Hace una semana, Jungkook encontró un mensaje abandonado en una botella, palabras que desgarraron su alma y lo sumieron en una profunda melancolía. El mensaje decía que ya no era bienvenido en casa, que el amor se había esfumado como una bruma en el viento. Jungkook no podía negar el dolor que lo consumía, una herida abierta en su corazón que parecía no tener cura.

Anoche, buscó refugio en el bullicio del club, intentando ahogar sus penas en alcohol, pero en lugar de encontrar alivio, solo encontró más desesperación, más vacío. Todos a su alrededor se burlaban de él, riéndose de su profunda tristeza y de su incapacidad para sonreír y bailar. Su corazón roto era un peso que nadie más parecía entender, una carga que llevaba solo.

Ahora, Jungkook se sienta junto al teléfono, esperando que suene, esperando que Jimin regrese. Pero en lo más profundo de su ser, sabe que no lo hará. Debería haberlo sabido desde el principio, debería haber reconocido las señales de la partida de Jimin. La realidad de su ausencia se cierne sobre él como una sombra oscura, envolviéndolo en un manto de tristeza y soledad. Cada día que pasa, la tristeza de Jungkook se vuelve más abrumadora, más insoportable. Se pregunta si merece esta agonía, si alguna vez encontrará consuelo en medio de esta tormenta emocional que lo consume.

Esta mañana, con el corazón en la mano, Jungkook se acercó a la puerta de Jimin. Buscaba redención, deseaba admitir sus errores y pedir una segunda oportunidad. Pero las palabras frías y distantes de Jimin le recordaron que ya había escuchado todas sus disculpas antes. La Navidad llegó y se fue, y no hubo regalos para Jungkook, solo un vacío aún más profundo en su alma.

Él solo se pregunta si merece ser olvidado, si merece este castigo que lleva consigo como una carga pesada y opresiva.

Así que Jungkook se arrastra hacia la licorería, en busca de un refugio temporal. El alcohol se convierte en su único compañero, en su confidente silencioso que ahoga momentáneamente la tristeza que lo abruma. Pero incluso en su embriaguez, la melancolía persiste, como un eco constante en su corazón roto. Sus amigos intentan consolarlo, pero sus palabras se desvanecen en el vacío, incapaces de penetrar en la oscuridad que lo envuelve. Nadie puede entender realmente el tormento que Jungkook siente, nadie puede aliviar su sufrimiento.

Y allí está, sentado junto al teléfono una vez más, aferrándose a una esperanza que sabe que nunca se materializará. Debería haberlo sabido, debería haberse dado cuenta de que la soledad era su única compañera en este mundo frío y despiadado. Pero recordar esa charla solo acentúa el dolor de Jungkook. No necesita a nadie para bailar, para encontrar la felicidad, pero está demasiado triste.

Así, en medio de esta abrumadora tristeza, en este baile solitario de la vida, Jungkook se hunde cada vez más en la oscuridad. La música sigue sonando, las luces siguen brillando, pero él está atrapado en su propio sufrimiento, en un remolino de emociones negativas que amenazan con consumirlo por completo. No puede bailar, no puede sonreír, porque la tristeza lo consume, lo envuelve como una sombra eterna que no da tregua.

En cada rincón de su mente, Jungkook se pregunta si alguna vez encontrará la paz, si alguna vez podrá superar este dolor que lo persigue como un fantasma implacable. Se aferra a los recuerdos de lo que solía ser, de los momentos felices que compartió con Jimin, pero ahora esos recuerdos solo le traen más dolor. Se pregunta si merece este sufrimiento, si merece esta tortura en su pecho que parece no tener fin.

El tiempo pasa, los días se vuelven borrosos y monótonos, y Jungkook se encuentra cada vez más perdido en su propia melancolía. Se pregunta si alguna vez encontrará la fuerza para levantarse, para seguir adelante sin el amor y el apoyo de Jimin. Su padre le dijo que no necesitaba romance, que podía caminar solo en este mundo frío y despiadado, pero las palabras de consuelo de su padre solo acentúan el dolor de Jungkook. No necesita a nadie para bailar, para vivir, pero en este momento, está demasiado triste para encontrar la fuerza para hacerlo.

Así, en medio de esta abrumadora tristeza, en este baile solitario de la vida, Jungkook se hunde cada vez más en la oscuridad. La música sigue sonando, las luces siguen brillando, pero él está atrapado en su propio sufrimiento, en una espiral descendente de emociones que amenazan con ahogarlo. No puede bailar, no puede sonreír, porque la tristeza lo consume, lo envuelve como una sombra eterna que no da tregua, que lo persigue sin descanso.

Y es entonces, solo por eso, por la melancolía que lo consume, que Jungkook está demasiado triste, demasiado triste para bailar.

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esto solo es un pequeño os deprimente inspirado en una de las canciones de jk porque he estado triste y al parecer es lo único que creo que más o menos puedo trasmitir en este momento.
ojalá les haya gustado uu ♡

pd: habrán 2 extras ★