Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

four



CHAPTER IV. you deserve it.
( august 22nd, 2023 )




Marc había sido invitado por Frenkie a comer fuera ese martes. Las clases empezarían el primero de septiembre, lo que solo significaba que Daniela y, más importante aún, Ben estarían devuelta a la ciudad en unos días. Marc nunca había estado tanto tiempo separado de su hijo, no desde el nacimiento de Ben; la anticipación de tenerlo acá otra vez lo está matando lentamente. Llegaron a un acuerdo con Daniela durante el divorcio, a ella no le permitía abandonar la ciudad de forma permanente a menos que quisiera un juicio por la custodia mientras Marc le girara el cheque por tres millones de euros de la pensión alimenticia de Ben sin falta cada mes.

La decisión de que Ben pasara las vacaciones lejos de España fue de Daniela, inquieta por volver a Alemania en el momento en el que se firmaron los papeles. Marc solo lo permitió porque sabía que el divorcio ya fue una época difícil para Ben, no quería hacerlo pasar por el proceso de juicio de custodia también. Daniela amenazó con hacerlo, así que Marc pasó los siguientes tres peores meses de su vida separado de su hijo y deseando que septiembre llegara pronto.

A unos cuantos días para septiembre, Frenkie había perdido la paciencia con él y lo obligó a salir de casa casi a la fuerza con la excusa de que el aire fresco le vendría bien.

—Espero que nunca sepas lo que es pasar por esto —dijo Marc, más como una amenaza que otra cosa.

Frenkie se estremece.

—No lo digas ni de broma.

En otra época, a Marc le alegraba genuinamente que Frenkie concibiera imposible la idea de que podría separarse de Mikky alguna vez. Con el bebé a bordo ahora, ese pensamiento se solidificó. La época en cuestión también coincidió con la de la caída de su matrimonio. Marc no sabe cómo ocurrió ni qué los llevó a esto, pero el amor entre él y Daniela había muerto y dio paso a esa cosa monótona, hecha en la costumbre, que eran antes de que Marc pidiera el divorcio.

Lo único que compartían ahora era a Ben.

Él realmente, realmente, se alegraba de que Frenkie no supiera lo que era vivir por costumbre, y no por amor. Frenkie estaba demasiado enamorado de Mikky para esto, para luchar en entender en qué fallaron, por qué no fueron eternos, por qué su corazón ya no latía como solía hacerlo. Él todavía se queda despierto por las noches cuando piensa en ello, aunque han pasado meses del divorcio. Una vida como esa destruiría a Frenkie.

Suelta un suspiro afable para calmarlo.

 —No lo haría —concede—. Son demasiado lindos juntos.

Frenkie se ilumina cuando habla sobre Mikky y el bebé. Aún no conocen el sexo, quieren que sea sorpresa para la fiesta de revelación con la que sueña Mikky y seguían discutiendo sobre a quién dar el sobre con los resultados. Marc ignora deliberadamente la mirada sugerente de Frenkie en eso último. Cuando entran al restaurante, un local nuevo en el Barri Gòtic que Mikky recomendó, Marc había oído tanto la palabra revelación que bien podrían colocarlo en el diccionario como la imagen de referencia.

—Bona nit, ¿tienen reserva? —pregunta el encargado de la puerta en catalán.

Frenkie se atraganta. Aún no es muy bueno con el catalán, apenas y puede con el español.

—Mesa para tres a nombre de Frenkie de Jong —dice Marc, en catalán.

El encargado los hace pasar. No es una de las zonas más privadas del local, Marc puede sentir las miradas mientras avanzan entre las mesas, pero nadie dice nada ni intenta interceptarlos. Eso lo agradece. Quiere terminar la noche de manera tranquila, y esperar que no te reconozcan en esta ciudad ya es una exigencia caprichosa más que una petición razonable. Además, ganaron contra el Cádiz; la gente está contenta con ellos por eso.

Robert ya está sentado en la mesa cuando el encargado los deja en ella. Marc rueda los ojos ante lo que se ve como una emboscada. ¿Por qué había esperado algo diferente?

—Estabas en un espiral —decide Robert—. No era saludable, amigo. Necesitas salir de ahí.

—Solo quiero a Ben conmigo de nuevo. —Marc sacude la cabeza, ojeando la carta sin real interés—.  No es mucho pedir, ¿no? Mi única exigencia en el divorcio fue que ella no se lo llevara lejos, y es lo primero que hizo cuando tuvo oportunidad.

—Y ella va a volver, no se llevó a Ben para siempre —señala Frenkie—. Solo son tres días, Marc, la ansiedad no te hará ningún bien.

—Tienes que poner tu mente en otras cosas —sugiere Robert—. Y pensar que esto puede hacerle bien a Ben. Va a ser la primera vez que él verá a Barcelona como un lugar en el que sus padres no están juntos, tiene que acostumbrarse a ustedes por separado y no siendo una pareja.

Marc asiente, porque tienen razón. Son cosas que había considerado antes de firmar los papeles que decidirían la custodia de Ben como un cincuenta-cincuenta. Su pobre niño había estado tan confundido esos días, aferrado a un peluche de Paw Patrol y a su camiseta de Frenkie, que había negado quitarse a gritos las primeras veces que Daniela trató. Marc nunca iba a olvidar ese brillo traicionado en los ojos de Ben cuando Daniela lo subió al coche el día que se mudó.

—¿Cómo van las niñas? —es lo que dice en su lugar.

Robert entrecierra los ojos. Aún así, le concede el respiro y él procede a explicarles las maravillas del patinaje artístico en el que inscribió a Klara por el verano. Frenkie escucha muy atentamente las ventajas y desventajas de tener a tus hijos en ese deporte, conocido por sus bonitas piruetas tanto como por su brutalidad disciplinaria. Marc solo sonríe ante las fotos que Robert les enseña con orgullo de Klara sobre el hielo con sus patines diminutos y guantes en las manos.

—Quiero una niña —murmura Frenkie.

—¿Qué quiere Mikky? —pregunta Marc.

—Un niño. —Frenkie suspira con resignación—. Lo llamaríamos Miles.

—Entonces solo nos queda brindar por Miles de Jong —bromea Robert.

Él y Marc se ríen del puchero ofendido de Frenkie.

—Bona nit, ¿desean ordenar ya?

El corazón de Marc se detiene por unos segundos que parecen eternos cuando reconoce esa voz. Alza la mirada, completamente sorprendido de ver a Vittoria ahí junto a la mesa, usando un traje de mesera que no es el traje de mesera en el que Marc se había acostumbrado a verla. Ese, era el de una cafetería normal en el centro de la ciudad. Este, parece impecable y sobrio, concuerda en el ambiente lujoso del restaurante. No es que Vittoria no parezca impecable siempre que Marc la ve, por supuesto.

No es como si ella fuera capaz de verse algo menos que bonita.

—Vittoria —saluda Marc.

Vittoria levanta los ojos de la tablet en sus manos.

—Oh, hola, Marc. —Vittoria sonríe, los ojos se le achican y las líneas de expresión se marcan a los costados de sus labios—. ¿Cómo estás?

—Bien, yo... —Marc traga saliva. No está seguro de por qué se siente nervioso de repente, pero él sabe que tiene la atención de Robert y Frenkie fija en el alma—. Qué sorpresa verte por aquí, ¿es un nuevo trabajo?

—Acaban de contratarme, en realidad. —Vittoria sacude la mano, como si le restara importancia—. Es mi tercer trabajo al simultáneo. Felicitaciones por ganar el partido.

El tercero, piensa Marc. Wow.

—Gracias. —Marc sonríe antes de mirar a Robert y Frenkie, que tienen las cejas alzadas y parecen a punto de reírse allí, en su cara. Marc podría matarlos—. Vittoria, estos son Robert Lewandowski y Frenkie de Jong. Robert, Frenkie, ella es la mamá de Cesc.

—¡Ah, claro! —Frenkie suena encantado. Lo sabe todo acerca de la mamá de Cesc—. Es un placer conocerla por fin. Ter nos ha dicho mucho.

Marc le patea la canilla. Frenkie pretende que no le dolió (los ojos se le ponen lagrimosos).

—Cesc es un chico muy talentoso —interviene Robert, antes de que Vittoria pueda reaccionar de otra forma que no sea mirar de reojo a Marc mientras enrojece de las mejillas—. Tienes que estar orgullosa de él.

—Lo estoy. —Vittoria asiente. Lo dice tan genuinamente que Marc no lo duda ni por un segundo, incluso si no lo supiera ya de antemano—. ¿Deseáis empezar con las entradas?

—¿Qué nos recomiendas? —pregunta Marc.

—Bueno, veréis, tenemos una gran variedad...

Frenkie y Robert lo miran con más insistencia. Marc decide ignorarlos, oyendo a Vittoria explicar qué tipo de vino queda mejor con cada platillo de la carta. El restaurante es de temática italiana, lo que Marc solo nota cuando Vittoria empieza a decir los nombres de los platillos en voz alta. El acento le sale natural, ni siquiera se siente el switch entre el español y el italiano de Vittoria, ella baila entre las lenguas como si hubiera nacido con ambas.

Tal vez sí lo sea, piensa Marc. Se apellida Conte, y Cesc se llama Franchesco, no Francisco o algo más español.

Cuando Vittoria se aleja con las órdenes ya registradas, Marc suspira.

—¿Qué?

—La mamá de Cesc —reitera Frenkie, con las cejas alzadas—. No nos dijiste que era tan joven.

—Les dije que era joven.

—Sí, pero no tanto —insiste Frenkie, demasiado sonriente para el gusto y la comodidad de Marc—. Ella parece más joven que Lewy.

—¡Hey!

—No veo cómo eso es algo relevante —señala Marc.

—No, para nada.

Marc mira a Frenkie sospechosamente. Él solo parpadea con inocencia.

Cuando llegan las entradas a la mesa, Frenkie ha olvidado el asunto de Vittoria y está otra vez en la misión de convencer a Marc de hacer la fiesta de revelación para el bebé. Robert se burla de su cara de sufrimiento sin disimulo alguno, porque sabe tan bien como Marc que, si Marc acepta, se va a hundir en el espiral sin salida que es Frenkie para las fiestas. Él no se olvida fácilmente de lo que fue planear esa pedida de matrimonio el año pasado.

—Las rosas mimi edén —dice Robert, mientras Vittoria les sirve vino.

—No, las hortensias —insiste Marc, para luego sonreír a Vittoria cuando ella inclina la botella en su copa. Ella sonríe devuelta—. Se verán más elegantes en un centro de mesa.

—Va a ser demasiado blanco —crítica Robert.

—Es una boda, Lewy, el punto es que se vea blanco. —Marc rueda los ojos, aunque decide ir por la ruta ganadora—. ¿Qué quiere Mikky?

—Que sea hermoso —dice Frenkie, anotando en su celular cada punto que hacen—. Vittoria, ¿tú qué opinas? ¿Hortensias o rosas?

Vittoria se congela. Marc patea la canilla de Frenkie de nuevo.

—Rosas mimi edén —reitera Robert.

—No le prestes atención a Frenkie —pide Marc, sintiéndose mal por tenerla abordada aquí. Sabe muy bien el terror que puede ser Frenkie con lo de la boda—. Le pregunta opiniones a cualquiera que se atreva a oírlo más de cinco segundos. Nos ha dado ya tres álbumes de flores para elegir.

—La boda tiene que ser maravillosa para mi Mikky —se defiende Frenkie—. Voy a tomar todas las opiniones que pueda sobre flores. ¿Qué dices, Vittoria?

Vittoria sirve la copa de Frenkie, con los labios presionados en una línea. Se le forma una arruga pequeña en la frente mientras piensa.

—Hortensias, pero en tonalidades de azul claro —decide Vittoria—. Si son para ramilletes en los centros de mesa, que sean los pequeños y no los grandes. Se verá más delicado, lo que ayuda a disimular también el estallido que genera el color azul. ¿Va a ser al aire libre?

—Sí.

—Aún mejor. Le da un toque elegante.

Lo único que oyó Marc de todo eso es que escogió las hortensias, así que no tarda en enviar una sonrisa triunfante en dirección de Robert, que resopla. Frenkie teclea las sugerencias con dedos rápidos, asiente como si Vittoria tuviera todo el sentido del mundo y tararea de acuerdo. Parece que ella no necesitaba los álbumes de flores para tener una opinión, a Marc le gustaría tampoco hacerlo. Tenía dos cajones en su casa dedicados a los arreglos de la boda de Frenkie. 

—Te voy a dar una invitación —comenta Frenkie. Luego, les muestra la imagen de las hortensias azul claro en su celular—. Se van a ver hermosas.

Vittoria se sonroja, balbucea un agradecimiento y huye.

Marc patea (por tercera vez) la canilla de Frenkie.

—¿Qué planeas, De Jong?

—¿Yo? Mi boda. —Frenkie se encoge de hombros—. Ahora no me decido por los aperitivos. Lewy, ¿sugerencias? Mikky quiere algo dulce.

Marc suelta un suspiro exasperado.

Las siguientes dos horas se pasan volando. Entre la comida, los desvaríos de Frenkie con la boda y que insista en seguir el tema, más la incapacidad de Marc y Robert para que sus sugerencias, al menos, concuerden con las del otro, Marc ni siquiera siente el trascurso del tiempo. Se alegra de ello tras notarlo, porque Robert y Frenkie tenían razón con lo de Ben. La anticipación es lo que lo está matando en ese aspecto.

Pide la cuenta con un ademán de mano. Vittoria se la entrega con una sonrisa.

—La sugerencia de la propina es el último ítem —dice Vittoria.

—¿Va toda para ti? —pregunta Marc, sin poder evitarlo.

—¿Perdón?

—¿Te quedas toda la propina? —explica Marc—. He oído que a veces les restan de la propina a los meseros.

—Los dueños de restaurantes son unas ratas —dice Frenkie, lo último en neerlandés.

Vittoria se retuerce los dedos. No se esperaba esa pregunta, aunque Marc no puede culparla. Es una pregunta extraña para hacer.

—Sí, me quedo toda la propina. ¿Pagan con tarjeta?

—Pago yo —se ofrece Robert, una vez que Vittoria se aleja para conseguir el datáfono.

—No, pago yo —dice Marc.

—¿Por qué? —Frenkie sonríe de lado—. ¿Cuánto vas a dar de propina?

—¿Cuál es la sugerida? —dice Robert, revisando la cuenta.

No la suficiente, piensa Marc. Él está pagando de pensión alimenticia tres millones de euros y su cuenta bancaria ni siente cosquillas. Él puede dar una buena propina. Además, sabe que Vittoria necesita el dinero extra. Ella es madre soltera y, si no entendió mal, también se hace cargo de su hermana. Dado que aguantó todos los desvaríos de Frenkie sobre la boda, algo de propina extra no estaría de más para Vittoria.

—La tenías dándote opiniones sobre los arreglos de flores —señala Marc, cuando Frenkie lo mira incrédulo—. Es lo menos que merece, fue muy amable con nosotros.

Frenkie parece considerarlo.

—Tienes razón. —Él asiente—. Auméntale cien.

—Estuvo de mi parte con lo de la música. —Robert se hace el pensativo—. Pondré otros cien.

Vittoria vuelve con el datáfono en la mano. Marc escribe la cantidad de la propina y se lo entrega junto a su tarjeta. Ella lo acepta, sin siquiera mirar al ítem de sugerencia. Cuando lo hace, casi se le caen las dos cosas. Tiene los ojos bien abiertos cuando les presta atención otra vez. Marc trata de contener la risa, pero es difícil con la expresión que tiene Vittoria ahora mismo.

—Esto es casi el setecientos por ciento de lo sugerido —murmura Vittoria—. Esto se acerca más a la cuenta de lo que consumieron que a lo sugerido.

—Resolviste mi problema con las flores —dice Frenkie—. Hasta me parece poco.

—¿Por darte una opinión? —La voz de Vittoria sale ahogada.

—No subestimes mis problemas florales. —Frenkie sacude la cabeza—. Llevo meses peleándome con las hortensias y las rosas.

—Sin ti, Ter habría convencido a Frenkie de contratar un DJ —añade Robert.

Marc se encoge de hombros.

—Yo quiero.

—Pero...

—Vittoria —interrumpe Marc, suavemente—. Somos millonarios. El dinero es lo de menos aquí. Queremos darte esa cantidad de propina, te lo mereces.

Los ojos de Vittoria están un poco cristalinos cuando se retira, sosteniendo la cuenta con manos temblorosas. Marc se termina la copa de vino y no presta atención a los incesantes parloteos de Robert y Frenkie sobre las invitaciones mientras salen del restaurante. Es bastante tarde ya, son las once de la noche. Las luces de las farolas y las de los coches que se desplazan por la avenida son lo único que rompe la inquietante oscuridad de una noche en Barcelona.

—Ahí está tu chica —dice Frenkie, de repente—. ¿Por qué no le ofreces un aventón?

—¿Mi qué?

Vittoria acababa de salir por la puerta trasera del restaurante, la que da al estacionamiento. Está usando el abrigo desteñido que le vio la madrugada tras el partido de Getafe, que no la cubre de nada en el frío del otoño entrante. Detrás de él, las risas de Frenkie y Robert se alejan más rápido a cada segundo, pero Marc decide ignorarlos. Ya va a tener una conversación con Frenkie acerca de sus bromitas fuera de lugar.

—¡Nos vemos, capitán! —grita Robert, lo que llama la atención de Vittoria.

Ella le sonríe apenas lo ve. Es la primera vez que Marc ve el mismo brillo de felicidad que tiene la mirada de Cesc en la de Vittoria.

—¿Vas a casa? —pregunta Marc.

—Vosotros erais los últimos clientes de mi turno. —Vittoria asiente, sin perder la sonrisa—. Voy a la Barceloneta primero. A Cesc le encantan los mariscos y hace años que no puedo sorprenderlo así. Mi bebé tiene gustos de rico.

Pensó en Cesc primero, se da cuenta Marc. Tiene dinero que no es necesario para los gastos, y pensó gastarlo en Cesc.

Él traga saliva.

—¿Quieres que te lleve?

Vittoria se ríe.

—¿Ahora qué eres? ¿Mi chófer personal?

Marc rueda los ojos, incluso si sabe internamente que no le molestaría serlo. Él no lo menciona, solo ríe con ella. Cuando abre la puerta del copiloto de su coche, los ojos de Vittoria aún brillan. Hace que se vea aún más hermosa de lo habitual.

Oh, bien.








liked by lamineyamal, pablogavi, fcbarcelona and 163,384 others

cescconte un recuerdo❤️

📸 lianaconte

view 345 comments

toriconte te amo bebé❤️
          cescconte ❤️
          pauprim_06 nosotros también la amamos señora conte
               cescconte FUERA DE AQUÍ

hctorforrt_ dónde son las inscripciones para padrastro?

paucubarsi su apellido y el mío se verían increíbles juntos en un acta de matrimonio, señora conte🤩

anderastralaga señora mamá de cesc deme una oportunidad le juro que cocino y lavo los platos

lamineyamal yo también quiero llamarla mami

marccasado alexa reproduce mayor que yo de wisin y yandel

_ferminlopez woof woof woof woof 🐕

marcguiu9 si no es con el hijo es con la mamá pero que me quedo en la familia me quedo
          lamineyamal 🏳️‍🌈???
          paucubarsi 🏳️‍🌈???
          hctorforrt_ bro 🏳️‍🌈???

user3 CÓMO QUE ES LA MAMÁ PENSÉ QUE ERA LA HERMANA😭😭

marcescfanpg los comentarios de los chicos nunca decepcionan

cesclover llevo siguiendo a cesc desde que está en cadete b y al día de hoy aún no sé qué edad tiene la mamá

lianaconte qué son estos comentarios JSJASDKS
          cescconte ya me acordé por qué ya no subo nada con mamá 😒
               hctorforrt_ pero por qué tan agresivo futuro hijastro



you sended a follow request to toriconte

toriconte accepted the follow request

toriconte started following you






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro