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16|CDC.

...

La caravana se detuvo junto a la carretera. No entendia que pasaba y junto a Daryl baje de la camioneta.

Cuando estuvimos bastante cerca de la casa rodante pude ver cómo salía humo del motor. Una falla.

—¿Puedes repararla? —se escucho la voz de Rick.

Me acerque más quedando junto a mi abuelo y Rick.

—Es lo que hago desde hace un rato, es más cinta aislante que manguera. —explicó mi abuelo.

—Oigan —habló Shane llegando a mi lado y saco sus binoculares. —, veo algo más adelante, una gasolinera con suerte. —mencionó.

—Iré contigo, se que manguera necesita la casa rodante. —dije mirándolo.

Shane se limito a mirar a mi abuelo, lo que hizo que también yo fijará mi mirada en él.

—Ve con cuidado. No te separes de Shane. —accedió mi abuelo mientras me miraba a los ojos.

Asentí con una sonrisa y mire a Shane a los ojos. Este asintió con una sonrisa también.

—Oigan, Jim esta muy mal, no se si va a poder aguantar. —mencionó Jacqui saliendo de la casa rodante.

Al instante, Shane y yo caminamos con prisa a su auto. Teníamos que apresurarnos a encontrar esa manguera para poder seguir viajando a CDC y que ayudarán a Jim.

—¿De qué hablaban Daryl y tú? —preguntó Shane mientras manejaba.

Mi mirada se cruzo con la de él unos segundos. Había cierta tensión en los ojos de él, pero no sabía identificar porque.

—De nada importante. —respondí mirando hacia la carretera.

El viento pasaba por mi cabello y lo lanzaba hacia atrás haciendo que se enredara un poco.

—Se que tienes agallas, pero no es buena idea meterse con Daryl. —comentó Shane deteniendo el auto en lo que parecía ser una gasolinera.

—No te preocupes, puedo lidiar con él. —mencione para acto seguido bajar del auto.

Shane me siguió el paso. La gasolinera se veía abandonada y era obvio que había autos por todas partes. Algunos estaban abiertos y otros parecían chocados entre sí.

—Tenemos que encontrar un camión o una camioneta grande. Debe tener una manguera similar a la casa rodante. —dije caminando hacia los autos.

—No creo que encontremos una aquí. —mencionó Shane mirando todo el lugar.

—Tú por la derecha y yo por la izquierda. —expresé caminando hacia mi lado.

Me detuvo tomando mi brazo y me hizo mirarlo a los ojos.

—Ten cuidado, Jane —murmuró. Reí con diversión y asentí —. Habló en serio, no quiero problemas con tu abuelo. —habló con seriedad.

—De acuerdo —dije mirándolo a los ojos —. Ahora, vamos. —hable tranquila.

Shane soltó mi brazo y yo comencé a caminar de nuevo a mi lado.

Aún llevaba el arma que Rick me dio aquella noche. No sabía usarla del todo pero de algo me serviría para defenderme si era necesario.

Camine entre los autos observando cada uno con detenimiento, tal vez si tenia suerte no solo encontraría la manguera, si no también comida.

Sonreí al encontrar frente a mi un camión como el que le mencione a Shane. Me acerque al mirar que el cofre estaba abierto, ya no se encontraba la pila en el, pero eso era lo de menos. Y ahí estaba, la manguera que necesitábamos, algo desgastada y con un pequeño agujero que con cinta aislante se podía reparar.

El camión era algo alto, así que como pude, comencé a quitarla. Tarde un poco por el hecho de que mi estatura no ayudaba mucho, pésimo día para medir 1.60. Cuando la quite, solo me limite a sonreír mientras la analizaba, mirando si había otro imperfecto en ella.

Se escucharon ruidos de pasos acercarse y sin dudarlo ni un segundo más, solte la manguera al suelo y saque mi arma tomándola con las dos manos, apunte a la amenaza.

—¡Ey! —habló Shane mientras levantaba las manos en señal de rendición.

Suspire aliviada y baje el arma mientras la volvía a guardar.

—Me metiste un susto horrible. —murmure.

—Perdón —expresó Shane riéndose.

Mire hacia el suelo y me agache para recoger la manguera, pero en ese instante, Shane ya estaba junto a mi ayudándome también. Levante mi mirada y nuestros ojos se encontraron, había un brillo extraño en ellos, esa misma tensión que siempre había cuando estábamos los dos solos.

Nos levantamos con lentitud mientras ninguno desviaba la mirada. La manguera seguía en la mano de los dos como si fuera la conexión entre nosotros ahora.

—Jane... —habló con voz suave mientras se acercaba lentamente.

—¿Sí? —murmure con voz algo temblorosa por su acercamiento.

Trate de alejarme poco a poco, pero mi espalda choco contra la defensa del camión. Y entonces ya no tuve como escapar, solo tenía a un Shane cerca de mi. Nuestras respiraciones chocaban, nuestras miradas nunca se desviaron y ni yo entendía porque seguía sin romper el contacto visual. Su mirada bajo ligeramente a mis labios, los cuales parecía desear, pues sus pupilas se dilataron considerablemente.

Y entonces entendí todo lo que estaba pasando, de nuevo lo que pasó aquella noche, aquel beso que estuvimos apunto de darnos. Estaba de nuevo en esta situación que tanto evite por días y ahora ya no tenía escapatoria.

Y entonces, como si Dios hubiera escuchado mis plegarias, un estruendo se escucho algo cerca de nosotros. Shane se separó y sacó su arma, en un estado de alerta.

—Detrás de mi. —me ordenó mientras miraba hacia la dirección del estruendo.

Hice caso a su orden, saque también mi arma para si era necesario que ahora yo ayudara. Comenzó a caminar lentamente pero con estado de alerta, miraba a todos lados buscando alguna señal de lo que pudo provocar aquel sonido.

Y entonces se vio a una persona correr por detrás de los autos.

—¡Ey, detente! —exclamó Shane corriendo detrás de él.

Mire como lo perseguía sin éxito. Finalmente decidí acercarme en dirección contraria y cuando la persona dio vuelta en un auto para seguir escapando, me posicione frente a él y le apunte directamente con el arma.

La persona, que al parecer era un chico, se detuvo y levantó las manos en señal de rendición.

—¡No dispares! ¡No quiero hacerles daño! —habló nervioso.

Era un chico de unos 20 o 22 años, era castaño, tez blanca y tenía pequeñas bolsas debajo de los ojos, como si no hubiera dormido en semanas. Tenía barba, pero como si apenas empezará a crecer, llevaba ropa algo holgada y sucia. Tambien llevaba puesta una mochila en la espalda y parecía estar vacía.

Shane llegó algo agitado y se posiciono a mi lado mientras también le apuntaba al chico.

—¿Quién eres? —cuestionó con seriedad.

—Joshua... Joshua Smith. —nos miro aún con nerviosismo.

—¿Y tu grupo? —hable analizándolo de arriba a abajo.

—No tengo un grupo... estoy solo. —respondió aún con más nerviosismo.

Sus ojos destilaban más que nerviosismo, había miedo y era entendible, que dos personas desconocidas te apuntaran con un arma no era algo que pasara todos los días.

—¿Por qué corriste? —cuestionó Shane sin bajar ni un segundo el arma.

—Porque tenía miedo, solo buscaba comida y refugio. —respondió aún con miedo.

Baje el arma mientras que Shane aún seguía apuntándole.

—¿Cómo sabemos que no mientes? —murmuró con seriedad.

—¿Por qué les mentiría? Solo quiero sentirme seguro en este mundo de mierda. —contestó con incredulidad.

Escuche el suspiro pesado de Shane mientras veía que bajaba el arma lentamente.

—Puedes venir con nosotros, Rick querrá hablar contigo —explicó serio. —. Pero si intentas algo te vuelo la cabeza, amigo. —advirtió guardando su arma.

—Prometo que no haré nada. —respondió el chico bajando las manos con lentitud.

Shane se acercó y comenzó a revisarlo. Supongo para evitar que trajera alguna arma en alguna parte. Y entonces termino sacando un paquete con polvo blanco de la bolsa trasera de su pantalón.

El chico miró la bolsa y sonrió nervioso.

—¿Uso personal? —habló el chico alzando los hombros como buscando una excusa.

Shane suspiro y se la volvió a entregar.

—Tenemos niños en el grupo, no te quiero ver inhalando esa mierda frente a ellos. —advirtió Shane posicionándose a mi lado.

El chico asintió de manera rápida y volvió a guardar la bolsa.

...

Habíamos llegado de nuevo a la caravana junto a la carretera.

Rick había hablado ya con el chico nuevo, Joshua. Habían acordado que podía viajar con nosotros con la condición de que no usará esa droga frente a los niños, como Shane le habia indicado, o que considerará no volver a consumir.

Me encontraba arreglando la manguera y haciéndole los arreglos necesarios mientras Rick le contaba al grupo sobre Jim, sobre su decisión: quedarse aquí en la carretera y morir.

—¿Pero está consiente? —cuestionó Carol.

—Parece estarlo. —respondió Rick.

¿Por qué Jim quería quedarse aquí? Tal vez encontraríamos una cura para él en CDC. ¿Por qué quiere renunciar a eso ahora?

—En el campamento cuando dije que Daryl tenía razón y me callaste —comenzó mi abuelo —, me refería a preguntarle lo que él quería y ya tenemos la respuesta. Yo nunca estaría de acuerdo en matarlo. —explicó mi abuelo.

Mi mirada dejo de estar en el motor para mirar a mi abuelo. Ahora entiendo todo, mi abuelo no haría eso, lo tenía claro, pero ayer me hizo dudar un poco con su comentario.

—¿Lo dejamos aquí y nos vamos? No podría vivir con eso. —respondió Shane rascándose la nuca.

—No es decisión de nadie. —concluyó Lori.

Tenía razón, lo que Jim quisiera o no hacer, no era de nuestra incumbencia. Pero eso no significaba que no nos importaría en absoluto su persona.

Finalmente añadí un poco de cinta aislante en el agujero que la manguera tenía. Por lo menos, nos ayudaría a llegar a CDC con bien.

...

Nos encontrábamos caminando un poco más adentro del bosque. Shane y Rick ayudaban a Jim a caminar hacia un árbol. Y cuando estuvieron cerca, lo sentaron junto a uno, uno muy grande y con muchas hojas.

—Otro maldito árbol. —bromeó Jim.

Ya se veía algo pálido. Por lo que escuché de Rick, estaba teniendo alucinaciones por la fiebre. Y según Jacqui, ya estaba muy mal como para aguantar el viaje.

—Oye Jim, sabes que puedes cambiar de opinion, amigo. —mencionó Shane.

—La brisa se siente bien, estaré bien—afirmó Jim.

Todos estábamos muy serios y algo tristes. Yo no conviví mucho con Jim, pero la idea de dejarlo aquí a su suerte, no me gustaba mucho.

Cada uno comenzó a despedirse de él. Yo estaba a una lado de Glenn y Oliver, junto con ellos nos despedimos con una sonrisa. Finalmente todos volvimos, cada quien a su auto, volví a subirme con Daryl a su camioneta. Todos nos despedimos de Jim desde lejos mientras la caravana avanzaba con rumbo a CDC.

Pensar que Jim no podrá acompañarnos y que fue por él que vinimos hasta acá, me hace sentir extraña. Como si todo esto hubiera sido un error, salir del campamento, donde todo estaba bien. Pero dentro de mi, quería equivocarme con mis pensamientos.

—¿Quién es el nuevo? —cuestionó Daryl mientras su mirada seguía en la carretera.

—Se llama Joshua Smith —respondí mirando por la ventana. —. Shane y yo lo encontramos en la gasolinera mientras buscábamos la manguera. Queria refugio y comida, simplemente le dimos la oportunidad de venir con nosotros. —mire hacia atrás unos segundos, donde venia el nuevo junto a Shane en su auto.

Daryl se limito a asentir no muy convencido. No quise reclamarle nada, no estaba para pelear con él ahora.

...

El camino fue algo largo, ya estaba anocheciendo, al fin habiamos llegado a nuestro destino: CDC.

Bajamos con precaución y mientras más nos acercábamos, olía peor. Había bastantes cuerpos por todas partes, el lugar se veía abandonado.

Los hombres venían resguardando a las mujeres y los niños para en caso de cualquier ataque. Y entonces llegamos a la puerta principal del lugar, la cual estaba cerrada por completo. Rick y Shane comenzaron a golpearla en busca de que se pudiera abrir, pero fue en vano.

—Caminantes. —se escucho la alerta de Daryl.

Comenzó a disparar a unos cuantos que se estaban acercando. Saque mis cuchillos en busca de ayudarlo, ya no quería seguir fingiendo que sabía usar el arma.

—¡Nos trajiste a un maldito cementerio! —exclamó Daryl mientras se acercaba a Rick.

Shane fue más rápido y empujó a Daryl con fuerza lejos de Rick.

—¡Cállate! ¿Me oíste? ¡Cállate! —exclamó Shane molesto con Daryl.

Me limite a acercarme junto a Rick, mirando la puerta cerrada. Tenía que tener otra entrada o algo así.

—Rick esto no tiene salida, no te culpo. Pero tenemos que irnos, podemos ir a la ciudad. — habló Shane desesperado mientras se acercaba a Rick.

—Está por anochecer, no podemos ir ahí. —mencionó Lori mientras abrazaba a Carl.

—Fort Benning, Rick, podemos ir ahí. —sugirió Shane con urgencia.

A lo lejos escuchaba uno que otro disparo. Probablemente de los chicos intentando acabar con los caminantes. Esto cada vez me causaba más ansiedad, los disparos, la puerta cerrada. Lo que sentía hace unas horas, era verdad. Estábamos muy bien en el campamento, no debimos salir de ahí.

—No hay comida ni combustible. Eso está a cientos de kilómetros. —menciono Glenn desesperado también.

Rick no contestaba nada y mi mirada solo se fijo en la cámara que estaba en una esquina, buscando algo en ella que pudiera darnos una respuesta.

—Tenemos niños, mujeres. Solo necesitamos refugio, por favor. —expresó Rick hacia la cámara mientras golpeaba la puerta.

—Por favor, solo déjennos entrar. —rogué con desesperación, también golpee la puerta.

—¡Vamonos! —exclamó Shane haciendo que todos regresaran a los autos que estaban estacionados.

Y de repente, en el último momento la cámara se movió. Mire a Rick y él me miro a mi.

—¿La cámara se movió? —cuestione sorprendida.

—Sí —susurro Rick. —. ¡La cámara se movió! —gritó Rick casi feliz.

Entonces todos pararon en seco, sin entender nada. Shane se acercó a nosotros de nuevo.

—Es automático, no hay nada que hacer. —explicó Shane tratando de hacer que nos fueramos ya. —¡Vamonos! —exclamó de nuevo a todo el grupo.

—No, Rick tiene razón, yo también la vi moverse. —expliqué desesperada.

Quería que nos creyeran, quería creérmelo yo misma y no quedar como una loca.

—Si la cámara se mueve, no significa nada. —murmuró Shane mirandome, estaba más desesperado que antes.

Y entonces, mi ataque de ansiedad llegó. Mi respiración comenzó a deteriorarse, sabia que esto pasaría, pero no aquí y ahora.

Mientras Shane trataba de convencer a Rick de que nos fuéramos, yo miraba al suelo tratando de calmar mi ataque de ansiedad, pero simplemente no podía. La desesperación de la situación no permitía que mi ansiedad disminuyera.

Entonces cuando sentía que no podía más, unos brazos rodearon mi cintura, era Daryl. Me sostuvo con fuerza y me alejó de la puerta llevándome a un lugar un poco más alejado de todos. Rogaba porque mi abuelo no mirara esta situación, pero al encontrarlo con la mirada, lo vi junto a Oliver cuidando a las mujeres de los posibles caminantes.

Mire hacia Daryl, sentía que me desmayaría si seguía con este ataque. No quería eso, no ahora, no un problema más para el grupo.

—Está bien, te tengo. —habló Daryl causando que sintiera seguridad.

—¿Estás bien? —preguntó Glenn llegando a mi lado.

Asentí aún con la respiración algo irregular. Odiaba sentir toda la atención en mi por un maldito ataque de ansiedad.

—¿Entonces si tienes asma? —cuestionó Glenn.

No respondí, pero me causó gracia su pregunta tan de la nada. Seguía sintiendo los brazos de Daryl en mi cintura y eso me hacía... estremecerme ligeramente al sentirlo tan cerca, pero tambien me hacía sentir seguridad, calma, aunque fuera poca.

Y con un estruendo la gran puerta se abrió, dejando salir una luz cejante. Baje la cabeza para evitar mirarla directamente. Nadie se movió de su lugar, a pesar de que estuviera abierta. ¿Está era una nueva oportunidad para nosotros o sería un terrible caos?











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