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Capítulo 2




Odiaba a Jacob Hilton sin ni siquiera haberlo conocido.

Bueno, en realidad no lo odiaba.

Solo odiaba que hubiese rechazado nuestra oferta principal y que por su culpa la empresa se haya internado durante 10 días más a elaborar una propuesta que superará con creces la anterior.

No teníamos tiempo para nada, casi no dormíamos y solo existíamos para este proyecto como semanas antes, y hablo en plural porque Edgar estaba tan enfocado en el asunto que había obligado a todos los departamento a trabajar hasta las 12 de la noche, de hecho fue muy convincente en la reunión de aquel día donde recibió la respuesta del señor Hilton al amenazar los puestos de trabajo a quienes no acataran la orden de internarse en el proyecto.

Edgar se había convertido en un ser insufrible, parecía que cada vez que abría la boca solo ladraba ordenes y humillaba el trabajo de los demás por no estar a la altura, durante todo el proceso se mantuvo alerta como un águila vigilando a su presa, de hecho habilitó una planta completa para que todas las personas encargadas en el proceso estuvieran en un solo lugar y así ni siquiera perdiéramos tiempo viajando de una planta a otra para reuniones.

—Gabriela, ven acá un momento —mis ojos se apartan un segundo de la jefa del departamento arquitectónico, quien me estaba pidiendo que aumentara el presupuesto para el hotel destinado a costa rica, alegando que necesitaban una piscina mucho más grande; como si 65 metros no fueran más que suficiente. Dirijo mi atención hacia Edgar quien está de pie en una de las divisiones provisionales de la planta, las cuales fueron colocadas solo para poder separar una conversación de otra, pero la verdad es que no brindaban la privacidad necesaria. Me disculpo con Angelica, y me dirijo a su encuentro.

—¿Sí? — mis ojos se enfocaron en su cansado rostro, sentía pena por el y por todo el estrés que estaba manejando estos días.

—Quiero hablar contigo en privado.

Asiento mientras noto que su mano arropa la mía para dirigirme hacia donde necesite, seguramente hacia su oficina en la ultima planta. Luego de usar el elevador hasta su planta y saludar brevemente a su secretaria Alexia, juntos nos internamos en su amplia oficina, lo observo pasar seguro a la puerta de su oficina mientras estoy de pie en el medio de su oficina, he estado aquí innumerables de veces y aún no deja de sorprenderme. Los grandes ventanales que en los días mas claros deja ver toda la ciudad; se encuentran escondidos detrás de unas gruesas cortinas que impedían el paso de la luz, su escritorio el cual siempre se encontraba organizado estaba revuelto y cubierto de planos y papeles, los sofás del área de invitados estabas desacomodados como si alguien hubiese estado durmiendo allí, lo cual sabía de antemano que era verdad, puesto que yo misma había venido a su oficina solo a tomar una pequeña siesta cuando el cansancio podía mas conmigo y era el único lugar donde sabia que no podría ser molestada.

Edgar dirigió su andar hacia la licorería que tenia en una esquina de su oficina, se sirvió un poco de lo que parecía ser whisky sin ni siquiera echarle hielo al vaso y bebió de el, observe su forma tan segura de andar por el lugar mientras me hacia una seña con sus manos para que lo acompañara a mirar algo junto a el frente a su escritorio, me acerqué a ver que era lo que tenia para mostrarme, el monitor de su computadora estaba encendido y en el mostraba su correo personal, Edgar dirigió el ratón hacia uno de los correos que le había llegado recientemente, y lo abrió enseñándome su contenido. parpadeé.

—¿Estás hablando en serio? —pregunté con creciente emoción.

—Oh si que lo hago —respondió orgulloso.

Emocionada me di la vuelta y salté brevemente en mi lugar para darle un abrazo, había trabajado mucho para esto, y aunque no era sinónimo de una victoria era definitivamente un gran avance.

—Pero no entiendo ¿Cómo lo conseguiste? tú mismo dijiste que era algo casi imposible.

—Y lo era — sus ojos marrones me miraban de arriba a abajo —, hasta ahora. Pero lo conseguí, entendía que de nada valía que enviara nuestro proyectos a su equipo de trabajo si no tenia la oportunidad de mostrarle lo que habíamos preparado en persona, así que reuní mis contactos, envié la solicitud de reunión a su mesa ejecutiva y fui muy insistente, porque aceptaron y en 5 días tendremos una reunión con el señor Hilton y su equipo en nuestras instalaciones para platearles el proyecto.

Hace unos días Edgar me había comentado que estaba tratando de concretar una reunión con el señor Hilton, aunque la misma fuera casi imposible por su apretada agenda, además que era de dominio publico que Hilton no aceptaba reuniones con personas o empresas que no estuvieran ya relacionadas directamente con su emporio, sí, era un hombre que se hacía desear.

—En tres días necesitamos tener todo listo, y tendrán que presentarlo este lunes en la reunión, solo estarán los jefes de departamento, así que es obvio que necesito que estés ahí para mí y para la empresa—mordí mis labios bajo su atenta mirada, aunque no era fan de hablar en publico, no era la primera vez que tenia reuniones importantes con clientes importantes. Soy jefa del departamento de finanzas, era algo común en mi trabajo reunirme con clientes importantes a discutir números, pero entendía cuan importante era este proyecto en particular para Edgar —. El señor Hilton estudió economía como tú, y al final del día es un hombre de negocios, así que lo único que hará será evaluar que tan rentable son nuestros números. No quiero presionarte, pero necesito que seas excepcional, nada puede salir mal ese día, no quiero que arruines nada. He trabajado mucho para acercarme a ese idiota, necesito ganar ese proyecto.

Mi mirada viajó de sus ojos a su pecho, podía notar la desconfianza en el tono de su voz, y aunque nunca antes Edgar había dudado de mis habilidades igualmente sus palabras me supieron amargas.

—Haré todo lo que esta en mis manos para que todo salga como esperas—afirmé casi en un susurro.

—Eso espero Gabriela —Su cuerpo se inclinó sobre el mío para dejar su vaso de whisky ya vació sobre su escritorio —. Sé el infierno que te he hecho pasar estos días, no solo en el trabajo sino también las pocas veces que hemos estado en casa —sus manos ascendieron por mi espalda lentamente, atrayéndome más hacia él —, pero te prometo que cuando estas negociaciones terminen te llevaré de vacaciones por Europa ¿Te parece bien? puedes tomarlo como aquel regalo de aniversario que te debía.

Giré sobre mi eje, no hacia mucho habíamos cumplido 3 años de casados y la verdad es que nunca lo celebrábamos, aunque para cada fecha especial nunca podían faltar el ramo de rosas rojas en el vestíbulo, junto con una pequeña dedicatoria de su parte seguramente escrita por su asistente.

—No hace falta que hagas eso.

Y era verdad, en todos estos años juntos la única vez que Edgar se ausentó del trabajo fue en nuestra luna de miel, la cual solo duró 4 días, antes de volver y hacerse cargo de todo lo que hoy nos rodea.

—Pero ahora que tenemos una buena noticia después de tanto tiempo —Sus manos rodearon mi cintura, y su cuerpo se cernió al mío desde detrás, podía sentir todos sus músculos abrazarme mientras que su nariz se escondía en mi cuello inhalando mi aroma, instintivamente eché mi cabeza hacia atrás cuando rozó su prominente erección contra mi culo—, te necesito, ahora.

Abrí mis ojos como platos, Edgar era demasiado pulcro como para tener relaciones en su oficina. No me confundan, mi esposo y yo manteníamos relaciones sexuales con regularidad, pero siempre en la privacidad de nuestro hogar.

Aspiro un poco de aire cuando sus manos suben hasta mis pechos y los masajea por encima de mi ropa.

—Estamos en la oficina Edgar, por favor... —susurro.

—Puse seguro, nadie nos molestará, ya di la orden.

Fue su respuesta, antes de girarme entre sus brazos y estampar sus labios contra los míos de manera desesperada, torpemente intento seguirlo ya que no estoy acostumbrada a este tipo de frenesí viviendo se su parte, sus manos expertas abandonan mis pechos solo para dedicarse a sacarme la blusa y poder acceder a ellos con mas facilidad, antes de poder procesar lo que esta pasando Edgar empuja mi cuerpo contra el escritorio obligándome a subirme a el para estar más a su altura, sus orbes cafés me miran solo por un segundo antes de enterrar su cara entre mis pechos después de deshacerse de mi sostén.

Gimo, porque por muy frívola que sea nuestra relación Edgar siempre ha sido un buen acompañante en la cama, y eso solo lo vuelve a confirmar cuando su boca chupa, lame y succiona cada uno de mis pezones como si se le fuera la vida en ello. Extasiada dirijo mi mano libre con la cual no estoy tratando de mantener el equilibrio en su escritorio hacia su erección, la cual aun se encuentra refugiada en sus pantalones de vestir, puedo sentir como detiene sus atenciones cuando mi mano lo acaricia de la manera en la que sé que le gusta, desde la punta hacia la base con una leve presión.

—Abajo.

Rápidamente capto la orden, y con torpeza bajo de su escritorio mientras lo observo deshacerse de su ropa, asumiendo que deseaba que hiciera lo mismo comienzo a quitarme las prendas restantes, cuando ve que he terminado sus manos rápidamente acarician mi cuerpo y vuelve a incrustar sus dedos en mi culo para subirme de nuevamente a su escritorio, donde toma cada una de mis piernas y las separa, observo como una pequeña sonrisa asoma por su rostro antes de dirigir su boca a mi vagina y darme placer con ella.

—Oh sí —alzo mis caderas hacia él buscando más del placer que me esta brindando, su lengua viperina que hace solo minutos usó para dirigirme palabras amargas, se mueve de manera asombrosa en mi clitorís, haciéndome jadear de lo bien que se siente, mis brazos se estiran hasta tomar la base de su pelo entre mis dedos y empujarlo más hacia mi punto más sensible donde Edgar empieza a chupar una y otra vez hasta que mis piernas tiemblan y la punta de los dedos de mis pies se retuerce cuando tengo un orgasmo arrollador.

Edgar se yergue frente a mí acariciando su pene mientras me da tiempo para recuperarme del orgasmo que me ha dado, pero la brecha no dura mucho tiempo, ya que solo dos segundos después siento su glande rozarme los labios vaginales amenazando mi entrada antes de hundirse en mi de una sola estocada.

A este punto ambos estamos sudorosos y jadeantes mientras sus brazos se apoyan del escritorio e inclina su cuerpo sobre el mío para mover sus caderas buscando su propia liberación, sus bolas chocan con el inicio de mi trasero y el característico sonido de nuestras carnes chocar resuena por toda la habitación, mi sexo se contrae alrededor de su pene detrás de cada embestida logrando así que lo sienta más profundo en cada penetración.

Oh joder...

¿Qué demonios le esta pasando?

¿Será el estrés?

Estos días no ha hecho más que ladrarle a todo el mundo y ahora mismo parece estar descargando todo su estrés conmigo.

Gimo, y aprieto su trasero con los talones de mis pies mientras observo su cuerpo perlado en sudor moverse encima del mío, luego de unos cuantos minutos desciende la velocidad de sus embestida hasta finalmente detenerse mientras se descarga dentro de mi. Mis manos abandonan sus brazos para apartar su pelo ahora húmedo por el sudor de su frente cuando siento que ha acabado. Edgar gruñe antes de salir de mí y apartarse de mi toque, lo observó sentarse en el sillón que habíamos dejado atrás en busca de espacio cuando su ataque sexual empezó, pasa sus manos por su frente arrastrando el sudor mientras parece estar buscando refrescarse, me inclino sobre mi cuerpo hasta finalmente estar sentada al borde de su escritorio donde mis piernas no logran rozar el suelo.

—Puedes ir a limpiarte en el baño antes de volver al trabajo.

Asiento, mientras lentamente lograba que mis piernas tocaran la fría alfombra de su oficina al bajarme de su escritorio y empezaba a recoger mis prendas para dirigirme al cuarto de baño, la verdad es que no esperaba menos, Edgar nunca había sido el tipo de persona que mostraba algún tipo de atención después del sexo, dudo que eso cambiara solo por haber tomado lo que necesitaba de mi en su área de trabajo, al contrario. Sin embargo, esa actitud no dejaba de molestarme cada vez que salía a flote, pero nunca decía nada.

Ya en el cuarto de baño me dediqué a limpiar su desorden y a refrescar un poco mi rostro luego de acomodar mi ropa, no estaba preocupada porque haya terminado adentro, yo llevaba una planificación desde el momento en que nos casamos y nunca ha fallado desde entonces, acomodé mi pelo antes de salir del baño y toparme con su cuerpo quien también esperaba por el baño para asearse a si mismo, con pasos temblorosos salí de su oficina para volver al trabajo mientras le daba vueltas en mi cabeza a las exigencias que había hecho Edgar entorno a mi persona para el señor Hilton, quien con al parecer solo compartía mi afición por los números y al parecer era la parte más importante de la presentación programada para 5 días.

Llegando a mi área de trabajo solicité la presencia de todos los jefes de departamento, sin sus planes ajustados seria imposible para mí y mi equipo sacar el presupuesto y calcular los posibles beneficios de la industria Hilton con estos nuevos hoteles, así que necesitaba que todos cerraran sus expedientes para poder culminar el mío para la dichosa reunión.

Ahora no tenia a uno, sino a dos hombres exigentes que impresionar.

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