26.- Tu aroma bajo la lluvia.
Dia 26/Perfume
Aclaraciones:
—Universo alterno.
º º º
Peter corre deprisa, recién salió de casa de Ned y la lluvia no tardo en alcanzarlo. Ama la lluvia pero cuando se encontraba en casa, con una taza de chocolate y viendo Star Wars, no cuando tiene que caminar 4 kilómetros hasta llegar a casa.
Hubiese pedido un taxi, pero no podía permitirse gastar el dinero que tenía, tendría algunos gastos más adelante, así que no. Maldijo cuando la lluvia en lugar de disminuir aumentaba considerablemente.
Pudo haberse quedado en casa de Ned, pero tercamente —como solo Peter sabe—, decidió que debía volver a casa a terminar su tarea. Ahora pagaba las consecuencias.
Se detiene en una esquina para esperar que se detengan los autos y pasar al lado contrario, error suyo no haber esperado un poco más atrás, ya que cuando menos lo espero un auto lo termina mojando.
—¡Hey! —escucha alguien llamarlo desde atrás, va en abrigo y con unas gafas negras que cubrían su rostro.
Peter lo mira y aunque por un momento le da miedo, se desconcerta cuando lo mira quitarse el abrigo.
—Toma, estas empapado y seguro enfermeras. —Peter duda sobre si tomar el abrigo, pero no tuvo que tomarlo, el hombre se encargó de colárselo.
—Eh, g-gracias. No tiene por qué hacerlo.
—Estoy a punto de entrar a una junta importante, ¿Vives lejos de aquí?
—En Queens.
—Bastante. —Peter ve como el mayor desvía su mirada hasta los autos. Para un taxi y después su mirada vuelve a Peter. —Debes llegar cuanto antes y vestirte, estoy seguro que si sigues así por más tiempo enfermaras.
—No, está bien, en verd-
—Llévelo a Queens, él le dará la dirección precisa—Peter mira al hombre darle indicaciones al conductor al igual que algunos billetes y Peter no puede sentirse más apenado.
—¿Por qué hace esto? —pregunta Peter.
Es decir, ni siquiera se conocen —no que el recuerde—, y mucho menos es normal que un hombre sea tan amable con él.
—Porque si no lo hago, quedara en mi conciencia que pude evitarle a un adorable joven una neumonía. —El hombre ríe—. Soy Tony...
—Peter.
—Un gusto, Peter. —Ambos presionan sus manos—. Ahora sube que tú debes llegar sano a casa y si no yo llego ya a mi junta me mataran.
Ambos ríen y Peter asintiendo sube al taxi.
A través de la lluvia bajando por su ventana ve a Tony perderse. Se acurruca en la calidez del abrigo y no evita sentirse a gusto con el aroma de su perfume que ahora lo acompaña.
Nota del autor:
No especifique sus edades, ya que me imagine tanto aun Tony adulto corriendo a una junta urgente de negocios, y a un Tony joven —mayor a Peter—, corriendo a una junta donde si no llega su padre lo matara.
Queda su imaginación.
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