Y escuché de la suave voz: Fe, solo fe...

La fe nos mueve, nos empuja y nos alimenta. Es un sentimiento que surge dentro de nosotros y que nos impulsa a creer, a tener confianza y a esperar.
Fe en Dios, desde la perspectiva que lo concibas, fe en Cristo, fe en nosotros mismos, fe en nuestros hermanos... Fe, siempre la fe, será lo que nos dará la promesa a nuestra súplica, la respuesta a nuestras peticiones. Porque el Padre sabe lo que necesitamos, y aunque no podamos verle, si creemos en su palabra, tendremos la fe necesaria para esperar sus promesas.
Administremos nuestra fe hacia caminos de Luz. Creamos y esperemos respuestas de quien provee sólo amor, paz y misericordia.
No nos encandilemos...
"...también reza a Dios el piloto cuando va a bombardear a los niños del Vietnan", así dice una canción.
¿Dónde tengo puesta mi fe?
¿En quién tengo fe?
¿Por qué tengo fe?
Preguntas quizás con muchas respuestas que debemos aclarar en nuestro interior.

El ángel del Discernimiento, de la Fe y de la Misericordia nos asistan en esa búsqueda incesante de respuestas.