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17🚨

Dustin cayó al sofá con un gruñido debido al empujón desesperado de Chase, el chico lamió sus labios viéndolo desde arriba, se quitó la camisa sólo para que tuviese más para ver.

Chase se colocó a horcajadas sobre sus muslos y le tocó el pecho, deslizó la mano por la piel haciéndolo estremecer, un gemido ronco salió de la garganta de su amante.

Joder, era tan sexy que estaba volviéndose loco.

Chase lo besó pausadamente y mordisqueó la mandíbula, el cuello, dejó besos por el pecho hasta llegar a los pezones, pellizcó uno de ellos y mordió el otro, los dientes se encajaron provocándole un enorme placer.

Dustin nunca pensó en ello, pero estaba tan desesperado por tener sexo con él que esa era la única jodida cosa que pensaba y la única que no podía tener.

Chase pasó la lengua por el sensible pezón aliviando un poco del escozor y siguió dejando besos por su abdomen, lo miró cuando llegó al borde del pantalón.

—Mmm… tan sexy —alagó lamiéndose los labios y desabrochándole el pantalón, Chase se puso de pie y se quitó la camisa—. Quítate la ropa.

Dustin obedeció al instante y se acostó en el sofá nuevamente, los ojos de Chase lo devoraron, milímetro a milímetro, no se perdió absolutamente nada con su mirada y él dejó que lo hiciera.

—¿Qué esperas? —Chase sonrió de medio lado y se arrodilló colocándose a cada lado de sus piernas, el dedo índice de su mano derecha cubrió la punta de su miembro haciéndolo quejarse.

—Tan lindo, completamente dispuesto para mí —Dustin gimió cuando se inclinó y lamió la punta probándolo, Chase ronroneó y se frotó en su muslo como si fuese un animal buscando mimos.

—Mmm… sabes tan bien.

—Sigue haciéndolo —Chase miró hacia arriba, sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa.

—¿Quieres más?

—Sí.

—¿Qué quieres? —preguntó deslizando el dedo índice por todo el tronco, la humedad se extendió, Dustin gruñó, hubiese querido agarrarlo de ese pelo rojizo y jalarlo hasta que le diera exactamente lo que quería.

—Sólo chúpame la polla y deja de jugar conmigo.

—Eres mandón —Chase se inclinó y rodeó la punta con su lengua, luego deslizó la erección hasta el final de su garganta, Dustin puso los ojos en blanco debido al placer, joder, su boca era una maravilla y daba gracias por conocerla íntimamente.

Chase arremolinó la lengua y salió para acariciarlo con su mano, chupó dos dedos diciéndole exactamente que le esperaba.

—Maldición —Chase se echó a reír, los dedos húmedos lo tuvieron con el corazón a mil, su boca volvió a dirigirse a la erección dispuesta y uno de los dedos se abrió paso en su interior—. Chase…

—Oh-Dios-mío.

La voz de su madre se metió a sus oídos cortando el momento por completo, Chase sacó sus dedos y dejó ir su polla mirando hacia la entrada, su madre estaba ahí, más roja que un tomate viéndolos en esta situación tan comprometedora.

Dios, lo vio con el pene en la garganta de Chase y dos dedos en el…

Joder.

—Abigail —Dustin cogió una almohada y cubrió su entrepierna mientras se sentaba en el sofá, su madre pasó de largo a la cocina—. Puta vida, ¿por qué tenía que llegar justo ahora?

—¿Crees que regrese? —Dustin miró a Chase quien estaba viendo el camino por donde había desaparecido su madre.

—No eres gracioso.

—¿Te alcanzo el pantalón? —la pregunta se acompañó de una risa maliciosa, Dustin suspiró.

—Sí, no quiero que mi madre me vea de nuevo en pelotas.

Abigail eligió justo ese momento para aparecer otra vez, Chase se quedó de pie mirándola con su pantalón en la mano.

—Soy tu madre ¿recuerdas? Te he visto desnudo más veces de las que puedo contar.

—Sí, y estoy seguro de que ninguna fue después de los ocho años, muchas cosas cambiaron —Abigail asintió.

—Pude darme cuenta de eso, es más grande.

Dustin enrojeció escondiendo la cara entre sus manos, mierda, ¿había algo peor que esto?

—Joder, ve a la cocina hasta que me cambie o voy a morir de la vergüenza.

—Bien, eres demasiado quisquilloso, te bañas en la base con un montón de hombres y no pasa nada.

—Joder, mujer, son hombres, no mi madre —Abigail torció los ojos, le tiró el pantalón y se retiró.

—Puedo ver el parecido.

—Cállate —Dustin lo fulminó con la mirada y agarró su pantalón de una vez, le parecía gracioso porque no era su madre quien lo había visto en esta situación, no sería tan divertido si alguien de su familia estuviese aquí.

Luego de ponerlo recogió la camisa en el suelo y le tiró a Chase la suya.

—¿Ya estás decente, cariño? —gritó su madre desde la cocina, Dustin bajó la camisa.

—Sí, completamente vestido.

Abigail regresó, ella no se veía nada avergonzada de verlo en esas fachas, evidentemente el susto inicial ya había pasado del todo, sin embargo, Dustin aún quería cavar un agujero y meterse en el.

—Siento llegar en mal momento, pero el chico puede reembolsarte luego.

—Eres tan graciosa —Abigail se echó a reír.

—Aunque no pensaba que fueras el que recibía —Chase se carcajeó al escuchar eso, Dustin enrojeció aún más, mierda. Su madre extendió su mano para Chase—. Soy Abigail Sydow, eres Chase, ¿cierto?

—Sí.

—Mamá, no puedes… —Dustin se quedó a medias cuando vio a su amante, la persona que supuestamente le tenía fobia al contacto tomar su mano sin problema alguno.

—Un placer conocerla, ¿cómo sabe mi nombre?

—Dustin me contó un poco.

—¿En serio, le dijo cómo nos conocimos? —Abigail agarró su brazo y caminó con él a la cocina, Chase no tuvo problema alguno con ese acercamiento.

—Sí, aunque estoy segura de que dejó muchos detalles fuera.

—Bueno, puedo ayudarla a rellenar esas lagunas en lo que Dustin regresa, creo que perdió la cabeza.

—Cosa que debería hacer yo después de ver a mi hijo recibiendo una ma…

—Mamá.

—Bien, me detengo, pero me temo que voy a quedarme, así que van a tener que hacerlo en la habitación —Dustin se pasó una mano por la cabeza, esta mujer era increíble y no en el mejor de los sentidos ahora mismo.

—Podemos hacerlo perfectamente, no te preocupes, y ya deja de hablar de eso.

—Es algo normal, te enseñé cómo se ponía un preservativo y sé que sales con chicos, no me asustaré por lo que acabo de ver.

—Tienes que llamar cuando vas a venir.

—Lo intenté, pero tu teléfono está apagado.

—Joder, probablemente se quedó sin batería, tengo que estar disponible, ahora vuelvo, no hablen de nada raro.

Dustin rebuscó su teléfono y lo puso a cargar en la habitación, se sentó en la cama analizando el nuevo pedazo de información que acababa de caerle encima.

Desde el principio supo que había algo extraño con Chase, pero ahora acababa de confirmar que el problema sólo se extendía a algunas personas en particular, a hombres.

No sentía rechazo con animales, niños o mujeres, sólo con hombres.

Esa revelación hizo que las cosas fueran incluso peores por las posibles implicaciones.

Dustin se levantó y caminó a la cocina, no podía dejar a su madre sola con Chase por mucho tiempo, sin embargo, la voz de su madre lo hizo detenerse junto a la pared.

—¿Y hace cuánto están saliendo?

El corazón de Dustin latió con fuerza, ¿qué esperaba exactamente de esa respuesta? No lo sabía, sin embargo, la respuesta fue tan decepcionante que casi lo hace girar nuevamente hacia su habitación y encerrarse allí a lamerse las heridas.

—No estamos saliendo, no es nada serio, Dustin y yo no somos novios, no somos muy compatibles.

—¿No son compatibles?

—No hay nada formal… —Dustin por fin decidió informar de su llegada, no quería seguir escuchando nada referente a la conversación.

—Ya regresé.

—Dustin...

Abigail lo miró, su mandíbula estaba fuertemente apretada, ella se bajó del taburete y colocó una mano en el brazo de Chase.

—Cariño, ¿podemos dejarte solo por un segundo? Necesito hablar con Dustin.

—Claro.

—Te espero en tu habitación —Abigail pasó por su lado, Dustin miró a Chase, quería una confirmación de que estaba bien.

—¿Estás bien?

—Bien.

—Vuelvo en un momento —Chase tragó y miró sus manos nerviosamente.

—¿Debería irme?

—No, quédate —Dustin no supo que vio Chase en su expresión, pero él asintió.

—Aquí estaré.

Luego de esa contesta caminó a su habitación y cerró detrás de él, Abigail le palmeó el pecho en cuanto se acercó a ella, estaba enojada, muy enojada, Dustin la abordó antes de que pudiese decir algo.

—¿Hablaste con Joel?

—No, hace mucho no hablo con él, ¿por qué?

—Anya llamó —los labios de su madre se fruncieron.

—¿Sigues hablando con ella?

—No, sí, bueno, llamó hace unos días, parecía…

—Olvida eso, vamos a lo importante, ¿qué se supone que haces con él, no están saliendo?

—¿A qué te refieres? —Abigail se echó a reír, sin embargo no había diversión en ella.

—A ustedes, llevas más de un mes con ese chico, hay algo diferente.

—Sólo pasamos el rato, lo escuchaste.

—Y tú también —Abigail negó—. No viste tu expresión cuando llegaste. ¿Aún estás sólo pasando el tiempo?

Dustin asintió.

—Sí, no estamos saliendo y no lo haremos, es más complicado que eso.

Abigail levantó las manos y agarró sus mejillas, acarició con los pulgares.

—El amor no es complicado, Dustin, las personas hacen que lo sea.

—No estoy enamorado de él, no digas tonterías, esto es una relación de beneficio mutuo —un suspiro salió de los labios de su madre.

—Vas a tener que repetírtelo varias veces más, hasta que te lo creas.

Abigail se marchó dejándolo solo, Dustin se frotó la frente, las cosas estaban complicándose demasiado y probablemente lo más beneficioso era alejarse.

Las cosas saldrían mal si seguía manteniéndose en la misma postura.

Dustin concluyó que no le importaba mientras regresaba a la cocina, Abigail cocinó para ellos y se llevaba increíble con Chase, él parecía relajado lo que hacía las cosas mejores.

Tarde en la noche fueron a acostarse, Chase accedió a dormir con él luego de rogarle bastante.

—Tu madre es muy agradable.

—¿No te molesta que lo sepa? —Chase se echó a reír.

—No. ¿Qué daño podría hacer tu madre? No conoce a mi familia o compañeros de trabajo.

Dustin apretó los labios, por supuesto, su madre no era un peligro para seguir manteniendo el puto secreto, Dustin mantuvo el tono de su voz uniforme, él estuvo de acuerdo con esconder toda la maldita relación.

Ahora no podía enojarse por eso.

—Claro.

—¿Cuál es el problema? —ya que preguntaba cual era el problema, Dustin también quería saber cuál era específicamente su problema, así que se arriesgó a preguntar.

—¿Quién fue el que te puso la mano encima? —Chase se paralizó y lo miró con sorpresa absoluta.

—¿Qué acabas de decir?

—Lo escuchaste, ¿quién fue?

—No sé de qué me hablas —Dustin negó, por supuesto que no le diría, ya había comprobado que no eran compatibles, por lo que no merecía su maldito tiempo.

—Esa razón por la que querías ser policía, atrapar a los malos y toda esa historia, ¿ya atrapaste al tuyo, al que te hizo así?

—¿Que me hizo así?

—¿Seguirás haciéndote el tonto o es otro secreto que quieres guardar? —Chase apretó la mandíbula—. Parece que todo lo que te avergüenza tiene que permanecer como un secreto.

Incluido él.

—Estás pasándote de la raya.

—¿Por qué eres tan condenadamente difícil? —preguntó pasando una mano por su cabeza—. Quiero saber sobre ti, te conté sobre mí, pero tú a penas me das un detalle importante sobre tu vida, como si no te interesara en lo más mínimo.

Chase resopló.

—¿Por qué debería hacerlo? No eres mi novio o algo importante, no tengo que decirte nada.

—Dios, eso fue tan venenoso de tu parte.

—¿Mentí? Dijiste que querías una relación puramente sexual —Dustin no huía de las peleas, siempre devolvía el golpe y esta no era un excepción.

—Y no la obtuve.

Chase dio un paso atrás como si lo hubiese golpeado físicamente, bien, porque Dustin ya se había llevado demasiado y estaba terriblemente desgastado.

—Dijiste que estabas bien.

—Bueno, evidentemente no es así.

—Creo que debería irme, esta noche ninguno está lo suficientemente calmado como para tener esta conversación —jalando su camisa lo acercó, Chase jadeó.

—No estamos conversando, discutimos y no se hace en calma.

—Hablemos mañana —gruñó empujándolo y caminando a la puerta, Dustin negó.

—¿Vas a huir como un cobarde? Bueno, vete, pero no te aparezcas de nuevo por aquí.

Dustin se tiró en la cama y se quedó viendo el techo. Dios santo, había dicho cosas que no quería, pero ese chiquillo finalmente lo había sacado de quicio, evidentemente no era algo importante para él.

Qué bien, Chase tampoco era importante para él, podía irse al demonio.

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