Dustin no estaba muy cómodo con la idea de ver a la familia de Chase, pero tampoco dejaría que diera un paso tan grande solo, si quería que fuera con él pues ahí estaría. Chase se sentó a su lado y trancó la puerta del auto, Dustin no hizo ningún gesto para poner el auto en marcha.
—¿Qué pasa?
—¿Estás seguro de hacerlo así, sin un aviso de por medio?
—¿Qué otra opción tengo? No voy a llamarlo y decirle “Hola, papá, voy a la cena de esta noche, pero no te asustes cuando te presente a mi novio”, no creo que sea mejor —Dustin se acercó y le besó la sien.
—Me gusta cuando te refieres a mí como tu novio.
—También me gusta decirlo, tenerte conmigo.
—Pase lo que pase no me alejes —Chase le sonrió, evidentemente estaba siendo absurdo, pero tenía un mal presentimiento.
—¿Por qué alejaría lo mejor que me ha pasado en años?
—No lo sé, sólo digo, nada de pensamientos profundos.
—Estás demasiado raro.
Dustin echó el auto andar y tomó el camino principal, no le gustaba nada la cena, mucho menos si ese hombre iba a estar ahí. Chase estaba avanzando bastante gracias a la terapia, no lo quería retrocediendo.
—¿Esa persona estará ahí?
—No, mi padre dijo que estaba de viaje, cosas de su trabajo, así que deja de estar tan tenso —la recomendación se acompañó por una caricia en su cuello.
—Bien, es tu familia, ¿Cómo crees que van a tomarse la noticia? —Chase suspiró.
—A mi hermano no le gustará, no sé los demás, espero que no sea muy impactante.
Él esperaba lo mismo. Después de todo estarían en el medio de esta tormenta, si bien no le importaba lo que dijeran de él, Chase era un tema distinto. No quería que recibiera odio de nadie, mucho menos de su familia.
Ya tenía suficiente con lo que cargar.
—¿Dónde es? —preguntó una vez en el vecindario, Chase apuntó a un lugar específico.
—Aparca allí —Dustin suspiró y aguardó por unos minutos, fue Chase quien tuvo que dar la vuelta y abrir de su lado invitándolo a salir con una sonrisa—. Vamos.
¿Cómo es que él estaba más nervioso que Chase, o de verdad confiaba tanto en su familia? Chase caminó hacia la puerta y dejó salir un suspiro, sí que estaba nervioso, pero lo demostraba menos.
Chase dio dos toques fuertes y esperó, el hombre que abrió la puerta tenía ojos azules y no se parecía nada a su amante, sin embargo:
—Papá.
—Chase, tiempo sin verte, estuviste ignorándonos a todos —la molestia se desbordó en su tono, pero Chase le sonrió de medio lado, parecía una sonrisa más para calmarse así mismo que porque encontrara risible la situación.
Dustin simplemente quería desparecer.
—¿Aún estás enojado? —el hombre abrió la puerta para ellos y lo miró de arriba abajo, su mal presentimiento creció.
—¿Quién es tu amigo?
—Dustin, mi novio —y ahí estaba, lanzó la información más fácil de lo que creyó, el padre de Chase arqueó las cejas y lo miró fijamente.
—Si pretendías que fuera gracioso fallaste estrepitosamente.
—No es broma, lo digo en serio.
—Eres una caja de sorpresas últimamente —dejó caer con desbordante veneno, Dustin casi tuvo el reflejo de colocar a Chase detrás para protegerlo.
Eso no lo protegería.
—¿Papá?
—Deja de decirme así, ¿quieres? Sólo arruinas a esta familia —Chase pestañeó, aún sin poder creer la información, Dustin agarró su brazo e intentó sacarlo, eso no sirvió.
—¿Qué dijiste?
—Jerry, ¿Qué pasa? —Dustin lo supo sólo por la forma en la que Chase se tensó cuando vio al nuevo hombre en la habitación, podía ver el parecido con el padre, el hombre que le había hecho daño a Chase.
—¿Sam?
—¿Y este quién es? —preguntó mirando hacia él, el padre de su novio escupió con veneno, como si fueran los mayores pecadores del mundo.
—Su novio.
El hombre se echó a reír, Chase dio un paso atrás y Dustin lo protegió colocándose frente a él.
—Chase, tanto negarte y al final resultaste ser gay, ¿ves? Esas cosas se notan
—No, vamos, fue una mala idea venir aquí —Dustin lo jaló, pero él estaba prácticamente plantado en el suelo.
—Chase, no hay nada que te ate a nosotros, no vengas de nuevo por aquí.
—¿Nada? —Dustin apretó su mano, estas personas eran demasiado distintas a Chase, ni siquiera un rasgo, le sorprendía que no lo notara por su cuenta. Sam se encogió de hombros.
—Jerry recogió a tu madre embarazada, ni siquiera sabía quién era tu maldito padre.
—Entonces… —su padre lo miró de forma fría.
—Como te dije, ya no tienes que venir.
Dustin lo jaló hasta finalmente sacarlo de la casa, Chase no dijo ni una palabra, todos sus movimientos fueron automáticos. Abrió la puerta del auto, se sentó y miró al frente.
—Chase…
Él simplemente pestañeó.
—¿Qué mierda acaba de pasar? Esto es jodidamente surrealista. ¿Realmente pasó?
—No los necesitas —afirmó Dustin colocando la cabeza en su cuello, su teléfono vibró, pero lo ignoró, Chase aún no estaba bien y probablemente no lo estuviese en un tiempo largo—. Sólo tienes que estar con personas que te amen, ellos no te merecen.
—Supongo que por eso lo hizo.
—¿Qué?
—Porque no somos familia me hizo todo eso, es probable que mi padre lo supiera, pero como no era su hijo decidió ignorarlo —los pensamientos de Chase estaban incluso más alejados del dolor de perder a la que consideraba su familia, eso le sorprendió y dolió a partes iguales.
—No busques excusas como esas. Lo hizo porque es un maldito degenerado.
—Nunca había visto esa mirada en los ojos de mi padre —Dustin le acarició el cabello, pero no tenía la más mínima idea de cómo relajarlo, de arreglar la situación. En realidad no podía hacer nada y no estaba acostumbrado a esa sensación—. ¿Cómo pudo mirarme así? ¿Sabía lo que él me hacía y dejó que siguiera pasando?
—Cariño…
Chase lo abrazó y lloriqueó contra su hombro, no le gustaba verlo llorar, y por desgracia, ocurría con demasiada frecuencia.
—No lo entiendo, me crió todos estos años, me sostuvo en sus brazos de pequeño.
—Dios, como me duele verte así —Dustin devolvió el abrazo y le frotó la espalda por lo que se sintieron como horas.
Chase dejó de llorar unos minutos más tarde y parecía francamente agotado, Dustin revisó el mensaje de su teléfono antes de poner el auto en marcha. Era de Kaleb. Dustin no podía hacer que la familia de Chase lo amara, pero sí que podía presentarle a la suya.
Abrochó el cinturón de Chase y luego el suyo.
—No quiero ir a casa todavía.
A casa, eso sonaba bien, incluso mejor cuando compraran una para ambos y fuera su espacio en serio.
—No vamos a casa —Dustin puso el auto en marcha y Chase se quedó dormido unos minutos más tarde.
Probablemente esto no era lo mejor después de lo que había pasado, pero no tenía idea de cómo afrontar la situación, no tenía un manual para este tipo de cosas. Podía comandar a su equipo, identificar los riesgos y trabajar en eso, pero no estaba en una misión.
Y no quería equivocarse. No con Chase.
Dustin estacionó y dio la vuelta, Chase frotó sus ojos cando lo despertó y se sorprendió por el lugar en el que estaban. La casa de Sander y Kaleb, los chicos estaban aquí, las chicas, los padres de Sander, incluso su madre.
—Tengo los ojos rojos y soy un desastre lloroso —replicó mirándose en el espejo, Dustin lo besó.
—¿A quién carajo le importa? Vamos.
Chase no lo decepcionó, agarró su mano extendida y saltó la barda con él, Pik, el perro amarillo de los mellizos, fue el primero en alertar a todos que estaban ahí. Los chicos se rieron y Abigail fue la primera en acercarse debido al semblante de su yerno.
—¿Qué sucedió, Dustin te hizo llorar? —realmente se alegraba de que su madre estuviese preocupada por Chase, pero tampoco tenía que ser tan dura con su propio hijo.
—¿Por qué piensas que yo lo hice llorar?
—Porque eres un bruto a veces —Dustin torció los ojos, pero Chase logró reírse.
—No, no fue Dustin quien me hizo llorar, me quiere demasiado —Dustin resopló debido a su arrogancia y los acercó a la mesa.
Sander también estaba de vuelta, con Kaleb a su lado regalándole una sonrisa fácil, todos hablaban entre ellos y la imagen no podía ser mejor. Claro, faltaban tres personas, los mellizos y el hijo de Oscar. Dustin miró alrededor, la piscina estaba cubierta, gracias al cielo, y los niños estaban en la otra parte del patio jugando con una pelota.
Los cuatro.
Espera...
Abigail colocó una mano en su hombro y apretó. Ella trajo al niño. A su hijo.
—No vas a enojarte por esto, ¿verdad? —Oskar levantó las cejas, todos estaban esperando su respuesta y no estaba muy seguro de qué decir. En realidad no le molestaba.
—¿Qué, pretendías ocultar al niño, pagar manutención y ya? —no estaba aquí para una pelea, sólo para hacer sentir mejor a Chase.
—Es demasiado reciente, ni siquiera lo he visto tres veces —Sander le sonrió.
—¿Y qué esperas para ir por él?
Ya que eso era lo que se esperaba caminó hacia los niños, los mellizos lo saludaron y él se excusó diciendo que tenía que llevarse a su compañero de juegos. Dustin cargó al niño haciéndolo llorar al instante.
—Mierda, ¿cómo se apaga esto? —Kaleb le dio un golpe y arregló su postura, el niño lo miró con los ojos azules llenos de lágrimas. No le sorprendía que Joel estuviese enojado, era idéntico a él, su hermano ni siquiera tenía los ojos azules.
—No se apaga, imbécil, es un niño, no una radio, tienes que sujetarlo bien, no tan fuerte —gruñó, Dustin aflojó el agarre otra vez, esto estaba resultando ser muy difícil.
Su equipo se reía de él mientras los veían, incluso Chase estaba un poco divertido con la situación. Dustin realmente lo pensó, no entendía a Chase, pero conocía a alguien lo entendería, que había pasado por algo semejante.
—Kaleb —él dejó de prestarle atención al niño lloroso para mirarlo, de todas formas ya lo tenía, acomodar los brazos y no apretar—. Chase y yo estamos saliendo.
—Tu madre nos dijo, pero tampoco está de más que lo presentes oficialmente.
—Claro, pero… uh… bueno… —Kaleb levantó las cejas.
—No es agradable ver a mi Comandante tan indeciso sobre algo. ¿No estás seguro de él?
—Ese no es el problema.
—¿Entonces?
—Fuimos a ver a su familia y no se tomaron muy bien lo de nosotros, que le gusten los hombres —especificó, Kaleb maldijo pese a su regla de no decir palabrotas e hizo una mueca—. No sé cómo ayudarlo, así que, quería que…
—No más charla, hablaré con él, pero no es un problema que se arreglará de la noche a la mañana.
—Lo sé, gracias —él le palmeó el hombro.
—No me agradezcas, sigue concentrado en tu agarre, no lo asfixies, iré con tu novio.
Dustin miró al pequeño de ojos azules y le sonrió incómodamente, esto de los niños no era su fuerte, ni siquiera pensaba tener hijos en el futuro.
—Hola —le dijo estúpidamente al niño, él pareció tomarlo como una broma porque empezó a reírse de él—. Supongo que nos veremos muy a menudo.
—Pelota.
—¿Quieres regresar con los chicos?
—Sí.
—Bien, ve con ellos —Dustin lo bajó sintiéndose un poco aliviado, sabía que tenía que estrechar relaciones con el niño, pero todo a su debido tiempo.
Kaleb y Chase estaban dentro charlando, así que se sentó junto a Oscar y Nikita que ya estaban un poco achispados por el alcohol.
—¿Qué hay de la boda? —todos en la mesa hicieron silencio, Dustin probó la cerveza y levantó las cejas, alguien tenía que hacerse cargo de la situación. Sander no parecía saber cómo decirlo.
—En diez días —los jadeos de asombro vinieron incluso de los padres de Sander, era precipitado, demasiado rápido, tendrían que hacer los preparativos en cuestiones de días, pero Dustin supuso que no querían seguir esperando. Mucho menos cuando podían desplegarlos de un momento a otro.
—Somos bastantes, podemos ayudar.
Sander se echó a reír.
—Gracias —justo diciendo eso Chase y Kaleb salieron, Dustin no podía decir si la conversación ayudó, al menos eso esperaba.
—¿Ya diste las buenas nuevas?
—Sí, Dustin preguntó.
—Bueno, ahora que todos saben que vamos a casarnos pronto Dustin debería presentar a su novio de forma oficial —Kaleb lo miró, todos lo hicieron, luego a Chase quien enrojeció.
—Qué vergüenza.
Dustin se colocó a su lado y le dio un beso en la sien.
—Vas a tener que lidiar con esto a menudo mientras sigas rodeado de estos tontos, y espero que siga así.
—Aww, que lindo, me das diabetes —Dustin fulminó a Oskar con la mirada.
—Cállate. Él es Chase Delaney, mi novio, nada de hacerle pasar malos ratos.
—Eres tú quien pasará malos ratos —Nikita se echó a reír de su propia broma.
Y con esa declaración todos se pusieron a molestarlos, Chase se veía bastante feliz rodeado de su familia y eso le gustó. A la hora de irse Abigail le encasquetó el niño, supuestamente para que pasara más tiempo con él, Dustin ni siquiera sabía qué hacer con el enano dormido encima de él.
—Se ven lindos —dijo Chase tomando el volante, Dustin estaba un poco avispado por el alcohol, por ese motivo estaba en los asientos de atrás con el niño.
—Lindo no es como quiero que me veas —replicó en voz baja, Kevin se movió un poco, pero sólo fue para presionarse aún más contra su pecho.
—Esa es sólo una de las maneras en las que te veo, puedes hacer esto, sólo es cuestión de acostumbrarse a él.
—Supongo.
Dustin bajó al llegar a casa de su madre, la puerta estaba abierta de par en par, su madre bien podría dejarla así, pero Anya no tenía la costumbre de dejar la puerta abierta, además, el perro feo estaba ladrando en el patio.
—Quédate aquí —le pasó al niño y revisó en la guantera, tenía un arma ahí para casos de emergencia, así que la tomó.
Dustin quitó el seguro y caminó hacia de forma sigilosa, miró hacia atrás sólo para asegurarse de que Chase seguía con el niño cerca del auto. Bien, no necesitaba distracciones, él niño estaría a salvo con él.
Aseguró el porche y entró a casa, la sala de estar estaba vacía, así que siguió de largo a la cocina, Anya estaba en el suelo con un disparo y Joel tomaba café tranquilamente.
—¿Qué mierda estás haciendo…? —Joel lo miró, ojos marrones y el cabello castaño, tenía una taza en la mano, su arma estaba sobre la encimera.
—Espero… llama a la policía —Dustin agarró el arma, quitó el cargador y la arrojó a un lado, luego se agachó para verificar los signos vitales de Anya—. Llevo un tiempo aquí, no hay nada que hacer por ella.
Dustin lo confirmó, sin signos vitales.
—¿Por qué hiciste algo tan estúpido? —Joel dejó su taza de café y lo miró, esta persona fría, a la que no le importaban los demás no era su hermano.
—Le dije a la perra que iba a matarla, mírame, me dejé engañar un montón de años pensando que te la había jugado, resulta que el imbécil fui yo todo este tiempo.
—Estás completamente loco —gruñó, él se encogió de hombros.
—Lo sabemos, ahora llama a la policía, ya el café está frío.
Dustin llamó y de pronto la casa de su madre se convirtió en una completa escena del crimen, Joel fue esposado y trasladado en la parte de atrás de una patrulla.
Y ahora las cosas se habían complicado mucho más, sin Anya o Joel el niño no tenía a ningún responsable y él tendría que tener la custodia completa. Nada de compartir, ahora era todo suyo.
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