Mike a esta vez se le había pasado la mano. Había lastimado a Bonnie más que de costumbre. Las marcas en la cara y cuerpo de Bonnie eran visibles ahora, aunque no era algo que le preocupara mucho a Mike.

Bonnie estaba recostado en su cama, enrollado entre las sábanas mientras Mike se cambiaba de ropa. El mayor vio de reojo la puerta del cuarto y una nota en el piso llamó su atención.

Se acercó a al ella y se agachó para levantarla. Estaba anocheciendo y la luz empezaba a faltar, pero no tuvo necesidad de encender el interruptor pues pudo entender perfectamente el texto de la hoja.

Por primera vez, Mike se sintió realmente intimidado. Giró a ver a Bonnie y él estaba recostado y despreocupado.
¿Bonnie le había dicho a alguien? ¿Quién se había dado cuenta de que abusaba de Bonnie?

Al verlo recostado, tan inocente, se sintió incapaz de levantarle la mano de nuevo. Y más que nada, tenía que descubrir cómo fue que alguien se enteró del abuso, pues sabía que Bonnie no sería capaz de divulgarlo.

Ahora alguien lo tenía en la mira. Alguien que podía actuar en su contra por las cosas que le había hecho al pelimorado, y que justo ahora tenía pruebas ya que las heridas de Bonnie eran demasiado visibles.

Entre sus sospechosos sólo tenía a cinco personas: Foxy, Jeremy y los Toys.

¿Por qué? Sabía que Foxy le estaba perdiendo todo el respeto por culpa de Mangle y era el único animatronico capaz de tener el valor de amenazarlo.
A los Toys no los conocía del todo, pero sabía que Jeremy no era tan demandante como él, así que tal vez pensaron que con él podían revelarse también.

Tantas opciones y sólo un culpable. Tenía que deshacerse de ellos antes de que los demás se enteraran y perdiera su trabajo y a Bonnie.

Porque podía no demostrarlo, pero ese pequeño de cabello morado y ojos rojos provocaba demasiadas emociones en él. Sí, lo golpeaba, creía que eso era lo mejor para que siempre permaneciera con él pues sus celos eran demasiados. Quería tenerlo sólo para él.

Por su parte, Bon lo quería de la misma forma que Mike, pero él lo demostraba de manera diferente. Era tímido con él y no se atrevía a mostrarle sus sentimientos, y en vez de querer que no le hable a nadie, quería que ambos grupos de amigos se llevaran bien. Pero lo más importante es que no quería obligarlo a nada y pensaba protegerlo de lo que Mike quisiera hacerlo.

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Anochecía rápido, y la cita del balcón de Foxy y Mangle llegó, como todos los días, ya que en éste nuevo hotel también quedaron sus habitaciones y balcones juntos.

Mangle llegó primero. Se asomaba hacia su izquierda intentando ver si salía el pelirrojo. Él salió con una caja unos minutos después y la usó como asiento.

—Hey, ¿qué traes ahí? —Mangle lo miró curiosa refiriéndose a la caja donde el chico se había sentado.

—Nada, sólo es para sentarme— Respondió, a pesar de que esa no era la intención real de la caja.

Mangle le creyó y miró al cielo buscando las estrellas, pero no las encontró. Ella prefería el cielo nublado así que fue bastante agradable para ella.

—Fue muy valiente que enfrentaras a Mike, creo que así los chicos pensarán un poco más antes de aceptar todo lo que diga.

Ella lo miró y mostró verdadera felicidad, algo que llevaba años sin tener.
Cuando estaba con él, se olvidaba de sus padres, su pasado, que todos los fans que tenía ahora la odiaban, todo. Lo único con importancia en el mundo era él, porque no había otra cosa que la hiciera sentir bien.

Sonaba ridículo, era algo que ella jamás se atrevería a decirle, pero en el fondo le agradecía que, a pesar de que en un principio ella intentó alejarlo, él no se rindió y siguió intentando renovar su amistad.

No se quería ni imaginar si alguien lo alejaba de ella. A su lado sentía que todo lo que decían de las mariposas en el estómago era real.

Fijada en sus pensamientos, reconociendo ser feliz después de tanto tiempo y con la mirada puesta en las nubes, no se dio cuenta de que había un avioncito de papel que llegó directo a su cabeza y cayó al suelo. Miró a Foxy, pues él lo había lanzado, y éste le dijo que levantara el papel. Ella obedeció y él le indicó que desdoblara el papel.

Al hacerlo, su mirada se perdió en toda la hoja. Miraba y re leía su contenido una y otra vez como pensando que iba a cambiar, pero las letras que contenía seguían siendo las mismas.

"¿Quieres ser mi novia?"

Cuando terminó, con la sonrisa más grande que había tenido en mucho tiempo, giró al balcón contrario pero no encontró al pelirrojo.

A los pocos segundos notó la presencia del chico detrás de ella. Se vieron frente a frente y él se agachó para estar a la misma altura.

—¿Y qué dices?—Preguntó el pelirrojo, aunque ambos sabían la respuesta de la chica.

Ella lo abrazó con fuerza y él se incorporó, correspondiendo tiernamente al abrazo de su nueva novia.

Entonces, ella recordó las palabras que le había dicho el pelirrojo en una antigua conversación. Palabras que la habían hecho sonroja como nunca.

Te amo.

—Yo también te amo, Foxy.