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26🚨

Gracias a todo el revuelo Dustin tuvo que pedir permiso para poder faltar a la base y reclamar la custodia de Kevin, el proceso estaba siendo bastante rápido ya que él era el padre biológico del niño. Chase por lo menos lo vio relacionándose mejor con el niño en estos dos días.

Ahora estaban todos viviendo temporalmente en la casa de Dustin y él tenía que encargarse del asunto de su casa. Habían quedado en que no volvería, pero tenía que anular el contrato y recoger las cosas de su madre, las suyas bien podían quedarse.

—Tengo que irme, es tarde —avisó Dustin con el niño en brazos, Chase sonrió, ya sabía cargarlo.

—Que tengas un buen viaje —Dustin se acercó y le dio un pequeño beso en los labios que hizo a Kevin reírse con felicidad.

—Nos vemos en la tarde —y con eso último se retiró. Abigail salió de la cocina con una taza de algo y una gran sonrisa.

—Dios, ya quería ver a mi hijo enamorado de una vez por todas —Chase tuvo que reírse de la cara bobalicona de la madre de Dustin.

—¿En serio?

—Está menos arisco, estaba un poco intratable últimamente, llegaste para mejorarlo.

—Ni siquiera sé cómo puedes decir eso, estoy lleno de espinas, le hice daño  —Abigail le dio la taza de café y tomó asiento a su lado.

—Parece que te perdonó, así que no le des tantas vueltas al asunto y perdónate tú también, algunas relaciones son así al principio porque no saben cómo encajar, pero todo va cogiendo su lugar.

—Tienes razón —ella se encogió de hombros.

—Sólo míralo.

Chase tenía que darle la razón, Dustin se veía más feliz y le encantaba eso.

—Abigail.

—¿Qué pasa?

—Dustin y yo estuvimos hablando sobre comprar una casa, juntos.

—¿Tan pronto? —ella se dio un golpe en la frente como si no hubiese podido atajar su lengua, sí que era rápido, pero funcionaban a este ritmo—. Vaya, quiero decir, me alegro por ustedes, supongo que va siendo hora que empiece a separarme de ustedes.

—Queríamos que vinieras con nosotros, pero no estábamos seguros de que quisieras dejar tu casa, es el lugar donde viviste con tu esposo, criaste a tus hijos —ella suspiró.

—Sí, y uno de ellos mató a alguien en la cocina.

—Lo siento.

—Supongo que es hora de deshacerme de un poco de cargas, ¿están seguros de esa decisión?

—Sí, además, Dustin será desplegado en algún momento, tú y yo podemos cuidar de Kevin —Abigail pestañeó.

—¿En serio mi hijo estuvo de acuerdo?

—Por supuesto que sí.

—Pues me quedo con ustedes —Chase le sonrió cuando le dio un abrazo—. Ya no se vale dejar a mi hijo.

—No se me ocurriría, ya tengo que irme, regresaré más tarde.

—¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe?

—Seguro, quédate en casa, cerraré la puerta detrás de mí.

—Regresa pronto, Dustin no debe demorar mucho y es más agradable cuando estás cerca.

—Haré lo que pueda.

Chase subió a su auto y condujo a su antigua casa, era sólo recuperar las cajas, hablar con el contratista y retirarse. Gracias a que no había utilizado las llaves en meses ni siquiera sabía dónde estaban, una de ellas apareció en el fondo de la guantera.

Bajó del auto y caminó, una sensación extraña lo recorrió, pero se sacudió el escalofrío, era la misma sensación extraña de las últimas veces que estuvo cerca, odiaba sentirse así.

Giró la llave y entró, ya no se sentía familiar, probablemente nunca lo sintió así, siempre estuvo solo, sin visitas, sin nadie, ese lugar sólo era un lugar donde podía dormir.

Agarró la primera caja y la llevó a su auto, los policías empaquetaron todo después de investigarlo, era una pena que no encontraran nada. Regresó y pretendía hacer lo mismo hasta que una sombra cubrió todo el sol.

Chase dejó la caja en el suelo y miró, no fue agradable ver a Sam en la entrada, pensó que habían zanjado todo el asunto la última vez que se vieron. Como le habían dicho, ya no tenía que ir a buscar nada allí.  

—¿Por qué estás aquí? —preguntó fingiendo una calma que no sentía.

—Chase, ¿En serio, un novio? —Chase buscó su teléfono y marcó.

—Llamaré a la policía —Sam le agarró la muñeca con fuerza y el teléfono cayó al suelo haciendo un fuerte sonido, probablemente estaba roto, sin posibilidad de conseguir ayuda.

—¿Y qué vas a decirles?

Chase jadeó, comenzaba a sentir que el aire se le escapaba, su estómago se revolvió. Seguía teniéndole pánico a este hombre, recién lo notaba. Sólo era una sombra de sí mismo, la sombra de su pasado viniendo a torturarlo otra vez. Dustin hacía que todo esto desapareciera por completo.

—Suéltame —gruñó, Sam lo jaló más cerca y habló prácticamente contra su mejilla.

—Dime, ¿Qué vas a decirle a los policías cuando vengan? ¿Podrás decirles que te toqué hasta hartarme, que incluso te follé? —un estremecimiento lo recorrió—. No puedes hacer una jodida cosa al respecto, ocultaste el secreto por todos estos años y lo seguirás haciendo —escupió con furia.

Chase simplemente quería desaparecer, cerrar los ojos y despertar en un lugar mejor, era lo que solía hacer cuando él iba a visitarlo en las noches. Se imaginaba el lugar más seguro del mundo y entonces dejaba que pasara, porque no podía hacer nada más.

Pero ya no era un niño.

Chase abrió los ojos para encontrar los de Sam mirándolo, la misma sensación angustiante se instaló en su pecho, y entonces algo hizo clic, la persona que estuvo acechándolo por un buen tiempo. Tenía sentido en realidad.

—¿Fuiste tú quien entró aquí y se puso a revisar las cajas?

—¿Ese novio tuyo te puede dar uso pero yo no? Creo que hay algo injusto aquí —Chase lo empujó tomando fuerza de algún lado, tenía que enfrentarlo, se lo debía a sí mismo.

—No te debo una maldita cosa, todo lo tomaste sin contar conmigo, sabes que lo hiciste —Sam se echó a reír, su mirada era una absoluta locura, Chase deseó tener su arma en algún momento de la situación, ya no estarían hablando. Pero por supuesto, no vio necesario traerla.

—¿Cómo no iba a tomarlo? Eres tan idéntico a tu madre que simplemente no pude detenerme —dio un paso más cerca y plantó una mano en su pecho, Chase le ladró una orden empujándolo otra vez.

—No me toques.

—Vamos, ya hicimos esto, y mucho más, ¿recuerdas?

—Por supuesto que lo recuerdo, gracias a ti soy así, por tu maldita culpa no soy una persona normal.

—Bueno, pero ya eres grande, esta vez puedes disfrutarlo, dejas que tu noviecito lo haga, yo no soy diferente.

Traer a colación la relación que tenía con Dustin, tergiversarla de esa forma, le dio tanto asco que casi vomita. Sam tomó sin preguntar, pero Dustin esperó por las migajas de toques que le lanzaba de vez en cuando, se preocupaba por él, hizo que fuera con un especialista, quería ayudarlo, lo amaba.

Lo quería aquí para que este hombre no pudiera hacerle daño.

No.

Chase tenía que hacerse cargo de la situación, demostrar que podía lidiar con esto, era un problema que tenía que resolver él mismo. No podía depender de Dustin, quien estaría desplegado la gran mayoría del tiempo y él estaría aquí ocupándose de psicópatas como Sam.

Por el amor de Dios, era un policía y era hora que empezara a comportarse como uno, todo dependía de él, no iba a dejar que Dustin se culpara por cualquier cosa que pasara aquí.

Esta vez, sería el ganador.

—Eres diferente, porque no quiero saber de ti, tu toque me da tanto asco que termino aterrado, vomitando, me violaste, hijo de puta —Sam negó como si fuese una verdadera lástima.

—Supongo que tendrá que ser por la fuerza, otra vez —otro paso, y Chase lanzó un golpe que dio de lleno en su mejilla, Sam escupió la sangre en el piso, pero su boca se adornó con una sonrisa.

—Vuelve a tocarme y la próxima vez lo sentirás mucho más.

—Eres tan jodidamente idéntico a ella —gimió, Chase lo agarró del cuello de la camisa y lo zarandeó varias veces.

—¿Fuiste tú quien la mató? —el hizo un ruido que no supo si interpretarlo como un gemido de aceptación—. ¿Por qué?

—Es algo complicado de responder —lo golpeó otra vez enviándolo al suelo.

Chase se encaramó encima, volvió a golpearlo y repitió su maldita pregunta. Estaba harto, quería sus respuestas de una vez.

—¿Por qué?

—Me rechazó cuando le ofrecí tener una aventura conmigo, no importa lo que hiciera, siempre lo mismo.

Sam se defendió lanzándole el golpe, fue su turno para inmovilizarlo y golpearlo. A estas alturas ni siquiera podía sentir el dolor, quería sus respuestas y jodido inferno si no iba a conseguirlas.

—¿Y?

—Un día simplemente me vio mirarte y las cosas se salieron de control.

—No puede ser jodidamente en serio, siempre tuve al maldito asesino enfrente.

—Y dentro de ti también —esa declaración fue suficiente para hacerlo reaccionar, utilizando su entrenamiento enredó las piernas con las de Sam e invirtió sus posiciones.

Chase dejó de pensar una vez lo tuvo a su merced y entonces los golpes volvieron a caer, una y otra vez.

—Voy a matarte, juro por Dios que voy a…

—Oficial, de un paso atrás —Chase se detuvo y miró hacia su puerta, había una mujer uniformada apuntándole con el arma, su compañero estaba detrás. Eso lo hizo enojar aún más, porque este infeliz siempre se salía con la suya.

Siempre era él quien perdía.

—¿Qué, van a colocarme esposas otra vez? Por si no lo saben es mi casa y él…

—La llamada a emergencias sigue conectada —dijo ella confundiéndolo por completo.

—¿La llamada?

—¿No marcó usted? —Chase miró hacia donde había dejado caer su teléfono, no lo veía, pero definitivamente hizo lo suyo.

—Sí, pero no pensé que…

—Estamos aquí por él —ella guardó el arma y Chase por fin se alejó para tomar asiento en el sofá, el compañero de la Oficial fue quien se llevó a Sam. Chase se frotó la cara con un poco de desesperación.

—Graban las conversaciones, ¿cierto? —era una pregunta estúpida, sabía que lo hacían, pero necesitaba confirmar ese hecho.

—Sí, pagará por lo que hizo, está en la grabación.

—¿Cuántas personas escucharon esto?

—Sólo la operadora que nos explicó la situación, pero necesitará declarar, ¿entiende eso?

Tendría que contarle a cientos de desconocidos lo que le había hecho ese hombre, ¿estaba asustado por eso? Joder, estaba aterrado, pero había terminado de esconder secretos. Era hora de avanzar.

—Supongo.

—¿Hay alguien a quien pueda llamar por usted?

—Yo… uh…—Chase miró hacia donde se suponía debía estar su teléfono. Sí, necesitaba a Dustin con él. La oficial siguió su dirección y luego de buscar encontró su teléfono, la pantalla estaba rota, pero evidentemente servía. Ella se lo tendió.

—Aquí tiene.

—No creo que pueda ni siquiera agarrar el teléfono —Chase le enseñó las temblorosas manos—. ¿Podrías marcarle a Dustin y decirle que venga? Es el primer número de mi agenda.

—Claro.

—Gracias.

Ella marcó, habló sólo lo necesario y le entregó el teléfono antes de tomar asiento.

—Esperaré aquí por Dustin —Chase no tenía problema con eso, pero su cuerpo reaccionó mal cuando los paramédicos se acercaron para verificarlo y ponerle mantas.

—No me toquen.

—Sólo son mantas —habló la oficial, Chase siguió mirando a los médicos, no le importaba, no quería que nadie lo tocara.

—No.

—Estás…

—Estoy bien —y fue algo que dijo también para sí mismo, estaba bien, Sam estaría tras las rejas, las cosas sólo podrían mejorar. Y no pudo tener más razón cuando Dustin se detuvo en el marco de la puerta, completamente preocupado por él.

—Chase.

—Estás aquí —Dustin asintió como si fuese terriblemente obvio que vendría, Chase lo sabía, pero verlo hizo que empezara a calmarse.

—No dejó que los paramédicos lo revisaran.

Chase lo siguió con la mirada, Dustin caminó hacia él, pero estaba teniendo cuidado, como si temiera que Chase le gritara que se alejara, no había forma de que pasara eso. Dustin era su ancla, no iba a rechazar su contacto.

—¿Puedo acercarme y verificarte?

—Sí —arrodillándose frente a él le tomó la muñeca y verificó su pulso, él suspiró cuando se dio cuenta de que estaba bien.

—Estoy bien, realmente bien, ya se llevaron a Sam.

—¿Te hizo daño?

—No —Chase por fin lo abrazó embriagándose con su aroma, lo necesitaba con él, lo necesito todo este tiempo.

—No tiene que ser ahora mismo, pero necesitamos su declaración, quizás, en unas horas podrían…

—Lo llevaré —dijo Dustin sin soltarlo, sin ni siquiera mirarla porque estaba atrapado en sus brazos. Y entonces ella se fue con un agradecimiento.

—Fue él quien mató a mi madre.

—Dios, cariño, lo siento —Dustin lo llenó de besos tratando de hacerlo sentir mejor, funcionaba totalmente.

—Por fin estará tras las rejas.

—Sí, tendrás la justicia que te mereces.

—¿Dónde está el niño?

—En casa.

—Quiero ir a casa.

Y fue ahí exactamente a donde Dustin lo llevó, a casa, con Abigail, Kevin y la presencia de Dustin sólo para calmarlo. Dustin le ayudó con su baño y Chase hizo la cena junto a Abigail, lo entretuvo lo suficiente, luego comieron, su teléfono sonó varias veces, pero lo ignoró. Mientras Kevin dormía en los brazos de su abuela pusieron una película, algo relajada, bonita, hasta que Dustin le pidió que fueran a Comisaría.

Ya había evitado el problema por demasiado tiempo.

Fue Dustin quien lo llevó allí, no tuvo que ver a Sam, sin embargo, su padre y Michael estaban ahí, lo que le dijeron no fue bonito o cortés, pero fue a través de ello con la presencia de Dustin para ayudarlo.

Por supuesto que lo denunciaría, ya todo estaba fuera del plato, no importaba.

Aún si la maldita confesión de asesinato que le sacó a punta de golpes no servía Sam terminaría en la cárcel por agredirlo sexualmente.

Ya no iba a seguir guardando el secreto. Se debía esto, necesitaba justicia.

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