1|Inicio
Narra Jane:
Aún estaba en shock. Acababa de presenciar una escena... sangrienta. Mis tíos y mi prima, todos ellos estaban... muertos.
Esas cosas extrañas, se abalanzaron sobre ellos, como si estuvieran realmente hambrientos.
—Jane —¿cómo había podido dejarlos ahí y no hacer nada? —, Jane —mi prima, mi única amiga había muerto —¡Jane, hija! —salí de mis pensamientos al escuchar ese grito proveniente de mi abuelo.
—¿Qué ocurre, abuelo? —respondí con la mirada perdida en la nada.
—Hija, yo se que aún estas en shock, pero necesito que estés consiente, no sé que más pueda pasar y tú eres la única que me puede ayudar si es necesario. —menciono mi abuelo, mientras manejaba a toda velocidad en nuestra casa rodante.
Voltee a mirarlo, él también tenía una mirada bastante preocupada y con miedo. Ninguno de los dos sabíamos que estaba ocurriendo. De un momento a otro esas cosas aparecieron afuera de nuestra casa. Sólo recuerdo que mi abuelo entró apresurado a casa, pidiendo que guardaramos ropa y demás cosas importantes, porque teníamos que salir lo antes posible de la Ciudad. Mi tío... mi tío simplemente no le creyó a mi abuelo y fue cuando una de esas cosas se abalanzó sobre él, mordiendo su cuello.
—Está bien, abuelo. —estaba tratando de ya no preocuparme más por el asunto.
Solté un pequeño sollozo. Al fin logré lo que quería, llorar, sacar todo lo que sentía por dentro. Llorarle un buen rato a mi prima, y por supuesto, al idiota de mi tío y su esposa. Si tan sólo él le hubiera creído a mi abuelo, no les estaría llorando ahora.
—¡Ayuda! ¡Por favor, ayúdenos! —escuche unos gritos de mujer.
Levante la mirada y limpie mis lágrimas que apenas habían comenzado a brotar. Pude ver, a lo lejos, a un par de rubias en la esquina de la calle llorando. Tenían un cierto parecido. Probablemente eran hermanas.
—Jane, me detendré para que puedan entrar. Pero necesito que tú abras la puerta y la cierres al segundo. No queremos que una de esas cosas entre aquí. —
Asentí y me fui a la parte de atrás de la casa rodante. No me parecía muy buena la idea de recoger gente desconocida. Pero confío en mi abuelo y si él confía en esas chicas, yo también.
Espere a que mi abuelo se posicionará frente a las chicas para yo poder abrir la puerta y que entrarán.
—Ten mucho cuidado, Jane. —dijo mi abuelo algo preocupado.
—Se defenderme, abuelo. No te preocupes. —
—Sabía que esas clases de defensa personal servirían de algo. —me miró orgulloso con una sonrisa. Le devolví el gesto y reí al recordar que al principio mi abuelo se negaba a que entrará a esas clases.
La casa rodante comenzó a ir cada vez más rápido. Mi abuelo paro en seco y me dio la señal de que abriera la puerta. Al abrir la puerta me encontré con unas rubias con lagrimas y con bastante miedo en su caras. Al instante entraron a paso rápido a la casa rodante. Estaba apunto de cerrar la puerta, cuando una de esas cosas metió su brazo, impidiendo que pudiera cerrarla completamente.
Mi instinto fue querer abrir la puerta nuevamente. Al hacerlo, esa cosa se quiso acercar más y lo único que hice fue darle una patada, provocando que esa cosa cayera al suelo. Finalmente cerre la puerta y mi abuelo arrancó la casa rodante.
—¡Carajo! —hable algo nerviosa. Realmente tenía miedo de que esa cosa entrará y nos hiciera daño.
—Jane. —Se escucho la voz de mi abuelo, a manera de regaño. Odiaba que yo pronunciará alguna mala palabra frente a él.
—Lo siento, abuelo. —
Tome aire profundamente y voltee a ver a las rubias, que se encontraban sentadas en el pequeño comedor que tenía la casa rodante. Estaban igual que yo, recuperando el alma.
—¿Están bien? —les pregunte. Al instante voltearon a mirarme con la misma cara que mi abuelo, de preocupación y miedo.
—Si. Les agradecemos bastante por la ayuda. —menciono una de las rubias. Al parecer era la mayor de las dos, pues se veía unos cuantos años más grande que la otra.
—No se preocupen, lo importante es que estuvieran a salvo. —menciono mi abuelo, mientras seguía conduciendo lo más rápido que podía.
—Será raro que pregunte esto, pero ¿Alguna de esas cosas los rasguño o mordió? —nos pregunto con algo de miedo a nuestra respuesta.
—No, gracias a Dios ninguna de esas cosas se me acercó. A ninguno de los dos. —aclaré.
—¿A qué viene la pregunta? —habló ahora mi abuelo.
—A... a nuestro padre lo rasguño una de esas cosas —al momento se escucho un sollozo de parte de la otra rubia, estaba con la cabeza abajo, sabía lo que estaba sintiendo —, y pensamos que estaría bien, pero después de un hora, se convirtió en algo igual. Y al momento de salir de nuestra casa, miramos que te convertias en algo igual cuando te mordian. Por eso les hacia la pregunta, de si esas cosas los atacaron de alguna forma. —dijo algo preocupada.
—No, a mi tíos y mi prima sí. Los mordieron, pero no pudimos ver si se convirtieron en algo igual. Mi abuelo me sacó rápido de ahí. —recordar ese momento me traía unas náuseas horribles. Recordar la sangre por la alfombra de la sala, a mi prima gritando y pidiendo ayuda, y a esas cosas entrar poco a poco a seguir atacandonos. No, simplemente no podía. —Pero ¿Qué son esas cosas? —
—Zombies. —menciono ahora la otra rubia secando sus lágrimas.
—¿Zombies? —cuestione algo confundida.
—¿De dónde sacaste eso? —pregunto la rubia mayor a la otro rubia algo enojada. —Olviden lo que dijo mi hermana. —
—¿Entonces si son hermanas? —les pregunte.
—Sí —soltó una pequeña risa —, por cierto, soy Andrea Harrison. —dijo la rubia mayor extendiendo su mano para saludarme.
—Mucho gusto, soy Jane Horvath. —estreche la mano con la rubia. Seguido de esto la rubia menor se levantó del asiento y estiro su mano también.
—Soy Amy Harrison. —estreche nuevamente mi mano con la segunda rubia y esta me sonrió.
—Es un gusto poder conocerlas, no en estas circunstancias, pero igual es un gusto. —dije con una sonrisa de lado. —Ah, olvidé presentarles a mi abuelo. Él es Dale Horvath. —dije señalando a mi abuelo con la mirada. El susodicho nos dio una mirada rápida y sonrió.
—Es un gusto poder conocerlas. —dijo mi abuelo antes de poner la mirada al frente nuevamente para seguir conduciendo, supongo a las afueras de la Ciudad.
Después de un rato de conversar con las chicas, con las cuales me había llevado bastante bien, llegamos a la carretera para salir de la ciudad. Pero está estaba repleta de automóviles y de gente tratando de salir de Atlanta. Al parecer nos esperaban unas largas horas aquí.
—Jane, hija. En la alacena hay un poco de comida y abajo del lavaplatos hay botellas de agua, por si tienen hambre o sed. — menciono mi abuelo. Al instante me pare a verificar.
Encontré unas bolsas de papas, unas latas de atún, sopas instantáneas y unas latas de soda. Agarre 4 bolsas de papas y 4 botellas de agua. Le entregué una a cada chica y a mi abuelo. Comenzamos a comer. A pesar que de mi mente no se borraba la escena de mi prima y mis tíos, me estaba muriendo de hambre.
El sueño nos empezó a ganar a las 3 y estaba segura que a mi abuelo igual. Revise el pequeño reloj de mi muñeca, que mis padres me habían regalado cuando estaba pequeña. Me decían que era un reloj antiguo que le pertenecía a mi abuela, la esposa de mi abuelo Dale. Ella ya tenía más de 10 de haber fallecido y decidieron dármelo a mi.
El reloj marcaba las 2:30 de la madrugada. Ahora entiendo el motivo de nuestro sueño.
—Jane, esto se alargará, hija. En la parte de atrás hay 4 camas en las cuales pueden dormir, descansen un poco, no sabemos que pueda pasar mañana. —Asentí y les mostré las camas a las chicas.
Era un pequeño cuarto con 2 camas abajo y un poco más arriba había otras 2 camas. Andrea y Amy decidieron dormir en las camas de arriba. Al momento de que se acostaron en la cama cayeron rendidas. Estaban bastante cansadas y aunque no lo pareciera estaban agobiadas. Su padre había muerto y tuvieron nada de tiempo para procesarlo, al igual que yo con mi prima y mis tíos.
Realmente a pesar del sueño que tenía, estaba batallando un poco para dormir. No quería que pasara algo y no estuviera despierta para ayudar a mi abuelo. Tampoco lo quería perder a él, con la pérdida de él no podría.
De tanto estar pensando, finalmente el sueño me hizo caer rendida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro