, ellos van a entender.
Luego de decir eso, Stiles cerró la puerta.
— ¿Qué vas a hacer? –Escuchó que le preguntaba la chica.
— Voy a mantenerlos lejos de ti.
Sarah escuchó como los pasos de Stiles se alejaban y con manos temblorozas hizo lo que el chico le había pedido. Llamando al primer nombre de la lista del grupo de Whatsapp.
Derek.H
(...)
Derek se encontraba en el Loft. Con Braeden. Revisando unos papeles acerca de trabajos que le enviaban a la mercenaria. Estaba muriendo de aburrimiento cuando su móvil sonó.
— ¿Qué ocurre, Stiles? –Preguntó al responder, viendo el nombre del chico en su pantalla.
— Tienes que ayudarnos.
Con solo esas tres palabras le quedó claro que no se trataba de Stiles. Era obvio que la que le había hablado era una voz femenina. La cual, para agravar la situación, sonaba completamente aterrada.
— Dime qué ocurre –Pidió, o más bien ordenó.
— Hay tres personas extrañas en la secundaria, intentaron matarme y el chico dueño de este móvil me ayudó, me encerró en un aula y fue alejarlos –La chica habló realmente rápido.— No creo que pueda contra ellos.
— Voy para allá.
Derek colgó y se puso de pie, caminando hacia la puerta.
— ¿A dónde vas? –Escuchó que le preguntaba Braeden, pero no se volteó a verla.
— Stiles necesita ayuda.
Y sin querer darle más explicaciones a la mercenaria, salió del Loft, dejándola con la palabra en la boca.
(...)
Stiles estaba en el pasillo, intentando escuchar dónde se encontraban los tres atacantes. Pero todo se había quedado sumido en un silencio que perturbaría hasta al más valiente.
Como no conseguía saber dónde se encontraban los tres locos, se pegó a los casilleros y golpeó la puerta de uno de ellos un par de veces.
Casi al instante de que el sonido hiciera eco en los sepulcralmente silenciosos pasillos, la puerta que se encontraba a pocos metros frente a él salió volando. Dando paso a la fémina del grupo de atacantes.
Esta se encontraba con el rostro sin cubrir, por lo cual ahora Stiles pudo contemplar su rostro.
— Santa mierda –Exclamó al verla.
La chica tenía la piel del rostro extremamente pegada a sus huesos, ojos blancos lechosos y dos pares de ileras de dientes que acababan en punta. Con los cuales sonreía de manera macabra.
— Ponte una bolsa en la cabeza, por favor.
La chica soltó un rugido agudo que hizo que los oídos de Stiles dolieran antes de lanzarse contra él.
El ojimiel se dio media vuelta, corriendo en la dirección contraria. Solo para encontrarse cara a cara con los dos hombres, cuyo aspecto era igual que el de la chica.
Logró deslizarse por el suelo, pasando entre las piernas de uno de ellos y comenzando a correr.
Cuando iba a frenar para saltar la escalera, fue tacleado a medio salto por la chica. Provocando que ambos rodaran por esta.
Stiles pudo escuchar claramente el sonido que hizo su brazo al chocar contra el borde de uno de los escalones. Casi tan claramente escuchó como el cuello de la chica emitía el mismo sonido al chocar contra el suelo al final de la caída.
Se la quitó de encima y arrastrando el culo se alejó de ella, solo para ver cómo se levantaba con el cuello en un ángulo en el que ningún cuello debería estar.
Tuvo que ponerse de pie con el impulso de un solo brazo, ya que el otro también se encontraba en un ángulo extraño. Se había dislocado el hombro.
Sujetándose la extremidad herida, comenzó a correr hacia las duchas mientras escuchaba a los tres locos correr detrás de él. Si conseguía llegar al campo de Lacrosse, tendría una mínima, casi nula pero aún así existente, oportunidad de escapar.
Cruzó las duchas intentando evitar los charcos en el suelo y viendo como uno de los hombres patinaba con estos y caía al suelo.
Logró llegar al campo de Lacrosse, pero fue en ese momento cuando la adrenalina le traicionó y le recordó que el ser humano pierde el aliento cuando corre mucho, sobre todo si está en sus condiciones.
Cuando se quedó sin aire, siguió corriendo hasta llegar al centro del campo. Donde uno de los hombres le alcanzó y le tumbó boca abajo en el suelo.
— Nos dijeron que no podíamos comernos a la embarazada –Gruñó encima de él, muy cerca de su oído.— Pero no nos dijeron nada acerca de adolescentes que quisieran hacerse los héroes.
Al sentir el aliento caliente de aquella criatura contra su nuca y las manos de este contra sus costillas, el humano cerró los ojos con fuerza. Esperando una muerte dolorosa que, para su suerte, no ocurrió.
Lo que si ocurrió es que un gruñido le hizo volver a abrir los ojos al sentir al hombre quitarse de encima, o mejor dicho, ser empujado lejos.
Alzó la mirada y se encontró a la persona que, después de lo ocurrido, menos esperaba fuese a rescatarle.
Derek pasó a su lado y comenzó a acercarse a los otros dos que quedaban, puesto que el que antes se encontraba encima ahora estaba en el suelo. Siendo sujetado por Chris Argent.
— ¿Chico, te encuentras bien? –Le preguntó el cazador, a lo que Stiles asintió.
Con un rugido de Derek, los otros dos salieron corriendo despavoridos. Mientras que el otro lo intentó, pero Chris le sujetaba con fuerza.
Una vez los otros dos desaparecieron de su vista, Derek se volteó a verle.
— Estás herido –Dijo como si se lo estuviera informando.
— No me digas, Sourwolf –Stiles intentó aligerar el ambiente.— Yo pensé que mi brazo debía ir en este ángulo.
El ojimiel volteó la cabeza al ver como el hombre al que Deaton sujetaba quedaba tendido e inmovil en el suelo. Para que luego Chris se le quitara de encima.
— ¿Lo mataste? –Preguntó Stiles.
— Lo noqueé –Le respondió Argent.— Ese brazo no se ve bien.
— Bueno, no creo poder ir al hospital. Tendría que dar explicaciones –Stiles jadeó agitado.— La chica... Hay que ir a sacarla del aula, la encerré con ceniza de montaña.
— Yo iré –Dijo rápidamente Chris.— Será mejor que te lleves a Stiles con alguien que pueda acomodarle el brazo.
Derek asintió con la cabeza y ayudó al chico a ponerse de pie.
— ¿Puedes caminar?
— Me disloqué el hombro, Derek. No me quebré una pierna –Le respondió el humano comenzando a caminar hacia donde veía que Derek había dejado el Camaro, a pocos metros del campo.
— No está dislocado.
— ¿Quieres apostar, Sourwolf?
NOTA DE LA AUTORA:
Stiles se hizo pupa :v pero la embarazada está bien. Ahora el tema es... ¿Quién carajo es esta gente? ¿Por qué quisieron agarrar a la embarazada? ¿Qué culpa tiene Fatmagúl? Respuestas a esto y mucho más en los próximos capítulos.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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