8.
Inicio del torneo.
Por fin el día ha llegado, ese el cual todos los peleadores han esperado por bastante tiempo, el torneo de aniquilación Kengan a abiertos sus puertas para mostrar las peleas más sanguinaria y violentas que se pueden ver en está vida. La atmósfera es completamente pesada, las personas estaban emocionadas, la adrenalina se sentía por todos lados, sin duda alguna esto era algo que valdría la pena ver, algo por lo que valdría la pena arriesgarse sólo para ver una vez en está vida.
—¡Muy bien, señoras y señores!, ¡por fin a llegado el día!, ¡el día en el que saltarán de sus asientos por el asombro de estas épicas peleas!, ¡hoy inician los torneos Kengan!
La voz de Sayaka Katahara hizo eco y presencia en el evento, todo el mundo respondío con la misma energía, un enorme bullicio inundó el lugar haciendo temblar el domo en sí.
—¡Muy bien!, ¡me gustan esos ánimos!, ¡hoy yo, Katahara Sayaka, seré su patrocinadora!, ¡en esté día presenciaremos veinte peleas de esta primera ronda!, ¡estas son más que el año pasado!, ¡increíble!
Desde lo más alto, en la oficina de Katahara Metsudo, el anciano observaba con una sonrisa de oreja a oreja el domo y a su lado se encontraba el patriarca Erioh Kure, detrás de ellos, los guardaespaldas personales de Katahara, Omori Masamichi y Takayama Minoru.
—Tengo grandes expectativas sobre este torneo.—pronuncio Katahara.
—Opino lo mismo que tú.—dijo Erioh.—Al parecer, pudiste encontrarte un lugar mucho más grande para tu torneo.
—¡Por supuesto!, de esa manera podremos disfrutar aún más.—rió.
—Me recuerda a la época en la que yo era tu peleador.—ladeo la cabeza.—No puedo creer que hayas puesto la posición por la cual tanto luche en peligro.
—Ironías de la vida.—bromeó.
—Pero...—lo fulmino con la mirada.—... No creas que seré suave contigo, ¡yo seré el que te dará la estocada final!
—Sin duda lo harás.—expreso con su tono calmado y animado.
—¿Abuelo?—de la nada, Karla entró al sitio.—¿Qué pasa?, ¿estás enojado?
La muchacha de cabello oscuro y piel blanca estaba vestida en una uniforme negro que le quedaba bastante bien, el anciano pudo observar la belleza y ternura de su nieta, estas cosas hicieron que cambiará su expresión y se derritiera de amor paternal.
—¡Oh, Karla, te ves tan bien con ese uniforme!
—¿Enserio?—se sonrojo.
—¡Pues claro que sí!
—Es un abuelo más cariñoso de lo que me dijeron.—pensó Katahara.
—Ahora, debes de bajar, estoy hablando algo muy importante con el director del torneo.—dijo en un tono dulce.
—¡Está bien!—se dirigió a la puerta.—¡Nos vemos después!
Katahara resoplo y soltó una risilla.
—No creí que el atemorizante Erioh Kure mostraría una parte tan dulce.
—¡Cierra la boca!—vocifero avergonzado. Bufo.—Es mi nieta, la quiero con todo mi ser.
—¡Ah, cuanto pasa el tiempo!—exclamó para después soltar una carcajada.—... Hablando de nietos.
—¿Uh?
—¿Él está aquí?, sino me equivoco lo vi en el barco S.S Kengan y su nombre estaba en la lista de peleadores.
—... Oh, ya veo, hablas del nieto de Yuichiro Hanma, Baki Hanma.
—¡Ese mismo!—sobresalto.—¡Tener al hijo del ogro aquí es algo magnífico!, ¡y no sólo uno, sino dos!—decía feliz como un niño pequeño.—... Creo.
—Si, son dos. El otro se llama Jack.—aclaró.
—¿Y qué opinas de él?
Erioh recordó la pelea de Baki y Ohma, ha pasado cierto tiempo después de eso, los golpes, las técnicas, las hermosas ejecuciones de estas, su razonamiento a la hora del combate, la capacidad de analizar y contrarrestar, la velocidad, la fuerza, el timing, las estrategias; recordar la guerra que Ohma Tokita y Baki Hanma tuvieron en el Korakuen Hall le hizo sonreír de emoción, una emoción que hace tiempo no sentía.
—Es fuerte. Muy fuerte.—declaró.—Y más ahora que lucho contra su padre.
—¡¿Peleó contra su padre?!
—Si.—asintió.—Lo vi por televisión, yo y toda la familia.
—¡Nunca supe de eso!
—Puedes buscar alguna filtración en... Esa cosa llamada internet.
—¡Guardias, rápido, busquen ese video!—ordenó de inmediato.—¡No puedo creerlo, alguien peleó contra Yujiro y fue su propio hijo!, ¡esto solo pone las cosas más interesantes!
—Así mismo.
Mientras tanto, entre el público se encontraban Kaburagi y Hassad comiendo algunas palomitas, a algunos kilómetros de ellos estaba Ohta Masahiko, líder de Under Mount, y doble de Yamashita Kenzo, hijo de Yamashita Kazuo, como siempre, recibiendo órdenes de ese aislado y genio muchacho. Se podía observar que gente importante había ido a presenciar el torneo, entre todos el presidente de los Estados Unidos y de Rusia llamaban mucho la atención, la atmósfera estaba bastante densa, la gente no paraba de murmurar sobre los combates que se darán hoy. Todos estaban llenos de emoción aún cuando todavía no ha empezado nada.
—¿Dónde está Gaia?—preguntó Kaburagi.
—Él está en su vestuario, según lo que dijo Motobe, él es será uno de los primeros en pelear.
—Bien, ese tipo es muy fuerte.—dijo con su boca llena de palomitas.—¿Contra quién será?
—Le pregunté a Motobe sobre algunos combates, lo que me respondió solo fueron algunos que se acordaba, me dijo que Gaia peleará con Ohma.
—Hm... Ok.—tomo un sorbo de su refresco.—Ojalá y lo mate.
Las últimas palabras del gordo sorprendieron un poco a Hassad.
—¿Qué?, el tipo me dio una paliza sin siquiera dejarme luchar. No le tengo ningún resentimiento a Ohma, solo estoy del lado de Gaia.
—... Ok.
Fue ahí cuando Hassad se dio cuenta de que nunca debe hacerle algo malo a Kaburagi sino quiere ser odiado por el resto de su vida.
—El único peleador que me interesa ver es ese cavernicola.—mencionó Kaburagi.—Quisiera verlo en acción, ya sabes.
—Te entiendo.—suspiro.—De entre todos los peleadores del torneo a los que pude echarle un vistazo, ninguno se compara a Pickle. Ni si quiera estaba a la defensiva y aún así sentía cada célula de mi cuerpo advertirme sobre ese tipo. Es casi inaudito que alguien como él exista.—pensaba.
En otro sitio, habiendo haciendo mención de nuestro gran y musculoso amigo, esté se encontraba sentado plácidamente en una enorme habitación oscura, dentro del domo Kengan, el doctor Payne observaba detrás de una ventana a su preciado espécimen, a su lado estaba Allen por igual contemplando hasta la más simple cosa. En ese momento, entró Katahara Retsudo.
—Hola, Sr. Payne.
—Retsudo.—le miró.
—¿Le gusta el lugar?, este sitio debe ser lo suficientemente bueno para Pickle, digo, ayer no tuvo ningún problema.
—No hay nada de que preocuparse, Pickle es un hombre salvaje, no creo que le importe dormir en el suelo o en la cama más suave del mundo.
—Si usted dice.—se acercó a la ventana para verlo.—Es realmente imponente, pensar que existe algo así da un poco de escalofríos.
—Supongo que tienes razón.
—Enrealidad, creo que esto e-es bueno.—agregó Allen.—Me refiero a que es un gran paso para la humanidad. Me gustaría estar en mi laboratorio para mostraré el proceso de eso pero lastimosamente tenemos que estar aquí.
—Ajá.
De repente, Misasa entró.
—Retsudo.
—¿Si, Misasa?
El rubio se acercó a su oreja y le susurro algo. Retsudo resoplo.
—Bueno, iré ahora.—susurro.—Dr. Payne y Allen, les debo una disculpa. Sé que mi padre me pidió que me los vigilará, en especial a Pickle, por si acaso, pero se a presentado un pequeño asunto así que tengo que irme y llevarme a mis más fuertes hombres.
—Oh, no, está bien. No tienes porque disculparte.—dijo Payne.—Estamos acostumbrados a Pickle. Además, tampoco es como que él sea un “chico malo”, es tan manso como una mariposa.
—Me alegra oír eso.—sonrió.—Me iré, dejaré algunos de los otros miembros de guardaespaldas aquí para que les brinden apoyo, junto a los soldados de Strydum, con lo que sea.
—Está bien.
Retsudo al salir arrugó su entrecejo y solto un largo suspiro.
—Maldición, solo espero que este asunto no sea tan problemático.
En los vestuarios, Mikazuchi Rei estaba con sus ojos cerrados, calmado, completamente en paz, y claro que debería de estarlo, después de todo tiene su cabeza reposando sobre los muslos de su pareja, Kurayoshi Rino quien acariciaba su rostro con una sonrisa complaciente en sus labios tan delicados.
—... Supongo que es hora de irte, Rei.
—Si, Rino.—se incorporó.—Me aseguraré de ganar. Nadie en este torneo me vencerá.
La rubia dejó escapar una risilla.
—Eso no lo dudo.—le sonrió.—Buena suerte.
—No la necesito.—dijo, arrogante.—Acabare con esto rápido.
Rei salió por la puerta.
Rino suspiro por lo bajo, sabía de antemano que la persona con la que iba a luchar Rei iba a ser uno de esos asesinos, pero no se preocupa para nada, ella sabe muy bien que su amado podrá derrotar a quien sea o lo que sea que aparezca para retarlo, porque Mikazuchi Rei es fuerte, y es el heredero de uno de los estilos más fuertes que han existido en el mundo entero, y seguramente en la historia de la humanidad entera. Pero lo que más le llamaba la atención, era la posibilidad de que “esa persona” fuese la causante de todo esto.
Y con “esa persona” se refería a Hayami Katsumasa, el anciano con horrenda cicatriz en su rostro miraba con detenimiento la pantalla de la enorme computadora. Junto sus manos y cruzó sus piernas, acomodándose en su sillón.
—Ren será el primero en pelear.—pronunció con su voz grave.
—Si.—dijo Julius.
Hayami sonrió.
—No me lo esperaba, pero supongo que puede ser un buen sacrificio.
Julius miró a Hayami.
—¿Usted sabe lo fuerte que es Mikazuchi Rei?
—Si, lo sé.—respondió.—Ren no tiene ninguna oportunidad, pero ahí va.
—¿No cree que Ren sea una pieza importante?, tampoco es que me importe mucho lo que le pasé, pero aún así.
—Entiendo a lo que te refieres pero no hay necesidad de preocuparse por eso.—dijo.—No es que esté perdiendo algo de valor.
Ren Nikaido estaba en un lugar oculto, habían cuatro de sus compañeros junto a él. Se desvitio de repente, mostrando su formado cuerpo, los miró a los cuatro.
—Cai, te dejó a cargo.
—Gracias, mi señor.—dijo el anciano.
—Mei, espero mucho de ti.
—Sus palabras me conmueven. No las merezco.—expreso la chica.
—Huang, en caso de que me suceda lo peor, ya sabes que hacer.
—Si.
—Yam, no te adelantes.
—Me acabas de leer la mente.—dijo entredientes.
—Entonces...—tomó sus ropas.—... Saldré a combatir.
—Que la fortuna lo acompañe.
Todos dijeron lo mismo al hacer una reverencia. Ambos peleadores ya estaban listos para enfrentarse.
—¡Bien, habiendo explicado todo lo que pasará en esté torneo!, ¡demos inicio a la primera pelea de está primera ronda!
Las personas gritaron de emoción, conmocionando a aquellos que no habían sido contagiados por el mismo ánimo.
—¡Por un lado, tenemos a alguien completamente misterioso!, ¡una persona que nunca a participado en un duelo Kengan o en esté torneo!, ¡midiendo 174cm y pesando 73kg!, ¡con una muy linda apariencia!, ¡desde Taiwán, Ren Nikaido!, luchador de Noticias Byakuga!
Ren Nikaido hizo acto de presencia y lo primero que recibió fue una enorme cantidad de aplausos y gritos por parte de todas las mujeres del estadio, se volvieron completamente locas al verlo, en especial con ese traje de combate que mostraba más de lo que debería. “El vigilante”, Ren Nikaido, a aparecido para formar parte de la primera contienda de este torneo.
—¿Qué carajos?—se sobresalto Chiharu Chiba.—¿Es esto algún tipo de película porno?
—Ugh, si a eso le llama traje de combate... Bueno, no quiero ni imaginarmelo.—expreso Shimizu.
La mayoría de peleadores, bueno, algunos, se llevaron una gran, y también graciosa, sorpresa al observar las vestimentas del recién llegado. Sin embargo, había una persona que lo único que captó su atención en ese instante fue el símbolo que había en la espalda de sus ropas, está persona fue Retsu Kaioh, pero su maestro, Kaku Kaioh, se percató mucho más rápido de esto, dándole la importancia que se merece. Por otro lado, personas como la secretaria Tomoko le daban otro tipo de importancia a la apariencia de Nikaido, era tal que la nariz comenzó a sangrarle y la propia Shion se sorprendió de tal reacción.
—Ese símbolo...—pensó el viejo.—... Ha pasado mucho tiempo desde que no lo veo.
Ren Nikaido le echo una mirada al lugar, chasqueo sus labios por lo bajo y espero a su oponente.
—¡En está otra parte, midiendo 179cm, pesando 77kg, poseedor de una sola victoria y ni una derrota!, ¡con activos de 12114 mil!, ¡el peleador de Placer dorado!, ¡Mikazuchi Rei!
Al igual que Nikaido, recibió su montón de aplausos y apoyo por parte del público, claro está que no tanto como lo hicieron las mujeres con el anterior mencionado pero algo es algo. De entre el público, Katsumi Orochi lo observó de manera despectiva, su padre, Orochi Doppo noto esté detalle.
—¿Qué opinas, Katsumi?, ¿te diste cuenta no?
—Bueno...—musito.—... No sabría decirte con certeza pero los dos son fuertes. Pero ese chico Rei me da una rara sensación.
Doppo rió.
—Veamos de que son capaces estos muchachos, esto será seguro algo completamente fuera de lo normal.
Sayaka se sentó en una silla desde su propio escenario donde podría juzgar de manera segura la pelea.
—¡Con ambos peleadores listos en la arena!, ¡demos inicio a esta pelea!, ¡como árbitro tenemos a Yamamoto Koshi!
El mencionado alzó su brazo.
—¡Ese soy yo!, ¡¿están listos?!
Nikaido tomó su posición, estaba listo para combatir. Fue ahí cuando Retsu recordó donde había visto esa insignia antes, aquel símbolo que lo tenía carcomiendose la cabeza desde que lo vio.
—¡Los lobos celestiales!
En 1937, China estaba teniendo una guerra, la guerra chino-japonesa, entonces, en un momento totalmente inesperado aparecieron “ellos”. Unos completos extraños salieron de la nada presentando un evento fuera de lo común, mostraron sus artes marciales dejando completamente abrumados al ejército de China, a esté grupo desconocido de personas se les llamó Lobos celestiales.
Por un instante Retsu se puso eufórico, había escuchado sobre ellos en su país natal sin embargo jamás tuvo la oportunidad de presenciar la capacidad de combate de estos, pensar que podría mirar el estilo de los Lobos celestiales en esté torneo fue algo que le fascinó de cierta forma.
—¡Comiencen a pelear!
Al mismo tiempo que el árbitro dio la orden para iniciar con la pelea, al mismo tiempo que todos pensaban que esto sería un inicio épico y el mismo Nikaido creyó que tendría alguna oportunidad o que daría siquiera el primer paso, fue todo lo contrario. En una milésima de segundo, la pelea terminó; un Mikazuchi Rei que desapareció más rápido que un instante, golpeó la barbilla de su oponente dejándolo tendido en el suelo, el cuerpo de Ren se desplomó inconsciente. Las personas se quedaron sorprendidas, hasta la propia Sayaka sin ser capaz de decir alguna palabra en ese momento.
Un silencio sepulcran se quedó impregnado en el lugar por unos segundos, era de esperarse después de todo lo que acabaron de presenciar dejaría anonadado a cualquiera. La persona que rompió el silencio fue Chiharu Shiba gritando:
—¡¿Qué demonios?!, ¡¿así de rápido?!
Fue ahí cuando todos reaccionaron y empezaron a gritar de la emoción. Los guerreros estaban sorprendidos por tal pelea, si se puede llamar así, algunos tardaron para comprender lo que pasó pero no tardaron en darse cuenta de que fue demasiado rápido como para poder verlo venir.
—¡Increíble!, ¡Mikazuchi Rei es el ganador de está pelea!, ¡ese es un tipo que no se anda con juegos!—dijo Sayaka.—¡Yo también estoy sin palabras!, ¡no puedo creer lo que vi!
La conmoción llena de adrenalina de la gente llegó hasta los oídos de los demás miembros de los tan proclamados lobos celestiales.
—¿Qué?, ¿tan buena esta la pelea?—dijo sarcástico Yan.—Suena como si se acabó.
—Ren...—musito preocupada Mei.
—No te sientas mal, Mei. Rei es muy fuerte, seguro estará bien.—puso su mano en su hombro Huang para reconfortarla.
—No se distraigan, sólo tenemos que adherirnos al plan.—replicó con seriedad Cai.
Arriba mientras tanto las personas seguían con su bullicio, de entre todo el público solo uno pudo ver claramente lo que pasó, y ese fue Baki Hanma.
—No fue la gran cosa, solo golpeó su mentón con un recto, es todo.
—¡¿Qué no fue la gran cosa?!—exclamó eufórico Tokugawa.—¡Dices eso porque tú si pudiste verlo!
—Yo... Bueno, también puedo ir a esa velocidades.
—Los genios se entienden.—bromeó.
Baki rió por lo bajo.
Por otro lado, Katsumi Orochi y Doppo Orochi sabían cual era ese estilo, en especial Doppo.
—Reconocería ese estilo donde fuese.
Katsumi lo miró.
—Creo que me hablaste sobre eso antes.
—Lo hice pero casi nunca me prestaba atención.
—Oh.
—Es el estilo Raishin, tiene 120 años de historia. Solo hay un sucesor para cada generación.—explicó.—Me sorprende ver a alguien de esos aquí.
—¿Porqué?
—Bueno, lo normal sería que sólo gente que tome el camino del asesinato aprenda sobre ese estilo.
—Así que son un grupo de asesinos, ¿no?
—Algo así.—dijo.—Por eso te digo que me sorprende ver a un usuario de esos aquí.
Doppo se quedo pensando por unos segundos.
—... Al menos que no esté tratando de volverlo un deporte.—susurro para sí mismo.
En otro lado Sawpaing estaba conmocionado y encendido por lo que acababa de “ver”.
—¡Bien, habiendo terminado el primer combate, para no dejar con ese mal sabor de boca a los espectadores porque el anterior terminó muy rápido!, ¡comencemos de una vez con el segundo!
Al oír las palabras de Sayaka todos prestaron atención al siguiente combate. Antes de comenzar la pelea, dentro del pasillo se encontraba Kaneda Suekichi junto a Himuro Ryo, acompañado de Naoya Okubo.
—¿Estás seguro de esto?—preguntó Himuro, preocupado un poco por Kaneda.
—Si, estaré bien.—respondió amable.
—Ten cuidado haya afuera, no te lo pondrá nada fácil sea quien sea.—dijo Naoya.
—No se preocupen por mí, chicos. Me aseguraré de dar lo mejor de mí.
Entonces Sayaka comenzó a presentarlo.
—¡Teniendo un combate dentro de las instalaciones del S.S Kengan!, ¡derrotando a “El emperador glacial” Himuro Ryo!, ¡tomando su puesto para poder participar en el torneo Kengan!, ¡Esté joven y prometedor muchacho seguro que nos dará un gran espectáculo!, ¡midiendo 170 cm, pensado 73 kg! ¡de Librería Ginokuniga, “El asesino de gigantes” Kaneda Suekichi!
El muchacho hizo su entrada caminando tranquilamente para el centro del cuadrilátero, todos lo recibieron con aplausos y apoyo, agradeció ese detalle de la gente.
—¡Y de esté lado, un nuevo peleador, sin ningún duelo Kengan!, ¡sin embargo, es una leyenda viviente!, ¡un maestro que a pesar de su edad todavía es capaz de pelear!, ¡poseedor del arte marcial conocido como Aikido, desde el departamento de policías de Japón, midiendo 155 cm y pesando 47 kg!, ¡Gouki Shibukawa!
Gouki entro.
—Vaya, esté debut su fue rápido.—dijo.
Las personas estaban un tanto sorprendidas, la reacción estuvo dividida entre los que lo apoyaban y los que lo discriminaban, esto era por su apariencia más que nada. Ohma al ver a su maestro combatir tan pronto se emocionó un poco.
—Oh, el maestro peleará, genial.—dijo.
—¿Es maestro de que exactamente?—preguntó Kazuo.
—De Aikido. Es muy fuerte.
Yamashita carraspeo, si Ohma lo decía es porque tenía razón.
—¿Ese viejo va a pelear?—dijo Naoya.—No se ve muy intimidante. Es un buen rival para Kaneda.
—No lo subestimes.—replicó Himuro.—Detrás de ese vejestorio seguro hay un tigre hambriento.
Los peleadores estaban igual que el público, no sabían que decir o pensar exactamente de Gouki, otros sólo tenían curiosidad, los que ya saben de lo que es capaz sólo esperaban pacientemente que las habilidades del viejo cerrará las bocas de algunos, pero de entre todos esos conocidos, había uno que se lleno de emoción y nostalgia.
—¡Es él!—exclamó Sekibayashi Jun golpeando su pierna.—¡Yo conozco a ese tipo!, ¡una vez me enfrente a él!
Todavía lo recuerda, había sido en una exhibición de lucha libre, Gouki se colo y lo reto que atacará con todas sus fuerzas, pero eso no terminó bien para Jun, el pequeño anciano el cual todos pensaron sería noqueado o hospitalizado terminó sometiendo a la gran estrella Sekibayashi Jun.
—¡No lo había visto hasta ahora!
Los dos peleadores se pusieron frente a frente.
—Prometo no ser rudo, anciano.
Gouki soltó una risilla.
—Como desees joven.
El árbitro los miró.
—¿Listos?—alzó su brazo y lo bajó con fuerza.—¡Empiecen!
La pelea entre Gouki Shibukawa y Kaneda Suekichi dio inicio. Ambos oponentes se quedaron mirando por unos segundos, la manera en la que Kaneda miraba a Gouki le parecía un tanto inquietante al pequeño pero sabe muy bien porque hace eso.
—¿Qué sucede?, ven, acaba con este anciano.
Kaneda suspiro, se acercó a él caminando, manteniendo el suspenso, entonces de la nada trato de patear su pierna, deslizándose desde abajo, Gouki logró dar un paso atrás para esquivarlo, pero Kaneda ya se había anticipado a esto. Rápidamente se incorporó y puso su mano en su mentón para empujarlo hacía el suelo de cabeza, pero no funcionó, de la nada, su cuerpo entero se giro, dando una vuelta de 360 grados. Kaneda cayó de pie a un lado del viejo, estaba sorprendido, no vio venir eso, literalmente. Las personas se sorprendieron. Gouki seguía parado, tranquilo y con esa sonrisa en su rostro, esperando.
—Vamos muchacho, sigue atacando.
Kaneda tomó un respiro.
—Entiendo, su arte marcial es el Aikido. Supongo que lo llegué a subestimar un poco pero esa técnica que uso, esté hombre no es ningún vejestorio del que no deba cuidarme.
Hatsumi Sen miró de manera despectiva lo acababa de suceder, sintiéndose un tanto impresionado.
—Eso fue una buena técnica, timing, ejecución, bastante fluido. Ese hombre sin duda alguna es él, la leyenda viviente, Gouki Shibukawa.
Kaneda se acercaba lentamente a su contrincante, Gouki reconocía esa postura, quería divertirse un poco con el chico así que se acercó a él para tener un enfrentamiento directo de técnicas en agarre. Sin embargo esto fue completamente inútil, por más que Kaneda intentará esto el resultado era el fracaso inmediato y su cuerpo tirado en el asfalto. Confundido y un poco avergonzado por está humillación, el muchacho pensó por unos instantes que se supone que debería de hacer, pero por más le dé vueltas al asunto no lograba encontrar ninguna lógica.
O tal vez si, tal vez la única lógica que existe para ese pequeño anciano de debilucha apariencia sea que él es simplemente fuerte y eso es todo. Kaneda estaba un poco frustrado, al principio quería tomárselo con calma porque era solo un viejo, lo subestimo, pero ahora lo puede ver claramente, lo que está delante de él es un tigre con apariencia de cordero.
Aún así no podía aceptarlo, se abalanzó contra él para taclearlo pero no funcionó, intentó continuar con una ofensiva más agresiva lanzando algunas combinaciones pero todavía seguía recibiendo la misma técnica, terminando en el suelo de una manera humillante. Las personas comenzaron a ponerse del lado de Gouki, era obvio que la balanza estaba de su parte, aquello que iba a parecer una pelea justa terminó en una injusta y también terminó dando a conocer el poder de la leyenda Shibukawa Gouki.
—¿Qué crees, Hatsumi?—preguntó Nogi.—¿Piensas poder vencerlo?
La nube flotante se quedó pensando por unos segundos, una sonrisa desvergonzada apareció en su rostro.
—No quisiera admitirlo pero...—se encogió de hombros.—... Él está en un nivel diferente.
La pelea continuaba y Kaneda ni con su intelecto o capacidad de predecir podía reaccionar a tiempo a las técnicas de Gouki. Había una razón detrás de eso, Shibukawa era consciente de la habilidad especial que poseía el menor, sabía que podía predecir los movimientos de su contrincante, en una instancia le parecía una completa locura pero cuando lo observó detenidamente aquella vez en ese juego de mesa pudo aclarar sus dudas.
—El muchacho todavía puede ver a través de mí. Sus manos estaban cada vez más cerca de lo que pensaba. Pero, todavía no ha sido capaz de tocarme, gracias a que mi movimiento de manos es mucho más rápido y soy mucho más ágil de lo que aparento.—pensó el anciano.
Kaneda Suekichii jadeaba agotado pero su espíritu aún palpitaba con valentía. El sentimiento de derrota era algo que estaba presente pero aún así no quería rendirse, esa determinación sorprendía a muchos de sus amigos. A pesar de eso, odiaba sentirse de esa forma, tan vulnerable y superado, en algunos combates depende de su conocimiento, inteligencia y visión para pelear contra sus oponentes, pero aquí nada de eso sirve.
Eso lo frustraba.
—¡¿Porqué?!—exclamó.—¡¿Porqué no acabas con esto de una vez?!, ¡¿acaso quieres seguirme humillando?!
Perdió los estribos por un instante y le dijo eso a Shibukawa. El contrario mantuvo su compostura.
—... ¿Qué es lo que quieres demostrar, joven?—preguntó, curioso.—Veo una ardiente pasión en tí, pero soy incapaz de saber que te motiva.
—¡Alguien como tú no lo entendería!—replicó.—¡Yo solo quiero ser fuerte!, ¡eso es todo lo que quiero!, ¡¿qué hay de malo con eso?!
Shibukawa se quedo en silencio por unos momentos, al mismo tiempo sintió un poco de nostalgia porque de alguna forma divisó a un joven Gouki Shibukawa en ese peleador llamado Kaneda Suekichi. El anciano sonrió llenando de consternación al pelinegro.
—¿Qué hay de malo en ser débil?
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