Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Catorce

[STILES]

Una vez que llegué a casa, me encontré a mi padre en la cocina. Preparando algo que no olía realmente como si fuera comestible, pero bueno, papá estaba intentando cocinar últimamente, y todo gracias a Melissa, la cual le había estado enseñando.

— Ya llegué –Dije para hacer que se diera cuenta de que estaba allí.

Le vi dar un respongo y llevarse una mano al pecho antes de darse la vuelta y quedarse viéndome con cara de susto.

— Por Dios, Stiles –Exclamó.— Casi me matas del susto.

— Lo siento~ –Canturreé burlonamente, sin lamentarlo. realmente.

— Pasas demasiado tiempo con los lobos, ya eres tan sigiloso como ellos.

— ¿Lo ves? Es bueno, ahora soy un maestro del sigilo.

Papá rió mientras continuaba cocinando. Me acerqué al estante para coger una manzana y de paso revisar qué era eso que mi padre estaba cocinando. Observé la sartén y vi lo que parecía ser un intento de...

— ¿En serio, papá? –Tuve que reprimir la risa.— ¿Intentas preparar relleno de tacos?

Vi como mi padre se enrojecía y no pude evitar reírme.

— ¿Intentas conquistas a Melissa? –Le miré con una ceja alzada.— Que adorable, por fin te le declaras a tu amor platónico.

— Al menos yo sí me he declarado, tú aún no le das ni a hora a Derek.

Me puse rígido y pasé saliva, titubeando un segundo y apretando la manzana que acababa de coger. Obviamente, mi padre se dio cuenta.

— Stiles –Preguntó preocupado.— ¿Hay algo que no me estés contando?

tragué saliva al sentir mi garganta repentinamente seca y miré a mi padre, el cual me observaba con obvia preocupación. Porque obvio, era mi padre y se preocupaba por mí.

— Le dije... –Al parecer, las palabras no querían salir sonando bien.— Le dije a Derek lo que siento por él.

— ¿Qué? ¿Cuándo? Siéntate y cuéntame –Papá me arrastró hasta la mesa y me hizo sentarme.— Vamos, hijo. Cuéntamelo todo.

— N-no fue en las circunstancias que me hubiera gustado –Admití.— Fue de sopetón, obligadamente, cuando estabamos en ese lugar raro con la niña... Nos hizo decir nuestros secretos más profundos y, bueno... Tuve que prácticamente gritarlo.

Vi como papá apretó los labios e hizo una mueca rara. Probablemente se estaba imaginando la verguenza que tuve que pasar en ese momento. Y yo, ahora que lo recordaba, la sentía de nuevo.

— Me imagino cómo debió ser, hijo –Empatizó mi padre.

— Puedo decir que fue el momento más humillante de mi vida.

— ¿Y él que dijo?

— En el momento no dijo nada, pero hoy vino a la escuela a hablar de ello. Intenté evadirle, pero no pude, es un maldito chuchó –Suspiré y de paso cogí aire para seguir hablando.— Quiso hablar pero yo fui directo al punto. Le dije que me dijera si sentía lo mismo.

— ¿Y qué dijo?

— ¿Crees que tendría esta cara si me hubiera dicho que si? –Mi padre negó.— Dijo que no, que no siente lo mismo. Luego se disculpó.

— Mierda, Stiles –Murmuró mi padre.— Lo siento mucho, hijo.

— No importa, de todas formas ya sabía que no era algo recíproco –Me encogí de hombros, intentando restarle importancia.— Aunque obviamente me dolió que me lo confirmara.

— ¿Vas a poder superarlo?

— Estuve colado por Lydia por diez años y ella ni siquiera me notaba –Le recordé.— Creo que con Derek me costará al menos unos 15 años.

Un silencio incómodo apareció luego de que dijera eso. Mi padre y yo suspiramos a la vez mientras nos rascamos la nuca. Reí por lo bajo, aquél había parecido un movimiento sincronizado.

— Por cierto –Volví a hablar y él levantó la vista.— Ethan y Aiden me invitaron a una carrera de motos en el pueblo vecino. Luego habrá una fiesta ¿Puedo ir?

Vi como mi padre sonrió y negó con la cabeza mientras reía un poco.

— Llevas tanto tiempo sin pedirme permiso para algo que ya no sé que decir en estas circunstancias –Me dijo riendo.— A veces olvido que aún no eres mayor de edad. Yo a tu edad era un inmaduro.

— Si, la tía Diane me ha contado de tus aventuras de chico malo –Me burlé.— Deberías unirte con tu vieja pandilla, ir a aterrorizar ancianitas. Aunque no creo que los lugares a los que ibas hayan instalado rampas para sillas de ruedas.

— ¡No te pases, Genim! –Me dijo algo molesto, pero no le tomé en serio y volví a reír.— Que en uno de esos lugares que no tienen rampas fue donde lo hice por primera vez con tu madre.

— ¡Dios santo! –Grité.— No quiero oír eso.

— Fue en un motel un día de San Valentín.

— ¡No escucho! –Me tapé los oídos enrojeciendo.— Lalalalala...

— Incluso tenía jacuzzi.

Cuando mi padre estaba por decir algo más y yo estaba por levantarme a coger su arma y volarme la cabeza, alguien llamó a la puerta.

— ¡Yo voy! –Dije poniéndome de pie como si tuviera un resorte en el culo.— Dejemos para otro día esa interesante charla acerca de lo que ocurrió con mamá ese día.

— No te vas a librar de mí, Stiles –Me dijo a carcajadas.

Rodé los ojos y bufé mientras reía. Fui hacia la puerta y al abrir me encontré a Isaac, el cual me miraba con una expresión extraña.

— Hola Stiles –Me saludó, aunque se le notaba algo cohibido.— Acaso tu papá y tú estaban hablando de...

— Por favor, ni me lo recuerdes –Le supliqué.— Prefiero olvidarme de ese trauma.

El rubio rió un poco, pero se le notaba algo apenado. Tenía esa adorable expresión de niño regañado que pone siempre.

— Hoy tenía que ayudarte a estudiar ¿Verdad? –Pregunté, no recordando si nuestra cita de estudio era ese día.

— Si, es hoy –Me confirmó.— Pero no hay problema si no puedes, puedo venir en otro momento o podemos cancelarlo. Lydia dijo que puede darme sus apuntes y...

— Ni hablar, ricitos –Dije negando mientras sonreía.— Tú estás bajo mi tutela, Martin no va a robarme a mis discípulos.

— ¿Quién es, Stiles? –Mi padre se asomó desde la cocina.— Oh, hola Isaac ¿Ha ocurrido algo?

— N-no señor, es que Stiles tenía que ayudarme a estudiar para mis exámenes. Porque como acabo de regresar debo rendir lo que va de año –Explicó el rubio, hablando demasiado rápido.— Pero si interrumpo algo, puedo volver otro día.

— Papá, por favor, dile a Isaac que puede quedarse –Pedí intentando no reír.— No va a estar tranquilo hasta que tenga tu permiso para quedarse.

Como le pedí, mi padre me hizo a un lado e invitó a pasar al de rizos. El cual se calmó un poco, pude notarlo porque bajó sus hombros.

Papá se fue a su estudio a acabar con un papeleo que había traído a casa mientras que Isaac y yo nos quedamos sentados en el suelo de la sala, libros y apuntes en mano, para estudiar y repasar lo que iba a tener que rendir el rubio.

— ¿Podemos empezar con historia? –Me pidió.— Es que no consigo aprenderme lo de la revolución francesa.

— Claro –Acepté.— Coge ese libro y lo resumimos.

Isaac asintió e hizo lo que le pedí. Ambos comenzamos a leer y resumir hasta que el texto quedó realmente minimizado. Uno se sorprende con todos los datos inútiles que se pueden evitar estudiar cuando se resume bien.

— Vamos a ver si retienes algo –Dije soltando los apuntes.— ¿Cuál fue una de las razones por las que comenzó la revolución industrial?

— El ferrocarril –Me respondió el rubio con una sonrisa.— Y los barcos a vapor.

— Correcto –Tuve el impulso de revolverle el cabello.— Para ser rubio eres realmente inteligente.

— No sé si sentirme alagado u ofendido.

— Siéntete alagado, ese fue un fallido intento de cumplido por parte de mi hijo.

Volteé para ver a mi padre recostado contra el marco de la puerta, viendonos con una sonrisa.

— Espero que esa azucar que tienes en la camisa no sea de que hayas comido donas.

Mi padre miró hacia abajo. Era verdad, tenía azucar adornando el cuello de la camisa gris oscura que llevaba puesta. Avergonzado, lo vi alejarse mientras se sacudía la prenda.

— Sigamos –Dije mientras cogía un libro que hasta ahora no habíamos tocado. Isaac se me había quedado viendo con una sonrisa.— ¿Qué ocurre?

— Se nota que tu papá te quiere mucho.

— Mi viejo quiere a todo el mundo, tiene un corazón más grande que su caja torácica –Dije en broma.— Pero si, me quiere mucho. Demasiado. Tanto que si alguno de ustedes me hace algo irá a dispararles apenas se entere.

— ¿Es eso una amenaza? –Me preguntó en tono divertido mientras alzaba una ceja.

— Tómatelo como quieras –Le di un golpe suave en el brazo.— Ahora sigamos estudiando.

— Señor, si señor.

Me carcajeé cuando Isaac hizo el saludo militar y luego abrí el libro. Iba a ser una tarde entretenida ayudándole. Además, era una forma de distraer mi mente de todas las cosas que pasaban en mi infortunada adolescencia. El rubio había llegado como caído del cielo.

NOTA DE LA AUTORA:

Tarde pero a la vez a tiempo. Tardé en subirlo por estaba el capítulo a medias y mi celular se quedó sin batería. Para colmo en mi casa se cortó la luz y volvió hace poco más de una hora.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro