Bajo estos muros de cristal
observo el volar efímero
del tiempo.
Aquí,
en el refugio más inhóspito
me siento en casa,
de vez en cuando las heridas queman
y por un momento siento
que todo va a saltar por los aires.

Voy a dejar de estar a salvo.

Inhalaré el humo de los recuerdos
y el cristal que antes me servía
de escudo
ahora se convertirá en mi peor arma.

¿Quién va a venir a recoger
mis pedazos?

Ya no habrá muros de cristal
que me protejan.
Estaré al descubierto,
sola,
rota
y sin nada.