Especial navideño ❄️
Nota: esto transcurre dos años después del final y cinco antes del epílogo.
OLIVIA
Navidad, estas fechas de verdad me encantan. Cuando éramos pequeños mi mamá se encargaba de que todo fuera perfecto, decorábamos la casa entera y todo cambiaba de color por los colores navideños. Por la tarde Dante, mamá y yo horneábamos galletas mientras Matteo y Noah pensaban en un plan para ese año sí lograr tomar una foto de Santa.
Después de que ella murió las navidades se volvieron tristes, mi padre nunca estaba y aunque Noah y Matteo hacían su mejor esfuerzo era imposible evitar sentir la tristeza del vacío que mamá había dejado en el ambiente.
Pero eso cambió en cuanto nació Ámbar, porque entonces decidí que era mi turno de hacer que el espíritu navideño regresara a la casa. Quería para ella la misma emoción que vivíamos nosotros cuando éramos pequeños.
Hoy, cinco años después y con dos pequeños más corriendo por la casa, la navidad vuelve a ser un día que esperamos con muchas ansias. Yo particularmente, en este año un poco más, ya que el veinticinco de diciembre voy a protagonizar mi primera obra real, y como no podía ser de otra forma es una obra navideña.
— ¡Tía! —grita una pequeña vocecita desde el jardín —¡TIA!
Ámbar corre hacia mí con Stéfano e Isabella siguiendo sus pasos. Ellos apenas tienen dos años, y siguen a su prima mayor a absolutamente todos lados.
— Tía —repite Isabella de una forma muy graciosa. Stéfano no dice nada, a él aún le cuestan las palabras.
— Papá dice que tal vez podamos tomar una foto de Santa, estamos pensando en un plan —no me deja responderle nada, sale corriendo como una loca hacia el patio donde Matteo y Noah están haciendo una especie de "dispositivo" para que tome la foto.
Amo la inocencia de los niños, alcanzaría con dejar un teléfono grabando, pero crear un extraño dispositivo los mantendrá entretenidos toda la tarde.
Mi papá está de viaje, se disculpó unas mil veces por no estar aquí para nochebuena pero llegará mañana para ver mi obra y cenar todos juntos.
Isabella corre tras su prima mayor pero Stéfano se queda conmigo estirando sus bracitos para pedirme upa. Él no habla casi nada, pero ha aprendido a comunicarse a la perfección sin necesidad de hacerlo, Matteo dice que tiene toda la capacidad de hablar pero simplemente no quiere hacerlo porque sabe que las palabras no son importantes, Emma dice que no habla porque es vago y quiere que le alcancemos las cosas solo señalando, Liam dice que necesita su tiempo porque no todos los niños crecen al mismo ritmo y Noah luego de llevarlo con todos los médicos para asegurarse de que todo está bien dice que dejen de presionarlo y que hablará cuando esté listo.
Yo creo que todos tienen un poco de razón, pero que ninguno ve que en realidad aún es muy pequeño, y no es que él esté tardando en hablar sino que Ámbar e Isabella aprendieron a hablar desde muy pequeñas. Isabella, que es solo unos minutos mayor, habla demasiado. Ya puedes mantener una conversación con ella, y apenas cumplió los dos años. No es bueno compararlos, cada uno tiene sus tiempos.
— Buenos días, Hadita —escucho la voz de mi chico a mis espaldas.
Acaba de despertarse, por lo general se despierta temprano y yo tarde, pero ayer le tocó cuidar a Ámbar y está tan ansiosa con la navidad que no quería dormirse, yo me dormí y él se quedó con ella haciendo un sinfín de dibujos para Santa.
— Buenos días mi amor —volteo para darle un besito — ¿Es mi impresión o cada día te levantas mas lindo?
Se acerca a mi oído responder sin que Stéfano escuche.
— Son tus polvitos mágicos.
Suelto una risita y el pequeño aprovecha para envolver sus brazos en el cuello de su tío favorito en el mundo e irse con él.
— Yo debería ser su padrino —se queja Liam besando su cabeza.
— Lucas es un muy buen padrino, Stéfano lo adora.
— Lo sé, pero me quiere mas a mí.
Y es verdad.
Liam no es nada celoso conmigo, pero sí lo es con los pequeños de la casa. Es una tontería teniendo en cuenta que los tres lo prefieren a él, tiene magia, no sé como logra tener tanta paciencia y no puedo dejar de pensar en que algún día será un papá perfecto.
Pero no aún, aún me faltan dos años para terminar la universidad y aunque amo que vivamos aquí todos amontonados me gustaría que tengamos nuestra propia casa para formar nuestra pequeña familia. Noah se niega a dejarme ir, dice que ya está trabajando en los planos para construir mi casa en el mismo predio luego de que me negué como diez veces a vivir para siempre en su casa. De hecho Liam y Frank nunca se mudaron aquí, aunque la mayoría de las noches se quedan a dormir siguen viviendo en su departamento en el centro.
Me costó mucho que Liam me contara por qué no quería vivir con nosotros, pero finalmente una noche me lo dijo y lo entendí por completo. Él odia las casa grandes porque la enorme distancia que tuvo que correr en su casa desde su habitación al patio para salvar a sus hermanos hizo que no llegara a tiempo para salvar a su hermana. Sé que es una extraña asociación pero así funcionan los traumas. Aceptó que Noah hiciera los planos con la condición de que fuera una casa pequeña y a mí me parece perfecto. Las casa pequeñas parecen más un hogar.
Frank y Dante, en cambio, no quieren una casa, ellos tiene planeado viajar por el mundo luego de la graduación, me cuesta pensar en eso porque Dante y yo no hemos estado separados nunca, pero si él será feliz yo también lo seré.
— ¡Livie! —grita mi hermana desde el segundo piso por la ventana de la habitación de Matteo — Te necesito aquí.
Le doy un último besito a Liam y otro a Stéfano y ambos se van a ayudar a los chicos con sus inventos mientras yo entro a la casa.
— ¿Qué pasa? —digo fastidiada porque me hizo subir.
Emily también está aquí, tienen muchísima ropa sobre la cama y una especie de discusión que se da muy a menudo.
— Ayúdame a convencerla de que se ponga algo bonito para la fiesta —se deja caer sobre la cama y señala una pila de vestidos cortos y ajustados.
Haremos una pequeña fiesta luego del estreno, solo para la familia cercana de los actores en la obra pero mi familia cercana es bastante grande.
Suelto una pequeña risa y me siento junto a Emma.
— Llevan cinco años siendo amigas, es hora de que aceptes que no puedes corromperla, ella es así y ya.
Emma muerde su labio inferior.
— Si fuera porque es su personalidad yo no batallaría con eso, es que la tonta dice que su cuerpo no es el mismo desde que tuvo a Ámbar y... ¡Solo mírala! Está diciendo tonterías.
— Bueno, sí estás diciendo tonterías —coincido con mi hermana —. Pero seguro podemos encontrar algo que te haga sentir segura y no sean pantalones.
Me meto en su armario y encuentro una pequeña caja al fondo de todo el desorden que han creado.
— ¿Qué hay aquí? —pregunto sin abrirla, no quiero ver cosas que puedan perturbarme, ella es la mujer de mi hermano.
Ella se ríe de mi expresión y toma la caja de mis manos.
— Nada malo, tonta. Solo es ropa que Matteo diseñó para mí, pero aun no la uso porque...
— "Porque enseña demasiado..." —Emma imita su voz haciendo que las dos riamos.
— No, no es por eso... es que... ni siquiera me la he probado, había olvidado que estaba allí.
— Que ingrata —entrecierro mis ojos y vuelvo a quitarle la caja —. Le diré que ahora solo diseñe ropa para mí y para Ámbar, tú no te lo mereces.
Abro la caja y saco un vestido corto de mangas largas con la espalda descubierta, es ajustado en el pecho y en los brazos, pero luego de la cintura bien marcada cae suelto hasta la mitad del muslo. Matteo conoce perfectamente las inseguridades de su novia, y aunque le repite todo el tiempo que son tonterías, toda la ropa que hace para ella la hace pensando en que se sienta segura y hermosa.
Él no hace ropa para nadie más, aunque me cansado de pedírselo, "solo para Ámbar y Emily" es la respuesta que obtengo siempre, extraño aquellos tiempos en los que yo era su única consentida.
— Es que dijo que era para una ocasión especial, y como no hemos tenido ninguna simplemente lo olvidé, pero es perfecto —voltea a ver a Emma entrecerrando sus ojos —. ¿Tiene tu aprobación, defensora de las faldas cortas?
— Si salió de la cabecita de mi mejor amigo que sabe muy bien que eres una diosa que el mundo debería admirar, entonces debe ser perfecto. Pruébatelo.
Emily se está por quitar lo que trae puesto y se detiene mirando a Emma.
— No irá Lucas ¿Verdad?
— De hecho sí —respondo yo por Emma — ¿Por qué?
— Me siento incómoda con él luego de lo que pasó con Eric, aún me da vergüenza.
Emma se acomoda en la cama, aún tiene la espina clavada y al parecer no dejará ir eso con facilidad.
— No te hacía sentir incómoda haberle roto el corazón pero ahora te hace sentir incómoda una estupidez que cometió tu hermano y de la que no eres para nada responsable...
Lucas es un tema sensible para Emma, yo en el lugar de Emily ya no lo mencionaría frente a ella.
— Ya han pasado dos años Em, créeme que ya no importa —intento conciliar antes de que se peleen.
Alguien golpea la puerta y yo salgo para que no entre porque Emily se está cambiando.
Es Frank, acaba de salir de la ducha y su cabello rubio cae húmedo sobre su frente.
— ¿Alegra ya llegó?
— No, ni siquiera sabía que vendría —él se encoje de hombros y le lanzo una mirada celosa —. Deja de robarme a mi mejor amiga, tú la tienes a Valeria.
— Ella se pasa todo el día con el novio, además no seas celosa, hay Alegra para todos. Avísame si llega —deja un beso en mi mejilla y se va por el pasillo con Dante que acaba de salir del baño también con su cabello mojado.
Por suerte no uso ese baño, espero hayan limpiado todo.
— Liv —me llama Noah desde abajo, al parecer hoy estoy muy solicitada.
¿Qué está pasando? Algo dentro de mí me dice que algo se está escapando a mis ojos, pero prefiero no saber.
— ¿Qué necesita el hermano mas hermoso y tierno del mundo? —pregunto dándole un abrazo meloso.
— Te estoy escuchando —protesta Matteo que está en la sala y yo no lo había notado.
Le lanzo una mirada un tanto resentida.
— Acabo de ver un vestido que hiciste para Emily, y estoy tan celosa que Noah será mi favorito hasta que hagas uno para mí.
Él se encoge de hombros mirando como abrazo a Noah con indiferencia.
— Tal vez lo haga, tal vez no, quién sabe.
Noah le hace un gesto que podría perfectamente significar "no molestes" y vuelve a poner sus ojos en mí.
— ¿Tú harás las galletas? Solo a ti te salen como a mamá.
Veinticinco años, dos hijos, es el dueño de una firma de arquitectos de gran renombre en el país, y me hizo venir desde arriba para pedirme galletas.
— Claro que sí —estrujo sus mejillas tiernamente —. Haré una con forma de duende gruñón solo para ti.
— ¿Y para mí? —reclama Matteo que ya no pudo hacerse el irresistible conmigo y me jala para robarme de los brazos de Noah.
— Para ti... un leoncito de Gryffindor —beso su mejilla también y me alejo para buscar a mi novio y que me ayude con las galletas.
— ¿A dónde vas? —me pregunta Matteo jalando mi brazo.
— A buscar a Liam, él va a ayudarme con las galletas.
— No, le prometiste a Ámbar que ella lo haría, de hecho me hizo comprarle un delantal específicamente para eso y está muy entusiasmada de que compartirás tu receta con ella como las hacía la abuela.
Pensaba que sería lindo hacerlas los tres juntos, pero tal vez sea un buen momento para compartir solo con mi sobrina.
Este año decidimos hacer una especial para cada uno, y nos pasamos mucho rato decidiendo entre las dos cual sería la forma correcta para cada uno.
— Para la tía Emma una mariposa, para el tío Noah un duende gruñón, para papi un leoncito, para mami una nota musical —repite ella que ha anotado todo en una libretita con su tierna letra de principiante —, para mi padrino un osito, para el tío Frank y el tío Dante un planeta tierra y un avión, para Stéfano una pelota de básquet y para Isa una mariposa igual que su mami. ¿Quién falta?
— Faltamos nosotras —le recuerdo y sonríe.
— Una hadita para ti... —se toma su tiempo para escribirlo y luego piensa.
— ¿Y para ti? ¿Qué te gusta a ti?
— Me gusta mi familia, y estar todos juntos.
Su dulzura me derrite, sin dudas sacó eso de su madre pero Matteo es muy dulce con ella también, como nunca lo ha sido con nadie.
— ¿Qué tal un corazón? Y allí pones todo el amor que sientes por nosotros.
— Necesitaría una galleta muy, muy grande —estira sus manitos todo lo que sus brazos le permiten.
Luego del momento tierno pusimos manos a la obra, nos llevó el resto de la tarde darle sus detalles a todas las galletas y para cuando terminamos el sol ya está por desaparecer y debemos ir a bañarnos para la cena de nochebuena.
Voy a bañarme mientras dejamos enfriar las galletas, Emily llama a mi puerta en cuanto salgo de la ducha y aún no me he vestido. De todas formas le digo que pase porque hay confianza, somos familia.
Ella ya trae puesto el vestido que encontramos en su armario, se ve realmente hermosa.
— Encontré este vestido, me queda pequeño pero tal vez a ti te quede bien. Si es así te lo regalo.
Extiende hacia mí un vestido rosa pálido con encaje, tiene los hombros descubiertos y me enamoro de él apenas lo veo. Obvio este no lo diseñó Matteo, parece de alta costura y me pregunto en qué momento lo habrá comprado Emily o para qué.
— Pruébatelo —dice poniendo la mirada en su teléfono para esperarme.
Es demasiado para hoy, solo seremos nosotros y ya tenía la ropa elegida, pero sin dudas podría usarlo para la fiesta de mañana.
— Va con esto —dice extendiendo un tocado de flores del mismo color.
Ya sequé mi cabello en el baño así que solo pongo la tiara sobre mi cabeza y admiro mi imagen en el espejo.
Es perfecto, me encanta. Estoy enamorada de este vestido.
— Gracias, es hermoso. Lo usaré para la fiesta de mañana sin ninguna duda.
Dante entra en mi habitación sin golpear, es raro porque él nunca hace eso pero tampoco lo regaño.
— Te necesito, es importante —jala de mi brazo pero me deshago de su agarre.
— Espera que me quito el vestido y... —no me deja terminar, vuelve a agarrarme y me saca de la habitación.
¿Qué puede ser tan urgente?
No me doy cuenta de cual es la realidad hasta que piso el jardín. Estoy descalza, pero no tardo mucho en darme cuenta de que todos lo están. También visten de blanco ¿Qué eso no era en año nuevo?
Mis ojos divagan por el hermoso jardín, las luces navideñas blancas adornan todo el ambiente con luz tenue, y hay flores, flores del mismo color que mi vestido. Mi familia rodea un bonita glorieta de madera que antes no estaba allí, en el centro está parado Liam y las cosas comienzan a tomar forma en mi cabeza.
Dante me empuja hacia allí porque me quedé congelada en el suelo. Las manos me sudan, el corazón me late a mil por hora, pero de todas formas camino hacia el amor de mi vida.
— ¿Qué es esto? —pregunto y mis ojos ya amenazan con llorar por la belleza de la escena.
Liam toma mi mano y me hace dar una pequeña vuelta.
— Solo te faltan las alas, Hadita.
Matteo se acerca para traer mis alas. Son de tul y brillos y encajan perfectamente en la parte de atrás de mi vestido.
— Espero que te guste mi regalo —murmura viendo mi vestido.
Oh, si lo diseñó él. Es increíble, de verdad ya parece un profesional.
Todo estaba planeado, me mantuvieron ocupada toda la tarde para preparar esto, y su cómplice número uno fue mi sobrina de cinco años que ahora luce extremadamente satisfecha con su trabajo.
Liam aclara su garganta y el silencio se adueña del lugar.
— Tú sabes que no hay palabras que pueda decir que no te haya dicho ya, pero tú logras que con solo verte cada mañana tenga la certeza de que será un buen día. Las palabras bonitas se me han acabado, pero un buen amigo mío aseguraría que no hacen falta, que tú y yo sabemos que el amor que hay entre nosotros ha trascendido todos los niveles existentes.
Ya estoy llorando, nunca supe qué era lo que había hecho bien en esta vida para tenerlo, pero voy a estar agradecida siempre.
— Así que hoy, te traje aquí frente a nuestra familia, para decirte las únicas palabras bonitas que hasta hoy nunca te había dicho...
Busca algo en su bolsillo, mi corazón está a punto de explotar de amor y las lágrimas no me permiten ver cuando lo observo apoyar su rodilla en el suelo como los caballeros de antes y extender una cajita roja hacia mí.
— ¿Quieres casarte conmigo?
Lo tomo por su mano y lo hago ponerse de pie para abrazarlo.
— Claro que sí, mi amor —respondo como puedo entre lágrimas y toda la familia estalla en abrazos y gritos cuando nos besamos.
Él es perfecto, me ha regalado dos años de amor incondicional en los que he sentido su amor y su respeto incluso cuando peleamos, no me he ido a dormir ni una noche con la más mínima sensación de que podría no quererme. Si hay una certeza que tengo en esta vida, es su amor.
— Te amo, Hadita, no tienes idea de cuanto —me da múltiples besos intercalados con sus palabras y luego se aparta.
Noah toma la palabra luego para hacer un anuncio.
— Ahora, como los regalos materiales no nos importan, cada uno de nosotros les dará un regalo simbólico para colaborar con su felicidad.
Matteo es el primero en hablar.
— Yo les regalo la complicidad, para que puedan entenderse sin palabras.
Les sigue Emily que está a su lado con Stéfano en sus brazos.
— Yo les regalo la ternura, para que nunca dejen de jugar como niños.
— Yo les regalo la pasión, para que el fuego nunca se apague —dice Emma y posteriormente nos lanza una guiñada.
Dante se ríe por lo bajo de que Emma siempre es Emma hasta en los momentos tiernos y toma su turno.
— Mi regalo es la sinceridad, para que siempre puedan ser ustedes mismos frente al otro.
— Y el mío es la libertad —complementa Frank —, para que aún estando juntos no pierdan su propia esencia.
Noah es el último.
— Yo les quiero regalar el perdón, para que siempre sepan darse segundas oportunidades —luego de decirlo pone sus ojos en Liam —. Aunque espero por tu bien que tú no necesites ninguna.
La risa general es interrumpida por Ámbar.
— Falto yo... —anuncia y todos escuchamos.
— ¿Qué nos quieres regalar, Frijolita? —Liam habla con ternura.
Ella habla con mucho seriedad, le gusta sentirse grande como nosotros.
— Amor, todo el que entre en sus corazones.
Nos abraza a ambos y todos los demás se suman en un gran abrazo que desearía que no terminara nunca. Aquí, en este lugar que elegimos para formar nuestra loca familia, hoy comienzo un camino con el hombre que amo y rodeada de un amor tan incondicional que sé que nunca tendrá fin.
¿Quién dijo que no existe el felices para siempre? Déjenme decirle que está muy equivocado.
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